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Trastornos psicosomáticos en niños y adolescentes, Ejercicios de Psicología

Este documento analiza los trastornos psicosomáticos, que se caracterizan por manifestaciones somáticas de origen no patológico, y su relevancia en niños y adolescentes. Se abordan tres criterios principales: dolores abdominales funcionales, asma infantil y migraña/cefalea funcional. Se explica cómo estos síntomas físicos pueden estar relacionados con factores mentales como el estrés y la ansiedad, y cómo pueden afectar el rendimiento escolar y la calidad de vida de los menores. Se destaca la importancia de la asistencia psicológica para detectar y abordar a tiempo estos trastornos, con el fin de mejorar el estado mental y lograr un equilibrio entre las manifestaciones físicas y mentales.

Tipo: Ejercicios

2023/2024

Subido el 17/06/2024

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Introducción
Los trastornos psicosomáticos se caracterizan por manifestaciones somáticas de origen
no patológico y poseen una significativa relevancia en niños y adolescentes, sin embargo,
resulta difícil identificarlos, pues no existe un consenso adecuado para su diagnóstico, al igual
que, las investigaciones acerca del tema son insuficientes, a pesar de ello, los primeros
estudios de la medicina psicosomática infantil se remontan a los inicios del siglo XX, cuando
Sigmund Freud, principal teórico que unió la psique y el soma, demostró la importancia de las
emociones en el origen de los trastornos mentales y las enfermedades somáticas, partiendo del
análisis de la niñez de aquellos pacientes adultos que las padecían.
Por consiguiente, el inicio de la enfermedad psicosomática habitualmente se establece
en la infancia o la adolescencia, siendo que, el niño como paciente, no está exento de este tipo
de trastorno, todo lo contrario, cuenta con una especial vulnerabilidad para somatizar, pues de
esa manera representa su sufrimiento a través de un síntoma físico, generándole situaciones
conflictivas, ya que, esta expresión somática es un pedido de ayuda ante la amenaza y ruptura
de su equilibrio biopsicosocial.
No obstante, la somatización por lo general los síntomas no se producen de manera
consciente, sin embargo, en niños y adolescentes es particularmente difícil establecer este
nivel de control psíquico, de la misma manera las dificultades para comunicar sus sentimientos
y emociones a través del lenguaje ocasionan que el dolor psíquico pueda expresarse con
manifestaciones físicas (somáticas), por tal motivo, para llamar la atención y lograr una posible
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Introducción Los trastornos psicosomáticos se caracterizan por manifestaciones somáticas de origen no patológico y poseen una significativa relevancia en niños y adolescentes, sin embargo, resulta difícil identificarlos, pues no existe un consenso adecuado para su diagnóstico, al igual que, las investigaciones acerca del tema son insuficientes, a pesar de ello, los primeros estudios de la medicina psicosomática infantil se remontan a los inicios del siglo XX, cuando Sigmund Freud, principal teórico que unió la psique y el soma, demostró la importancia de las emociones en el origen de los trastornos mentales y las enfermedades somáticas, partiendo del análisis de la niñez de aquellos pacientes adultos que las padecían. Por consiguiente, el inicio de la enfermedad psicosomática habitualmente se establece en la infancia o la adolescencia, siendo que, el niño como paciente, no está exento de este tipo de trastorno, todo lo contrario, cuenta con una especial vulnerabilidad para somatizar, pues de esa manera representa su sufrimiento a través de un síntoma físico, generándole situaciones conflictivas, ya que, esta expresión somática es un pedido de ayuda ante la amenaza y ruptura de su equilibrio biopsicosocial. No obstante, la somatización por lo general los síntomas no se producen de manera consciente, sin embargo, en niños y adolescentes es particularmente difícil establecer este nivel de control psíquico, de la misma manera las dificultades para comunicar sus sentimientos y emociones a través del lenguaje ocasionan que el dolor psíquico pueda expresarse con manifestaciones físicas (somáticas), por tal motivo, para llamar la atención y lograr una posible

actitud de preocupación ante sus padres, los menores estructuran tácticas que los ayudan a que su familia se percate de la situación estresante que está viviendo la criatura. Por lo anterior se realiza este presente artículo, en el que se abordan aspectos basándose en el DSM-5 que proporcionan los principales elementos para identificar dichos trastornos y establecer un diagnóstico acertado, asimismo se destaca que estas afecciones son frecuentes en poblaciones infante-juveniles con rasgos de introversión o antecedentes personales y familiares denotándose con enfermedades físicas y mentales. Siendo que, la causa es multifactorial, aunque entre los muchos factores sobresalen la vulnerabilidad al estrés, la disfunción familiar, la sobreprotección parental, así como también las situaciones precipitantes como el acoso escolar, la separación de los padres, el abuso sexual, la insatisfacción con la imagen corporal, y las perpetuadoras como la malnutrición o alguna enfermedad física. Desarrollo Es importante recordar que los trastornos psicosomáticos son una condición en el cual los síntomas físicos se ven agravados por factores mentales, como el estrés, la ansiedad, entre otros, en efecto aquí se abordaran tres criterios sistematizando los trastornos vinculados con los signos y síntomas que se representan en la lectura, siendo los siguientes:

nerviosos e inhibidos, encontrándose en anamnesis frecuentes con trastornos del sueño y dificultades alimentarias. Asimismo, varios de los síntomas característicos son (A) Uno o más síntomas somáticos que causan malestar o dan lugar a problemas significativos en la vida diaria. (B) Pensamientos, sentimientos o comportamientos excesivos relacionados con los síntomas somáticos o asociados a la preocupación por la salud como se pone de manifiesto por una o más de las características siguientes: (1) Pensamientos desproporcionados y persistentes sobre la gravedad de los propios síntomas. (2) Grado persistentemente elevado de ansiedad acerca de la salud o los síntomas. (3) Tiempo y energía excesivos consagrados a estos síntomas o a la preocupación por la salud. (C) Aunque algún síntoma somático puede no estar continuamente presente, el trastorno sintomático es persistente (por lo general más de seis meses). Especificar si: Con predominio de dolor (antes trastorno doloroso): este especificador se aplica a individuos cuyos síntomas somáticos implican, sobre todo, dolor. Especificar si: Persistente: Un curso persistente se caracteriza por la presencia de síntomas intensos, alteración importante y duración prolongada (más de seis meses). Mostrando un ejemplo del trastorno, en lo cognitivo, el infante interpreta el dolor abdominal para adaptarse al ámbito escolar, generándole ansiedad y presentando una conducta de dificultad alimentaria y del sueño, buscando a sus padres para que ellos le puedan ayudar a resolver el malestar que el sujeto este psicosomatizando, buscando a un especialista profesional en la psicología. El segundo síntoma se alude al asma del niño que difiere sensiblemente del adulto, como la crisis debuta súbitamente, al igual que, la disnea intensa y rápida, sin tos y

frecuentemente con fiebre incluso en ausencia de complicaciones, dado que, la crisis a menudo acontece de noche y puede durar de unos minutos a unas horas, también la dificultad respiratoria puede ser leve o llegar a tal punto de gravedad que precise respiración asistida, no obstante, los niños asmáticos presentan a menudo otros trastornos psicosomáticos como eccemas y otros problemas cutáneos. Por lo tanto, en la sintomatología su prevalencia se sitúa entre el 1-2% de la población infantil, en donde los niños la padecen más que las niñas, sin embargo, este trastorno se presenta con carácter de urgencia en los niños de menos de 1 año, ya que el 20-30% de los casos debutan antes de los dos años y la mayoría de los casos antes de los 5 años, habitualmente en el curso del tercer año, los síntomas disminuyen notablemente o desaparecen en una gran mayoría de niños asmáticos alrededor de los 15 años. Por esa razón, en esta segunda cuestión, se visualiza el trastorno de ansiedad por enfermedad (F45.21), debido a que, dentro de los trastornos endocrinos, el eccema en el infante y adolescente, es una afección de origen alérgico, a causa de la psicomatización del asma, siendo los sujetos sensibles, ansiosos, agresivos, egocéntricos y con falta de seguridad, ya que sus madres en cuanto a las personalidades de ellas, suelen ser ansiosas, super protectoras o rechazadoras, presentando en los pequeños un estado de dependencia e inseguridad con respecto a su madre, siendo que ellas manifiestan hacia su hijo hostilidad disfrazada de ansiedad, ya que, no les gusta tocarlos u ocuparse de ellos, privándolos sistemáticamente de todo contacto cutáneo. De igual modo, se argumenta con: A) Preocupación por padecer o contraer una enfermedad grave. (B) No existen síntomas

social, donde se exige que el niño afronte nuevas experiencias y que progrese en autonomía y responsabilidad. En consecuencia, en el último tercer suceso se apunta a un trastorno de conversión (F44.4) (trastorno de síntomas neurológicos funcionales), puesto la migraña se caracteriza por una cefalea unilateral acompañada de náuseas o vomito acompañado de trastorno vasomotores, en donde el niño deja de jugar, se acuesta en alguna zona permaneciendo inmóvil y pálido, predominando más en el sexo femenino, comportándose como una disritmia cerebral, con antecedentes familiares, afectando al pequeño durante el periodo escolar, mientras que no se presenta de manera frecuente en cuando tiene vacaciones, se relaciona como un cuadro neurovegetativo subrayando la importancia de la ansiedad y la hiperirritabilidad. Además, presenta (A) Uno o más síntomas de alteración de la función motora o sensitiva voluntaria. (B) Los hallazgos clínicos aportan pruebas de la incompatibilidad entre el síntoma y las afecciones neurológicas o médicas reconocidas. (C) El síntoma o deficiencia no se explica mejor por otro trastorno médico o mental. (D) El síntoma causa malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento. Nota de codificación: El código CIE-9-MC para el trastorno de conversión es 300.11 , el cual se asigna con independencia del tipo de síntoma. El código CIE-10-MC depende del tipo de síntoma (véase a continuación). Especificar el tipo de síntoma: (F44.4) Con debilidad o parálisis (F44.6) Con anestesia o pérdida sensitiva Especificar si: Persistente: Síntomas durante seis meses o más. Especificar si: Con factor de estrés psicológico (especificar el factor de estrés).

Imaginemos que, el ejemplo de la migraña, en lo cognitivo el niño se siente sin ganas de hacer las cosas resultado del bullying que recibe por parte de sus compañeros de clase, llegando a presentar una desmotivación al momento de querer jugar con sus amigos, a causa de ello, en lo conductual permanece inmóvil en un estado neurovegetativo y en efecto requiere de la atención médica porque pudiese tener antecedentes familiares con el mismo síntoma y signo, por ende los padres deben observarlo y darle la importancia que mejore el malestar clínico de manera óptima y significativa, para que no exista un deterioro en lo familiar, escolar y social, buscando en todo momento la asistencia multidisciplinaria tanto en médicos especialista en el tema y psicólogos que apoyen o guíen en las repercusiones mentales que pudiesen suscitar. Conclusión En mi opinión, los trastornos psicosomáticos no se manifiestan de la misma manera en el niño o adolescente que en el adulto, el lactante y el infante en la primera infancia sería un ser esencialmente psicosomático, ya que produce un paso rápido sin intermediarios de lo psíquico a lo físico debido a que, las capacidades de mentalización están menos desarrolladas y los mecanismos de defensa se encuentran menos elaborados. Por lo cual, en relación a las etapas definidas del desarrollo, del aprendizaje del control de los esfínteres que oscila entre los 3 a 4 años de edad generando en el pequeño una constipación, asimismo, en la autonomía con relación a la madre el síntoma se relaciona entre

Referencias bibliográficas Ajuriaguerra, J. (1990). Manual de Psiquiatría Infantil. Capítulo Enfermedades Psicosomáticas. pp. 733- 763 Asociación Estadounidense de Psiquiatría (2023). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales: DSM-V. Pub psiquiátrico americano. Blas Benito, M. (2017). Disociación y somatización. Tratamiento secuenciado en fases. Revista Digital de Medicina Psicosomática y Psicoterapia. pp.44-54. Medina, M.E., Borges G., Lara, C., Benjet, C. (2009). La salud mental en México y los retos para su atención. Resultados de la Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica. Asociación Psiquiátrica Mexicana: Manual de los Trastornos Mentales Edición. México, pp. 13-24. Organización Panamericana de la Salud (2019). Clasificación estadística internacional de las enfermedades y problemas relacionados con la salud (CIE-10). Washington, D.C: OPS. Sánchez, Mascaraque P., Barrio Rodríguez A. (2012). Trastornos psicosomáticos. Pediatría Integral. Vila Grifal, M., Garralda Hualde E. (2010). Trastornos somatomorfos. Ed. Panamericana.