Docsity
Docsity

Prepara tus exámenes
Prepara tus exámenes

Prepara tus exámenes y mejora tus resultados gracias a la gran cantidad de recursos disponibles en Docsity


Consigue puntos base para descargar
Consigue puntos base para descargar

Gana puntos ayudando a otros estudiantes o consíguelos activando un Plan Premium


Orientación Universidad
Orientación Universidad

un desarrollo sobre la frontera sur pampeana, sus injerencias comerciales, Resúmenes de Historia Contemporánea

el documento aborda el tema de las relaciones de frontera en el sus pampeano

Tipo: Resúmenes

2013/2014

Subido el 17/06/2023

martin-ferraiolo
martin-ferraiolo 🇦🇷

2 documentos

1 / 18

Toggle sidebar

Esta página no es visible en la vista previa

¡No te pierdas las partes importantes!

bg1
1
La frontera sur pampeana durante la época de Rosas. Entre el
comportamiento de los agentes y la reconstrucción interdisciplinaria (Azul
y Tapalqué, Buenos Aires, Argentina, primera mitad del siglo XIX)
Sol Lanteri (CONICET/Instituto Ravignani-UBA)
Introducción
El estudio de las fronteras americanas, y dentro de ellas la bonaerense, ha sido objeto
de notables avances en los últimos años por parte de distintas ciencias sociales como la
Historia, la Arqueología y la Antropología. En efecto, desde el retorno del sistema
democrático a la Argentina en 1983, que favoreció el regreso de muchos miembros de la
comunidad científica que estaban exiliados y la supresión de la censura temática, se produjo
un despegue de muchas líneas de investigación y proyectos que todavía siguen dando sus
frutos y que han contribuido a matizar e incluso a desechar antiguos y arraigados estereotipos
(que aún continúan lamentablemente anclados en ciertos estudios y en parte del imaginario
colectivo nacional), que aludían sólo a los aspectos bélicos y militares de la frontera y las
relaciones interétnicas; concibiendo a los actores nativos como aislados de estructuras de
sentido, sociales, económicas, culturales, sin otros intereses que robar ganado en las estancias
coloniales -luego criollas- y entrar en conflicto con otros agentes fronterizos, que desde la
tradicional visión dicotómica sarmientina de “civilización y barbarie”, han impregnado la
historiografía, y siendo ésta parte fundamental de la construcción del Estado-Nación hacia
finales del siglo XIX, han pasado al sistema educativo y a la cultura nacional con gran
impacto inclusive hasta nuestros días.
1
Ciertamente, las nuevas investigaciones, si bien con sus propios marcos disciplinares y
objetivos, convergen en la concepción de las sociedades aborígenes, con presencia milenaria
en el territorio, como sujetos históricos efectivos y forjadores activos de las realidades
coetáneas, con patrones de asentamiento y movilidad, uso del espacio y los recursos y
cosmovisiones que fueron variando a lo largo del tiempo en función de sus propias lógicas
internas y el contacto con otros grupos sociales y étnicos, desde la época prehispánica hasta la
conquista europea y el período republicano. Y consideran a la frontera, como un ámbito
dinámico y complejo, signado por la presencia e interacción de múltiples agentes que se
relacionaban diplomáticamente pero también en la vida cotidiana y en los intercambios
comerciales, laborales, etc., que adquirían y desarrollaban préstamos culturales y a la vez
generaban un ámbito nuevo y mestizo de interacción social y dialógica, entre otras cuestiones,
pf3
pf4
pf5
pf8
pf9
pfa
pfd
pfe
pff
pf12

Vista previa parcial del texto

¡Descarga un desarrollo sobre la frontera sur pampeana, sus injerencias comerciales y más Resúmenes en PDF de Historia Contemporánea solo en Docsity!

La frontera sur pampeana durante la época de Rosas. Entre el

comportamiento de los agentes y la reconstrucción interdisciplinaria (Azul

y Tapalqué, Buenos Aires, Argentina, primera mitad del siglo XIX) ∗∗∗∗

Sol Lanteri (CONICET/Instituto Ravignani-UBA)

Introducción

El estudio de las fronteras americanas, y dentro de ellas la bonaerense, ha sido objeto de notables avances en los últimos años por parte de distintas ciencias sociales como la Historia, la Arqueología y la Antropología. En efecto, desde el retorno del sistema democrático a la Argentina en 1983, que favoreció el regreso de muchos miembros de la comunidad científica que estaban exiliados y la supresión de la censura temática, se produjo un despegue de muchas líneas de investigación y proyectos que todavía siguen dando sus frutos y que han contribuido a matizar e incluso a desechar antiguos y arraigados estereotipos (que aún continúan lamentablemente anclados en ciertos estudios y en parte del imaginario colectivo nacional), que aludían sólo a los aspectos bélicos y militares de la frontera y las relaciones interétnicas; concibiendo a los actores nativos como aislados de estructuras de sentido, sociales, económicas, culturales, sin otros intereses que robar ganado en las estancias coloniales -luego criollas- y entrar en conflicto con otros agentes fronterizos, que desde la tradicional visión dicotómica sarmientina de “civilización y barbarie”, han impregnado la historiografía, y siendo ésta parte fundamental de la construcción del Estado-Nación hacia finales del siglo XIX, han pasado al sistema educativo y a la cultura nacional con gran impacto inclusive hasta nuestros días.^1 Ciertamente, las nuevas investigaciones, si bien con sus propios marcos disciplinares y objetivos, convergen en la concepción de las sociedades aborígenes, con presencia milenaria en el territorio, como sujetos históricos efectivos y forjadores activos de las realidades coetáneas, con patrones de asentamiento y movilidad, uso del espacio y los recursos y cosmovisiones que fueron variando a lo largo del tiempo en función de sus propias lógicas internas y el contacto con otros grupos sociales y étnicos, desde la época prehispánica hasta la conquista europea y el período republicano. Y consideran a la frontera, como un ámbito dinámico y complejo, signado por la presencia e interacción de múltiples agentes que se relacionaban diplomáticamente pero también en la vida cotidiana y en los intercambios comerciales, laborales, etc., que adquirían y desarrollaban préstamos culturales y a la vez generaban un ámbito nuevo y mestizo de interacción social y dialógica, entre otras cuestiones,

que se alejan entonces de la noción turneriana tradicional de la frontera como un mero límite físico separador entre ambos mundos.^2 Estos avances efectuados sobre las comunidades indígenas y el espacio fronterizo fueron concomitantes a otra línea de estudios de historia rural que también comenzó a revisar, desde la década de 1980, muchos supuestos historiográficos habidos para la campaña del Río de la Plata desde el período tardo-colonial, que la concebían como una anomalía con respecto de otros lugares de América, como México o Perú, donde hubo una importante presencia histórica del campesinado. De hecho, aspectos como la gran estancia ganadera mono- productora, una elite terrateniente forjada ya desde la época colonial y coaccionando unilateralmente a la mano de obra de sus unidades, los gauchos, hombres solos sin estructuras familiares que los sustentasen dedicados al ocio, al juego y al robo, entre muchos otros, comenzaron a ser criticados y desechados de plano frente a otra realidad en principio social y económica que fue develando el planteamiento de nuevas preguntas, la reducción de la escala de análisis propia de los estudios micro-regionales de ese momento, la inclusión de nuevos tipos de fuentes documentales y un uso intensivo de las mismas. Por cierto, el rescate de un nuevo agente en la campaña rioplatense desde la colonia tardía, el pequeño-mediano productor-propietario agrario o “campesino”, generó nuevas preguntas y complejizó el panorama social, demográfico, económico, cultural y político de este espacio, que presentaba así su propia dinámica como contra-cara de la sociedad indígena con la que interactuó, junto con otros actores, hasta la unificación del Estado a finales del siglo XIX.^3 Efectivamente, en base a estos estudios renovados, en la actualidad sabemos que la formación del sector terrateniente fue un proceso no exento de conflictos que recién culminó en la segunda mitad de la centuria, que éste si bien relacionado fue diferente al de la formación del Estado unificado (luego Nacional) que también cristaliza en ese entonces, que hubo variadas formas de acceso y tenencia de la tierra que excedieron con creces a la gran estancia ganadera, una combinación de diferentes actividades productivas y económicas diversificadas orientadas tanto al autoabastecimiento como a la comercialización en mercados externos pero también locales y regionales, y sobre todo, distintos sujetos históricos (individuales y colectivos) vinculados con estos procesos y no sólo los grandes estancieros, como los pequeños y medianos productores-propietarios rurales y las sociedades indígenas, que tuvieron sus propios intereses, adscripciones étnicas, tradiciones culturales, lógicas, etc. que explicitaron en sus situaciones de contacto, cuyas relaciones no se centraron únicamente en el verticalismo y la coerción o el maloneo, la guerra y el conflicto, y que tuvieron una activa participación en la conformación de la sociedad y el Estado provincial-nacional.^4

estableceremos las características más relevantes que presentó el proceso colonizador y la articulación socio-étnica y política del lugar, para luego detenernos en algunos aspectos heurísticos y metodológicos implicados.

La frontera sur pampeana durante el rosismo: los pagos de Azul y Tapalqué

El fuerte y posterior pueblo de Azul y el cantón militar de Tapalqué fueron establecidos en 1832 y 1831 respectivamente, al calor de la expansión fronteriza comenzada en la década de 1820, cuando el Estado provincial de Buenos Aires inicie un proceso de formación de asentamientos civiles y militares al sur del río Salado -cuenca hidrográfica que sirvió de límite natural con las poblaciones indígenas durante la colonia pese a que no impidió el establecimiento de relaciones interétnicas asiduas- con el fin de acaparar tierras e incorporarlas al nuevo proceso productivo, fundamentalmente ganadero y orientado al mercado externo en marcha, y aumentar el control territorial en el lugar. Esta política formal fue concomitante al establecimiento espontáneo de población de parte de migrantes provenientes de diferentes lugares de la campaña, del interior y extranjeros, que fueron estableciéndose en la región desde el período tardo-colonial, pese a que hubo pocos intentos exitosos de traspasar efectivamente el Salado hasta ese entonces, por constituir territorio indígena desde los albores del poblamiento humano.^8 De hecho, si bien proyectado por algunos funcionarios y viajeros con anterioridad, el avance criollo se lleva a cabo en esta coyuntura, con la fundación Azul y Tapalqué, que junto con Blanca Grande, Bahía Blanca, el fuerte Independencia (Tandil) y Carmen de Patagones, pasaron a formar la línea de frontera fortificada más meridional al suroeste del Salado. Aunque la zona de Azul ya presentaba ocupación “blanca” previa en el contexto del usufructo de tierras enfitéuticas durante el decenio de 1820, su proceso colonizador se caracteriza por su particularidad con respecto de otros lugares de la campaña bonaerense en el marco de la activa participación que tuvo el gobierno rosista en la adjudicación de terrenos fiscales a manos de particulares en base a donaciones de “suertes de estancia” de propiedad condicionada y la estrecha relación con su política indígena conocida como “negocio pacífico de indios”.^9 En efecto, concretando un plan de poblamiento de la frontera en base al establecimiento de población civil y militar y una política de conciliación con los grupos indígenas ya esbozados previamente por Pedro Andrés García y otros, Rosas amparará este reparto de pequeñas-medianas porciones de tierras (de 2.025 hectáreas cada una)^10 paralelamente a la fundación del pueblo en el área antiguamente ocupada por las tolderías de

Venancio Coñuepan y la reubicación de las tribus de “indios amigos” más fieles, como las de los caciques Juan Catriel, Juan Manuel Cachul y otros aliados, en la zona de Tapalqué. Por lo que estos grupos, ya en relación con el gobierno provincial por más de una década, de estar establecidos en el establecimiento “Los Cerrillos” de Rosas en Monte, serán reinstalados en el sur, dentro del territorio provincial, según estipulaba el “negocio pacífico”, con gran permanencia regional secular, mientras la tribu de Venancio migrará hacia Bahía Blanca.^11 La presencia in situ de estos grupos nativos vinculados con el gobierno y numéricamente mucho más significativos que la población “blanca” inclusive hasta mediados del siglo, generará un foco importante de relaciones interétnicas y sociales especialmente de corte político y económico basadas en el trabajo rural, el comercio y las múltiples vinculaciones que la convivencia fronteriza generaba en un circuito signado por la movilidad de personas y recursos junto a otras zonas de la campaña como el fuerte Independencia. Asimismo, estudios recientes destacan que las tribus “amigas”, junto con el ejército y las milicias existentes en Azul-Tapalqué serán pilares en la defensa del orden rosista y los intereses de la sociedad criolla en coyunturas especialmente conflictivas, como los malones de 1836-37 y el levantamiento de los “Libres del Sud” de 1839, contribuyendo a la manutención del poder gubernamental.^12 Por otro lado, el estudio de la composición socio-demográfica y la tenencia de la tierra de Azul son coincidentes, otorgan información relevante y presentan su singularidad con respecto de otros procesos colonizadores de la frontera sur y de la campaña en general, como es el predominio de la pequeña-mediana tenencia rural frente a las grandes extensiones en un espacio que fue considerado tradicionalmente por la historiografía como el escenario paradigmático del gran latifundio pampeano. Por citar sólo algunos datos ilustrativos, el padrón de 1836 registra una media de 7,9 personas por unidad censal y el de 1838 de 7,88; estando más de la mitad de la población en estos dos años agrupada en torno a unidades integradas dentro del segmento 1-10 personas, aunque con casos de importante acaparamiento poblacional en otras de gran tamaño, como las del propio gobernador de Buenos Aires o sus primos los Anchorena.^13 Mientras la información sobre las modalidades de cesiones de tierras fiscales y la estructura de la tenencia del recurso, a grandes rasgos, indica que las donaciones de “suertes de estancia” efectuadas por el rosismo constituyeron la significativa cifra del 68% del volumen total de terrenos públicos enajenado por el Estado provincial a particulares en la zona durante el lapso 1820-1860, mucho mayor en verdad que la cantidad de campos otorgados mediante otras modalidades, como las ventas de antiguas y enormes superficies

estuvieron a cargo de figuras estrechamente vinculadas con el gobernador, como Pedro Burgos, militar que encabezó la “fundación oficial” del fuerte de Azul en 1832 y que murió en la defensa del régimen en la batalla de Caseros en 1852; Prudencio Rosas, su hermano mayor y más fiel, comandante del sexto regimiento de milicias de la campaña y ciertamente el propietario más grande de la región (y uno de los más grandes de la campaña), con 20 leguas cuadradas en sus manos; Pedro Rosas y Belgrano, hijo natural del general Manuel Belgrano criado por la familia del gobernador, quien fue juez de paz durante gran parte del período rosista, especialmente a partir de los cambios producidos luego de la crítica coyuntura de 1838-40; Ventura Miñana, que asistió al acceso al poder de Rosas en el levantamiento de 1829 y Bernardo Echeverría, comandante de las fuerzas militares acantonadas en Tapalqué, entre otros, quienes más allá de haber sido beneficiados con tierras en la zona debido a su contribución a la causa, constituyeron personajes clave debido a su particular posición de nexos entre el gobierno y la sociedad local (criolla e indígena) mediante el desarrollo de sus actividades políticas, militares y económicas.^18 Ciertamente, muchos de ellos favorecerán la articulación y legitimación del régimen movilizando recursos humanos en los actos eleccionarios y participando de los mismos como votantes y/o miembros de las mesas escrutadoras, donde se observa una importante intervención del vecindario en los comicios, incluso aportando la mayoría de electores frente a los otros pagos de la misma sección electoral de la campaña, y una activa participación de los donatarios de tierras en los mismos, seguramente en reciprocidad por los recursos oficiales otorgados.^19

La reconstrucción histórica e interdisciplinaria

El enfoque teórico-metodológico de nuestra investigación es el tratamiento del tema de la construcción del orden rosista en la frontera sur de Buenos Aires a través de una mirada micro-histórica y regional centrada en el análisis de dos partidos de este espacio, Azul y Tapalqué, aunque imbricada en el marco general. Además de las diferentes características pertinentes que ambos pagos presentan per se para efectuar esta tarea como mencionamos en el acápite anterior, esta reducción de escala constituye una entrada plausible para indagar en el cómo y el por qué de los procesos socio-históricos, que permite adentrarse en un conocimiento directo y detallado de las múltiples y diversas variables del universo abordado mediante un tratamiento intensivo de una variada gama de material documental con diferente rango de información.^20

Asimismo, esto se acompaña de una concepción del fenómeno político de forma holista y dialéctica, es decir, anclado y estrechamente vinculado con los aspectos social, económico y cultural, considerados en su propia lógica particular y también en su mutuo condicionamiento, para evitar caer en explicaciones unidireccionales y automáticas que simplifiquen la comprensión de las problemáticas planteadas.^21 Esta lectura micro, regionalizada e integral del tema facilita su aprehensión en clave histórica y socio- antropológica, es decir, contemplando no sólo los resultados de los procesos sino también la dinámica, racionalidad y complejidad inherentes al accionar social coetáneo y además permite enriquecer el conocimiento del contexto general mediante un análisis comparado centrado en la especificidad que presenta el estudio de caso abordado. En base a estas consideraciones, a continuación nos detendremos de forma general (por una cuestión de espacio) en el material heurístico y la metodología implementada, así como expondremos algunos tópicos inherentes a la reconstrucción de los pequeños tenedores rurales y las sociedades indígenas.

a) Las fuentes utilizadas y su tratamiento

Uno de los mayores obstáculos que presenta el estudio del universo fronterizo es la dispersión y falta de continuidad de los registros documentales, a la vez que su diferente rango de información, que implican un esfuerzo considerable en su sistematización y la necesidad recurrir a diversos archivos, bibliotecas y utilizar una variada gama de material heurístico de distintos orígenes y características (inéditos y éditos, oficiales y privados, seriales y nominales, cartográficos, etc.) a saber, entre otros:

-Duplicados de diligencias de mensuras, informes de funcionarios y agrimensores, libros de suertes del arroyo Azul, registro de arrendamientos y enfiteusis ventas, registros gráficos, planos y material cartográfico del Archivo Histórico de la Dirección de Geodesia y Catastro de la Provincia de Buenos Aires (DGYC), La Plata. -Sala de representantes, juzgado de paz, expedientes de la escribanía mayor de gobierno y listas de elecciones del Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires (AHPBA), La Plata. -Padrones y censos de población, juzgado de paz, sucesiones, tribunal civil, secretaría de Rosas, listas de revista y rendiciones de cuentas de los regimientos militares, listas de elecciones y material cartográfico del Archivo General de la Nación (AGN), Buenos Aires.

Finalmente, la bibliografía general sirve de contexto y permite establecer comparaciones sobre los distintos tópicos y procesos específicos estudiados en nuestra investigación con los sucedidos en otras latitudes de forma coetánea, a la vez que otorga herramientas teóricas y metodológicas provenientes de distintas ciencias sociales; mientras los atlas y diccionarios constituyen material de consulta adicional.^22

b) Los pequeños tenedores rurales y las sociedades indígenas: entre la parquedad de la documentación y su inteligibilidad histórica

Estas observaciones y resguardos metodológicos de carácter general pueden apreciarse de forma más concreta en ciertas dificultades encontradas para la reconstrucción de estos dos agentes fronterizos que, como ya destacamos, tuvieron una activa participación en el forjamiento de los procesos contemporáneos a nivel regional. Por cierto, la falta de visibilidad directa y el sub-registro de los pequeños tenedores rurales en algunas fuentes oficiales como los registros gráficos de la provincia de Buenos Aires constituyen una de ellas. Esta documentación catastral fue realizada por el departamento topográfico (creado en el año 1824 en base a la comisión topográfica de 1821) dentro del proceso de construcción y expansión estatal provincial y constituye un claro indicio de la importancia territorial (urbana y rural) y su monopolización oficial, bastante temprana en comparación con lo ocurrido en otros espacios americanos como Brasil.^23 Los registros gráficos de Buenos Aires en el siglo XIX comenzaron a realizarse a partir del año 1830 hasta 1890, y fueron seis en total (efectuados en 1830, 1833, 1853, 1855, 1864 y en la década de 1890 respectivamente, éste último confeccionado por partidos y no a nivel general). Las “suertes de estancia” del Azul no se encuentran delineadas en los de 1830 y 1833, seguramente debido a la inmediatez de su asignación en ese entonces. En los de 1853 y 1855 aparecen delimitadas sólo algunas junto a las grandes propiedades, pero hay un sub- registro importante, o más aún, un encuadre espacial significativo en blanco bajo el rótulo de “terrenos destinados a las suertes del Azul” en el primero, cuando sabemos, a través de otra documentación complementaria, que para ese momento éstas ya habían sido entregas y efectivamente ocupadas por particulares. Y de todos ellos, recién el de 1864 registra la existencia y ubicación precisa de 249 suertes y su predominio territorial frente a las enormes extensiones de la región. Por su parte, los duplicados de diligencias de mensura -que para Azul constituyen 437 expedientes (436 en verdad porque uno está perdido) durante el lapso 1829-1942- también

fueron realizados por la misma entidad oficial para cada partido (siendo la base para la confección de los registros gráficos provinciales) a partir de los agrimensores designados. Estas fuentes realizan un raconto histórico de los traspasos y tenedores de cada predio, a la vez que adjuntan un informe técnico del funcionario comisionado sobre la mensura del terreno con su plano respectivo. En el caso particular de Azul para el primer tramo de la centuria, en lo referido a las “suertes de estancia”, los expedientes sólo reconocen a las únicas tres que pasaron a la propiedad legal plena mediante la escrituración, y comienzan a dar un registro más sistemático de las mismas recién a partir de la década de 1860 (aunque con información retrospectiva), luego de la ley de arrendamientos rurales de 1857, que permitía el acceso a la propiedad legal de estos terrenos en el contexto de la revisión de los derechos de los tenedores precarios de tierras públicas que había dejado irresuelta la legislación anterior.^24 De hecho, si para la reconstrucción del acceso y la tenencia de la tierra a nivel local sólo hubiésemos trabajado a partir de esta clase de documentación catastral oficial, recién hubiéramos registrado de forma directa la presencia de este significativo sector social luego de la caída del rosismo, cuando en verdad, sabemos por otro tipo de material complementario, como el informe y el plano del sargento Cornell de 1859, los libros de suertes del arroyo Azul, padrones y censos de población y económicos, entre otros, muchas cuestiones que fueron concomitantes, como la cantidad de terrenos cedidos, la dinámica de su poblamiento, el perfil de sus tenedores, etc., que son coincidentes en la información que presentan entre sí, junto con los informes de los agrimensores sobre las suertes comenzados a partir de 1863 y los datos del registro gráfico de 1864. Ciertas limitaciones y resguardos en el uso de fuentes cartográficas, de apropiación y traspaso de la tierra, ya habían sido advertidas por algunos investigadores en base a sus propias experiencias de investigación para otros lugares de la campaña bonaerense, especialmente el norte o la frontera allende el río Salado, donde, entre otras cuestiones, se destacó la importancia de los datos otorgados por las mensuras de los agrimensores para la visibilidad de los pequeños tenedores y la dinámica social además del informe histórico de las propiedades para San Nicolás; y se observó que el registro gráfico de 1830 subestimaba al espacio provincial ocupado en un porcentaje elevado así como que la presencia de los pequeños propietarios en la primer parte del siglo era mayor a la estipulada por los registros posteriores para los partidos de Chascomús, Ranchos y Monte.^25 Para el área que nos concierne, además del sub-registro de los pequeños tenedores en parte de la documentación oficial, también se encuentran dificultades en lo referente a la reconstrucción de la territorialidad de las sociedades indígenas , fundamentalmente de las tribus “amigas”, que recordemos, estaban obligadas a establecerse dentro del territorio

Intrínsecamente vinculado con la dificultad de la reconstrucción indígena a través de ciertos documentos escritos se encuentra el aporte realizado por los estudios arqueológicos de las regiones de pampa-patagonia fundamentalmente desde los últimos veinte años, que han permitido visualizar a estos agentes desde su registro material y con una temporalidad mucho más abarcadora que el análisis histórico, otorgando luz sobre diferentes aspectos. En especial, los patrones de asentamiento y movilidad, el uso de los recursos naturales, los circuitos productivos y de intercambio comercial, las formas tecnológicas y el mundo simbólico y ritual de los grupos nativos, que confirman los resultados de la Historia y/o agregan nueva información, en el marco de la utilización de los recursos heurísticos y metodológicos propios de esta disciplina. En este sentido, diversas investigaciones llevadas a cabo para la llanura inter-serrana bonaerense, los valles neuquinos y los sistemas serranos de Tandilia y Ventania han comprobado el uso de tecnología pecuaria para el siglo XIX o inclusive antes, planteando la utilización de estructuras de pircas encontradas en los yacimientos por parte de las comunidades contemporáneas a modo de corrales de ganado vinculados con estos circuitos de control e intercambio pastoriles inter-tribales, interétnicos e interregionales.^28 Específicamente para el área abordada en nuestro estudio, la pesquisa desarrollada en la zona del arroyo Nieves (actual partido de Olavarría, aunque comprendido dentro de la región de Azul y Tapalqué en la primera mitad de la centuria) desde la “arqueología histórica”, ha contribuido a develar diversos aspectos significativos de estas sociedades, en especial de las tribus catrieleras y parcialidades aliadas, mediante el análisis de su registro material contextualizado y confrontado con el uso de una variada gama de documentos escritos. En primer lugar, como ya aludimos, ha confirmado la presencia de los “indios amigos” a nivel regional también en la segunda mitad del siglo. Luego, ha revelado la utilización de estructuras de pircas de diferentes tamaños y características con distintos tipos de funciones y no sólo como usos tecnológicos vinculados tradicionalmente con las actividades productivas realizadas como los corrales de ganado. Planteándose de forma original a estas construcciones -según ciertos parámetros como el tipo de emplazamiento, el tamaño de las estructuras, su morfología, etc.- también como lugares de vigilia, defensa y control territorial, habitaciones domésticas, etc. Finalmente, ha contribuido a establecer sus patrones de consumo y su participación en circuitos comerciales regionales e interregionales de gran envergadura.^29 En síntesis, los estudios arqueológicos ayudan a otorgar accesibilidad a estos agentes fronterizos, ya sea complementando la pesquisa histórica o develando nueva información mediante técnicas y procedimientos propios de la disciplina y dentro de un marco temporal

mucho más amplio, que contempla una progresiva pérdida de su autonomía hasta su definitiva extinción (física y cultural) en las postrimerías del siglo decimonónico, en pos de la consolidación del Estado unificado y del mercado interno vinculado al “modelo agro- exportador”.

Breves consideraciones finales

El objetivo de este trabajo fue exponer los resultados centrales obtenidos hasta el momento en el marco de nuestra investigación doctoral en curso, que trata, en líneas generales, sobre la construcción del orden rosista en la frontera sur de Buenos Aires mediante el estudio de caso de Azul y Tapalqué, a la vez que realizar una reflexión metodológica anclada en esta misma praxis investigativa que permita dar cuenta de los alcances y limitaciones, problemas, etc. en el uso de fuentes para la reconstrucción de los múltiples sujetos constructores del universo fronterizo coetáneo, especialmente los pequeños-medianos tenedores rurales y las sociedades indígenas. Para esto, en un primer apartado, hemos destacado el importante rol que tuvo el gobierno de Rosas en la colonización de la región mediante las decisiones generadas en lo concerniente a su política indígena y de tierras, estrechamente ligadas entre sí. En efecto, hemos referido que si bien la zona presentaba poblamiento espontáneo previo desde el decenio de 1820, las donaciones de suertes asignadas a partir de 1832, en una coyuntura bastante singular, contribuyeron al establecimiento efectivo de población, a la puesta en producción agraria y a la ampliación del espacio territorial oficial en el lugar (más allá del real control sobre el mismo en el marco de la presencia indígena y de los propios intereses del vecindario local). Asimismo, destacamos la centralidad numérica y la larga presencia secular - aunque con variaciones en el tiempo- de los “indios amigos” y la significatividad de los pequeños productores en esta zona de la frontera sur, que fue tradicionalmente considerada por la historiografía como el paradigma del gran latifundio pampeano. Y referimos también la relación de estos dos actores con la expansión de la “frontera política” además de la económica, por contribuir, según destacan algunos estudios, a la articulación y sostenimiento del gobierno mediante su participación en las milicias, la defensa del área en períodos especialmente conflictivos y la legitimación del régimen rosista a nivel electoral (cuestión que estamos profundizando en la actualidad); procesos en los que tuvieron una participación activa junto a otros sectores como los grandes propietarios.

(^3) Las primeras discusiones sobre la presencia del campesinado y la agricultura en la región en Mayo, Carlos et al (1987), “Polémica. Gauchos, campesinos y fuerza de trabajo en la campaña rioplatense colonial”, Anuario IEHS , Nº 2, Tandil, UNCPBA, pp. 23-70. Un estado de la cuestión sobre la historia rural rioplatense en Garavaglia, Juan Carlos y Jorge Gelman (1998), “Mucha tierra y poca gente: un nuevo balance historiográfico de la historia rural platense (1750-1850)”, Noticiario de Historia Agraria , Nº 15, Murcia, SEHA, Enero-Junio, pp. 29-50. Fradkin, Raúl y J. Gelman (2004), “Recorridos y desafíos de una historiografía. Escalas de observación y fuentes en la historia rural rioplatense”, en Bragoni, Beatriz (Ed.), Microanálisis. Ensayos de historiografía argentina , Buenos Aires, Prometeo Libros, pp. 31-54. Míguez, Eduardo (2000), “El capitalismo y la polilla. Avances en los estudios de la economía y la sociedad rural pampeana, 1740-1850”, Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr. Emilio Ravignani” , Nº 21, Tercera Serie, Buenos Aires, UBA, 1º semestre, pp. 117-133. Fradkin, R. (2006), “Caminos abiertos en la pampa. Dos décadas de renovación de la historia rural rioplatense desde mediados del siglo XVIII a mediados del XIX”, en Gelman, J. (Coord.), La historia económica argentina en la encrucijada. Balances y perspectivas , Buenos Aires, AAHE-Prometeo Libros, pp. 189-207. 4 Ibid. notas 1 y 2, entre otros. Sobre la formación del sector terrateniente puede consultarse las distintas tesis de Halperín Donghi, T. (1963), “La expansión ganadera en la campaña de Buenos Aires (1810-1852)”, Desarrollo Económico , Vol. 3, Buenos Aires, IDES, abril-septiembre, pp. 57-110 y Halperín Donghi, T. (1992), “Clase terrateniente y poder político en Buenos Aires (1820-1930)”, Cuadernos de Historia Regional , Luján, Universidad Nacional de Luján, 2º semestre, pp. 11-45. Fradkin, R. (1993), “¿Estancieros, hacendados o terratenientes? La formación de la clase terrateniente porteña y el uso de las categorías históricas y analíticas (Buenos Aires, 1750-1850)”, en Bonaudo, Marta y Alfredo Pucciarelli (Comps.) La problemática agraria. Nuevas aproximaciones , Buenos Aires, CEAL, pp. 17-58. Hora, Roy (2002), Los terratenientes de la pampa argentina. Una historia social y política 1860-1945 5 , Buenos Aires, Siglo XXI. Jancsó, István (Org.) (2003), Brasil: Formaçao do Estado e Da Naçao , Sao Pablo, Hucitec, Ed. Unijuí, Fapesp. Lázaro, Silvia (Coord.) (2000), Estado y cuestiones agrarias en Argentina y Brasil: Políticas, impactos y procesos de transformación , La Plata, UNLP, entre otros. Chiaramonte, José Carlos (1991), Mercaderes del Litoral. Economía y sociedad en la provincia de Corrientes, primera mitad del siglo XIX , México, FCE, Chiaramonte, J.C. (1997), Ciudades, provincias, Estados: Orígenes de la Nación Argentina (1800-1846) , Buenos Aires, Ariel Historia. 6 Carretero, Andrés (1971), La llegada de Rosas al poder , Buenos Aires, Pannedille y Carretero, A. (1972), La propiedad de la tierra en la época de Rosas , Buenos Aires, Coloquio. Oddone, Jacinto (1967), La Burguesía Terrateniente Argentina , Buenos Aires, Libera. Lynch, John (1997) [1981], Juan Manuel de Rosas , Buenos Aires, Emecé y Lynch, J. (1993), Caudillos en Hispanoamérica, 1800-1850 , Madrid, Mapfre. Nuevas perspectivas sobre el particular en Goldman, Noemí (Dir.) (1998), Nueva Historia Argentina. Revolución, República, Confederación (1806-1852) , Buenos Aires, Sudamericana y Goldman, N. y Ricardo Salvatore (Comps.) (1998), Caudillismos Rioplatenses. Nuevas miradas a un viejo problema , Buenos Aires, Eudeba. Salvatore, R. (2003), Wandering Paysanos: state order and subaltern experience in Buenos Aires during the Rosas era 7 , Durham, Duke University Press. Tesis Doctoral en curso “Un vecindario federal. La construcción del orden rosista en la frontera sur de Buenos Aires. Un estudio de caso (Azul y Tapalqué)”, Programa de Doctorado Inter-Universitario en Historia , Instituto de Estudios Histórico-Sociales, Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, sede Tandil, Argentina. 8 Halperín Donghi, T. (1963), Op. Cit. Garavaglia, J. C. (1999), Pastores y labradores de Buenos Aires. Una historia agraria de la campaña bonaerense 1700-1830 , Buenos Aires, Ediciones de la Flor. Barsky, Osvaldo y Julio Djenderedjian (2003), Historia del capitalismo agrario pampeano. La expansión ganadera hasta 1895 9 , Tomo 1, Buenos Aires, UB, Siglo XXI. Politis, G. y P. Madrid (2001), Op. Cit. Infesta, María Elena (1994), “Propiedad rural en la frontera. Azul, 1839”, en Enrique Barba, In Memoriam. Estudios de Historia , Buenos Aires, ANH-Fundación Banco Municipal de La Plata, pp. 269-286 e Infesta, M. E. (2003), La pampa criolla. Usufructo y apropiación privada de tierras públicas en Buenos Aires, 1820-1850 , La Plata, AHPBA. Lanteri, Sol (2002), “Pobladores y donatarios en una zona de la frontera sur durante el rosismo. El arroyo Azul durante la primera mitad del siglo XIX”, Quinto Sol , Año 6, Nº 6, Santa Rosa, IESH, FCH, UNLPam, pp. 11-42. El “negocio pacífico” implicaba, en líneas generales, una contraprestación de servicios entre el gobierno provincial y algunas tribus indígenas catalogadas según estas relaciones como “amigas” y “aliadas” (y “enemigas”, las que no pactaron), que a cambio de asistencia médica y manutención de sus caciques y comunidades mediante la entrega regular de ganado y “vicios de costumbre”, estaban obligadas a establecerse dentro del territorio provincial y brindar auxilio militar las primeras, y realizar servicios de chasque, etc., las segundas. Para más detalles véase Ratto, S. (1994), “El `negocio pacífico de indios´: La frontera bonaerense durante el gobierno de Rosas”, Siglo XIX , Nº 15, Monterrey, enero-junio, pp. 25-

47, Ratto, S. (1994), “Indios amigos e indios aliados. Orígenes del Negocio Pacífico´ en la Provincia de Buenos Aires (1829-1832)”, _Cuadernos del Instituto Ravignani_ , Nº 5, Buenos Aires, UBA, pp. 5-34 y Ratto, S. (2003), “Una experiencia fronteriza exitosa: elnegocio pacífico´ de indios en la provincia de Buenos Aires (1829- 1852)”, 10 Revista de Indias , Vol. LXIII, Madrid, CSIC, pp. 191-222. Si bien este promedio puede considerarse de grandes dimensiones en comparación a los registros territoriales encontrados para otros lugares de América, al interior del espacio bonaerense constituían pequeñas- medianas extensiones de tierra, que según la tecnología y el acceso a los mercados coetáneos, sólo habrían permitido cubrir la reproducción agraria familiar. Las suertes de estancia eran equivalentes a ¾ de legua cuadrada, y éstas a 2.700 hectáreas (has.) cada una hasta 1881, por lo que aquéllas medían 2.025 has. Mientras las grandes estancias en la región podían llegar a tener hasta 20 leguas cuadradas, como veremos 11 a posteriori. Gelman, J. (1997), Un funcionario en busca del Estado, Pedro Andrés García y la cuestión agraria bonaerense , Bernal, UNQ. Lanteri, S. (2002), Ibid. Ratto, S. (1994) y (2003), Ibid. Sobre el traslado de las tolderías de Venancio y la formación del pueblo de Azul a finales de 1832, Archivo General de la Nación (AGN), Buenos Aires, X, 24-8-2. Sobre la presencia secular y el devenir espacial de los “indios amigos”, Pedrotta, V. (2005), Op. Cit. , Lanteri, S. y V. Pedrotta (2006), “Mirando de a dos: espacio y territorio en la frontera sur bonaerense durante el siglo XIX, un enfoque interdisciplinario”, II Encuentro de Investigadores. Fuentes y Problemas de la Investigación Histórica Regional, 12 Santa Rosa, IESH-UNLPam. Ratto, S. (2003), “Soldados, milicianos e indios de “lanza y bola”. La defensa de la frontera bonaerense a mediados de la década de 1830”, Anuario IEHS , Nº 18, Tandil, UNCPBA, pp. 123-152 y Gelman, J. (2002), “La rebelión de los estancieros. Algunas reflexiones en torno a los Libres del Sur de 1839”, Entrepasados , Nº 22, Buenos Aires, pp. 113-144. 13 14 Lanteri, S. (2002),^ Op. Cit. Lanteri, S. (2005), “Estado, tierra y poblamiento en la campaña sur de Buenos Aires durante la época de Rosas. La frontera del arroyo Azul”, Anuario de Estudios Americanos , Nº 62, Vol. 2, EEHA-CSIC, Sevilla, julio-diciembre, pp. 251-283 y Lanteri, S. (2006), “Una verdadera isla en el nuevo sur´. Las donaciones condicionadas en el arroyo Azul durante el rosismo”, en Banzato, Guillermo _et al_ (Eds.), _Acceso y tenencia de la tierra en Argentina. Enfoques locales y regionales, siglos XVIII-XX_ 15 , en prensa. Mascioli, Alejandra (2004), _Productores y propietarios al sur del salado (1798-1860)_ , Mar del Plata, UNMdP. Mosse, Valeria (2003), “La propiedad de la tierra en la frontera sur de Buenos Aires. El caso de Tandil visto a través de los Duplicados de Mensura”, _CD de las IX Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia_ , Córdoba, UNC. D´agostino, Valeria (2006), “Propiedad y modalidades de acceso a la tierra en elnuevo´ sur de Buenos Aires: los partidos de Arenales y Ayacucho (1823-1860)”, en Banzato, G. 16 et al (Eds.), Ibid. Gelman, J. y Ma. Inés Schroeder (2003), “Juan Manuel de Rosas contra los estancieros: Los embargos a los “unitarios” de la campaña de Buenos Aires”, Hispanic American Historical Review , 83:3, Duke University, pp. 487-520. Gelman, J. y Daniel Santilli (2003), “Distribución de la riqueza y crecimiento económico. Buenos Aires en la época de Rosas”, Desarrollo Económico , Vol. 43, Nº 169, Buenos Aires, IDES, abril-junio, pp. 75-

  1. 17 Un análisis de esta coyuntura en Pagani, Rosana, N. Souto y F. Wasserman, “El ascenso de Rosas al poder y el surgimiento de la Confederación (1827-1835)”, en Goldman, N. (1998) Op. Cit. , pp. 283-321. Garavaglia, J. C. (2004), “La propiedad de la tierra en la región pampeana bonaerense: algunos aspectos de su evolución histórica (1730-1863)”, en Fradkin, R. y J. C. Garavaglia (Eds.), En busca de un tiempo perdido. La economía de Buenos Aires en el país de la abundancia, 1750-1865 , Buenos Aires, Prometeo Libros, pp. 65-106. Gelman, J. (2004), “La construcción del orden postcolonial. El `sistema de Rosas´ en Buenos Aires, entre la coerción y el consenso”, Tiempos de América , Nº 11, Castellón, Universitat Jaume I, pp. 27-44, Gelman, J. (2004), “Unitarios y federales. Control político y construcción de identidades en Buenos Aires durante el primer gobierno de Rosas”, Anuario IEHS , Nº 19, Tandil, UNCPBA, pp. 359-390 y Gelman, J. (2005), Rosas, estanciero. Gobierno y expansión ganadera 18 , Buenos Aires, Claves para Todos, Capital Intelectual. Lanteri, S. (2002), (2005) y (2006), Op. Cit. Cutolo, Vicente O. (1971), Nuevo Diccionario Biográfico Argentino (1750-1930), Buenos Aires, Elche. Yaben Jacinto (1940), Biografías argentinas y sudamericanas, Buenos Aires, Metrópolis. Capdevila, Rafael (1973), Pedro Rosas y Belgrano, el hijo del General, Tapalqué, Patria. González Bernaldo, Pilar (1987), “El levantamiento de 1829: el imaginario social y sus implicaciones políticas en un conflicto rural”, 19 Anuario IEHS , Nº 2, Tandil, UNCPBA, pp. 137-176. AGN, X, 43-10-3 y 30-7-8. Lanteri, S. (2006), “¿Una frontera bárbara y sin instituciones? Elecciones y clientelismo en la formación del Estado provincial durante el gobierno de Rosas”, mimeo. 20 Levi, Giovanni (1990) [1985], La herencia inmaterial. La historia de un exorcista piamontés del siglo XVll , Madrid, Nerea y Levi, G. (1993), “Sobre Microhistoria”, en Burke, Peter (Ed.), Formas de Hacer Historia, Madrid, Alianza, pp. 119-143.