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Psicologia segundo año medicina, Guías, Proyectos, Investigaciones de Psicología

Psicoanalisis, carrera de medicina segundo año

Tipo: Guías, Proyectos, Investigaciones

2022/2023

Subido el 27/07/2023

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Anomalías craneofaciales y musculoesqueléticas
Las anomalías craneofaciales y musculoesqueléticas son comunes en los niños. Pueden implican un solo
sitio, específico (p. ej., labio leporino, paladar hendido, pie zambo) o ser parte de un síndrome de
anomalías congénitas múltiples (p. ej., el síndrome velocardiofacial, síndrome de Treacher Collins). Puede
ser necesaria una evaluación clínica cuidadosa para distinguir una anormalidad aislada de un síndrome
atípico o ligeramente manifestado.
Las anomalías congénitas se pueden clasificar como:
Deformidades
Malformaciones
Una deformidad es una alteración en la forma debido a una presión o a un posicionamiento inusual en el
útero (p. ej., plagiocefalia posicional, es decir aplanamiento de la cabeza debido a la posición en decúbito
lateral prolongada en una posición). Las deformidades están presentes en aproximadamente el 2% de los
nacimientos; algunas se resuelven espontáneamente en pocos días, pero otras persisten y requieren
tratamiento.
Una malformación es un error en el desarrollo normal de un órgano o tejido. Las causas incluyen
anormalidades cromosómicas, defectos de un solo gen, agentes teratogénicos, o una combinación de
factores genéticos y ambientales; un número cada vez menor de casos se considera idiopático. Las
malformaciones congénitas se presentan en cerca del 3 al 5% de los nacimientos. Un genetista clínico debe
evaluar a los pacientes afectados para establecer un diagnóstico definitivo, que es esencial para la
formulación de un plan de tratamiento óptimo, proporcionando orientación preventiva y asesoramiento
genético, y la identificación de los familiares en riesgo de anomalías similares.
DISPLASIA DEL DESARROLLO DE LA CADERA
La displasia del desarrollo de la cadera (antes denominada luxación congénita de cadera) es el desarrollo
anormal de la articulación de la cadera.
La displasia del desarrollo de la cadera causa subluxación o luxación; puede ser unilateral o bilateral. Los
principales factores de riesgo son:
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Anomalías craneofaciales y musculoesqueléticas Las anomalías craneofaciales y musculoesqueléticas son comunes en los niños. Pueden implican un solo sitio, específico (p. ej., labio leporino, paladar hendido, pie zambo) o ser parte de un síndrome de anomalías congénitas múltiples (p. ej., el síndrome velocardiofacial, síndrome de Treacher Collins). Puede ser necesaria una evaluación clínica cuidadosa para distinguir una anormalidad aislada de un síndrome atípico o ligeramente manifestado. Las anomalías congénitas se pueden clasificar como: Deformidades Malformaciones Una deformidad es una alteración en la forma debido a una presión o a un posicionamiento inusual en el útero (p. ej., plagiocefalia posicional, es decir aplanamiento de la cabeza debido a la posición en decúbito lateral prolongada en una posición). Las deformidades están presentes en aproximadamente el 2% de los nacimientos; algunas se resuelven espontáneamente en pocos días, pero otras persisten y requieren tratamiento. Una malformación es un error en el desarrollo normal de un órgano o tejido. Las causas incluyen anormalidades cromosómicas, defectos de un solo gen, agentes teratogénicos, o una combinación de factores genéticos y ambientales; un número cada vez menor de casos se considera idiopático. Las malformaciones congénitas se presentan en cerca del 3 al 5% de los nacimientos. Un genetista clínico debe evaluar a los pacientes afectados para establecer un diagnóstico definitivo, que es esencial para la formulación de un plan de tratamiento óptimo, proporcionando orientación preventiva y asesoramiento genético, y la identificación de los familiares en riesgo de anomalías similares. DISPLASIA DEL DESARROLLO DE LA CADERA La displasia del desarrollo de la cadera (antes denominada luxación congénita de cadera) es el desarrollo anormal de la articulación de la cadera. La displasia del desarrollo de la cadera causa subluxación o luxación; puede ser unilateral o bilateral. Los principales factores de riesgo son:

  • Presentación podálica o de nalgas
  • Presencia de otras deformidades (p. ej., tortícolis, deformidad del pie congénita)
  • Antecedentes familiares positivos (en particular en niñas)

La displasia del desarrollo de la cadera parece ser consecuencia de la laxitud de los ligamentos que rodean la articulación o de la posición intrauterina. Los pliegues cutáneos asimétricos del muslo y la ingle son frecuentes, pero esto se observa también en lactantes sin displasia del desarrollo de la cadera. Si la displasia no es diagnosticada ni tratada, con el tiempo el miembro inferior afectado se hace más corto, y la cadera dolorosa. La abducción de la cadera suele estar limitada por espasmo de los aductores. Se realiza detección sistemática por examen físico en todos los lactantes. Como la sensibilidad del examen físico es limitada, en general debe realizarse un estudio por la imagen en los lactantes de alto riesgo (y en aquellos con alteraciones detectadas durante el examen físico). Suelen utilizarse 2 maniobras de detección:

  • Maniobra de Ortolani: detecta el deslizamiento de la cadera hacia atrás. Dentro del acetábulo
  • Maniobra de Barlow: detecta el deslizamiento de la cadera fuera del acetábulo

Se examina por separado cada cadera. Ambas maniobras comienzan con el lactante en decúbito supino, y las caderas y las rodillas en flexión de 90° (los pies estarán fuera de la camilla). Para realizar la maniobra de Ortolani, se abduce el muslo investigado (es decir, se separa la rodilla de la línea media hacia una posición de pata de rana) y se la empuja con suavidad en sentido anterior. Un chasquido palpable, a veces audible, de la cabeza femoral que se desplaza sobre el borde posterior del acetábulo y vuelve a ubicarse en la cavidad indica inestabilidad. A continuación, en la maniobra de Barlow se coloca la cadera otra vez en la posición inicial y después se realiza una ligera aducción (es decir, se lleva la rodilla a través del cuerpo) y se empuja el muslo en dirección posterior. Un chasquido indica que la cabeza del fémur está saliendo del acetábulo. Asimismo, una diferencia en la altura de las rodillas cuando el niño está en decúbito supino con las caderas flexionadas, las rodillas flexionadas y los pies sobre la camilla (signo de Galeazzi, véase figura) sugiere displasia, en especial, unilateral. Algo más adelante (p. ej., a los 3-4 meses de edad), la imposibilidad de abducir por completo el muslo cuando la cadera y la rodilla están flexionadas indica subluxación o luxación;

de la vida. Las radiografías de cadera son útiles después de que los huesos han comenzado a osificarse, en general después de los 4 meses de edad. El tratamiento temprano de la displasia es crucial. Cualquier demora reduce en forma sostenida la posibilidad de corrección sin cirugía. Por lo general, la cadera puede reducirse inmediatamente después del nacimiento, y con el crecimiento, el acetábulo puede formar una articulación casi normal. El tratamiento consiste en dispositivos, la mayoría de las veces el arnés de Pavlik, que mantienen las caderas afectadas en abducción y rotación externa. La almohada de Frejka y otras férulas pueden ser útiles. Los pañales almohadillados y el doble o triple pañal no son eficaces, y no deben ser usados para corregir una displasia de cadera.