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traunatismo medular agudo, Apuntes de Pediatría

resumen de diagnostico y tratamiento

Tipo: Apuntes

2024/2025

Subido el 17/06/2025

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Manual de Emergencias y Cuidados Críticos en Pediatría | 267
Capítulo 28.
TRAUMATISMO MEDULAR
Lorenzo Santiago Marcos
Ana Rodríguez Calvo
INCIDENCIA DE TRAUMA VERTEBRAL
En la Argentina, mueren más de 20 personas por día debido a lesiones
de tránsito, el 15% corresponde a la franja etaria de 0-20 años. En la última
década se incrementó el número de víctimas mortales a 25 por cada 100 000
habitantes, lo que llevó a nuestro país a ocupar el quinto lugar en el mundo
por lesiones de tránsito.1
Según la base de datos del Centro Estadounidense sobre Lesiones Me-
dulares (Nacional Spinal Cord Injury), la incidencia de lesión de médula es-
pinal (LME) de origen traumático en el mundo es de 15-40 casos por millón
de habitantes,² el 10% de los cuales tiene entre 0-17 años; de ellos, en más
del 50% la LME es consecuencia de una colisión de vehículo motorizado y la
sobrevida conlleva déficit neurológico.3
Las posibilidades de traumatizarse y el tipo de lesión tienen relación con
la edad y son más frecuentes en el sexo masculino. La LME en neonatos y
lactantes menores de 6 meses está relacionada con maniobras realizadas
durante el parto y son muy raras.
En la primera infancia, las lesiones de tránsito en donde el niño inter-
viene como peatón, son la causa más común; le siguen las caídas y el mal-
trato infantil. En la segunda infancia y la adolescencia, son más frecuentes
las lesiones de tránsito donde la víctima participa en calidad de pasajero, le
siguen las lesiones por práctica de deportes (rugby, equitación y natación).4
Hasta los 10 años, el 75-80% de las lesiones medulares son cervicales. Las le-
siones cervicales altas (C1-C4) se observan con mayor asiduidad en los primeros
años; luego de los 8 años, la médula cervical baja se lesiona con más frecuencia.
Cuando se compromete la médula torácica, lo habitual es que las lesiones
altas se produzcan en los pacientes de menor edad y las medias o bajas
afecten a los niños mayores. Las lesiones toracolumbares son bastante raras.
Los traumatismos únicos de columna vertebral en edad pediátrica se
dividen, en partes iguales, entre los que tienen LME y aquellos que están
neurológicamente intactos. Se admite que un 50% de los pacientes que su-
fren LME de causa traumática van a tener estudios radiológicos (radiografía
simple estática, radiografía simple dinámica, tomografía convencional, to-
mografía computada y mielografía) sin evidencia de lesión o interrupción de
la columna vertebral. A este síndrome clínico radiológico, descrito en 1982
por Pang y Wilberger, se lo llamó SCIWORA (Spinal Cord Injury Without Radio-
logical Abnormality)5 y excluye las complicaciones obstétricas, electrocución,
heridas penetrantes y anomalías congénitas. El SCIWORA es más común de
observar en los niños menores de 9 años ya que, justamente, es a esa edad
cuando la columna comienza a tener una estructura similar a la del adulto.
REFERENCIAS ANATÓMICAS
El cráneo, a través de los cóndilos del occipital, se articula con el atlas
por dos articulaciones occipitoatloideas, cuyo principal movimiento es la
flexión y extensión, con casi ninguna rotación. El atlas y el axis articulan
el arco anterior y la odontoides, respectivamente, en la porción central y
sus carillas articulares lateralmente. El ligamento transverso, que sostiene
la odontoides, es la primera línea de defensa para prevenir la dislocación
atloideoaxoidea. La estabilidad de la articulación del cráneo con la columna
vertebral se ve reforzada por ligamentos adicionales que van del axis al
occipital, estos limitan la rotación de la odontoides y evitan su desprendi-
miento al actuar como bridas de sostén articular; la traslación, que no debe
ser mayor a la tercera parte del diámetro de la apófisis, tensa todos estos
ligamentos. La rotura del ligamento transverso se acompaña de desprendi-
miento de la odontoides y de LME, su función es irrecuperable y no puede
ser reemplazada por los ligamentos accesorios.
BIOMECÁNICA DE LA COLUMNA VERTEBRAL DE LOS NIÑOS
La columna vertebral de los niños menores de 9 años se diferencia de la
de los niños mayores, y de la del adulto, por su elasticidad. Las bases fisio -
patológicas del SCIWORA están relacionadas con esta condición, ya que la
columna puede ceder a fuerzas externas, estirarse, doblarse o desplazarse, y
superar la tolerancia de la médula que, por sus limitaciones, no la acompaña
e impacta sobre la superficie ósea, sufriendo graves lesiones neurológicas.
La flexibilidad de la columna se explica por las siguientes características:
a. Elasticidad exagerada de los ligamentos y las cápsulas articulares, pro-
pios de la inmadurez.
b. Alto contenido de agua del núcleo pulposo del disco intervertebral y
laxitud del ligamento anular que lo contiene, lo cual permite un amplio
desplazamiento longitudinal.
c. Facetas articulares horizontalizadas que propician el deslizamiento.
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Manual de Emergencias y Cuidados Críticos en Pediatría | 267

Capítulo 28.

TRAUMATISMO MEDULAR

Lorenzo Santiago Marcos

Ana Rodríguez Calvo

INCIDENCIA DE TRAUMA VERTEBRAL

En la Argentina, mueren más de 20 personas por día debido a lesiones de tránsito, el 15% corresponde a la franja etaria de 0-20 años. En la última década se incrementó el número de víctimas mortales a 25 por cada 100 000 habitantes, lo que llevó a nuestro país a ocupar el quinto lugar en el mundo por lesiones de tránsito.^1 Según la base de datos del Centro Estadounidense sobre Lesiones Me- dulares (Nacional Spinal Cord Injury), la incidencia de lesión de médula es- pinal (LME) de origen traumático en el mundo es de 15-40 casos por millón de habitantes,² el 10% de los cuales tiene entre 0-17 años; de ellos, en más del 50% la LME es consecuencia de una colisión de vehículo motorizado y la sobrevida conlleva déficit neurológico.^3 Las posibilidades de traumatizarse y el tipo de lesión tienen relación con la edad y son más frecuentes en el sexo masculino. La LME en neonatos y lactantes menores de 6 meses está relacionada con maniobras realizadas durante el parto y son muy raras. En la primera infancia, las lesiones de tránsito en donde el niño inter- viene como peatón, son la causa más común; le siguen las caídas y el mal- trato infantil. En la segunda infancia y la adolescencia, son más frecuentes las lesiones de tránsito donde la víctima participa en calidad de pasajero, le siguen las lesiones por práctica de deportes (rugby, equitación y natación).^4 Hasta los 10 años, el 75-80% de las lesiones medulares son cervicales. Las le- siones cervicales altas (C1-C4) se observan con mayor asiduidad en los primeros años; luego de los 8 años, la médula cervical baja se lesiona con más frecuencia. Cuando se compromete la médula torácica, lo habitual es que las lesiones altas se produzcan en los pacientes de menor edad y las medias o bajas afecten a los niños mayores. Las lesiones toracolumbares son bastante raras. Los traumatismos únicos de columna vertebral en edad pediátrica se dividen, en partes iguales, entre los que tienen LME y aquellos que están neurológicamente intactos. Se admite que un 50% de los pacientes que su- fren LME de causa traumática van a tener estudios radiológicos (radiografía simple estática, radiografía simple dinámica, tomografía convencional, to- mografía computada y mielografía) sin evidencia de lesión o interrupción de la columna vertebral. A este síndrome clínico radiológico, descrito en 1982 por Pang y Wilberger, se lo llamó SCIWORA (Spinal Cord Injury Without Radio- logical Abnormality)^5 y excluye las complicaciones obstétricas, electrocución, heridas penetrantes y anomalías congénitas. El SCIWORA es más común de observar en los niños menores de 9 años ya que, justamente, es a esa edad cuando la columna comienza a tener una estructura similar a la del adulto.

REFERENCIAS ANATÓMICAS

El cráneo, a través de los cóndilos del occipital, se articula con el atlas por dos articulaciones occipitoatloideas, cuyo principal movimiento es la flexión y extensión, con casi ninguna rotación. El atlas y el axis articulan el arco anterior y la odontoides, respectivamente, en la porción central y sus carillas articulares lateralmente. El ligamento transverso, que sostiene la odontoides, es la primera línea de defensa para prevenir la dislocación atloideoaxoidea. La estabilidad de la articulación del cráneo con la columna vertebral se ve reforzada por ligamentos adicionales que van del axis al occipital, estos limitan la rotación de la odontoides y evitan su desprendi- miento al actuar como bridas de sostén articular; la traslación, que no debe ser mayor a la tercera parte del diámetro de la apófisis, tensa todos estos ligamentos. La rotura del ligamento transverso se acompaña de desprendi- miento de la odontoides y de LME, su función es irrecuperable y no puede ser reemplazada por los ligamentos accesorios.

BIOMECÁNICA DE LA COLUMNA VERTEBRAL DE LOS NIÑOS

La columna vertebral de los niños menores de 9 años se diferencia de la de los niños mayores, y de la del adulto, por su elasticidad. Las bases fisio- patológicas del SCIWORA están relacionadas con esta condición, ya que la columna puede ceder a fuerzas externas, estirarse, doblarse o desplazarse, y superar la tolerancia de la médula que, por sus limitaciones, no la acompaña e impacta sobre la superficie ósea, sufriendo graves lesiones neurológicas. La flexibilidad de la columna se explica por las siguientes características: a. Elasticidad exagerada de los ligamentos y las cápsulas articulares, pro- pios de la inmadurez. b. Alto contenido de agua del núcleo pulposo del disco intervertebral y laxitud del ligamento anular que lo contiene, lo cual permite un amplio desplazamiento longitudinal. c. Facetas articulares horizontalizadas que propician el deslizamiento.

268 | Traumatismo medular d. Acuñamiento anterior de los cuerpos vertebrales cervicales altos. e. Falta de desarrollo de las articulaciones uncovertebrales limitantes de los movimientos laterales y de rotación. f. Fragilidad del cartílago de crecimiento. g. En el lactante, el peso y el tamaño de la cabeza son contrabalanceados por una pobre musculatura cervical. La columna de los niños menores de 8 años es más susceptible a sufrir daños por flexión en la articulación de C2 con C3. Luego de los 8 años, los cuerpos vertebrales acuñados se hacen rectan- gulares, las carillas articulares se profundizan y se disponen verticalmente, desarrollándose las articulaciones uncovertebrales; estos cambios óseos hacen ganar en fuerza y tensión a los ligamentos y membranas articulares. El aumento del tamaño del cuerpo en relación a la cabeza y el mayor desarrollo de los músculos del cuello cambia el punto de apoyo de mayor flexión desde C3-C4, a los 6 años, a C5-C6, en la adolescencia. Lo hasta aquí expresado se puede resumir en dos premisas básicas:

  1. La plasticidad de la columna vertebral de los niños la protege de la ro- tura ósea, pero no de la ligamentaria y del posterior desplazamiento segmentario que produce daño medular sin manifestación radiológica.
  2. La constitución robusta de la columna vertebral del niño mayor, y del adulto, le da mayor protección a la médula, pero su menor plasticidad la hace pasible de fracturas con expresión radiográfica. Sobre las bases de estas premisas, se puede concluir que: a. Desde el nacimiento hasta los 9 años, los traumatismos de la co- lumna vertebral se manifiestan como SCIWORA, a edad mayor como luxaciones y fracturas. b. La lesión neurológica es más grave en los niños menores que en los mayores. c. La lesión medular alta es de mayor incidencia en los menores de 8 años, a causa de la inestabilidad de la columna vertebral.^8

CARACTERÍSTICAS CLÍNICAS

Mecanismos de lesión

La agresión medular puede ser ocasionada por lesión primaria (relacio- nada con el mecanismo del trauma) o por lesión secundaria (hipoxia en las primeras horas del trauma). La lesión aguda suele asociarse con alteraciones sistémicas que deben ser rápidamente diagnosticadas y tratadas en la unidad de terapia intensiva (UTI).^9 Lesión primaria

- Contusa: causada por fuerzas de distracción, compresión, flexión, ro- tación y extensión, producen disrupción mecánica, con compromiso axonal (Figura 1). - Penetrante: causada por heridas de arma de fuego, se compromete el parénquima, meninges, estructuras vasculares y osteoarticulares. Lesión secundaria Es la que se presenta como consecuencia del trauma. La hipotensión e hipoxia son manifestaciones generales que pueden influir en la evolución de la lesión primaria. En el lugar de la lesión, la liberación de mediadores inflamatorios puede causar isquemia por vasoespasmo o trombosis; la hemorragia por daño vascular directo puede producir un hematoma e is- quemia por compresión. La progresión de estas lesiones provoca necrosis de las sustancias blanca y gris.^10 Figura 1. Lesión primaria de la columna Modificado de: Ducker T; Carol M; Belegarrigue R. Department of Surgery. University of Maryland Hospital. MIEMSS. Baltimore, Maryland. En niños mayores y adolescentes, los mecanismos de lesión cervical son similares a los observados en adultos. La estructura osteoarticular for- mada por la tríada occipital-atlas-axis puede sufrir lesiones variadas, como: fracturas occipitoatloideas, fracturas del atlas (Figura 2a -2b-2c), luxación atloidoaxoidea, fracturas de la apófisis odontoides (Figura 3a-3b), espondi- lolistesis traumática del axis (Figura 3c). Figura 2. Fracturas del atlas a) Fractura del atlas: b) Desprendimiento del arco anterior. c) Desplaza- miento de las masas laterales – Fractura de Jefferson Distracción (D) Distracción Flexión (DF) Distracción Extensión (DE) Flexión (F) Flexión Compresión (FC) Compresión(C) Extensión Compresión (EC) Extensión (E)

A

B

C

270 | Traumatismo medular Se debe evaluar la presencia de lesiones concurrentes. Las más comunes son las craneales y torácicas, pero suelen coexistir fracturas de huesos largos y lesiones abdominales. La presencia de LME debe sospecharse ante:

  • Deformidades en el cuello o enfisema subcutáneo.
  • Dolor cervical espontáneo que se intensifica a la palpación de las vér- tebras afectadas.
  • Disfagia, disfonía o estridor laríngeo.
  • Lateralización de la cabeza por contractura antiálgica (subluxación C sobre C2).
  • Ptosis con miosis pupilar (síndrome de Horner).
  • Disnea con respiración diafragmática.
  • Paresias de hombros o miembros (inferiores o superiores).
  • Parestesias.
  • Priapismo.
  • Equimosis, crepitación o movilidad anormal en los segmentos vertebrales.
  • Pérdida de la fuerza muscular (debilidad, adinamia).
  • Equimosis abdominales (lesión por cinturón de seguridad). Luego de la reanimación y estabilización hemodinámica y respiratoria del paciente, se inicia una evaluación neurológica ordenada y sistemática para determinar el nivel lesional. Si la información es incompleta y el déficit neurológico cambia, no es posible su evaluación. El nivel de la lesión sensi- tiva se investiga explorando los dermatomas, el nivel motor a través de la motilidad voluntaria o de los reflejos osteotendinosos de los denominados músculos clave (Tabla 1). Tabla 1. Manifestaciones clínicas según nivel lesional Área motora Área sensitiva C3-C4-C5 Respiración diafragmática C7 Pulpejo dedo mayor C5 Flexión del antebrazo C8 Borde cubital de la mano C6 Extensión de la mano T4 Tetillas C7 Extensión del brazo L3 Muslo por arriba de la rodilla C8 Flexión de la mano L5 Espacio entre el 1 er (^) y 2do (^) dedo del pie T1 Separación del meñique S1 Borde lateral L2 Flexión de pelvis S1-S5 Región perianal L3 Extensión de la pierna L4 Flexión del pie L5 Extensor del dedo gordo S1-S2 Flexión de los dedos del pie La Asociación Estadounidense de Lesiones Medulares (American Spinal Injury Asocciation, ASIA) propone un sistema de registro que valora la respuesta motora de cinco grupos musculares de cada miembro superior y cinco de cada miembro inferior; asigna a cada grupo un puntaje de 0- según su capacidad de movimiento. El puntaje máximo será de 50 puntos para cada hemicuerpo. El nivel sensitivo se explora observando la respuesta ante un estímulo táctil suave y uno punzante. A cada uno de los 28 der- matomas le corresponde hasta dos puntos, de tal manera que la máxima puntuación por hemicuerpo será de 56 puntos (Tabla 2). Tabla 2. Evaluación según el grado de compromiso Evaluación motora Evaluación sensitiva 1 Contracción visible o palpable 1 Sensibilidad disminuida 2 Movimiento activo s/gravedad 2 Sensibilidad normal 3 Movimiento activo contra gravedad NT No evaluable 4 Movimiento activo contra poca resistencia 5 Movimiento activo contra resistencia NT No evaluable Se debe evaluar la sensibilidad de la cara (exploración del trigémino) y la indemnidad de los pares craneanos bulbares. La exploración neurológica se completa evaluando la contracción voluntaria y refleja del esfínter anal, y la sensibilidad del ano, a través de órdenes simples cuando el paciente colabora o a través de estímulos táctiles suaves en el periné, del tacto rectal y del reflejo bulbo cavernoso. La información obtenida permite definir el nivel neurológico, el carácter completo o incompleto de la lesión y la zona de preservación parcial de fun- ciones. Puede aplicarse en los niños mayores que colaboren con el examen físico (Tabla 3). Tabla 3. Escala según la ASIA A COMPLETA: No hay función motora o sensitiva conservada en los segmentos sacros S4-S B INCOMPLETA: Sensibilidad conservada sin actividad motora por debajo del nivel neurológico (PDNN) incluidos los segmentos S4-S C INCOMPLETA: Función motora conservada PDNN y más de la mitad de los músculos clave PDNN tienen grado muscular < 3. D INCOMPLETA: Función motora conservada PDNN y menos de la mitad de los músculos clave PDNN tienen grado muscular > 3. E NORMAL: Las funciones motoras y sensitivas son normales. La ASIA^13 ha creado una escala que sirve de guía para evaluar las le- siones (Figura 4). Esta guía permite una rápida evaluación de la situación neurológica del paciente. La única diferencia entre una lesión medular completa y una incompleta es la presencia de sensibilidad sacra, que se manifiesta por la sensación rectal. En los pacientes inconscientes y en los niños menores a los que no se puede interrogar, el examen se limitará a la inspección, palpación y com- probación de reflejos. Los niños que sufren una lesión medular pueden presentar las si- guientes situaciones clínicas:
    • Lesión completa: se constata la pérdida de la función motora o sensi- tiva por debajo del nivel de la lesión. Su persistencia más allá de las 24 h del trauma indica que no habrá recuperación de la función neurológica.
    • Shock medular: es la pérdida del reflejo medular (somático y visceral) debajo de la lesión. Es de presentación inmediata al trauma y se carac- teriza por parálisis fláccida con abolición sensitiva, arreflexia (osteoten- dinosa, cutánea y visceral), hipotonía muscular, flaccidez vesical y atonía gástrica. En las lesiones por encima de C4 existe parálisis diafragmática (pentaplejía) por compromiso de los núcleos del frénico; por debajo de C4 hay compromiso de los músculos intercostales, que se manifiesta a las 48-72 h del trauma. El período de shock medular finaliza cuando comienzan a aparecer los reflejos espinales; habitualmente, se cita al re- flejo bulbocavernoso como un marcador de la resolución. La espasticidad e hiperreflexia aparecen tardíamente. El reflejo bulbocavernoso es la

Manual de Emergencias y Cuidados Críticos en Pediatría | 271 contracción del esfínter anal en respuesta a la compresión del pene o al estiramiento rápido de la sonda vesical y puede aparecer entre las 24 h y la semana de la lesión.

  • Shock neurogénico: es la manifestación clínica de la abolición de la inervación simpática. Si la lesión compromete la médula por arriba de la metámera T6, a la pérdida del tono simpático vasomotor, se le suma de- presión del reflejo cardioacelerador. El paciente se presenta hipotenso y bradicárdico. La vasodilatación periférica produce caída de la resistencia vascular sistémica, lo que provoca hipovolémia relativa y shock. A causa de esta desnervación autonómica se compromete la sudoración, la piel se pone seca y hay fácil pérdida de calor.^14
  • Lesión incompleta: se conserva alguna función motora o sensitiva por debajo del nivel lesional. Síndromes clásicos: 1- Brown-Séquard: hemiplejía con pérdida de la sensibilidad propiocep- tiva homolateral y termoalgésica contralateral. Presente en los traumas penetrantes, hernias discales traumáticas o por esquirlas óseas. 2- Schneider o centromedular: cuadriparesia con mayor déficit en miembros superiores y menor afectación de los inferiores con pérdida de la sensibilidad termoalgésica superior; con disfunción esfinteriana vesical. El mecanismo de la lesión es la hiperextensión cervical. 3- Cordonal anterior: paraplejía con pérdida de la sensibilidad ter- moalgésica y preservación de la propioceptiva. Se presenta por compresión anterior de la médula espinal u oclusión arterial. En los niños con SCIWORA se han observado cuatro síndromes: la sección medular completa, síndrome centromedular, síndrome medular parcial y el síndrome de Brown-Séquard. El síndrome medular parcial comprende los patrones de lesión hemimedular y distintas combinaciones de pérdida im- portante de la fuerza muscular en las manos, con menor compromiso de las piernas. Estos síndromes se clasifican en graves y leves. La observación de la mecánica respiratoria permite inferir el nivel de la lesión. Entre C3 y C5 se origina el nervio frénico, por lo tanto, una lesión por arriba de C3 requerirá urgente apoyo ventilatorio. Apenas producida la lesión, la respiración se vuelve superficial y de mayor frecuencia, los mús- culos accesorios tratan, con mucho esfuerzo, de mantener la ventilación. Gran parte del volumen corriente se destina a ventilar espacio muerto, lo cual produce fatiga y acidosis. Esta situación empeora porque el paciente no puede toser, retiene secreciones y termina rápidamente con atelectasias y alto riesgo de broncoaspiración.^15 La lesión por debajo de C5 causa parálisis fláccida de los músculos in- tercostales, en especial los externos; al contraerse el diafragma, el tórax, en vez de expandirse, se contrae; por otro lado, la flaccidez de los músculos del abdomen origina el abombamiento de la pared (movimiento paradojal). Esta respiración diafragmática se traduce por caída de la Capacidad Vital Funcional (CVF), de la Presión Inspiratoria Máxima (PIM) y de la Presión Espiratoria Máxima (PEM). El desequilibrio autonómico generado por la interrupción simpática se manifiesta por incremento del tono muscular bronquial, hipercrinia y congestión vascular, lo que aumenta el trabajo res- piratorio. La espasticidad que acompaña a la resolución del shock medular pone rígido al tórax, el cual deja de colapsar en inspiración; la CVF y la PIM se pueden llegar a recuperar, al cabo de varios meses, hasta en un 60% de su función normal. Hay niños que requieren ser intubados dentro de las pri- meras horas y otros que, a causa del edema ascendente de la médula, se intubaran dentro de la primera semana. Por ello, es importante monitorear la mecánica ventilatoria, ya que la indicación de intubación es puramente clínica. El procedimiento debe ser realizado mediante la técnica de dos ope- radores, para inmovilizar la columna vertebral. Respecto de las lesiones que afectan la columna toracolumbar, se con- sideran como factores predictores de lesión: la presencia de hematomas, la pérdida de la sensibilidad o el dolor local asociado a alteración del estado de conciencia y a déficit neurológico focal. Figura 4. Clasificación neurológica según la ASIA CLASIFICACIÓN NEUROLÓGICA DE LESIÓN MEDULAR Motilidad músculos clave Sensibilidad puntos clave Contracción anal voluntaria^ Sensación anal Puntuación motora ¿COMPLETA O INCOMPLETA? TOTAL Nivel neurológico el segmento con función normal Zona de preservación parcial Sensitivo Motor (50) (56) (56) + (^) + + = = = (50) (100) (56) (56) TOTAL Puntuación pinchazo Puntuación tacto PUNTOS CLAVE Flexores de codo Extensiones de muñeca Extensores de codo Flexiones de dedos (falange distal dedo medio) Abductores de los dedos Flexores de cadera Extensores de rodilla Dorsiflexores de tobillo Extensores largos de los dedos de los pies Flexores plantares del tobillo C C C C C C C T T T T T T T T T T T T L L L L L S S S S4- C C C C C C C T T T T T T T T T T T T L L L L L S S S S4- Tacto D I Pinchazo D I D I D I D I 0= Parálisis total 1= Contracción palpable o visible 2= Movimiento activo con gravedad eliminada 3= Movimiento activo contra la gravedad 4= Movimiento activo contra alguna resistencia 5= Movimiento activo contra resistencia completa NP= No se puede valorar 0= Ausente 1= Disminuido 2= Normal NP= No se puede evaluar (max: 112) (max: 112)

C C C C C C7 C8 S T1 2 4 6 8 78 10 L L L3 L L4^ L L L S S2^12 3 3 4 4 5 6 5 (^78) (^24) T 86 10 12

Manual de Emergencias y Cuidados Críticos en Pediatría | 273

  • Pacientes inmovilizados con collar cervical.
  • Pacientes con contractura muscular. Los niños pueden presentar seudosubluxaciones, que son consideradas normales. La más común es la seudosubluxación de C2 sobre C3; menos frecuente, es la de C3 sobre C4. Se consideran normales hasta 4 mm y se aprecian mejor en flexión. Las subluxaciones y los fragmentos óseos deben ser considerados como anormales. La pérdida del alineamiento de las líneas anteriores y posteriores del conducto raquídeo puede ser indicativa de atrapamiento o compresión de la médula espinal. La apertura de las apófisis espinosas en forma de abanico es sugestiva de rotura del ligamento posterior. B. Estructuras óseas Se debe evaluar cada vértebra para buscar fractura y aumento o dis- minución de la densidad. La forma de los cuerpos vertebrales debe ser uniforme, la pérdida de altura o su acuñamiento anterior pueden ser indi- cativos de fractura por compresión. C. Carillas articulares y cartílagos de crecimiento Las carillas articulares en la columna cervical conforman, en el niño mayor y el adolescente, las articulaciones uncovertebrales (en forma de gancho). La columna vertebral torácica y lumbar de los niños pequeños pre- senta indentaciones bien definidas en el cuerpo vertebral, producidas, por delante, por los cartílagos de crecimiento y estructuras vasculares, y, por detrás, por el paso de los vasos sanguíneos. D. Discos intervertebrales Los discos intervertebrales representan el espacio entre los cuerpos de las vértebras, los cuales deben mantener un tamaño y proporción ade- cuados. Los cartílagos de crecimiento no tienen expresión radiológica y pueden semejar una fractura en condiciones normales. En hiperextensión, acompañan en su desplazamiento anterior a la placa terminal. E. Espacios: prevertebral y predental Espacio prevertebral: la medición de los tejidos blandos preverte- brales es de relativo valor en el niño, pues varían con el llanto, la falta de co- operación y la cantidad de tejido linfoadenoideo que constituye la amígdala faríngea. Se acepta que el espacio retrofaríngeo a nivel de C2-C3 no debe ser mayor a 7 mm y que, a nivel de C6-C7, no debe ser mayor a 21 mm; o bien, el espacio prevertebral debe tener un ancho menor que los dos tercios del diámetro anteroposterior del cuerpo vertebral adyacente. Respecto al con- ducto raquídeo, su diámetro a nivel del atlas es de 22 mm y de 18 mm en C7. Entre los 3-6 años, la columna vertebral del niño se acerca, gradualmente, a las dimensiones de la del adulto. La presencia de anomalías en estos espa- cios ocupados por tejidos blandos podría ser indicativa de sangre o edema en esas áreas y en ocasiones el único dato de daño de la columna cervical. Espacio predental: distancia entre la cara posterior del arco anterior del atlas y la cara anterior de la apófisis odontoides del axis, corresponde al es- pacio interarticular atloidoodontoideo, que por lo general no supera los 5 mm; es de utilidad en el diagnóstico de desprendimiento del diente de C2 y en las luxaciones atloidoaxoideas. Otro reparo radiológico de valor para este tipo de lesiones lo constituye la ubicación y distancia de la odontoides respecto del basión, con el cual debe estar alineada por debajo y a menos de 5 mm. Radiografías dinámicas en flexión y extensión: en ellas se buscan angulaciones anormales en las apófisis espinosas o ensanchamientos dis- cales. No han mejorado los resultados obtenidos con las radiografías ante- roposterior y la transoral. Radiografía anteroposterior: es de difícil interpretación por la super- posición del macizo facial (Figura 6). Figura 6. Radiografía antero-posterior Muestra la alineación de las apófisis espinosas, la ubicación central de la odontoides y permite valorar los espacios intervertebrales y el parale- lismo de las carillas articulares. Radiografía transoral: permite valorar la articulación atlas-axis (Figura 7). Figura 7. Radiografía Transoral Se puede observar la ubicación de la odontoides respecto del arco anterior del atlas y del basión. Espacio interarticular entre las carillas de ambas vértebras.

¿Cuándo solicitar TC?

  • Persistencia de dolor, posición antiálgica, contractura muscular con ra- diografía normal.
  • Fractura de vértebras observables en la radiografía simple (Figura 8). Figura 8. TC – imágenes de fractura de cuerpos vertebrales.

¿Cuándo solicitar TC 2D?

  • Lesión de cóndilos del occipital y masas laterales del atlas.
  • Luxación atloidoaxoidea y de otros cuerpos vertebrales.
  • Presencia de esquirlas óseas. masa lateral masa lateral masa lateral masa lateral C C

274 | Traumatismo medular

¿Cuándo solicitar RM?

  • En todo paciente con compromiso neurológico, al ingreso o durante su internación, se debe realizar en forma urgente
  • En pacientes sin daño neurológico con probable lesión de ligamentos, discos intervertebrales y luxaciones que comprometen la estabilidad de la columna y pueden causar lesión medular posterior.
  • En los pacientes con deterioro neurológico progresivo (Figura 9). Figuras 9. Resonancia magnética nuclear A. RM Cervical. B. RM Dorsal El algoritmo a seguir para el diagnóstico de LVM se describe en el Algoritmo 1. Algoritmo 1. Diagnóstico de lesión vertebral medular * Que presente: mecanismo de trauma no grave, Glasgow 15/15, sin le- sión distractiva (dolor, fracturas, quemaduras), sin intoxicación, sin dolor en línea media, sin déficit neurológico.

TRATAMIENTO DEL PACIENTE CON TRAUMA MEDULAR

Los objetivos generales del tratamiento son:

  • Evitar daños mayores de las estructuras nerviosas.
  • Evitar la lesión secundaria.
  • Evitar las complicaciones.

Tratamiento inicial

Inmovilización: Ante cualquier tipo de sospecha de lesión medular se debe inmovilizar al paciente con collar cervical con sujeción lateral. La tabla espinal se utilizará en las primeras seis horas, ya que puede ocasionar escara. El manejo inicial es el del paciente politraumatizado grave, es decir que se debe seguir el ABCDE.

  • Manejo inicial politraumatizado A-B-C-D-E.
  • Inmovilización (collar-tabla).
  • Lúcido, colabora, estable hemodinámicamente Examen neurológico Sin déficit* Se descarta LVM Sin fractura-luxación Fractura-luxación TC alta resolución Normal RM Sin lesión comprensiva Evaluación específica (RM) SCIWORA LVM Rx lateral, Ant-post, Trasn-oral Con déficit* Sospecha de lesión Vertebral/Medular (LVM) Hematoma epidural Herniación de disco

A

B

DII

DVII

276 | Traumatismo medular metabolismo nitrogenado negativo es posible encontrar hiperpota- semia grave luego de los primeros días, por lo que está contraindicado el uso de succinilcolina.

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PUNTOS CLAVE

  • Desde el nacimiento hasta los 9 años los trauma- tismos de la columna vertebral se manifiestan como SCIWORA, a edad mayor como luxaciones y fracturas.
  • La lesión medular alta es de mayor incidencia en los menores de 8 años, a causa de la inestabilidad de la columna vertebral.
  • Una LME se debe sospechar en un paciente con: alteración de la conciencia de cualquier etiología, TEC con politraumatismo o sin él, herida pene- trante cercana a la columna y traumatismos de envergadura.
  • Son signos de sospecha de LME: deformidades o enfisema subcutáneo del cuello, dolor cervical espontáneo que se intensifica a la palpación de las vértebras, equimosis, crepitación o movilidad anormal en los segmentos vertebrales, lateraliza- ción de la cabeza por contractura antiálgica, pare- sias de hombros o miembros, parestesias, ptosis con miosis pupilar, priapismo, disnea con respira- ción diafragmática, disfagia y disfonía o estridor la- ríngeo, perdida de la fuerza muscular y equimosis abdominales.
  • La TC tiene alta sensibilidad y especificidad para el diagnóstico de las fracturas vertebrales y sus resul- tados son superiores a la radiografía simple.
  • La RM es aceptada como la modalidad de imagen que permite evaluar con mayor propiedad la inte- gridad de la médula espinal, las raíces nerviosas, los discos intervertebrales, ligamentos, tejidos blandos dentro conducto raquídeo y fuera de él, las arterias vertebrales y el SCIWORA.