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Tipo: Resúmenes
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En esta ocasión Jesús no entró a Jerusalén desapercibido, sino que lo hizo de una forma muy visible. Pero para hacer su entrada triunfal, Jesús necesitaba algo que no tenía a la mano, aunque él sabía que sería provisto milagrosamente… Cuando se acercaron a Jerusalén, y vinieron a Betfagé, al monte de los Olivos, Jesús envió dos discípulos, diciéndoles: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego hallaréis una asna atada, y un pollino con ella; desatadla, y traédmelos. Y si alguien os dijere algo, decid: El Señor los necesita; y luego los enviará. Efectivamente así pasó. Los discípulos fueron a buscar a la asna con su pollino, y fue provisto. Y los discípulos fueron, e hicieron como Jesús les mandó; y trajeron el asna y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos; y él se sentó encima.Jesús no pidió el asno porque estaba cansado de caminar, sino como una señal profética… Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo: Decid a la hija de Sion: He aquí, tu Rey viene a ti, manso, y sentado sobre una asna, sobre un pollino, hijo de animal de carga. Aquí Mateo está citando dos profecías mesiánicas, una de Isaías y la otra de Zacarías: He aquí que Jehová hizo oír hasta lo último de la tierra: Decid a la hija de Sion: He aquí viene tu Salvador; he aquí su recompensa con él, y delante de él su obra. Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna. Jesús entró a Jerusalén montado en un pollino, cumpliendo así la profecía. Hizo una entrada triunfal, y multitudes salieron a recibirlo. Y la multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino; y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían en el camino. Y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas! Es significativo que la gente haya puesto sus mantos o ramas en el camino. Era una especie de alfombra que en la antigüedad el pueblo solía poner en el camino ante los reyes o personas importantes (como la “alfombra roja” de hoy). En el tiempo de Jesús, el pueblo de Israel estaba esperando al Mesías prometido en las Escrituras. Por eso, cuando vieron a Jesús entrar a Jerusalén montado sobre un pollino, la multitud reaccionó. No sólo le pusieron una alfombra como rey, sino que lo pregonaron como el “Hijo de David”, que era equivalente a reconocerlo como el Mesías Rey. La multitud también proclamó una frase conocida por los peregrinos: “¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!” Éste es un trozo del Salmo 118, que forma parte de los salmos conocidos como “ Hallel ” los cuales expresan agradecimiento a Dios y regocijo por la redención divina. Los judíos suelen cantarlos durante las fiestas bíblicas, tal como sucedió espontáneamente cuando los peregirnos vieron a Jesús entrar a Jerusalén montado sobre un pollino, cumpliendo así la profecía bíblica. La entrada de Jesús y la recepción que le dio el pueblo fue todo un espectáculo que creó conmoción en Jerusalén. Los que no lo conocían, se preguntaban quién era, porque parecía ser el Mesías. Cuando entró él en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió, diciendo: ¿Quién es éste? Y la gente decía: Este es Jesús el profeta, de Nazaret de Galilea.