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Sistema tegumentario, Guías, Proyectos, Investigaciones de Anatomía

sistema tegumentario con especificaciones histologicas

Tipo: Guías, Proyectos, Investigaciones

2024/2025

Subido el 30/03/2025

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Guía de lectura:
Unidad Temática 1
Autores:
Dr. Méd. Vet. Carlos Pereyra
Esp. Méd. Vet. Damián Parola
Esp. Méd. Vet. Verónica Venegas.
Año 2021
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Guía de lectura:

Unidad Temática 1

Autores:

Dr. Méd. Vet. Carlos Pereyra Esp. Méd. Vet. Damián Parola Esp. Méd. Vet. Verónica Venegas.

Año 2021

Comparada 1era^ parte

Unidad temática I: Generalidades de Anatomía y

Tegumento Común.

MÓDULO II: TEGUMENTO COMÚN.

El tegumento (Integumentum commune) cubre todo el cuerpo, brinda protección y da a cada individuo su aspecto característico. Está formado por la piel y sus anexos: glándulas, pelos y producciones córneas.

I – Piel La piel (Cutis) es la cubierta del cuerpo, actúa como una envoltura flexible y resistente la cual se conecta a las membranas mucosas de la boca, la nariz, el intestino y el seno urogenital alrededor del perímetro de los orificios naturales. También se continúa de la misma forma en el revestimiento externo de la membrana del tímpano y el borde de los párpados con la conjuntiva.

Figura 1 Vista lateral Carnívoros.

Referencias: Piel sin pelos. En contacto directo con el entorno de vida, protege al organismo e informa sobre su entorno inmediato y permite intercambios con él. Para ello presenta variaciones muy notables de espesor y estructura en función del entorno y costumbres de la especie. La piel tiene dos partes estrechamente relacionadas. Una de ellas superficial, que es epitelial y deriva directamente del ectodermo del embrión; la epidermis (Epidermis) , que se biestratificada desde el primer tercio de la gestación y luego rápidamente se estratifica en múltiples capas; sus capas superficiales están queratinizadas y su

Comparada 1era^ parte La piel permite intercambios con el entorno circundante y diversifica sus funciones protectoras, lo que se refleja en notables adaptaciones morfológicas.

Funciones: La piel proporciona protección física, química y bacteriológica al organismo, las sensibilidades táctiles, térmicas y al dolor contribuyen activamente a este papel de defensa. La resistencia al impacto y la fricción es la propiedad fundamental de la piel. Está ligado a la organización de la dermis, así como a la renovación continua de la epidermis y a la queratinización de sus estratos superficiales. La elasticidad contribuye hasta el punto de que el trauma puede dañar seriamente órganos profundos sin que la piel se rompa o incluso se dañe significativamente. Normalmente posee movilidad para la libre ejecución de los movimientos y se fija al cuerpo por la disposición de los haces de colágeno y fibras elásticas en la dermis y por la existencia de puentes de unión entre las células de la epidermis. La superficie de la piel se opone a la deshidratación y los intercambios osmóticos por la presencia de una película muy fina formada por la mezcla de sebo, sudor y células descamadas. Los rayos ultravioletas cuando inciden sobre la piel convierten la provitamina D en vitamina D. La termorregulación de la piel es muy importante en los mamíferos. Una barrera a la pérdida calórica la proporciona el tejido adiposo, acumulado debajo de la dermis en una capa a veces gruesa y en la mayoría de las especies por el pelaje, más denso en invierno que en verano. El sistema nervioso interviene activamente modificando la circulación en la dermis, la vasoconstricción superficial lucha contra el frío y la vasodilatación contra el calor. En el último caso, la secreción de sudor aumenta aún más para producir una disminución de la temperatura por evaporación. En principio, los intercambios químicos pueden tener lugar en ambas direcciones en la piel. De hecho, la absorción percutánea es extremadamente baja en los mamíferos; sin embargo, no es igual para todas las sustancias y algunas estructuras químicas se aceptan más fácilmente que otras, lo que beneficia la administración percutánea de algunos fármacos.

Comparada 1era^ parte La secreción de sudor contribuye en pequeña medida a la eliminación de toxinas metabólicas (como lo hace el riñón). La pérdida de agua por esta vía es generalmente igual o un poco mayor a la que se produce a través de los pulmones. La piel también juega un papel importante en la protección inmunológica del cuerpo. Expuesto directamente a ataques químicos, virales o microbianos, tiene, un sistema de alerta capaz de desencadenar la movilización del sistema linfocitario y, lamentablemente, en ocasiones desencadena reacciones alérgicas (eccemas de contacto locales o reacciones generalizadas por picaduras de insectos). La sensibilidad es una de las principales funciones de la piel, que no se distribuye uniformemente por toda la superficie del cuerpo y son las sensibilidades de tipo táctil, dolorosa y térmica. El tacto es mucho más refinado alrededor de la boca y en las regiones distales de las extremidades; las pezuñas de los ungulados tienen un papel táctil importante. Las caras laterales de la cabeza, la espalda, las regiones laterales de las extremidades tienen una mayor sensibilidad a las variaciones térmicas. La sensibilidad táctil superficial es más aguda en medial de las extremidades, en ventral del tronco y en el periné. Todas estas sensibilidades están aseguradas por una inervación abundante, que comprende, además de las terminaciones nerviosas libres, una gran variedad de receptores más complejos, que se describen en el estudio histológico de la piel. “Su apariencia y textura, que varían con la edad y con las condiciones de salud, así como por el estado del pelaje en los animales, la piel puede considerarse como un verdadero espejo del estado general”.

Características físicas El área de la piel es muy difícil de medir debido a la irregularidad de las formas corporales. Depende del tamaño del individuo y varía de 3,5 a 4,5 m2 en caballos, de 3 a 3,5 m2 en vacas, mientras que se estima en 1,5 a 2 m2 en humanos y 0,25 m2 en perros y gatos (dependiendo de la raza). El peso es aún más variable, las diferencias de espesor y densidad se suman a las del área de la superficie. Para las pieles extraídas en las condiciones habituales, es decir, con la mayor parte del tejido subcutáneo (Tela subcutánea o hipodermis), puede oscilar entre los 25 y los 60 kg en bovinos. Las variaciones parecen ser aún mayores en Equinos, donde la piel es más fina y donde su peso medio ronda los 30 kg. En perros, el peso ronda los 2 a 3 kg en razas medianas. Como su peso es del orden del 6-10% del

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almohadillas palmares y plantares de los Carnívoros. Todas estas partes diferenciadas también son más gruesas y rígidas que el resto de la piel. La superficie de la piel presenta depresiones y relieves de diversa índole, variables según la especie. Las depresiones más frecuentes son los surcos cutáneos (Sulci cutis) y se presentan varios tipos: Los surcos de flexión son los más profundos y largos. A menudo múltiples o subdivididos de diversas formas, se asientan en las caras de flexión de las articulaciones. Son el resultado de dar forma a la dermis y las estructuras subyacentes, con la orientación adecuada de los haces de colágeno y fibras elásticas. Los surcos "musculares", generalmente menos claros, producidos por la tracción de los músculos o de la fascia subyacente. Son numerosos, estrechos, poco profundos y subdividen la superficie de la piel en áreas características de la especie.

Figura 3 Esquema de los surcos cutáneos y musculares la piel, se visualizan en la piel sin pelos.

Referencias: 1- Surcos musculares, 2- Surcos cutáneos.

Comparada 1era^ parte También existen en determinadas especies y en lugares definidos, depresiones profundas, relativamente estrechas y bien definidas, en las que la piel generalmente está provista de glándulas sudoríparas o sebáceas de tipos particulares, a estas depresiones se las denominan senos cutáneos (Sinus cutanei). Estos senos están presentes en: La oveja, el seno infraorbitario (Sinus infraorbitalis) ubicado, rostralmente de la órbita, el seno inguinal (Sinus inguinalis) ubicado en craneal de la región inguinal y el seno interdigital (Sinus interdigitalis) alojado entre los dos dedos principales de la mano y el pie. En carnívoros, el seno paraanal (Sinus paraanalis) se abre en el margen anal. En el conejo, hay un seno perineal (Sinus perinealis) a cada lado de la región genital, en el que se abren los conductos de dos glándulas perineales. Los relieves de la piel también son muy diversos. Los más voluminosos están ubicados en las superficies palmar o plantar de los autópodos. Se trata de almohadillas voluminosas, más o menos anchas y gruesas, formadas por la dermis, el tejido subcutáneo y recubiertas de una epidermis muy engrosada y fuertemente queratinizada (Carnívoros), o incluso por cuerno (Ungulados). La almohadillas carpiana o tarsal, metacarpiana o metatarsiana y digital. Tienen un papel amortiguador al sostener la extremidad. En algunas especies, la piel forma pliegues (Plicae cutis) de grosor y ancho variables en regiones definidas. Como la papada (Palear) que cuelga debajo del cuello y el esternón del bovino y los pliegues transversales del cuello (Plicae transversae colli) que presenta la Oveja. Relieves podemos considerar a los más prominentes como evaginaciones que están representadas por el escroto de los machos y las mamelas del caprino y cerdo. Y otros mucho más pequeños, muy numerosos y extendidos son las crestas cutáneas (Cristae cutis) representadas por varios tipos. Un primer tipo, muy claro en la piel dorsolateral del tronco del perro, pero solo esbozado en otras especies, comprende áreas diminutas con apariencia de escamas, delimitadas por surcos irregularmente paralelos cortados por surcos secundarios orientados más o menos perpendicularmente. Los pelos se implantan en grupos en los surcos, formando así hileras irregulares. En cerdos, encontramos surcos igualmente finos pero irregulares, más o menos claros según la región, delimitan diminutas áreas en forma de diamante o poligonales.

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Figura 5 Modificaciones de la superficie externa evaginaciones.

Referencias: Escroto de las diferentes especies domésticas y mamelas del caprino y porcino.

Finalmente, la piel de la región rostral de la cara presenta formaciones particulares, con campos poligonales o relieves redondeados separados por surcos muy claros. En el caso del morro del bovino, el planum nasale de la Oveja y la Cabra, el hocico del Cerdo y la nariz de los Carnívoros, que son descriptos en detalle con los labios y/o las fosas nasales.

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Figura 6 Modificaciones de la piel en la región rostral.

Referencias: 1- Perro, 2- Gato, 3- Equino, 4- Porcino, 5- Bovino, 6- Ovino.

2) La superficie adherente o interna de la piel está unida con las estructuras subyacentes por un tejido conectivo, cuya abundancia y organización depende de la ubicación y la especie. Este tejido, es llamado red subcutánea (Tela subcutánea) o comúnmente “hipodermis”, que se puede infiltrar con tejido adiposo y constituir un verdadero panículo adiposo (Panniculus adiposus) que actúa tanto como reserva de nutrientes y aislante térmico. Está atravesado en muchos puntos por fuertes haces de colágeno y elásticos que se extienden desde la superficie profunda de la dermis hasta el hueso subyacente o tejidos fibrosos como las fascias superficiales. Estas últimas son los retináculos de la piel (Retinacula cutis) , que limitan su movimiento.

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adherente a la piel, se moviliza sobre un tejido subcutáneo, muy suelto, constituyendo lo que se denomina un "panículo carnoso", que en la región previamente mencionada corresponde al músculo cutáneo del tronco. El mayor o menor desarrollo y las características locales de la tela subcutánea determinan el grado de movilidad de la piel en los planos subyacentes. Es en las regiones ventrales del tronco, en la cara medial de las extremidades y especialmente en la unión de estas últimas y el tronco donde la piel generalmente presenta mayor movilidad. Sin embargo, es muy fácil mover o levantar la parte dorsal del cuello y el tronco en carnívoros y conejos. En todas las especies, es muy adherente alrededor de la periferia de los orificios naturales y en la vecindad de las uñas o pezuñas, así como en la cola.

Estructura de la piel A pesar de la gran diversidad de sus aspectos, la piel sigue presentando los mismos elementos estructurales en toda su extensión. La parte superficial, epitelial y ectodérmica es la epidermis. Cuya característica principal es que es avascular y nutrida por la dermis, que es de naturaleza conectiva. Esta última, la dermis, está unida a los planos subyacentes por la tela subcutánea o hipodermis, cuya estructura, también es conjuntiva, pero diferente y mucho más variable. La epidermis (Epidermis) es un epitelio escamoso y estratificado cuyas capas superficiales están queratinizadas y se descaman. Sus células se multiplican activamente en el estrato profundo y luego se degeneran, y se queratinizan al ser empujadas hacia la superficie por esta continua proliferación de las células más basales. La dermis o corion (Dermis - Corium) es una capa de tejido conectivo denso que sostiene a la epidermis y asegura su nutrición, así como la de los folículos pilosos y glándulas. Es el asiento de una rica red capilar y de numerosas terminaciones nerviosas. Generalmente se reconoce como dos capas, cuyo límite no es muy definido. Uno forma las papilas superficiales que anclan la profundidad de la epidermis y se denomina estrato papilar, el otro, profundo, generalmente más grueso, es el estrato reticular. El estrato papilar (Stratum papillare) no hace honor a su nombre en todas partes, las papilas se desarrollan de manera muy diferente según las regiones del cuerpo y la especie. Pero siempre, la capa superficial de la dermis tiene una estructura que se caracteriza, además de su ubicación, por su delicada textura y la disposición de sus fibras elásticas y de colágeno, que forman redes bastante sueltas entre las células del

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tejido conjuntivo habituales: fibroblastos, macrófagos, células plasmáticas y mastocitos. Las fibras adoptan una disposición envolvente alrededor de los folículos pilosos y las glándulas. El estrato reticular (Stratum reticulare), es mucho más denso, pobre en células y rico en fibras, que son gruesas. Estos últimos forman haces cuya orientación dominante es paralela a la superficie, pero pueden, en determinadas regiones (grupa de los ungulados, por ejemplo) volverse más o menos perpendiculares a ella. Es la textura de esta capa la que determina el grado de resistencia y elasticidad de la piel, confiriéndole así la calidad al cuero para la industria. Las fibras musculares lisas también se encuentran en esta parte de la dermis, formando haces de varios tipos. Los más comunes son los músculos erectores del pelo, que se describirán junto a los folículos pilosos a los que están unidos. Otros forman una capa más o menos densa en la superficie profunda de la dermis, pero solo en ciertas regiones particulares, como el escroto (Dartos), el perineo, el prepucio o las papilas mamarias. En muchas especies, en el límite de la dermis y el tejido subcutáneo, se desarrolla una capa gruesa de fibras musculares estriadas, formando un panículo carnoso (músculos cutáneos). La tela subcutánea (Tela subcutánea), comúnmente llamada "hipodermis", se caracteriza por la gran laxitud del tejido conectivo que la constituye. Su desarrollo varía con el grado de movilidad de la piel; es extremadamente reducido en los párpados y alrededor de las aberturas naturales y especialmente importante en las paredes del tronco. Sus haces de colágeno y fibras elásticas son continuos con los del estrato reticular de la dermis. Toman en profundidad una orientación generalmente paralela a la superficie de la piel. Su red es floja y pobre en las regiones más móviles, densa por el contrario en los sectores más adherentes, donde los retináculos de la piel son fuertes y numerosos; constituye en su parte más profunda una fina capa tangencial densa, la fascia superficial. Dependiendo de la ubicación, se aplica directamente a los planos anatómicos subyacentes o se separa de ellos por tejido conectivo laxo, especialmente abundante en las regiones más móviles. Entre los haces de fibras de la tela subcutánea se encuentra en muchos lugares acúmulos de adipocitos que se presionan unos contra otros y la sustancia intercelular desaparece casi por completo, de esta forma el tejido adiposo constituye grupos que

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abundante inervación, que controla la regulación circulatoria y sobre todo forma el soporte de la sensibilidad cutánea. Las arterias surgen de un gran número de divisiones más o menos anastomosadas, que se originan de las ramas musculares, periarticulares o de las arterias más profundas. Estos capilares muy numerosos, atraviesan la hipodermis y forman en el límite de la dermis una red dérmica (Rete arteriosum dermale) paralelas a la superficie de la piel, que irrigan la hipodermis y la capa reticular de la dermis, así como los folículos pilosos y las glándulas sudoríparas, está formada por anastomosis relativamente delgadas, mientras que cada arteria aferente de la red dérmica se continua como ramas flexibles y divergentes del límite de la capa papilar. Allí, sus divisiones alimentan a otra red subpapilar (Rete arteriosum subpapillare). De estas últimas nacen abundantes y muy finos ramos descendentes para los folículos pilosos y las glándulas sebáceas, numerosos capilares intrapapilares (Ansae capillares intrapapillares) que se disponen en las inmediaciones de la epidermis. Esta organización es de gran importancia funcional. Normalmente, cada arteria procedente de la profundidad irriga un territorio más o menos definido y las anastomosis con sus vecinas, especialmente en la red dérmica, son poco permeables. Por otro lado, estas anastomosis intervienen para establecer un flujo colateral cuando la compresión local u oclusión accidental de una arteria aferente interrumpe la circulación en un territorio. Finalmente, en las arteriolas ascendentes existen refuerzos en forma de esfínter que pueden restringir la circulación superficial y numerosas microanastomosis arteriovenosas, que normalmente reducen el flujo de sangre hacia la red subpapilar y, por el contrario, aumenta considerablemente cuando se cierran. Las venas tienen la misma disposición general que las arterias, pero sus plexos son más amplios. La red arterial subpapilar está así acompañada por dos plexos venosos subpapilares, uno superficial (Pl. Venosus subpapillaris superficialis) que aboca a las vénulas eferentes de los capilares intrapapilares y el otro profundo (Pl. Venosus subpapillaris profundus) de los cuales comienzan de las venas que se localizan en la superficie profunda de la dermis. Allí se forma el plexo venoso dérmico profundo (Pl. Venosus dermalis profundus) con una red gruesa. Este es drenado por eferentes que a su vez se anastomosan con la red subcutánea en un plexo venoso subcutáneo (Pl. Venosus subcutaneus) desde el cual finalmente salen múltiples vénulas hacia las venas profundas.

Comparada 1era^ parte Los linfáticos, al igual que los vasos sanguíneos, están ausentes en la epidermis. Se constituyen en la capa papilar en forma de red muy fina, drenado la parte profunda de la dermis por la red linfocapilar profunda de la piel (Rete lymphocapillare cutis profundum). Los eferentes de este último son recogidos por una red linfocapilar subcutánea (Rete lymphocapillare subcutaneum) ubicada en la tela subcutánea y drenan generalmente hacia los ganglios linfáticos superficiales y luego a las redes linfáticas de órganos más profundos. Por último, cabe señalar que la descripción que se acaba de dar de la vascularización cutánea tiene sólo el valor de un diagrama. De hecho, la disposición de los plexos vasculares varía según las regiones e incluso puede presentar especializaciones locales específicas. En general, las áreas de alta sensibilidad táctil se irrigan más ricamente que otras.

Figura 9 Esquema de la irrigación de la piel de los carnívoros.

Referencias: 1- Epidermis, 2- Dermis, 3- Tela subcutánea (panículo adiposo y m. cutáneo), 4- músculo esquelético. Irrigación arterial; a- Red subpapilar y capilares intrapapilares, b- Red dérmica, c- arteriolas subcutáneas, Irrigación Venosa; a- Plexos venosos subpapilares superficial y profundo, b- Plexo venoso dermal, c- Plexo venoso subcutáneo.

Inervación de la piel Los nervios cutáneos son muy numerosos y constituyen, como los vasos, plexos escalonados. Uno de estos plexos es subcutáneo (Plexus nervorum subcutaneus) , ubicado en la hipodermis; un segundo plexo es dérmico (Pl. nervorum dermalis) , en la parte profunda de la dermis y el último es subepidérmico (Pl. nervorum subepidermalis). Hay fibras mielinizadas y fibras amielínicas. Las primeras son esencialmente sensibles y las segundas están implicadas principalmente en la

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II – Glándulas de la piel Las glándulas de la piel (Glandulae cutis) son numerosas y muy variables en tamaño, estructura y función. Hay dos tipos principales presentes en casi todas las áreas de la piel y en casi todas las especies, estas son las glándulas sudoríparas y las glándulas sebáceas. Pero cada uno puede presentar múltiples variedades. Las glándulas sudoríparas en particular se pueden clasificar en dos tipos, que merecen ser descritos por separado: glándulas apocrinas y glándulas merocrinas o ecrinas. Además, existen campos glandulares cutáneos especializados o conglomerados de glándulas en algunas especies en ubicaciones definidas. Lo más destacable son las ubres, que equivalen a un conjunto de grandes glándulas sudoríparas apocrinas adaptadas a una función muy original que es la lactancia. Esta es una característica constante en los mamíferos y por el cual dicha clase de animales reciben este nombre. Las glándulas sudoríparas apocrinas (Glandulae sudoriferae apocrinae) están presentes en toda la extensión de la piel de los mamíferos domésticos, (en los humanos solo se encuentran en algunas regiones del cuerpo: axilas, perineo, regiones púbica y periumbilical, meato acústico externo). Se originan en la pared de un folículo piloso y generalmente no desembocan directamente en la superficie de la piel, sino que lo hacen por el canal del folículo piloso, por encima de la glándula sebácea correspondiente. Son glándulas tubulares, a menudo irregularmente dilatadas en su parte profunda, poseen una parte secretora y un conducto excretor. La parte secretora o terminal (Pars terminalis) también se conoce como el cuerpo de la glándula sudorípara. Se encuentra cerca del bulbo del folículo piloso o más profundo (se extiende hasta la hipodermis, o incluso dentro de ella) y está enrollado sobre sí mismo. La mayoría de las formaciones glandulares particulares en la piel que posteriormente abordaremos de forma particular en las diversas especies domésticas, son glándulas sudoríparas apocrinas más o menos modificadas, y un claro ejemplo de ello es la ubre la cual también entra en este grupo. Las glándulas sudoríparas ecrinas (Glandulae sudoriferae eccrinae) , (presentes en todo el cuerpo en humanos), se limitan en mamíferos domésticos a áreas restringidas, como las almohadillas de la mano y el pie, la región del carpo (cerdo) o la región nasolabial. Las glándulas del hocico del bovino corresponden a este tipo. Estas glándulas sudoríparas ecrinas poseen una parte secretora y un conducto excretor, además, son más pequeñas que las anteriores y menos profundas, debido a que su parte

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secretora permanece incluida en la dermis, constituyendo una masa pequeña y ovoide que no se relaciona para nada con los folículos pilosos. Su conducto excretor es rectilíneo y se abre de forma aislada en la superficie de la epidermis a través de un poro sudoríparo (Porus sudorifer). Las glándulas sebáceas (Glandulae sebaceae) suelen estar adheridas a las raíces de los folículos pilosos, a través del cual se conduce su secreción a la superficie de la piel. Sin embargo, algunas especialmente en las uniones mucocutáneas, se abren directamente en la superficie. Estas glándulas sebáceas están más desarrolladas cuanto más delgado es el pelo del correspondiente folículo al que se relacionan. Se trata de glándulas acinares simples o compuestas, cuya función es holocrina, es decir, las células glandulares se someten a la lisis para formar el producto de secreción. Cada acino tiene una parte secretora sacular y un conducto excretor breve.

Figura 11 Glándulas de la piel.

Referencias: a- Epidermis, b- Dermis, c- Tela subcutánea, 1- Folículo piloso, 2- m. erector del pelo, 3- Glándula sebácea, 4- Glándula sudorípara apocrina, 5- Glándula sudorípara ecrina, 6- Poro de la glándula sudorípara ecrina.

Glándulas especiales Muchos mamíferos tienen glándulas particulares, sudoríparas, sebáceas o mixtas, ubicadas en puntos definidos de la piel, o incluso agrupadas en un órgano disecable, cuya secreción es vertida a menudo hacia un seno cutáneo. Si excluimos las ubres, las glándulas ceruminosas anexas al meato acústico externo, y las glándulas tarsales y ciliares que se describirán con respecto a los párpados, la mayoría de estas formaciones