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apuntes de etica empresarial enfocacada en la liceciatura en derecho
Tipo: Esquemas y mapas conceptuales
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La ética profesional en empresas nacionales e internacionales. es una disciplina nueva. En Estados Unidos y Europa fue puesta en boga a finales de la década de 1980 y principios de la siguiente (Cuevas, 2004). Pero la preocupación por la dimensión ética de las actividades económicas tiene antecedentes en Aristóteles y su rotunda crítica a la práctica de la usura. Los grandes pensadores de la Edad Media, teólogos comprometidos con su iglesia, también condenaron la avaricia y la codicia de los hombres de negocios. A esa época se remonta la idea de que los negocios son amorales. Se trata de una forma de pensar muy enraizada en nuestra cultura. Robert Solomon habla del persistente "mito de los negocios amorales" (Solomon, 1995). Se puede decir, incluso, que la historia de la filosofía moral es una continua diatriba contra el afán de lucro. Esta forma de pensar no cambió ni cuando los hombres de negocios separaron la ética de la economía, a finales del siglo XVIII por influencia de los economistas clásicos, quienes justificaron la economía con un enfoque utilitarista y, para efectos de análisis, la consideraron un conjunto de actividades lucrativas ajenas a consideraciones éticas. De esta época es la tesis de que la ética es una cosa y los negocios otra, la cual aún ahora atrae la simpatía de muchos propietarios y ejecutivos de empresa. No obstante, desde mediados del siglo xx diversos autores han advertido sobre el rápido deterioro de la moral económica, visible en el aumento de personas que violan las leyes, engañan al consumidor, contaminan el ambiente, roban a los accionistas, hacen trampas contables, omiten pagar derechos de autor, utilizan mano de obra infantil o arriesgan la salud de sus empleados usando tóxicos en la elaboración de sus productos. Dichos autores han señalado como causa de estos comportamientos oportunistas el divorcio de la ética y los negocios (Fernández, 1993). Idea que la opinión pública reafirmó el 26 de mayo de 2006, cuando un jurado de 12 personas declaró a Kenneth Lay, fundador de Enron, una de las mayores corporaciones de Estados Unidos y del mundo, culpable de seis cargos de conspiración, fraude y maniobras financieras para ocultar las pérdidas y exagerar los beneficios de su empresa. Las mentiras
de Kenneth Lay provocaron pérdidas a sus inversionistas, entre ellos algunos fondos de pensionados, por más de 1 200 millones de dólares. El colapso de Enron, el mayor en la historia corporativa de Estados Unidos, fue el primero de una serie de escándalos empresariales que incluyó el derrumbe de WorldCom, Global Crossing, Health South y Adelphia Communications. La frecuencia y magnitud de estos escándalos han revivido el viejo mito de los negocios amorales. Parte del problema radica en la mayor integración económica mundial. La apertura de las economías nacionales al libre comercio coloca al mundo de los negocios frente a grandes tentaciones. La falta de una fuerte conciencia ética, combinada con la práctica de subcontratar operaciones a quien ofrezca mayores ahorros en el costo de mano de obra, es fuente de innumerables abusos. En paralelo, aplicaciones comerciales de Internet, la red mundial por excelencia, como el comercio (e–commerce) y el marketing electrónico (e–marketing) se han convertido en medio de fraudes al consumidor. Robert Solomon habla del persistente "mito de los negocios amorales" (Solomon, 1995). Se puede decir, incluso, que la historia de la filosofía moral es una continua diatriba contra el afán de lucro. Esta forma de pensar no cambió ni cuando los hombres de negocios separaron la ética de la economía, a finales del siglo XVIII por influencia de los economistas clásicos, quienes justificaron la economía con un enfoque utilitarista y, para efectos de análisis, la consideraron un conjunto de actividades lucrativas ajenas a consideraciones éticas. De esta época es la tesis de que la ética es una cosa y los negocios otra, la cual aún ahora atrae la simpatía de muchos propietarios y ejecutivos de empresa. No obstante, desde mediados del siglo xx diversos autores han advertido sobre el rápido deterioro de la moral económica, visible en el aumento de personas que violan las leyes, engañan al consumidor, contaminan el ambiente, roban a los accionistas, hacen trampas contables, omiten pagar derechos de autor, utilizan mano de obra infantil o arriesgan la salud de sus empleados usando tóxicos en la elaboración de sus productos. Dichos autores han señalado como causa de estos comportamientos oportunistas el divorcio de la ética y los negocios (Fernández, 1993). Idea que la opinión pública reafirmó el 26 de mayo de 2006, cuando un jurado de 12 personas
Para elaborar o adoptar un código de buena conducta, las empresas pueden recurrir a diferentes tipos: Los que desarrollan las organizaciones individuales de manera independiente. Aquellos que desarrollan las organizaciones internacionales de origen intergubernamental. Los códigos que surgen de la negociación entre diferentes interlocutores sociales; empresas, ONGs, sindicatos, etc. En este sentido, el origen de muchos códigos de conducta empresariales tiene sus raíces en las directrices salidas del soft law, como por ejemplo, la Norma ISO 37001 antisoborno. Es posible que estés pensando que tener un código de conducta en una empresa es algo que debe preocuparles a las grandes compañías, pero lo cierto es que las pymes también se pueden beneficiar de contar con esta «guía de comportamiento» ético. Las leyes laborales regulan en gran medida la relación entre empresa y empleado, así como los derechos y obligaciones de cada parte, pero lo cierto es que no regulan todas las conductas que surgen de las relaciones laborales o durante el desempeño de la actividad profesional. Para ello entra en juego el código de conducta, puesto que puede complementar a la ley ahí donde esta no llega a entrar, creando una serie de normas más específicas para cada empresa que lo adopte. Un código de conducta de una empresa puede establecer desde el tone at the top (cómo han de comportarse y manejarse los directivos a nivel ético), hasta cómo deben comportarse los trabajadores, qué conductas está permitidas y cuáles nos o qué normativa interna deben seguir los empleados en materias diversas, como por ejemplo, la vestimenta, el uso del móvil de la empresa, o establecer un protocolo contra el acoso sexual.
Además, y desde que las empresas tienen responsabilidad penal, el código de conducta puede ayudar con el compliance o cumplimiento normativo de la empresa, puesto que establece esas normas de comportamiento para todos los integrantes de la compañía en los aspectos que ya hemos mencionado más arriba. Así mismo, el código de conducta y la RSE (responsabilidad social corporativa) también están relacionados, puesto que gracias al primero, podemos diseñar las normas de comportamiento recogidas en el segundo. El código de conducta debe señalar la necesidad de respetar a todas las personas, tanto las que forman parte de la propia organización como aquellas con las que se trata fuera de ella, sin incurrir en ningún tipo de discriminación por razones de raza, sexo, edad, religión, nacionalidad o cualquier otra circunstancia amparada por las leyes. Además, debe animar a los miembros de la empresa a denunciar cualquier conducta en contra de estos principios, así como el acoso laboral o sexual o de cualquier otra índole. También se debe incluir el respeto por los Derechos Humanos, especialmente cuando la compañía tiene sucursales internacionales. Sobre todo, el código de conducta debe seguir las leyes en cuanto a trabajo forzoso, situaciones cercanas a la esclavitud o el trabajo infantil. La bioética en la actualidad y su impacto en las organizaciones La bioética, institucionalizada en los países industrializados a partir de la década de los setenta, se presenta como un valioso auxiliar para formular e implementar planes y programas sanitarios. En sus formulaciones más generales, la bioética adopta dos aspectos. Por una parte, es un conjunto de procedimientos para el examen de las normas técnicas y su legitimación consensual que, basado en el diálogo, posibilita la formación de comisiones y comités. Por otro lado, aporta una reflexión moral sobre las implicaciones, los factores condicionantes y el impacto de la investigación biomédica y psicosocial en sus íntimas relaciones con el bienestar
de la vida, así como en la práctica y en la investigación médica que afecten la vida en el planeta, tanto en la actualidad como en futuras generaciones", adicionalmente cita: "La bioética es un elemento que también favorece el desarrollo de la democracia por ser un ámbito participativo e incluyente. Tiene amplio impacto social, tanto en aspectos de protección de la salud y la dignidad humana, como en las actividades de investigación en seres vivos, el cuidado del entorno y la vida en general, al igual que en los campos científicos y tecnológicos, lo cual incide en la formulación y el diseño de políticas públicas". La forma en que están redactados estos dos fragmentos nos hacen pensar que la bioética podría funcionar como un manual de procedimientos a través del cual vamos a ser capaces de diseñar muy buenas políticas públicas; sin embargo, las buenas políticas públicas en una sociedad democrática son el resultado de un proceso largo y complejo cuyo motor es la sociedad, una sociedad que por lo tanto debe de contar ya con un enfoque ético en su actuar. El día 2 de diciembre del año 2012 se firmó el Pacto por México; este documento estipula que el gobierno tiene el compromiso de impulsar todas aquellas iniciativas y reformas que medien acciones efectivas que MEJOREN al PAÍS, esto incluye el fortalecimiento de una sociedad de derechos y libertades donde se enfatiza en el derecho a la protección de la salud y la salvaguarda de la dignidad humana, aspectos que la bioética retoma y lleva a la práctica cotidiana. Las líneas de acción que se proponen en este pacto dicen así:
garantes de la difusión de la cultura bioética, la aplicación de los principios bioéticos en el quehacer de la salud y en las ciencias de la vida, así como en la protección de los sujetos que participan en la investigación.
reflexionar sobre la forma de tratar adecuadamente al enfermo, reconociendo su dignidad personal y comportándose de modo acorde. El aprendizaje por competencias también aplica al campo de la bioética que se enseña a nivel de pre y posgrado. CONBIOÉTICA, el Programa Universitario de Bioética de la UNAM, el Observatorio de Bioética y Derecho de la Universidad de Barcelona, el Programa Regional de Bioética de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), el Observatorio de Bioética de la Universidad Católica de Valencia, la Universidad de Harvard, la Universidad de Oxford, la del Centro Interdisciplinario de Estudios en Bioética de la Universidad de Chile, los Institutos Nacionales de Salud (NIH) y el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), son algunas de las instituciones que brindan diversos recursos en línea que podemos utilizar para formarnos en el campo de la bioética. Para todos los que hacemos algún tipo de investigación biomédica, epidemiológica o clínica es importante la reflexión en ética y publicaciones científicas. Hasta hace algunos años considerábamos que los científicos procedían de modo cabal y honesto, sin plagio, sin repetir lo ya publicado y sin adulterar los datos. La distribución de mérito por autoría se ha convertido en tema de debate, especialmente en los grandes trabajos multicéntricos que requieren de un gran número de participantes. Aquellos estudios que involucran sujetos humanos han incurrido en la transgresión de normas elementales de protección de los individuos o de su dignidad. Algunos ensayos clínicos aleatorios y multicéntricos e internacionales que reciben financiamiento de la industria farmacéutica han modificado el fin último de la medicina, aliviar el sufrimiento del paciente, lo han cambiado por el poder económico y prestigioso de las empresas financiadoras. El sesgo que observamos en las publicaciones que derivan de la industria farmacéutica, puede ocultar o no informar los hallazgos negativos o las complicaciones de los nuevos tratamientos. Los incentivos que reciben las instituciones, los investigadores y los médicos, aunado a la necesidad económica
de los participantes (en su gran mayoría provenientes de sitios con muy escasos recursos) es la vía que facilita el quehacer de este tipo de investigación poco ética. Es así que la enseñanza y el estudio de la bioética en México son algunos de los desafíos más importantes que enfrentamos en la actualidad. Ante esta gran necesidad de formadores, han surgido en los últimos años ofertas de cursos, talleres y seminarios; incluso programas de posgrado que son impartidos por individuos que se consideran a sí mismos como expertos en bioética cuando no cuentan con un entrenamiento avalado con certificados que tenga el respaldo de una institución oficial y de prestigio. Es indispensable contar con programas que utilicen competencias bioéticas entendidas como las capacidades y actitudes que posibiliten el diálogo entre profesionales, entre profesionales y usuarios y entre usuarios y políticos. La mayor parte de las competencias en bioética tienen que ver con la honestidad, la solidaridad, la actitud de beneficencia, el altruismo; que a su vez, son parte de la conducta ética de cada profesionista. La bioética en México debe ser un puente entre las personas (abogados, maestros, médicos, deportistas, etc.), entre grupos políticos, entre científicos, entre los diferentes grupos indígenas, entre los intereses sociales. Incluir a la bioética no como una herramienta de trabajo o como un método facilitador de las relaciones interpersonales y laborales; sino como un estilo de vida, es algo que debe alentar la iniciativa de crecimiento de este país tan lastimado por los hechos actuales, tan deprimido y desesperanzado en su juventud, tan lleno de potencial para desarrollarse.
La ética de los negocios es un movimiento mundial por el cual las corporaciones ofrecen autorregularse. En su justificación filosófica pueden identificarse tres tesis: una que considera la ética como garantía para evitar el fracaso, otra que piensa que la ética es una inversión redituable y una tercera de carácter normativo. El concepto rector de este movimiento es el de responsabilidad social de la empresa. Una empresa responsable sigue un código de conducta explícito, por lo general escrito. No obstante, la efectividad de estos códigos depende de quién escriba y supervise el código. Por esta razón, aunque el movimiento se declara voluntario y rebosa optimismo, las posiciones escépticas han trocado lo que en esencia es un modelo no contencioso de regulación en otro de carácter contencioso. Tratándose de corporaciones globales, la opinión mayoritaria es que las acciones voluntarias, aunque importantes, son insuficientes para la magnitud de los problemas que las compañías confrontan cuando operan en países desarrollados donde el Estado es con frecuencia débil y las leyes inexistentes (Aaronson, 2005).
file:///C:/Users/Angel/Dropbox/Mi%20PC%20(LAPTOP-6TC8P03P)/Downloads/ paho_code_of_ethics_spa.pdf
https://iris.paho.org/bitstream/handle/10665.2/8917/v6n1a17.pdf?sequence= Lindabaek, Jannik "La ética y la responsabilidad social empresarial", ponencia presentada en el Seminario internacional Capital social, ética y desarrollo: los desafíos de la gobernabilidad democrática", organizado por la Iniciativa Interamericana de Capital Social, ética y Desarrollo en Caracas, Venezuela, 26 de junio de 2003, 8 pp. [ Links ] Murray, Stephen, "Análisis y reflexión de la cultura y la práctica administrativa a partir de la ética y los valores: el caso de las organizaciones modernas", ponencia presentada en el VII Congreso Internacional sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, organizado por el Centro Latinoamericano de Administración para el Desarrollo (CLAD) en Lisboa, 8–11 de octubre de 2002. Reforma, 18 de mayo de 2005, sección Negocios, p. 1. Shoch, James, "Contesting Globalization: Organized Labor, NAFTA, and the 1997 and 1998 fast–track fights", Politics & Society, Stoneham, marzo, 2000. Solomon, Robert C., "La ética de los negocios", en Peter Singer, edit., Compendio de ética, Madrid, Alianza Editorial, 1995, cap. 31, pp. 483–498. Valor, Mamen, "Responsabilidad social de la empresa, marketing de relaciones y política de recursos humanos: El gasto social de la empresa", ponencia presentada en la IX Conferencia Anual de ética, Economía y Dirección, "Liderazgo, ética y dirección de personas en el siglo XXI ", organizada por la Asociación Española de ética de la Economía y de las Organizaciones, en Bilbao, 7–8 de junio de 2001, 20 pp. Weil, David, "Regulating Noncompliance to Labor Standars: New Tools for An Old Problem", Challenge. The Magazine of Economic Affairs, Armonk, M. E. Sharpe Inc., vol. 45, núm. 1, enero–febrero, 2002, pp. 47–74.