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La Evolución del Feudalismo en Europa Occidental: Del Vasallaje al Feudo, Resúmenes de Historia Europea

Este extracto del libro "transiciones de la antigüedad al feudalismo" de perry anderson explora la evolución del feudalismo en europa occidental, desde sus raíces en el vasallaje y el beneficio hasta la consolidación del feudo como sistema de organización social y económica. Se analiza la influencia de la época carolingia, la expansión del feudalismo hacia escandinavia y la crisis del siglo xiv, incluyendo la guerra de los cien años.

Tipo: Resúmenes

2022/2023

Subido el 22/11/2024

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Resumen historia medieval
Ejes:
1
. Conceptualización y period izació n: posturas historiográfi cas.
2
. La cris is de la sociedad esclavista y el fi n del mundo a nti guo . Reinos
romanos-gernicos. (s . III-VIII)
3
. La conformacn de la sociedad feudal en Occ idente. Inte reses y
confl ictos. La re lación de Vasallaj e. Las dos edades feudales. (s . IX y X)
4
. Plena Eda d Media. El campo frente a la ciudad . S ores y aldeanos.
La revo lucn com ercial. Las cruza das (s. XI -XII I)
5
. La crisis de la sociedad feudal. Baja eda d media. ( s. XIV-XV)
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Resumen historia medieval

Ejes:

 1. Conceptualización y periodización: posturas historiográfi cas.

 2. La crisis de la sociedad esclavista y el fi n del mundo anti guo. Reinos

romanos-germánicos. (s. III-VIII)

 3. La conformación de la sociedad feudal en Occidente. Intereses y

confl ictos. La relación de Vasallaje. Las dos edades feudales. (s. IX y X)

 4. Plena Edad Media. El campo frente a la ciudad. Señores y aldeanos.

La revolución comercial. Las cruzadas (s. XI-XIII)

 5. La crisis de la sociedad feudal. Baja edad media. (s. XIV-XV)

La idea de Edad Media

Giuseppe, Sergi La Edad Media es una convención cronológica. Tiene su origen en las reflexiones de los humanistas de los s. XV y XVI , animados por la esperanza de una nueva era de renacimiento cultural y de recuperación general. La tendencia de aquellos intelectuales a dar una imagen oscura de toda la Edad Media es comprensible recordando precisamente la dureza de los años de los que acababan de salir. La mente humana tiene una natural tendencia hacia la perspectiva. Al mirar el pasado ve en primer lugar lo más cercano, después el pasado reciente e imagina espontáneamente todos los siglos anteriores parecidos a ese pasado reciente. La fama negativa de la Edad Media depende mucho de esta deformación. Al imaginar el desarrollo del pasado como uno que continuara sin cambios de rumbo, la cultura común hace de la Edad Media el ámbito de origen y de proveniencia de las formas de vida social más extrañas a la contemporaneidad. En nuestros días la Edad Media funciona como un ‘otro lugar’ (negativo o positivo), o como una ‘premisa’. En el lugar negativo hay pobreza, hambre, abusos, supersticiones y corrupción. En el positivo hay torneos, vida de corte, elfos, caballeros y príncipes magnánimos. Pero también es discutible el uso de la Edad Media como premisa genérica de los s. posteriores al XV, y de aspectos como el capitalismo, el Estado moderno, el ascenso de la burguesía, las nuevas formas asociativas; y esta es una práctica todavía usual, como contenedor de presuntas características superficialmente acentuadas para ilustrar mejor lo que sucede después

La invención de la Edad Media

Heers, Jacques Nuestras sociedades intelectuales manifiestan ser abiertamente racistas. En el sentido de una asombrosa propensión a juzgar negativamente su pasado. Aunque es cierto que los autores que se otorgan el derecho de juzgar no están siempre de acuerdo: algunos consideran que el s. XIX fue estúpido, y otros en cambio que fue notable. Sin embargo, en este concierto las trompetas tocan al unísono para expresar la maldad de la ‘Edad Media’. Grandes períodos del pasado han escapado al desprecio y las condenas. Nunca se atacan las sociedades griegas y romanas. Todavía hoy, la Antigüedad, forma parte de los programas de las escuelas, mientras que la Edad Media y el Antiguo Régimen antes de 1789 ni se mencionan. Los autores ‘humanistas’ sólo se encuentran a gusto entre los ‘antiguos’ dando a entender, que nuestra civilización, ha vivido 2 edades gloriosas marcadas con el sello de las libertades y de las creaciones originales. En 1° lugar, la Antigüedad , capaz de administrar tan bellas lecciones. Luego, pasados un pesado sueño, el Renacimiento , en el que los hombres se despertaron, y tomaron las riendas de su destino. Entre esos 2 tiempos fuertes se hallan los tiempos oscuros de la Edad Media a los que es bueno no hacer ni caso, excepto por algunos espíritus desconocidos o incomprendidos. Esa Edad Media no es más que mediocridad. La reputación de esos tiempos se degrada hasta lo detestable. ‘Medieval’ ya no es designar una época, sino que, es tomado como un calificativo que sitúa en una escala de valores , sirve también para juzgar y, para condenar : es un signo de arcaísmo, de oscurantismo.

Nosotros hemos respetado siempre esos grandes períodos de la Historia. Nuestras actividades pasan por ese molde; todos los programas nos lo imponen: Y, sin embargo, la existencia de esos 4 períodos, merecen una reflexión. Trabajamos, estudiamos y enseñamos dentro de un marco que se nos presenta. El análisis más simple debería llevar a preguntamos hasta dónde. No se trata de reformar, se trata de tomar conciencia de esos artificios. ¿ Es realmente necesario convertir esos cortes en postulados , a lo que no es más que el resultado de una elección entre tantas otras , discutibles desde muchos puntos de vista? Inscribirse en un marco o resignarse a una convención, son una cosa. Pero creer en la realidad intrínseca de una abstracción nacida de ‘especulaciones intelectuales’, en una imagen forjada, es otra. Habláis del mundo medieval, en todos los terrenos de la vida. Solamente olvidáis una cosa: que nada de ello existió realmente, que todo es invención vuestra, fruto de vuestra arbitrariedad. Esta curiosa disposición de espíritu parece a muchos normal y corriente. Insistimos: nuestro propósito consiste en negar su existencia deliberadamente. Queremos demostrar, que la Edad Media es un término que solamente representa una idea abstracta y muy vaga. El ‘hombre medieval’, una utopía ¿Qué hacer con esa Edad Media cuyo inicio y final nadie se atreve a fijar? ¿Cómo podemos entonces justificar esa costumbre sostenida por el gusto por lo fácil, que consiste en incluirlo todo en un solo bloque, sin matices, sin esbozos de distinciones, sin tener cuidado en situar los hechos un poco mejor en el tiempo? ¿Y qué decir de ese hombre medieval, que responde, a ciertos trazos precisos, como si fuera de otra raza? Hallamos al hombre medieval: una abstracción, una forma de hablar, y nada más... Evidentemente, nadie se arriesgaría a enunciar una sola característica común, aunque sólo sea a un aspecto para generaciones tan alejadas las unas de las otras, separadas por cientos de años : las palabras proceden de ellas mismas, se acomodan a todo, y cultivan la noción ficticia de ‘edad media’ tomada como un conjunto. Hace ya tiempo que los historiadores han tomado conciencia de que esa Edad Media no se podía considerar como un todo , en no abarcarlo todo con una mirada que no tuviera en cuenta las diferencias. Esos autores han propuesto hablar de la ‘alta’ y ‘baja’ Edad Media con, entre ambas, una que se quiere ‘clásica’. Pero aquí se nos plantean los mismos problemas. La Edad Media no puede, en ningún caso, concebirse como una realidad. Esa es una verdad que deberíamos tener en cuenta siempre y deberíamos imponer algunas reglas para todos los discursos: deberíamos evitar ese adjetivo medieval, que estrictamente no significa nada; deberíamos utilizar la denominación de Edad Media por pura comodidad, pero sin llenarla de un significado cualquiera y solamente para indicar, de una forma aproximativa, dónde se sitúa un determinado asunto en un discurso que abarca un período muy amplio. Lo ideal sería, precisar, datar lo mejor posible, dentro de decenios si es posible, y, situar el tema del que hablamos más que lanzar al aire abstracciones vacías de significado.

El fin del mundo antiguo

Ferdinand Lot Prologo A la caída del mundo antiguo se le han señalado diversas causas de ruina política, decadencia

intelectual y moral. Según Lot, si las circunstancias exteriores agravaron la situación del Imperio romano, fue sobre todo una enfermedad interna la que lo corroyó. El mal tenía, primeramente, un origen político : la insuficiencia de la organización del poder imperial. Jamás una ley sucesoria ha librado la elección del emperador de los caprichos de fuerza de las legiones. Los primeros emperadores han reinado por el ejército; el ejército, al fin, es quien ha reinado por los emperadores. Hubo entre ellos hombres que han retardado la dislocación, pero la carga era muy pesada. No se había formado una ‘conciencia colectiva’ de nación romana: falto de unidad íntima, hubo de aparecer el dominat, para unificar el Imperio desde arriba y desde fuera. Porque, cualquiera que fuese su valor, el emperador no estaba en estado de decidir y cumplirlo todo, por él solo. Una burocracia se constituyó, la cual ha rendido indiscutibles servicios y dado un modelo a los Estados del porvenir, pero que, usurpando poco a poco el poder, acabaron por paralizarlo. La esclerosis de este Imperio que se acababa se manifiesta también por el establecimiento de un régimen de castas. No hay ya entre los individuos un espíritu público, ni preocupación por el interés general. ¿Cómo evitar la completa anarquía? Cada uno será encasillado en su condición de ordo, “clavado en su puesto”. A partir de este momento, se será lo que se es, hereditariamente a perpetuidad : soldado, comerciante, colono, funcionario, etc. El colonato, especialmente, se consolidó. Y aquí es en donde vemos converger los fenómenos políticos y económicos de la decadencia romana. El papel de las ciudades y el del campo, poco a poco, se invirtieron. La Ciudad romana: en toda Italia, había absorbido la población rural. Pero ahora, el campo atraerá a los poderosos, después de haber fijado a los humildes. Lot explica esta evolución. El Imperio no había sido suficientemente creador de riquezas; consumía mucho más que producía. No tenía verdadera actividad industrial. Por lo tanto, nada de clase productora. Una población decreciente y empobrecida. Frente a la miseria ociosa, una riqueza insolente y estéril. Esta nacía de la conquista , y así como no procedía de la industria, no podía impulsarla. La invención técnica, en Roma, se detuvo muy pronto y la esclavitud no podía suplir la falta de maquinismo. El comercio, limitado con exceso, servía para volver a llevar al Oriente el oro arrastrado por el Occidente. El capital romano, en vez de invertirse en la industria, en el comercio, en la agricultura, se empleaba voluntariamente en la usura. La organización bancaria era incompleta; y llegó un momento en el cual, Tarificándose el numerario, se volvió hacia atrás, hacia una economía más primitiva, la de la remuneración de los servicios por medio de productos naturales. Así, Roma explotó el Imperio hasta el agotamiento. Sin embargo, sólo una riqueza no podía agotarse: la tierra. Y por eso la tierra se convierte en el objeto del cuidado de todos. El humilde, el colono, se sujeta a la gleba en interés de la agricultura. El poderoso, por otra parte, huyendo de las ciudades, se instala deliberadamente en el campo. Al fin del Imperio, los latifundios tendrán su vida autónoma. La aristocracia de la tierra es la fuerza en la decadencia de la ciudad y del Estado. A todos estos principios de decadencia se une la enfermedad religiosa. El cristianismo, desde el punto de vista político, ha sido un disolvente del Imperio. Fue perseguido por rechazar el culto al Emperador. Y en este proceso, la sociedad antigua sufrió profundas perturbaciones. Constantino ¿Proclamó la tolerancia? En realidad, dió la investidura al cristianismo, que, aplicó la persecución al paganismo. En cualquier caso, el resultado inmediato fue que, sostenido por

decidían qué parte del suelo común habría de ser arada y asignaban las diversas porciones a los clanes respectivos, que cultivaban y se apropiaban los campos de forma colectiva. Los rebaños eran propiedad privada y constituían la riqueza de los principales guerreros de las tribus. En tiempos de paz no había jefaturas; los jefes militares se elegían en tiempo de guerra. Esta rudimentaria estructura social se modificó muy pronto con la llegada de los romanos al Rin y con su ocupación temporal de Alemania hasta el Elba durante el s. I. El comercio de artículos de lujo a través de la frontera produjo rápidamente una creciente estratificación interna en las tribus germánicas: En tiempos de Tácito, la tierra ya había dejado de ser asignada a los clanes y era distribuida directamente a personas concretas, mientras disminuía la frecuencia de las redistribuciones. El cultivo era muy cambiante, y las tribus carecían de una fijeza territorial. Este sistema agrario favorecía la guerra estacional, como frecuentes y masivos movimientos migratorios. Una aristocracia hereditaria, formaba un consejo permanente que ejercía el poder estratégico en la tribu, aunque una asamblea general de guerreros libres todavía podía rechazar sus propuestas. Estaban surgiendo, linajes dinásticos de carácter casi monárquico de los que salían jefes electivos situados por encima del consejo. Pero, sobre todo, los dirigentes de cada tribu habían reunido a su alrededor a séquitos de guerreros que trascendían el parentesco. Estos séquitos procedían de la nobleza, se mantenían con el producto de las tierras que se les habían asignado y estaban alejados de la participación en la producción agraria; formaban el núcleo de una permanente división de clases y de una autoridad coactiva institucionalizada en un marco de estas primitivas formaciones sociales. Las luchas entre guerreros del común y jefes nobiliarios para usurpar el poder estalló. La diplomacia romana atizaba activamente esas disputas internas, por medio de subvenciones y alianzas, con objeto de neutralizar la presión de los bárbaros sobre la frontera y de que cristalizara un estrato de dirigentes aristócratas deseosos de colaborar con Roma. Económica y políticamente, por medio del intercambio e intervención diplomática, la presión romana aceleró la diferenciación social. Los pueblos que tenían un contacto más estrecho con el Imperio revelaban las estructuras sociales y económicas lejanas de las tribus. Cuanto más perduraba el sistema imperial, más tendía el poder de su influjo a arrastrar a las tribus situadas en la frontera hacia una mayor diferenciación social y niveles más altos de organización política y militar. A partir de la época de Marco Aurelio , los sucesivos aumentos de la presión bárbara sobre el Imperio a fueron las consecuencias estructurales de su propia existencia. Los lentos cambios provocados se harían acumulativos: el peligro de las fronteras germánicas creció a medida que la civilización romana las transformaba. Dentro del Imperio, los ejércitos utilizaban en sus filas a un número creciente de guerreros germanos. La diplomacia romana había intentado rodear las fronteras del Imperio exterior de federados que defendieran los intereses romanos a cambio de beneficios. AI mismo tiempo, los refugiados o cautivos bárbaros eran asentados en tierras desiertas con la obligación de prestar servicio militar en el ejército. Muchos guerreros germánicos libres se alistaban como voluntarios en los regimientos. A mediados del s. IV, un porcentaje relativamente alto de generales, oficiales y soldados palatinos eran de origen germánico y estaban cultural y políticamente integrados en el universo social de Roma. Así, en el s. V , cuando toda Germania sufrió la conmoción por la presión de los hunos, las tribus comenzaron a lanzarse a través de las fronteras romanas. La larga simbiosis de las

formaciones sociales romana y germánica en las regiones fronterizas había colmado gradualmente el abismo que existía entre ambas , aunque todavía subsistieran diferencias. De la colisión y fusión de ambas habría de surgir, en último término, el feudalismo. Las invasiones Las invasiones germánicas tuvieron lugar en 2 fases sucesivas, cada una de las cuales siguió un modelo y una dirección diferentes. La 1ra gran oleada comenzó con una marcha por el Rin el 31/12/406. En el 410, los visigodos saquean Roma. En el 439, los vándalos toman Cartago. En el 480 se establece en el suelo romano el primer sistema de Estados bárbaros. La unidad militar, política y económica del Imperio de Occidente quedó irreversiblemente destrozada. Los pueblos bárbaros de la 1ra serie de invasiones , a pesar de su progresiva diferenciación social, eran tradicionales cuando irrumpieron en el Imperio. Ninguno de ellos había conocido un Estado territorial duradero; en lo religioso, todos eran paganos; la mayor parte carecían de escritura; pocos poseían un sistema de propiedad articulado. La conquista de extensiones de las provincias romanas les presentó naturalmente una serie de problemas insolubles de apropiación y administración inmediatas. Estas dificultades se intensificaron a causa de la pauta geográfica seguida por la 1ra oleada de invasiones. No hubo ningún caso de una comunidad bárbara que se limitara a ocupar las tierras romanas contiguas a su región de residencia. Los improvisados dispositivos de los primeros Estados bárbaros reflejaban esta situación de relativa debilidad El 1° y + trascendental problema que las comunidades tuvieron que decidir fue el de la disposición económica de la tierra. Fue un modelo similar al de las anteriores prácticas romanas, particularmente familiares a los soldados germanos. La vida de estos primeros Estados bárbaros no fue muy duradera. Las expediciones bizantinas aplastaron a los vándalos en África y, a los ostrogodos en Italia. La sigte oleada de migraciones germánicas fue la que determinó, de forma profunda y permanente, el definitivo mapa del feudalismo occidental. Los 3 episodios principales de esta 2° fase de expansión bárbara fueron, la conquista franca de Galia , la ocupación anglosajona de Inglaterra y el descenso lombardo sobre Italia. El carácter y la magnitud de estas migraciones en todos los casos representaron una extensión relativamente modesta y lineal desde su base. La autoridad de estos nuevos Estados monárquicos tuvo que construirse en contra del parentesco. Al mismo tiempo, hubo pocas tentativas de alterar la legalidad latina que regía a la población romana. Así, en muchos aspectos las estructuras jurídicas y políticas de Roma quedaron intactas dentro de estos primeros reinos bárbaros , ya que sus bastardos correlatos germánicos se añadieron meramente a su lado. La pauta ideológica fue similar. Todos los invasores germánicos eran todavía paganos. El paso político a un sistema territorial de Estados fue igualmente acompañado de forma invariable por la conversión ideológica al cristianismo , que en todos los casos parece haberse producido una generación después del cruce inicial de las fronteras. La religión cristiana consagraba el abandono del mundo subjetivo de la comunidad ciánica: un orden divino más amplio era el complemento espiritual de una autoridad terrenal más sólida. También en este caso la 1ra oleada reprodujo la misma mezcla de respeto y distanciamiento. Los invasores adoptaron unánimemente el arrianismo, y no el catolicismo, y aseguraron en consecuencia su distinta identidad religiosa dentro del común universo del cristianismo. La consecuencia

comercio y bloqueó a Europa occidental en un aislamiento rural. Es posible que las mejoras climáticas del s. VII, y el aumento en el crecimiento demográfico beneficiaran a la economía rural. Pero en la confusión política de la época poco se puede apreciar el influjo de esos progresos. En sus estructuras económicas, sociales y políticas, Europa occidental había dejado atrás el dualismo de las primeras décadas. Había un descenso de los niveles institucionales de la civilización urbana. Nada podía dar origen a un nuevo modo de producción general. Sólo unas pocas señales premonitoras anunciaban la llegada. La más llamativa fue la aparición, en el s. VI, de sistemas antroponímicos y toponímicos completamente nuevos. Hacia la síntesis La síntesis histórica que finalmente tuvo lugar fue el feudalismo. La colisión catastrófica de 2 modos anteriores de producción en disolución produjo finalmente el orden feudal que se extendió por toda la Europa medieval. Fue una fusión de los legados romanos y germánicos. El origen primigenio de las instituciones específicamente feudales parece inextricable, dada la ambigüedad de las fuentes y el paralelismo de la evolución de los 2 sistemas sociales. Así, el vasallaje puede haber tenido sus raíces fundamentales tanto en el séquito germano como en la clientela galorromana: 2 formas de séquito aristocrático que existieron en ambos lados del Rin que contribuyeron a la aparición definitiva del sistema vasallastico. El beneficium, para formar el feudo, puede remontarse a las prácticas eclesiásticas romano-tardías y a los repartos tribales de tierra de los germanos. El señorío, procede ciertamente de las villas galorromanas, que no tiene ningún equivalente bárbaro porque son grandes fincas autosuficientes, cultivadas por campesinos dependientes que entregan a su señor terrateniente productos en especie. Por el contrario, los enclaves comunales de la aldea fueron una herencia germánica, vestigio de los primeros sistemas rurales forestales después de la evolución del campesinado bárbaro desde las tenencias alodiales a las dependientes. La servidumbre desciende probablemente del estatuto del colonus y de la lenta degradación de los campesinos germanos libres por la ‘encomendación’ coercitiva a los guerreros de los clanes. El sistema legal y constitucional que se desarrolló durante la Edad Media fue igualmente híbrido. Una justicia de carácter popular y una tradición de obligaciones formalmente recíprocas entre dominantes y dominados dentro de una comunidad tribal dejaron una profunda huella en las estructuras jurídicas del feudalismo. El complejo infra y supraestructural que habría de constituir la estructura general de una totalidad feudal en Europa tenía, pues, un doble origen. Una sola institución, sin embargo, abarcó todo el período de transición de la Antigüedad a la Edad Media en una continuidad: la Iglesia cristiana. La Iglesia fue el principal acueducto a través del cual las reservas culturales del mundo clásico pasaron al universo de la Europa feudal, cuya cultura se había hecho clerical. Esa misma Iglesia fue también el ámbito de los primeros síntomas de la liberación de la técnica y la cultura de los límites de un mundo construido sobre la esclavitud. El trabajo manual estaba identificado con la servidumbre e ipso, era degradante. Económicamente, el modo de producción esclavista condujo a una parálisis técnica. El legado intelectual y cultural del Imperio romano no sólo se acompañó de un inmovilismo técnico, también estuvo limitada al estrato más reducido de las clases dirigentes. El índice más elocuente de su limitación fue el hecho de que la gran masa de la población en el Imperio no

sabía latín. La ascensión de la Iglesia cristiana supuso por vez 1ra una transformación de este modelo. Aunque su victoria en el Imperio tardío no hizo nada para cambiar las actitudes tradicionales hacia la tecnología o la esclavitud. En la práctica, fue con frecuencia una gran propietaria institucional de esclavos. Reformulado por Benito de Nursia durante el s. VI, los principios monásticos se mostraron organizativamente eficaces e ideológicamente influyentes, porque en las órdenes monásticas, el trabajo intelectual y el manual quedaron provisionalmente unidos al servicio de Dios. Las faenas agrícolas adquirieron dignidad divina y fueron realizadas por monjes instruidos. Con ello caía indudablemente una de las barreras culturales para el descubrimiento y el progreso tecnológico. Pero tengamos en cuenta, que, su carrera productiva sólo pudo comenzar cuando ocurrió la desintegración de la esclavitud clásica, liberando los elementos de una dinámica diferente que habría de culminar con la formación del feudalismo. Esta realización fundamental de la Iglesia indica su lugar y función en la transición hacia el feudalismo. Su eficacia no hay que encontrarla en el ámbito de las relaciones económicas o las estructuras sociales, sino en toda la limitación y la inmensidad de la esfera cultural situada por encima de aquéllas. La civilización de la Antigüedad clásica se definía porque siempre existió una dramática desproporción entre la bóveda del cielo intelectual y la estrechez del suelo económico. Cuando llegó su colapso final, nada era menos obvio que el hecho de que su legado superestructural habría de sobrevivirle por muy suavizada que fuera su forma. Significativamente, la Iglesia fue el mentor oficial del primer intento sistemático para renovar el Imperio en Occidente, la monarquía carolingia. Con el Estado carolingio comienza la historia del feudalismo propiamente dicho , porque este esfuerzo ideológico y administrativo para recrear el sistema imperial del viejo mundo, contenía la involuntaria colocación de los cimientos del nuevo. Su tema claramente dominante fue la unificación política y militar de Occidente. La victoria de Carlos Martel en Poitiers frente a los árabes en el 753 detuvo el avance del islam. 783, Carlomagno anexionó la Italia lombarda, conquistó Sajonia y Frisia e incorporó Cataluña. Así se convirtió en el único soberano del continente cristiano fuera de Bizancio. En el 800, Carlomagno asumió el título de emperador de Occidente. Su expansión no fue solo territorial. Sus pretensiones imperiales respondían a una revitalización administrativa y cultural de Occidente. El sistema monetario se reformó y estandardizó. En estrecha coordinación con la Iglesia, la monarquía carolingia patrocinó una renovación de la literatura, la filosofía y la educación. Se enviaron misiones religiosas a las tierras paganas situadas fuera del Imperio. Su unidad básica fue el condado , derivado del derecho romano. Los nobles de confianza eran nombrados condes con poderes militares y judiciales para gobernar esas regiones en una delegación de autoridad, revocable por el emperador. A estos dignatarios, no se pagaba un salario, sino que recibían una parte proporcional de las rentas locales de la monarquía y concesiones territoriales en el condado. Este sistema regional de condados se superpuso un grupo central más reducido de magnates clericales y seculares. Cada vez se utilizaron más los documentos escritos, en un esfuerzo por mejorar el analfabetismo. Pero en la práctica había muchas demoras en esta maquinaria, cuyo funcionamiento siempre fue lento, a falta de una seria burocracia palatina.

locales en las provincias por medio del naciente sistema de feudos y la consolidación de sus dominios y de su señorío sobre el campesinado serían los cimientos del feudalismo que lentamente se solidificó por toda Europa en los dos siglos siguientes.

Manual de historia medieval: Reinos Germánicos

García de Cortázar y Sesma Muñoz

Reinos Duraderos

La 2° oleada de reinos Bárbaros establece un mapa con las fronteras de lo que es Europa. Estos reinados cronológicamente son mucho más duraderos que los de la primera. Los 3 episodios principales de esta 2° fase fueron: la conquista franca de la Galia , la ocupación anglosajona de Inglaterra y -un siglo después- el descenso lombardo sobre Italia. Las bases de un futuro: la Francia merovingia. Francos en Galia La entrada de los francos a comienzos del s. V se consumó con su instalación en tierras belgas y el norte de Francia. Cuando el imperio desapareció, los francos aparecieron como uno de los poderes en que la autoridad imperial se había fragmentado en la Galia. Los otros 3 eran: al sur, los visigodos; al este, los burgundios ; y en el centro , un jefe ostentaba el título de magister militum. Estos 4 poderes fueron reducidos por Clodoveo (481-511) en beneficio de los francos. Con su conversión al catolicismo consolidó su alianza con la aristocracia galorromana que dirigía las funciones administrativas , en especial, las eclesiásticas. Con su apoyo, Clodoveo derrotó a los visigodos en 507 y los expulsó de la Galia , hizo de París su capital y estableció un protectorado sobre el débil reino de los burgundios. La historia del reino franco tras la desaparición de Clodoveo estuvo presidida por la fragmentación de la realidad socioespacial de la Galia. A ella contribuyeron la diversidad de grupos étnicos francos establecidos, el creciente poder de los obispos, representantes de los intereses de la aristocracia galorromana, y, la implantación de algunos monasterios en manos de los poderosos. La instalación franca se había efectuado en asentamientos, que fortalecieron identidades regionales ya existentes y acabaron dando nacimiento a ducados. En 639, la fuerza de los distintos espacios regionales se impuso a través del ejercicio del poder por parte de sus respectivas aristocracias. Éstas hicieron 3 monarquías (Austrasia, Neustria y Borgoña). La figura de los monarcas palidecía tras la de los mayordomos. Éstos, conscientes del papel de obispos y monasterios, trataron de designar los ocupantes de las sedes a la vez que ponían las bases de verdaderas dinastías. Los mayores éxitos correspondieron a Austrasia. La condición de frontera de ese reino frente a bávaros otorgó a aquéllos un poder militar y una autoridad política superiores a los de los otros 2 territorios. Desde comienzos del s. VII, el predominio de los mayordomos de palacio de Austrasia empezó a ser evidente: las cabezas de 2 ramas familiares se fusionaron a través del matrimonio de sus hijos, pusieron los cimientos de una dinastía. Pipino de Herstal , unificó las mayordomías de los 3 reinos en el 687 y, desde ese puesto, dirigió la conquista y evangelización de Frisia. Muere en el 714, le sucede en el cargo su hijo Carlos Martel. La época carolingia y el nacimiento de Europa A comienzos del s. VIII, el modelo germano-romano de sociedad se extendía desde la frontera de Escocia hasta Gibraltar y desde la costa atlántica hasta la del Adriático. Entre el 700-715, en que los musulmanes se instalaban en la península Ibérica y daba los primeros pasos lo que será

la construcción carolingia. Su cierre a mediados del s. X, cuando coinciden la estabilización de la frontera entre cristianos y musulmanes en España, el golpe de estado de Roberto Capeto en Francia. El argumento de los años 715 a 955 subraya 3 procesos: a) El 1er crecimiento europeo, con la desestructuración definitiva de los esquemas sociales y económicos prolongados desde la Antigüedad ; b) El Imperio carolingio, como los territorios de la Cristiandad latina, que elaboró una síntesis de la cultura en aspectos de un imaginario de la sociedad y al papel de la Iglesia. c) El debilitamiento del sur romano en beneficio del norte germano en el espacio de la Cristianitas latina. Este conjunto de datos ha sido manejado para plantear interpretaciones sobre el final de la sociedad antigua y su sustitución por la feudal. Todos aquéllos convienen en que el tránsito entre una y otra incluyó una transformación de las estructuras socioeconómicas y una crisis política. La base de la discusión radica, en buena parte, en la consideración que merece el Imperio carolingio. Cuando los señores prescindieron de la cobertura que los convertía en representantes del poder público y comenzaron a ejercer tales competencias a título privado, el tránsito a la sociedad feudal se había consumado. La época carolingia dejó otro legado: una memoria histórica en la que ‘Europa’ empezaba a abrirse paso como idea de un nivel de civilización, bienes y valores que había que defender frente a enemigos calificados como bárbaros. Cada vez resultaba más claro que esa Europa era el espacio en que habitaba una población dispuesta a escuchar los mensajes difundidos en nombre de una Iglesia romana. En el s. XI encontramos el embrión de la Europa Cristiana.

1. La época de Carlomagno: una síntesis limitada y frágil La ocupación de la península Ibérica y el dominio bizantino en el sur de Italia habían reducido el espacio que reconocía la autoridad del pontífice de Roma, que configuraba la Cristiandad latina. El esfuerzo de los carolingios aglutinó ese espacio bajo su jefatura moral. 1.1. El ascenso de los carolingios Pipino de Herstal murió en 714 dejando en manos de Carlos Martel las mayordomías de los palacio de Austrasia, Neustria y Borgoña, a cuyos títulos empezó a añadir otro, ‘príncipe de los francos’. Tras 1ros años dificultosos para imponer su autoridad, Martel propuso a la aristocracia unos objetivos exteriores que permitieran relajar las tensiones internas. En el norte, continuar la tarea de sumisión de Frisia y controlar a alamanes y sajones. En el sur, frenar a los musulmanes que habían entrado. Los derrota en 732, y eso contribuye a realzar su prestigio. En los 2 frentes, las victorias se apoyaron en factores sociales como técnicos. Entre los 1ros, la compra de voluntades de la aristocracia guerrera mediante la entrega de beneficios territoriales, que había expropiado a las instituciones eclesiásticas. Entre los 2dos, la adopción del estribo. Sus éxitos animaron al papa a buscar su ayuda para asegurar las posiciones del papado en el mapa político de la península italiana, que el pontífice veía amenazadas por los lombardos. La llamada del pontífice no fue atendida, pero estableció un precedente. El caudillo mure en 741 y, como merovingio, repartió el poder entre sus 2 hijos, Carlomán y Pipino el breve. 747, Pipino quedó solo frente de todo el reino. El nuevo jefe, aunque apoyado por la aristocracia, buscó la legitimación de su poder en la confirmación del pontífice. Con este objeto, envió una embajada a Roma para plantear al papa quién debía ser rey de Francia. La respuesta del pontífice en el 739 legitimó la decisión de Pipino de deshacerse del Childerico III. El legado papal lo ungió como nuevo monarca por la gracia de Dios. Su persona se revestía

Las relaciones entre unos y otros se sujetaban a un contrato de doble vínculo. Uno de carácter personal, la encomendación y prestación de homenaje por parte del vasallo al señor que se sellaba mediante gestos, colocación de las manos del vasallo dentro de las del señor, y el beso. Otro, de carácter real, que se concretó en forma de cesión de una tierra, un feudo. 1.3. La crisis del Imperio carolingio Carlomagno mure en 814, siendo sustituido por Luis ‘el Piadoso’ (814-40). El reinado estuvo marcado por las dificultades de administrar un Imperio extenso y variado, la dinámica de la sociedad franca, con una privatización de competencias del poder público, la falta de nuevas empresas exteriores y los espectaculares progresos de la Iglesia franca que llegó a constituir una Iglesia de Estado, que ejerció una decisiva influencia en la formación de la civilización de la Europa occidental. De hecho, durante el reinado de Luis, lo que el Imperio perdió en construcción política lo ganó en escenario de una Cristiandad. A ese conjunto se unieron dos hechos que condicionarán el Imperio: el reparto del mismo y las 2° invasiones. El reparto arrancaba de la concepción patrimonial franca del poder y se hizo en los 3 hijos de Luis. En el 843, el Imperio fue repartido en 3 porciones. Francia occidentalis, quedó en manos de Carlos. La central, para Lotario. Y Francia orientalis, quedó para Luis ‘el Germánico’. El 2° hecho que apuró la desmembración fueron los ataques que sufrieron sus territorios por obra de las 2das invasiones. Las acciones de vikingos, húngaros y sarracenos aportaron un clima de ruina e inseguridad, que contribuyó a fortalecer importantes desarrollos. La defensa regional de los habitantes contra los invasores aseguró la autoridad de algunas aristocracias locales, y la desestructuración final de la sociedad centralizada, que permitió a los campesinos de algunas áreas del Imperio gozar de situaciones tanto de inseguridad como de libertad. En estas circunstancias, se desarrollaron procesos significativos. El 1° fue el fortalecimiento de los ‘principados territoriales’: más ajustados geográfica, étnica, social y políticamente que los reinos, solían estar constituidos por varios condados bajo la dirección de un magnate, generalmente un duque. El 2° fue la vinculación estricta entre prestación de homenaje de fidelidad y cesión de un beneficio a quien lo prestaba. La aparición de vasallos que disfrutaban de feudos cedidos por más de un señor obligó a ordenar la jerarquía. La fórmula escogida fue que el concedente del feudo más sustancioso se convertía en señor ligio para ese vasallo. Todo el sistema se consolidó en la dirección privatizadora cuando los reyes reconocieron el derecho de los vasallos a transmitir en herencia los feudos que habían recibido.

Vocabulario básico de la historia medieval

Pierre Bonnassie

Señorío

Son todos los medios que disponía un dueño para apropiarse de los beneficios del trabajo que realizaban los hombres sometidos a su dominio. Unos tenían su origen en la posesión del suelo ; otros derivaban del ejercicio de un poder de coerción (ban). De ello procede la doble naturaleza del señorío: territorial y banal (jurisdiccional). El señorío, reposaba en una repartición bipartita de la tierra: reserva del dueño y tenencias entregadas a los campesinos a cambio de servicios y tributos. El antiguo sistema de explotación, consistía sobre todo en una punción sobre el campesino, fue sustituido por uno

que se definía por una punción sobre los ingresos generados por el mismo trabajo del campesino. El señorío banal tuvo un origen político. Fue el resultado del acaparamiento de atribuciones por parte de los potentados locales. Era un poder sobre los hombres, no sobre la tierra. El señorío banal englobaba, a todos los habitantes del distrito castellano, fuesen cuales fuesen sus estatutos jurídicos y la pertenencia de la tierra que cultivaban. Un poder discrecional de coerción, que al señorío banal permitía cualquier tipo de imposición, tanto en trabajo como en especie o en moneda. Derechos y poderes señoriales se imbricaban formando un abigarrado mosaico. La cuestión podía ser, sin embargo, sencilla cuando el señor territorial, el banal y el que ejercía la justicia eran la misma persona, pero era raro ; cada tipo de señorío podía disgregarse en co-señoríos.

Vasallaje

El compromiso vasallático nacía de 2 actos indisolublemente ligados y realizados por el vasallo en presencia de su señor. El 1° acto, el homenaje, era un rito de entrega de sí mismo: el vasallo, arrodillado, colocaba sus manos unidas entre las del señor. El 2° acto era el juramento de fidelidad, prestado sobre los Evangelios o por Dios. Al recibir al vasallo como su ‘hombre’, el señor se encontraba respecto a él en una situación de padre o hermano mayor (senior). Por tanto, el contrato derivaba una obligación de fidelidad recíproca, absoluta y perpetua. Ése era el ideal. Un 1er factor de alteración del ideal fue introducido por la concesión del feudo. La concesión del feudo era cada vez más normal y ello entrañaba un relajamiento de los vínculos. El polo de atracción del vasallo no era ya el castillo donde residía el señor sino el feudo recibido ; el propio vasallo ya no acudía en presencia de su señor más que cuando sus servicios le eran requeridos. El compromiso vasallático tendía incluso a ser considerado como una consecuencia de la concesión del feudo y no como una condición para su entrega. Al ser admitida la herencia del feudo , el vínculo vasallático tendió a perder su carácter personal , el homenaje se convirtió en una formalidad. Otro fenómeno importante fue la ascensión social de los vasallos. Al principio, el vasallo no era más que un noble que debía todo a su señor. Pero, cada vez más provistos de feudos, muchos vasallos acabaron por convertirse en grandes poseedores de tierras , y en dueños de castillos que ejercían su poder banal y que poseían, a su vez, sus propios vasallos. En tales condiciones, las relaciones entre señores y vasallos se trocaron: el contrato vasallático se transformó en un verdadero tratado diplomático, en un convenio solemne entre linajes de igual fuerza. La generalización del vasallaje múltiple fue consecuencia del papel creciente por el feudo en el contrato feudovasallático (para tener varios feudos, prestaba varios homenajes) y de la ascensión social del grupo de los vasallos (el vasallo era lo bastante poderoso como para desligarse de la influencia de su señor y buscarse varios señores). Los deberes del vasallo pueden clasificarse, en 2: negativos y positivos. Las 1ros consistían en promesas de no-agresión; Las 2das se subdividían en servicios auxilium et consilium. La ayuda era del de tipo militar. El deber de consejo: obligación del vasallo de secundar al señor en sus funciones judiciales, pero también de realzar con su presencia la corte señorial en todas las circunstancias deseadas por el señor. Las prestaciones eran proporcionales al valor del feudo. Servidumbre

señoriales del señorío territorial. Los señoríos no coincidían normalmente con cada aldea, sino que estaban distribuidos entre varias de éstas; de ahí que, a la inversa, en cualquier aldea estuvieran entremezclados una multitud de dominios señoriales de diferentes señores. Así, la clase campesina habitaba en un mundo social de pretensiones y poderes superpuestos, cuyas instancias de producción creaban contradicciones constantes. , esta parcelación de soberanías produjo el fenómeno de la ciudad medieval. Las ciudades medievales de Europa occidental eran comunas autogobernadas, que gozaban de una autonomía corporativa, política y militar. Esto les permitió el desarrollo de manufactura y comercialización independiente a quienes viviesen allí. La oposición dinámica entre ciudad y campo sólo fue posible en el modo de producción feudal: entre una economía urbana de creciente intercambio mercantil, controlada por mercaderes y organizada en gremios, y una economía rural de intercambio natural, controlada por nobles y organizada en señoríos y parcelas, con enclaves campesinos comunales e individuales. No es preciso decir que la preponderancia de la última era enorme: el modo de producción feudal fue agrícola. Pero sus leyes de movimiento estaban regidas por la compleja unidad de sus diferentes zonas y no por el simple predominio del señorío. , la cima de la jerarquía feudal ocupaba un lugar borroso. El monarca era un soberano feudal de sus vasallos, a quienes estaba ligado por vínculos recíprocos de fidelidad, no era un soberano supremo. Sus recursos económicos eran obtenidos en sus dominios como señor, sus llamadas a sus vasallos sólo tenían una naturaleza militar, y no tenía acceso político directo al conjunto de la población. Pero este modelo político, en el que el poder estaba estratificado necesitaba un mecanismo integrador en lo más alto del sistema , porqué sin él, estaría en una amenaza permanente. Había, pues, una contradicción entre la tendencia hacia una descentralización del poder, y, las exigencias de un centro final de autoridad en el que pudiera tener lugar una recomposición práctica. Entonces el modo de producción feudal de Occidente se caracterizó, pues, por una tensión y contradicción dinámica dentro del Estado centrífugo que produjo y reprodujo orgánicamente. Este sistema político imposibilitó la aparición de una burocracia y dividió una nueva forma al dominio de clase. La parcelación de la soberanía condujo a la formación de un orden ideológico completamente separado. La Iglesia , ahora se convirtió en una institución autónoma dentro del sistema político feudal. Al ser la única fuente de autoridad religiosa, su dominio sobre las creencias y los valores de las masas fue inmenso , pero su organización era diferente. Debido a la dispersión de la coerción, la Iglesia pudo defender, cuando fue necesario, sus intereses corporativos desde un reducto territorial y por medio de la fuerza armada. Los conflictos entre los señoríos laicos y religiosos fueron endémicos en la época medieval, y su resultado fue una escisión en la estructura de la legitimidad feudal. Por otra parte, el propio gobierno secular se redujo a un nuevo molde y se convirtió esencialmente en el ejercicio de la ‘justicia’, que bajo el feudalismo ocupó una posición funcional distinta. La justicia era la modalidad central del poder político, especificada como tal por la misma naturaleza del sistema político feudal. La jerarquía feudal excluía toda forma de ejecutivo, en el sentido de un aparato administrativo permanente del Estado para imponer el cumplimiento de la ley. Al mismo tiempo, tampoco había espacio para un legislativo, debido a que el orden feudal no poseía ninguna innovación política. Los monarcas cumplían su función conservando las leyes tradicionales. Así, durante cierto tiempo, el poder político llegó a estar identificado con la función ‘judicial’ de interpretar y aplicar las

leyes existentes. La coerción y la administración local -los poderes de policía, imponer multas, peajes y hacer cumplir leyes- se añadieron a la función judicial. Por tanto, la ‘justicia’ medieval era el nombre ordinario del poder. Tipología de las formaciones sociales La naturaleza intrínseca de la síntesis feudal produjo una tipología variada de formaciones sociales en la época medieval , ya que nunca existió en ‘estado puro’. Las formaciones de la Europa medieval fueron sistemas complejos, en los que sobrevivieron y se entremezclaron con el feudalismo propiamente dicho otros modos de producción. Historiadoras soviéticas han propuesto una clasificación tripartita. La región central del feudalismo europeo fue aquella en la que tuvo lugar una ‘síntesis equilibrada’ romana-germánica, esto es, el norte de Francia y sus zonas limítrofes. Al sur de esta zona, en Provenza, Italia y España la disolución y recombinación de los modos de producción tuvo lugar bajo el legado dominante de la Antigüedad. Al norte y al este, en Alemania, Escandinavia e Inglaterra , el dominio romano sólo tenía raíces, se produjo una lenta transición bajo el predominio de la herencia bárbara. Por su parte, los subtipos del norte y del sur se distinguieron simétricamente por la presencia de fuertes vestigios de sus respectivos modos de producción anteriores. El mapa europeo delimitaba estas 3 zonas por la densidad respectiva de alodios, feudos y ciudades. El lejano norte: ¿el segundo asalto a la Europa Cristi ana? La especificidad escandinava fue la peculiar naturaleza de la estructura social, que separó a toda la zona del resto del continente. Escandinavia había quedado fuera del mundo romano. La vida de sus poblaciones no se había visto dislocada ni acelerada por la contigüidad de los legionarios y mercaderes. La Escandinavia salió indemne del colapso de la Antigüedad, así como después de los 3 siglos de dominio germánico sobre las provincias del Occidente romano y la correspondiente evolución y síntesis social que había daba los cimientos del feudalismo. Las formaciones sociales del lejano norte conservaron el modelo interno de las comunidades : un campesinado armado, un consejo libre, una clase dirigente de los jefes de clan, un sistema de séquito y una monarquía precaria. En el s. VIII, las rudimentarias sociedades escandinavas se convirtieron en una de las fronteras bárbaras (Dinamarca) del Imperio carolingio. El contacto fue seguido de una repentina y devastadora reproducción de las invasiones bárbaras. Desde el s. VIII al IX, las bandas vikingas asolaron Irlanda, Inglaterra, Países Bajos, Francia y llegaron hasta España, Italia y Bizancio. Los agricultores vikingos colonizaron Islandia y Groenlandia y los soldados y comerciantes crearon el primer Estado territorial en Rusia. Estas invasiones se han considerado a menudo como el 2° asalto contra la Europa cristiana. Pero, su estructura fue distinta. En 1° lugar, no se produjeron migraciones terrestres de pueblos enteros, sino que fueron expediciones marítimas de un número más limitado. La mayoría de las bandas no ascendían de 300-400 hombres. En 2° lugar, la expansión vikinga tuvo un carácter comercial : los objetivos de sus expediciones no incluían solo tierra para colonizar, sino también moneda y mercancías. Los vikingos saquearon algunas ciudades en su avance, pero construyeron más. La materia básica de su comercio estaba constituida por esclavos. Pero, es necesario distinguir los respectivos modelos de expansión. Los noruegos fueron impulsados, probablemente, por la escasez de tierras de sus montañas de origen; aparte del simple botín, los noruegos buscaban normalmente tierra para asentarse : además de invadir Irlanda y Escocia, ellos fueron quienes poblaron las islas Feroe y colonizaron Islandia. Las expediciones danesas, conquistaron el nordeste de Inglaterra y Normandía, con asaltos mejor organizados, bajo una jefatura compleja y crearon unas sociedades ultramarinas más