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Orientación Universidad
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La sociología y su impacto en la sociedad, Monografías, Ensayos de Sociología

Una introducción a la sociología, una disciplina que estudia el comportamiento social y los grupos humanos. Se abordan temas como la teoría sociológica, la investigación sociológica y la importancia de la desigualdad social. Se mencionan figuras clave en el desarrollo de la sociología, como émile durkheim, max weber y karl marx, y se destaca la importancia de la imaginación sociológica para llevar la teoría a la práctica.

Tipo: Monografías, Ensayos

2023/2024

Subido el 06/04/2024

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capítulo
EL CONCEPTO
DE SOCIOLOGÍA
La sociología incluye un amplio abanico de temas, desde cuestiones
relativas a la sociedad global hasta la cultura popular de una sociedad
concreta. Los tebeos que aparecen en la ilustración se venden en la
estación de trenes de Bombay. Los sociólogos pueden aprender mucho
sobre las costumbres y los valores de las personas estudiando los
medios de difusión impresos.
¿Qué es la sociología?
¿Qué es la teoría sociológica?
El desarrollo de la sociología
Principales perspectivas
La imaginación sociológica
Cajas
LA SOCIOLOGÍA EN LA
COMUNIDAD GLOBAL. La
mujer en los lugares públicos de
todo el mundo
LA INVESTIGACIÓN EN
ACCIÓN. El deporte bajo tres
perspectivas teóricas diferentes
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¡Descarga La sociología y su impacto en la sociedad y más Monografías, Ensayos en PDF de Sociología solo en Docsity!

capítulo

EL CONCEPTO

DE SOCIOLOGÍA

La sociología incluye un amplio abanico de temas, desde cuestiones relativas a la sociedad global hasta la cultura popular de una sociedad concreta. Los tebeos que aparecen en la ilustración se venden en la estación de trenes de Bombay. Los sociólogos pueden aprender mucho sobre las costumbres y los valores de las personas estudiando los medios de difusión impresos.

¿Qué es la sociología? ¿Qué es la teoría sociológica? El desarrollo de la sociología Principales perspectivas La imaginación sociológica Cajas LA SOCIOLOGÍA EN LA COMUNIDAD GLOBAL. La mujer en los lugares públicos de todo el mundo LA INVESTIGACIÓN EN ACCIÓN. El deporte bajo tres perspectivas teóricas diferentes

or supuesto que soy muy diferente

de las personas que suelen ocupar

los puestos de trabajo menos

atractivos de Estados Unidos, y lo

soy de una manera que a la vez me ayuda y me

limita. Obviamente, estaba sólo de visita en un

mundo donde otros viven a tiempo completo la

mayor parte de sus vidas. Con todas las comodi-

dades que había conseguido a mi mediana edad:

una cuenta bancaria, un seguro médico, una casa

con varias habitaciones, esperándome indulgen-

temente en un segundo plano, no era posible

que fuera a «sufrir la pobreza» o a conocer qué

«se siente realmente» al ser un

trabajador con un salario bajo.

Mi intención era mucho más

directa y objetiva: ver si era ca-

paz de ajustar mis gastos a mis

ingresos como intentan hacer

cada día los pobres de verdad.

En Portland, Maine, me faltó

poco para conseguir un equili-

brio aceptable entre ingresos y

gastos, pero sólo porque traba-

jaba siete días a la semana. Entre

mis dos trabajos ganaba unos

300 dólares netos a la semana y

pagaba 480 dólares mensuales

de alquiler, es decir, un confortable 40 por 100

de mis ingresos. También era de gran ayuda que

el gas y la electricidad estaban incluidos en el

precio y que los fi nes de semana podía comer

tres veces gratis en un hospicio. Pero ahí estaba

al comienzo de la temporada baja. Si me hubiera

quedado hasta junio de 2000 habría tenido que

hacer frente al alquiler de la temporada de ve-

rano del Blue Haven, 390 dólares a la semana, lo

cual, por supuesto, estaba fuera de mi alcance.

Luego, para sobrevivir todo un año, en los meses

que van de agosto de 1999 a mayo de 2000,

habría tenido que ahorrar lo suficiente para re-

unir el primer mes de alquiler y pagar un aparta-

mento de verdad. Creo que podía haberlo hecho,

ahorrar entre 800 y 1.000 dólares, si una avería

del coche o una enfermedad no hubieran inter-

ferido en mi presupuesto. Sin embargo, dudo que

hubiera podido mantener durante mucho tiempo

el ritmo de trabajo de siete días a la semana o

evitar los males que sufrieron mis compañeros

de trabajo de la empresa de limpieza.

En Minneapolis…, bueno, lo dejamos aquí con

cierto suspense. Si hubiera podido encontrar un

apartamento por 400 dólares al mes o menos,

mi sueldo en el Wal-Mart era de 1.120 dólares

brutos al mes, tal vez habría sido

suficiente, a pesar de que el

coste de alojarme en un motel

mientras buscaba apartamento

habría hecho imposible ahorrar

lo necesario para el primer mes

de alquiler más la fianza. Un

trabajo de fi n de semana, como

el que casi consigo en el super-

mercado por unos 7,75 dólares

a la hora, habría sido una gran

ayuda, pero no estaba segura de

poder arreglar el horario en

Wal-Mart para librar los fines

de semana. Si hubiera aceptado

el trabajo de Menards y la paga realmente hu-

biera sido de 10 dólares por hora, once horas al

día, habría sacado unos 440 dólares netos a la

semana, sufi ciente para pagar una habitación en

un motel y que aún me quedara algo de ahorros

para los primeros gastos de un apartamento.

Pero ¿realmente pagaban 10 dólares por hora?

¿Y podría aguantar en pie once horas al día, siete

días a la semana? En caso afi rmativo, con algunas

otras opciones, probablemente podría haber

sobrevivido en Minneapolis. Pero no voy a volver

para intentarlo otra vez. (Ehrenreich, 2001:6,

P

¿Eres lo que tienes?

tilice su imaginación sociológica para anali-

zar el «mundo material» de tres socieda-

des diferentes. Estas fotos proceden del li-

bro Material World: A Global Family Portrait. Los fotógrafos

escogieron una familia media en cada uno de los países

que visitaron y tomaron fotografías de ellas en sus casas

y con todas sus pertenencias. Aquí se muestran familias

de Estados Unidos, Mali e Islandia.

¿Qué nos dicen las fotos sobre el tipo de transporte,

alimentación, residencia y estilo de vida en cada cultura?

¿Cómo influye el clima en los bienes que poseen? ¿Qué

efecto tendría el tamaño de la familia en su posición

económica? ¿Qué bienes son de recreo y cuáles de

subsistencia? ¿Cómo utilizan estas familias los recursos

naturales? ¿Qué significa que la comunicación está dispo-

nible para cada uno de ellos? ¿Por qué cree que la fami-

lia de Mali tiene tantos recipientes, cestas y utensilios?

¿Por qué será tan importante la música para la familia de

Islandia? ¿Qué nos dicen los libros y la Biblia familiar de

la formación y los intereses de la familia estadounidense?

¿Cómo cree que reaccionaría cada una de las familias si

tuviera que vivir con las pertenencias de las otras dos?

Estas fotos nos hacen darnos cuenta de que las per-

tenencias de las personas nos dicen algo de los factores

sociales, económicos y geográficos que influyen en su

forma de vida. Las fotos también nos pueden hacer

pensar desde un punto de vista sociológico sobre

nuestras propias pertenencias y lo que éstas dicen de

nosotros y nuestra sociedad (Menzel, 1994).

U

La familia Skeen, de Pearland, Texas, Estados Unidos.

La familia Natoma (el esposo, las dos esposas y los enseres domésticos), de Kouakourou, Mali.

La familia Thoroddsen, de Hafnarfjördur, Islandia.

El concepto de sociología 7

cado en 2003, en el 80 por 100 de los casos de pena de muerte en Estados Unidos la víctima es blanca, a pesar de que sólo el 50 por 100 del total de las víctimas de asesi- nato son blancas (véase la Figura 1-1). Parece que la raza de la víctima influye en si un acusado se enfrentará a ser condenado a la pena capital y si será ejecutado. Así, el sistema de justicia criminal parece más inclinado a los castigos severos cuando las víctimas son blancas que cuando pertenecen a alguna minoría. Los sociólogos aplican sus imaginaciones sociológicas a diversas áreas, como los mayores, la familia, la ecología humana y la religión. A lo largo de este libro veremos cómo los sociólogos desarrollan teorías y llevan a cabo investigaciones para estudiar las sociedades y compren- derlas mejor. Y se le animará a usted a que utilice su pro- pia imaginación sociológica para examinar la sociedad desde el punto de vista de alguien ajeno a ella, que la res- peta, pero la cuestiona.

Sociología y sentido común

La sociología se dedica al estudio del comportamiento humano. Todos nosotros tenemos experiencia y, al me- nos, cierto conocimiento del comportamiento humano. Cualquiera de nosotros bien puede tener su teoría sobre por qué la gente pierde su hogar, por ejemplo. Nuestras teorías y opiniones normalmente proceden del «sentido común», es decir, de nuestras experiencias y conversacio- nes, de lo que leemos y de lo que vemos en televisión, entre otras cosas. En nuestras vidas diarias nos basamos en el sentido común para manejarnos en muchas situaciones que no

nos son familiares. Sin embargo, este conocimiento del sentido común, aunque a veces sea acertado, no siempre es fiable, ya que se basa en creencias comúnmente admi- tidas más que en un análisis sistemático de los hechos. En tiempos, se consideraba de sentido común aceptar que la Tierra era plana, una visión correctamente cuestionada por Aristóteles y Pitágoras. Las ideas de sentido común equivocadas no son sólo parte del pasado, aún habitan entre nosotros hoy día. En Estados Unidos, el sentido común dice que los jóvenes van a los cines que proyectan La pasión de Cristo o a los conciertos de rock cristiano porque la religión se está haciendo más importante para ellos. Sin embargo, esta idea de «sentido común» en particular, como la idea de que la Tierra es plana, no es cierta y no está ratificada por la investigación sociológica. En 2003, las encuestas entre los estudiantes de primer curso de universidad de- mostraban una disminución en el porcentaje de personas que acudían a los oficios religiosos, incluso sólo a veces. Un número cada vez mayor de estudiantes universitarios asegura no tener una opción religiosa. La tendencia afecta no sólo a la religión oficial, sino también a otras formas de espiritualidad. Hoy rezan menos estudiantes que ayer y pocos de ellos consideran que su nivel de espiritualidad sea muy alto (Sax et al ., 2003). De forma similar, los desastres generalmente no pro- vocan el pánico. Después de desastres como las explosio- nes surge una mejor organización y estructura social para afrontar los problemas de la comunidad. En Estados Uni- dos, por ejemplo, un grupo de emergencias coordina los servicios públicos e incluso algunos servicios normal- mente prestados por el sector privado, como la distribu- ción de alimentos. La toma de decisiones se centraliza más en situaciones catastróficas. Como otros investigadores, los sociólogos no aceptan que algo sea un hecho porque «todo el mundo lo sabe». Por el contrario, cada porción de información se debe verificar, registrar y analizar en relación con otros datos. Los sociólogos se basan en estudios científicos para des- cribir y comprender un entorno social. A veces, las con- clusiones de los sociólogos pueden parecer de sentido común porque conciernen a diversas facetas de la vida diaria. La diferencia está en que los investigadores han verificado esas conclusiones. El sentido común nos dice ahora que la Tierra es redonda. Pero esta idea de sentido común se basa en siglos de trabajo científico que comenzó con los avances de Pitágoras y Aristóteles.

¿QUÉ ES LA TEORÍA SOCIOLÓGICA?

¿Por qué se suicida la gente? Una respuesta tradicional del sentido común es que las personas heredan el deseo de matarse. Otra es que los astros dirigen las decisiones de la gente. Estas explicaciones no parecerán muy convincentes

FIGURA 1-

Raza de las víctimas en los casos de pena de muerte

Hispanos 4% Otros 1% Blancos 81%

Negros 14%

Nota: Los datos se refi eren a todos los casos de pena de muerte desde 1976 al 30 de enero de 2004. Fuente: Dead Penalty Information Center, 2004.

Es más probable que se imponga la pena de muerte cuando la víctima es blanca. En Estados Unidos, el 50 por 100 de las víctimas de asesinato son blancos; pero en los casos que se juzgan con pena de muerte, el porcentaje de víctimas blancas es más del 80 por 100.

8 Capítulo 1

a los investigadores de hoy, pero son creencias común- mente aceptadas hasta hace poco más de un siglo. Los sociólogos no se interesan tanto en por qué un individuo concreto se suicida, se preocupan más por des- cubrir las fuerzas sociales que sistemáticamente hacen que algunas personas se quiten la vida. Para llevar a cabo esta investigación, los sociólogos desarrollan una teoría que ofrece una explicación general de comportamiento suicida. Podemos concebir las teorías como intentos por ex- plicar de manera exhaustiva hechos, fuerzas, evidencias, ideas o comportamientos. En sociología, una teoría es un conjunto de afirmaciones que buscan explicar problemas, acciones o comportamientos. Una teoría efectiva tendría capacidad tanto para explicar como para predecir. Es de- cir, nos puede ayudar a ver las conexiones entre fenóme- nos aparentemente aislados, así como a comprender cómo un cambio puntual en un entorno desencadena otros cambios. La Organización Mundial de la Salud (2002) estimó que en el año 2000 se suicidaron un total de 815.000 per- sonas. Más de cien años antes, un sociólogo trató de ob- servar científicamente los datos sobre suicidios. Émile Durkheim ([1897] 1951) desarrolló una teoría muy origi- nal sobre la relación entre el suicidio y los factores socia- les. Le interesaban sobre todo no la personalidad de los individuos que se habían suicidado, sino las tasas de sui- cidio y cómo éstas variaban entre los distintos países. Por consiguiente, cuando estudió el número de suicidios re- gistrados en Francia, Inglaterra y Dinamarca en 1869, también tuvo en cuenta la población total de esos países para establecer la tasa de suicidios en cada nación. Encon- tró que mientras que Inglaterra tenía sólo 67 suicidios registrados por cada millón de habitantes, Francia tenía 135 por millón y Dinamarca 277. La pregunta se trans- formó entonces en: «¿Por qué Dinamarca tiene, en com- paración, una tasa de suicidios tan elevada?» Durkheim fue mucho más allá en sus investigaciones sobre las tasas de suicidio. El resultado fue su decisivo estudio Suicidio , publicado en 1897. Durkheim se negó a aceptar explicaciones del suicidio no probadas, entre ellas que las fuerzas cósmicas y la herencia causaban tales muertes. En cambio, se centró en factores sociales, como la cohesión o falta de cohesión de los grupos religiosos, sociales o profesionales. La investigación de Durkheim asegura que el suicidio, a pesar de ser un acto solitario, está relacionado con la vida del grupo. Los protestantes tenían unas tasas de sui- cidio mucho más altas que los católicos, los solteros al- canzaban tasas mucho más altas que los casados y los militares eran más propensos a quitarse la vida que los civiles. Además, parecían darse mayores tasas de suicidio en tiempos de paz que en tiempos de guerra o de revolu- ción y más en tiempos de inestabilidad económica y rece- sión que en tiempos de prosperidad. Durkheim llegó a la

conclusión de que las tasas de suicidio de una sociedad refl ejaban el grado de integración de las personas en la vida grupal de la sociedad. Émile Durkheim, como muchos otros científicos so- ciales, desarrolló una teoría para explicar cómo se puede entender el comportamiento individual dentro de un contexto social. Señaló la influencia de los grupos y las fuerzas sociales en lo que siempre se había considerado como un acto muy personal. Está claro que Durkheim ofrecía una explicación de los suicidios mucho más cien- tífi ca que la de los astros o la propensión heredada. Su teoría tenía poder de predicción, ya que afirmaba que las tasas de suicidio aumentarían o disminuirían en relación con ciertos cambios económicos y sociales. Por supuesto, una teoría —incluso la mejor teoría— no es una afi rmación definitiva sobre el comportamiento humano. La teoría del suicidio de Durkheim no es una

Los desastres, ¿producen pánico o respuesta organizada? El sentido común nos diría que lo segundo, pero lo cierto es que al día siguiente a un desastre las estructuras y las organizaciones deben esforzarse mucho para ser eficaces. Cuando los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 destruyeron el centro general de emergencias de Nueva York, rápidamente se creó éste para dirigir las actividades de búsqueda y recuperación de víctimas.

10 Capítulo 1

observaciones de las condiciones sociales, sino que debe- rían actuar también según sus convicciones para reportar un benefi cio a la sociedad. Por eso, Martineau investigó la naturaleza del trabajo femenino y señaló la necesidad de ampliar las investigaciones en ese campo (Deegan, 2003; Hill y Hoecker-Drysdale, 2001).

Herbert Spencer

Otra contribución importante a los inicios de la sociolo- gía fue la de Herbert Spencer (1820-1903). Inglés victo- riano relativamente próspero, Spencer (a diferencia de Martineau) no se sentía obligado a mejorar o corregir la sociedad; simplemente esperaba comprenderla mejor. Basándose en el estudio de Charles Darwin Sobre el origen de las especies , Spencer aplicó el concepto de evolución a las sociedades para explicar cómo cambian o evolucionan a lo largo del tiempo. De forma parecida, adaptó el con- cepto darwiniano de la «supervivencia del más fuerte» argumentado que es «natural» que unas personas sean ricas y otras pobres. La visión de Spencer sobre el cambio social gozó de gran popularidad en su momento. A diferencia de Comte, Spencer sostiene que, ya que las sociedades están condena- das a cambiar en algún momento, no es necesario ser muy crítico con los acuerdos sociales de la época ni trabajar activamente por el cambio social. Este punto de vista atrajo a muchas personas influyentes de Inglaterra y Estados Uni- dos interesadas en mantener el statu quo y que sospecha- ban que los pensadores sociales fomentaban el cambio.

Émile Durkheim

Émile Durkheim aportó numerosas contribuciones pio- neras a la sociología, entre ellas su importante trabajo teórico sobre el suicidio. Hijo de un rabino, Durkheim (1858-1917) fue educado en Francia y Alemania. Se gran- jeó una enorme reputación académica y fue uno de los primeros profesores de sociología de Francia. Durkheim será recordado, sobre todo, por su visión de que el com- portamiento debe entenderse dentro de un contexto so- cial más amplio y no sólo en términos individuales. Como ejemplo de ese empeño, Durkheim ([1912]

  1. desarrolló una tesis fundamental para explicar todas las formas de la sociedad. Mediante el estudio in- tensivo de los Arunta, una tribu australiana, se centró en las funciones de la religión y descubrió el papel que des- empeñaba la vida en grupo a la hora de determinar qué se consideraba religioso. Durkheim llegó a la conclusión de que, como sucede con otras formas de comporta- miento grupal, la religión refuerza la solidaridad en un grupo. Otro de los principales intereses de Durkheim era las consecuencias del trabajo en las sociedades modernas. Según él, la creciente división del trabajo en las sociedades industriales, a medida que los trabajadores se especiali-

zan, lleva a lo que él llama anomia. La anomia es la sen- sación de pérdida del rumbo en una sociedad cuando el control social del comportamiento individual se hace inefi caz. El estado de anomia se produce cuando los indi- viduos han perdido su sentido de la determinación o la dirección a menudo durante un período de profundo cambio social. En una época de anomia, los individuos están tan confusos y les resulta tan difícil afrontar el nuevo entorno social que pueden llegar a limitarse a sus propias vidas. A Durkheim le preocupaban los peligros que podían suponer para las nuevas sociedades industriales la aliena- ción, la soledad y el aislamiento. Compartía con Comte la creencia de que la sociología debería marcar la dirección del cambio social. En consecuencia, defendió la creación de nuevos grupos sociales —mediadores entre el indivi- duo, la familia y el estado— que facilitarían una sensación de pertenencia a los miembros de las sociedades grandes y despersonalizadas. Los sindicatos serían un ejemplo de estos grupos. Como muchos otros sociólogos, Durkheim no limitó su interés a un solo aspecto del comportamiento social. Más adelante veremos sus ideas sobre el crimen y el cas- tigo, la religión y el lugar de trabajo. Pocos sociólogos han tenido una influencia tan decisiva en tantos campos de la disciplina.

Max Weber

Otro importante teórico de los primeros tiempos fue Max Weber. Nacido en Alemania, Weber (1864-1920) estudió la historia del derecho y la economía, pero desarrolló un interés cada vez mayor por la sociología y llegó a ser pro- fesor de varias universidades alemanas. Weber enseñó a sus estudiantes que debían emplear el Verstehen , término que significa «comprensión» o «discernimiento» y que él emplea en su obra. Señaló que no podemos analizar nues- tro comportamiento social con el mismo tipo de criterios objetivos que utilizamos para medir el peso o la tempera- tura. Para entender el comportamiento en su totalidad, debemos aprender qué significados subjetivos asocian los individuos a sus actos, cómo perciben y explican su pro- pio comportamiento. Supongamos, por ejemplo, que un sociólogo estu- viera estudiando la estratificación social de los miembros de una asociación de estudiantes. Weber esperaría que el investigador utilizara el Verstehen para determinar el sig- nifi cado que la jerarquía social de la asociación tiene para sus miembros. El investigador estudiaría los efectos que tienen las aptitudes deportivas, las notas, las habilidades sociales o la antigüedad en la asociación. Querría conocer cómo los miembros de la fraternidad se relacionan con otros miembros de estatus superior o inferior. Al estudiar estos temas, el investigador tendría en cuenta las emocio-

El concepto de sociología 11

nes, los pensamientos, las creencias y las actitudes de las personas (L. Coser, 1977). También estamos en deuda con Weber por una herra- mienta conceptual: el tipo ideal. Un tipo ideal es una construcción o modelo para evaluar casos específicos. En sus propias palabras, Weber calificó varias características de la burocracia como un tipo ideal (esto se trata en deta- lle en el Capítulo 6). Al presentar su modelo de burocra- cia, Weber no estaba describiendo ninguna actividad en especial ni utilizaba el término ideal de forma que sugi- riera una evaluación positiva. En cambio, su intención era ofrecer un criterio para cuantificar el grado de burocrati- zación de una organización real (Gerth y Mills, 1958). Más adelante, en este libro utilizaremos el concepto de tipo ideal para estudiar la familia, la religión, la autoridad y los sistemas de autoridad, así como para analizar la bu- rocracia. A pesar de que sus carreras profesionales coincidie- ran, Émile Durkheim y Max Weber nunca se conocieron y posiblemente ninguno de ellos fuese consciente de la existencia del otro y sus ideas. Esto no ocurrió con el trabajo de Karl Marx. Las ideas de Durkheim sobre la división del trabajo en las sociedades industriales se re- lacionaban con los escritos de Marx, mientras que la búsqueda weberiana de una sociología objetiva y des- prendida de valores era una respuesta a las convicciones más profundas de Marx. Así, no sorprende que Marx sea visto como una gran figura del desarrollo de la sociolo- gía, así como de algunas otras ciencias sociales (véase la Figura 1-2).

Karl Marx

Karl Marx (1818-1883) tenía en común con Durkheim y Weber ese interés simultáneo por los temas filosóficos abstractos y la realidad concreta de la vida cotidiana. A diferencia de los otros dos, Marx era tan crítico con las instituciones que no pudo realizar una carrera académica convencional. Pasó la mayor parte de su vida exiliado fuera de su Alemania nativa. La vida personal de Marx fue una lucha constante. Cuando se prohibió un escrito suyo, huyó a Francia. En París conoció a Friedrich Engels (1820-1895), con el que mantuvo una amistad durante el resto de su vida. Ambos vivieron una época en la que la fábrica iba sustituyendo paulatinamente a la granja en la economía de Europa y Estados Unidos. En 1847, Marx y Engels asistían en Londres a las re- uniones clandestinas de una coalición ilegal de sindicatos conocida como la Liga Comunista. El año siguiente pre- pararon una declaración de principios llamada El mani- fi esto comunista , en el que argumentaban que las masas de individuos que no tienen otro recurso que su trabajo (lo que ellos llamaron el proletariado ) deberían unirse y lu- char para acabar con las sociedades capitalistas. En pala- bras de Marx y Engels: La historia de todas las sociedades existentes hasta el momento es la historia de las luchas de clases… Los proletarios no tienen nada que perder salvo sus cadenas. Tienen un mundo por ganar. ¡T RABAJADORES DE TODO EL MUNDO, UNÍOS! (Feuer, 1989:7, 41).

FIGURA 1-

Primeros sociólogos

Émile Durkheim, 1858-1917 Max Weber, 1864-1920 Karl Marx, 1818- Especialidad académica

Filosofía Derecho, economía, historia, filosofía

Filosofía, derecho

Textos claves 1893: La división del trabajo en la sociedad 1897: El suicidio: un estudio sociológico 1912: Formas elementales de vida religiosa

1904: Ética protestante y el espíritu del capitalismo

1848: El manifi esto comunista 1867: El capital

El concepto de sociología 13

Addams logró impedir la segregación racial en las escue- las públicas de Chicago. Los esfuerzos de Addams por crear un sistema de tribunales de menores y un sindicato de mujeres ilustran la orientación práctica de su trabajo (Addams, 1910, 1930; Deegan, 1991; Lengermann y Nie- brugge-Brantley, 1998). A mediados del siglo XX , sin embargo, la orientación de la disciplina había cambiado. La mayoría de los soció- logos se limitaban a las tareas de teorizar y recopilar infor- mación; el ánimo de transformar la sociedad se dejó a los trabajadores sociales y los activistas. Este distanciamiento de la reforma social fue acompañado por un mayor com- promiso con los métodos de investigación científicos y una interpretación objetiva de los datos. No todos los sociólogos estaban de acuerdo con esta postura. En 1950 se creó una nueva organización, la Society for the Study of Social Problems, para abordar de manera más directa la desigualdad social y otros problemas sociales.

Robert Merton

El sociólogo Robert Merton (1910-2003) aportó una no- table contribución a la disciplina al combinar de manera satisfactoria teoría y práctica. Nacido en Filadelfia de pa- dres inmigrantes eslavos, Merton obtuvo una beca para la Temple University. Continuó sus estudios en Harvard, donde surgió su interés por la sociología. La carrera acadé- mica de Merton se desarrolló en la Columbia University. Merton (1968) formuló una teoría que constituye una de las explicaciones más citadas de la conducta des- viada. Merton propuso diferentes maneras de tener éxito en la vida. Según él, algunos individuos no cumplen el objetivo socialmente aprobado de acumular bienes mate- riales o no utilizan los medios socialmente aceptados para alcanzar un objetivo. Por ejemplo, en la clasificación de Merton, los «innovadores» son personas que aceptan la meta de buscar el bienestar material, pero utilizan méto- dos ilegales para hacerlo, como el robo o la extorsión. Para Merton, la conducta delictiva se explica por la in- fl uencia de los objetivos y medios aprobados por la socie- dad sobre el comportamiento individual. Esta explicación tiene diversas aplicaciones. Sirve para explicar las altas tasas de criminalidad entre los pobres, quienes probable- mente consideran que no pueden progresar por las vías convencionales que llevan al éxito. En el Capítulo 8 co- mentamos la teoría de Merton con más detalle. Merton también hizo hincapié en que la sociología de- bería esforzarse por aunar los enfoques «macro» y «micro» para el estudio de la sociedad. La macrosociología se centra en los fenómenos de gran escala o en civilizaciones enteras. El estudio intercultural sobre el suicidio de Émile Dur- kheim es un ejemplo de investigación a nivel macro. Más recientemente se han estudiado las tasas de criminalidad en todo el mundo (véase el Capítulo 8), el estereotipo de los estadounidenses de origen asiático como «minoría mo- delo» (véase el Capítulo 10) y los patrones demográficos de

los países en vías de desarrollo (véase el Capítulo 15). Por el contrario, la microsociología se centra en el estudio de gru- pos pequeños, a menudo con métodos experimentales. La investigación sociológica al nivel micro incluye estudios sobre el abandono de importantes roles sociales por parte de los divorciados (véase el Capítulo 5), la influencia de la aceptación de normas sociales en la expresión de prejuicios (véase el Capítulo 8) y el efecto de las expectativas del pro- fesor en el rendimiento del alumno (véase el Capítulo 13). La sociología actual refleja las diferentes contribucio- nes de los teóricos del pasado. Cuando los sociólogos es- tudian temas como el divorcio, la adicción a las drogas y las nuevas religiones pueden recurrir a los puntos de vista teóricos de los fundadores de la disciplina. El lector atento podrá entrever la influencia de Comte, Durkheim, Weber, Marx, Cooley, Addams y muchos otros en la investigación actual. La sociología también ha rebasado los confines intelectuales de Europa y Norteamérica. Actualmente, la disciplina se nutre de las contribuciones de sociólogos que estudian el comportamiento humano en otras partes del mundo. Para describir el mundo de estos sociólogos, conviene estudiar varios enfoques teóricos (también lla- mados perspectivas ) de gran relevancia en la sociología actual.

PRINCIPALES PERSPECTIVAS

TEÓRICAS

Los sociólogos estudian la sociedad de diferentes mane- ras. Para algunos, el mundo es básicamente una entidad estable que se mantiene en el curso del tiempo. Les impre- siona la fortaleza de la familia, la religión organizada y otras instituciones sociales. Para otros, la sociedad está compuesta por diversos grupos en conflicto que compi- ten por los recursos escasos. Para otros, lo más fascinante del mundo social es el día a día, las interacciones cotidia- nas entre individuos que a menudo se dan por desconta- das. Estas tres visiones, las más utilizadas por los sociólo- gos, son las perspectivas funcionalista, del conflicto e interaccionista y nos permitirán tener una idea general introductoria sobre la materia.

La perspectiva funcionalista

Pensemos en la sociedad como un organismo vivo cuyas diversas partes contribuyen a su correcto funcionamiento. Esta visión es la perspectiva funcionalista , que hace hinca- pié en la manera en que las distintas partes de una sociedad se estructuran para asegurar la estabilidad de la misma. Las contribuciones de Talcott Parsons (1902-1977), un sociólogo de la Harvard University, fueron cruciales para el desarrollo de la teoría funcionalista. Parsons es- taba muy influido por el trabajo de Durkheim, Weber y otros sociólogos europeos. Durante cuatro décadas do-

14 Capítulo 1

minó la sociología en Estados Unidos con su defensa del funcionalismo. Parsons consideraba a la sociedad como una vasta red de partes relacionadas, cada una de las cua- les ayuda a mantener el sistema como un todo. Su enfo- que funcionalista afirma que si un aspecto de la vida so- cial no contribuye a la estabilidad y la supervivencia de la sociedad, es decir, si no cumple alguna función útil e identificable o no fomenta el consenso de valores entre los miembros de la sociedad, no pasará de una generación a la siguiente. Consideremos la prostitución como ejemplo de apli- cación de esta perspectiva. ¿Por qué una práctica tan ampliamente condenada se sigue manteniendo con tanta persistencia y vitalidad? Los funcionalistas afirman que la prostitución satisface necesidades que no podrían ser atendidas fácilmente por formas más aceptables de expre- sión sexual como el cortejo y el matrimonio. El «compra- dor» recibe sexo sin ningún compromiso de procreación o sentimental; al mismo tiempo, el «vendedor» se gana la vida con el intercambio. Esta forma de plantear el tema nos lleva a la conclu- sión de que la prostitución cumple ciertas funciones que parecen necesarias para la sociedad. Pero esto no quiere decir que la prostitución sea una forma legítima o desea- ble de comportamiento social. Los funcionalistas no ha- cen este tipo de juicios. En su lugar, los defensores de la perspectiva funcionalista confían en poder explicar cómo es posible que un aspecto tan atacado de la sociedad logre sobrevivir pese a todo (K. Davis, 1937).

Funciones manifiestas y latentes

La guía de una universidad suele enumerar las funciones de la institución; por ejemplo, que la universidad intenta «ofrecer a los estudiantes una amplia formación sobre el pensamiento clásico y el contemporáneo, sobre las huma- nidades, las ciencias y el arte». Sería sorprendente encon- trar una guía que dijera: «Esta universidad fue fundada en 1895 para mantener a las personas entre dieciocho y vein- tidós años alejadas del mercado laboral y reducir así el desempleo.» Algo así sería impensable. Las instituciones sociales cumplen diversas funciones, algunas de ellas casi imperceptibles. De hecho, la universidad retrasa implíci- tamente la entrada de los jóvenes en el mercado laboral. Robert Merton (1968) hizo una distinción importante entre funciones manifiestas y funciones latentes. Las fun- ciones manifiestas de las instituciones son conocidas, conscientes y están establecidas como tales. Comprenden las consecuencias perseguidas y reconocidas de un as- pecto de la sociedad, como el papel de la universidad de certificar la competencia y el rendimiento académicos. En cambio, las funciones latentes son no conscientes, no deliberadas y pueden reflejar ciertos objetivos ocultos de una institución. Una de las funciones latentes de las uni- versidades es contener el desempleo, otra servir de lugar de encuentro a personas que buscan pareja para casarse.

Disfunciones

Los funcionalistas reconocen que no todas las partes de la sociedad contribuyen siempre a su estabilidad. Una dis- función es un elemento o proceso en una sociedad que puede entorpecer el sistema social o restarle estabilidad. Muchas pautas de comportamiento disfuncional, como el asesinato, se consideran no deseados. Aunque no se deberían interpretar como tales de manera automática. La evaluación de una disfunción depende de los valores propios de cada individuo, «según cada cual». Por ejem- plo, el punto de vista oficial en las prisiones de Estados Unidos es que las bandas de presos deberían erradicarse, pues alteran el buen funcionamiento de la institución. Pero algunos funcionarios de prisiones llegan a conside- rar las bandas como parte integrante de su trabajo. El peligro que supone crea una «amenaza de seguridad» que hace necesarios una vigilancia y un trabajo más intensivos por parte de los guardias y los trabajadores especializados en bandas (G. Scott, 2001).

La perspectiva del conflicto

Donde los funcionalistas ven estabilidad y consenso, los sociólogos del conflicto ven un mundo social en lucha per- manente. La perspectiva del conflicto afirma que el compor- tamiento social se entiende mejor en términos de conflicto o tensión entre grupos que compiten entre sí. Este conflic- to no tiene por qué ser violento: puede tomar la forma de negociaciones sindicales, políticas de partidos, competi- ción entre grupos religiosos por captar nuevos creyentes o debates sobre los presupuestos generales de un país. En el curso de gran parte del siglo XX, la perspectiva funcionalista ha dominado la sociología en Estados Uni- dos. Pero el enfoque del conflicto se ha ido haciendo más convincente desde finales de los años sesenta. La generali- zación del malestar social resultante de las luchas por los derechos civiles, la enconada división acerca de la guerra de Vietnam, el auge de los movimientos para la liberación de la mujer y los homosexuales, el escándalo político del Watergate, los disturbios urbanos y los enfrentamientos sobre el aborto han dado apoyo a la perspectiva del con- flicto: la idea de que nuestra sociedad se caracteriza por la lucha permanente entre grupos enfrentados. Actualmente, la disciplina de la sociología acepta que la teoría del con- flicto es una forma válida para conocer mejor una sociedad.

La visión marxista

Como dijimos anteriormente, para Karl Marx la lucha entre las clases sociales era inevitable dada la explotación de los trabajadores en el capitalismo. Al ampliar el trabajo de Marx, los sociólogos y otros científicos sociales han llegado a ver el conflicto no como un fenómeno exclusivo de la relación de clases, sino como una parte de la vida cotidiana de cualquier sociedad. Al estudiar cualquier cultura, organización o grupo social, los sociólogos quie-

16 Capítulo 1

Ida Wells-Barnett (1862-1931). Tras sus innovadoras pu- blicaciones de 1890 sobre los linchamientos de personas de raza negra en Estados Unidos, empezó a luchar por los derechos de la mujer, en especial por el derecho al voto. Como otros teóricos feministas posteriores, Wells-Barnett utilizó su análisis de la sociedad como medio de resisten- cia contra la opresión. Estudió el significado de ser afro- americano, ser mujer y ser mujer de raza negra en Estados Unidos (Wells-Barnett, 1970). La visión feminista nos ha ayudado a comprender mejor el comportamiento social al estudiar puntos de vista distintos del blanco y el masculino. Por ejemplo, la posi- ción social de una familia ya no se determina sólo por la posición y los ingresos del marido. Los académicos femi- nistas no sólo han cuestionado los estereotipos sobre hom- bres y mujeres, sino que también han luchado por conse- guir un estudio de la sociedad equilibrado en el aspecto del género en el que las experiencias y las contribuciones de las mujeres sean tan visibles como las de los hombres (Eng- land, 1999; Komarovsky, 1991; Tuchman, 1992). La perspectiva feminista ha aportado a los sociólogos nuevas visiones del comportamiento social familiar. Por ejemplo, las primeras investigaciones sobre conducta de- lictiva raramente consideraban a las mujeres, y cuando lo hacían, tendían a centrarse en delitos considerados «tra- dicionalmente» típicos de la mujer, como pequeños hur- tos en los comercios. Una visión como ésta ignora el papel de la mujer en diversos tipos de delitos, así como despro- porcionada presencia como víctimas de los mismos. La investigación que dirigieron Meda Chesney-Lind y Noelie Rodríguez (1993) mostró que casi todas las mujeres pre- sas habían sufrido abusos físicos y/o mentales cuando eran jóvenes y la mitad de ellas habían sido violadas. Las contribuciones de académicos feministas y de minorías han enriquecido todas las perspectivas sociológicas.

Utilice su imaginación sociológica

Usted es un sociólogo que usa la perspectiva del confl icto para estudiar diversos aspectos de nuestra sociedad. ¿Cómo piensa que interpretaría la práctica de la prostitución? Contraste esta visión con perspectiva funcionalista.

La perspectiva interaccionista

Los trabajadores que se relacionan en el lugar de trabajo, los encuentros en lugares públicos como autobuses y parques, el comportamiento en grupos pequeños: todos estos aspec- tos de la microsociología atraen la atención de los interac- cionistas. Mientras los funcionalistas y los teóricos del conflicto estudian pautas de comportamiento a gran escala y en toda la sociedad, los teóricos que adoptan la perspec- tiva interaccionista hacen generalizaciones sobre las for- mas de interacción cotidianas para entender la sociedad en su conjunto. En los años noventa, por ejemplo, el trabajo de

los jurados se convirtió en objeto de escrutinio público. Ciertos juicios prominentes acabaron en veredictos que dejaron asombrada a parte de la opinión pública. Mucho antes de que se hiciera habitual entrevistar a los miembros de un jurado después de un juicio, los interaccionistas tra- taban de comprender mejor los comportamientos en el re- ducido escenario de la sala de deliberaciones de un jurado. El interaccionismo es un marco teórico en el cual los seres humanos viven en un mundo de objetos con signi- fi cado. Esos «objetos» pueden ser cosas materiales, accio- nes, otras personas, relaciones e incluso símbolos. Dado que para los interaccionistas los símbolos son una parte especialmente importante de la comunicación humana, a veces este marco teórico se denomina perspectiva de la interacción simbólica. Los miembros de una sociedad tie- nen en común los significados de los símbolos. En Esta- dos Unidos, por ejemplo, el saludo significa respeto, mientras que agitar los puños significa desafío. Otras cul- turas utilizarán signos diferentes para transmitir un sen- timiento de respeto o de desafío. Estos signos con signifi- cado se consideran formas de comunicación no verbal en las que se pueden incluir muchos otros gestos, expresio- nes faciales y posturas.

Los interaccionistas se interesarían por el significado social de las mascotas y los símbolos de los equipos deportivos. Este indígena estadounidense protesta porque un equipo de béisbol se llama Indios. Al mostrar otros nombres que pueden resultar ofensivos, nos invita a ponernos en su lugar.

El concepto de sociología 17

Los símbolos en forma de tatuaje cobraron importan- cia en Estados Unidos después del 11 de septiembre de

  1. Los tatuadores de Manhattan se vieron desbordados por los encargos de diseños que tenían un significado sim- bólico para clientes de diferentes grupos. Los bomberos pedían tatuajes con los nombres de sus compañeros falleci- dos, los policías pedían diseños que incorporaran el escudo del cuerpo, las personas que trabajaban en la Zona Cero pedían tatuajes con una enorme cruz de acero, lo que quedó de la estructura de las Torres Gemelas. Mediante símbolos como estos tatuajes, los individuos comunican sus valores y creencias a quienes les rodean (Scharnberg, 2002). Mientras los enfoques funcionalista y del conflicto surgieron en Europa, el interaccionismo se inició en Esta- dos Unidos. Se suele considerar que George Herbert Mead (1863-1931) fue el fundador de la perspectiva interaccio- nista. Mead fue profesor de la University of Chicago desde 1893 hasta su muerte. Su análisis sociológico, igual que el de Charles Horton Cooley, se centró sobre todo en las rela- ciones personales o en grupos reducidos. Mead se interesó por las formas más reducidas de comunicación, como son- risas, gestos y movimientos de cabeza, para intentar com- prender la influencia que ejercía el contexto más amplio de un grupo o una sociedad en estas conductas individuales. Aunque sus puntos de vista eran innovadores, Mead sólo

escribió algunos artículos, pero no publicó ningún libro. Fue un profesor muy conocido; de hecho, la mayor parte de sus ideas nos ha llegado por los apuntes de sus clases, que algunos alumnos editaron tras su muerte. A medida que las enseñanzas de Mead se han ido co- nociendo mejor, los sociólogos han expresado un mayor interés por la perspectiva interaccionista. Muchos han abandonado la que quizá fuese una preocupación excesiva por el nivel macro del comportamiento social y han redi- rigido su atención a los grupos pequeños (nivel micro). Erving Goffman (1922-1982) popularizó un método interaccionista concreto, conocido como el enfoque dra- matúrgico , en el cual las personas se consideran actores de teatro. Este enfoque compara la vida cotidiana con el escenario de un teatro. Así como los actores proyectan ciertas imágenes, también nosotros intentamos mostrar ciertas características de nuestra personalidad y ocultar otras. Por ejemplo, en una clase sentiríamos la necesidad de dar una imagen seria y en una fiesta nos mostraríamos simpáticos y relajados.

El enfoque sociológico

¿Qué perspectiva debería utilizar un sociólogo para estu- diar el comportamiento humano? ¿El funcionalismo? ¿La

Tabla 1-1 Comparación de las principales perspectivas teóricas

Funcionalista Conflicto Interaccionista

Visión de la sociedad Estable, bien integrada Caracterizada por la tensión y la lucha entre grupos

Activa para infl uir en la interacción social diaria Nivel del análisis que se prioriza

Macro Macro Micro, a fi n de comprender el problema macro, más amplio Conceptos clave Funciones manifi estas, funciones latentes, disfunciones

Desigualdad, capitalismo, estratifi cación

Símbolos, comunicación no verbal, interacción personal. Visión del individuo Las personas socializan para cumplir funciones sociales

Las personas están modeladas por el poder, la coerción y la autoridad

Las personas manipulan los símbolos y crean sus mundos sociales mediante la interacción. Visión del orden social Se mantiene mediante la cooperación y el consenso

Se mantiene mediante la fuerza y la coerción

Se mantiene por el entendimiento compartido del comportamiento cotidiano. Visión del cambio social Previsible, sirve como reafi rmación

El cambio se produce constantemente y puede tener consecuencias positivas

Se refl eja en la posición social de las personas y en su comunicación con los demás. Ejemplo Los castigos públicos refuerzan el orden social

Las leyes refuerzan la posición de quienes están en el poder

Los individuos respetan o desobedecen las órdenes según sus experiencias anteriores. Defensores Émile Durkheim, Talcott Parsons, Robert Merton

Karl Marx, W. E. B. du Bois, Ida Wells-Barnett

George Herbert Mead, Charles Horton Cooley, Erving Goffman

El concepto de sociología 19

tivas por encima de las demás. La orientación teórica de un sociólogo influye notablemente en su manera de enfo- car la investigación de un asunto, lo que incluye la elec- ción del objeto de estudio, el modo de estudiarlo y las preguntas que se plantearán (o no se plantearán). (La Caja 1-1, página 18, contiene un ejemplo sobre el modo en que un investigador abordaría el tema de los deportes bajo distintas perspectivas.) Cualquiera que sea el obje- tivo del trabajo de un sociólogo, siempre estará guiado por sus puntos de vista teóricos. La investigación se con- vierte, como las teorías, en un foco que ilumina una parte del escenario y deja el resto en penumbra.

LA IMAGINACIÓN SOCIOLÓGICA

En este libro ilustraremos la imaginación sociológica de varias formas diferentes: llevando la teoría a la práctica, mediante investigación activa, estudiando el significado de la desigualdad social, hablando sobre raza, género y fronteras y dando especial importancia a las políticas so- ciales en todo el mundo.

La teoría llevada a la práctica

Mostraremos la utilidad de las principales perspectivas sociológicas para comprender los temas actuales, desde la pena capital hasta el SIDA. Los sociólogos no dicen nece- sariamente «estoy aplicando la perspectiva funcionalista», pero su investigación y sus enfoques sí tienden a basarse en uno o varios marcos teóricos, como se verá en las pá- ginas que siguen.

La investigación en acción

Los sociólogos estudian de manera activa el comporta- miento social y una variedad de temas. Ya hemos visto que la investigación puede arrojar luz sobre los factores sociales que influyen en las tasas de suicidios y en la toma de decisiones de los jurados. La investigación sociológica suele tener una aplicación directa en la mejora de la vida cotidiana de las personas, por ejemplo, aumentando la participación de los afroamericanos en la elaboración de pruebas de diabetes. En el curso de este libro veremos que la investigación sociológica aclara todo tipo de comporta- mientos grupales.

La importancia de la desigualdad

social

¿Quién tiene el poder? ¿Quién no lo tiene? ¿Quién tiene prestigio? Tal vez el tema de investigación más importante de la sociología actual sea la desigualdad social , condi- ción que hace que no todos los miembros de una sociedad dispongan del mismo nivel de bienestar, prestigio o po- der. La investigación realizada por Barbara Ehrenreich

sobre trabajadores con salarios bajos reveló algunos as- pectos de la desigualdad social. Ya sea bajo la perspectiva funcionalista o la feminista, en Arizona o Afganistán, en un establecimiento de ultramarinos o en el mercado glo- bal, los sociólogos suelen considerar que el comporta- miento humano está marcado por la desigualdad social. Algunos, al intentar comprender el efecto de la des- igualdad han defendido la causa de la justicia social. W. E. B. du Bois ([1940] 1968:418) señaló que el poder más importante en la Tierra no corresponde «al pensa- miento o la ética, sino a los bienes materiales». Como ya hemos visto, las contribuciones de Karl Marx, Jane Ad- dams e Ida Wells-Barnett también tratan la desigualdad y la justicia sociales. En este libro se dará especial prominencia al trabajo de los sociólogos sobre la desigualdad social. Además, muchos capítulos contienen una caja sobre este tema.

La sociología va más allá de razas,

géneros y fronteras

Entre los sociólogos hay hombres y mujeres de orígenes étnicos, nacionales y religiosos muy diversos. Con su tra- bajo, los sociólogos buscan sacar conclusiones válidas para todos, no sólo para los ricos y poderosos. Esto no es siempre fácil. Los estudios sobre la manera de aumentar los beneficios empresariales atraen más interés y apoyo fi nanciero que los que explican las ventajas de repartir jeringuillas en los barrios urbanos deprimidos. Pero la sociología, ahora más que nunca, intenta comprender las experiencias de todos. En la Caja 1-2 vemos que en mu- chas partes del mundo el papel de la mujer en los lugares públicos se considera diferente al del hombre.

Las políticas sociales en el mundo

Una buena forma de utilizar la imaginación sociológica es para ampliar nuestro conocimiento de los procesos socia- les que tienen lugar hoy día en el mundo. A partir del Capítulo 2, todos los capítulos finalizarán con el estudio de un tema concreto de políticas sociales actuales. En al- gunos casos nos referiremos a casos específicos a los que se enfrentan los gobiernos. Por ejemplo, en el Capítulo 4, «Socialización», se abordará la financiación estatal de las guarderías infantiles; las políticas de inmigración, en el Capítulo 10, «Desigualdad racial y étnica», y la religión en las escuelas, en el Capítulo 13, «Religión y enseñanza». Estas secciones demostrarán que los conceptos sociales fundamentales pueden reforzar nuestra capacidad de pensamiento crítico y ayudarnos a comprender mejor los debates actuales sobre políticas públicas que tienen lugar en todo el mundo. Además, la sociología se ha utilizado para evaluar el éxito de los programas o el impacto de los cambios im- pulsados por políticos y activistas. Por ejemplo, en el Ca-

Fuente: Cheng y Liao, 1994; C. Gardner, 1989, 1990, 1995; Goffman, 1963b, 1971; Rosman y Rubel, 1994.

P

or definición, un espacio público, como un parque o una acera, es acce- sible para todo el mundo. Incluso algunos establecimientos privados, como los restaurantes, están pensados para que cualquier persona pueda entrar libre- mente en ellos. Pero los sociólogos y otros investigadores sociales se han dado cuenta de que las sociedades establecen normas de acceso a esos lugares diferen- tes para hombres y mujeres. En muchas sociedades de Oriente Medio, las mujeres tienen prohibidos los espacios públicos y quedan relegadas a ciertas partes de la casa. En esas socieda- des, el café y el mercado son considera- dos dominios masculinos. Otras socieda- des, como la malgache, limitan de manera estricta la presencia de mujeres en luga- res públicos, pero les permiten dirigir las negociaciones propias de los mercados al aire libre. En algunas sociedades del oeste de África, las mujeres controlan el mer- cado. En algunos países del este de Eu- ropa y en Turquía al parecer las mujeres pueden moverse libremente por los luga- res públicos, pero el acceso a los cafés es exclusivo de los hombres. Comparemos esto con las cafeterías de Norteamérica, donde hombres y mujeres se mezclan e incluso entablan conversaciones aun siendo desconocidos. Aunque un observador no avezado pueda considerar que los espacios pú- blico y privado en Estados Unidos son

neutrales en cuanto al género, siguen existiendo los clubes privados sólo para hombres y en los espacios públicos las mujeres aún sufren ciertas desigualdades. Erving Goffman, un sociólogo interaccio- nista, realizó estudios clásicos sobre luga- res públicos. Percibió que eran escenarios de interacciones rutinarias, como, por ejemplo, cuando alguien está perdido y pide que le indiquen una dirección. Pero la socióloga Carol Brooks Gardner ofrece

una crítica feminista del trabajo de Goff- man: «Pocas veces Goffman destaca el miedo habitual y desproporcionado que las mujeres pueden llegar a sentir hacia los hombres en público y mucho menos el constante temor que pueden llegar a sentir las minorías étnicas o las perso- nas con discapacidades» (1989:45). Las mujeres son muy conscientes de que pedir ayuda en un lugar público puede acarrear insinuaciones o requerimientos sexuales indeseados. Mientras Goffman sugiere que los comentarios dirigidos a mujeres en la

calle son poco frecuentes y que por lo general no conllevan implicaciones gro- seras o amenazantes, Gardner (1989:49) replica que «sobre todo para las mujeres jóvenes (…), la presencia en lugares pú- blicos implica la probabilidad de que los hombres expresen opiniones sobre ellas, cumplidos que no son tan cumplidos, e insultos rudos o vulgares cuando creen que la mujer está coqueteando». Y añade que estos comentarios a veces se acompa- ñan de silbidos y pellizcos, lo que desvela la hostilidad latente de muchos comenta- rios de hombre a mujer en la calle. Según Gardner, muchas mujeres tie- nen un temor fundado a que puedan producirse acoso sexual, agresión o vio- lación en lugares públicos, y afirma que «los lugares públicos son foros en los que cada día se reafirma la desigualdad coti- diana para las mujeres y para muchos otros individuos» (1989:56).

Comentemos

1. ¿Qué diferencias habría entre una cafetería en Turquía y otra en Seattle, Estados Unidos? ¿Dónde se verían esas diferencias? 2. ¿Conoce a alguna mujer que haya sufrido acoso sexual en un lugar público? ¿Cómo reaccionó? ¿Ha cambiado su comportamiento so- cial como consecuencia de la expe- riencia?

La sociología en la comunidad global

1-2 LA MUJER EN LOS LUGARES PÚBLICOS DE TODO

EL MUNDO

Las mujeres son muy conscientes

de que pedir ayuda en un lugar

público puede acarrear

insinuaciones o requerimientos

sexuales indeseados.

pítulo 9, «Estratificación en Estados Unidos y en el mundo», se incluye un debate sobre la efectividad de las iniciativas de reforma de la asistencia social. Estos debates ponen de relieve las numerosas aplicaciones prácticas de la teoría y la investigación sociológica. Los sociólogos prevén que el próximo cuarto de siglo sea quizá el más apasionante y crucial de la historia de la disciplina. Esto se debe al creciente reconocimiento en Estados Unidos y en el resto del mundo de que los proble-

mas sociales actuales deben ser resueltos antes de que lle- guen a agobiar a las sociedades humanas. Es de esperar que los sociólogos tengan un papel cada vez más promi- nente en los gobiernos mediante la investigación y el des- arrollo de políticas públicas alternativas. Es natural que en este libro nos fijemos en la relación entre el trabajo de los sociólogos y los difíciles temas a los que se enfrentan los planificadores de políticas y las personas de Estados Unidos y todo el mundo.