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viejo andino un cuento, Resúmenes de Instituciones Sociales Indianas

viejo andino un cuento de las montañas

Tipo: Resúmenes

2024/2025

Subido el 21/04/2025

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EL VIEJO ANDINO QUE VIVE ENTRE MONTAÑAS
Y SUEÑOS.
“CUENTO PARA EL CONCURSO ALBA DE LAS ARTES Y LAS
LETRAS 2022”
PRESENTADO POR:
JOSÉ LUIS GONZÁLEZ CAMACHO
IDENTIFICACIÓN: 87531454 GUAITARILLA NARIÑO
COLOMBIA
CEL: 3137167922 -3137167922
MAIL: jolu192@yahoo.es gojolu@hotmal.com
DIRECCIÓN: CALLE SAN FRANCISCO
MUNICIPIO DE GUAITARILLA
DEPARTAMENTO DE NARIÑO
PAÍS COLOMBIA
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EL VIEJO ANDINO QUE VIVE ENTRE MONTAÑAS

Y SUEÑOS.

“CUENTO PARA EL CONCURSO ALBA DE LAS ARTES Y LAS

LETRAS – 2022”

PRESENTADO POR:

JOSÉ LUIS GONZÁLEZ CAMACHO

IDENTIFICACIÓN: 87531454 GUAITARILLA – NARIÑO –

COLOMBIA

CEL: 3137167922 - 3137167922

MAIL: jolu192@yahoo.es – gojolu@hotmal.com

DIRECCIÓN: CALLE SAN FRANCISCO

MUNICIPIO DE GUAITARILLA

DEPARTAMENTO DE NARIÑO

PAÍS COLOMBIA

EL VIEJO ANDINO QUE VIVE ENTRE MONTAÑAS

Y SUEÑOS.

En una mañana de domingo, en un lugar de los andes americanos, un viejo se sienta en una piedra en lo mas alto de la montaña, en sus manos unas hojas de coca, que se las lleva a la boca, masca un poco y piensa lo hermoso que es lo que los Incas nos alcanzaron a dejar, ahora que toca cuidar, desde la distancia una pequeña niña lo mira desde su casa con techo de paja y sostenida entre chaclas y barro, preguntado se entre sí, que feo la soledad, este viejo cada mañana se sienta en la misma piedra y mira al horizonte, que pensara, a de tener hambre, le voy a llevar algo, después de decir esto la pequeña niña, entro a la cocina donde su madre preparaba las tortillas, en una callana, negra de tantas veces que estuvo en el fogón de leña, tomo una calientica, un poco de café en un pozuelo, deslozado por tanto caerse, pero con mucho amor, llego donde el viejo, le paso una sonrisa que se asomaba entre gruesa barba y el frondoso bigote, fue el mejor regalo para aquella niña. El viejo le dice con voz ronca, llena de experticia, No tengo dinero en la bolsa, ni cosas que regalarte, pero tengo historias que quiero a alguien contar, ¿me daría la alegría de escuchar mis experiencias en viejas historias?; la pequeña movió su cabeza diciendo que sí. Mira a los lejos ese pueblo, que se mira por allá, cuando era joven me tocaba caminar, casi dos horas para llegar a la escuela, donde encontré los mejores amigos y compañero, pero recuerdo que uno de ellos no era tan bueno, a pesar que el profesor se esmeraba por ayudarlo, era muy mal educado, a cambio del profesor que era todo amabilidad, el mejor maestro que puedo haber conocido, mi pequeña niña como te llamas, la niña contesta “urqu wayta” que traduce flor de la montaña, que lindo nombre mi niña. El viejo callo un momento y empezó su relato

con asombro el viejo maestro pronuncia el nombre ¡Telonio!, el joven muchacho responde asustado, ¿qué diablos parcero, porque sabes mi nombre?, fui tu maestro, contesto el viejo, se miraron por un rato, el joven con ojos de tratando de recordar ese viejo rostro y el maestro mira ese hombre que por su desaseo, está casi irreconocible. Por una hora, estuvieron conversando entre los dos individuos, recordado lo indisciplinado que era cuando estaba como estudiante, recordaba el maestro los malos hábitos que el muchacho tenia, desde llegar tarde a clase cada día, el celular que no podía dejar ni un momento, el desagrado que tenía al mirar que era el único que no le gustaba peinarse, arreglarse y menos bañarse, después de un rato, comenzó en el discípulo a contar la triste historia de como cayo en una profunda decepción de la vida, por tantas cosas que el maestro le dijo que iba a conquistar y no puedo hacer, la vida me trato tan mal, mi madre nunca me comprendido, solo regaño por todo, usted también maestro, castigo por todo, si llegaba tarde castigo, si me miraba fumando, castigo, se acuerda ese día que llegue de guayabo, me castigo por llegar medio tomado a clase, me sentí tan solo. El maestro solo una lagrima de sus acabados ojos, con voz temblorosa pero firme, lo aconseja, nunca es tarde para empezar de nuevo, si tú quieres puedes llegar muy lejos, déjame que te puedo ayudar y seguir con lo que mas me gusta, ser un maestro de tiempo completo. El joven asustado, se sienta en el piso y respira hondo, mi viejo, no jodas con mi vida, no me hagas dar falsas esperanzas; que yo quiero salir de esta asquerosa vida que tengo, el viejo maestro, agarro su bordón, se paró apoyándose del tronco del arabisco, las palomas salen, volando y se acerca donde esta el joven, coloca su mano en la cabeza pintada de rojo y verde, donde la mugre se confunde con sus dedos, mira a la iglesia del pueblo que esta al otro costado de donde estaban los

dos, mira la iglesia, le dicen, el joven dice perdón yo no creo en nada, el viejo lo a conseja, si quieres cambiar lo primero que tienes que tener es fe en Dios y veras que todo va a mejorar; en este momento ante la iglesia te lo prometo que te voy ayudar a salir adelante y cumplir tus sueños. Los dos individuos acordaron que las buenas costumbres, son las cosas que hacen a un hombre llegar lejos, vamos a mi casa, te regalare unos vestidos, de echas un baño y empezamos a aprender las cosas que te hacen falta, en mi tiempo se le decía Urbanidad de Carreño; pero diremos comportarse bien abre nuevas y buenas puertas. Desde ese día los dos andan juntos como grandes amigos, cuando miran alguien no importa quien es lo saludan, el joven peinadito, bañadito, afeitado y con una vestimenta acorde, era signo de admiración, empezó aprender a valorar cada cosa, saludar al entrar a un lugar, agradecer cuando sale, llegar temprano, empezó a dejar todo vicio, ya era su eslogan, no dejes para mañana lo que puede hacer hoy, respetaba la palabra del otro, ya no metía, poco a poco se fue superando y el maestro estaba tan contento que le gasto la universidad. La dicha y la tristeza llego cuando el discípulo Telonio, se graduó de médico, llego al pueblo en un carro nuevo que se había comprado, porque dejar atrás y romper con los malos hábitos, gano la matricula de honor y por se el mejor estudiante fue premiado con un cargo en el hospital mas importante de ese país, llego directamente al parque al viejo arabisco, donde el maestro se sentaba cada tarde pero ya no estaba, solo un pedazo de madera colgaba de su ramas, aquí es donde se sentaba el mejor maestro en esta vida y ahora nos enseña desde el cielo.

lo guardaba para crear sus propios cuadernos; bajando de la montaña cantaba alegre un canción que él se inventaba; que lindo el sol que me acompaña en el caminar a mi linda escuela, que lindo el verde del pasto, que alegra mi mirada, que alegría estar vivo, y mirar tanta belleza junta, los pájaros vuelan con libertad, entre árboles y árboles, las ardillas y otros animales corretean entre el monte, buscando su alimento, pero poco a poco este ambiente de tanta tranquilidad, se empieza a oscurecer, el cielo azul se convierte en un gris de esmog y contaminación, los verdes se cambian a un duro asfalto, los arboles casi desaparecen, cuando va llegando Tito a la ciudad, todo los hermoso del campo cambia drásticamente. Todo cambia, pero Tilo lo mira diferente, que lindo decía, el colegio esta cerca, donde tengo amigos, para jugar y aprendo del mundo donde quiero viajar, llegando mira como los niños y niñas son dejados por sus padres en carros, motos y en taxi, me da pena de ellos decía, que no caminan y ven la cosas tan lindas que yo miro, todos entraban al ver a Tilo, todos murmuraban que niño, como va a venir con un uniforme viejo y acabado, vean esos zapatos sin embolar y descoloridos, el colegio no debería permitir, que vengan este tipo de niños al colegio, dañan el ambiente, pero Tilo no les hacia ni caso, se sentaba al filo, de primero porque quería el primero en aprender más, cada profesor y profesora, admiraba su entusiasmo, por eso le regalaban lápices y colores. Al recreo los niños jugaban con su balón que el niño más rico llevaba, pero a Tilo, no le querían a juntar, esto no le deprimía, antes todo lo contrario, iba al bote de la basura, tomas todos los papeles que encontraba, con una vieja pita amarraba de tal forma que, hacia una gran pelota, jugaba a patear una y otra vez, era una vez, que, a los otros niños, se le reventó el balón, Tilo le dice, ¿quieren jugar con mi balón?, este nunca se pincha, y todo jugaron ese día y fue el más feliz para todo.

Mientras el abuelo, tomaba su viejo machete para ir a buscar al monte algo de leña para vender y para su hogar, cuando pasaba por el bosque, hablaba con los arboles les decía, gracias árboles, por darme la sombra, la leña, los frutos y la linda lluvia que me acompaña cada día, le dos gracias a los pajaritos con que su melodía alegran mi caminar y me acompañan en me trajinar, después de cortar la leña se la cargaba a al espalda, para llevarla a su casa, cuando llegaba, tomaba un poco de yerba y les daba a la vaca que de daba la leche, un poco de yerba a los cuyes que lo alimentaban y algo de grano a sus gallinas que le daban huevos para alimentar a su pequeño nieto. Ya en la tarde abuelo y nieto se sientan en el banco echo de un tronco y unos palos entre cruzados como patas, mirando como se oculta el sol en la distancia, en sus manos una sopa caliente de fideos hechos en casa, en una taza deslosada y humeante, los dos hablan de las cosas que les paso en el día, el bello cuadro es de exposición, ver como se sonríe con lo poco que tienen. Tilo hace una gran pregunta a su cansado abuelo, ¿abuelo quiénes son más felices, mis compañeros ricos que tienen mucho dinero y compran muchas cosas o nosotros que no tenemos dinero, pero tenemos muchas cosas lindas? Esta pregunta sorprendió al abuelo, pero en su mente siempre a mirado las cosas con optimismo, y con una frase animo al pequeño niño, “la felicidad no se mide por lo que tienen sino por lo que puedes dar”, una sonrisa vale que mil palabras continuo el abuelo, una buena acción vale mas que miles de cosas, un saludo es mejor que millones de insultos, el canto de un pájaro vale que millones de pitos de autos, caminar con los pies descalzos tocando la madre tierra, que los zapatos más nuevos que puedas usar en el duro asfalto, y sobre todo valora cada cosa que se consigue con sudor y lágrimas, que los que tienen por tener nunca van a valorar lo que tienen.

Luego de caminar por horas un viejo en un carro, mira a la familia caminado por la carrera sin rumbo, se detiene y les presta ayuda, con voz de tristeza al saber lo que les paso, les dice, yo tengo una casa que no uso en lo mas alto de la montaña, porque no se van a vivir allá, y están tranquilas; la negra Juana, sonríe y un abrazo a ese hombre le da de gratitud, desde ese día ya son 4 años que viven en la montaña. Un pito interrumpe sus pensamientos, a como son las lechugas mi doña, a 3 por $2000, de unas tres por favor, medio las desempolva con una toalla y se las pasa, toma el billete, se persigna y da gracias a Dios, un billete que lograra comprar alguna cosa para sus hijas, se vuelve a sentar en la piedra, esperando que otro carro pase y le compre algo más, no paso unos minutos cuando un bus para frente a ella, muchas personas bajan a comprarle, de felicidad se llena su negro rostro, su dientes blancos muestra a toda esas personas, le compran casi todo; ese día le fue muy bien, en sus ventas. Tomo el dinero, camino hasta el pueblo, cada paso que daba, en su mente se llenaba de ideas para hacer con toda esa plata que recibió, pero decidido comprar unos pollos, semillas para volver a sembrar y algo de alimento para sus hijas, llegando a la tienda compro las cosas y regresos a su casa, cuando miraba el techo a lo lejos las tres niñas una de 6 años, la otra de 8 y la más grande de 10, la salen a recibir, la señora Juana le cuenta lo bien que le fue con la venta y lo que chilla en la cajita son unos pollos que nos van ayudar para mejorar y de alimento. Todo empezó a ir bien, las niñas iban a colegio mientras su madre bajaba al puesto a vender cada día, no había mucho, pero cariño y amor sobraba en aquella casa, todo era felicidad, pero un día todo empezó a cambiar, al llegar las niñas a la casa de los 12 pollos solo había 5, a doña Juana ya era días que no vendía nada, a las niñas no le iba bien en el colegio. Pero tenia fe que todo va a mejorar.

Un fin de semana cuando con sus manos estaban acomodando la tierra de las hortalizas, escucharon un grito lejos muy lejos, hermanas las extraño mucho, las tres niñas se miraron y vieron a la madre, quien seguía trabajando como si nada, la más pequeña grita, mamá nuestra hermana nos grita, la madre extrañada las mira a todas, ¿cuál?, la pequeña mira a la montaña la que se fue mamá, hay no diga eso recrimino, ella ya a de estar muerta, no está con nosotras, las demás niñas callas porque también las escucharon, pero no dijeron nada por miedo a que las regañen, siguieron trabajando, con ganas, de que esta vez las plantas sea las más hermosas y se puedan vender bien rápido, porque toca reponerse de lo malo. En esta dura situación pasaron varios años, las niñas crecían y estaban convirtiéndose en todas unas señoritas, no importaba lo mal que estaban pasando, siempre trataban dispuestas a levantarse de las cosas malas que les pasaba, la madre tanto esfuerzo se esta enfermando de su espalda, y de sus piernas ya no le querían dar, ahora se turnaban las niñas al puesto a vender lo que sembraban, ya casi no iba la madre por sus enfermedades. Una mañana con el sol en todo lo alto, daba la certeza que iba ser un gran día, las niñas se levantaron temprano hicieron el desayuno, con los huevos que las 5 gallinas daban, le pasaron a la cama a la madre que ya no podía caminar, y se fueron al colegio porque este año toca con todo dijo la mayor, este año me voy a graduar y quiero estudiar en el Universidad, medicina para ayudar a mi madre, sanarla y que sea la mujer tan pujante y llena de ánimos que siempre fue. La madre al escucho en su cama, lagrimas inundaron sus ojos cafés claro, un orgullo lleno el corazón de aquella mujer negra. Las niñas se fueron al colegio y doña Juana, con esos ánimos que le dieron sus hijas, tomo un viejo palo que estaba al lado de la cama, se paro con esfuerzo y pasito a pasito, llego al puesto a vender su hortalizas, porque si mi hija puede yo también, decía, se sentó en la piedra a esperar su primer cliente, miro al cielo y pidió a la