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relacion entre trastornos neurologicos y fisiologia de neuro, Guías, Proyectos, Investigaciones de Terapia Ocupacional

temas interesantes de los que me reservo para que lo lean

Tipo: Guías, Proyectos, Investigaciones

2024/2025

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FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS Y SOCIALES
PSICOPATÍA Y NEUROCIENCIA
Autor: Covadonga Aguiar Pardilla
Director: Lucia Halty Barrutieta
Madrid
Marzo, 2017
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FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS Y SOCIALES

PSICOPATÍA Y NEUROCIENCIA

Autor: Covadonga Aguiar Pardilla

Director: Lucia Halty Barrutieta

Madrid

Marzo, 2017

ÍNDICE

    1. Introducción………………………………………………………………………...
    • 1.1 Características de la Psicopatía…………………………………………….
    • 1.2 Diagnóstico diferencial…………………………………………………….
    • 1.3 Objetivos del trabajo……………………………………………………….
    1. Psicopatía y Neurociencia …………………………………………………………..
    • 2.1 Hallazgos genéticos………………………………………………………..
    • 2.2 Hallazgos neuroendocrinos………………………………………………...
      • 2.2.1 El cortisol……………………………................................................
      • 2.2.2 La testosterona…………………………..........................................
      • 2.2.3 El SIC y el SAC……………………………………………………
    • 2.3 Hallazgos psicofisiológicos……………………………………………….
      • sobresalto: la hipótesis del bajo miedo………………………………… 2.3.1 Alteración de la respuesta de la conductancia de la piel y el reflejo de
      • 2.3.2 Alteración de los mecanismos de inhibición de la violencia……..
      • 2.3.3 Déficits atencionales……………………………………………...
    • 2.4 Hallazgos neurofisiológicos………………………………………………
      • 2.4.1 La Amígdala………………………………………………………..
      • 2.4.2 Zona ventromedial de la corteza prefrontal………………………...
      • 2.4.3 Zona dorsolateral de la corteza prefrontal………………………….
    • 2.6. Factores ambientales y biosociales……………………………………….
    1. Lenguaje visual y Neurociencia……………………………………………………
    1. Conclusiones………………………………………………………………………...
    1. Referencias Bibliográficas…………………………………………………………

Una de las aportaciones más importantes de Cleckley, fue la idea de que la grave patología de los psicópatas está escondida detrás de una “máscara”. A diferencia de otras patologías, dónde los síntomas o características son más fáciles de reconocer, los psicópatas parecen saludables y bien adaptados a los ojos de la sociedad. Además, según este autor, las personas con características psicopáticas no sólo se encuentran en lugares como prisiones o en la población criminal, sino que pueden hallarse en todos los niveles de la sociedad (Cleckley,1976). Es incluso posible observar estas características en profesiones de alto estatus, como negocios, políticas, abogacía etc. Otro autor esencial en este tema es R.D. Hare , el cual creó la Psychopathy Checklist (PCL) (Hare, 1991) basándose en los criterios de Cleckley. La PCL consta de 22 items y trata de medir y reconocer a individuos psicópatas con ayuda de entrevistas personales. Este instrumento de evaluación es de los más utilizados en la investigación de la psicopatía y la mayoría de los estudios en este trabajo estarán basados en la PCL. Según este autor, la psicopatía es un trastorno de personalidad que implica un déficit en los dominios afectivo e interpersonal y un estilo de vida antisocial. En lo referente a la estructura de la psicopatía, el modelo nos expone dos factores principales: interpersonal- afectivo (factor 1) y estilo de vida- antisocial (factor 2). El constructo está formado por cuatro facetas correlacionadas entre sí: interpersonal, afectiva, estilo de vida y antisocial. En la siguiente Tabla (Hare, 1991), se pueden observar las características más importantes dentro de las cuatro facetas. Tabla 2 Factores y facetas de la Psicopatía (Hare 2003) Factor 1 Interpersonal-afectivo Faceta 1 Interpersonal 1. Locuacidad y encanto superficial

  1. Sentido desmesurado de autovalia
  2. Mentiroso patológico
  3. Estafador/engañador y manipulador Faceta 2 Afectiva 6. Ausencia de remordimiento o sentimiento de culpa
  4. Afecto superficial y poco profundo
  5. Insensibilidad afectiva y ausencia de empatía
  6. Incapacidad para aceptar la responsabilidad de sus actos Factor 2 Estilo de vida -Antisocial

Faceta 3 Estilo de vida 3. Necesidad de estimulación y tendencia al aburrimiento

  1. Estilo de vida parásito
  2. Ausencai de metas realistas a largo plazo
  3. Impulsividad
  4. Irresponsabilidad Faceta 4 Antisocial 10. Pobre autocontrol de sus conductas
  5. Problemas de conductas en la infancia
  6. Delincuencia juvenil
  7. Revocación de la libertad condicional
  8. Versatilidad criminal Rasgos independientes
  9. Conducta sexual promiscua
  10. Frecuentes relaciones maritales de corta duración

En relación a estos dos factores citados con anterioridad (Tabla 2), surge una de las preguntas más frecuentes que refleja un debate común en este ámbito. Estos factores, ¿Son factores aislados que se presentan al mismo tiempo en los individuos psicópatas o están íntimamente relacionados y aparecen conjuntamente en este trastorno? A lo largo de este trabajo se mencionarán investigaciones relacionadas con este debate. 1.2. Diagnóstico diferencial Es interesante revisar el diagnostico diferencial entre la psicopatía y el Trastorno Antisocial de la Personalidad (TAP), ya que es frecuente que estos se equiparen y es importante destacar sus diferencias. El Trastorno Antisocial de la Personalidad, es un trastorno de personalidad en el que se da un patrón general de desprecio y violación de los derechos de los demás que se presenta desde la edad de 15 años (DSM-IV-TR, 2000). Por lo tanto, muchos individuos con este trastorno cumplen los criterios de las características del factor 2 (estilo de vida- antisocial) de la psicopatía. Sin embargo, la mayoría de personas con TAP, no cumplen los criterios o características para el factor 1 (interpersonal-afectivo), el cual es principal en la psicopatía. En el DSM IV (1994) se dice, “la falta de empatía, la exagerada autovaloración y el encanto superficial son características que habitualmente se han incluido en las conceptuaciones tradicionales de la psicopatía y pueden ser especialmente discriminativas de un TAP en prisión o en otros ámbitos forenses en que los actos criminales, delictivos agresivos probablemente sean inespecíficos” (p.647).

2. Psicopatía y neurociencia 2.1. Hallazgos genéticos El estudio de los genes en este ámbito es de suma importancia ya que la genética influye considerablemente sobre la psicopatía. Sin embargo resulta muy complicado asociar un solo gen con la psicopatía, ya que existen multitud de factores ambientales que pueden influir en su expresión y ocasionar que la asociación entre el gen y la psicopatía sea muy baja. Para poder hablar de los últimos hallazgos en este campo, voy a diferenciar dentro de los estudios de la genética de la conducta entre los estudios clásicos y la identificación de genes (genes candidatos). En lo referente a los estudios clásicos, me centraré en los estudios de los gemelos, ya que por el momento no existen estudios de adopción en psicopatía. El objetivo de estos estudios es diferenciar entre los factores genéticos y ambientales que causan el desarrollo de la psicopatía, llevando a cabo una comparación entre gemelos monocigóticos (MZ) y gemelos dicigóticos (DZ). Si hay una fuerte causa genética, los gemelos MZ, que son genéticamente iguales, deben ser más parecidos entre ellos, en comparación a los gemelos DZ. El consenso general de estos estudios sugiere que los factores genéticos y los factores ambientales influyen en la misma proporción en el desarrollo de la psicopatía. Al comparar las semejanzas que existían entre los gemelos monozigóticos y los gemelos dicigóticos en cuanto a las características psicopáticas, los resultados de los estudios indicaron que los gemelos MZ se parecían entre ellos claramente más que los gemelos DZ (las correlaciones entre los gemelos MZ eran aproximadamente el doble). Es decir, llegaron a la conclusión de que aproximadamente el 50% de las diferencias individuales en los rasgos psicopáticos son genéticas (Bloningen, Carlson, Krueger y Patrick, 2003; Bloningen, Hicks, Krueger, Patrick y Iacono, 2005)

En segundo lugar, otro método posible para la investigación de hallazgos genéticos es el de encontrar genes candidatos. Estos genes se han asociado por una razón o por otra con la psicopatía y se quiere especificar qué gen o que genes influyen sobre este desorden. Una de las hipótesis principales de estos estudios, es que debe haber genes comunes asociados con el sistema de recompensa del cerebro que predisponen a los individuos a llevar acabo conductas de búsqueda de recompensa propias en psicopatía. El gen que codifica al ácido graso amida hidrolasa (FAAH) se asocia en primer lugar con una reducción de la actividad de la amígdala, a la hora de responder a situaciones de miedo o peligro. En segundo lugar, este gen también se ha asociado con un aumento de la actividad del estrato ventral, relacionada con la búsqueda de recompensas (Glenn y Raine, 2014). Tanto los déficits en el condicionamiento de miedo como la búsqueda de recompensas son características propias de la psicopatía, por lo que existen razones de peso para pensar que este gen está asociado con la enfermedad. Al mismo tiempo, se han encontrado asociaciones entre los individuos con alteraciones del gen transportador de serotonina (5-HTT) e individuos con psicopatía, que incluyen déficits en el condicionamiento de miedo o una reducción de la capacidad de respuesta de la amígdala (Glenn, 2011). Según Cuartas y Arias, (2013) el receptor de oxitocina (OXTR) tiene un papel muy importante en la expresión de características clave asociadas con la psicopatía, como la impulsividad, dificultades de prosociabilidad y falta de empatía. Otro estudio también ha encontrado una asociación entre rasgos de dureza e insensibilidad afectiva en niños maltratados y el gen OXTR (Beitchman., et al 2012). La mayoría de estos estudios concluyeron que los efectos genéticos son aditivos, es decir, que cuantos más genes de riesgo asociados a la psicopatía tenga un individuo, más probabilidad tendrá de desarrollar el trastorno. Hoenicka et al. (2007), examinaron al mismo tiempo tres polimorfismos asociados con la psicopatía y reportaron que cuantos más genes de riesgo tuviese el individuo, más alto puntuaba en el factor 1 (Interpersonal- Afectivo).

2.2.2. La testosterona La testosterona es una hormona sexual, que está implicada en el sistema reproductor e inmunológico. A pesar de que los resultados de los estudios que intentan encontrar una asociación directa entre la testosterona y la psicopatía sean inconsistentes, hay razones de peso para pensar que la hormona y el trastorno están relacionadas de alguna manera u otra. En primer lugar, los niveles de testosterona son mucho más altos en los hombres que en las mujeres, al igual que la conducta antisocial, que es más frecuente en hombres. En segundo lugar, muchas de las características de individuos con niveles altos de testosterona coinciden con rasgos de la psicopatía. De hecho, resultados de dos investigaciones revelan que inyecciones de testosterona en sujetos provocan una baja conductancia de la piel y una respuesta del reflejo de sobresalto alterada, como ocurre en los pacientes con psicopatía (Hermans et al., 2007; Hermans, Putman y Honks, 2006). En el siguiente punto profundizaré sobre la alteración de ambas respuestas en los psicópatas. Además la testosterona se ha asociado con la dominancia social, búsqueda de sensaciones (Mata, 1999) y mayor agresividad (Platje et al.,2015), rasgos propios de la psicopatía. Otro estudio analizó las relaciones entre la testosterona y la conducta agresiva en un grupo de jóvenes judokas y se encontró una relación entre los niveles de testosterona y la tendencia a experimentar sentimientos agresivos (Suay et al., 1996). 2.2.3. Sistema de activación o aproximación conductual y sistema de inhibición conductual El cortisol y la testosterona se liberan principalmente por dos ejes hormonales: el eje hipotálamo-pituitario-adrenal (HPA) y el eje hipotálamo-pituitario-gonadal (HPG), respectivamente.

Tanto la testosterona como el cortisol se unen a neurotransmisores en la amígdala, la cual está implicada en el procesamiento emocional y dónde se da el comportamiento de aproximación o de evitación. Con lo cual, muchos autores sugieren que los sistemas HPA y HPG interactúan, y que su desequilibrio puede ser responsable de muchas características psicopáticas. El sistema de activación o aproximación conductual (SAC) y el sistema de inhibición conductual (SIC) parecen jugar aquí un papel importante. El SAC se activa cuando los individuos detectan señales o estímulos placenteros y el SIC avisa de un posible estímulo negativo o castigo. Según este autor, en los psicópatas existe una hiperrespuesta del SAC y una baja reactividad del SIC (Becerra, 2010). Walsh y Bolen (2012) creen que existe una relación entre estos sistemas y la actividad del eje HPA y HPG. Es más, sugieren que el sistema de activación o aproximación conductual y el sistema de inhibición conductual sean el equivalente psicológico del equilibrio biológico de ambos ejes. 2.3. Hallazgos psicofisiológicos Con respecto a estos hallazgos, expondré dos teorías que tratan de esclarecer el porqué de una disfunción emocional y una sociabilización pobre en la psicopatía. Por último comentaré los trastornos del déficit de atención. 2.3.1 Alteración de la respuesta de la conductancia de la piel y el reflejo de sobresalto: la hipótesis del bajo miedo La hipótesis del bajo miedo sugiere que en la psicopatía aparece la capacidad de experimentar el miedo afectada. Esto llevaría a las personas con esta patología a tener dificultades a la hora de ajustar sus conductas y comportamientos cuando experimentan cualquier tipo de consecuencia negativa. Por lo tanto según esta hipótesis, los psicópatas presentan un fallo importante en la sociabilización.

El reflejo de sobresalto es una respuesta intuitiva que está provocada por un estímulo inesperado. Puede tratarse de un sonido inesperado, cambio de luz o de temperatura, o incluso por un contacto imprevisto (tactilidad). Se ha hipotetizado que la potencia del reflejo de sobresalto ante la estimulación negativa es un indicador de los rasgos intrepidez/temor (Vaidyanathan, Patrick y Bernat, 2009). La mayoría de los estudios se centran en la presentación de estímulos emocionales, y los resultados han llegado a la conclusión de que ante estímulos negativos o desagradables, el reflejo de sobresalto se ha visto atenuado en los psicópatas (Vaidyanathan, Hall, Patrick y Bernat, 2011). Según Flor, Birmauer, Hermann, Ziegler, y Patrick (2002), esto no sólo ocurre con estímulos que inducen miedo, sino que el déficit se presenta ante estímulos aversivos en general, como puede ser un mal olor. Las investigaciones que se centran tanto en el reflejo de sobresalto como en el condicionamiento aversivo, han encontrado resultados muy interesantes: al parecer los psicópatas no tienen la respuesta alterada al estímulo aversivo como tal, sino que parecen tener problemas en detectar señales que avisan que un posible estímulo negativo está apunto de llegar. Si estas señales son neutras, los psicópatas predicen con normalidad el evento estresante. Si las señales son desagradables o aversivas, no se observa ningún aumento del arousal. Por lo tanto, lo que parece que está afectado en la psicopatía , es el aumento de la respuesta de sobresalto tras las señales que predicen el peligro (Flor et al., 2002). Ambos déficits en el condicionamiento aversivo y en la respuesta de sobresalto, reflejan una disfunción de la amígdala. Un estudio confirmó esta hipótesis al encontrar la respuesta de sobresalto claramente alterada en un paciente con una lesión en la amígdala (Angrilli et al., 1996). Un estudio sobre imágenes cerebrales apoya esta hipótesis, evidenciando que la actividad de la amígdala durante el condicionamiento aversivo aparecía claramente disminuida (Birbaumer et al., 2005).

2.3.2. Alteración de los mecanismos de inhibición de la violencia El modelo de inhibición de la violencia (Blair, 2007) sugiere que los psicópatas tienen dificultades a la hora de reconocer señales de miedo y de tristeza en el otro. Estas señales parecen ser determinantes para inhibir el comportamiento violento o dañino hacia otra persona, ya que resultan aversivas para el individuo que esté llevando a cabo esas conductas. Como resultado de su déficit, los psicópatas no aprenden a evitar o detener aquellas conductas que elicitan tristeza o miedo en otras personas. El modelo de mecanismos de inhibición de la violencia (Blair, 2007), hace referencia a los estudios que demuestran que existe un déficit en los psicópatas a la hora de reconocer expresiones faciales y vocalizaciones de miedo y tristeza. La empatía emocional es descrita por Blair (2007) como la respuesta emocional a expresiones emocionales, visuales o vocales, de otra persona. Según este autor, hay al menos dos rutas cerebrales para generar una respuesta empática: la vía subcortical y la vía cortical. La vía subcortical (conexiones tálamo-corticales) carece de algo que la vía cortical (conexiones córtico-amigdalinas) sí tiene: el procesamiento semántico. Éste es necesario si queremos elicitar una conducta cuyo objetivo esté en concordancia con la expresión emocional del otro. Un ejemplo sería comenzar a consolar a alguien si le vemos llorar. Es decir, el procesamiento en la vía cortical nos ofrece información sobre el componente afectivo de la expresión. Ambas rutas parecen jugar un papel importante en el condicionamiento aversivo (Blair,

  1. y parecen estar muy relacionadas con el funcionamiento de la amígdala. Para medir la actividad de esta estructura cerebral se ha utilizado la modulación emocional del reflejo de sobresalto (Lang et al., 1997 como se citó en Halty et al.,2011). Estos autores concluyeron con sus resultados, que los psicópatas presentaban diferencias en el reflejo de sobresalto al observar imágenes desagradables y agradables, en comparación a los sujetos no psicópatas. En los sujetos “sanos” la respuesta de sobresalto era mayor al observar imágenes desagradables, sin embargo en los psicópatas este no era el caso: no mostraban diferencias al observar imágenes negativas o positivas. Otros resultados también interesantes son los de Blair (2007), que sugieren que los psicópatas presentan dificultades a la hora de procesar expresiones de miedo, tristeza y

rápida a peligros externos y además nos permite priorizar los estímulos negativos frente a los estímulos positivos (Halty y Prieto-Úrsua, 2015). Los resultados del estudio indican, que los psicópatas responden antes y con más intensidad a estímulos positivos que a estímulos negativos, por lo que estos sujetos priorizan el sesgo de positividad frente al sesgo de negatividad. Estos datos se pueden relacionar con los sistemas SIC y SAC comentados con anterioridad. En primer lugar, los déficits emocionales a estímulos negativos se han asociado a una hipoactivación del SIC y al factor 1 de la psicopatía (Wallace et al., como se citó en Halty y Prieto-Úrsua, 2015). En segundo lugar, la preferencia por emociones positivas (Hundt, Krimbel,Mitchell y Nelson-Gray, 2008 como se citó en Halty y Prieto-Úrsua, 2015) se podría explicar por una hiperactividad del SAC que al mismo tiempo se ha asociado al factor 2 de la psicopatía. La mayoría de las investigaciones en este campo se han centrado en estudiar el componente P300, el cual se ha asociado a la respuesta de orientación. Esta respuesta, es una reacción a un estímulo novedoso, y parece reflejar el grado de atención que dedica un sujeto al procesamiento de ese estímulo (Dawson, Filion y Schell, 1989). Los resultados de estos estudios son muy contradictorios, pero muchos de ellos han encontrado menores amplitudes en el componente P300 en psicópatas con respecto a los grupos control (Kiehl, Hare, Liddle y McDonald, 1999; Jutai, Hare y Connolly, 1987). Además, Gao y Raine (2009) refieren una relación clara entre la conducta antisocial y el componente P300: las amplitudes eran más pequeñas y las latencias más largas. En cuanto a los dos factores de la psicopatía, algunas investigaciones han encontrado diferencias entre el factor 1 y el factor 2 en relación al P300. Menores amplitudes se asociaron con impulsividad egocéntrica, la cual correspondería al factor estilo de vida – antisocial; mientras que un aumento de la amplitud en este componente se asoció con intrepidez y dominancia, ambos similares al factor interpersonal-afectivo (Carlson, Thai y McLarnon, 2009). 2.4. Hallazgos neurofisiológicos Las investigaciones en este caso se centran en comparar y encontrar similitudes entre pacientes con ciertas partes del cerebro dañadas y sujetos con psicopatía. De esta

manera se pueden establecer hipótesis sobre qué zonas cerebrales podrían estar afectadas o dañadas en este trastorno. Al mismo tiempo, dentro de estos hallazgos cabe mencionar las investigaciones relacionadas con las técnicas de neuroimagen funcional, las cuales nos permiten obtener imágenes del cerebro, mientras que éste está en funcionamiento. En el ámbito de la psicopatía, la técnica más utilizada y que ha permitido obtener resultados muy interesantes, es la imagen por Resonancia Magnetica funcional (IRMf) o en inglés (fMRI), una técnica no invasiva para estudiar la activación del cerebro. Mide el flujo sanguíneo relacionado a la activación neuronal, para así poder mostrar en imágenes las regiones cerebrales implicadas en una tarea concreta o mientras que el sujeto está en reposo (Wager y Lindquist, 2014). 2.4.1 La Amígdala. La estructura cerebral que mas se ha asociado con la psicopatía es la amígdala. Esta región está involucrada en las emociones de miedo e ira, en la agresión reactiva, en el condicionamiento aversivo, en el aprendizaje instrumental y en los efectos fisiológicos y hormonales que producen las emociones (Roselló y Revert, 2010). A lo largo de este trabajo, he nombrado numerosos estudios que demuestran claramente como los psicópatas presentan déficits en muchos de los procesos en los que está involucrada la amígdala. Sin ir más lejos, los psicópatas demuestran lesiones en la amígdala al presentar deterioro a la hora de procesar expresiones de miedo y terror (Adolphs et al., 1999 ) y peor rendimiento a la hora de reconocer vocalizaciones temerosas (Blair et al., 2005 como se citó en Glenn y Raine, 2014). Similar a los psicópatas, los pacientes con lesiones amigdalinas parecen tener problemas en el reconocimiento de vocalizaciones no verbales de miedo e ira (Scott et al., 1997) y en expresiones vocales de miedo y sorpresa (Dellacherie, Hasboun, Baulac, Belin y Samson, 2001), por lo que la amígdala parece desempeñar un papel importante en este patología.

Este aprendizaje consiste en actualizar las asociaciones entre el estímulo y el refuerzo si se dan cambios en las contingencias. En un primer momento los psicópatas y los pacientes con daños cerebrales no parecen tener problemas en crear asociaciones, pero si se producía algún cambio en las contingencias, estos no respondían de manera eficaz (Glenn y Raine, 2014). La medida más utilizada hasta el momento para detectar este déficit es la técnica psicológica del juego de azar de Iowa (Iowa Gambling Task), la cual está diseñada para simular toma de decisiones en la vida real. En esta tarea, el sujeto debe ir extrayendo cartas que producen ganancias o pérdidas en cada extracción. Existen dos mazos diferentes de cartas; el A o B que producen ganancias altas pero con el tiempo pérdidas aún mayores y los mazos C o D que producen ganancias menores, pero las pérdidas son inferiores a las ganancias. Los pacientes con la zona ventromedial dañada, escogían con más frecuencia los mazos A y B tentados “ por la obtención inmendiata de un premio mayor” (Halty y Prieto- Úrsua, 2015, p.25). Esta tarea haría visible síntomas como la impulsividad y “miopía” para el futuro, propios en este tipo de pacientes. En los psicópatas los resultados han sido parecidos, ya que también presentan dificultades en esta tarea y en el aprendizaje inverso. En un estudio se observó una función anormal de la corteza prefrontal ventromedial en niños con rasgos psicopáticos durante el aprendizaje inverso (Finger et al., 2008). Se han encontrado también diferencias a la hora de ejecutar la tarea IGT en adultos psicópatas (Mitchell, Colledge, Leonar y Blair, 2013). Cuando la tarea IGT se organiza del tal forma que no necesita que se aplique el aprendizaje inverso, en los pacientes con lesiones en la VMPFC, los resultados no eran diferentes a los del grupo control (Fellows y Farah, 2005 ). Por último, en otro estudio se observó que pacientes con lesiones en la zona ventromedial de la corteza prefrontal (región afectada en la psicopatía como se mencionó previamente) parecían tener dificultades en otro tipo de tareas en las que el aprendizaje inverso era necesario. Según los autores del estudio, este déficit podría contribuir a los problemas emocionales y sociales que presentan este tipo de pacientes, ya que el aprendizaje inverso parece ser clave a la hora de responder a estímulos emocionales (Rolls, Hornak, Wade y McGrath, 1994)

2.4.3 Zona dorsolateral de la corteza prefrontal También se creé que la zona dorsolateral PFC puede estar afectada en la psicopatía, ya que se encontró una asociación relevante entre la psicopatía y una disminución de la materia gris del cerebro en esta zona. La región dorsolateral de la corteza prefrontal no fue la única que presentó reducciones de la materia gris, sino que otras zonas como la región temporal y el giro temporal superior también presentaban dichas reducciones (Müller et al., 2008). En el estudio de Rilling et al. (2007), mencionado con anterioridad, también se encontraron diferencias en la actividad de la zona dorsolateral del cerebro de los psicópatas. Los sujetos debían jugar a un juego de cooperación mientras se les medía la actividad cerebral, pero esta vez eran los participantes los que rechazaban colaborar con sus compañeros. Los resultados encontraron que los sujetos psicópatas mostraban una actividad de la zona dorsolateral reducida después de estas situaciones en comparación a los sujetos sanos. Una de las conclusiones de estos autores fue que estos déficits podrían explicar en parte la indiferencia de los psicópatas respecto al posible sufrimiento de otros. 2.6 Factores ambientales y biosociales Como ya mencioné al principio de este trabajo, los factores ambientales son una de las causas últimas de la psicopatía. Éstos, no sólo influyen sobre el ADN como tal, sino que también influyen sobre las hormonas, sobre el desarrollo del cerebro y sobre su funcionamiento y estructura. Por lo tanto, conocer qué factores ambientales constituyen factores de riesgo para la psicopatía es de vital importancia para encontrar un posible tratamiento. La crianza es uno de los factores de riesgo que parece contribuir al trastorno. Un estudio que comparaba a criminales psicópatas y no psicópatas, concluyó que había más probabilidad de que los psicópatas hubiesen tenido una supervisión pobre, falta de disciplina, negligencia o falta de atención por parte de los padres. Además, haber