









Prepara tus exámenes y mejora tus resultados gracias a la gran cantidad de recursos disponibles en Docsity
Gana puntos ayudando a otros estudiantes o consíguelos activando un Plan Premium
Prepara tus exámenes
Prepara tus exámenes y mejora tus resultados gracias a la gran cantidad de recursos disponibles en Docsity
Prepara tus exámenes con los documentos que comparten otros estudiantes como tú en Docsity
Los mejores documentos en venta realizados por estudiantes que han terminado sus estudios
Estudia con lecciones y exámenes resueltos basados en los programas académicos de las mejores universidades
Responde a preguntas de exámenes reales y pon a prueba tu preparación
Consigue puntos base para descargar
Gana puntos ayudando a otros estudiantes o consíguelos activando un Plan Premium
Comunidad
Pide ayuda a la comunidad y resuelve tus dudas de estudio
Descubre las mejores universidades de tu país según los usuarios de Docsity
Ebooks gratuitos
Descarga nuestras guías gratuitas sobre técnicas de estudio, métodos para controlar la ansiedad y consejos para la tesis preparadas por los tutores de Docsity
Comparto para aprender, aprendo compartiendo.
Tipo: Apuntes
1 / 17
Esta página no es visible en la vista previa
¡No te pierdas las partes importantes!
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos R. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos R. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos R. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo
Textos:Luis Arribas, CMF Diseño y maquetación: Miguel Ángel Gil, CMF Imágenes: Iglesia San Gabriel, Los Ángeles
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos R. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo
II ESTACIÓN Jesús carga con la cruzJesús carga con la cruz
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos R. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo
Introducción
«Cargar la cruz es asumir la responsabilidad por el hermano» El madero que Jesús carga es pesado, no solo por su material, sino porque lleva el peso del pecado de la humanidad. Hoy, esa cruz la cargan millones de personas: los migrantes obligados a abandonar su hogar, las víctimas de la trata de personas, los desempleados, los enfermos y los que sufren soledad y abandono. Cargar la cruz con Cristo significa hacernos responsables de las cargas de nuestros hermanos, como enseña la Doctrina Social de la Iglesia : la solidaridad no es un sentimiento superficial, sino la determinación firme y perseverante de trabajar por el bien común. El Jubileo de la Esperanza nos llama a no quedarnos indiferentes y preguntarnos por las cruces que vemos cargar a nuestro lado y buscar cómo aliviarlas involucrándonos. Cargar la cruz con Jesús es comprometerse activamente por un mundo más justo y fraterno.
Texto Bíblico
«Entonces tomaron a Jesús, y él, cargando con su cruz, salió hacia el lugar llamado «La Calavera», que en hebreo se dice Gólgota» (Juan 19,17).
Reflexión del Papa Francisco
«Jesús no rehúye la cruz; la acepta con amor. Él no mira la cruz con resignación, sino con la certeza de que ese camino es el de la salvación. ¿Y nosotros? Muchas veces huimos de nuestras responsabilidades, queremos que sean otros quienes carguen con el peso de la injusticia. Pero Jesús nos enseña el camino de la solidaridad: hacerse cargo del dolor ajeno. En cada cruz que vemos —la del migrante que camina con sus hijos, la de la madre que llora a su hijo perdido en la violencia, la del trabajador explotado— está Cristo. No podemos ser cristianos de fachada; ser cristiano es cargar con la cruz, con las cruces de los demás. La vida no es cómoda, la fe no es un refugio cómodo. Es camino, es cargar, es amar hasta el extremo.» Oración Señor, tú que llevaste la cruz del mundo, enséñanos a no huir del dolor ajeno. Haznos fuertes para sostener al cansado, valientes para defender al oprimido, y humildes para reconocer nuestras propias cruces. Que no pasemos de largo, que no miremos hacia otro lado, que tu amor nos empuje a actuar. Amén. (José María Rodríguez Olaizola, sj)
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos R. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo
III ESTACIÓN Jesús cae por primera vezJesús cae por primera vez
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos R. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo
Introducción
«La caída nos recuerda la fragilidad humana que pide misericordia» El camino es largo y la cruz pesada. Jesús cae al suelo. La primera caída de Jesús nos habla de la fragilidad de la naturaleza humana y del peso abrumador que puede tener el sufrimiento. En nuestro mundo actual, ¿cuántas veces la humanidad ha caído bajo el peso de la injusticia, la corrupción, la guerra y la indiferencia? Jóvenes sin oportunidades, pueblos enteros desplazados, víctimas de la violencia y la desigualdad son reflejo de estas caídas sociales. Ante esta realidad, la Iglesia debe ser un hospital de campaña que se inclina a curar heridas, no a juzgar. Frente a tantas realidades de dolor, ¿quién se detiene ante estas caídas? ¿quién extiende la mano? La caída de Jesús es un grito contra la indiferencia. Jesús se levanta, mostrando que la esperanza no se apaga en la caída. Sigamos su ejemplo, acompañando a quienes más lo necesitan.
Texto Bíblico
«Él soportó nuestros sufrimientos y cargó con nuestros dolores; nosotros lo tuvimos por castigado, herido por Dios y humillado. Pero él fue herido por nuestras rebeliones, aplastado por nuestras iniquidades» (Isaías 53,4-5).
Reflexión del Papa Francisco
«Caer es parte del camino. Jesús cae porque es humano, porque la cruz pesa, porque el sufrimiento cansa. ¡Cuántos hermanos caen hoy! Pero lo peor no es caer, sino que no haya quien te levante. El drama de nuestro mundo no son solo las caídas, sino la soledad de quien cae y nadie ayuda. Tenemos la tentación de mirar desde lejos, de juzgar las caídas ajenas. Pero Jesús, cayendo, se une a los que fracasan, a los que pierden el trabajo, a los que no tienen fuerzas. Y nos enseña que la verdadera grandeza está en levantarse y seguir. ¿Qué hacemos nosotros? ¿Levantamos o aplastamos? ¿Acompañamos o juzgamos?»
Oración Señor de las caídas y de los caminos, tú que te hiciste polvo con nosotros, haznos compañeros de los que tropiezan, manos tendidas a los que caen, presencia que anima y no juzga. Que no nos dé miedo ensuciarnos en el camino, porque allí estás tú, levantando a los que yacen en la cuneta. Amén. (Pedro Casaldáliga)
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos R. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo
V ESTACIÓN. Simón de CireneSimón de Cirene ayuda a Jesús a llevar la cruzayuda a Jesús a llevar la cruz
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos R. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo
Introducción
«Cuando ayudamos, aliviamos el dolor de Cristo en los hermanos» Simón no esperaba encontrarse con Jesús ese día, mucho menos ser llamado a cargar su cruz. Al principio, tal vez lo hizo a la fuerza, pero ese acto lo transformó. ¿Cuántas veces somos llamados a ayudar en momentos inesperados? ¿Respondemos o buscamos excusas? En nuestra sociedad, muchos necesitan cireneos: personas que acompañen y compartan el peso de la vida, a los ancianos, a los enfermos, a los migrantes, a los que enfrentan la soledad. Esta estación nos invita a ser manos que alivian, no que cargan más peso. La solidaridad no es opcional para los cristianos. ¿Quién necesita hoy que me detenga y lo ayude a llevar su cruz? A veces, un pequeño gesto puede cambiar una vida entera. Este momento de solidaridad nos recuerda que no estamos llamados a caminar solos en este mundo, sino a ayudarnos mutuamente a llevar nuestras cargas. El mensaje es claro: el sufrimiento de otros no puede dejarnos indiferentes.
Texto Bíblico
«Al salir, encontraron a un hombre de Cirene, llamado Simón, al que obligaron a que llevase la cruz de Jesús» (Marcos 15,21).
Reflexión del Papa Francisco
«Simón de Cirene es un hombre común, ajeno a la historia que se está viviendo, pero el sufrimiento de Jesús lo convierte en protagonista de la historia de la salvación. La cruz de Jesús no la lleva solo él; la lleva con Simón. Todos estamos llamados a cargar las cruces de los demás. No basta con ser indiferentes, necesitamos involucrarnos. Los pobres, los migrantes, los marginados, son las cruces que debemos ayudar a llevar. Jesús no dice: “Sufre tú solo”. Él nos pide cargar con los demás, sufrir con los demás. Cada vez que ayudamos a alguien a cargar su cruz, estamos caminando junto a Jesús. ¿Estás dispuesto a compartir el peso de la cruz de otro? Esta es la verdadera fraternidad.»
Oración Señor, te vemos cargando la cruz, y como Simón, queremos ser los que acompañan, los que ayudan, los que no se quedan mirando. Haz que en cada cruz que veamos, te veamos tu rostro, y que en cada hermano que sufre, veamos a ti, para no pasar de largo, sino detenernos a cargar juntos. Amén. (José María Rodríguez Olaizola, sj)
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos R. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo
VI ESTACIÓN La Verónica limpiaLa Verónica limpia el rostro de Jesúsel rostro de Jesús
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos R. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo
Introducción
«Gestos pequeños revelan la grandeza del amor» En medio del bullicio y la violencia, Verónica se abre paso y, con valentía, enjuga el rostro de Jesús. Su gesto parece insignificante, pero refleja un amor inmenso. Hoy, en un mundo que prioriza la eficiencia y la productividad, gestos como el de Verónica, escuchar con atención, acompañar al que sufre, defender al débil, son revolucionarios. El evangelio, nos anima a humanizar las relaciones y a ser constructores de paz con nuestras acciones cotidianas. El Sínodo nos pide acercarnos a las periferias existenciales, donde Cristo sigue padeciendo. ¿Cuántas veces podemos limpiar el rostro del sufrimiento con una palabra amable o un acto de servicio? No subestimemos la fuerza sanadora de los gestos sencillos.
Texto Bíblico
«Unas mujeres, que habían seguido a Jesús desde Galilea, lo miraban a lo lejos... y él, volviéndose hacia ellas, les dijo: ‹Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad más bien por vosotras mismas y por vuestros hijos›» (Lucas 23,27-28).
Reflexión del Papa Francisco
«Verónica es el modelo de la caridad verdadera. Ella no solo mira a Jesús, sino que actúa. En el rostro de Jesús, ella ve el rostro de todos los que sufren. En nuestra sociedad, podemos encontrarnos con el sufrimiento de muchas formas: en los ojos de los migrantes, en los rostros de los enfermos, en las manos arrugadas de los ancianos olvidados. Como cristianos, no podemos mirar de lejos. La caridad no es una acción superficial; es un compromiso que involucra todo el ser. Jesús nos pide que toquemos su rostro a través de los rostros de los demás. En cada gesto de misericordia, Dios está presente. ¿Estamos dispuestos a dejar nuestra comodidad y ser compasivos? La compasión es la forma más profunda de amor.»
Oración Señor, que tu rostro manchado de dolor sea reflejo de todos los que sufren. Haznos, como Verónica, valientes en nuestro amor, inquietos hasta limpiar el rostro del pobre, del enfermo, del abandonado. Que no nos dejemos consumir por nuestra indiferencia, sino que, en cada gesto de amor, te veamos a ti, y te sirvamos en cada hermano y hermana. Amén. (Pedro Casaldáliga)
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos R. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo
VIII ESTACIÓN Jesús consuelaJesús consuela a las mujeres de Jerusaléna las mujeres de Jerusalén
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos R. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo
Introducción
«Incluso en el dolor, hay lugar para consolar» Mientras lleva su cruz, Jesús se detiene para hablar con las mujeres que lloran por Él. Es un gesto asombroso: en medio de su sufrimiento, piensa en el dolor ajeno. Este encuentro nos confronta con una pregunta fundamental: ¿somos capaces de ver más allá de nuestros problemas para consolar a otros? Vivimos en un mundo saturado de malas noticias, de crisis que nos abruman, pero Jesús nos enseña que la compasión no tiene pausa. El Jubileo nos invita a ser voz que alienta, mirada que comprende y palabra que edifica. ¿Cuántas veces nos detenemos a escuchar al que sufre? Los cristianos sentimos la llamada a no ser espectadores del dolor, sino protagonistas de la consolación. No basta con conmovernos; hace falta transformar el llanto en acciones de justicia y amor. En este camino, Jesús nos enseña que incluso en nuestras propias cruces, hay espacio para pensar en los demás.
Texto Bíblico
«Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad más bien por vosotras mismas y por vuestros hijos» (Lucas 23,28).
Reflexión del Papa Francisco
«Jesús, aunque sufre enormemente, no se concentra solo en su dolor. Él sabe que su pasión no es solo un sufrimiento personal, sino un sufrimiento compartido por muchos. En la misma cruz, Él toma sobre sí el sufrimiento de la humanidad. Las mujeres representan a las víctimas de la violencia estructural, y Jesús les pide que miren más allá del sufrimiento inmediato y vean el sufrimiento colectivo. Hoy estamos llamados a ser solidarios con los que sufren, pero también a luchar por un mundo más justo donde no haya más víctimas de la injusticia. La vida de cada persona es preciosa, y Jesús nos invita a cuidarla con amor.»
Oración Señor, enséñanos a llorar con los que sufren, pero también a luchar por su liberación. Que no quedemos indiferentes ante las injusticias que nos rodean, y que, como Jesús, llevarnos el dolor del mundo en busca de una humanidad redimida. Amén. (Pedro Casaldáliga)
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos R. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo
IX ESTACIÓN Jesús cae por tercera vezJesús cae por tercera vez
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos R. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo
Introducción
«Dios camina con nosotros incluso en nuestras caídas repetidas» La tercera caída de Jesús es la más dolorosa. El cansancio es extremo, el peso insoportable. ¿Cuántas veces en nuestra vida sentimos que ya no podemos más? ¿Cuántas sociedades parecen atrapadas en ciclos interminables de injusticia y sufrimiento? La pobreza estructural, las guerras interminables, la exclusión persistente son caídas colectivas que claman por levantarse. La realidad social de nuestro mundo nos desafía a no resignarnos ante el mal que parece invencible. La esperanza no es ingenuidad; es creer que, con Dios, cada caída puede ser preludio de una nueva oportunidad. Jesús, con su tercer tropiezo, nos anima a seguir luchando, a no rendirnos jamás.
Texto Bíblico
«Fue rechazado y desechado por los hombres, hombre de dolores, que sabe lo que es sufrir» (Isaías 53,3).
Reflexión del Papa Francisco
«En esta tercera caída, Jesús nos muestra la resistencia del amor. Aunque parece que todo está perdido, Jesús no se rinde. A veces, las injusticias parecen ganarnos, las caídas parecen definitivas, pero el ejemplo de Jesús es claro: no podemos rendirnos. La vida de los pobres y oprimidos, de aquellos que caen bajo el peso de la injusticia, no está perdida. El Señor nos enseña que no hay derrota definitiva. La caída de Jesús nos invita a levantarnos, a luchar una vez más por la justicia. Cuando caemos, lo importante no es quedarnos en el suelo, sino levantarnos y seguir adelante. La lucha por un mundo más justo es larga, pero no podemos abandonar.»
Oración Señor, caímos tantas veces por nuestros egoísmos y temores, por nuestras luchas internas y la indiferencia ante el sufrimiento ajeno. Danos fuerzas para levantarnos, para seguir luchando por la justicia y no rendirnos ante las dificultades. Que nuestras caídas sean un recordatorio de tu amor que nunca abandona, y de la esperanza que nos empuja a seguir. Amén. (José María Rodríguez Olaizola, sj)
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos R. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo
XI ESTACIÓN Jesús es clavado en la cruzJesús es clavado en la cruz
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos R. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo
Introducción
«Cada clavo de injusticia sigue hiriendo al mundo» El sonido de los clavos atravesando las manos y pies de Jesús resuena en los gritos silenciados de quienes hoy sufren violencia, exclusión y muerte. Los clavos de la indiferencia, el odio, la corrupción y el egoísmo siguen hiriendo a Cristo en los hermanos más vulnerables. ¿Cuántas veces nuestras palabras, decisiones o indiferencias se convierten en clavos que hacen daño? La verdadera justicia no puede tolerar estructuras que crucifican a los pobres. El Sínodo nos llama a ser Iglesia que desclava, que libera, que restaura. Y el Jubileo nos recuerda que la cruz, aunque signo de dolor, es también cuna de esperanza. ¿Mis acciones contribuyen a clavar o a desclavar? ¿Soy cómplice del dolor ajeno o instrumento de liberación?
Texto Bíblico
«Cuando llegaron al lugar llamado «La Calavera», lo crucificaron allí, con los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda» (Lucas 23,33).
Reflexión del Papa Francisco
«La crucifixión de Jesús nos muestra hasta dónde llega el amor de Dios por la humanidad. Jesús no solo sufre por nuestros pecados, sino que nos da un ejemplo de cómo debemos vivir: no con violencia, no con odio, sino con amor y perdón. La cruz es el lugar donde Jesús toma sobre sí todo el mal del mundo. Él se ofrece como sacrificio, pero también nos invita a seguir su ejemplo de entrega y generosidad. En el mundo actual, donde la violencia parece ser la solución a todo, la cruz nos desafía a encontrar en el perdón y la reconciliación la verdadera fuerza. No hay amor más grande que el de Jesús en la cruz. ¿Estamos dispuestos a tomar nuestra cruz y seguirlo?»
Oración Señor, en la cruz encontramos el rostro de Dios, en el sacrificio, tu amor infinito. Que nunca cerremos los ojos ante el sufrimiento, que no miremos el mal con indiferencia, sino con la valentía de amar y perdonar. Que nuestra vida sea un reflejo de tu cruz, de tu generosidad, de tu entrega sin condiciones. Amén. (José María Rodríguez Olaizola, sj)
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos R. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo
XII ESTACIÓN Jesús muere en la cruzJesús muere en la cruz
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos R. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo
Introducción
«En la entrega total, brota la esperanza de vida nueva» Jesús muere entregando su vida por amor. Su último suspiro no es derrota, sino triunfo del amor sobre el odio. Desde la cruz, perdona y entrega a su Madre a la humanidad. Hoy, la muerte de Jesús se hace presente en las víctimas de guerras, migraciones forzadas, violencia de género y crisis humanitarias. La cruz de Cristo abraza cada dolor humano, recordándonos que no hay sufrimiento que Él no haya hecho suyo. Los cristianos estamos llamados a promover una cultura de vida que venza la lógica de la muerte. El Jubileo nos recuerda que la última palabra no la tiene el mal, sino el amor. ¿Qué aspectos de mi vida necesitan morir para que surja algo nuevo? ¿Cuáles son las cruces que otros llevan y que puedo ayudar a aliviar? Ante la cruz, brota la pregunta fundamental: ¿cómo respondo al amor extremo de Dios?
Texto Bíblico
«Jesús, dando un fuerte grito, exhaló el espíritu. Y el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo» (Mateo 27,50-51).
Reflexión del Papa Francisco
«La muerte de Jesús en la cruz no es solo un acto de sufrimiento, sino de total entrega. Él no murió por sí mismo, sino por todos nosotros. En la cruz, Jesús asume el pecado del mundo, la injusticia, el dolor. Y en su muerte, nos da la vida. La cruz no es el final, sino el comienzo de una nueva vida. Hoy, vivimos en un mundo donde la muerte sigue siendo un símbolo de derrota. Pero Jesús nos dice que la muerte no tiene la última palabra. La vida sí la tiene. En Cristo, la muerte ha sido vencida. Nosotros, como cristianos, estamos llamados a ser portadores de esta esperanza de vida. ¿Estamos dispuestos a vivir y morir como Él?» Oración Señor, en tu muerte encontramos la vida, en tu sacrificio, nuestra esperanza. Haz que nuestra vida sea entrega, que nuestra muerte sea testimonio de amor, y que, al igual que tú, nosotros vivamos para los demás. Amén. (Pedro Casaldáliga)
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos R. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo
XIV ESTACIÓN Jesús es puesto en el sepulcroJesús es puesto en el sepulcro
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos R. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo
Introducción
«El silencio del sepulcro no es final, es preludio de vida» Todo parece terminado. El cuerpo de Jesús reposa en el sepulcro. El silencio es denso, la oscuridad parece vencer. Esta es la última estación de la pasión, que marca el momento de la aparente derrota. Sin embargo, la Iglesia nos invita a ver más allá de la muerte. Dios actúa incluso en el silencio, en lo oculto, preparando la resurrección. Esta estación nos anima a no caer en el pesimismo, sino a trabajar activamente por la vida, por la justicia, por la paz. ¿Qué situaciones en mi vida o en mi entorno parecen sin salida? ¿Creo realmente que Dios puede sacar vida de la muerte, luz de la oscuridad? El sepulcro es el último paso antes de la victoria. Esperemos con fe, trabajemos con esperanza.
Texto Bíblico
«José de Arimatea, después de bajar el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una sábana limpia y lo depositó en un sepulcro que estaba cavado en la roca, y a continuación hizo rodar una piedra a la entrada del sepulcro» (Marcos 15,46).
Reflexión del Papa Francisco
«El sepulcro de Jesús es el lugar donde todo parece acabar, pero sabemos que no es así. Es el lugar donde la esperanza parece ser sepultada, pero allí es donde comienza la verdadera vida. Jesús no termina en la muerte, sino que la vence. El sepulcro vacío es el anuncio de que la muerte no tiene la última palabra. En este mundo, muchas veces sentimos que la injusticia y el sufrimiento tienen la última palabra, pero Jesús nos muestra que no es así. La esperanza, la vida, la resurrección, son más fuertes que cualquier sufrimiento. Como Iglesia, debemos ser portadores de esta esperanza, de la certeza de que, aunque pasemos por la oscuridad, la luz de Cristo siempre nos llevará a la vida.» Oración Señor, cuando todo parezca estar perdido, cuando las sombras nos cubran, haz que tu luz, como una llama inextinguible, nos dé la esperanza de que la vida siempre vence. Que, al igual que tú, nosotros sepamos llevar la cruz en la certeza de que la resurrección está cerca. Amén. (Pedro Casaldáliga)
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos R. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo
Conclusión
Al recorrer estas estaciones, hemos contemplado el dolor de Cristo que sigue vivo en tantos rostros heridos del mundo. Pero también hemos descubierto que la cruz no tiene la última palabra: la esperanza, el amor y la vida nueva brotan de ella.
El Sínodo nos ha recordado que el camino se recorre juntos, que nadie vive la vida y la fe, solo.
El Jubileo de la Esperanza nos invita a ser sembradores de esperanza en un mundo que clama por buenas noticias.
Nuestra vocación cristiana nos exige transformar esta oración en compromiso, esta contemplación en acción.
Que este Viacrucis no termine aquí. Salgamos al mundo con corazones renovados, dispuestos a ser cireneos, verónicas, madres que consuelan, comunidades que desclavan. Porque, con Cristo resucitado, ¡la esperanza no defrauda!