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El presente núcleo temático se propone introducir a los cursantes al pensamiento de los principales referentes teóricos que pensaron acerca del orden y el confl icto.
Tipo: Monografías, Ensayos
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Introducción ...................................................................... 2 Período de Revoluciones ................................................. 2 Contractualismo ............................................................... 9 Positivismo ....................................................................... 12 Emile Durkheim ................................................................ 15 El aporte de Karl Marx ..................................................... 17 La contribución de Max Weber ........................................ 26 BIBLIOGRAFÍA ................................................................ 32
El presente núcleo temático se propone introducir a los cursan- tes al pensamiento de los principales referentes teóricos que pensaron acerca del orden y el conflicto. Nos centraremos en las revoluciones sociales y políticas que dieron surgimiento al capitalismo y, con él, al desarrollo de la teoría social clásica. El recorrido propuesto comenzará por la perspectiva contractualista, luego el positivismo y, por último, abordaremos autores clásicos de la sociología: Emile Durkheim, Karl Marx y Max Weber.
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Según el historiador Eric Hobsbawm el período comprendido en- tre 1789 y 1848 (iniciado con la construcción de la primera fábrica del mundo moderno en Lancashire y la Revolución francesa y terminado con la construcción de la primera red ferroviaria y la publicación del Ma- nifiesto comunista ) puede ser referido como “La era de la revolución”. Fue el período del triunfo no de la industria como tal sino de la industria capitalista; no de la libertad y la igualdad en general, sino de la clase media o sociedad burguesa y liberal; no de la economía moderna, sino de las economías y estados en una región geográfica particular del mundo, cuyo centro fueron los estados de Gran Bretaña y Francia. La transformación de 1789-1848 está constituida por eventos revoluciona- rios en ambos países que se propagaron de forma inmediata al mundo entero. Veamos ahora en particular los dos procesos más importantes de aquel período: la Revolución Industrial y la Revolución francesa.
Revolución Industrial
Hacia finales del siglo XVIII y comienzos del XIX confluyeron una serie de condiciones para que en Gran Bretaña se desarrollase la más importante transformación del sistema económico. Algunos cambios en la agricultura, la población, y la tecnología favorecieron un desarrollo industrial. Hacia mediados del S XVIII comienza un aumento progresivo de la producción agrícola gracias a la inversión de los propietarios en nuevas técnicas y sistemas de cultivo, además de la mejora del uso de fertilizantes. La modernización de la agricultura permitió un crecimiento demográfico debido a la mejora de la alimentación. También hubo ade- lantos en la medicina y en la higiene, de ahí que creciera la población. También hubo una migración del campo a la ciudad porque la ocupa- ción en labores agrícolas disminuyó mientras crecía la demanda de trabajo en las ciudades. Las mejoras técnicas redujeron el número de campesinos necesarios para trabajar la tierra, y proporcionaron mano de obra para la industria. Este desarrollo culminó en la transformación del mundo occidental, que paso de ser un sistema fundamentalmente agrícola a otro industrial.
Las máquinas se aplicaron a los transportes y a la comunicación iniciando una enorme transformación. El aumento de la demanda de maquinarias hizo que se produjeran innovaciones técnicas que aumen- taron la producción y los beneficios. Lo importante no es el invento, sino su difusión en la industria. Cada invento no es muy importante en
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Revolución Francesa
Si la economía del mundo del S XIX se formó principalmente bajo la influencia de la Revolución industrial inglesa, su política e ideo- logía se formaron principalmente bajo la influencia de la Revolución francesa.
La Revolución Francesa fue el cambio político más importante que se produjo en Europa a fines del siglo XVIII. Esta revolución sig- nificó el triunfo de un pueblo (la burguesía) oprimido y cansado de las injusticias, sobre los privilegios de la nobleza feudal y del estado abso- lutista. Francia se hallaba bajo el dominio de una monarquía absolutis- ta, el poder de rey y de la nobleza eran la base de este régimen, pero en realidad el estado se encontraba en una situación económica bas- tante precaria. El mantenimiento de un estado absolutista demandaba mucho dinero, ya que: existía un gran número de funcionarios en el go- bierno y cada uno buscaba su propio beneficio, se tenía que mantener un gran ejército permanente, la corte vivía rodeada de lujos. Se trató de conseguir que la nobleza también aporte su correspondiente diezmo, medida que provocó la ira y oposición de esta última clase social, que estaba dispuesta a defender sus privilegios feudales, hasta el punto de enfrentar la monarquía.
La economía del país estaba arruinada. La inmanejable deu- da del Estado fue exacerbada por un sistema de extrema desigualdad social y de altos impuestos que los estamentos privilegiados, nobleza y clero no tenían obligación de pagar, pero que sí oprimía al resto de la sociedad. La colaboración interesada de Francia con la causa de la independencia estadounidense (que ocasionó un gigantesco déficit fiscal) y el aumento de los precios agrícolas tras las malas cosechas contribuyeron al clima de disconformidad imperante.
La corriente de pensamiento vigente en Francia era la Ilustración, cuyos principios se basaban en la razón, la igualdad y la libertad. Para esta corriente de pensamiento la propiedad privada era un derecho na- tural sagrado, inalienable e inviolable. La Ilustración había servido de impulso a las Trece Colonias norteamericanas para la independencia de su metrópolis europea. Tanto la influencia de la Ilustración como el ejemplo de los Estados Unidos sirvieron de “trampolín” ideológico para el inicio de la revolución en Francia.
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La burguesía quería acceder a cargos públicos. El conjunto de la población mostraba un resentimiento generalizado dirigido hacia los privilegios de los nobles y del alto clero, que mantenían su dominio sobre la vida pública impidiendo que accediera a ella una pujante clase profesional y comerciante. Los campesinos estaban cansados del po- der feudal. La monarquía prácticamente devastada económicamente y sin el apoyo de gran parte de la nobleza, estaba en la ruina.
La sociedad estaba compuesta por tres sectores sociales lla- mados estados: la iglesia, la nobleza y un tercer estado compuesto principalmente por la burguesía y los campesinos libres. Viendo la difícil situación económica que se asomaba, la nobleza exigió que se llamara a Estados Generales, para el tratamiento de una ley de impuestos. Cuando se reunieron en los Estados Generales (1789), la situación de Francia estaba sumamente comprometida, ya que el pueblo no soportaba más tan penosa vida, y existía un gran descon- tento social. Los miembros del Tercer Estado se declararon como únicos integrantes de la Asamblea Nacional: ésta no representaría a las clases pudientes sino al pueblo en sí. La primera medida de la Asamblea fue votar la “Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano”. Esta proclama se transformó en la síntesis de las ideas revolucionarias, basadas en tres banderas: igualdad, fraternidad y li- bertad. Si bien invitaron a los miembros del Primer y Segundo Estado a participar en esta asamblea, dejaron en claro sus intenciones de proceder incluso sin esta participación.
En 14 de Julio de 1789, la burguesía se vio apoyada por un gran sector explotado por la nobleza, los campesinos, que en medio de una agitada multitud revolucionaria formada por hombres y mujeres, satu- rados de injusticias y de hambre, se dirigen a la Bastilla, símbolo del régimen absolutista, donde funcionaba como cárcel de los opositores al sistema de gobierno, y la toman por la fuerza. Esta demostración atemorizó a los partidarios del antiguo sistema, y sirvió para inclinar la balanza en favor de los revolucionarios, desplazando así del poder a los nobles y partidarios del absolutismo. Paralelamente se produjo en las zonas rurales levantamientos de los campesinos contra los señores feudales, lo cuales fueron asesinados, y sus castillos saqueados e in- cendiados. A este movimiento social por la justicia y fraternidad de los hombres en 1789, se lo conoce como el Gran Miedo.
La Asamblea Nacional estaba formada por la burguesía, que inicialmente para luchar contra la monarquía lo hizo en forma unificada, pero en realidad la burguesía no era una clase social homogénea, sino
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sans culottes (sin calzones). Desde 1792 los jacobinos lograron el control de la Convención, y sus principales activistas fueron: Dantón, Robespierre, Marat y Saint Just.
La república jacobina en el plano exterior debió frenar el avan- ce de los ejércitos extranjeros, en el plano interior debió combatir la aristocracia, y terminar con la resistencia de los girondinos, que se oponían a la nueva forma de gobierno. Para tomar mejor partido de su control, los jacobinos hicieron alianzas con los sans-culottes, y durante 1793, se creó una institución destinada a establecer un rígido control de los opositores, y castigarlos duramente y aplicar la pena de muerte a todos aquellos que no apoyaban el sistema de gobierno republicano. Este instrumento fue dirigido en persona por Robespie- rre. Se trataba de mantener dominados a sus opositores, a través del miedo, por lo que se lo llamó: El terror revolucionario.
La medidas tomadas por la Convención no pudieron atender a todas las exigencias del sector popular, que seguían sufriendo la crisis económica. Se trató de llevar un control de precios para los alimentos básicos, aplicando severa penas a quienes no las acata- ban, pero no se logró el efecto deseado, lo que llevó al sector de los sans-culottes a romper su alianza con los jacobinos, creando una fisura y debilidad al partido gobernante.
Con Robespierre al frente, se estableció un gobierno revolucio- nario, el Comité de Salvación Pública, que suspendió algunas garantías constitucionales, mientras la situación de guerra pusiera en peligro la Revolución, y se utilizó el Terror, un estado de excepción, para perse- guir, detener y, en su caso, guillotinar a los sospechosos de actividades contrarrevolucionarias. Ante la guerra y la crisis económica se tomaron toda una serie de medidas para favorecer a las clases populares y que fueron signo del nuevo carácter social de la República.
Las reformas de Robespierre concitaron muy pronto la oposi- ción de la mayor parte de la burguesía, que veía peligrar sus propie- dades. Por otro lado, su forma de gobernar, dictatorial, desagradaba a muchos porque a cualquier crítica se respondía con la detención y la muerte. Cuando la guerra dejó de ser un problema y las victorias del ejército republicano garantizaban la estabilidad de la República, gran parte de los diputados de la Convención se pusieron de acuerdo para dictar una orden de detención contra Robespierre, que fue gui- llotinado el 28 de julio de 1794.
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Conociendo la debilidad de este gobierno, la alta burguesía aprove- chando la situación, y deseosos de terminar con los “excesos del popula- cho” en Julio de 1794, produjeron un golpe de estado, desplazando la re- pública y creando un Directorio, que para lograr su autoridad se apoyaron en los militares. Los líderes de la Convención fueron guillotinados.
El Directorio, eliminó la libertad política de votar a los más humil- des, se eliminó el control de precios y se tomaron medidas que favo- recieron a los comerciantes y especuladores. Este nuevo régimen, el Directorio, fue contestado tanto por los realistas, partidarios de volver al Antiguo Régimen, como por las clases populares, decepcionadas por el nuevo rumbo político. Así, el sistema fue evolucionando hacia un autoritarismo, que acabó por recurrir al ejército y entregarle el poder. De todas maneras, el sector popular siguió pasando por las misma pe- nurias de siempre y míseras condiciones de vida.
Entre los militares que apoyaban al Directorio, se encontraba Na- poleón Bonaparte, que no tardó en hacerse del poder, mediante un golpe militar, aprovechando el gran prestigio que se había ganado en las diver- sas victorias militares en otros países. En 1799 se apoderó del gobierno se Francia, y se coronó como Primer Cónsul, concentrando cada vez más poder, hasta llegar a emperador en 1804. Con el tiempo la burgue- sía lo apoyó, ya que conservó muchos de los principios declarados en la Constitución, especialmente aquellos que beneficiaban a la burguesía más acomodada. A su vez estos lo apoyaban, porque evitaban el regre- so de la república jacobina y del antiguo régimen aristocrático.
Entre las principales consecuencias de la Revolución francesa podemos encontrar que: se destruyó el sistema feudal, se dio un fuerte golpe a la monarquía absoluta, surgió la creación de una República de corte liberal, se difundió la declaración de los Derechos del hombre y los Ciudadanos, la separación de la Iglesia y del Estado en 1794 fue un antecedente para separar la religión de la política en otras partes del mundo, la burguesía amplió cada vez más su influencia en Euro- pa, se difundieron ideas democráticas, los derechos y privilegios de los señores feudales fueron anulados, comenzaron a surgir ideas de independencia en las colonias iberoamericanas y se fomentaron los movimientos nacionalistas.
Quizás la verdadera revolución del tiempo no haya sido una re- volución política como la Revolución francesa, sino una revolución eco- nómica, o sea, aquella revolución que hizo nacer la sociedad industrial, y que por lo tanto la solución de los problemas de la vida asociada no debe buscarse en el sistema político sino en el sistema social.
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rían regidos por su interés personal y su egoísmo. Por lo tanto, su existencia prolongada habría llevado a la extinción de la humanidad. Por su parte, Locke tampoco considera que se trate de un momento histórico ya que entiende que la disolución del Estado constituiría un regreso al Estado de naturaleza, que identifica con la anarquía. Para Russeau, en cambio, el Estado de naturaleza caracterizó al inicio de la historia de la humanidad. Se trataba de un estado donde primaban la inocencia y la felicidad.
Un segundo elemento que permitiría acercarnos a la concep- tualización de estos autores acerca del Estado de naturaleza es si éste es definido como un estado pacífico o belicoso. Llegados a este punto debemos dejar en claro que el fundamento de la cons- trucción hobbesiana es que el estado de naturaleza es un estado de guerra. Locke, en tanto, describe el estado de naturaleza como un estado de paz pero de carácter hipotético. Es un estado incierto, inestable, inseguro, desagradable en el que el hombre no puede continuar viviendo indefinidamente. Por último, para Rousseau el estado original del hombre era un estado feliz y pacífico. El estado de guerra social no se le puede atribuir al hombre de naturaleza sino al hombre civil.
Por último, un tercer elemento que podemos analizar con res- pecto al Estado de naturaleza es si para estos autores se trata de un estado de aislamiento o social, de individuos asociados entre sí. Para Hobbes, Locke y Russeau el Estado de naturaleza es un estado cuyo protagonista es el individuo singular, con sus derechos y deberes, con sus instintos e intereses en relación directa con la naturaleza, de la cual toman los medios para su supervivencia, y solo indirecta o esporádicamente se relacionan con los otros hombres. Según entien- den Hobbes y Locke es el instinto de conservación lo que mueve al hombre. Para Russeau la vida del hombre natural se desarrolla en un feliz aislamiento de los demás hombres, movido exclusivamente por el amor de sí. El principio individualista en el que se inspiran las teo- rías iusnaturalistas no excluye que haya un derecho natural social. Lo que se excluye es que la sociedad política sea concebida como una prolongación de la sociedad natural; la sociedad política es una crea- ción de los individuos, es el producto de la conjugación de voluntades individuales. La sociedad política substituye al estado de naturaleza, no lo continua ni lo prolonga ni lo perfecciona.
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b. El contrato social
Para Hobbes el pacto social es un acuerdo para la constitu- ción de un poder común. El hombre renuncia a todo lo que hace in- deseable el estado de naturaleza, a su igualdad, para preservar su vida. El único derecho al que el hombre no renuncia es la vida. En el momento en el que el Estado no es capaz de asegurar la vida el individuo retoma la libertad de defenderse como mejor le parezca. El fin del estado es proporcionar seguridad. Para Locke en el estado civil los individuos renuncian al derecho a hacer justicia por sí mismos y conservan todos los demás, ante todo el derecho a la propiedad. Los individuos instruyen la sociedad civil principalmente para la tutela de la propiedad privada. Para Rousseau el poder soberano despersona- lizado en la voluntad general es el resultado de la forma especial en la que se presenta la asociación, que es al mismo tiempo unión de todos y sumisión de todos al todo. El hombre es libre solamente cuando obedece las leyes que el mismo se puso.
c. La sociedad civil
La concepción de Estado que se inicia con Hobbes es la del absolutismo, un poder absoluto en indivisible. Los súbditos deben obedecer y el soberano posee una autoridad absoluta pues no debe rendir cuentas a nadie; el pacto se realiza entre los súbditos y el soberano queda por fuera del mismo. Por su parte, el pensamiento de John Locke dio origen al liberalismo, que brega por la división de poderes y considera que el poder soberano es resistible. Cuando el soberano no respeta los límites de su poder supremo, cayendo en el despotismo, los súbditos pueden resistirse. Rousseau instaura la concepción democrática del poder. Para este filósofo los individuos deben subsumirse a la ley que cada uno se ha dado dentro de la libertad.
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2. Aguste Comte
Es considerado el padre de la sociología a la que le dio su nom- bre: “física social”. Entiende que la sociología debe transformar- se en una religión secular. Logró sintetizar en su pensamiento ideas del iluminismo y el conservadurismo. Del primero toma la concepción de razón y progreso; y del segundo la de un orden asentado en la moral. Los cambios, las transformaciones, deben estar contenidas en un orden social. Su lema entonces es “orden y progreso. El orden sólo es posible sobre la base del consenso y debe ser estudiado por la estática social. El progreso, por su parte, debe ser conducido de manera que asegure el manteni- miento de la solidaridad para evitar la desintegración social. Es estudiado por la dinámica social. Comte desarrolla la ley de los tres estadios o etapas. Se trata de una sucesión ordenada de etapas. Se pasa de un orden a otro y existe un momento de ruptura o transición. La primera etapa es la teológica o religiosa que se desarrolla desde el origen de la huma- nidad hasta el fin de la Edad Media. Su forma de conocimiento del mundo es mágico- religiosa. Tiene lugar en sociedades de carácter militar cuyas principales actividades son la conquista y el saqueo. Es de carácter estructurado, rígido y jerárquico. El poder está en manos de sacerdotes y guerreros. La segunda etapa es la metafí- sica o filosófica que se desarrolla entre el Renacimiento (S XV) y el Iluminismo (S XVII). Se ocupa centralmente de la indagación sobre las causas últimas. Se trata de una etapa de transición. El poder se encuentra centralizado en los filósofos y los diplomáticos o legistas. La tercera y última etapa es la positiva o científica. Se desarrolla en las sociedades industriales donde adquiere centralidad el cono- cimiento científico. El poder, entonces, va a estar capitalizado por los científicos e industriales en esta etapa. Para Comte existe una jerarquía de las ciencias, cada una de las disciplinas científicas va a alcanzar la etapa positiva en un momento diferente.
3. Herbert Spencer
Spencer postulaba que no hay diferencias metodológicas en el es- tudio de la naturaleza y la sociedad. Era partidario del libre mer- cado, estaba en contra de la intervención estatal. Algunos de los conceptos centrales para su teoría son, sin dudas, los de estructura y función. Las estructuras sociales son concebidas como las de un organismo animal. Entre los órganos de la sociedad (instituciones) hay relaciones de mutua dependencia, como se observan en los seres vivos; en tales relaciones se observa una diferenciación de
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funciones, que lleva a la sociedad a ser cada vez mas heterogénea a medida que crecen sus dimensiones, y cada vez más capaces de realizar acciones más complejas. Uno de sus desarrollos teóricos de mayor relevancia es la Ley General de la Evolución. La socie- dad es un organismo altamente complejo, un supraorganismo. Los organismos evolucionan desde formas simples y homogéneas a formas complejas y heterogéneas; de lo indiferenciado a lo diferen- ciado. Con el aumento de la complejidad de la estructura se espe- cializan las funciones. De esta forma las diferentes partes de la es- tructura se hacen complementarias e interdependientes. Spencer realiza dos tipologías para la clasificación de las sociedades. La primera considera las jefaturas, es decir, si existe alguien que de órdenes; y la división social del trabajo, entendida como la existen- cia o no de una distribución de las tareas especializadas entre los miembros de la sociedad. Esta tipología ordenara a las sociedades entonces de acuerdo a su grado de complejidad y heterogeneidad. Existirán entonces sociedades simples, compuestas, doblemente y triplemente compuestas. La segunda tipología organiza a las so- ciedades de acuerdo a su tipo de actividad y cooperación. Spencer encuentra entonces sociedades militares, cuya actividad radica en la conquista y el saqueo y donde la cooperación será forzosa; y so- ciedades industriales, cuya ocupación será la producción y distribu- ción pacifica de bienes y en donde la cooperación es voluntaria. La evolución de estas sociedades no es histórica, existe coexistencia de sociedades simples y complejas.
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ejerce sobre el individuo una presión exterior. El método correcto de estudiarlos será considerarlos como cosas; consiguiendo así un des- apego de la realidad social que permitirá la neutralidad del investiga- dor. Estos hechos sociales tienen para Durkheim tres características centrales: son exteriores, generales y coercitivos. Son anteriores y exteriores al individuo en dos sentidos: todo individuo nace en una sociedad que ya está en marcha con una organización y estructura determinada que lo condicionan; y el individuo es solo un elemento dentro de la totalidad de relaciones que constituyen una sociedad. El hecho social es general porque es colectivo. Es un estado del grupo, que se repite en todos los individuos porque se impone a ellos. Es un molde o patrón que se mantiene firme a pesar de las variaciones particulares de cada caso. Es coercitivo porque obligan a actuar al individuo, lo coaccionan en determinada dirección. Los hechos socia- les se expresan en normas, leyes, en instituciones que aseguran la integración del individuo con la sociedad.
Por último, un ejemplo de aplicación de esta disciplina social desarrollada por el autor es, sin dudas, su obra El Suicidio. A través de este estudio Durkheim pretendía aplicar el método sociológico a la explicación de un fenómeno que a primera vista es individual. La vinculación de un comportamiento individual como el suicidio con causas sociales será una prueba irrefutable de la importancia de una disciplina como la sociología. Durkheim desarrolla una tipología de los suicidios. El primero es un tipo común en las sociedades milita- res tradicionales. Se trata del suicidio altruista aquel que se genera porque el individuo se encuentra fuertemente ligado a la sociedad. Existe una intensa consciencia colectiva que lleva a los individuos a sacrificar su vida en aras de un valor colectivo. En la sociedad moderna observa otros dos tipos centrales. El suicidio egoísta que se da por un aislamiento del individuo con respecto a la sociedad. Por otro lado, el suicidio anómico, aquél que se da por la falta de normas. El individuo no sabe aceptar los límites que la sociedad le impone. Aspira a más de lo que puede y cae en la desesperación. Este es el tipo al que Durkheim otorga mayor relevancia ya que en- tiende que uno de los males centrales de su época tiene que ver con la falta reglamentación moral en los individuos.
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“La ideología alemana” (Marx y Engels) La critica a los neohegelianos.
Los autores comienzan su obra haciendo una crítica al pensa- miento filosófico dominante de toda una época en Alemania, la filosofía de los viejos hegelianos y neohegelianos. Mientras que los hegelia- nos sostenían que las “ideas” y los productos de la conciencia eran los nexos de la sociedad, los neohegelianos, en cambio, critican estas ideas considerando que conformaban las ataduras del hombre.
En los años que van de 1842 a 1845, Marx dice, se descompone todo el sistema hegeliano dominante de los últimos tres siglos. Pero ambos autores sostienen que todas estas críticas, se dan en el mar- co de las ideas; los neohegelianos formulan consecuentemente ante ellos el postulado moral de que deben cambiar su conciencia actual por la conciencia humana, crítica o egoísta, derribando con ello sus barreras. En este sentido, los autores de “La ideología alemana” dicen, los neohegelianos son tan conservadores como los hegelianos porque solo combaten las frases de este mundo y no combaten el mundo “real” existente. “La filosofía hegeliana de la historia es la última consecuen- cia, llevada a su ‘expresión más pura’ de toda esta historiografía alema- na que no gira en torno a los intereses reales, ni siquiera a los intereses políticos, sino en torno a pensamientos puros. La historia de las ideas se presenta desconectada de los hechos y los desarrollos prácticos que les sirven de base”.
La concepción materialista de la historia.
A partir de la crítica que realizan Marx y Engels a los neohe- gelianos, comienzan a construir las bases de lo que va a ser el Ma- terialismo Histórico, partiendo del análisis de la condiciones de vida de los hombres reales y sus necesidades y no de lo que se piensa que éstos son.
Sostienen que el hombre se diferencia del animal no porque tie- nen conciencia sino porque es el único que produce sus medios de vida materiales. El modo como los hombres producen sus medios de vida depende de cómo se encuentran los medios de vida en la naturaleza. Cuando hablamos de modo de producción, no solo se trata de la repro- ducción de la existencia de vida, sino que es un determinado modo de las actividades de éstos individuos y un determinado modo de vida de los mismos.
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nante. En la sociedad capitalista, el estado de la burguesía atiende sus intereses particulares. No obstante, el estado se nos aparece como una forma propia e independiente separado de los intereses reales par- ticulares como “ilusión de comunidad”. La ilusión de que la ley se basa en la libre voluntad separada de las bases reales y materiales. El papel que cumple el derecho es proclamar las relaciones de propiedad como resultado de la voluntad general. “Lo general es siempre la forma iluso- ria de la comunidad”. Por otra parte, la lucha práctica de estos intereses particulares que constantemente y de un modo real se enfrentan a los intereses comunes o que ilusoriamente se creen tales impone como algo necesario la interposición práctica y el refrenamiento por el interés ‘general’ ilusorio bajo la forma de Estado”.
“las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época”.
(“[…] La clase que ejerce el poder material dominante en la so- ciedad es, al mismo tiempo, su poder espiritual dominante. La clase que tiene a su disposición los medios para la producción material dis- pone con ello, al mismo tiempo, de los medios para la producción políti- ca, cultural, lo que hace que se sometan, al propio tiempo, por término medio, las ideas de quienes carecen de los medios necesarios para producir espiritualmente. Las ideas dominantes no son otra cosa que la expresión ideal de las relaciones materiales dominantes, las mismas relaciones materiales dominantes concebidas como ideas; por tanto las relaciones que hacen de una determinada clase la clase dominante son también las que confieren el papel dominante a las ideas”. Es decir, la ideología dominante no opera en el vacío sino que tiene bases mate- riales. Y esto hacer referencia al modo de producción.
El modo de producción se conforma entre las relaciones his- tóricamente determinadas, entre las relaciones productivas y las re- laciones de producción, es decir la base material de la sociedad. Las fuerzas productivas son los instrumentos de trabajo, producción, co- nocimiento, tecnología; y a la fuerza de trabajo, condiciones físicas y espirituales de la población (ver el próximo eje sobre el carácter dual de la mercancía). Las relaciones sociales de producción, son aquellas bajo las cuales producen materialmente los individuos, y se expresan bajo las formas de propiedad. Estas ideas se pueden comprender a través de la división social del trabajo, explicada anteriormente, don- de la cooperación entre los individuos aparece como algo natural (no voluntaria). Como algo al margen de los trabajadores que no saben de donde procede pero que dirige la voluntad de estos individuos. Cuando
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esta enajenación resulta insoportable, algo que es necesario enfren- tarlo, es necesario que haya una gran masa social de “absolutamente desposeídos” y en contraposición un gran mundo de riquezas y de cul- tura. Lo que presupone un gran desarrollo de las fuerzas productivas. Este fenómeno debe trascender lo local y transformarse en universal.
Los cambios sociales de un orden se dan a través de cambios revolucionarios. Las revoluciones son las consecuencias de la contra- dicción entre las fuerzas productivas y las relaciones sociales de pro- ducción vigentes, se dan cuando son un obstáculo para el desarrollo de las fuerzas productivas.
El comunismo no es un estado ideal que deba sujetarse la rea- lidad, sino que es un movimiento real que anula y supera al estado ac- tual de las cosas. Las condiciones de este movimiento son el resultado de las premisas previamente existentes.
De esta manera, Marx y Engels sientan las bases de la concep- ción materialista de la historia, de los grupos antagónicos, de la lucha de clases y de la transformación social. Para luego profundizar en el próximo eje en que consiste la explotación capitalista y la necesitad histórica de superación de este orden dominante.
Al referirnos a Marx, hay por lo menos, dos ideas bases que tenemos que tener presentes. La primera es que Marx entiende que el capital no es una cosa, sino una relación, una relación social. De esta manera construye su teoría social comprendiendo la sociedad en su conjunto como la suma de las relaciones y las condiciones en las que los individuos se encuentran recíprocamente situados. En especial se refiere a la relación entre el Capital y el Trabajo.
La segunda idea que debemos considerar es que se trata de re- laciones sociales históricas y no eternas. Esto lo muestra en su análisis sobre la división social del trabajo y los tipos de propiedad en el primer capítulo de “La Ideología alemana”. Por lo tanto le va a permitir soste- ner que el capitalismo, también es transitorio, y sus ideas del cambio social. La dinámica de las sociedades está determinada por la lucha de clases. Estas son ideas que debemos tener presente para comprender el entramado de su teoría. Ahora podemos hablar específicamente so- bre la teoría del valor.