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una pequeña vista de martín lutero y sobre la educación
Tipo: Apuntes
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Martín Lutero nació en Eisleben, Turingia en 1483, y murió en la misma ciudad en 1546. De hecho.
En 1491 los Lutero eran una de las familias más respetadas de Mansfeld.
De niño, estudió en una escuela latina, en esa misma localidad a partir de 1488. Allí sufrió los rigores de una pedagogía cruel y muy exigente, lo cual pudo incidir en su tenacidad y en la seguridad que demostró con el andar del tiempo, ante reputados teólogos como Johann Eck, o el cardenal Cayetano. Posteriormente, continuó sus estudios en Magdeburgo en la escuela de los Hermanos de la Vida Común y más tarde en Eisenach, en la escuela parroquial municipal (Atkinson, 1987).
Desde 1501 prosiguió su formación intelectual estudiando leyes en Erfurt, una de las más prestigiosas universidades alemanas de la época ya que su padre deseaba fervientemente que fuera abogado19. Sin embargo, en 1505 cambió el destino de vida de Martín, ya que ingresó en el monasterio agustino de esa localidad ¿Por qué este cambio tan repentino y tan brusco? 20
En 1507, con 24 años, Martín Lutero fue ordenado sacerdote y empezó sus estudios de Teología en la Universidad. Allí, la formación que se impartía se basaba en las coordenadas de la escolástica medieval21 , pero en las aulas el nuevo religioso contactó con humanistas cuyo lema intelectual era Ad fontes!22, absolutamente necesario para desarrollar con rigor una exégesis de las Escrituras. De ahí la importancia que concedió a nivel espiritual e intelectual al estudio y reflexión personal sobre las fuentes primarias de fe, prescindiendo de intermediarios, que no dejaban de ser una fuente de información secundaria
Este elemento posteriormente incidió en el rechazo de la Iglesia como intermediario válido entre los fieles y la divinidad. Del mismo modo, facilitó que el creyente, con su formación intelectual personal, fuera capaz de adquirir el conocimiento suficiente extraído de la lectura personal y reflexiva de las Escrituras. El camino hacia la Reforma religiosa estaba empezando a andarse, pero aún no se vislumbraba lo que los años sucesivos depararían al fraile agustino, al mundo germánico y a la espiritualidad católica. En principio, se trataba, tan sólo, de una suerte de reforma metodológica.
Tres años más tarde, en 1510, viajó a Roma por encargo de los superiores de su orden. Allí descubrió la frivolidad y la mundanidad de la Corte papal (Atkinson, 1987), y empezó a reflexionar sobre la conveniencia de un cambio. Educado como estaba en los valores del trabajo y de la dureza de la vida no podía entender el lujo, ostentación y corrupción de la jerarquía del clero católico.
Dos años más tarde, en 1512, obtuvo un doctorado en teología y empezó a impartir clases de Biblia en la Universidad de Wittemberg desde esa fecha hasta 1517. A consecuencia de esta actividad intelectual, se vio obligado a dedicar intensas sesiones de estudio a textos como la Carta a los Romanos, la Carta a los Gálatas y los Salmos. Anteriormente, no se había acercado a la lectura de estos textos con tanta intensidad, pero este giro en su vida tuvo como consecuencia la lectura crítica y reflexiva de estos documentos (Atkinson, 1987).