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Conocer elementos bíblicos y teológicos de la teología de la Creación.
Tipo: Monografías, Ensayos
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Cuestiones Teológicas, Vol. 32, No. 77 (2005) / 119
La posmodernidad genera diversas actitudes: rechazo, plena aceptación o asimilación con
correctivos. Esto afecta a las personas y su comportamiento religioso, además de generar actitudes
plurales. La Iglesia en general y el catolicismo en particular, se han comprometido en el movimiento
ecuménico. El artículo muestra el hecho de la pluralidad religiosa en Colombia, y los desafíos y
tareas que tienen las iglesias en la reconstitución de la unidad visible del Cristianismo. Termina con
algunas sugerencias para potenciar el trabajo ecuménico en el país.
Palabras Clave: Ecumenismo - Pluralismo Religioso - Posmodernidad y Ecumenismo.
Postmodernity creates several attitudes: refusal, full acceptation or assimilation with some
corrections. It affects persons and their religious behavior; it brings forth pluralistic attitudes. All
Churches, but in particular the Roman Catholic Church, are engaged in the ecumenical dialogue.
The article deals with religious pluralism in Colombia and the challenges and tasks the Churches
have in the rebuilding of the visible unity of Christianity. It ends with some proposals to foster the
ecumenical commitment in the country.
Key Words: Ecumenism - Religious Pluralism - Postmodernity and Ecumenism.
El ecumenismo colombiano en contexto de posmodernidad
Cuestiones Teológicas, Vol. 32, No. 77 p. 119 - 134 Medellín - Colombia. Enero-Junio de 2005, ISSN 0120-131X
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Las actitudes y debates frente a la posmodernidad son diferentes, pues la posmodernidad es rica y compleja. Hay dificultades para encuadrarla y definirla, ya que las posiciones dependen, con frecuencia, más de la mentalidad de cada autor que de una herramienta teórica rigurosa de análisis; además de que los hechos sociales dan argumentos a cada una de las posiciones. Estas posiciones están representadas por los últimos modernos, los verdaderos posmodernos y los contramodernos:
Dentro de ese piélago de actitudes nos movemos en la época actual, y ellas configuran distintas formas mentales que son un reto para nosotros. Podemos decir que hay un enfrentamiento de tres formas de hacer cultura, hecho singular en la historia. Premodernidad, modernidad y posmodernidad están buscando el favor de las personas y, de verdad, cada una tiene sus defensores. En el siguiente cuadro vemos las características principales de cada una de ellas.
(^1) LOUNIBOS, JOHN. Postmodernity: Christian identity in a fragmented age, Fortress Press, Minneapolis l997, 12.
CARLOS ARBOLEDA MORA
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modernidad, señala una nota distintiva de nuestro tiempo y que nos plantea el reto de la unidad en la diversidad, del diálogo entre diversos y de la construcción de un mundo humano con base en diferentes perspectivas, casi podríamos decir, el reto de la estética de la diversidad.
La religión no es inmune a estas nuevas perspectivas. Asistimos, en los últimos tiempos, a un renacimiento religioso, al nacimiento de nuevas formas religiosas, a la aceptación del pluralismo, a la exclusión de religiones, a la globalización de la religión, al terrorismo de origen religioso, a la servidumbre y explotación religiosas, al marketing de la religión, etc.
Ciertamente las teorías duras de la secularización parece que no han sido el instrumento teórico adecuado para analizar el fenómeno religioso en nuestros días. Aún más, la teoría de la desaparición de la religión no se ha podido comprobar, aunque lógicamente la secularización plantea desafíos grandes a la religión. Miremos cómo la biología va a ser el tema grueso de las discusiones éticas y religiosas de los próximos años. ¿Habrá lugar para discusiones teológicas cuando la biología logre explicar las razones de nuestras motivaciones, deseos, amores, odios, y traumas? ¿se podrá hablar de religión cuando los científicos expliquen los procesos emocionales y afectivos? Pero de todos modos, la religión seguirá siendo asunto humano y «bandera discutida». La secularización política sigue siendo campo de batalla. Se habla hoy de «deslaicizar la laicidad» para que haya lugar al sentido religioso sin permitir el monopolio eclesiástico de otros tiempos, ni tampoco el control estatal sobre la religión.
Dentro del campo de la lógica del mercado, hay también discusiones para afrontar. David Lyon, un sociólogo canadiense, publicó un libro que vale la pena leer: «Jesús en Disneylandia. La religión en la posmodernidad»^3. Allí analiza algunas formas de vivir hoy la religión, que seguramente responden a esas formas de hacer cultura que se enfrentan en la sociedad. El propone tres comportamientos religiosos propios de la posmodernidad. El primero es el del peregrino que va de confesión en confesión, de grupo en grupo, de movimiento en movimiento... buscando las mejores gangas y ofertas, como el turista que se siente feliz en el mundo mágico de Disneylandia.^4 Ese termina construyendo su propia religión con elementos dispares recogiendo «souvenirs» en cada confesión, o, desilusionado de ellas, cae en la indiferencia, problema común en nuestro tiempo. La indiferencia se ve alimentada por el relativismo:
Si todas las tradiciones religiosas testimonian una cierta búsqueda del absoluto y pueden ser vías de salvación, ¿por qué privilegiar la identidad cristiana y recordar la urgencia de la misión?... Pero debe también afrontar otro
(^3) LYON, DAVID. Jesús en Disneylandia (La religión en la posmodernidad), Cátedra, Madrid 2002. (^4) Este fenómeno lo analiza también Daniele Hervieu-Leger en Le pèlerin et le converti. La religion en mouvement, París 1999.
CARLOS ARBOLEDA MORA
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indiferentismo: la indiferencia a los grandes ideales de las diversas religiones que no correspondan a un compromiso responsable con las causas que solicitan la generosidad de los hombres y mujeres de buena voluntad. Para muchos de nuestros contemporáneos la indiferencia religiosa no proviene de una suerte de despreocupación o de egoísmo, sino de una conciencia muy viva de la diferencia entre el programa ideal de las religiones y su ineficacia práctica para aliviar la miseria de millones de hombres y mujeres. El fanatismo religioso puede ir hasta legitimar en nombre mismo de Dios los peores crímenes contra la humanidad. Ésta es, sin duda, la causa más grave de la indiferencia religiosa al final de ese cruel siglo XX^5.
Una segunda forma religiosa es la de aquellos que cultivan una vida interior espiritual por los medios de la emoción, la afectividad, la corporalidad y la acción extraordinaria de Dios en cada momento. Los movimientos pentecostales y carismáticos, los grupos de sanación y las experiencias Nueva Era, acogen a este segmento. Sabemos hoy que en América Latina, 7 de cada 10 protestantes es pentecostal y 1 de cada 10 católicos es carismático. Se multiplican las llamadas «posesiones diabólicas» y las oraciones de exorcismo y liberación. Y un gran porcentaje de personas combinan creencias cristianas con creencias esotéricas^6. La religiosidad de tipo emocional, con sus grandes espectáculos coreográficos, curaciones instantáneas, música pegajosa... es uno de los indicadores de una nueva forma de vivir la religión. Esta religiosidad se vale, con frecuencia, de la sugestionabilidad de las masas y de una interpretación trascendente de todo lo inmanente.
Los terceros, inseguros en un mundo multiperspectivístico al que acusan de relativismo y subjetivismo, se refugian en posiciones integristas y fundamentalistas, algunos al borde del terrorismo religioso^7. Sin embargo, conviene ser cautos en el estudio de las posiciones fundamentalistas. Urge separar integrismo de
(^5) GEFFRÉ, CLAUDE. «Le pluralisme religieux et I’indifférentisme, ou le vrai défi de la théologie chrétienne», en Revue théologique de Louvain 31 (2000) 3-32. Publicación resumida: Sal Terrae 158 (abril-junio 2001) 83-98. http://servicioskoinonia.org/relat/277.htm (^6) Hay algunos estudios en nuestro medio sobre estos temas: ARBOLEDA MORA, CARLOS. «Trastorno de trance y posesión vs posesión diabólica en el Área Metropolitana de Medellín, en Revista Cuestiones Teológicas y Filosóficas, UPB., Medellín, v. 28, n. 70 (2001) 87 – 104; HÖLLINGER, FRANZ Y ARBOLEDA MORA, CARLOS. «Religión y esoterismo entre universitarios», en Revista Cuestiones Teológicas y Filosóficas, v. 28, n. 70 (2001) 105-134. (^7) Son muchos los estudios sobre este tema, sobretodo después del 11 de septiembre de 2001. Sugerimos algunos: AUGÉ, MARC. Diario de guerra: el mundo después del 11 de septiembre, Gedisa, Barcelona 2002; CHOMSKY, NOAM. 11/09/2001, RBA, Barcelona 2002; JUERGENSMEYER, MARK. Terrorismo religioso: el auge global de la violencia religiosa, Siglo XXI, Madrid 2001; KEPEL, GILLES. Crónica de una guerra de Oriente, Península, Barcelona 2002; KEPEL, GILLES. Yihad. Expansión y declive del islamismo, Península, Barcelona 2002, RAMONET, IGNACIO. Guerras del siglo XX, Mondadori, Barcelona 2002; SOBRINO, JON. El Salvador, Nueva York, Afganistán: terremoto, terrorismo, barbarie y utopía, Trotta, Madrid 2002.
El ecumenismo colombiano en contexto de posmodernidad
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El papa actual Juan Pablo II ha tomado este programa como una de las prioridades de la evangelización y ha sido pionero en la realización de actividades ecuménicas. La iglesia universal ha respondido en forma proactiva a este reto y así vemos la proliferación de encuentros ecuménicos, centros, institutos de investigación, y, sobre todo, realizaciones en el campo de lo social y de lo espiritual. Al lado del ecumenismo institucional de tipo dogmático y doctrinal impulsado por las autoridades de las diferentes confesiones religiosas y grandes religiones, encontramos los ecumenismos social y espiritual que aúnan los testimonios prácticos de las iglesias y las unen en una oración común al mismo Padre de todos los hombres.
Las razones para esta búsqueda urgente de la unidad visible (pues la unidad invisible nunca se ha perdido en la iglesia ya que es don y designio de Dios sobre ella) están en el capítulo 17 del evangelio de San Juan: «Que todos sean uno» y en la misión dada de dar testimonio universal de la única salvación ofrecida en el sacrificio redentor de Jesucristo. Es un solo Cristo el que ha de anunciar la comunidad cristiana, y no un Cristo católico, un Cristo luterano, un Cristo presbiteriano... Pero además de los argumentos evangélicos, está el gran escándalo que se da al mostrar a los creyentes de otras religiones y confesiones, una iglesia dividida y aún, en ciertos casos, enfrentada en luchas o conflictos. Grave es el caso de las guerras provocadas por razones religiosas o étnico-religiosas que, aunque tengan sus fundamentos históricos o sociales, no dejan de ser un antitestimonio del mensaje de amor que deben dar los seguidores de Jesucristo.
Sin embargo, en este campo del ecumenismo, la Iglesia colombiana (no sólo la católica romana) tiene un gran trabajo para realizar. Objetivo de este trabajo es presentar algunos elementos que ayuden a configurar una reflexión y una acción para trabajar por la unidad de las iglesias.
Desde el inicio de la conquista española, ha habido pluralismo religioso en Colombia. En la época de la conquista estaban las religiones indígenas que fueron casi destruídas aunque permanecieron muchos de sus elementos en la religiosidad popular. Durante la colonia, tenemos la presencia de algunos luteranos, judíos, anglicanos, presbiterianos, pero siempre perseguidos y no se les dejaba practicar sus creencias. En el siglo XIX, llegan los presbiterianos que son la confesión cristiana que logra establecerse y realizar los primeros esfuerzos misioneros en el país: Presbiterianos de Kentucky (l819, 1899), Presbiterianos (1877. Colegio Americano de Bogotá)^9. El 8 de marzo de l856, desembarca en Santa Marta, Henry Barrington Pratt, que se
(^9) ARBOLEDA MORA, CARLOS. Historia del pluralismo religioso en Colombia, SECUM, Medellín 2003.
El ecumenismo colombiano en contexto de posmodernidad
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había formado en el Seminario Presbiteriano de Princeton. Luego siguió a Bogotá donde llegó el 20 de Junio del mismo año. Esta fecha es considerada por los evangélicos colombianos como la fecha clásica del establecimiento de las misiones evangélicas en el país.
En el siglo XX, se establecen otras confesiones como lo muestra el cuadro siguiente:
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De acuerdo con lo anterior, podemos decir que se puede establecer un doble diálogo. En primer lugar el diálogo ecuménico^11 con las confesiones cristianas de tradición: luteranos, católicos romanos, anglicanos o episcopales, bautistas, mennonitas, interamericanos, reformados, pentecostales trinitarios, etc… es decir, con quienes compartimos la misma fe en la Trinidad, en Jesucristo Salvador del pecado, en la palabra de Dios contenida en la Biblia, en el bautismo, la oración… También es posible el diálogo ecuménico con los Ortodoxos que ya hacen presencia en nuestro país^12. Muy difícil es el diálogo con los grupos netamente fundamentalistas, exclusivamente locales, únicamente emotivistas y no abiertos al encuentro con otros hermanos. Este diálogo ecuménico supone sólida teología, colaboración espiritual y caritativa, conversión interior y actitud de acogida.
También se plantea hoy el diálogo interreligioso^13. Tenemos presencia en el país de una fuerte comunidad israelita y de una bien establecida comunidad árabe; hay algunos grupos Baha´i, y otros grupos orientales con quienes se puede hablar. En este campo, también es difícil entablar relaciones con grupos simplemente esotéricos y sin vínculos serios con la religión. El diálogo con las otras religiones exige que haya un buen conocimiento de ellas, unos sólidos principios teológicos y una actitud abierta en la búsqueda de la verdad.
Varios son los factores que dificultan en nuestro medio, el diálogo ecuménico:
1 1 (^) Es el diálogo que se realiza entre cristianos. No entran aquí las sectas de tipo destructivo o fundamentalista. Su finalidad es llegar a ser una sola Iglesia visible. Así la fundó Cristo. No se trata de uniformidad cristiana, sino de unidad en la pluralidad. Así podremos evangelizar el mundo uniendo fuerzas. Los fines de este diálogo ecuménico son: Unidad en lo esencial de la fe, en la vida sacramental, oración, misión evangelizadora y servicio. Recuperar las riquezas de la fe tanto en lo teológico como en lo práctico. Unidad real pero no uniformidad, ni absorción de una iglesia por otra (unidad en la diversidad). 1 2 (^) Con los ortodoxos nos unen lazos muy fuertes como la confesión de Cristo, el estudio de la Escritura, la vida sacramental y la vida en Cristo (UR 20-23). 1 3 (^) El diálogo interreligioso no se orienta a unirse como el diálogo ecuménico. Su fin es conocernos más, respetarnos y colaborar para construir un mundo mejor. Juntos podemos luchar por los verdaderos valores y por la justicia, la paz, la superación de la pobreza y otros problemas, logrando un diálogo de civilizaciones. Los fines del diálogo interreligioso no son la unidad en la fe y en la oración, sino el mutuo entendimiento, el respeto y el enriquecimiento espiritual. Ello incluye la mutua colaboración para afrontar los problemas sociales del mundo. No se trata de ver quien está en la verdad y quién en el error, sino buscar entender el uno al otro. Dios desea la salvación de todos y la humanidad está unida por su origen y su destino. Dios actúa en el corazón de cada ser humano y El actúa en las diferentes religiones que expresan la respuesta del hombre a Dios. Cada hombre responde a Dios de acuerdo con los dictados de su conciencia.
CARLOS ARBOLEDA MORA
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constituída por diferentes grupos no cristianos como los Hare Krishna, Gnósticos, Ananda Marga, Brahma Kumaris, Corazones de Paz, La Luz Universal y muchos otros.
1 6 (^) Datos aportados por Astrid Yarce Maya, coordinadora del Colectivo Ecuménico de Medellín. 25 de julio de 2002.
El ecumenismo colombiano en contexto de posmodernidad
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El ecumenismo, como vocación intrínseca de los cristianos, tiene la tarea de mostrar que la iglesia es realmente instrumento de salvación en un mundo fragmentado. Pero surge la pregunta: ¿será posible la unidad de la iglesia? En este momento, notamos una pausa en el movimiento ecuménico por razones históricas, dogmáticas, políticas y actitudinales. Esa pausa nos permite pensar en los grandes desafíos que tenemos todas las iglesias para seguir adelante. Son desafíos inmensos que exigen de las iglesias y de sus miembros un esfuerzo casi sobrehumano para superarlos. Pero ahí estamos, con la fuerza del Espíritu, para afrontarlos. Estos desafíos son^17 :
1 7 (^) Algunos de estos desafíos los plantea Konrad Raiser en Ecumenical Review. July, 1999. Visitado en http://www.findarticles.com 1 8 (^) HUNTINGTON, SAMUEL P. El choque de civilizaciones, Paidós, Buenos Aires 2000.
CARLOS ARBOLEDA MORA
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La realidad actual del país exige un ecumenismo de la caridad y de la oración muy contundente. La violencia no distingue entre católicos o protestantes, creyentes o no creyentes. Las iglesias deben volcar sus esfuerzos e instituciones al servicio de los afectados por la violencia, la pobreza o la exclusión, y deben colocar su autoridad moral para que se busquen las formas y caminos para alcanzar la reconciliación. En este sentido, las iglesias pueden actuar como mediadoras o intermediadoras entre las partes. El ecumenismo espiritual como unión de los corazones en una fuerza de oración conjunta para pedir al Padre que el pueblo colombiano encuentre la senda de la paz, es la forma de ecumenismo más al alcance de todos los creyentes.
Terminemos con la frase ya conocida por todos:
No habrá paz entre las naciones sin paz entre las religiones; no habrá paz entre las religiones sin diálogo entre las religiones; ni habrá diálogo entre éstas sin el estudio de sus fundamentos.
CARLOS ARBOLEDA MORA