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Paz como bien-estar-integral: la palabra shālôm, más que un significado de paz, refiere a una integralidad, a una comprensión del ser humano como una totalidad que abarca lo físico, lo emocional y lo espiritual. Este bien-estar-integral físico, sería la condición primaria para lograr la paz.
Tipo: Monografías, Ensayos
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Hacer un paralelo entre la realidad actual y las consecuencias prácticas de la relación Dios, Israel y tierra con la shālôm, resulta complicado si se tiene en cuenta la gran cantidad de
opiniones que giran alrededor de un tema tan amplio como lo es la paz. El desarrollo de esta comparación será en base a las creencias personales de nosotros los autores, y nuestra comprensión actual de la sociedad.
Paz como bien-estar-integral: la palabra shālôm, más que un significado de paz, refiere a una integralidad, a una comprensión del ser humano como una totalidad que abarca lo físico, lo emocional y lo espiritual. Este bien-estar-integral físico, sería la condición primaria para lograr la paz. Ahora bien, podría pensarse que la paz para muchos, no solo implica la no guerra entre las diferencias, sino el estar bien consigo mismo –claro está que para otra gran mayoría la paz requeriría primero algún tipo de enfrentamiento-. Pensar la paz en la actualidad como un estado de tranquilidad y equilibrio, aunque utópico, es un ideal que persiguen todas las personas. Sin embargo, pensando en la concepción hebrea sobre la paz, parecería que se aleja un poco de la realidad, pues el ser humano aun no logra pensarse a sí mismo como un ser integral, capaz de tener plena conciencia de lo que hace, siente y piensa. Si la paz es su fin, lo hace sin concebir la idea de una paz consigo mismo en primer lugar, y en este sentido, la consecuencia práctica ético-moral de la idea de la paz como bien-estar-integral físico en la concepción hebrea, no corresponde con la idea de paz nuestra. Por otro lado, se dice que este pensamiento hebreo es así, en parte, porque no piensan en la trascendencia del ser, sino en la realidad del ahora, mientras que, en el contexto nuestro, donde la mayoría es católica, su concepción de ser es pensada en la trascendencia del alma y en una vida después de la muerte.
Paz como vida: la paz en esta segunda consecuencia es vista en relación con la vida física y el bienestar de la misma. En contexto, su correspondencia es bastante amplia, pues atentar contra la vida de alguien o contra la propia vida, en los mandamientos de la iglesia católica, se trataría de un pecado mortal, pues se estarían desafiando las leyes de la naturaleza y del mismo Dios. Como lo indica Gómez (2016), “existe un valor inherente en la vida humana que debe ser respetado y valorado, el derramamiento de sangre es pecado” p. 210. Dicha creencia hebrea, también incluye el no comer animales, pues la sangre contiene el alma del animal y se estaría contrariando su concepción de paz que incluye el bienestar del cuerpo y el no derramar sangre. Mientras que nosotros no solo matamos los animales, sino que los consumimos en muchas ocasiones casi crudos, lo cual puede traer grandes consecuencias a nuestra salud, poniendo en riesgo desde ese punto de vista nuestro cuerpo físico.
Paz como armonía con la creación: actualmente, la preocupación por el cuidado de la tierra ha ido aumentando al ver los grandes riesgos de la contaminación causada al planeta, es algo que preocupa a muchos y que nos concierne a todos, sin embargo, los daños son muy grandes y la destrucción de la naturaleza y nuestro planeta están poniendo en peligro la vida de toda la especie viva. Para los hebreos, la naturaleza no les es ajena, por lo que una de las consecuencias prácticas de la shālôm, es la conciencia acerca de la tierra; pues es de esta manera, con el cuidado de la naturaleza, que el ser humano puede realizarse hacia la paz como bien-estar.
Paz como descanso shābāṯ: Entendido desde esta perspectiva, el sábado es considerado
un día de descanso, en el que Dios descansó después de su creación, se establece como algo sagrado y necesario para poder disfrutar de lo que se es, de lo que se tiene, vemos como la concepción de ese descanso es la meditación, oración etc. Se ha visto cómo ese día de descanso se ha trasladado hacia el día domingo en nuestra cultura actual. El día domingo se considera como un día especial en el que se debería descansar, es decir no como meditación o contemplación pero sí, en un espacio del que se pueda disfrutar de lo que se es y lo que se tiene, familia, amigos, un espacio en el que el ideal sería poder salir a pasear, disfrutar de ir a ver una película, ir al parque, o cualquier actividad que se salga de la rutina que ha llevado durante los seis días anteriores en los que es justo dejar atrás las cargas laborales y académicas para retomar una nueva semana. De esta manera se toma como ideal en nuestra cultura el día domingo, pero es claro que en su totalidad no puede ser posible; si pensamos bien esto se ha descentrado por causa una fuerte tendencia globalizante y mercantilista que ha causado un borramiento de una herencia de descanso, en el que ha convertido a los seres humanos en un medio de producción para grandes multinacionales y empresarios, en nuestro contexto muchos solo pueden tener medio día de ese domingo y en la gran mayoría ni siquiera pueden tenerlo, como decía antes, ante la necesidad de producir se ha tenido que dejar ese espacio de descanso en el que es necesario para poder sobrevivir en un mundo capitalista y opresor, donde se han cambiado lo humano a un ser que solo sirve para trabajar. Es paradójico y apenado un mundo que avasalla al ser humano quitándole la posibilidad del poder tenerse a sí mismo para convertirlo en un medio de producción.
Paz como justicia: Si nos referimos a la actualidad, la paz como justicia es un tema polisémico, ya que la realidad de este concepto es visto desde diferentes posturas políticas, religiosas y filosóficas, que hacen demasiado fatigoso establecer un diálogo. Si para el pensamiento semita hebreo la justicia se entendía como todo aquello que llevará a la rehabilitación o restitución del estado ideal del ser humano como imagen de Dios, en nuestro contexto hay quienes piensan que la justicia es la ley del talión, dar a cada persona el mismo sufrimiento, dolor que causó o como se puede escuchar popularmente, ojo por ojo, diente por diente; y es así que nuestra sociedad está dividida, polarizada por quienes piensan que este legado semita hebreo es muestra de debilidad, esta perspectiva impide ver la re significación de ese ser humano que en algún momento se equivocó y que por eso es merecedor de padecer el sufrimiento y el dolor, pero como seres humanos que sienten hay una evitación al dolor y al sufrimiento, lo que hace que esto haga incrementar la violencia, un vaivén que nunca termina, una igualación de fuerzas y un uso de la facultad o el derecho de tomarse la justicia por sus propias manos, derramamiento de sangre y terror, ¡la guerra¡ es su máxima expresión.
Por tal razón en nuestro contexto es difuso evidenciar la existencia de esa reivindicación del ser humano como imagen de Dios, la división a causa de las guerras híbridas del siglo XXI han hecho desaparecer el diálogo entre justicia y paz aludiendo a que no habrá paz sin una verdadera justicia, pero una justicia que paradójicamente no es la restitución de Otro como prójimo e imagen de Dios. Conclusión A lo largo de cada tópico se ha puesto de manifiesto algunas convergencias y divergencias de la contribución al hombre de hoy, desde una postura crítica se ha planteado las problemáticas de la transpolación del legado que los semitas hebreos han dejado, como se