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Tipo: Resúmenes
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El término deontología fue acuñado por primera vez por Jeremy Bentham, que la define como la rama del arte y de la ciencia cuyo objeto consiste en hacer en cada ocasión lo que es apropiado. Cuando esta teoría se aplica al estricto campo profesional hablamos de deontología profesional y es ella, en consecuencia, la que determina los deberes que son mínimamente exigibles a los profesionales en el desempeño de su actividad. Sin embargo, muchos la confunden aún con la ética profesional, dos términos similares, pero con importantes diferencias. Te las contamos. ¿Qué es la deontología profesional? El término deontología profesional hace referencia al conjunto de principios y reglas éticas que regulan y guían una actividad profesional. Estas normas determinan los deberes mínimamente exigibles a los profesionales en el desempeño de su actividad. Por este motivo, suele ser el propio colectivo profesional (concretamente su colegio profesional) quién determina dichas normas y, a su vez, se encarga de recogerlas por escrito en los códigos deontológicos. A día de hoy, prácticamente todas las profesiones han desarrollado los suyos propios. ¿Qué es la ética profesional? Podemos definir la ética como un conjunto de normas, principios y razones que un sujeto ha realizado y establecido como una línea directriz de su propia conducta. Así pues, la ética profesional es de interés e importancia para la empresa y también para el profesional que busca el desarrollo de su carrera Diferencias entre la ética y la deontología profesional Una de las diferencias cuando hablamos de ética y deontología es que la primera hace directamente referencia a la conciencia personal, mientras que la segunda adopta una función de modelo de actuación en el área de una colectividad. Mientras u na está orientada al bien, la otra al deber ; mientras una propone, la otra exige. En definitiva, cuando nos refiramos a una profesión determinada, podemos hablar de la existencia de una ética y de una deontología determinada. La primera se podría centrar en determinar y perfilar el bien de una determinada profesión (aportación al bien social) y la deontología, por su parte, se centraría en definir cuáles son las obligaciones concretas de cada actividad. Además, hay que destacar que la deontología tiene también consecuencias de carácter sancionador. Respecto a la deontología, los Colegios Profesionales , como corporaciones de derecho público, son los encargados de la elaboración de los respectivos códigos deontológicos de cada
profesión. Con ellos se busca el mantenimiento de un correcto nivel de exigencia, calidad y competencia de los profesionales en el desempeño de sus actividades laborales. La frontera entre la deontología y la ética profesionales Para evitar la imprecisión del significado es conveniente remitirse tanto a los orígenes etimológicos como a las tradiciones filosóficas de donde surgen. El término deontología del griego deon quiere decir deber y alude a algo necesario o preceptivo. La deontología profesional se remite al conjunto de códigos, reglas y normas exigibles de forma explícita a todos los que ejercen una misma profesión en un campo social determinado, con la pretensión de regular en forma homogénea las conductas individuales de los agentes que allí participan. La tradición filosófica de donde procede es la ética deontológica o éticas del deber que surgen de la tradición kantiana. “Los seres racionales tenemos conciencia de que debemos cumplir […] deberes, aunque con ello no obtengamos bienestar, sencillamente porque actuar según ellos forma parte de nuestro ideal de humanidad”. Resulta interesante reflexionar que independientemente de que se quiera cumplir o no, el individuo se ve compelido al deber por el ideal de sociedad que se persigue. Y Kant lo describió en su famoso enunciado: “Que tu norma de conducta pueda llegar a ser universal.” La redacción del código se aprueba por el colectivo profesional y se vincula con aquéllos que ejercen una misma profesión en el marco de contextos particulares. Asimismo, el texto normativo del colegio pretende la defensa de la imagen del gremio, los intereses de las profesiones, así como un control de calidad de las prestaciones profesionales. De esta manera, las normas deontológicas responden a la moral interna del gremio que las formula sobre las aspiraciones individuales. Por su parte, la palabra ética proviene del vocablo griego ethos que significa carácter. La ética es un tipo de saber orientador que conduce a forjar un buen carácter, el cual: “[…] permita enfrentar la vida con altura humana […] porque se puede ser un habilísmo político, un sagaz empresario, un profesional avezado, un rotundo triunfador en la vida social, y a la vez una persona humanamente impresentable”. El carácter es entendido como la congruencia entre pensar y obrar, Pablo Latapí lo señala como “[…]un sentido de finalidad que engloba y afecta todo esto que llamamos nuestra vida”. La ética se centrará en señalar en qué consiste la actuación correcta que nos hace personas buenas, y en el caso concreto de la ética profesional, se entiende que el especialista busque la excelencia en el servicio que brinda a la sociedad. La tradición filosófica de donde surge la ética profesional es la ética teleológica o ética de fines, y la orientan metas y objetivos que se desean alcanzar en lo práctico. La ética profesional no sólo incluye deberes (como en la deontología) sino también recomendaciones, metas, ideales y virtudes, apela a la conciencia del profesional y se espera de forma voluntaria una adecuada actuación; se ocupa de que los profesionales sean responsables en el trabajo; también está referida a reflexionar cuáles son las destrezas y competencias en la actuación profesional. Se centra en analizar sobre qué es bueno hacer, al servicio de cuáles bienes está su profesión, y qué finalidad busca. En este sentido, Darío Restrepo, periodista colombiano, lo menciona así: Es una búsqueda más cercana a la realidad en la que la ética es entendida como un impulso a la excelencia como la decisión individual de hacerse feliz intentando alcanzar esa máxima meta. En una sociedad democrática el bien de la profesión se reflejará en la crítica externa de los beneficiarios que reciben el servicio. Aunque desde una perspectiva como la de Pierre Bourdieu hay que poner en tela de juicio este tipo de supuesto. Para resumir, se puede mencionar que el terreno de la deontología delimita su campo de acción a través de códigos precisos que señalan el deber ser que tiene un profesional frente los receptores de su servicio. En cambio, la ética profesional es un ejercicio de la razón y voluntad humanas, promueve el crecimiento personal, no sólo abarca deberes sino metas y virtudes como proyecto de vida. Xavier Extberria señala que: “en el ejercicio de las profesiones, como en cualquier otra actividad, la moralidad se juega en última instancia en el modo en que las personas concretas, los profesionales en este caso deliberan, deciden y actúan”.