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Orientación Universidad
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recursos didacticos para docentes, Ejercicios de Biología

recurso didactico para docentes

Tipo: Ejercicios

2024/2025

Subido el 23/06/2025

gre-ortiz-1
gre-ortiz-1 🇦🇷

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CELESTE ¡ANNELLI Diario de la servilleta Una chica con leucemia... y una plaqueta que quiere contarlo todo Planeta Antes de que empieces a Leer... ... quiero contarte un par de cosas. Soy Celeste, tengo 18 años, y me diagnosticaron leucemia el 24 de agosto de 2016. Mi tratamiento de quimioterapia intravenosa terminó y también la fase de manteni- miento con pastillas. Este es mi primer libro, y tiene algo diferente a los demás que quizá leíste. Muchas de las cosas que cuento son reales, pero muchas son inverosímiles: salieron de mi imaginación, y de cómo me fui imagi- nando Lo que estaba sucediendo dentro de mi cuerpo durante los siete meses de tratamiento con quimioterapia. Pero otras cosas sí son bien reales. Durante todo ese tiempo, escri- bía lo que me iba pasando día a día, especialmente cuando estaba internada y no tenía nada para hacer. Así que verás que este libro está compuesto por dos diarios, uno que escribí yo durante esos meses, en servilletas, papelitos o cualquier hoja que cayera en mis manos. Y otro que escribió... bueno, seguí leyendo, ¡ya vas a ver quién Lo hizo! Para entrar en este mundo, también necesitás saber que la sangre está compuesta por tres elementos fundamentales: los glóbulos ro- jos, los glóbulos blancos y las plaquetas. Los tres tienen tareas muy importantes en nuestro cuerpo y son producidos por la médula ósea. Las plaquetas forman coágulos de sangre que ayudan a sanar las heridas y a prevenir el sangrado. Los glóbulos rojos transportan el oxígeno al cuerpo, ellos son los más numerosos entre todas las cé- Lulas que existen en la sangre. Los glóbulos blancos son nuestras de- fensas, participan de manera muy activa en proteger al organismo contra sustancias extrañas o agentes infecciosos. Entre los glóbulos En los siete meses de quimio intravenosa pasaron muchas cosas, buenas y malas, aburridas y divertidas. Dentro de mi sangre pasa- ban las mismas cosas que pasaban afuera, pero yo no las podía ver. Hace un tiempo, cuando estaba en el hospital, encontré unas no- tas muy, muy, muy chiquitas, que no alcancé a leer de tan mínimas que eran. Entonces le pedí a una médica muy copada, que se llama Catalina, si podía leer bajo un microscopio lo que decían las notas, o en alguno de los aparatos que había en el hospital. Me dijo que sí. Catalina transcribió todo lo que las notas decían en unas hojas tamaño normal, para que yo lo pudiera leer. Me sorprendí mucho al leerlo... ¡era toda una historia que venía de mis venas! AL parecer, una plaqueta escribió todo lo que pasaba dentro de mi sangre durante este período. Y yo lo transcribí y armé este Libro, para que todos ustedes puedan saber lo que existe dentro de nues- tras venas... y en este caso, de Las mías. ¡Acordate! Muchas de las cosas que vas a leer son como me las imaginé yo, vos podes imaginártelo como quieras. ¡Sin imaginación, este libro —como tantas cosas— no tiene sentido! ¡Espero que te guste y lo disfrutes! Ces DIARIO De CELESTE < ORO FORO O O TO ORO"O 0.0 Ro «o o ONO" OOO 24 DE AGOSTO DE 206 Tengo leucemia. Tengo leucemia. Tengo leucemia. Lo escri- bo y no lo termino de entender. ¿Qué es eso? No sé bien lo que está pasando, solo sé que tengo leucemia, y que se cura. Sé que en dos años voy a volver a mi vida 'normal", o al menos eso es lo que me dijeron. Hago cuentas. Tengo 14- años, es decir que recién cuando tenga l6 voy a volver al colegio. Voy a estar dos años sin ir a un instituto que no me gusta; y así y todo no me alegra para nada. Quiero decir, es el sueño de cualquier alumno/a ho ir al colegio por tanto tiempo, sin pruebas, sin lecciones, ¡sin el estrés diario y la presión de llegar al siete para aprobarl Lo que más me está asustando es que tampoco voy a jugar al vóley. ¿Dos años sin jugar al vóley? Es que no en- tiendo por qué. ¿Qué pasa, qué tengo, qué es la leucemia que me va a sacar tantas cosas de mi vida? Hoy es 24 de agosto de 2.016, tengo leucemia, y estoy preocupada porque tenía que rendir un oral de inglés, pero ho sé cómo voy a hacerlo estando acá, en un hospital, donde una mé- dica me acaba de decir todo esto. 31 DE AGOSTO DE 20I6 Hoy me hicieron una 'Kimio". No sé lo que es, pero mi amiga Aluminé, hablando por teléfono, me dijo que combate las “células malas". Me pusieron una bolsa con un líquido, y esa sustancia ingresó en mis venas a través de una vía. Cuan- do la enfermera puso la vía en mi brazo para comenzar a recibir la medicación, me dijo que si me sintiese mal, que avise, y que si llegase a hacer una reacción alérgica, tam- bién. Ademós, le dijeron a mi mamá que no puede salir de la habitación mientras me pasan la Kimio o quimio, no sé bien CELESTE ¡ANNELLI - DIARIO DE LA SERVILLETA pa 3 DIARIO De La PLAQUETA? PY E Aquí me pongo a contar... Hace unos catorce años, aproximadamente, nació Celeste (La dueña del organismo en el cual me encuentro). Con ella venían muchas cosas que hacen humano a un humano. Entre ellas, algo que yo conozco muy bien: La Médula Ósea. Apenas Celeste nació, la Médula comenzó a generar glóbulos blan- cos, glóbulos rojos y plaquetas. Los Rojos solían vivir de ochenta a ciento veinte días, como en cualquier organismo normal. Una vez que morían, se regeneraban otra vez, y luego volvían a morir, y así en una cadena constante, que es lo que ocurre en todos los cuerpos de Los seres huma- nos. Los Blancos duraban días, meses o incluso años. En cambio las Pla- quetas solo vivíamos de ocho a doce días. Hace poco, La Médula hizo una reunión con Los mejores glóbulos blan- cos. La verdad es que nadie entendía nada, la Médula no es de hacer reuniones y mucho menos con Los Blancos, que son a los que más exige. Lo más curioso fue que, entre todos los Blancos, llamó a una plaqueta. Sí, esa plaqueta era yo. Cuando escuché su llamado me quedé petrificada. Lo primero que pensé fue que iba a volver a tener a La Médula Ósea frente a frente... ¡y encima me iba a hablar! Quizá no entiendan lo importante que es eso para mí, ella fue mi creadora, pero yo no la había visto más allá del pri- mer día, el día en que nací. Me puse tan nerviosa que casi no voy, pero finalmente Lo hice. Imagínenme a mí, flaca y debilucha, entre todos Los Blancos. Los Blan- cos son fuertes, grandes e inteligentes, y yo solo era una plaqueta que se pegaba a La pared... una infiltrada, sin nada que hacer ahí. En el momen- to en el que me puse a conversar con uno de los glóbulos más fuertes, La Médula me nombró. Nadé lo más rápido que pude y llegué frente a ella. Yo tan solo tenía ocho días de nacida, pero ya estaba por morir: recuer- den que las plaquetas vivimos de ocho a doce días. La gran Médula me miró angustiada, triste, como si algo malo hubiera pasado. Que yo sepa no podía pasarnos nada, ok, viví ocho días, pero fueron suficientes como para saber que todos estábamos bien protegidos dentro de Las venas y arterias de Celeste. CELESTE ¡ANNELLI - DIARIO DE LA SERVILLETA Sin decirme nada, la Médula me dio un lápiz y un cuaderno. Luego de unos segundos de silencio, exclamó: =¡Toma y escapa! Pero yo tuve que desobedecerla. No podía solo tomar las cosas y esca- par, necesitaba una explicación mínima de lo que ocurría, al menos una pista que me ayudara a adivinar. Entonces le dije: Disculpe mi atrevimiento, pero no comprendo. ¿Me dice que venga hasta aquí para luego decirme que me vaya y huya? ¿No siruo como plaqueta y quiere que desaparezca antes de mi fallecimiento natural? ¿A dónde voy? ¿Cómo escapo? —No son esas mis intenciones, discúlpame a mí que no te he explica- do nada, pero algo malo se acerca. Hazme caso, busca cuanto antes un lugar en Las arterias, en las venas, en cualquier otra parte del cuerpo, pero vete de aquí. Quiero que escribas todo Lo que veas en este cuaderno. Una vez que Lo malo termine, envíalo al mundo humano, para que ellos sepan Lo que ocurre aquí dentro. —Está bien, pero... ¿cómo Lo enviaré al mundo de los humanos? Con el tiempo Lo descubrirás. Ahora vete —respondió. Ya estaba lejos cuando escuché otra vez su voz que me decía: “Una cosa más: ¡serás inmortal e invisible!”. Ignoré el comentario en ese mo- mento, pero al dar unos pasos más, vi cómo mi cuerpo iba desaparecien- do, o más bien, ya no vi mi cuerpo. Fue cuando comprendí el mensaje de La Médula. ¡Ya era inmortal e invisible! Seguí recorriendo las venas y todo me pareció de Lo más normal. Los Blancos luchando, los Rojos llevando sangre de aquí para allá, Las Pla- quetas pegadas a las paredes de las venas. Todo como si nada fuera a pasar. Pero yo ya estaba muy nerviosa, no podía quedarme quieta, mirando a todos lados, impaciente por lo que ocurriría de un momento a otro, sin comprender por qué la Médula me había otorgado tantos poderes, y menos por qué quería que yo, una simple plaqueta, escribiera un libro. ¿Un libro sobre qué? En el mundo de los humanos, era el 23 de agosto de 2016. DIARIO DE LA PLAQUETA? La invasión Voy a contarles cómo empezó todo esto, hace un par de meses atrás... Al ser invisible no era necesario que yo trabajara, por Lo cual Lo único que hacía era observar hacia todos lados. Nunca antes había estado sin compor- tarme como toda plaqueta debe hacer. Nosotras no descansamos, y estamos constantemente trabajando aquí dentro, al igual que los glóbulos, ya que el cuerpo humano debe seguir funcionando aun cuando está en descanso. Me quedé como quince minutos humanos mirando a Los Blancos tra- bajar: luchaban contra Los virus, como siempre, y nos protegían de cual- quier cosa mala que quisiera instalarse en la sangre. Ellos son a los que más admiro, son los mejores, “Los populares” aquí dentro. Nos protegen de todo y casi siempre triunfan. Cada vez que un grupo de Blancos gana una batalla, se hace una celebración, una especie de minifiesta, ya que “Luchar contra un virus” no es tan fácil como suena. En fin, cuando Los Blancos terminaron La batalla, me dirigí a observar a mis compañeras, las plaquetas. No les pude hablar ni tampoco mos- trarles que yo estaba allí presente, pues como saben, yo era invisible y la verdad tuve miedo de que no me creyeran o se asustaran. Las plaquetas somos muy perseverantes, cuando queremos algo, no paramos hasta conseguirlo. Por ejemplo, cuando se produce un sangrado: no dejamos de trabajar hasta que Lo frenamos. No vi que las plaquetas tuvieran mucho trabajo, pero sí Los glóbulos rojos. Ellos, pobres, no paran nunca. Admiro mucho su trabajo: cargar dos baldes llenos, uno con oxígeno y el otro con dióxido de carbono, no es un trabajo para cualquiera, yo no podría hacerlo. Cuidan sus baldes más que a nada, ya que tienen una tarea muy importante en La sangre, que es llevar ese oxígeno y ese dióxido de carbono por las venas. Observando hacia todos lados me di cuenta de que había un balde de un Rojo flotando sobre la sangre, fui apresurada a agarrarlo. Intenté lo- calizar al dueño del balde, pero no lo encontré por ningún Lado. Esto era un problema, no solo por el hecho de que el oxígeno no llegaría a donde debía llegar, sino que además faltaba un glóbulo rojo. Y Los Rojos no son de perderse, ellos se conocen todo el cuerpo (¡dan unas tres mil vueltas al día!), y por más que estuviera lejos, debía volver a seguir su recorrido. Pasaban Las horas y ni un rastro, Lo único que me quedaba era hablar con la Médula y avisarle sobre Lo que había ocurrido. Fui y en La entrada había un grupo de Blancos a Los que Les pedí que me dejaran pasar. Al ser invisible, tuve que contarles que yo era La plaqueta con la cual la Médula había hablado en La reunión. “No te podemos dejar pasar”, me dijeron. Y agregaron que allí dentro estaba pasando algo que muy pronto nos podría perjudicar a nosotros también. Debía huir e intentar encontrar yo sola al glóbulo. Me fui preocupada. Y no había nadado ni un poquito cuando vi algo que no me gustó, una cara distinta. Yo estaba acostumbrada a ver, ade- más de glóbulos y otras plaquetas como yo, también diferentes sustan- cias y componentes de la sangre, pero nunca había visto algo como eso. Era una célula con una cara horrible, que daba miedo, su boca era muy grande y su cuerpo de a poco iba creciendo. Me asusté, pero enseguida recordé que estábamos protegidos por Los Blancos, lo cual me tranqui- lizó, yo sabía que ellos eran mucho más fuertes que esta célula intrusa. Decidí ir a avisar a un grupo de glóbulos lo que había visto. Nadé rá- pido y luego recordé que había olvidado el balde de oxígeno cerca de la Médula, por donde estaba La célula infiltrada. Di La vuelta y fui a bus- carlo, agarré el balde y al levantar La mirada, grité de espanto. La célula que yo había visto, ¡se estaba devorando a un Rojo! Comprendí a quién Le pertenecía el balde. Solté, sin darme cuenta, el balde con oxígeno y Lo derramé en La sangre. Me sentí la plaqueta más rápida de todas, de lo desesperada que estaba. Llegué a La sección de glóbulos de emergencia y me encontré con un panorama que jamás había pensado que podía suceder: ¡no era solo una célula de cara horrible, eran un montón! ¡Una invasión! Y todas atacaban a los Blancos. No pude hacer nada, Lo único que se me ocurrió fue ir con La Médula, pero ella me había dicho que me fuera, que me esconda... ¿Se enojaría si iba? Probablemente sí, así que me escondí y observé todo. No entendía de qué se trataba todo esto, ¿cómo entraron esas célu- Las aquí, al cuerpo de Celeste? ¿Los Blancos iban a poder protegernos de ellas? ¿Era sobre esto que La Médula quería aduertirme? De a poco me di cuenta de que esta era La invasión que ella había predicho, y mi deber era anotar todo Lo que iba sucediendo. Mi misión empezaba. CELESTE ¡ANNELLI - DIARIO DE LA SERVILLETA: Cuando alguien dice "cáncer es como si estuviera di- ciendo 'muerte', como si estas dos palabras fueran sinó- himas. Pero me está pasando algo raro, y es que no siento que me voy a morir. No sé por qué, ho sé si es porque las doctoras me dieron que me voy a curar desde que llegué, o porque tengo mucha fe en que voy a curarme, o porque solo tengo 14 años, ¡no me puedo morir con 14 años! No lo sé. Toda mi Familia lo sabía, todos sabian que tengo cáncer. Mis amigas también, todos sabían que yo tengo esta enfer- medad, que muchos escuchan hablar de ella pero pocos se ahiman a hombrarla. Nadie había dicho la palabra "cáncer", como si lo estuvieran ocultando. Tengo muchas dudas. To- dos lo sabían, menos yo. CELESTE ¡ANNELLI - DIARIO DE LA SERVILLETA 21 22 DIARIO DE LA PLAQUETA? ¿De dónde salieron? Pasaban Los días y Lo único que podía hacer era esconderme. Todos mis compañeros se iban de a poco, era desesperante, y muy triste. Las pla- quetas no resistían mucho, somos muy flaquitas, solo tenemos elastici- dad. Los Rojos hacían lo que podían para sobrevivir, pero cada vez era más difícil, ellos agarraban sus baldes y Les pegaban a las células infil- tradas con eso. Y Los Blancos, con sus armas y sus músculos, nos prote- gían todo Lo que podían. Esto era solo el comienzo. Aunque estábamos siendo invadidos, noso- tros éramos más y encontramos la manera de seguir con nuestro trabajo y que Celeste pudiera seguir de pie como lo hacía hasta ahora, aunque con algunos tropiezos: mucho cansancio, un desgarro, un dolor de gar- ganta, un dedo infectado... Por más que estuviésemos viviendo nuestra pesadilla, la Médula seguía generando componentes, y así, sangre. El problema era que la sangre ya no era la misma que antes. Esos primeros días fueron fatales, no sabíamos qué hacer, no sabía- mos si consultar con la Médula o no, no sabíamos si los glóbulos iban a resistir, El trabajo de un glóbulo rojo, el de un blanco y el de una pla- queta son fundamentales en el cuerpo de una persona y sabíamos que de a poco nuestras enemigas se multiplicaban. En la instancia en la que estábamos podríamos seguir trabajando, pero si esto no paraba y nadie hacía nada, no podríamos seguir cumpliendo con nuestros deberes. Cuando encontré un lugar en el que no había células malas me puse a reflexionar: “Qué tarea tan importante que me dio La Médula... soy una afortunada, así que me tomaré el trabajo muy en serio”, me decía a mí misma. “Anotaré todo en este borrador, luego cuando todo termine lo pasaré en limpio y de alguna manera Lo enviaré a Los humanos, tal cual me Lo pidió la Médula”. Logré tranquilizarme respondiéndome a mí misma las preguntas que me hacía, pero tenía una duda que me incomodaba (y Lo sigue haciendo hasta el día de hoy): ¿de dónde salieron?