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RSU RESPONSABILIDAD Y SOCIAL UNIVERSITARIA - PROYECCION SOCIAL
Tipo: Apuntes
1 / 18
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Por François Vallaeys
Pontificia Universidad Católica del Perú fvallaeys@pucp.edu.pe
Se habla mucho en los últimos tiempos de la “responsabilidad social” como de una dimensión ética que toda organización o institución debería tener como visión y promover en su actividad diaria. Hace buen tiempo que el mundo empresarial ha acogido y desarrollado la idea, pero la reflexión acerca de la responsabilidad social recién empieza a darse en el ámbito universitario. Quisiéramos en lo que sigue aportar una contribución al nuevo debate, definiendo el concepto de modo no reduccionista, y sin caer en la trampa de plagiar la definición empresarial de Responsabilidad Social (la Universidad no es, ni debe ser una empresa). También quisiéramos fijar el "horizonte de radicalidad" si se puede decir, hacia el cual debería caminar todo esfuerzo académico e institucional, si pretendemos practicar la Responsabilidad Social Universitaria de modo responsable, y no como mera receta cosmética.^1
Antes de presentar un modelo de lo que es la Responsabilidad Social Universitaria, nos parece interesante analizar primero brevemente el concepto de Responsabilidad Social Empresarial, más difundido en la actualidad, y que nos ilustra mucho sobre el tipo de enfoque que se busca en la idea de "responsabilidad social" en una organización moderna.
Lo primero que se afirma hoy acerca de la Responsabilidad Social Empresarial es que va más allá del altruismo^2. No quiere ser filantropía pura (la clásica donación caritativa que no tiene relación alguna con la actividad de la empresa), tampoco filantropía interesada (la donación caritativa del producto de la empresa para promocionarlo y abrir nuevos mercados) que no son sostenibles en el tiempo, no guardan relación con la acción misma de la organización, y no tienen una visión integral de la sociedad y de la ubicación de la organización en ella.
Desde luego, la Responsabilidad Social Empresarial es un conjunto de prácticas de la organización que forman parte de su estrategia corporativa, y que tienen como fin evitar
(^1) El autor es profesor de filosofía en la PUCP y la Universidad Ruiz de Montoya. Especializado en temas
de ética aplicada al desarrollo, liderazgo y gestión organizacional, es además consultor en temas de Responsabilidad Social Universitaria en la Iniciativa Interamericana de Etica, Capital Social y Desarrollo (BID), dirigida por Bernardo Kliksberg. Ha participado recientemente en el Foro Internacional : “La formación en Etica para el Desarrollo y la Responsabilidad Social Universitaria” organizado por el BID y la Universidad Autónoma de Nuevo León, en la ciudad de Monterrey (México). Es autor de un curso virtual “¿Cómo enseñar Etica, Capital Social y Desarrollo en la Universidad?” para capacitar a docentes universitarios en estos temas. Dicho curso es iniciativa del BID y se dicta desde el portal de la OEA. (^2) Hay mucha literatura disponible sobre el tema de Responsabilidad Social Empresarial, pero nos parece
útil señalar un muy interesante trabajo uruguayo sobre un "Manual de primeros pasos" para instituir la responsabilidad social en una empresa: http://www.deres.org.uy/archivos/docs/manual.pdf
daños y/o producir beneficios para todas las partes interesadas en la actividad de la empresa (clientes, empleados, accionistas, comunidad, entorno, etc.), siguiendo fines racionales y que deben redondear en un beneficio tanto para la organización como para la sociedad. El Libro Verde de la Unión Europea la define cómo: “concepto por el cual las empresas deciden contribuir voluntariamente a mejorar la sociedad y a preservar el medio ambiente. A través suyo, las empresas se conciencian del impacto de su acción sobre todos y expresan su compromiso de contribuir al desarrollo económico, a la vez que a la mejora de la calidad de vida de los trabajadores y sus familias, de la comunidad local donde actúan y de la sociedad en su conjunto”^3. Otra definición reza: "La Responsabilidad Social Empresarial la entenderemos cómo la acción conjunta de toda la empresa concienciada (trabajadores, directivos y dueños) del papel que tiene ésta como unidad de negocio que crea valor y que pervive en un espacio del que se lucra. Concientización en el plano social (de ayuda a los más desfavorecidos y de respeto a los consumidores), ambiental (de sostenibilidad y responsabilidad con el medio ambiente) y económico (de prácticas leales, transparentes en el manejo de sus finanzas y de inversiones socialmente responsables). Es decir, la Empresa Buena"^4.
Según Alejandra Ospina, autora de ese mismo artículo, los ámbitos de la Responsabilidad Social Empresarial cubren 4 aspectos:
Entonces, después de este breve recuento de la noción de Responsabilidad Social Empresarial, podemos destacar varias características de mucha utilidad para la Responsabilidad Social Universitaria:
(^3) http://europa.eu.int/comm/off/green/index_es.htm (^4) Ver artículo La empresa buena : http://www.iigov.org/dhial/?p=46_
función central de formación estudiantil y producción de conocimientos, para poder asumir la verdadera exigencia de la Responsabilidad Social Universitaria.
Todo parte, en nuestra opinión, de una reflexión de la institución académica sobre sí misma en su entorno social, un análisis de su responsabilidad y sobre todo de su parte de culpabilidad en los problemas crónicos de la sociedad, dejando de pensarse como una burbuja de paz y racionalidad en medio de la tormenta en que se debate el “Titanic planetario”, como llama Edgar Morin a nuestro “barco Tierra”, esa lujosa nave tecnocientífica pero sin rumbo^6. La verdad es que todos los líderes que hoy gobiernan las instituciones públicas y privadas que dirigen a este Titanic salen de las mejores Universidades y aplican a diario ciencias y tecnologías aprendidas ahí, que sin embargo crean y reproducen el mal desarrollo en el cual la mayor parte de la humanidad trata de sobrevivir. La relación entre la crisis del saber tecnocientífico hiperespecializado (fragmentado) y su ceguera crónica concerniente a los efectos globales que engendra por un lado, y la crisis social y ecológica mundial por otro lado, tiene que ser el punto de partida para una reforma universitaria de responsabilización social que no sea meramente cosmética, sino una profunda reflexión sobre el significado social de la producción de conocimiento y la formación profesional de líderes en la era de la ciencia.
Después de reconocer de que no sólo se trata de reformar a las malas políticas, sino también a los malos conocimientos y epistemologías que la Universidad contribuye en producir y transmitir, y que inducen estas malas políticas, cada Universidad podrá empezar a elaborar su propio diagnóstico y reforma. La Responsabilidad Social Universitaria exige, desde una visión holística, articular las diversas partes de la institución en un proyecto de promoción social de principios éticos y de desarrollo social equitativo y sostenible, para la producción y transmisión de saberes responsables y la formación de profesionales ciudadanos igualmente responsables^7. El esquema siguiente puede ayudar a visualizar el carácter global y central de la reforma universitaria deseada:
(^6) Ver E. Morin, " ESTAMOS EN UN TITANIC" :
http://www.iadb.org/etica/Documentos/dc_mor_estam.doc 7 Como ejemplo de Responsabilidad Social Universitaria en América Latina, existe la muy interesante experiencia chilena: “Universidad construye país” , que agrupa varias Universidades alrededor de un proyecto que se basa en una visión integral de Responsabilidad Social dentro de la Universidad (cubriendo los aspectos de Gestión, Docencia, Investigación y Extensión): http://www.construyepais.cl
La profundidad y la radicalidad de la reforma puede asustar, pero no debemos olvidar que el proceso puede ser gradual y empezar por cambios organizacionales sencillos. Además, muchos de los elementos de la reforma de responsabilización social están ya presentes en la mayoría de nuestras Universidades (como por ejemplo la investigación interdisciplinaria, la articulación en ciertos cursos de la docencia con la proyección social^8 , el desarrollo de los métodos pedagógicos del Aprendizaje Basado en Problemas y el Aprendizaje Basado en Proyectos^9 , etc.) salvo que de modo desarticulado y sin perspectiva institucional integrada.
Para precisar orientaciones estratégicas generales de responsabilización social universitaria, es provechoso enfocar 4 líneas de acción institucional:
1- En lo que concierne la Gestión interna de la Universidad: La meta es orientarla hacia la transformación de la Universidad en un pequeña comunidad ejemplar de democracia, equidad (supresión de las segregaciones y corrección de los
(^8) Es preciso resaltar como los cursos de PROSODE (Proyección Social Derecho) de la Facultad de Derecho de la PUCP constituyen un perfecto ejemplo de integración entre la docencia y el voluntariado con fines sociales, que puede servir de modelo para diseñar nuevas metodologías de enseñanza. Ver: http://www.pucp.edu.pe/unid/facul/derecho/prosode/index.htm (^9) Para un buen análisis del método de enseñanza basado en proyectos, ver: http://www.sistema.itesm.mx/va/dide/documentos/inf-doc/proyectos.PDF
R.S.U.
organiza
GESTIÓN DE LA UNIVERSIDAD COM O UNA ORGANIZACIÓN SOCIALMENTE RESPONSABLE EJEMPLAR (doble aprendizaje: el estudiante aprende en y de la Universidad) Cultura democrática, Gestión ecológica, Bienestar social, Lucha contra segregaciones, Imagen institucional responsable, etc.
capacita
DOCENTES Y PERSONAL ADM INISTRATIVO FORMADOS AL ENFOQUE DE RSU
enseña
EL APRENDIZAJE BASADO EN PROYECTOS CON IMPACTO SOCIAL
apoya (^) VOLUNTARIADOEL ESTUDIANTIL
promueve EL DESARROLLO DEL PAIS (Proyección social, Extensión universitaria, transferencia tecnológica, consultoría, asociación estratégica con municipios, capacitación de profesionales, funcionarios públicos, docentes, etc.
orienta
LA INVESTIGACIÓN HACIA LA SOLUCION DE PROBLEMAS SOCIALES (interdisciplinariedad, investigación aplicada, Desarrollo sostenible, Desarrollo Humano, etc.)
Se da cuenta de
LAS CRISIS DEL SABER Y DEL MUNDO ACTUAL : Fragmentación de los saberes, crisis sociales, económicas, culturales, ecológicas, necesidad de control social de la ciencia...
LA REFORMA R.S.U. EN LA UNIVERSIDAD
R.S.U.
organiza
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Se da cuenta de
LAS CRISIS DEL SABER Y DEL MUNDO ACTUAL : Fragmentación de los saberes, crisis sociales, económicas, culturales, ecológicas, necesidad de control social de la ciencia...
LA REFORMA R.S.U. EN LA UNIVERSIDAD
La articulación entre las líneas de acción institucional y las diversas carreras que propone cada Universidad se formula a través de los diferentes tipos de ejes temáticos que el campo del desarrollo ofrece, y que las ONGs y Organizaciones Internacionales han puesto en la agenda social: desarrollo humano y calidad de vida, desarrollo económico, desarrollo tecnocientífico sostenible, desarrollo ciudadano y de la democracia, desarrollo de capacidades y cultural, etc. Tantos temas que pueden interesar a todas las carreras universitarias posibles, desde las ingenierías hasta las artes plásticas, pasando por la psicología o la educación. El siguiente cuadro matriz puede ayudar a visualizar las múltiples posibilidades de acciones de Responsabilidad Social Universitaria:
Este cuadro, originalmente concebido con el equipo de trabajo de la DAPSEU de la PUCP, dirigida por el Dr. Luis Bacigalupo, junto con el autor, puede servir de matriz para formular y evaluar la calidad y la riqueza de iniciativas de Responsabilidad Social Universitaria en la medida en que un proyecto logre abarcar el máximo posible de casillas del cuadro, logre enriquecer y complejizar sus componentes. Por ejemplo: una práctica profesional de estudiantes de educación en un Centro Educativo de un barrio marginal (componente: docencia + desarrollo de capacidades) puede desembocar en una iniciativa de generación de empleo juvenil (proyección social + desarrollo económico), con investigación de estudiantes ingenieros en métodos alternativos de recojo y reciclaje de desechos en el barrio (investigación + desarrollo sostenible), promoción por la facultad de sociología de un consejo municipal juvenil con alumnos de dicha escuela asesorados por estudiantes de un curso de la carrera (docencia + proyección social + democracia), y finalmente dar lugar a un convenio institucional
LÍNEAS DE ACCIÓN RSU
EJES TEMÁTICOS
GESTIÓN DE LA CALIDAD ORGANIZACIONAL, VIDA INSTITUCIONAL
DOCENCIA, PEDAGOGÍA, FORMACIÓN ACADÉMICA
INVESTIGACIÓN, PRODUCCIÓN DE CONOCIMIENTOS
PROYECCIÓN SOCIAL, VOLUNTARIADO
AYUDA HUMANITARIA, ASISTENCIA DESARROLLO HUMANO SOSTENIBLE, CALIDAD DE VIDA Y BIENESTAR DESARROLLO ECONÓMICO, GENERACIÓN DE EMPLEO DESARROLLO TECNOCIENTÍFICO SOSTENIBLE, PROTECCIÓN DEL MEDIOAMBIENTE DEMOCRACIA, CAPITAL SOCIAL Y CIUDADANÍA DESARROLLO DE CAPACIDADES, DESARROLLO CULTURAL
entre la Universidad y el Centro Educativo (gestión + desarrollo humano + desarrollo de capacidades).
Las posibilidades de integración entre las iniciativas de enseñanza, investigación y proyección social son casi infinitas, sólo conviene brindar el apoyo institucional adecuado a las personas creativas de cada claustro universitario, y cuidar del retorno permanente de las acciones sociales emprendidas hacia el mejoramiento de la formación académica y profesional de la comunidad universitaria, única medida que garantice la continuidad a largo plazo de la dinámica de Responsabilidad Social Universitaria.
Si la Universidad ha tardado tanto (en relación con la empresa privada) en poner a la Responsabilidad Social en su agenda, es por múltiples razones que no podemos detallar aquí, pero debemos sospechar por lo menos la existencia de resistencias institucionales arraigadas con las que, sin duda, la reforma de Responsabilidad Social Universitaria tiene que liderar y componer. En ese sentido, un diagnóstico institucional para la Responsabilidad Social Universitaria es una de las primeras tareas que se tiene que realizar, pensando (1) que ninguna organización, de por su misma existencia y modo de funcionar, es éticamente neutral sino que invita sus usuarios a legitimar una serie de comportamiento y hábitos de vida, y (2) que buena parte de estos valores promovidos espontáneamente no lo son de modo consciente sino "oculto", sin relación necesaria con el discurso público que las autoridades de la organización declaran como autodefinición del conjunto.
El concepto de "currículo oculto" es una herramienta útil para poder reconocer en qué medida la enseñanza académica participa (es decir "sufre de" y a la vez refuerza), de modo muchas veces inconsciente, en la reproducción de las injusticias y patologías del mundo actual, participación que sólo se puede negar desde la ingenua y falsa autonomización de la institución educativa de su contexto social.
Apple ha definido el concepto de "currículo oculto" como "el conjunto de normas y valores que son implícitamente pero eficazmente enseñados en las instituciones escolares y de las que no se acostumbra a hablar en las declaraciones de fines y objetivos de los profesores"^11. Su percepción precisa un análisis hermenéutico, casi psicoanalítico, de los procesos educativos, poniendo en evidencia los sentidos ocultos de lo que se muestra en los currículos declarados. Parte del convencimiento de que todo discurso educativo se basa en supuestos implícitos que a menudo el propio discurso ignora. Por ello el currículo oculto se revela sobretodo en las ausencias, las omisiones, las jerarquizaciones, las contradicciones y los desconocimientos que presenta el mismo currículo oficial y la práctica diaria docente que, se supone, lo realiza; al igual que los deseos inconscientes de una persona se revelan ante todo en los actos fallidos cotidianos.
Más allá del solo contenido curricular de las asignaturas, la noción se refiere al ethos general oculto de la institución académica, los aspectos de la vida cotidiana, tanto
(^11) APPLE, M. W. (1986): Ideología y currículo. Madrid. Akal.
detalles de la vida cotidiana universitaria, etc. Por eso tienen razón los líderes del movimiento chileno de Responsabilidad Social Universitaria "Universidad construye país" en enfocar sus acciones a todos los niveles de la Gestión, la Docencia, la Investigación y la Extensión universitarias.
Cuatro ámbitos nos parecen decisivos, desde el punto de vista de la pedagogía invisible, para determinar la calidad de los valores efectivamente promovidos por la Universidad:
Primero, el contenido y la articulación entre los contenidos de las asignaturas de las diversas carreras propuestas en la Universidad. Estudiar la malla curricular, analizar qué saber se transmite, permite revelar los olvidos y las jerarquizaciones/discriminaciones ocultas que definen cómo se entiende y valora el saber y su relación con la sociedad. Permite también plantear el problema de la trans e inter disciplinariedad de las profesiones enseñadas. El enfoque de Etica y Desarrollo, por ejemplo, ayuda a criticar la falta de interrelación entre las especialidades, los departamentos y las facultades de la institución, falta de articulación que termina afectando la calidad misma del profesional formado y su capacidad para entender los problemas de desarrollo en forma global y lúcida. En particular, el análisis crítico de la malla curricular debe ayudar a determinar en qué medida el estudiante beneficia de una formación a la vez humanista y científica, es decir, en qué medida él puede reflexionar y utilizar sus conocimientos especializados en problemas generales meta-disciplinarios de orden ético, como los del desarrollo, el futuro del planeta, la democracia, la equidad, etc. No necesariamente significa que debemos de incluir más asignaturas humanísticas en las diversas carreras, pero sí un espíritu lúcido e ilustrado que sepa poner en tela de juicio el saber, situarlo en diversos contextos y utilizarlo de modo pertinente. Se trata aquí de responder a la pregunta: ¿Nuestro plan de estudios permite realmente al estudiante formarse técnica y éticamente en enfoques complejos y visión holística para pensar la articulación responsable de su profesión con los problemas de desarrollo del país o más bien forma a expertos especializados que se desentienden del entorno de su especialidad, sólo aplican de modo acrítico los conocimientos que han aprendido con criterios simplificadores de la realidad y practican una "inteligencia ciega" (E. Morin)?
Segundo, los métodos de enseñanza y la cultura docente practicada en la institución educativa. Analizar cómo se transmite el saber que se transmite permite diagnosticar cómo el estudiante se relaciona globalmente con lo que aprende. Este aspecto, muy relacionado con lo anterior, permite anticipar cómo el futuro profesional se comportará frente al saber que habrá adquirido, reproduciendo el comportamiento que sus profesores habrán tenido con él. Una relación vertical entre profesor y estudiante, sin posibilidad de intercambio simétrico entre las personas fijadas en sus roles y funciones jerarquizadas, enseña de modo permanente, aunque invisible, que el saber es un poder para quien lo detiene, poder que le permite ordenar a los demás como superior, poder que es provechoso conservar para mantener su propio status social y fuente de reconocimiento. Así, la cultura docente y los métodos pedagógicos empleados (más ligados al prestigio del docente como la "clase magistral", o más ligados al aprendizaje del alumno como el método de la solución de problemas por ejemplo) influyen mucho sobre el ethos institucional y la ética realmente enseñada. La pregunta es: ¿Nuestra Universidad enseña que el saber se comparte entre ciudadanos autónomos y activos para el mejoramiento de la vida o
que el saber es un instrumento de poder que otorga privilegios a quienes lo detienen sobre los demás?
Tercero, la vida organizacional de la Universidad, sus estatutos y costumbres, su clima laboral y sus relaciones interpersonales. Permite analizar en qué medida la comunidad universitaria se vive a sí misma como una pequeña democracia o al contrario como una sociedad jerarquizada, autoritaria, sin transparencia ni diálogo, sirviendo así de modelo de vida colectiva para el estudiante. De este modo, se puede percibir qué tipo de Capital Social impregna a los estudios de los jóvenes y cómo se les reconoce o no el estatuto de ciudadanos activos dentro del claustro universitario. En particular, se debe diagnosticar en qué medida la Universidad facilita las iniciativas estudiantiles (voluntariado y actividades de promoción de la vida universitaria) y los hace partícipe de las decisiones que les afectan directamente. La pregunta es: ¿Nuestra Universidad, en su funcionamiento diario, forma realmente a estudiantes ciudadanos iguales y responsables que aman la democracia y pueden volverse líderes del desarrollo de su país o más bien a profesionales egocéntricos, atomizados, acostumbrados a relaciones jerárquicas y que entienden a la vida común en términos de lucha de poder, dominación y autoritarismo?
Cuarto, la autorrepresentación producida por la Universidad , visible tanto en sus campañas publicitarias, su estrategia de marketing, como en los símbolos que sus integrantes imaginan e instituyen, como para identificarse y distinguirse de las demás Universidades del entorno. Los símbolos y representaciones imaginarias sociales son constitutivos de la legitimidad y existencia de toda institución social, como Castoriadis nos lo enseñó^12. Ninguna institución humana puede dejar de autorrepresentarse, y asimismo, representar a su entorno, calificar y juzgarlo. Hay que entender que esta especie de "clausura simbólica" organizacional que instituye una Universidad como ésta y no otra, y con un determinado "afecto" para sus miembros (esta emoción especial indescriptible que produce la pertenencia a la institución), es de suma importancia para la cultura y los hábitos (el ethos) que sus integrantes asumen y reproducen, porque determina el tipo de reconocimiento social que van a valorar y buscar en el futuro. El enfoque de Responsabilidad Social Universitaria permite valorar la calidad ética de los símbolos e ideales que los integrantes de una institución académica producen y reproducen, como miembros de ella y como seres sociales en general. Permite también fiscalizar y poner en tela de juicio a campañas publicitarias discriminadoras o reduccionistas que entran en conflicto con el discurso "oficial" (siempre bueno!) de la institución, y promueven vacíos éticos como "el éxito", "ser el mejor", "resaltar", etc. La pregunta es: ¿Nuestra Universidad, a través de sus campañas publicitarias, su autorrepresentación y valores, promueve una visión de la sociedad como "casa común" donde todos dependen de todos, y una visión del significado de la vida y formación humana desde la participación solidaria del ser humano como agente de desarrollo social o más bien promueve la representación de la sociedad y del otro^13 en términos darwinianos de lucha y competencia y entiende el sentido de la vida del ser humano
(^12) Ver C. Castoriadis, (1997): El Avance de la insignificancia, Ed. EUDEBA, Bs. As. (^13) Esta definición del otro estructura el vínculo social: ¿el otro es aquel que limita mi libertad o más bien
que la permite y extiende al infinito? He aquí una linda pregunta para organizar un debate con nuestros alumnos!
Queremos proponer 3 grandes ejes para este nuevo contrato social universitario: (1) la responsabilidad social de la ciencia, (2) la formación a la ciudadanía democrática, (3) la formación para el desarrollo. Nos parecen ser las nuevas propuestas imprescindibles para superar la crisis institucional, darle de nuevo un sentido histórico a la aventura universitaria y promover una verdadera Responsabilidad Social Universitaria. Cabe resaltar que ciertas Universidades, en algún modo, han ido espontáneamente fomentando tales cambios en los últimos tiempos, pero lo que deberíamos buscar ahora es un consenso más amplio para poder "firmar" oficialmente este "pacto social" con la sociedad moderna latinoamericana.
5.1. Garantizar la Responsabilidad Social de las Ciencias
Debemos reconocer que, hasta ahora, después de dos siglos de desarrollo de la democracia moderna, hemos fracasado en controlar el poder de las tecnociencias, lo que nos ha conducido entre otros a los problemas ecológicos globales que todo el mundo conoce, y al incremento del poder tecnocrático, menos visible pero tan peligroso para la democracia. La ciencia nunca fue neutral, pero nunca fue menos neutral como ahora. Históricamente, la ciencia moderna nació y se desarrolló en Europa occidental contra el Estado aristocrático y su asociación con el dogmatismo religioso. Pero hoy en día, ya no se trata de proteger a las ciencias del Estado, sino al revés de proteger el Estado, la sociedad y el planeta del poder peligroso de las ciencias. K.O. Apel, como muchos otros intelectuales desde hace décadas, nos advierte de "la urgente necesidad de una nueva fundamentación racional, filosófica, de la ética en la época de la ciencia"^14 , porque, por primera vez desde el nacimiento del homo faber , la acción humana es capaz de suprimir definitivamente toda acción futura.
Esta nueva visión que el hombre tiene de sí mismo y de su poder, precisamente del poder de su saber, implica una nueva definición de la responsabilidad a escala planetaria, que no puede sin más ser concebida en el marco de las morales tradicionales vigentes. Las ciencias son el punto arquimédico de esta ética planetaria: en buena cuenta, son ellas que inventan los nuevos problemas de la agenda ética (contaminación, riesgos nucleares, manipulaciones genéticas, etc.) y, al mismo tiempo, necesitamos de ellas para darle solución a estos problemas. Es por lo tanto necesario someter la actividad científica a un control moral, social y político. La sociedad democrática debe recuperar poder sobre la producción y el uso del saber tecnocientífico, controlar el destino de la ciencia que está ahora íntimamente ligado al destino de la humanidad^15. Y, desde un punto de vista ético, no es justo que los afectados por el avance científico (es decir todos nosotros) no puedan opinar acerca de las decisiones fundamentales que comprometen su vida y futuro. Un lugar estratégico para instituir y promover la responsabilidad social de la ciencia es justamente la Universidad, porque es el lugar de convergencia entre la producción del saber científico (la investigación), la reproducción de este saber (transmisión de los conocimientos y formación de los ciudadanos profesionales que
(^14) K.O. APEL (1980) Notwendigkeit, Schwierigkeit und Möglichkeit einer philosophischen Begründung
der Ethik im Zeitalter der Wissenschaft, en Libro de homenaje a Constantino Tzatzo, Atenas. Trad. castellana en Estudios Eticos , Barcelona, Alfa, 1986. (^15) Esta claro que la situación social actual de las ciencias no puede razonablemente hacer temer un
impedimento del avance científico por culpa de este control ciudadano. Ya no estamos en la situación del siglo XVI. Sólo grupos muy marginales (entonces poco operantes en el debate) podrían querer un cese unilateral de la investigación científica.
socializan las ciencias y tecnologías) y la información del gran público sobre el quehacer científico (la Universidad es un espacio social abierto al debate público).
Implica reconocer que no hay ninguna disyunción entre ciencia, ética y política, que nunca la hubo, y que por lo tanto, la actividad científica es una actividad social como cualquiera (ni neutral, ni inocente) que, más que cualquier otra, necesita hoy ser cuidadosamente pensada y decidida, porque afecta a todos los ciudadanos del mundo y a la misma biosfera. Para eso, se necesita el gigantesco esfuerzo de información ciudadana acerca de los cambios, potencialidades y riesgos de los inventos tecnocientíficos, para que la vigilancia ciudadana de la ciencia pueda ser real y racional. No es el Estado él que puede realizar esta tarea directamente, ni los medios de comunicación privados solos, sino la Universidad (tanto privada como pública), en su doble papel de productora de ciencia y educadora del individuo social científico, articulando sus esfuerzos con la sociedad civil, las empresas y el sector público.
La Universidad tiene la responsabilidad social de promover el debate, facilitarlo, conducirlo y enriquecerlo, dando al público ciudadano los medios para informarse, reflexionar y juzgar y a las empresas los conocimientos adecuados para aplicar su propia Responsabilidad Social. El pluralismo y la racionalidad de los académicos pueden servir de garantía para que este debate sea todo lo transparente y libre posible. La organización de conferencias, mesas redondas, seminarios en donde se encuentran juntos científicos comprometidos en difundir los resultados de sus investigaciones de modo comprensible, estudiantes en formación profesional y el público en general, es el modelo de esta Responsabilidad Social Universitaria para con la culturización científica de la ciudadanía y la culturización ciudadana de la ciencia. Pero debe ser obviamente complementado por acciones estratégicas de difusión de la información científica pertinente y de formación continua de las personas a la comprensión crítica de la actividad científica.
El contrato social mencionado, en ese sentido, coloca a la Universidad en una nueva posición. Ya no tiene que defender a la ciencia contra el Estado, sino a la sociedad contra/con la ciencia. Así adquiere un nuevo papel público, aquel de velar por los intereses sociales en la misma actividad científica.
5.2. Promover la formación a la ciudadanía democrática
El otro gran fracaso de la democracia moderna fue también su incapacidad en entregarles a las personas el uso racional de sus derechos ciudadanos. Desde la publicación de la primera Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano en 1789, los derechos humanos no han dejado de cobrar mayor fuerza en el mundo, pero los derechos del ciudadano se quedaron más estancados. En muchos casos, la situación actual testimonia de una reducción de la actividad ciudadana a la mera dimensión puntual del derecho a voto, con muy poco control sobre la selección de los candidatos, los procesos electorales cada vez más costosos y contaminados por la acción de los medios de comunicación, y el cumplimiento de estos candidatos una vez elegidos. La situación se vuelve incluso dramática para los derechos ciudadanos cuando pasamos de la problemática nacional a la problemática mundial, en la cual las decisiones importantes se toman sin ningún poder de fiscalización por parte de los pueblos. Queda en la vida cotidiana la mera actividad del ciudadano-consumidor de servicios y productos privados y públicos, con su pobre derecho a quejarse y "hacer valer sus
cuidar los procedimientos de la formación y debates ciudadanos, es decir la implementación del "espacio público" del debate, la misma dinámica permitiendo luego que los argumentos los más universalizables, con el tiempo, alcancen el consenso mayoritario. Lo único que debemos temer, en ese sentido, es de promover una Universidad donde se declara: "aquí no se hace política, sólo formación científica", porque esta es la más peligrosa posición política posible, posición positivista cientificista que, negando ser una "posición", desde la altura de su pretendida neutralidad axiológica, impide de antemano cualquier crítica contra ella, y reconduce al primer peligro mencionado de una actividad científica no fiscalizada.
5.3. Educar al estudiante como un agente de desarrollo
El tercer gran fracaso de la democracia moderna es de no haber podido todavía suprimir los privilegios sociales, reducir las grandes iniquidades y asegurar una calidad de vida decente y autónomamente decidida para la mayoría de la población mundial, dentro del respeto de las diferencias culturales. La democracia avanza, pero la pobreza y la injusticia siguen presente. Sin embargo, los últimos estudios sobre los procesos de desarrollo eficientes tienden a resaltar la importancia del capital humano y del capital social en las experiencias exitosas^18. Por lo tanto, no es utópico pensar que el principal pilar de un desarrollo sostenido y sostenible sea la formación de los profesionales con un enfoque de desarrollo social. Todo lo que nos falta es el sentimiento de urgencia para que esta meta reoriente rápidamente la formación académica actual centrada en una profesionalización que instrumentaliza al estudiante y al docente, les desvincula de la vida común para hacerles anhelar el patético "éxito personal" de la sociedad de consumo.
La Universidad juega aquí otra vez un papel central. Su Responsabilidad Social debe ser de orientar la formación general y especializada del estudiante hacia la promoción del desarrollo justo y sostenible, creando así un nuevo perfil del egresado universitario:
Esto obliga por supuesto la Universidad a instituir la problemática del desarrollo como tema transversal prioritario en todas las carreras y darse los medios para formar a sus profesores en el enfoque, reintegrando los saberes en el marco de la solución de problemas de desarrollo. También obliga a una nueva relación al saber :
(^18) Ver sobre este tema la biblioteca digital de la Iniciativa Interamericana de Capital Social, Etica y
Desarrollo del BID: www.iadb.org/etica y en particular los trabajos de B. Kliksberg.
El nuevo contrato social conduce a nuevas relaciones en el aula :
5.4. Buenas razones para firmar este contrato social
Existen muchas buenas razones que pueden convencernos de firmar este nuevo contrato social entre la Universidad y la sociedad.
Si la sociedad no firma este contrato social, está condenada a perder poco a poco la democracia en beneficio del poder tecnocrático de los expertos. La especialización y complejización de las diversas esferas de la vida pública hace que es cada vez más difícil para la población de votantes entender cuáles son las soluciones razonables y eficaces a los problemas sociales y políticos que se presentan. Si la política se vuelve un asunto de especialistas y expertos, es obvio que no podemos racionalmente encomendar a un pueblo "ignorante" elegir a los expertos "sabios" que velaran por el bien público. Si no existe una "institución puente" entre la sociedad civil y la administración de la "cosa pública" (República) capaz de cubrir de algún modo la brecha y educar al ciudadano, el mismo paradigma de la democracia representativa está en peligro.
Si la sociedad no firma este contrato social, arriesga seguir con la inestabilidad social que, en ciertas situaciones de crisis, puede generar movimientos populares irracionales, oscurantistas, y muy violentos, que fácilmente derrumban a la democracia siempre frágil. Por eso, las democracias actuales no pueden comprarse el lujo (inmoral además) de un pueblo "ignorante" en la era de la tecnociencia y la globalización. No sólo existen argumentos económicos en contra, sino también políticos y geoestratégicos. No nos olvidemos de que en el mismo país de Kant y Humboldt, el pueblo fanatizado se puso bajo las ordenes de un Führer; que Yugoslavia se derrumbó bajo los brotes incontrolables del odio racista; que nuestros pueblos hambrientos de América Latina no
(^19) Ver el artículo : La Universidad como espacio de aprendizaje ético, de Miquel Martínez Martín, María
Rosa Buxarrais Estrada y Francisco Esteban Bara: http://www.campus-oei.org/valores/monografias/monografia03/reflexion02.htm