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La Revolución Científica: El Nacimiento de la Ciencia Moderna, Resúmenes de Ciencias Sociales

La revolución científica reemplazó la superstición y la religión con la ciencia y la razón. Afectó a la física, astronomía, química y biología en Europa entre los siglos XV y XVIII. Copérnico formuló la teoría heliocéntrica y Kepler resolvió el problema de los planetas. Galileo realizó observaciones revolucionarias y Newton propuso nuevas leyes. Esta revolución marcó un cambio en la concepción y métodos de la ciencia, sentando las bases de las ciencias modernas.

Qué aprenderás

  • ¿Qué aportes hicieron Copérnico, Kepler, Galileo y Newton a la Revolución Científica?
  • ¿Cómo influyó la Revolución Científica en la concepción de la ciencia y en sus métodos?
  • ¿Qué significó la Revolución Científica para la ciencia y la filosofía de la misma?

Tipo: Resúmenes

2020/2021

Subido el 25/08/2021

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betiana-leal 🇦🇷

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La Revolución Científica fue el proceso mediante el cual los conocimientos basados en la
superstición y la religión fueron desafiados y reemplazados por la ciencia, la razón y el
conocimiento, derribando viejas creencias tales como la idea de que la tierra era el centro del
universo. Estos cambios se vieron reflejados sobre todo en los campos de la física, astronomía,
la química y la biología y acompañaron las grandes transformaciones que sufrió Europa entre
los siglos XV y XVIII. Tanto la revolución científica como la copernicana son procesos
sumamente relacionados que afectaron tanto a la ciencia como a la filosofía de la ciencia.
Nicolás Copérnico formuló la teoría heliocéntrica del sistema solar y la trasladación de sus
planetas en orbitas elípticas alrededor del sol (entre otros aportes) instruyendo una nueva
visión del universo que podría considerarse como uno de los aportes que dieron inicio a la
revolución científica y generando gran tensión en el seno de la ciencia.
Copérnico planteaba como necesaria una profunda reforma en la astronomía, ya que
consideraba que ni el programa platónico para la astronomía ni el problema de los astros
errantes y los planetas habían sido resueltos de modo satisfactorio, considerándolos complejos
y faltos de realismo. Expone sus razones para el cambio del estatuto de la tierra en un prefacio
dirigido al Papa Pablo III y como primer punto plantea que el movimiento diario aparente del
orden de las fijas (estrellas) se justificaba por un movimiento de rotación diario de la tierra
sobre su eje. La Tierra en movimiento fue objeto de discordia y burlas por considerarse
contrarias a la física aristotélica y al sentido común de la época.
La teoría heliocéntrica fue uno de sus aportes más significativos. Propone un modelo esférico
del universo en el que la tierra y los planetas giran alrededor del sol, desafiando las ideas de
aquel entonces oponiéndose claramente a la teoría geocéntrica formulada por Aristóteles y
completada y ratificada por Claudio Ptolomeo. La publicación del libro Sobre las Revoluciones
de las Esferas celestes (Copérnico, 1543) fue un hecho de suma importancia en la Revolución
Copernicana. En la segunda mitad del siglo XVI el De Revolutionibus se había convertido en una
obra de referencia inevitable para los cálculos de los astrónomos. Fue a partir de dicha
publicación que sus ideas fueron ganando cada vez mayor aceptación, aunque en ella también
planteaba problemas a resolver no solo en cuanto a la astronomía sino también en cuanto a la
física y la cosmología. Dichos interrogantes generaron una nueva cosmovisión que fue
tomando forma a través del trabajo colectivo hasta tomar forma definitiva con el trabajo de
Isaac Newton en el siglo XVII. Así, puede decirse que los argumentos más importantes en favor
del copernicanismo fueron apareciendo en años posteriores a la publicación del De
revolutionibus.
Si bien el sistema copernicano permitía simplificar conceptualmente la explicación de las
retrogradaciones de los planetas, desde el punto de vista astronómico se requería mayor
precisión predictiva y no solo una explicación cualitativa. Estas falencias se hicieron evidentes a
raíz de observaciones más precisas realizadas por los hermanos Tycho (1546-1601) y Sophie
Brahe (1556-1643). Tycho Brahe realizó un aporte crucial a la Revolución Copernicana ya que
incorporo una enorme cantidad de evidencia, observaciones precisas de los fenómenos
celestes y sobre los movimientos de los planetas e influyó en el curso de la historia de la
ciencia dado que sus observaciones fueron tan precisas que pusieron muy alto el nivel de
precisión exigido a los constructos teóricos, su legado en forma de anotaciones sobre las
posiciones de los astros fue determinante para el posterior éxito teórico de Kepler.
Kepler, discípulo de Brahe, le da un nuevo giro a la astronomía radicalizando las tesis
copernicanas tomando como punto de partida el nuevo estatuto planetario de la Tierra y la
nueva función del Sol como centro y motor del sistema. Resolvió el llamado problema de los
planetas y lo definió a favor de la posición copernicana, aportando explicaciones que se
destacaron por su simpleza y precisión. Por otro lado, rompió con dos ideas antiguas que
Copérnico había conservado: movimientos circulares y velocidades uniformes. La primera “Ley
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La Revolución Científica fue el proceso mediante el cual los conocimientos basados en la superstición y la religión fueron desafiados y reemplazados por la ciencia, la razón y el conocimiento, derribando viejas creencias tales como la idea de que la tierra era el centro del universo. Estos cambios se vieron reflejados sobre todo en los campos de la física, astronomía, la química y la biología y acompañaron las grandes transformaciones que sufrió Europa entre los siglos XV y XVIII. Tanto la revolución científica como la copernicana son procesos sumamente relacionados que afectaron tanto a la ciencia como a la filosofía de la ciencia. Nicolás Copérnico formuló la teoría heliocéntrica del sistema solar y la trasladación de sus planetas en orbitas elípticas alrededor del sol (entre otros aportes) instruyendo una nueva visión del universo que podría considerarse como uno de los aportes que dieron inicio a la revolución científica y generando gran tensión en el seno de la ciencia. Copérnico planteaba como necesaria una profunda reforma en la astronomía, ya que consideraba que ni el programa platónico para la astronomía ni el problema de los astros errantes y los planetas habían sido resueltos de modo satisfactorio, considerándolos complejos y faltos de realismo. Expone sus razones para el cambio del estatuto de la tierra en un prefacio dirigido al Papa Pablo III y como primer punto plantea que el movimiento diario aparente del orden de las fijas (estrellas) se justificaba por un movimiento de rotación diario de la tierra sobre su eje. La Tierra en movimiento fue objeto de discordia y burlas por considerarse contrarias a la física aristotélica y al sentido común de la época. La teoría heliocéntrica fue uno de sus aportes más significativos. Propone un modelo esférico del universo en el que la tierra y los planetas giran alrededor del sol, desafiando las ideas de aquel entonces oponiéndose claramente a la teoría geocéntrica formulada por Aristóteles y completada y ratificada por Claudio Ptolomeo. La publicación del libro Sobre las Revoluciones de las Esferas celestes (Copérnico, 1543) fue un hecho de suma importancia en la Revolución Copernicana. En la segunda mitad del siglo XVI el De Revolutionibus se había convertido en una obra de referencia inevitable para los cálculos de los astrónomos. Fue a partir de dicha publicación que sus ideas fueron ganando cada vez mayor aceptación, aunque en ella también planteaba problemas a resolver no solo en cuanto a la astronomía sino también en cuanto a la física y la cosmología. Dichos interrogantes generaron una nueva cosmovisión que fue tomando forma a través del trabajo colectivo hasta tomar forma definitiva con el trabajo de Isaac Newton en el siglo XVII. Así, puede decirse que los argumentos más importantes en favor del copernicanismo fueron apareciendo en años posteriores a la publicación del De revolutionibus. Si bien el sistema copernicano permitía simplificar conceptualmente la explicación de las retrogradaciones de los planetas, desde el punto de vista astronómico se requería mayor precisión predictiva y no solo una explicación cualitativa. Estas falencias se hicieron evidentes a raíz de observaciones más precisas realizadas por los hermanos Tycho (1546-1601) y Sophie Brahe (1556-1643). Tycho Brahe realizó un aporte crucial a la Revolución Copernicana ya que incorporo una enorme cantidad de evidencia, observaciones precisas de los fenómenos celestes y sobre los movimientos de los planetas e influyó en el curso de la historia de la ciencia dado que sus observaciones fueron tan precisas que pusieron muy alto el nivel de precisión exigido a los constructos teóricos, su legado en forma de anotaciones sobre las posiciones de los astros fue determinante para el posterior éxito teórico de Kepler. Kepler, discípulo de Brahe, le da un nuevo giro a la astronomía radicalizando las tesis copernicanas tomando como punto de partida el nuevo estatuto planetario de la Tierra y la nueva función del Sol como centro y motor del sistema. Resolvió el llamado problema de los planetas y lo definió a favor de la posición copernicana, aportando explicaciones que se destacaron por su simpleza y precisión. Por otro lado, rompió con dos ideas antiguas que Copérnico había conservado: movimientos circulares y velocidades uniformes. La primera “Ley

de Kepler” anuncia que los planetas se mueven en ortivas de forma elípticas estando el Sol en uno de sus focos. La “Segunda Ley de Kepler” que sostiene que los planetas no van a velocidad constate sino que barren áreas iguales de la elipse en tiempos iguales. Estas dos leyes fueron las principales innovaciones respecto de la astronomía antigua y ambas son aceptadas en la actualidad, aunque también formuló una tercera ley que vinculaba los periodos de los planetas con sus distancias al Sol. Por su parte, Galileo Galilei (1564-1642) realizo grandes aportes a las ideas copernicanas a partir de sus observaciones realizadas en 1609 a través del telescopio lo cual fue una innovación en aquella época. Sus hallazgos tuvieron una enorme repercusión y seguían la línea de observación cosmológica de Copérnico, postulando que la tierra es solo un astro más, además de otras observaciones de suma relevancia. En 1638 Galileo hace publicar en Holanda con el fin de evitar la censura papal sus consideraciones y demostraciones sobre dos nuevas ciencias, el cual es uno de los textos más importantes en la historia de la ciencia. Estas dos nuevas ciencias son la estática, básicamente la de Arquímedes, y la dinámica creada por él. Tal dinámica es un intento de descripción matemática de las trayectorias y velocidades de los móviles. Entre otras de las principales figuras de la Revolución Científica encontramos a Isaac Newton (1643-1727) que propone la “Ley de la inercia”, la “Ley de acción y reacción” y la “Ley de la Fuerza”. Al hacer uso de estas leyes podía explicar la caída de los cuerpos y la aceleración que experimentan al caer, aceptando la primera ley de Kepler y precisando los datos de los planetas. Con estas tres leyes la física obtenía un marco general desde el cual poder tratar el problema del movimiento, tanto de cuerpos sobre la tierra como de astros, lo que resulto uno de los principales aportes de Newton: ofrecer una nueva teoría general desde la cual la física terrestre y la celeste pudieran ser tratadas del mismo modo. Esta visión y concepción moderna genero gran impacto durante su desarrollo entre los siglos XVIII y XIX, aunque posteriormente en el siglo XX sus teorías fueran reemplazadas por otras propuestas novedosas en especial las formuladas por Albert Einstein. Los aportes de Copérnico en cuanto a la teoría heliocéntrica, Kepler y su aporte para el análisis del movimiento de los planetas, Galileo con la ley de movimiento para la observación astronómica y las leyes de Newton (entre otros) revolucionaron la física aristotélica y significaron un nuevo análisis de la conformación del universo y del sistema solar que se tradujo en la observación científica y critica de la realidad en opositor a la mirada teleológica y la iglesia. En resumen la revolución científica significo el uso de la razón como método de construcción del conocimiento, el cual era capaz de ser comprobado y puesto a prueba de análisis. Y si bien, dicha revolución, puede considerarse como un proceso lento y dilatado en el tiempo y que por supuesto no incidió en todas las disciplinas de modo uniforme puede considerarse una transformación en la concepción de la ciencia y en sus métodos, sentando las bases para las ciencias modernas enmarcándolas en el método científico y el empirismo racionalista, los cuales siguen vigente en la actualidad, tal es el caso del modelo heliocéntrico de Copérnico que permite la comprensión que tenemos hoy en día del universo. Y en definitiva una transformación y revolución del mundo de las ideas.