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Este documento explora la psicología proyectiva, centrándose en la redefinición de los procesos perceptuales involucrados en los métodos proyectivos. Se analiza la teoría de la distorsión aperceptiva y la teoría gestáltica del aprendizaje, así como la influencia de las necesidades, valores y fantasías del individuo en la percepción. Se destaca la importancia de un enfoque dinámico y funcional de la personalidad, considerando la interacción del individuo con su entorno físico y social. El documento también aborda la utilidad de los datos proyectivos en la evaluación y el tratamiento terapéutico.
Tipo: Guías, Proyectos, Investigaciones
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El término "proyección" fue introducido por Freud en 1894 en su trabajo "Neurosis de angustia", donde afirmaba que la psiquis desarrolla una neurosis de angustia cuando no se siente en condiciones de controlar la excitación sexual que surge endógenamente, actuando como si hubiera proyectado esa excitación en el mundo exterior.
En 1896, en su trabajo "Las neuropsicosis de defensa", Freud siguió elaborando su concepto de proyección y afirmó más explícitamente que la proyección es un proceso que consiste en atribuir los propios impulsos, sentimientos y afectos a otras personas o al mundo exterior, como un proceso defensivo que nos permite ignorar estos fenómenos "indeseables" en nosotros mismos.
El trabajo de Freud sobre el caso de Schreber, vinculado con la paranoia, constituye una elaboración ulterior de este mismo concepto. En este caso, el paranoico tiene ciertas tendencias homosexuales que transforma, bajo la presión de su superyó, de "yo lo amo" en "yo lo odio", una formación reactiva. Luego proyecta o atribuye este odio al objeto amoroso original, convertido así en el perseguidor.
Healy, Bronner y Bowers definen la proyección como "un proceso defensivo, dominado por el principio del placer, por el cual el yo lanza sobre el mundo exterior deseos e ideas inconscientes que, si penetraran en la conciencia, resultarían penosos para el yo".
Aunque el concepto de proyección surgió en conexión con las psicosis y las neurosis, Freud lo aplicó más tarde a otras formas de la conducta, como mecanismo principal en la formación de creencias religiosas.
Si bien la proyección está firmemente establecida como uno de los procesos defensivos más importantes, se ha trabajado relativamente poco sobre ella. Sears dice: "Probablemente el de 'proyección' sea el término menos adecuadamente definido en toda la teoría psicoanalítica".
Existe la necesidad de volver a definir los procesos perceptuales involucrados en lo que conocemos como métodos proyectivos, a fin de
verificar experimentalmente la descripción clínica original de la proyección hecha por Freud.
El trabajo del Dr. Leopold Bellak, que se presenta a continuación, intenta reformular los conceptos psicoanalíticos básicos en términos del proceso de distorsión aperceptiva y la teoría gestáltica del aprendizaje, lo cual requerirá nuevos trabajos experimentales y ulteriores investigaciones.
Descargado por Hannia Reyes (hanniaestherreyes@gmail.com) lOMoARcPSD|
Bellak prefiere utilizar los términos "psicología aperceptiva" y "distorsión aperceptiva" en lugar de la terminología más familiar de "proyección", lo cual lo ubica claramente en la corriente principal de la psicología proyectiva.
Su intento de reformular los conceptos psicoanalíticos básicos en términos del proceso de distorsión aperceptiva y la teoría gestáltica del aprendizaje ayudará a resolver algunos de los problemas con que se enfrenta el clínico que utiliza métodos proyectivos, y constituye un paso tendiente a salvar el abismo que todavía separa la psicología no analítica de la analítica.
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Psicología Proyectiva
El uso más amplio del término "proyección" se ha dado en el campo de la psicología clínica, en relación con las llamadas técnicas proyectivas. Estas incluyen el Test de Rorschach, el Test de Apercepción Temática, el Test de Szondi, el Test de frases incompletas, entre otros. En estos tests, se presenta al examinado una serie de estímulos ambiguos y se le invita a responder a ellos. Se supone que, de esta manera, el examinado proyecta sus propias necesidades y tensiones, las cuales aparecen en sus respuestas a los estímulos ambiguos.
Se realizaron experimentos para investigar los fenómenos mencionados anteriormente. En el primer experimento, se irritaba a un grupo de sujetos y se les presentaban láminas del Test de Apercepción Temática en condiciones controladas. En el segundo experimento, los examinados recibían una orden posthipnótica de experimentar agresión (sin tener conciencia directa de ella) mientras relataban historias sobre las láminas. En ambos casos, los examinados se comportaron de acuerdo con la hipótesis proyectiva y
Apercepción y Distorsión Aperceptiva
El término "apercepción" se prefiere al de "percepción" en el contexto de la psicología dinámica, ya que este último ha estado muy ligado a un sistema de psicología que no se ocupa de toda la personalidad. La apercepción se define como una interpretación (dinámicamente) significativa que un organismo hace de una percepción. Esta definición sugiere la existencia de un proceso hipotético de percepción no interpretada, y que toda interpretación subjetiva constituye una distorsión aperceptiva dinámicamente significativa. También se puede establecer operativamente una condición de percepción "objetiva" cognoscitiva, casi pura, en la que una mayoría de examinados concuerda sobre la calidad exacta de un estímulo.
En el uso clínico del Test de Apercepción Temática (TAT), se hace evidente que estamos frente a distorsiones aperceptivas de distinto grado. El examinado a menudo no tiene conciencia de ninguna significación subjetiva en la historia que relata. Basta pedirle que lea la transcripción de su relato para que pueda percibir que los aspectos erróneos de ella son imputables a él mismo. Sólo después de una considerable psicoterapia puede llegar a ver sus impulsos más latentes; sin embargo, quizás nunca pueda "ver" las menos aceptables de sus distorsiones subjetivas.
Proyección Invertida
Se sugiere que el término "proyección" quede reservado para el grado máximo de distorsión aperceptiva. En el caso de la verdadera proyección, no se trata sólo de una adscripción de sentimientos y afectos inconscientes, al servicio de la defensa, sino que aquéllos son inaceptables para el yo, por lo que se atribuyen a objetos del mundo exterior. Es un proceso muy complejo que involucra varios pasos, como la formación reactiva y la transformación del percepto.
Proyección Simple
Este tipo de proyección no es necesariamente de significación clínica, ocurre a diario y se ejemplifica en el chiste sobre Joe Smith y Jim Jones. El análisis de esta historia revela que Joe imagina una negativa de Jim, lo que lo enoja, y por lo tanto percibe a Jim como enojado con él mismo. Este proceso se explica como una distorsión aperceptiva por transferencia inadecuada del aprendizaje.
Sensibilización
Algunos individuos pueden percibir enojo incluso cuando éste no existe objetivamente, lo cual se conoce como la "sensibilidad" de los neuróticos. La hipótesis de la sensibilización significa que un objeto que encaja en una pauta preformada se percibe más fácilmente que otro que no encaja. Esto se observa en experimentos como el realizado por Levine, Chein y Murphy, donde los sujetos con hambre percibían correctamente figuras de alimentos con mayor frecuencia. Esto constituye un aumento de la eficacia de la función yoica en respuesta a una emergencia, una percepción más certera de la comida en el estado de hambre.
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Elaboración del texto en español
Se hacen juicios más certeros sobre la igualdad de tamaño entre la memoria perceptual del disco y el haz de luz. La percepción conductista, es decir, la percepción de objetos alimenticios deseados en condiciones de hambre frente a estímulos que no representan objetivamente tales objetos, constituye una forma de proyección simple o un proceso distinto. Sanford (24) y Levine, Chein y Murphy (19) han demostrado este proceso de forma experimental. Una mayor necesidad de comida lleva a evocar objetos alimenticios, y estos recuerdos de percepciones distorsionan aperceptivamente todo percepto contemporáneo. El único argumento para establecer una diferencia con respecto a la proyección simple es que aquí se trata de impulsos básicos simples que llevan a distorsiones gratificadoras simples y no a las situaciones más complejas posibles en la proyección simple. El concepto del 'mecanismo paja-viga' de Ichheiser (18) también puede incluirse en el concepto de sensibilización. Ichheiser sugiere que se hable de ese mecanismo en los casos de distorsión de la percepción social en los que un individuo tiene exagerada conciencia de la presencia de un rasgo indeseable en un grupo minoritario, aunque no percibe ese mismo rasgo en sí mismo. Hay una sensibilización perceptual debida a la propia selectividad que opera inconscientemente y a la distorsión aperceptiva.
La proyección invertida, la proyección simple y la sensibilización son procesos de los cuales el individuo no tiene por lo común conciencia. Es difícil conseguir que una persona tome conciencia de esos procesos en sí misma. Sin embargo, un examinado puede relatar espontáneamente una historia sobre una lámina del TAT que refleja su propia experiencia, aunque
Efecto de la frustración oral temprana en un
individuo
No se afirma explícitamente que la ley de la primacía es congruente con los supuestos relativos a la importancia de las primeras experiencias.
No se explora sistemáticamente, en términos de recompensa y castigo, el efecto que la reacción materna tiene sobre la adquisición de hábitos de higiene.
Se considera el efecto que la imagen de la madre tendrá sobre la percepción posterior de las funciones corporales, aunque aún debe expresarse en términos experimentales. El recuerdo del percepto correspondiente a la madre tendrá una influencia decisiva sobre las percepciones posteriores.
El niño se identifica con la madre en el sentido de que percibe a la madre y conserva un recuerdo de ese percepto.
El niño aprende a asociar el placer o la evitación de la anhedonia con el percepto materno. Aprende a comportarse de acuerdo con las normas de la madre para evitar la anhedonia.
El recuerdo perceptual de la madre se convierte en una imagen orientadora, motivada por el deseo de evitar la anhedonia, que ejerce una influencia selectiva sobre la conducta. Esta imagen llega a ser parte de la autoestimación del niño o un "ideal del yo" en el lenguaje freudiano.
No hay un percepto único de la madre, sino toda una serie de perceptos que se superponen a lo largo del desarrollo del niño.
El percepto de la madre a los 14 años es el resultado final de todos los perceptos de la madre hasta ese momento.
El psicoanálisis se ha interesado particularmente en el destino y la organización selectivos de estas huellas mnémicas. Freud descubrió que los primeros perceptos aprendidos se habían vuelto inconscientes en el proceso de integración de los perceptos.
La técnica psicoanalítica está destinada a reconocer las partes que constituyen el todo inmediatamente observable, como en el análisis de los sueños.
Este principio puede expresarse como una demostración del principio gestáltico de que el todo es más que la suma de las partes.
La autoestima (personalidad) puede verse como un sistema complejo de perceptos de naturaleza diversa que influyen selectivamente sobre la conducta. No importa si el organismo se considera en el momento de nacer como una "tabula rasa" o determinado por factores ontogenéticos, familiares o biológicos.
Cualquier impulso biológico, ya sea sexual, agresión, necesidad de seguridad o evitación de la anhedonia, está modificado por los diversos perceptos aprendidos. Cada percepto es modificado por todos los demás y se integra con ellos.
El yo, el ideal del yo y el superyó son conceptos psicoanalíticos que se refieren a los perceptos que determinan la conducta.
Originalmente, Freud llegó a las percepciones a través de reconstrucciones con adultos, y luego sus reconstrucciones se vieron confirmadas por la observación directa de niños.
Los fenómenos psicológicos masivos pueden entenderse de manera similar a la hipnosis, donde el individuo "ve el mundo a través de los ojos de la masa" y la apercepción del grupo adquiere una influencia controladora.
Transferencia
Aunque el término "transferencia" se utiliza a menudo con cierta falta de rigor, es importante limitar su significado a la relación emocional entre el paciente y su psicoanalista. Una parte integral de esta relación es el hecho de que el analista constituye, al menos en teoría, una figura que no interviene activamente en las relaciones emocionales y que se abstiene de castigar, elogiar o reaccionar manifiestamente a los estados de ánimo del paciente.
La transferencia implica que el paciente transfiere al analista sentimientos previamente aprendidos. Así, espera del terapeuta críticas, castigos o alabanzas y a menudo distorsiona aperceptivamente sus reacciones. Es parte de la tarea analítica mostrar al paciente, en los momentos adecuados, la diferencia entre sus distorsiones y los hechos.
La falta de respuesta del analista ejerce un efecto único, que distingue la situación transferencial de toda otra distorsión aperceptiva de una figura parental similar. Cuando un paciente descubre que una manera particular de tratar de manejar la relación fracasa, surge otra pauta de conducta.
Un paciente alardeaba mucho en cierto momento de su análisis, se jactaba de sus conocimientos y trataba de divertir al analista. Cuando éste se lo señaló, y resultó evidente que no respondía a las exhibiciones del paciente, éste reaccionó con agresión y, más tarde, con evidente ansiedad y dependencia.
Psicosis
En los delirios y las alucinaciones psicóticas podemos decir que las imágenes tempranas han surgido con tanta fuerza que ejercen sobre la apercepción del mundo contemporáneo una influencia distorsionadora mayor que en cualquier otra situación.
Si decimos que nuestra apercepción actual es una Gestalt, un cuadro compuesto por todas las apercepciones previamente aprendidas, entonces cabe afirmar, esquemáticamente hablando, que ciertas imágenes tempranas de naturaleza atemorizante fueron tan intensas en un paciente dado como para distorsionar poderosamente todas las imágenes posteriores que podrían haber sido de una naturaleza más innocua.
En general, la distorsión aperceptiva afecta al principio sólo un grupo pequeño de estímulos. En el paranoide precoz, sólo involucra a un individuo o a unos pocos. A veces, la distorsión original no es necesariamente absurda y puede obligar al observador a dedicar largo tiempo a su verificación. A medida que la enfermedad avanza, las distorsiones del paciente suelen acentuarse y abarcar un área cada vez más extensa. La sistematización del paranoide se ramifica cada vez más hasta que involucra al mundo entero, a todo su campo aperceptivo.
Terapia
Es posible reformular la teoría psicoanalítica de la terapia en dos aspectos:
El paciente se comunica con el analista por medio de asociaciones libres. En esta forma, el analista llega a conocer la conducta del paciente en numerosas situaciones y encuentra algunos denominadores comunes en las pautas de conducta del paciente.
Cuando el analista se ha familiarizado con determinadas situaciones de vida del paciente, puede percibir un cierto denominador común en las pautas de conducta y señalárselo al paciente en las dosis que le parezcan adecuadas en las distintas oportunidades.
Estudio horizontal
El terapeuta puede encontrar un denominador común en las pautas de conducta y las relaciones interpersonales correspondientes a la situación de vida contemporánea, y cabe hablar de este proceso como de un estudio horizontal de pautas.
Estudio vertical
Tarde o temprano resultará posible rastrear, mediante la asociación libre o de otra manera, el desarrollo histórico de esas pautas en la vida del paciente, y llegar así a una disposición temprana, más o menos claramente definida. Podemos hablar de esta parte de la investigación terapéutica como del estudio vertical de las pautas de vida.
Descargado por Hannia Reyes (hanniaestherreyes@gmail.com) lOMoARcPSD|24401825 PSICO LO G IA. PRO Y E CT IV A 3 5
nuevas, reaccionando de manera progresivamente distinta bajo la influencia del nuevo "set mental" adquirido.
Los nuevos problemas que surgen son reanalizados, y el problema se elabora mediante una adaptación y readaptación persistentes entre la disposición mental y la realidad.
Resumen
Se revisa el concepto de proyección, concluyendo que la proyección es uno de los procesos de la "distorsión aperceptiva", resultado de la influencia estructuradora de los recuerdos de las apercepciones pasadas sobre las presentes.
Así, la teoría dinámica de la psicología psicoanalítica de la personalidad puede considerarse en términos de la historia de las apercepciones pasadas (por ejemplo, de los padres, etc.) y de su influencia sobre las apercepciones de cada individuo de su mundo contemporáneo.
El psicoanálisis surge como una teoría del aprendizaje aplicada a la génesis de los recuerdos de perceptos y su interacción mutua legal, expresados en la teoría de los mecanismos de defensa, la formación de síntomas y del carácter.
Estas hipótesis se aplican a la comprensión de la hipnosis, los fenómenos psicológicos de grupo, la transferencia, las psicosis y los procesos involucrados en la terapia psicoanalítica.
Orígenes de la Psicología Proyectiva
La psicología proyectiva puede considerarse como un producto característico de la escena psicológica contemporánea. Desde un punto de vista metodológico y conceptual, representa una profunda revuelta contra muchas de las principales corrientes de la psicología académica, con la cual tiene una deuda enorme. El punto de vista proyectivo en psicología es claramente opuesto a la tradición norteamericana del conductismo, que sigue saturando un sector muy amplio de la psicología académica contemporánea.
Si bien es cierto que vivimos y trabajamos en una época de muchos conductismos modificados y sofisticados, es difícil determinar precisamente qué entendemos por una tradición de conductismo en la psicología norteamericana académica. Sin embargo, se puede afirmar que los principios y nociones conductistas, en una u otra forma, constituyen los supuestos subyacentes con los que trabajan un número abrumador de psicólogos norteamericanos contemporáneos.
Dentro de la ciencia, se pueden discernir dos tipos distintos, pero en buena medida complementarios, de investigación científica:
Investigación conductista: En este tipo de investigación, se pasa por alto los componentes internos del sistema y sus relaciones dentro de él. La atención se centra en lo que ocurre con respecto a la respuesta del sistema cuando, siendo todo lo demás constante, se hace que un estímulo específico o una input incida sobre él.
Investigación funcional: En este tipo de estudio, el tema central que se investiga es la estructura intrínseca y las propiedades internas del sistema mismo. En este tipo de estudio, input y output solo se utilizan para arrojar luz sobre el carácter del sistema que los vincula.
La psicología proyectiva se ocupa evidentemente de un estudio funcional del individuo, y debe estar plenamente dispuesta a dejar de lado todo tipo de investigación conductista. Una evaluación funcional de la personalidad siempre debe expresarse en términos dinámicos, y el punto de vista proyectivo en psicología está hondamente comprometido con un enfoque dinámico y no estático de la conducta.
Dentro del marco de la psicología proyectiva, la conducta siempre está dirigida hacia una meta. Decir que la psicología proyectiva insiste en un análisis dinámico y funcional de la personalidad significa sugerir que no se ocupa de segmentos aislados de conducta, sino más bien de los técnicos importantes y más complejos por medio de los cuales el individuo busca organizar su experiencia con el ambiente físico y social y adaptarla según sus singulares necesidades. La psicología proyectiva quiere investigar el papel de todas las funciones y procesos psicológicos que actúan dentro del contexto de la personalidad total.
El punto de vista proyectivo utiliza un criterio holista, por el que la conducta en una modalidad particular de expresión se estudia dentro de la matriz de la personalidad total, y debe ser comprendida en relación con todas las otras expresiones de conducta del individuo. Las producciones proyectivas de los individuos deben considerarse, por lo tanto, como meras partes de un todo. Es este enfoque del estudio y el diagnóstico de la personalidad, más aún que las limitaciones específicas de los diversos tests proyectivos, lo que explica la necesidad de utilizar diversos métodos proyectivos, así como técnicas no proyectivas, para la evaluación y el diagnóstico de cada personalidad.
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descripción de la personalidad. Estudios recientes en la metodología científica sugieren que el método hipotético deductivo es quizás el más fructífero para el progreso científico. Este método, en todas sus variaciones, fomenta el desarrollo y la utilización de construcciones operativamente derivadas, que son similares a los conceptos de persona, vector, valencia, dimensión de realidad y otros similares en la psicología de la Gestalt, y a los conceptos de yo, libido, y construcciones similares utilizadas en el pensamiento psicoanalítico.
En cada uno de estos dos puntos de vista sistemáticos, la conducta del individuo se observa en un amplio contexto de situaciones distintas. En ambos sistemas teóricos, los datos de conducta se organizan según la teoría general del punto de vista particular mediante conceptos similares a los señalados. En ambos casos, el resultado suele ser una integración o estructuración de las formulaciones descriptivas e interpretativas relativas al individuo, su conducta y el campo en el cual aquélla tiene lugar.
Al examinar el número más bien pequeño de tendencias conceptuales que son concretamente explícitas y no implícitas hoy día, comprendemos que se ha dedicado mucho más esfuerzo al desarrollo y la aplicación de los tests proyectivos que al intento cuidadoso y cabal de formular una teoría de la psicología proyectiva, tan necesaria para nosotros. Es posible discernir las siguientes tendencias significativas en la conceptualización de la conducta y la personalidad de la psicología proyectiva:
La personalidad se considera cada vez más como un proceso antes que como una colección o un conjunto de rasgos relativamente estáticos que el individuo utiliza para responder a los estímulos. La esencia de cualquier proceso, desde luego, es el hecho de que recorre un curso dinámico en el tiempo. Para la psicología, el resultado de considerar a la personalidad como un proceso es que el cuadro que surge de la aplicación de un grupo de tests proyectivos en el estudio de un individuo siempre está limitado por la exigencia de que la conducta proyectiva accesible al análisis represente, en el mejor de los casos, sólo un corte transversal del proceso de la personalidad total.
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La teoría de la personalidad desde una
perspectiva proyectiva
La personalidad estudiada por medio de procedimientos proyectivos se concibe como un proceso constantemente sometido a la influencia de las
interacciones del individuo con sus ambientes físico y social, por un lado, y del estado y la intensidad de sus necesidades, por el otro. Según este criterio, la personalidad es el proceso que el individuo utiliza para organizar sus experiencias en términos de un mundo cambiante de realidad física y social, y para adaptar esa realidad a sus propias necesidades y valores. Tanto la realidad física como la social resultan modificadas para el individuo en la dirección determinada por sus sistemas de necesidades y valores, y lo que se vuelve importante es la concepción que el individuo tiene de su relación con los ambientes físico y social. Esta concepción de la relación única del individuo con el mundo de la realidad física y social es lo que Frank (8, 9) llama el 'mundo privado' de la persona. No sólo las necesidades del individuo, sino también sus valores, son determinantes de la conducta en tanto actúan para crear el mundo en que el individuo vive y hacen posible las formas únicas en las que aprende, a través de la experiencia, a llegar a un acuerdo con las exigencias que el ambiente físico y social le imponen.
Hay una creciente tendencia dentro de la psicología proyectiva a apoyarse en la teoría del campo como marco de referencia adecuado para organizar los datos proyectivos de la conducta. La conducta se estudia siempre como una función de las relaciones persona-situación, y los términos dinámicos utilizados para describir tales relaciones derivan a un mismo tiempo de la psicología de la Gestalt y del psicoanálisis. Esta tendencia en la conceptualización es congruente con la proposición de que la cultura y la personalidad son continuas y deben ser tratadas como variables interdependientes, e insiste en que todos los datos proyectivos de la conducta deben ser organizados según un marco de referencia mutuamente existente, cuya naturaleza también es necesario explorar antes de formular deducciones legítimas acerca del individuo.
Los diversos tests proyectivos no estudian tanto el aspecto cultural del complejo cultura-personalidad, como las formas altamente individuales en que la persona reacciona en el campo psicológico y repite o abandona las pautas y las prácticas recurrentes del campo cultural en que tiene lugar su conducta.
Bajo la influencia del pensamiento psicoanalítico, hay una marcada tendencia a establecer dos clases de proposiciones sobre la personalidad: dinámicas (del campo) y genéticas (históricas y del desarrollo).
Aunque los psicólogos proyectivos aceptan que los tests proyectivos proporcionan, en el mejor de los casos, sólo un enfoque transversal para la evaluación de la personalidad, en general sostienen que la personalidad como proceso es una entidad en continuo desarrollo que actúa desde el nacimiento hasta la muerte. Así pues, propugnan el estudio y la consideración de la personalidad como una suerte de Gestalt temporal y afirman la necesidad de datos relacionados con un enfoque longitudinal de
La selectividad general encontrada en todos los actos perceptuales del individuo está determinada por ciertos factores internos y externos que actúan de manera integrada.
Según el enfoque no directivo, el "marco interno de referencia" del individuo, que incluye el concepto de sí mismo, desempeña un papel importante en la percepción. Estudios con niños muestran que el estado de las necesidades y el estado de ánimo del individuo son factores significativos en la percepción. El hecho de que haya un cambio en la importancia relativa de los factores internos y externos en la percepción, en relación con la naturaleza de los diversos campos de estímulos, constituye el fundamento en el que se basan los métodos proyectivos. Investigaciones experimentales han demostrado el predominio de los factores internos sobre los externos en la percepción, bajo condiciones de laboratorio en las que el campo de estímulos se presenta vago y ambiguo. Estudios como los de Bruner y Goodman han mostrado el papel de la necesidad y el valor como factores que organizan la percepción, incluso en situaciones ambiguas. Otros trabajos, como los de Lewin, Chein y Murphy, también han ofrecido evidencia sobre la influencia de factores subjetivos en la percepción.
Si no fuera posible establecer situaciones en las que los factores perceptuales subjetivos se convierten en determinantes de la conducta de un individuo, no contaríamos con las oportunidades para la investigación y el análisis de la estructura de la personalidad que proporcionan las pruebas proyectivas. El trabajo experimental en este campo sienta las bases para comprender el papel de los factores internos en la percepción, lo cual es fundamental para el desarrollo de la psicología proyectiva.
La percepción como un proceso activo e
intencional
La actividad perceptual tiene raíces profundas en la matriz total de las experiencias pasadas del individuo. Las actividades perceptuales del individuo se extienden hacia el futuro para modificar su orientación. Los procesos perceptuales están íntimamente ligados con las experiencias pasadas del individuo, que se han organizado en la conducta para proporcionar cierto significado y unidad en el presente.
Los procesos perceptuales también están profundamente vinculados con la anticipación del futuro, sobre todo del futuro cercano, del que pueden considerarse como una especie de reflejo.
Como resultado de sus actividades perceptuales pasadas, el individuo tiende a construir o adquirir un sentimiento de certidumbre con respecto a las consecuencias de sus experiencias perceptuales presentes. Los perceptos que en el pasado fueron validados por experiencias posteriores tienden a fijarse como tendencias de respuesta perceptual y a llevar a un sentimiento de bienestar o seguridad. Los perceptos que no han tenido una validación posterior en la conducta tienden a producir un estado de tensión y se experimentan como malestar o ansiedad. Una de las principales funciones de la percepción es permitir que el organismo se proteja contra situaciones y circunstancias que le resultan nocivas y penosas y que no contribuyen a su bienestar y supervivencia. Los actos perceptuales establecen la base para que el individuo pueda ejercer una cierta previsión con respecto a situaciones y circunstancias potencialmente nocivas.
Evidencias experimentales sugieren que la percepción actúa como una defensa yoica, similar a la represión. La orientación según el valor contribuye a la selección y acentuación de ciertos perceptos en detrimento de otros, y también levanta barreras contra perceptos o hipótesis incongruentes con los valores del individuo o que constituyen una amenaza para aquéllos. La percepción desempeña un papel significativo en el proceso de la homeostasis psicológica, permitiendo que algunos mecanismos de defensa psicoanalíticos actúen de tal manera que el individuo pueda mantener un nivel bastante constante de ansiedad. Cuando el campo de estímulos se vuelve menos estructurado, obligando al individuo a depender cada vez más de los factores internos o subjetivos en la percepción, su nivel de ansiedad tiende a aumentar considerablemente. El proceso dinámico de adaptar la conducta a una nueva relación situacional es lo que explica el aumento en el monto de ansiedad que el individuo experimenta. Cuando el nivel de ansiedad habitual aprendido es sobrepasado, aparece una marcada tendencia a poner en funcionamiento el mecanismo proyectivo, que permite al yo adaptarse a relaciones nuevas adecuadas con la realidad física y social, disminuyendo el monto de ansiedad que experimenta el individuo.