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Agresión: Instinto o conducta aprendida por Gonzalo (Universidad de Navarra), Resúmenes de Filosofía

Este documento discute sobre la naturaleza de la agresión en el ser humano, analizando la teoría de que podría ser un instinto o una conducta aprendida. Se presentan estudios y evidencias que apoyan ambas hipótesis, incluyendo el papel de la neuroquímica, el ambiente familiar y la influencia del cine. Se mencionan varios autores y estudios relacionados con la agresión y la violencia.

Qué aprenderás

  • ¿Cómo influye el ambiente familiar en la agresión?
  • ¿Cómo afecta la violencia en los medios de comunicación a la conducta agresiva?
  • ¿Es la agresión un instinto o una conducta aprendida?

Tipo: Resúmenes

2019/2020

Subido el 19/05/2020

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Agresión: instinto o conducta aprendida
L. M3 G
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Universidad
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Vista previa parcial del texto

¡Descarga Agresión: Instinto o conducta aprendida por Gonzalo (Universidad de Navarra) y más Resúmenes en PDF de Filosofía solo en Docsity!

Agresión: instinto o conducta aprendida

L. M 3 G on za lo

Universidad de Navarra

Al hombre se le suele definir como anim al racio- n al pe ro no siempre es la razón lo qu e le dife rencia de los anim ales. ¡Cuántas veces, para resolver lo s

conflictos, nos olvidamos de la r azón y e mpl eamos la

fuerza bru ta! Y esta m ane ra de procede r no se ha limita do a un período dete rm inado ele la his to ria: ha sido una consta nt e en todo s los tie mpos. P udiera pen sarse c¡ue, al avanzar la civilizació n , las luchas y las guerras clisminuirían; los hec h os mue stran que no es así. Ivfás bien suc ede lo cont rario, cuan do luch a- ban a gar r otazos morían de un o en uno, aho ra, en la época ele los mis il es y las bomb as atómicas, mueren indiscriminadamen te miles de golpe. Y si es to es cie rto a ni v el de países, lo es más a nivel persona l; los ajustes de c ue ntas y los asesi natos se suceden tod os

l os días y en todas las nacion es. M ás aún, ahora es

co rrie nte que se co m etan actos vi olentos sin mot i vo aparente. Hac e pocos meses en n uestro país han tenido lugar va rios sucesos de esta índole, qu e han co nmocion ado a la població n: un ado lescen te que mata sin nin gú n mo ti vo a sus padr es; d os c hi cas que acuchillan y matan a una compañera de colegio. Y estos acontecimientos se suceden con gran frecuen- cia. E n US ;\ (1 ,2), raro es el día qu e no ocurre algu- na mu e rt e vio le nta entre la gen te joven. Q uizá matanzas como la de Den ver (Col orado), en que dos jóvenes acr ibillan a tiros a 12 mu c ha ch os y a un p ro- feso r d e su propi o colegio n o so n frecuentes p e ro ta mpo co so n ta n raras.

Causas de la violencia Algunos piens an qu e si el h o mbr e, co n frecuencia, se olvida de la razón y se deja llevar po r la violencia, es qu e és ta es un instinto y, por tanto, no no s pode- mos d esp r ender de él por mucho qu e avance la civi- lización. C om o muchos psicól ogos, y no só lo los co nducti stas, atribuyen al ho mbr e lo que observan en

46 REV MEO UNIV NAVARRANOL. 44 , Ng 4, 2000 , 46·

la co n ducta espo ntánea o experimenta l ele los anima- les, pi ensan que en el h omb re y en los an imales la agresión es algo in na to. Su afi rmaci ón la apo yan con el atos: cuan do, en a nim ales, se es timula la región ve n tro m eclial de l hipotálamo (3) y el complejo amigdalina (4) se pr o- duc e una reacción ele ataque; si d isminuye el n ivel de se roto nina (5,6) o aum en ta el de no raclrenal ina (7) aumenta la agresividad; las ratas castradas son más pacíficas que los contro les pero si se les administra tes to s tero na recob ran la c omba tividad. Todos estos datos, má s que co nfirtTlar c¡ue la agresión sea un impulso instinti vo, v ienen a demos trar lo q ue ya es bi en cono cido, tanto en el ho mbr e como en l os ani- mal es: que los cambios humorales influyen e n la co ndu cta. Alg uno s psicoanalistas, basad os en la hipótes is el e Freucl ele c¡ ue el hombre está someti do

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qu e la agresión deriva del im pulso o in st into tanáti- c n. Ana Freucl, se mostraba co nvencid a de que el im pulso agresivo era ya manifi esto en los niños peq u cnos. En ca mbi o, L aurett a I3ender, psiquiat ra in fan til, afirm a qu e no ha e ncon tra do ning ún nino primariamente agresivo. Todo s los que mostrab an cond uct as vio lent as proce(Üan de familias en l as que habí an crecido sin ca ri ño ele los padres y s ufrido mal trato. Susan Sp ieker, direc to ra de un es tudio desarro llado durante 7 años en la Univetsiclacl de \Vashing t on (Seattle), afirma que, cuanto más agre- sivo es el co mp o rt amiento de los padr es y c u an do más du r os son sus castigos, tan to más se d esarrolla la co ndu cta viole nta en los hijos. Por su parte, J .uis R ojas Marco s, pr es ident e del comité de Salud Pública ele N ueva Yo r k , afirma q ue la violencia d omés tica es dev astadora por q ue mutila el espí ritu cl elnií'ío y ha ce que el ciclo ele la v io lencia se p erpe- tu e (9).

142

Si, al amb ie nt e familiar, al que ensegu id a nos refe-

riremos, ~e añade el influjo de los prog ramas televisi- vos con escenas viole11t"as, ten emos do s fa ctores t¡u e pue den explicar el comporta mi e nt o agresi'0 de algu- n os jóvenes, sin tener que rec urrir a la hipótesis de la agresión como instinto. Ademá s, t·arnp oco en los ani - males se puede hablar de instin to de agresión y men os de comportamiento vio len to. Frente a los t¡ue com o L orenz ( 10 ) man tienen la lúpótesis del instin to agresi- vo, o tro s piensan qu e es una conducta adquirida y que sie mpre ti ene una motivación: defe nd er su ter ri torio, hacerse con la pre sa o con seguir la su pr emacía del grupo o de la manada ( 11 ). D e aquí que algunos autores diferencien agresión )'

vio lencia: la agresión sie mpre tie ne una finalidad y

suele ser pr opo rcio nada a lo q ue se quiere co nseguir; la violenc ia mu chas veces es inmotivada y sie mpr e des proporcionada, caso de yue tenga una finalidad. Es tos autor es atribuyen l:1 agresió n a los animales y al h om b re, pero la violencia sólo al homb re (12).

Influencia del cine Me be refer ido antes a las influencia~ neuro bum o- rales en la ,riolcncia y también be mencionado el pap el importante que juega el amb iente familiar. Sob re esto se ha escrito mu cho y no voy a insistir (13). Me voy a referir, en cambio, a la in fl uencia del cine ya sea en la pantalla pequeña o en la grande. Jo es un tema

nuevo: se ha escri to y se co ntinúa escribiendo mucho

so bre él , pero me gustaría hacer algunas preci~ ion es so bre el contexto en el que se pr ese ntan las acciones vio lentas }'sob re la inverosimilitud de las co nsecuen- cia~ el e los actos violen tos.

Contexto de las escenas violentas Hay un buen nú mero de tr abaj os en los t¡ue se atri- bu ye escasa importanc ia a las escenas violentas si, por ejemp lo, se p resen ta n como algo co nd enable, indig no de la conducta humana, etc. Pelí culas co n escenas vio- lentas en la s que qued a bien re fl ejada la crueld ad y el desprecio p or la vida human a por parte de los violen- tos t·ie ne n un efecto po sitivo en con tra de la violencia. E l efecto cont rario lo prod ucen aq ue lla s pe lículas en las t¡ue la violencia la ejercita el h éroe del ftlm que, además, ti ene un com portamie nto simpático. El espectad or tiende a aplaudir esa co nducta }' en alg u- nos despierta el deseo de imitarle (14). Alhru n os asesi - nos juve niles han confes ado en el juicio que lo que les indu jo a comete r el crim en fue imitar una de la s esce-

143

Ag resión: In sti nto o co ndu ela aprendida L. M! Go nza lo

nas de películas corno "La narttnJa n1e cánica^11 o

"1\ sesin os natos" (15).

Un estudio en el t¡ue se pidió que se valorara mor al me nte las acciones de diversos pers on ajes vino a concluir: "H emos comprobado c¡ue el juc ici o sobre la moralidad de una acción dep ende de qui en la efectLJa... D epende de qu e la acción sea rea li zada por un personaje simp ático y ad mirado, o bien p or un personaje antipático y que inspi ra desconfianza (16). l •: 1 mime ti smo despertado por las acciones vioJe nt·as realizadas po r per so najes que "caen bie n" es ta nto

mayo r cua nto meno r es el ni vel cultural y la fo rma-

ción en v al o res éticos de los telespectado res.

Inverosimilitud de las consecuencias de los actos violento s T an impor tante como el co nte xto para el mim et is- mo el e la violencia es la t ri via li zación de los efect os producidos por l os actos viole ntos. U n actor pu ede recibir puñe tazos, go lpes co n un bate ele beisbo l, ser

lanzado po r una ventan a y con ti núa moviéndose y

aún luchando como si fuera ele goma. Ot ros r eciben

di sparos, c uclúU acla s y, no se sabe el remedio sec reto

que utilizan, lo cierto es qu e, a los pocos días, a veces a la s pocas horas ya están dispo nibles para rodar o tr a~ escenas recibie ndo otros tantos go lpes. Lo s p ro du c- tores po dr án ju st iftcar que ~us ac to res sean de go ma o qu e dispongan d e drobras mág icas para cura r al in s- tan te heridas que a un m ortal potencial lo convierten en real, porc1u e el cine es fi cción. P ero los adol escen- tes viven con tal intensidad las escenas dramáticas y violent as que les cuesta d ar se cuenta que todo es fic - ción y que algun os acto res ten drían que te ner más vidas que l os gatos para poder ll egar al final de la p e lí- cula. La consec uencia es que las escenas viole ntas engen - dr an violencia e inducen a utilizar los medios contu n- dentes que se e mplean en las películas, olv id án d ose de que, en la rea lidad, los h om b res no somos de goma ni poseemos un "fi erabras" que restituya "ad in teg rum " las heridas mortales. Por eso se asombran de t¡ue al batea r ellos, y no con t oda su fuerza, el cráneo ele una persona, con un ~i mpJ e golpe le dejan li sto para la au topsia. Pien so , ror e ll o, -y no soy el único- , que los pro - duct o r e~ de pelícu las violenta s son, en alguna medi - da, re spons ables de la violencia juvenil. Y no me parece utóp ico que, d e la misma manera que a las tabacaleras se l as c ond en a (a l me no s en l os 1 ~ 1 •:UU)

REV MEO UN IV NAVAR RA/VOL 44, N~ 4, 2000, 48 · 50 49