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Un resumen del libro "más allá del principio de placer" de sigmund freud, explorando conceptos clave como la compulsión de repetición, las pulsiones de muerte y la segunda tópica del aparato psíquico (ello, yo y superyó). El resumen destaca la importancia de estas ideas en la teoría psicoanalítica y su impacto en la comprensión de la mente humana.
Tipo: Resúmenes
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“Más allá del principio de placer (1920) caps. 2,3,4 y 5”. Freud revisa su concepción del aparato psíquico, los principios y funciones que lo rigen. También revisa su teoría de las pulsiones y se focaliza en las sensaciones de placer y displacer según lo que sucede anímicamente. Deduce que, SI EL PRINCIPIO DE PLACER FUERA UNIVERSALMENTE CIERTO, TODOS LOS RESULTADOS DE LOS PROCESOS ANÍMICOS DEBERÍAN SER PLANCETEROS, PERO EN SU EXPERIENCIA CON LA CLÍNICA, ENCUENTRA OBJECIONES QUE CONTRADICEN ESTE HECHO, COMO LA EXISTENCIA DEL PRINCIPIO DE REALIDAD Y LAS PULSIONES PARCIALES QUE SE REPRIMEN. <<CAÍDA DEL PRINCIPIO DEL PLACER COMO UNIVERSAL >>. En este texto Freud introduce ejemplos que pondrán en cuestión el principio de placer, para introducir un “más allá”. Se anuncia algo que está fuera del territorio del principio de placer pero que a su vez es necesario para su delimitación. Ahora, Freud plantea que no se puede decir que haya un imperio completo del principio de placer sobre el decurso de los procesos anímicos, ya que la experiencia nos demuestra lo contrario. En el capítulo Dos, Freud va a intentar buscar la causación de las neurosis traumáticas y de las neurosis de guerra. Las neurosis traumáticas sobrevienen tras las conmociones mecánicas que aparejaron el riesgo de muerte, como, por ejemplo, accidentes ferroviarios. En las neurosis de guerra, resultó por un lado esclarecedor, aunque por el otro volvió a confundir las cosas, el hecho de que el mismo cuadro patológico sobrevenía en ocasiones sin la cooperación de una violencia mecánica cruda. Se observan síntomas motores (en el cuerpo) por fijación al momento del trauma. En las neurosis traumáticas se pueden observar dos rasgos importantes que componen la causación de dicha neurosis.
El carácter de este fenómeno es que se reconduce al enfermo una y otra vez a la situación de su accidente de la cual despierta con renovado terror, es decir, vuelven a vivir la situación con el mismo efecto terrorífico a través del sueño. Esto demostraría que su teoría de que el sueño se considera como un cumplimiento de deseo ya no sería de esa manera, por lo tanto, esto sería una gran novedad para Freud ya que en este caso se desconocía entonces la naturaleza del sueño. Freud va a decir que entonces la función del sueño en estos casos va a quedar afectada y desviada de su propósito. El enfermo puede soñar una y otra vez vivencia traumática, una vivencia de terror, algo que no es placentero, genera un displacer. Las vivencias que desencadenaron la enfermedad quedaron fijadas el enfermo en la histeria. Quiere averiguar si es una tendencia masoquista del YO O UNA IDENTIFICACION. Hay algo de lo que pasa en el sueño, no tramitado. En esa repetición hay algo que el aparato intenta de laguna manera ser descargado.
En síntesis, Freud se encuentra con un conjunto de fenómenos clínicos que parecieran responder a algo que está más allá del principio de placer, se repite una y otra vez, algo que en sí mismo es displacentero.
Energía de investidura ligada (quiescente): unida a una representación. Energía libremente móvil: Es una energía que se mueve por el aparato psíquico que es susceptible de ser ligada. Es decir, de ser descargada. De esta manera, Freud va a plantear que los elementos del sistema consciente no conducirían energía ligada, sino solo energía susceptible de descarga. (recordemos que en la conciencia es imposible que algo se ligue o se “junte” porque la conciencia es como un sistema inmediato y “superficial” [puede pensarse que la excitación pasa por la conciencia y “sigue de largo”, no hay uniones de ningún tipo; no hay representaciones ligadas a energía o suma de excitación. Eso se produce en los sistemas psíquicos más profundos). Protección anti-estímulos. La vesícula viva (en nuestro caso, el aparato psíquico ) con su estrato cortical protector de estímulos, flota en el medio de un mundo exterior cargado de energías potentes. En un momento, la superficie más externa de la vesícula, cuando queda como una “capa dura” a causa de las excitaciones o estímulos del mundo exterior, forma una envoltura o membrana llamada protección anti-estímulo, que se encarga de proteger a las capas o sistemas más profundos (en nuestro caso, a los sistemas más profundos que la conciencia) para que no sean dañados por excitaciones muy intensas. Ya que sería aniquilada si no contara con una protección anti-estímulos. Deja de tener estructura propia como materia viva y se vuelve orgánica. --> Corteza. Esta protección va a operar apartando estímulos y solo una fracción de las energías del mundo exterior se propaga hacia los estratos internos sin perjudicar a esos sistemas, por lo que la actuaría como si fuera un filtro. La protección va a defender al aparato psíquico de las excitaciones del mundo exterior. Hacia adentro, esa protección es imposible. Por ende, a las excitaciones internas el aparato las tratará como si operasen desde afuera, para de esa forma aplicar la barrera protectora. A este mecanismo Freud lo denomina proyección. Estas excitaciones ya tenían un nombre: Son las pulsiones. En consecuencia, la pulsión es un estímulo equivalente a un estímulo traumático porque nada lo filtra. Entonces el aparato no puede procesarla. En este caso, el trauma no es un accidente, ahora el trauma es propio del sujeto: por padecer los efectos de la pulsión. Padecemos los efectos traumáticos. Dicho esto, puede decirse que la pulsión es traumática, ya no se trata solo de estímulos externos, sino que la exigencia de la pulsión juega un papel fundamental en las excitaciones internas del aparato psíquico para las que no hay ninguna protección. Las excitaciones se propagan de manera directa y se produce una serie de sensaciones de placer y displacer. Sin embargo, lo que puede pasar es que ingresan y estímulos tan fuertes que pueden romper o perforar la protección anti-estímulo y esta situación, según Freud, se da en varios casos. Perforación de la protección anti-estímulo. A partir de este desarrollo Freud ofrecerá la nueva conceptualización sobre lo traumático y llamará traumáticas a las excitaciones o estímulos externos que tienen la fuerza suficiente para perforar o romper la protección anti-estímulo. De esta manera, como la cantidad de excitación que ingresa es
En el caso de una neurosis traumática, una herida física puede contrarrestar la contracción de la neurosis. El organismo se lesiona, aparece un montón de energía ligada a esa herida para tratar de recuperarse y no quedaría tan libre toda esa energía, sino que quedaría en términos narcisistas con la idea de sanar ese órgano. Es decir que el aparato va a llevar toda esa energía al órgano y no al trauma en sí. Va a tramitar ese exceso de excitación sobre la herida. “Liga el exceso de excitación al reclamar una sobre investidura narcisista del órgano doliente.” CAPÍTULO 5 En este capítulo, Freud se empieza a enfocar en las excitaciones que vienen desde dentro, es decir, las pulsiones, y dice que no hay nada que pueda proteger al aparato anímico de esas pulsiones. La falta de protección anti-estímulo que resguarde el estrato cortical receptor de estímulos de las excitaciones de adentro tiene grandes consecuencias. Entran volúmenes o cantidades enormes de excitación que van a producir una gran perturbación en la economía del aparato psíquico, tal como pasa en las neurosis traumáticas. Por último, Freud va a decir que las fuentes de excitaciones internas son las pulsiones y que éstas van a ser traumáticas. Freud gracias al estudio del sueño, entiende que en el inconsciente hay energía libre que puede desplazarse fácilmente por el aparato psíquico. Va a ser una distinción importante entre estos dos procesos psíquicos.
En cambio, en el analizado, se ve con claridad que la obsesión por repetir en la transferencia ( o sea, en el análisis ) los hechos de la infancia, sobrepasa o va más allá del principio del placer ( porque ahí no hay nada que dominar, o no hay nada que tenga que ver con la satisfacción). ¿Pero qué tiene que ver la compulsión de repetición con la pulsión? Al parecer debe haber algo de la pulsión, un exceso de energía libre que no se puede desligar a ninguna representación, es decir, la pulsión trata de volver a un paso previo para poder ligarlo completamente. Volver a ese hecho que pasó por primera vez. “una pulsión sería entonces un esfuerzo, inherente a lo orgánico vivo, de reproducción de un estado anterior”. Compulsión de repetición y pulsiones de muerte. Este es un punto fundamental en su obra, ya que empieza a cambiar la visión que hasta ahora tenía de las pulsiones. Teniendo en cuenta la compulsión de repetición, que muestra que hay actitudes o vivencias que se repiten más allá del principio de placer. Y sabiendo que esta compulsión de repetición busca ligar a la energía libre que quedó alguna manera sin ligar, repitiendo las vivencias desagradables, Freud va a empezar a hablar de la existencia de pulsiones de muerte como si fueran una fuerza que van más allá del principio de placer. La compulsión de repetición puede ser demoniaca puede volverse contra la propia persona y hacer que se autodestruya. Esta compulsión va más allá del principio del placer, porque aparece como el principal obstáculo en la búsqueda de la cura durante el análisis, ya que constantemente se está repitiendo vivencias que no tienen nada de placenteras. La pulsión de muerte sería la forma en que el inconsciente se manifiesta, como algo constantemente atacante y destructivo ante lo cual el analista tiene que ser responsable y a descubrir ciertas vivencias que por algo están reprimidas o por algo no pudieron ser ligadas del todo. La pulsión de muerte es como una fuerza que trabaja silenciosamente, para unos fines que se sitúan más allá del principio del placer, y que nada tienen que ver con la búsqueda de placer o satisfacción. La pulsión de muerte es la tendencia de todo organismo a la búsqueda de un estado anterior a la vida; es querer regresar al estado inorgánico, el de antes de la vida misma. Freud entiende la pulsión de muerte como una necesidad que tiene lo viviente de retornar a lo inanimado, en donde el aparato psíquico no estaba perturbado por estímulos constantes ni había exigencias de las pulsiones por alcanzar la satisfacción. Operan de manera silenciosa con efectos displacenteros para el psiquismo, por eso se considera muda. Está en el inconsciente para el paciente y que insusceptible de ser ligada. Durante un tiempo antes de la vida, el aparato no tenía estímulos, por lo tanto, moría con facilidad. El aparato comienza a formarse en la sustancia viva, todavía débil, con los estímulos que le llegan del exterior que forzaron a desviarse más respecto de su camino vital orgánico presentando rodeos más complicados antes de alcanzar la meta de la muerte. La aparición o génesis de la vida viene a perturbar el estado inanimado del principio. El aparato psíquico siempre busca disminuir o bajar la excitación y, por lo tanto, la tensión del organismo al grado más bajo posible. A primera vista, parecería que es la búsqueda de la satisfacción (el principio de placer) la que vuelve a llevar al sujeto, por medio de la descarga pulsional, a ese punto más bajo de tensión. Pero, más fundamentalmente, Freud ve allí también la expresión de la pulsión de muerte, porque este retorno al punto de partida, al nivel mínimo de excitación, es en
reprimido a través de la asociación libre (el método de “diga lo primero que se le viene a la cabeza”, y de ahí se forman conexiones entre las cosas que el paciente dice). Esa situación le muestra a Freud que parece haber una resistencia en el yo, que justamente, se resiste a sacar a la luz las vivencias o representaciones reprimidas. Entonces, parece haber algo en el yo que es inconsciente, porque el paciente no se da cuenta de esa resistencia, no tiene noción ( el yo no sabe qué resiste ni por qué resiste. Parece haber algo que va “más allá” del yo ). De esta manera, Freud empieza a suponer que “todo lo reprimido es inconsciente, pero no todo lo inconsciente es reprimido ”, y además dice “es mucho lo inconsciente en el yo”. Si pensamos en la compulsión de repetición en la transferencia o análisis, parece haber algo inconsciente en el yo que escapa a lo reprimido, porque no se explica la repetición de vivencias displacenteras sin que sean reprimidas. Por eso dice que no todo lo inconsciente es reprimido. Freud descubre que la conciencia no es la esencia de lo psíquico obviamente, sino que va a decir que es una cualidad de lo psíquico, entonces lo psíquico puede tener la cualidad de ser consciente en un momento. Entonces dice que las representaciones no suelen ser conscientes de forma duradera y cuando dejan de ser conscientes quedan “LATENTE” pero lo latente va a ser siempre susceptible de conciencia. Mientras era latente, era inconsciente en sentido descriptivo. Freud dice que también hay procesos psíquicos que son intensos y que tienen consecuencias, que no devienen consientes porque han sido desalojados de la conciencia, esto ya lo conocemos, son representaciones reprimidas o procesos psíquicos que quedaron como efecto de la represión por fuera de la conciencia. Entonces hasta acá hay una distinción entre dos inconscientes:
Entonces Freud dice hemos hallado en el yo mismo algo que es inconsciente, y que se exterioriza en efectos sin llegar a la conciencia, sin devenir consciente. (el yo no coincide entonces con la conciencia). Freud otra novedad que introduce es que va a dejar de lado la oposición que tenía antes entre consiente e inconsciente sustituyendo esa oposición por una nueva; el yo coherente opuesto a lo reprimido. Lo inconsciente entonces no va a coincidir del todo con lo reprimido, sigue siendo correcto que lo reprimido es inconsciente (o sea una representación que se reprimió está en lo inconsciente), pero no todo inconsciente es reprimido, (o sea puede haber algo inconsciente que no sea efecto de la represión). Por ejemplo, esta parte inconsciente del yo, es inconsciente no reprimido.
Para poder hablar de la importancia del yo, y de su relación con el ello, Freud propone la metáfora del jinete y el caballo: “ con relación al ello, el yo se parece al jinete que debe frenar la fuerza del caballo , con la diferencia de que el jinete lo intenta con sus propias fuerzas, mientras que el yo lo hace con fuerzas prestadas”. ¿Qué quiere decir con esta metáfora? El ello es la pasión salvaje del hombre (o sea, las pulsiones que luchan por la satisfacción), y el yo sería la razón, la “cordura” de alguna manera. El yo es el jinete, y el ello el caballo. Entonces, el jinete tiene que controlar la fuerza del caballo (o sea, que el yo tiene que tratar de dominar la exigencia de las pulsiones y evitar caer por fuera de las normas o reglas sociales). Esta metáfora sirve para comparar la relación entre YO Y ELLO. Dice que el jinete (que sería el YO) tiene que enfrentar la fuerza superior del caballo (que sería el ELLO) esto tan pasional, tan pulsional. Pero aclara Freud que hay una diferencia, el Jinete intenta enfrentar la fuerza superior del caballo con su propia fuerza que es inferior (porque obviamente que el jinete tiene menos fuerza que el caballo). En cambio, en el caso del YO, lo hace con fuerzas prestadas, esto quiere decir que el yo no tiene fuerzas propias, siempre las fuerzas con las que el YO va a intentar dominar son fuerzas prestadas. No le queda otra por momentos al yo que ir hacia el lugar donde el caballo decida, esto sería dejarse guiar por el ELLO. Y otra cosa importante es que, hay otro factor más que ejerce influencia sobre el yo y su separación es el cuerpo propio del que parten sensaciones internas y externas. Esto lo podríamos pensar como que el yo sería una superficie, y también la superficie del cuerpo va a recibir sensaciones externas, y también el cuerpo va a brindar sensaciones internas.