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Este documento explora la relación entre la sociología y la vida cotidiana, analizando cómo las estructuras sociales influyen en nuestras experiencias diarias. Se examinan conceptos clave como la naturalización de lo social, la construcción social de la realidad, la institucionalización y la socialización secundaria. El documento también destaca la importancia de la ética en la vida cotidiana y la necesidad de comprender las interrelaciones entre el mundo económico-social y la vida individual.
Tipo: Apuntes
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El ser humano es un ser biológico y social a la vez. Biológicamente, está sujeto a leyes de la naturaleza como nacer, alimentarse, reproducirse y morir. Sin embargo, la forma en que satisface estas necesidades biológicas no está determinada por la estructura biológica, sino por una lógica propia de lo social. Las formas de agruparse y organizarse para satisfacer las necesidades responden a una lógica social, no instintiva.
Cuando pensamos en fenómenos derivados de la organización social, tendemos a percibirlos como si fueran tan inmutables como los fenómenos naturales. Sin embargo, las formas de satisfacer necesidades biológicas, como la alimentación, varían según las costumbres, hábitos, culturas y clases sociales. Lo social está atravesado por un universo de significados, una dimensión simbólica y está regulado por normas, valores y costumbres que varían en el tiempo y el espacio.
La vida cotidiana es donde internalizamos las normas que rigen nuestra vida social y adquirimos las habilidades necesarias para desenvolvernos en ella. Sin embargo, el "sentido común" que nos permite orientarnos en la vida cotidiana también se convierte en un obstáculo para comprender la dimensión social de nuestras acciones.
El sentido común, entendido como lo dado, lo que "es así" y no se cuestiona, impide trascender los límites de lo estrictamente necesario para reproducir nuestras vidas. Esto genera un repliegue sobre lo individual, impidiendo comprender nuestra vinculación con circuitos más amplios que lo inmediato.
La sociología tiene el desafío de poner palabras y señalar posibles cursos de acción frente a los problemas, temores y acechanzas que surgen de la naturalización de lo social. Autores como Thomas Luckmann, Peter Berger y Ágnes Heller intentan explicar las condiciones y elementos sociales y psicosociales de este proceso.
La sociología no solo se compromete con el mero conocimiento, sino también con la propia sociedad a la que estudia. Esto implica comprender la
vida cotidiana como un fenómeno social y campo de conocimiento fundamental para la disciplina.
Marqués, Joseph Vincent. No es natural - Para una sociología de la vida cotidiana. Mills, Charles Wright. La imaginación sociológica. Elías, Norbert. Sociología Fundamental. Heller, Ágnes. Historia y vida cotidiana. Aportación a la sociología socialista. Berger, Peter y Luckmann, Thomas. La Construcción social de la realidad. Schkolnik, Florencia. Un acercamiento a la vida cotidiana desde los conceptos de Ágnes Heller.
Descargado por Alejandra Feliz Didier (automotoresayalacris@gmail.com) lOMoARcPSD|
Para una sociología de la vida cotidiana
El autor Marqués nos ubica en distintas instancias de la conducta, pensamiento y motivaciones de los hombres que, vinculados a otros hombres, desarrollan acciones, establecen relaciones, se someten a normas y sostienen costumbres a las que están ligados por sus creencias, intereses y afectos. La preocupación del autor es demostrar que, "espontáneamente", atribuimos a estas vivencias, en cada momento de nuestra vida y en cualquier etapa de la historia, el carácter de "natural". Este fenómeno, característico del pensamiento cotidiano que "no incluye la reflexión", sustenta una conciencia desprovista de datos que no derivan estrictamente de nuestra experiencia particular y que apela frecuentemente a causas trascendentes o "mágicas" para justificar fenómenos de alcance diverso.
Algunos de estos fenómenos expresan relaciones de desigualdad y exclusión y llegan a privar a los hombres de sus derechos naturales, que son aquellos ligados a la satisfacción de necesidades básicas, no sólo en referencia a la auto-preservación física, sino también al derecho a una vida digna, a la educación, al cuidado de la salud física y psíquica y a la posibilidad de sostener relaciones afectivas que les provoquen placer y eleven la estima de sí mismo.
Percibir este fenómeno de naturalización significa simultáneamente, distinguir efectivamente lo natural de lo social en un "movimiento" que permita desestructurar la cristalización de las percepciones cotidianas y acceder al conocimiento científico de lo social; en otras palabras, iniciarnos en el estudio de la sociología.
cada uno debe preservar satisfaciendo las necesidades que en particular son propias de la auto-preservación. Este hombre particular (el que es cada uno de nosotros), como miembro del género humano, tiene, a partir de su particularidad concreta, la posibilidad de desarrollar acciones, sustentar conocimientos, sentir motivaciones genéricas.
Sin embargo, las determinaciones proyectadas desde la jerarquía socialmente impuesta por la división social del trabajo, pueden provocar en su conciencia una cristalización total de las características de la particularidad, impidiéndole el desarrollo humano específico que le permite acceder a su condición de individuo como hombre entero (relación consciente entre particularidad y especificidad).
El hombre concreto que estudiamos en la esfera de la vida cotidiana es, entonces, particular y específico. Esta particularidad de creciente complejidad, es una particularidad social y, a partir de ella, más allá de que el hombre perciba sus necesidades como necesidades del "yo", se produce el movimiento que integra al particular en el sistema de necesidades de la comunidad, que hace posible las motivaciones y acciones en nombre del "nosotros".
Teniendo en cuenta que no se trata de comunidades naturales, sino de la sociedad capitalista (que imprime a la esfera de la vida cotidiana una jerarquía determinada por la división del trabajo y las relaciones sociales que establece), se hace necesaria la ética, a fin de que el individuo someta su particularidad a lo específico a partir de un mandato exterior.
Berger y Luckmann aportan una perspectiva teórica sobre la construcción social de la realidad. Desde esta perspectiva, la sociología puede recuperar dos de sus "consignas" más influyentes: considerar a los hechos sociales como cosas (Durkheim) y definir como objeto de estudio de la sociología a la acción social por considerar que ésta es portadora de significado subjetivo y, por lo tanto, susceptible de una comprensión (Weber).
Berger y Luckmann entienden que estas dos propuestas no se contradicen, sino que se complementan y en esa intersección conforman a la sociedad; entendiéndola a ésta como existencia real objetiva y como producto de las actividades y acciones humanas. La realidad se establece, entonces, como consecuencia de un proceso dialéctico entre las estructuras sociales y las interpretaciones simbólicas e internalización de roles.
En el análisis del proceso de construcción de la sociedad como realidad objetiva, los autores van a priorizar el momento de la institucionalización:
las instituciones tienen una historia de la cual son producto, éstas controlan el comportamiento humano. El carácter controlador es inherente a la institucionalización, en todas las instituciones y en todos los conglomerados de instituciones (sociedades) existen mecanismos de control (sistema de control social).
El orden social no es considerado como externo e impuesto al individuo, sino que aparece a través de una relación dialéctica con éste, como producto humano, la realidad institucionalizada tiene su origen o es producto de la construcción humana. Éstas cristalizan al punto de que se experimentan como existentes por encima y más allá de los individuos.
En el análisis de "La sociedad como realidad subjetiva", los autores se centrarán en que la realidad objetiva es asumida -internalizada- por los individuos, allí destacarán el análisis de la socialización. El individuo no nace como miembro de una sociedad, pero si con la predisposición a la sociabilidad. La internalización es la base para la comprensión de los propios semejantes y para la aprehensión del mundo en cuanto realidad significativa y social. La socialización es la introducción amplia y coherente de un individuo en el mundo objetivo de una sociedad o de un sector de él.
La socialización: un proceso de dos niveles
La socialización primaria es el proceso que se da en la niñez, a través del cual el niño se convierte en miembro de una sociedad. En esta etapa, el niño comprende el mundo como un todo compacto e invariable, y a la vida como un sistema en el que uno existe en relación con otros.
La socialización secundaria es el proceso posterior que conduce al individuo ya socializado a nuevos sectores del mundo objetivo de su sociedad. Este acceso se da en función de su rol y su posición social.
El mundo social y el individuo
El producto de la actividad del hombre (el mundo social) vuelve a actuar sobre el productor (el hombre). Este es el momento de la internalización, por la que el mundo social objetivado vuelve a proyectarse en la conciencia del hombre, durante el proceso de socialización o aprendizaje social.
La identidad y la realidad social
Todo individuo nace dentro de una estructura social objetiva en la cual encuentra a los otros que están encargados de su socialización. Desde niño,