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DENTRO DEL LIBRO DE CARA Y CECA, ESTE ES EL RESUMEN DEL CAPITULO QUE HABLA SOBRE DIMENSIONES, RESPECTO DE LA ORGANIZACION ESCOLAR
Tipo: Resúmenes
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¡No te pierdas las partes importantes!
(Graciela Frigerio- Margarita Poggi- Guillermina Tiramonti- Inés Aguerrando). I. LA DIMENSIÓN ORGANIZACIONAL: El equipo de conducción del establecimiento escolar. Todas las instituciones prescriben roles para los sujetos que desempeñan en ellas. Los roles son el resultado de una constitución histórica, en la cual la dinámica de la institución y los actores han dejado su huella. Aquí se abordarán algunos aspectos relacionados con la dimensión organizacional. La toma de decisiones, la delegación y la conducción de equipos. Este conjunto hace a la conducción de los establecimientos educativos. La composición e interacciones del equipo de conducción del establecimiento escolar, implica una multiplicidad de funciones. Al realizar el curso de formación en GESTIÓN EDUCATIVA, de un grupo conformado por supervisores y directores, se efectuó una tarea sobre las características que un director debería tener para conducir una institución educativa. Allí se encuentran dos modelos de director, el director súperman, con características como, activo, visible, informal, profesional, coordinador, comprometido con la tarea… etc. Y el director participativo: que establezca relaciones personales cara a cara, que tenga capacidad de organización, propicie la delimitación de funciones y roles, entre otros. El director y vicedirector, conforman un equipo, una “unidad funcional”, que supone una diferenciación de tareas y funciones y de las responsabilidades en las dimensiones organizacional y administrativa. Mientras que, el vicedirector conlleva las responsabilidades en los aspectos pedagógicos. Estos actores establecen acuerdos sobre las tareas de una y otro, este acuerdo configura y debe ser evaluado y reformulado luego de un período determinado. Para las funciones directivas, se ha diferenciado entre roles relacionales, informacionales, y decisionales. Se han inventariado además quince funciones, que tanto director como vicedirector desempeñan: el vocero, el influyente, el encargado de las políticas, el evaluador, el enlace, el animador pedagógico, el negociador, el organizador, el símbolo, el integrador, el agente de cambio, el distribuidor de recursos, el gestionario del personal, el promotor y el enseñante. Existen los contrastes en aquel directivo que, en lugar de promover los cambios, los obstaculiza o en quien, en vez de integrar a los actores, establece alianzas según su conveniencia. Algunas funciones del equipo de conducción son las formas de decisión, la delegación de tareas, la conducción de equipo de trabajo, la conducción de la negociación y la supervisión. En la toma de decisiones, no podemos hablar de una racionalidad absoluta, si bien existen decisiones “más racionales” dentro de ciertos parámetros, nos sirve a nosotros, conductores institucionales, para poder analizar las situaciones en las que nos vemos involucrados para tomar decisiones, detectar las demandas y ser capaces de definir “los problemas” sobre los que vamos a
actuar. Los tipos de decisiones encontrados son: los estratégicos, los de gestión y los operacionales. El proceso decisional, se diferencia en algunas etapas, estos son seis, la determinación del problema, el análisis de la situación, la definición de los objetivos y criterios de cada proceso decisional; el estudio de soluciones alternativas, la elección de una opción y la evaluación de la elección. En cuanto a la delegación de tareas, esta puede convertirse en una situación de aprendizaje, constituirse en una situación a construir, a partir de lo cual puede mejorar la calidad del trabajo, porque incrementa la capacidad de todo el personal implicado para quien delega, significa precisar tareas y funciones a delegar, elaborar las consignas claras, efectuar un proceso de seguimiento y control, para el delegado, se supone un enriquecimiento de sus posibilidades de desarrollo y proporciona mejores niveles de satisfacción personal. Además, podremos considerar la delegación como un proceso y diferenciarlo en tres fases: la asignación de tareas y la atribución de poder, la creación de obligaciones y el establecimiento de un sistema de control y evaluación. No desconocemos que delegar puede ser una tarea complicada, ya que algunos obstáculos pueden impedirle: no querer reconocer que uno no puede hacer todo, miedo a los errores de los subordinados, o desconfianza hacia ellos; estar convencido del hecho de que si uno hace las tareas, estas se realizan más rápidamente, querer aparecer como muy ocupado, temor a que otro se capacite y pueda reemplazarnos, no reconocer que otros pueden cumplir algunas tareas mejor que nosotros. Respecto a la conducción de equipo de trabajo, conformar equipos es una de las tareas interesantes de la que es responsable el equipo directivo aunque implica cierto esfuerzo en el inicio, produce impacto en la tarea institucional. Para la conformación de equipos eficaces por parte del directivo, es altamente deseable la capacidad para liderar al equipo, la de resolver problemas, la de coordinar, la habilidad para producir comunicaciones claras, para el manejo de las relaciones interpersonales y la capacidad para efectuar un seguimiento y evaluación de la tarea. Por parte de los integrantes del equipo de trabajo, se requiere de la habilidad para el desempeño autónomo, la capacidad para la escuela y el comportamiento solidario, el compromiso con la tarea, los conocimientos técnicos para la realización de las tareas solicitadas, para resolver problemas y la capacidad de autoevaluación. Tanto la conformación de un equipo, como los logros que este puede desarrollar se favorecen con reuniones periódicas y formales. Las reuniones pueden ser de información descendente, ascendente, de resolución de problemas, o mixtas. El coordinador de la reunión puede desempeñar distintas funciones, de producción, y de facilitación.
terrenos geográficos que enmarcan las prácticas pedagógicas propuestas en el currículum, este constituye la manera en que expresa el contrato entre la escuela y la sociedad. El currículum prescripto, la propuesta oficial, constituye la normativa estructurante de las instituciones educativas, delimita aquello de lo que la institución debe hacerse cargo y puede y debe entenderse como un compromiso. Los directivos, podrán utilizarlo como fuente para establecer acuerdos, contratos organizacionales y pedagógicos con su equipo docente, que faciliten el cumplimiento del proyecto institucional. Los docentes, tendrán en cuenta éste currículum para llevar a cabo su trabajo cotidiano y podrán tomarlo como pilar del contrato de enseñanza- aprendizaje, o contrato pedagógico didáctico, que establecerán con sus alumnos. Los alumnos, encontrarán en el currículum, y en el contrato pedagógico didáctico, aquello que justificará su encuentro con los profesores y aquello que pueden esperar, solicitar o demandar que les sea brindado. Los padres podrán entender que esta normativa expresa la trayectoria escolar que seguirán sus hijos; también podrán definir sus expectativas y ejercer derecho de reclamo, respecto a lo que el Estado ofrece como propuesta y cada establecimiento escolar brinda. Este currículum en acción, es el terreno en el que los equipos de conducción desarrollan sus actividades de gestión con miras a garantizar la disminución de riesgos de la trasposición didáctica, y a asegurar el mejoramiento de la calidad de las prácticas. Para un equipo directivo es necesario construir un saber acerca de los vértices del triángulo didáctico. Ejemplo, un saber acerca de los actores, los docentes. Acerca del tipo de formación, experiencia en el desempeño de la tarea docente, relación con el proyecto institucional, etc. Para poder ver una gestión curricular, el equipo directivo debe tener presente el perfil de los alumnos que concurra a su establecimiento, como por ejemplo, su historia de vida, trayectoria escolar, proyecto de vida y escolaridad, nivel socioeconómico familiar, etc. La observación como dispositivo de trabajo y procedimiento específico de los equipos de conducción, ve el currículum en acción, en los espacios en los que los docentes promueven el encuentro entre alumnos y conocimientos, la función de observación debe ser resignificada como un momento importante de la activad escolar y una fuente de intercambio para el mejoramiento de las prácticas. La observación como procedimiento sistemático requiere el cumplimiento de un dispositivo de cinco etapas: 1- La preparación de la entrada al territorio. 2- La entrada al territorio. 3- Las reglas que se observaran durante la estadía en el territorio. 4- La salida del territorio y 5- El trabajo institucional después del pasaje por el territorio.
La preparación de la entrada al territorio, incluye dos ejes: la negociación de la entrada al territorio y la construcción de instrumentos. Estos dos ejes pueden llevarse a cabo simultáneamente y exigen particular atención. Es importante considerar y utilizar la información disponible en instrumentos elaborados por el docente, por ejemplo la planificación de sus actividades, las guías que elaboran para orientar el trabajo de los alumnos, (ya sea individual o grupal) y las evaluaciones. La entrada al territorio: habremos tenido la precaución de elaborar una consigna general para cada espacio, dirigida al grupo. Conocer, pensar y conducir el establecimiento a su cargo, se vuelve un recurso de aprendizaje entre pares (docentes) y que se haya vuelto “rasgo institucional”. Las reglas que se observaran durante la estadía en el territorio , no debemos olvidar de respetar, ni las fechas, tiempos, modalidades de registros, etc., que ya han sido fijados en la primera etapa. Para que la información obtenida sea rigurosa se aconseja asistir a “secuencias” (temáticas, conceptuales), esto permite un desarrollo completo de la propuesta. La salida del territorio: es importante hacer una devolución al grupo, de aquello que ha observado, y destacar los aspectos valiosos de lo aprendido. El trabajo institucional después del pasaje por el territorio, requiere muchísima atención y cuidados. La conducción deberá recurrir a perfiles del rol tales como: analizador, evaluador, orientador, asesor. Para que el trabajo sea pertinente y facilitar su aprovechamiento es necesario que la devolución se efectúe siempre en un registro pedagógico. Acerca de la evaluación, la consideramos como un mecanismo de aprendizaje, como un procedimiento para obtener información y construir un saber acerca de las instituciones educativas para su mejoramiento. Muchos actores se destacan por su capacidad en generar logros en pequeños grupos, sin embargo, esto no siempre se traduce en términos de logro del sistema. Obtener esa relación puede constituirse a un proyecto institucional y del sistema. Por otra parte, la palabra evaluación suele despertar fuertes inquietudes y resistencias. Estas podrán superarse a partir de una adecuada utilización de la misma, para ello será necesario pensar en cómo comunicarlo, (comunicar el objetivo de la evaluación). Entendemos por evaluación institucional al proceso de recolección de información necesaria y el análisis que permite construir un saber acerca del establecimiento, diseñar estrategias y tomar decisiones. Los niveles de logros de los alumnos son de enorme utilidad para el docente, ya que constituye una manera de obtener información acerca de los resultados de su propuesta y en consecuencia un insumo para la posible redefinición de sus prácticas. Los equipos de conducción deben integrar ambas perspectivas: un saber sobre los logros de los alumnos es lo que le permite cumplir la función de acreditación y certificación, y es un indicador para redefinir, consolidar o modificar las prácticas pedagógicas de los docentes.
La urgencia del reclamo por la satisfacción de las necesidades inmediatas, suele desdibujar la demanda por los conocimientos. Corresponde a la institución reorganizar el conjunto de pedidos y ordenarlos sin desatender a lo específico del contrato entre escuela y la sociedad. Se escucha con cierta frecuencia que la escuela debe devolver a la comunidad lo que ésta invierte en su sostenimiento, muchas veces esto se interpreta como un reclamo de prestación directa de más servicios. Más allá de que esto pueda hacerse y aporte a las buenas relaciones entre escuela y comunidad, recordemos que el compromiso social de la institución educativa se efectiviza en la calidad del servicio que presta. Procurar una mejor educación para los niños y jóvenes que les han sido confiados es el núcleo de la responsabilidad de la escuela. La participación es un vehículo para el desarrollo de sentimientos de pertenencia. De aquí que, en un momento de crisis, se haga una fuerte apelación a ella y se le deposite toda la expectativa de superación y cambio de las instituciones educativas. El valor de la participación se asienta en tres cuestiones fundamentales: En primer lugar, se apoya en una concepción de la sociedad como una construcción de hombres libres, con derecho a intervenir en los procesos en los cuales se toman las decisiones que de un modo u otro afectan su vida. En segundo lugar destaca la necesidad de contar con el compromiso de los actores para poder llevar adelante cualquier programa o proyecto institucional. En tercer lugar, resalta la necesidad de contribución a la construcción de un régimen democrático. En vivencias y convivencias, las normas no son otra cosa que el necesario conjunto de reglas que permiten, posibilitar y regulan los intercambios entre diferentes actores que comparten una actividad. Estas reglas deben ser conocidas y admitidas por los miembros de los grupos que se constituyen en el establecimiento escolar y por la totalidad de sus actores. VI. LA DIMENSIÓN ADMINISTRATIVA La palabra administración remite, a mucha gente, a un mundo sometido a los ritos formalistas d los procedimientos “burocráticos”, o a cuestiones relativas a engorrosos cálculos presupuestarios. Estos sentidos hacen que el término administrar esté estrecha e indisociablemente vinculado a gobernar, es decir, a conducir una pluralidad de personas. A través de las tareas administrativas se procesan las demandas cotidianas. Ella construye una rutina que permite procesar los conflictos y mediar continuamente en la tensión que provoca la adaptación y asimilación de los intereses individuales y los institucionales. La organización burocrática, es para Max Weber un modo racional de administrar un mundo caracterizado por la división del trabajo, especialización de los saberes profesionales, la extensión de las comunicaciones y la obediencia a las normas y no a los hombres. Un administrador es un planificador de estrategias. Es un actor que prevé las consecuencias de las decisiones que se adoptan.
El sistema educativo tiene sentido en relación con la creación d un espacio público, es decir, con el interés general. El estado juega el indelegable rol de asegurar que ese interés general sea considerado en cada decisión. Las políticas públicas son las que atienden al interés general. En consecuencia, no alcanza considerar la jurisdicción de pertenencia de una institución para asegurar que la misma sea pública. El contenido de las actividades administrativas se pueden clasificar en tres tipos que forman parte de lo que habitualmente llamamos administración: la relación con la previsión de los recursos, humanos y materiales, las actividades relacionadas con el control normativo y las relacionadas con la organización formal del establecimiento educativo. La organización de la administración. La identificación de este procedimiento y la construcción de los instrumentos para llevarlos a cabo, requieren, en general una cierta inversión inicial de tiempo que es recuperada en su ulterior aplicación. Un punto importante a abordar es la cuestión relativa a la producción y sistematización de información y la circulación de las comunicaciones, ya que pueden contribuir a los procedimientos de la administración. La tarea de la administración respecto de la información consiste en el diseño de las combinaciones significativas de los datos, con finalidad de realizar diagnósticos que detecten problemas o identificar causales de éstos problemas, posibles relaciones entre ellos y vías de superación. Una de las funciones de la administración es asegurar que el flujo informativo llegue a todos los sectores y miembros de la institución. Para ello será necesario construir canales de comunicación por los cuales hacer transitar la información y crear rutinas comunicativas. Los nexos entre información, comunicación y poder forman parte de la compleja red de relaciones informales, no sólo con deseos y aspiraciones íntimas de los individuos, sino también, con las estrategias que estos desarrollan para mejorar sus posibilidades de negociación en el interior de las instituciones. La política institucional de comunicaciones abiertas y amplias disminuye las posibilidades de conformación de núcleos de poder alrededor del control informativo e incrementa la capacidad negociadora de la institución, en la medida en que hace prevalecer los fines institucionales por sobre los sectoriales o individuales. Para resignificar la dimensión administrativa podemos recurrir a los conceptos de eficacia y eficiencia. Por eficacia se entiende la actitud para alcanzar los objetivos institucionales, es decir, que la palabra alude a aquello de debe hacerse. Implica la fidelidad a la actividad sustantiva de la escuela. Eficiencia alude a las aptitudes para el uso de recursos, en función de alcanzar mejores resultados. Mientras que la eficacia hace referencia a qué debe hacerse, la eficiencia remite en cambio, a la manera en que debe ser hecho a partir de la optimización de los recursos.