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Arquitectura Prehispánica de Tierra en el Sur de Veracruz, Diapositivas de Construcción

Este artículo explora la historia y las técnicas de construcción en tierra en el sur de veracruz, desde el periodo preclásico hasta el posclásico. Se analizan los materiales, las técnicas y la evolución de la arquitectura en tierra, con ejemplos específicos de sitios arqueológicos como san lorenzo tenochtitlán, la venta y tres zapotes. El documento destaca la importancia de la tierra como material de construcción en mesoamérica y su influencia en la arquitectura prehispánica.

Tipo: Diapositivas

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boletín de monumentos históricos | tercera época, núm. 35, septiembre-diciembre 2015
aldo abiu flores herrera*/lourdes hernández jiménez*/adriana isabel vera martínez*
A
través de un proceso de ensayo y error el hombre ha logrado dominar
las particularidades físicas y químicas de cualquier elemento natural a
su alcance para transformarlo en un recurso destinado a satisfacer sus
necesidades básicas. Las inclemencias del tiempo y la amenaza cons-
tante de animales salvajes, impulsaron al hombre a buscar refugios para
su protección; primero utilizaron los abrigos rocosos y después diseñaron y construyeron
sus viviendas. De ese modo, los pobladores mesoamericanos lograron desarrollar a través
de los años una tradición arquitectónica interesante basada en piedra y tierra, siendo esta
última la principal protagonista como material constructivo en lugares donde se carece
de piedras.
En la costa sur del Golfo de México, donde predomina un paisaje de llanuras aluvia-
les, habitaron los olmecas (llamados la primera civilización compleja de Mesoamérica)
durante el periodo Preclásico; ahí, en ese entorno, los olmecas conjuntaron y lograron
desarrollar técnicas constructivas de tierra heredadas por sus antecesores; ellos lograron
levantar en sus centros urbanos plataformas piramidales erigidas a base de rellenos de
tierra apisonada que soportaron templos, aposentos y viviendas; constancia de ello lo po-
El sistema constructivo
de tierra en el sur de Veracruz
en tiempos prehispánicos
La arquitectura prehispánica de tierra en el sur de Veracruz viene de una tradición que se remonta desde el periodo
Preclásico (1200-900 a. C.), con los olmecas, y siguió utilizándose hasta el Posclásico (900-1521 d. C.). La región está ca-
racterizada por tener suelos arcillosos y de arenas, surcada por grandes ríos que han modelado el entorno en planicies
aluviales y sistemas de lomeríos bajos; este medio fue bien aprovechado por los antiguos habitantes, quienes utilizaron
la tierra como principal material constructivo para edificar sus plataformas, templos y habitaciones. Los trabajos arqueo-
lógicos recientes en la cuenca baja del río Coatzacoalcos nos han aportado información relevante referente a los sistemas
de construcción de tierra en el periodo Posclásico, tema que ha sido poco estudiado en la región.
Palabras clave: arquitectura en tierra, técnicas constructivas, sur de Veracruz, arquitectura prehispánica, periodo Posclásico.
Pre-Hispanic earthen architecture in southern Veracruz comes from a tradition dating back to the Preclassic period
(1200–900 BC) with the Olmecs and remained in use until the Postclassic (AD 900–1521). This region is characterized by
clayey, sandy soils, crossed by wide rivers that have shaped the environment into floodplains and regions of low hills.
This medium was ably exploited by the ancient inhabitants, who used earth as the principal material to build their plat-
forms, temples and rooms. Recent archaeological work in the lower basin of the Coatzacoalcos River has yielded relevant
data on earthen building systems in the Postclassic period, a topic that has received relatively little attention in the region.
Keywords: earthen architecture, construction techniques, southern Veracruz, pre-Hispanic architecture, Postclassic period.
* Centro inah-Veracruz.
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boletín de monumentos históricos | tercera época, núm. 35, septiembre-diciembre 2015

aldo abiu flores herrera/lourdes hernández jiménez/adriana isabel vera martínez*

A

través de un proceso de ensayo y error el hombre ha logrado dominar las particularidades físicas y químicas de cualquier elemento natural a su alcance para transformarlo en un recurso destinado a satisfacer sus necesidades básicas. Las inclemencias del tiempo y la amenaza cons- tante de animales salvajes, impulsaron al hombre a buscar refugios para su protección; primero utilizaron los abrigos rocosos y después diseñaron y construyeron sus viviendas. De ese modo, los pobladores mesoamericanos lograron desarrollar a través de los años una tradición arquitectónica interesante basada en piedra y tierra, siendo esta última la principal protagonista como material constructivo en lugares donde se carece de piedras. En la costa sur del Golfo de México, donde predomina un paisaje de llanuras aluvia- les, habitaron los olmecas (llamados la primera civilización compleja de Mesoamérica) durante el periodo Preclásico; ahí, en ese entorno, los olmecas conjuntaron y lograron desarrollar técnicas constructivas de tierra heredadas por sus antecesores; ellos lograron levantar en sus centros urbanos plataformas piramidales erigidas a base de rellenos de tierra apisonada que soportaron templos, aposentos y viviendas; constancia de ello lo po-

El sistema constructivo

de tierra en el sur de Veracruz

en tiempos prehispánicos

La arquitectura prehispánica de tierra en el sur de Veracruz viene de una tradición que se remonta desde el periodo Preclásico (1200-900 a. C.), con los olmecas, y siguió utilizándose hasta el Posclásico (900-1521 d. C.). La región está ca- racterizada por tener suelos arcillosos y de arenas, surcada por grandes ríos que han modelado el entorno en planicies aluviales y sistemas de lomeríos bajos; este medio fue bien aprovechado por los antiguos habitantes, quienes utilizaron la tierra como principal material constructivo para edificar sus plataformas, templos y habitaciones. Los trabajos arqueo- lógicos recientes en la cuenca baja del río Coatzacoalcos nos han aportado información relevante referente a los sistemas de construcción de tierra en el periodo Posclásico, tema que ha sido poco estudiado en la región. Palabras clave : arquitectura en tierra, técnicas constructivas, sur de Veracruz, arquitectura prehispánica, periodo Posclásico.

Pre-Hispanic earthen architecture in southern Veracruz comes from a tradition dating back to the Preclassic period (1200–900 BC) with the Olmecs and remained in use until the Postclassic (AD 900–1521). This region is characterized by clayey, sandy soils, crossed by wide rivers that have shaped the environment into floodplains and regions of low hills. This medium was ably exploited by the ancient inhabitants, who used earth as the principal material to build their plat- forms, temples and rooms. Recent archaeological work in the lower basin of the Coatzacoalcos River has yielded relevant data on earthen building systems in the Postclassic period, a topic that has received relatively little attention in the region. Keywords : earthen architecture, construction techniques, southern Veracruz, pre-Hispanic architecture, Postclassic period.

  • Centro inah-Veracruz.

el sistema constructivo de tierra en el sur de veracruz en tiempos prehispánicos

demos apreciar en San Lorenzo Tenochtitlán, Vera- cruz (1200-900 a. C.), La Venta, Tabasco (900-400 a. C.) y Tres Zapotes, en Veracruz (900 a. C.-300 d. C.). San Lorenzo Tenochtitlán fue una ciudad asenta- da sobre una meseta natural, en la cual los olmecas modificaron y organizaron el espacio construyendo montículos de tierra y estructuras monumentales alrededor de plazas y patios.^1 Otro ejemplo igual- mente interesante es La Venta, sitio arqueológico localizado sobre una elevación natural rodeada por terrenos bajos. Cuenta con arquitectura monumen- tal de tierra, cuya traza consiste en la alineación de plataformas rectangulares de diferentes tamaños, organizadas alrededor de diversos patios.^2 Cientos de años más tarde, durante el periodo que corresponde al Clásico Mesoamericano (100- 900/1000 d. C.), en la región sur de Veracruz se con- tinúa usando la tierra como componente principal para la construcción, sobre todo en las zonas de lla- nura y lomeríos bajos donde las pirámides llegan a ser monumentales, de hasta 10 m de altura. Al in- terior, en el pie de monte de la Sierra Madre Orien- tal con que colinda la llanura costera, se observa la integración de piedra como revestimiento, aunque el núcleo sigue siendo de tierra. A diferencia del centro-sur de Veracruz donde se han podido identificar los cuerpos y las escali- natas con sus alfardas en las pirámides y platafor- mas de tierra,^3 en el sur es muy difícil notar dichos elementos, tal vez se deba a la alta acidez del suelo de la zona tropical húmeda y a las raíces de los grandes árboles que destruyeron los acabados, así

como la erosión que implica la ganadería actual- mente. Respecto al periodo Posclásico (1000-1521 d. C.), vemos que en la llanura costera se mantiene el sis- tema constructivo a base de tierra, aunque se da un cambio en las proporciones de las estructuras prehis- pánicas; en su mayoría ya no son monumentales; ahora suelen ser de una altura que no rebasan los 5 m, y siguen un patrón rectangular conformando pa- tios y plazas dispuestos sobre los orillas de las lomas. En el presente artículo exponemos los resulta- dos preliminares de las investigaciones realizadas en el sur de Veracruz, cuyo objetivo ha sido el de tratar de entender el desarrollo del sistema y las técnicas constructivas de la arquitectura prehispá- nica en tierra. Los datos aportados provienen de re- corridos intensivos de superficie y excavaciones de los sitios arqueológicos registrados y que han sido fechados para el periodo Posclásico; es ahí donde se observó el proceso de los sistemas constructivos, que muestran la adaptación y la especialización en un entorno carente de material rocoso.

La región

Para entender e identificar las modificaciones del entorno producidas por la mano del hombre en la

(^1) Ann Cyphers, Población, subsistemas y medio ambiente en San Lorenzo Tenochtitlán , México, iia-unam, 1997, p. 91. (^2) Rebeca González Lauck, “La antigua ciudad olmeca en La Ven- ta, Tabasco”, en John Clark (ed.), Los olmecas de Mesoamérica , México, El Equilibrista, 1994, pp. 93-111. (^3) Annick Daneels, “La arquitectura monumental de tierra en el Preclásico tardío y Clásico temprano, desarrollo de la traza ur- bana de La Joya, Veracruz, México”, en Simposio internacional de investigaciones arqueológicas de Guatemala , Guatemala, Museo Nacional de Arqueología y Etnología, 2011, pp. 123-133.

Figura 1. ubicación general del área de estudio.

el sistema constructivo de tierra en el sur de veracruz en tiempos prehispánicos

ciones mayores a los 100 msnm corresponden a la parte del cerro Nanchital, perteneciente a los últi- mos alcances de la Sierra Madre Oriental, y son el resultado de una actividad compleja, generada por la acción combinada de los procesos endógenos y exógenos particulares que actuaron en el sur de Ve- racruz a través del tiempo geológico.

La tierra. Sus propiedades

Para entender a la tierra como materia prima cons- tructiva es necesario conocer las características particulares de cada tipo y su diferente comporta- miento en casos específicos, pues de ello depende la calidad de la construcción. El suelo es derivado de la erosión continua de las rocas pulverizadas constantemente por diferen- tes causas, como el movimientos de los glaciares, el agua, la expansión o contracción térmica de las ro- cas y la expansión del agua congelada en las grietas de éstas, entre otras.^5 Está compuesto básicamente de cuatro tipos (arcillas, limo, arena y grava) que se han clasificado de acuerdo con el tamaño de sus par- tículas y su composición. Las diferencias entre cada tipo de suelo depende de la región donde se encuen- tra y las condiciones naturales a las que se enfrenta. Las arcillas son suelos aglutinantes de estruc- tura laminar hexagonal y cristalina producto de la erosión de rocas con alto contenido de feldespatos y minerales conformados por óxidos de aluminio y silicio. Se componen por partículas menores a los 0.002 mm y su coloración depende de elementos químicos con los que se combine; los óxidos de hie- rro resultan de una tonalidad amarilla o rojiza; si se combinan con elementos orgánicos, la coloración tiende a marrón oscuro o negro.^6

Las arcillas como material de construcción son importantes ya que fungen como actor adhesivo y aglutinante; al mezclarse con otros tipos de tie- rra son capaces de propiciar estabilidad a la edi- ficación. La grava no es más que fragmentos de rocas de más de 2 mm de diámetro; su forma es producto de las acciones naturales o culturales en las que se vieron relacionadas (como la acción del agua, que genera esquinas redondeadas o cantos rodados). El origen de las rocas siempre está relacionado con la existencia de arena, la cual también se produce de- bido a la devastación de rocas; su diferencia radica en el tamaño de sus partículas, que va de los 0.06 a los 2 mm de diámetro. Como material de construc- ción, contienen una composición muy diferente a la arcilla; las arenas y gravas muchas veces se utili- zan como agregados que permiten el volumen y la estabilidad del sistema constructivo. El limo es un suelo de grano muy fino confor- mado por partículas que van desde los 0.002 a los 0.06 mm de diámetro, producto de la desintegra- ción de las rocas debido a fenómenos naturales; al igual que la arena y la grava, carece de la capacidad aglutinante. Por su estructura, el limo por sí solo no es recomendable como materia prima en la cons- trucción, ya que tiende a erosionarse rápidamente. Asimismo, las capas superficiales (humus) con alto contenido orgánico son deficientes en la construc- ción, ya que su formación es producto de la des- composición de las plantas. El tipo de suelos dependerá del lugar donde se encuentre; en las regiones montañosas por lo gene- ral predominan las gravas; en las orillas de los ríos tienden a localizarse limos y arcillas; en las regiones costeras abundan las arenas, pues son producto de la devastación de la corteza marina. En el caso par- ticular de la región de estudio, el sur de Veracruz se caracteriza por conformarse de suelos arcillosos con un alto grado de acidez, además de arenas deposita-

(^5) Gernot Minke, Manual de construcción en tierra. La tierra como material de construcción y su aplicación en la arquitectura actual , Uruguay, Fin de Siglo, 2005, p. 23. (^6) Idem.

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das por fenómenos de regresión y transgresión del mar y la acción del viento.

La tierra como material constructivo

La tierra como parte de un sistema de construcción es bien conocido en todo el mundo; comprende toda una serie de estructuras en las que el suelo na- tural es acondicionado mediante procedimientos de humidificación, trasformación y secado al sol para edificar elementos constructivos que hagan posible la habitabilidad de los espacios.^7 La arquitectura de tierra es aquella cuyos siste- mas constructivos contienen materiales sustentan- tes y consecutivos resueltos a partir del uso de ado- bes o tapiales.^8 Es la trasformación de las partículas de la tierra para lograr un material sólido capaz de brindar estabilidad a una construcción. Para que un determinado tipo de tierra funcione como materia prima en la construcción, es necesario conocer sus características particulares, su comportamiento con el medio ambiente y las reacciones con algunos agregados. Uno de los principales elementos a considerar es el agua; la arcilla, al ser expuesta a la humedad, activa su fuerza aglutinante, tiende a expandirse y cambiar de estado compacto a uno más plástico; sin embargo, con la exposición al sol o temperatura el agua se evapora generando una reducción de sus partículas que provoca agrietamientos. Sin duda los antiguos constructores prehispá- nicos conocieron este comportamiento; lograron dominarlo identificando la composición y disposi- ción granulométrica; ahora se sabe que se pueden generar estabilizadores modificando la cantidad

de arcilla o arena, incorporando elementos faltan- tes o proporciones diferentes; si se elige la mezcla adecuada de arenas y arcillas se puede lograr una materia prima apta para construcción. Cuando no se tuvieron los recursos disponibles para crear una mezcla adecuada se buscaron consolidantes de ori- gen orgánico —como el hidróxido de calcio, mejor conocido como cal, la pulpa de cactus o proteínas animales—, grasas vegetales o animales, fibras de origen vegetal —como paja, cascajo de coco, made- ra—, pelo de animales o humanos.^9 La aplicación de alguno de estos procesos depende de las condi- ciones climáticas de cada región, la disponibilidad de los recursos, la experiencia y, sobre todo, la téc- nica constructiva empleada. Se conocen varias técnicas de construcción de tierra. Algunas tienen como base la compactación de la tierra (tapial), la creación de bloques de estruc- tura sólida capaces de soportar pesos considerables (adobe) y el revestimiento de lodo a un entramado de ramas de forma deseada (bajareque). El adobe es un bloque de masa de barro mezcla- do a veces con materia orgánica fibrosa (paja, pasto o huano), modelado en forma de bloque y secado al aire libre, que se emplea en la construcción de mu- ros o elementos de apoyo estructural (figura 3).^10 En el México prehispánico este tipo de técnica fue ampliamente utilizada en la elaboración de pa- redes para casas y grandes construcciones; algunos ejemplos son el sitio arqueológico de Casas Gran- des, en Chihuahua; en la ciudad de Teotihuacán se construyeron muros de adobe empleando cajones de relleno;^11 en las construcciones palaciegas del si- tio arqueológico La Joya, en el centro de Veracruz, se identificó el uso de adobes.^12 (^7) Luis Fernando Guerrero Baca, “Arquitectura en tierra: hacia la recuperación de una cultura constructiva”, Revista Apuntes , núm. 2, vol. 20, Bogotá, 2007, pp. 184-185. (^8) José Alejandro Villalobos Pérez, “Archeo-001 (A-A). Glosario ilustrado sobre urbanismo, arquitectura y conservación arqueo- lógicos”, tesis de licenciatura, México, enah, 2006, p. 97.

(^9) Luis Fernando Guerrero, op. cit ., p. 188. (^10) José Alejandro Villalobos, op. cit ., p. 30. (^11) Noel Morelos, Procesos de producción de espacios y estructuras en Teotihuacán: el conjunto Plaza Oeste y complejo Calle de los Muertos , México, inah (Científica, 247), 1983. (^12) Annick Daneels y Luis Fernando Guerrero, “Rescate de es-

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1200 y 800 a. C., emprendieron una transformación del paisaje modificando una meseta natural con miles de toneladas de sedimentos provenientes de las áreas bajas inundables, alcanzando dimensiones monumentales; sobre ella se construyeron estruc- turas piramidales, dispuestas alrededor de plazas y patios, que estuvieron destinadas a las familias im- portantes.^15 En la cima de la meseta sobre una plataforma de tierra se levantó el Palacio Rojo, una residencia lujosa que cubrió una área de 600 m^2 cuyo soporte central fue una columna basáltica de 3 m de largo y casi 1 m de diámetro, que seguramente sostuvo un techo de palma. Debajo del palacio se configu- ró un sistema de drenaje elaborado de roca basál- tica.^16 En las terrazas de la meseta las construcciones fueron hechas de bajareque o de lodo apisonado (hecho en moldes de madera), cubiertas con techos de palma y pintados con hematita, un mineral fe- rroso de color rojo que —al mezclarse con la arcilla y al ser expuesto al calor— se endurece y logra una capa protectora y decorativa en paredes y pisos. A

diferencia del Palacio Rojo, debajo, en las casas do- mésticas, existían desagües hechos con bentonita local.^17 En La Venta, en el estado de Tabasco, los olme- cas construyeron su ciudad sobre un promontorio que sobresale 20 m sobre el nivel de las tierras bajas inundables que lo circundan. Sobre esa meseta se encuentran varios complejos arquitectónicos con diferentes funciones. La traza arquitectónica consis- te en plataformas alineadas en un eje norte-sur, for- mando espacios alargados y paralelos entre sí. En general las estructuras arqueológicas son de planta rectangular con alturas que oscilan en promedio de 3 y 4 m. Sobresale de estos conjuntos la pirámide principal, el Edificio C, con 30 m de altura (figura 6). Investigaciones recientes realizadas por Rebeca González Lauck^18 demuestran que el Edificio C es- taba conformado por un núcleo de arcillas y pre- sentaba cuerpos escalonados recubiertos por arcilla arenosa, “sostenida en su lugar por cortas alineacio- nes de lajas naturales de piedra caliza que formaba una especie de contrafuertes, al ser empotrado en el núcleo del edificio”.^19 Fuera de estos trabajos, poco se conoce de siste- (^15) Ann Cyphers, “La vida en los orígenes de la civilización meso- mas constructivos del periodo Preclásico en el sur americana. Los olmecas de San Lorenzo”, en Historia de la vida cotidiana en México , México, fce/El Colegio de México, 2012, pp. 21 y 25. (^16) Idem.

(^17) Ibidem , p. 27. (^18) Rebeca González Lauck, op. cit ., 1994. (^19) Ibidem , p. 98.

Figura 5. Granero alemán construido con la técnica de apisonado. tomado de Gernot minke, Manual de construcción en tierra. La tierra como material de construcción y su aplicación en la arquitectura actual , uruguay, Fin de siglo, 2005, p. 63.

Figura 6. sitio arqueológico la venta, tabasco.

el sistema constructivo de tierra en el sur de veracruz en tiempos prehispánicos

de Veracruz, debido a que las sociedades del Clásico se asentaron sobre sitios con evidencia olmeca. Un estudio que es importante mencionar, aunque se localice fuera de nuestra área de estudio, es el tra- bajo realizado por Annick Daneels en el centro-sur de Veracruz. En la planicie costera del Golfo, entre los ríos Cotaxtla y Jamapa, se encuentra el sitio arqueo- lógico La Joya, municipio de Medellín de Bravo. Este estudio constituye un parteaguas para la arquitectura de tierra en la llanura costera de Veracruz. Las explo- raciones arqueológicas llevadas a cabo han permitido identificar construcciones importantes elaboradas con tierra apisonada, contando con etapas de ocupa- ción complejas que permiten fechar el sitio desde el Preclásico superior hasta el Clásico medio. Su arquitectura principal es una pirámide de cuatro escalinatas y dos palacios- acrópolis; el sis- tema constructivo utiliza rellenos alternos: bloques de casi 1 m de altura por 4 a 6 m por lado, elabo- rados de arcilla con limo e intercalados con bloques de arena, disposición que permitió controlar la pre- sión interna de la estructura (figura 7).^20

Clásico

El periodo Clásico en el sur de Veracruz se caracte- riza por la llegada de nuevos grupos que irrumpen en la región. Al principio, en el Clásico medio (300- 500 d. C.), fue a través de los movimientos de gru- pos provenientes del altiplano central mexicano, principalmente los teotihuacanos, quienes soste- nían relaciones políticas y económicas con los del área maya. Matacapan, sitio arqueológico emplazado en las faldas suroccidentales de los Tuxtlas, presenta ar- quitectura con el estilo talud-tablero teotihuacano; sin embargo, no hay mención acerca de su sistema constructivo; probablemente haya sido a base de tierra y piedra, como se puede observar en otros si- tios aledaños de la región (observación personal en campo). Al sureste de Matacapan se localiza el sitio La- guna de los Cerros, donde Alfonso Medellín Zenil^21 realizó una serie de excavaciones. El sitio presen- ta una organización arquitectónica compuesta por dos montículos alargados paralelos, rematados en sus extremos por dos montículos cónicos, general- mente uno mayor que el otro, cerrando una plaza alargada. Las excavaciones de Medellín pudieron determinar que la arquitectura pertenece al Clási- co tardío (600-900/1000 d. C.), ya que la mayoría de los artefactos ahí descubiertos son de dicha épo- ca, y se estableció que el sistema constructivo de los montículos consistió principalmente de tierra y piedra bola. Hacia la cuenca media del río Coatzacoalcos des- taca el sitio San Lorenzo, centro principal olmeca durante el Preclásico inferior, donde se han halla- do esculturas monumentales emblemáticas de este grupo. Sin embargo, también tuvo una fuerte ocu-

(^20) Annick Daneels y Luis Fernando Guerrero, op. cit ., 2013.

(^21) Alfonso Medellín Zenil, Monolitos olmecas y otros en el Museo de Antropología de la Universidad Veracruzana , Union Académi- que Internationale, México, inah, 1971.

Figura 7. sitio arqueológico la Joya. Fotografía de luis Guerrero, en annick daneels, 2013.

el sistema constructivo de tierra en el sur de veracruz en tiempos prehispánicos

jeta al imperio mexica, pero hubo una especie de acuerdo de paso para sus mercaderes y demás per- sonajes. Las crónicas de los conquistadores men- cionan que la provincia era gobernada por Tochel ; estaba bastante poblada. Incluso los colonizadores españoles, en su primer desembarco en las aguas del Golfo cerca de la desembocadura del río Tonalá, vieron llegar a gente del Coatzacoalcos, quienes les llevaron hachas de cobre, que los españoles creye- ron se trataba de objetos de oro. Los estudios arqueológicos sistemáticos en la región son relativamente escasos. Los recientes recorridos y excavaciones han corroborado la alta densidad poblacional sobre el margen este del río Coatzacoalcos, tal como lo mencionan los cronistas españoles. Se registró una serie de sitios emplaza- dos en las cimas de las lomas, las cuales estuvieron unidas por terraplenes artificiales para crear cami- nos que llevan a distintos destinos: a la costa o tierra adentro. En particular, se han estudiado sistemáticamen- te dos sitios arqueológicos que han aportado infor- mación referente a sistemas constructivos en tierra para el periodo Posclásico. Se trata de dos sitios que hemos denominado con el nombre de los propieta- rios: Roque Ávalos y Riverol (figura 8).

La arquitectura de los sitios Roque Ávalos y Riverol

Ambos sitios se localizan sobre el margen este del río Coatzacoalcos, entre los límites de los actuales municipios de Nanchital e Ixhuatán del Sureste; se extienden poco más de 470 ha. Los sitios están emplazados en un sistema de lomeríos de media- na altura con superficie amplia en sus cimas, que les permitió tener una extensión suficiente para la creación de diversas áreas de actividades, como el centro cívico ceremonial, áreas de producción y zo- nas habitacionales. Su arquitectura demuestra que

los antiguos arquitectos tuvieron una gran habilidad para la construcción utilizando únicamente tierra apisonada.

Patrón de asentamiento

El arreglo arquitectónico de estas dos comunidades arqueológicas está determinado por la forma ge- neral del sistema de lomas. Los constructores pre- colombinos modificaron el espacio de la cima de la loma, ampliándola mediante rellenos y rebajando las aristas en terrazas, tratando de obtener el mayor provecho de los espacios disponibles; de ese modo, los montículos fueron colocados en la orilla de los espacios acondicionados, cerca de las pendientes naturales, dejando suficiente y amplio espacio para la plaza o patio, donde se llevaban a cabo las activi- dades diarias y cotidianas. El patrón de asentamiento de los centros cívico- ceremoniales consiste en una plaza abierta delimi- tada por montículos de planta rectangular con una altura promedio de 2 m; asociado a este complejo se encuentra el juego de pelota formado por dos mon-

Figura 8. ubicación de los sitios arqueológicos riverol y roque ávalos.

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tículos largos paralelos con cabezales en el extremo, acusando una planta en forma de “I”. Los patios es- tán rodeados por estructuras de baja altura; en ge- neral están abiertos en uno de sus extremos. Aun- que también existen otras estructuras distribuidas sin orden aparente por todo el sistema de los lome- ríos, formando conjuntos de dos o tres montículos.

Conjunto cívico-religioso Roque Ávalos

Los antiguos habitantes del sitio Roque Ávalos le- vantaron su centro cívico-ceremonial sobre una plataforma en la cúspide de una loma. Actualmente sobreviven seis estructuras: cuatro de ellas con fun- ciones religiosas y administrativas y el juego de pe- lota compuesto de dos basamentos largos (figura 9). La plaza mide 79 x 44 m; en el extremo norte de ella se construyeron seis estructuras; la estructura E2, en medio de la E1 y la E4, mide 28 m de largo por 11 m de ancho, con una altura que oscila entre 90 cm y 1 m; la parte superior está rematada con dos elevaciones pequeñas en cada extremo, quizá donde se desplantaban las habitaciones; en la parte central de la fachada principal se detectó el único acceso del montículo; probablemente era la forma de llegar a ambas habitaciones. La estructura E4 tie- ne 22 m de largo por 11 m de ancho, con una altura 1.10 m hacia su parte frontal (plaza) y 1.70 m hacia su parte posterior. Al este de la plaza se encuentra la estructura E3, de 24 m de largo por 9 m de ancho y una altura de 0.90 m hacia su parte frontal (pla- za) y 1.30 m hacia su parte posterior; al oeste de la misma plaza se localiza la estructura 1 de 26 m de largo por 8 m de ancho, y una altura de 1 m hacia su parte frontal (plaza) y 1.50 m en su parte posterior. Al sureste de los anteriores se encuentra el jue- go de pelota, compuesto por los edificios E5 y E6, orientado 4° al este del norte magnético. Ambos miden 1 m de altura, 33 m de largo por 8.50 m de ancho; la anchura de la cancha es de 1.90 m. El ex-

tremo sur de la plaza carece de montículos; al pare- cer se dejó abierto. Al noreste del centro ceremonial, en otra serie de lomas, se registró otro conjunto formado por pa- tios asociados a un juego de pelota, así como otros edificios alrededor de espacios muy amplios.

Sitio arqueológico Riverol

El sitio arqueológico Riverol se extiende en un área de casi 470 ha, donde existen poco más de 300 es- tructuras arqueológicas que siguen el mismo arreglo arquitectónico que Roque Ávalos (figura 10). El área nuclear, donde existen las estructuras más grandes, está conformada por dos espacios abiertos. El prime- ro emplazado en el nivel topográfico más alto, que muestra al centro la estructura principal con 19 m de largo por 15 m de ancho, y una altura de 2.5 m; al este la acompaña la estructura E2, de 39 m de largo, 14 m de ancho y una altura de 2 m; hacia el este la limitan dos estructuras (E3 y E4), con altura menor a 1 metro. La segunda área abierta se distribuye al norte de la anterior, donde un juego de pelota remata el patio en su extremo oeste; sus dimensiones: 29 m de largo, 9 m de ancho y una altura de 1.5 m (figura 11). Al este la limita la estructura E8, que presenta 13 m de largo, 10 m de ancho y una altura de 2 m; al centro del patio hay dos estructuras conocidas como largueros

Figura 9. sitio arqueológico roque ávalos.

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tratamiento para la consolidación y dureza también exhibe diferencias. El talud o fachada posterior fue expuesto al fuego para darle la dureza requerida; no hay que olvidar que esta fachada es la que daba a la pendiente de la loma, y estuvo sometida a la gotera del techo de palma, si asumimos que sus aposentos, viviendas o cuartos fueron elaborados con material perecedero. En contraste, el talud frontal del mon- tículo sólo se compactó; la evidencia de un declive suave con una nivelación de piso al frente indica que esta sección pudo haber funcionado como un pórtico cubierto. Las exploraciones arqueológicas sistemáticas arrojaron datos concernientes a las diferentes eta- pas constructivas, así como las dimensiones de cada una y su orientación; algunos de los montículos mostraron hasta tres momentos.^27

Primera y segunda etapa constructiva

En cuanto al conjunto cívico-ceremonial de Roque Ávalos, podemos definir la primer etapa de cons- trucción como la modificación que realizaron a la elevación natural; dicha elevación fue modifica- da y nivelada mediante una gran plataforma, con orientación noreste-sureste, formada con relleno de arena, grava y arcilla traídas de áreas cercanas, donde existen estos tipos de sedimentos, con la fi- nalidad de ganar amplitud y conseguir con ella un terreno parejo sobre el que desplantarían los basa- mentos; los límites de este elemento arquitectóni- co son muy visibles hacia el extremo sur y suroeste de la gran plaza, donde se nota un desnivel de 1 m. El relleno, formado por capas de tierra de diferen- tes grosores, alcanzó una altura de 1 m, el cual se aprecia hacia su parte media de la periferia sur de la plataforma.

En los primeros momentos de ocupación de la plataforma albergó sólo dos estructuras (E1 y E4) menores de 50 cm de altura y el juego de pelota. Las dos primeras ubicadas en los extremos oeste y noreste. Las estructuras del juego de pelota (E5-6), en su etapa inicial, también eran de dimensiones menores. Al norte hubo un espacio desocupado que quedaba entre las dos estructuras pequeñas (E1 y E4), al parecer un área amplia que era utilizada para realizar actividades relacionadas con convivencia, ya que ahí localizamos un horno excavado en la tie- rra de 2 m de diámetro (figura 12). En la segunda etapa constructiva hubo mínimas modificaciones en las dos construcciones; según los datos obtenidos, esta etapa quedó definida por un pequeño aumento en altura y, posiblemente, en ex- tensión. Ambas etapas pertenecen al periodo Pos- clásico tardío. Ahora bien, el sistema constructivo aplicado a la ampliación de las estructuras en la segunda etapa fue mediante un solo relleno compuesto de diferen- tes arenas; los pisos de la ocupación se muestran

(^27) Lourdes Hernández Jiménez y Aldo Flores Herrera, Roque Ávalos: un sitio prehispánico del Posclásico con arquitectura de tie- rra en el sur de Veracruz , en prensa.

Figura 12. primera etapa constructiva. plaza principal, sitio arqueológico roque ávalos.

el sistema constructivo de tierra en el sur de veracruz en tiempos prehispánicos

bastante compactos, elaborados con las misma are- nas, pero acompañados de residuos orgánicos como carbón que quizá se deba al producto de las activi- dades diarias. En esta segunda etapa se plantea la existencia de un templo, así como de otro edificio de probable carácter administrativo, además de que la presen- cia del horno posiblemente sirvió para alimentar a una determinada cantidad de personas en ciertas ocasiones del año. La presencia del juego de pelota, como elemento importante en la cosmovisión pre- hispánica, refuerza el sentido religioso y la impor- tancia del sitio para ese momento.

Tercera etapa constructiva

Evidentemente la población creció, y con ello la complejidad social. Arquitectónicamente el sitio también crece y se torna más complejo; las estruc- turas previas aumentan en volumen; ahora tienen en promedio 28 m de lago, 9 m de ancho y 1 m de altura; también comienzan a construirse nuevas es- tructuras: el espacio donde se localizaba el horno se

rellena, y sobre él se levantó una estructura (E2) co- ronada con dos aposentos en la cima y una escalina- ta al frente (figura 14); otra más (E4) en el costado este; con ellas cambia la distribución y orientación de la plaza; es decir, sigue teniendo forma rectan- gular, pero con orientación de norte a sur, y sus di- mensiones se ven reducidas. Para esta etapa la pla- za se encuentra delimitada por sus extremos norte, este y oeste por cuatro estructuras, mientras que el extremo sur de la plataforma continúa desprovista de construcciones; el juego de pelota también crece alcanzando una longitud de 33 m de largo por 9 m de ancho, y una altura de 1 m; pero tras la delimita- ción de la plaza toma otra connotación, ahora más exclusiva y separada de esta última (figura 13). Es importante mencionar el hallazgo de dos sa- humadores al pie de la fachada frontal de la estruc- tura E1, colocados sobre el desplante de su acceso, donde quizás existió una escalinata en su última etapa constructiva; este hallazgo sugiere que la construcción fungió como templo. Una característica importante es el patrón espa- cial; desde los primeros momentos los habitantes eligieron construir las estructuras en los límites de la loma, es decir, muy cerca de las pendientes, dan- do prioridad con esto a los espacios abiertos —como la plaza donde se realizaban la mayoría de las activi- dades—; por tanto, se sugiere que también las cons- trucciones de las casas buscaron estas preferencias de asentarse en los límites, y con ello permitir las actividades cotidianas al aire libre.

Figura 13. tercera etapa constructiva. plaza principal, sitio arqueológico roque ávalos.

Figura 14. detalle de etapas de ocupación.

el sistema constructivo de tierra en el sur de veracruz en tiempos prehispánicos

(en la costa del Golfo), Teotihuacán y Cholula (en el centro de México) y Casas Grandes (en Chihua- hua) son algunos ejemplos de este tipo de sistemas constructivos a escala monumental. Su porcentaje tiende a aumentar si tomamos en cuenta que la arquitectura doméstica en su mayoría optó por las técnicas del adobe o bajareque. El estudio que se está llevando a cabo en el sur de Veracruz propone un tipo de tradición arquitec- tónica interesante que nos habla de un evidente proceso de adaptación a un entorno lacustre caren- te de rocas capaces de sostener grandes construc- ciones; debido a lo anterior, los antiguos habitantes tuvieron que diseñar estrategias que permitieran satisfacer sus necesidades básicas, ideológicas y de poder, y expresarlas mediante la arquitectura. Las pocas intervenciones arqueológicas en las estructuras de tierra pertenecientes a los diferentes periodos ocupacionales, no han proporcionado da- tos contundentes que sugieran cambios tecnológi- cos importantes o visibles en el registro arqueológi- co. Aún hace falta mucho por estudiar del tema, ya que en comparación con el caso de la arquitectura de piedra mesoamericana, a la fecha no se conocen específicamente las técnicas o el proceso de elabo- ración de las construcciones en tierra.

La ausencia de esquineros o huella de alguna empalizada que definiera los límites del relleno constructivo debilita la idea de que los antiguos habitantes de la región utilizaron el apisonado por encofrado, técnica que usa armazones de madera para formar los cuerpos de la estructura. Por tanto, se propone que desde épocas olmecas se edificaba con simples rellenos de tierra extraída de los alre- dedores. Queda aún pendiente considerar los análi- sis cualitativos de la tierra para poder determinar si existe un cambio tecnológico a nivel micro, como en la composición granulométrica o la añadidura de sustancias orgánicas o minerales que permitan brindar una mejor estructura a los rellenos cons- tructivos. La tierra como material de construcción no sólo permite conocer tradiciones arquitectónicas o grados tecnológicos; concordamos con Isabel Alonzo Villaseñor y Luis Alberto Barba Pingarrón en que este tipo de material aporta importantísi- ma información, puesto que guarda un alto conte- nido botánico y otros materiales involucrados du- rante el momento de la construcción, que pueden permitir reconstrucciones de paleoambientes, así como estudios de geoarqueología y micromorfo- logía.^28

(^28) Isabel Villaseñor Alonso y Luis Alberto Barba Pingarrón, “El estudio de los materiales constructivos en la arqueología meso- americana”, Anales de Antropología , vol. 45, México, 2011, pp. 79-98.