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Un análisis detallado de los cuatro tipos de pensamiento según el modelo de Sombreros de Edward de Bono: rojo, negro, amarillo y verde. El rojo representa las emociones y intuiciones, el negro las observaciones negativas y críticas, el amarillo las especulaciones positivas y la exploración de ideas y el verde la creatividad y la búsqueda de alternativas. El texto también explica cómo cada sombrero colorea el mapa conceptual del pensamiento y cómo pueden interaccionar entre sí.
Qué aprenderás
Tipo: Resúmenes
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"Actuar como si" SI ACTÚAS COMO UN PENSADOR TE CONVERTIRÁS EN UNO Creo que uno de los dos originales de El Pensador de Rodin está en Buenos Aires, en la plaza frente al palacio legislativo. Por lo menos eso me dijo la guía mientras me señalaba este ocupado pensador tallado en bronce perdurable. En tanto "hecho", esto bien puede ser erróneo en varios aspectos. Puede no ser un original. Puede no haber habido dos originales. La guía pudo haberse equivocado. Puede no estar en la plaza frente al palacio legislativo. Podría fallarnos la memoria. Por lo tanto, ¿por qué debería exponer algo que no ha sido verificado de un modo absoluto como un hecho? Hay muchas razones. Una, que más adelante en este libro me referiré de modo específico al uso de los hechos. Otra, irritar a los que creen que los hechos son más importantes que su uso. En tercer lugar, que quiero que el lector visualice aquella famosa figura pensadora, donde quiera que esté la misma. La razón verdadera, que este libro fue escrito en un avión, durante un viaje de Londres a Kuala Lumpur, Malasia. Como quiera que haya sido, usé la palabra "creo", que indica que mi estado es de opinión más que de afirmación dogmática de un hecho. A menudo necesitamos indicar el modo como se está exponiendo algo. Sobre esto trata este libro. Si quieres imaginar la tan usada — excesivamente usa.-da— imagen de El Pensador de Rodin, quiero que imagines esa postura de la mano en la barbilla, que supuestamente adopta cualquier pensador que no sea frívolo. Creo, por cierto, que el pensador debería ser activo y enérgico más que apesadumbrado y solemne. Pero, por el momento, la imagen tradicional es útil. Adopta esa postura — en forma física, no mental— y te convertirás en un pensador. ¿Por qué? Porque si "actúas como si" fueras un pensador, te convertirás en uno. Los tibetanos rezan haciendo girar unos molinillos sobre los que están grabadas las oraciones. Los molinillos giratorios hacen subir las oraciones en espiral hacia el espacio divino. En la práctica, si se encuentran debidamente en equilibrio, un ayudante puede mantener girando una docena de molinillos de oración como en el acto circense en que giran platos equilibrados en la punta de largos palos. Es posible que el tibetano piense en la lista de ropa para lavar mientras hace girar la rueda. Importa la intención de rezar y no tanto las vibraciones emocionales o espirituales que muchos cristianos se exigen a sí mismos. Existe otro punto de vista cristiano mucho más próximo al tibetano: efectuar los movimientos propios de la oración aunque no se esté emocionalmente comprometido. Las emociones coincidirán con los movimientos a su debido tiempo. Eso es, precisamente, lo que quiero decir cuando te pido que "actúes como si" fueras un pensador. Adopta la postura de un pensador. Haz los movimientos. Ten la intención y manifiéstatela a ti mismo y a quienes te rodean. Muy pronto tu cerebro desempeñará el rol que estás "actuando". Si finges ser un pensador, muy pronto, en efecto, te convertirás en uno. Este libro expone los diferentes roles para que "actúes como si".
Poniéndose un sombrero UN PROCESO MUY DELIBERADO El rasgo más llamativo de cualquier fotografía tomada hace más de cuarenta años es que todos llevan sombrero. Las fotografías de los periódicos y las películas de la época muestran esta gran preponderancia de los sombreros. Actualmente un sombrero es algo raro, especialmente entre los hombres. Los sombreros tienden a definir un rol. Se usa sombrero como parte de un uniforme, algo que de por sí define un rol. Se puede decir que un esposo autoritario que da órdenes a su familia lleva puesto el "sombrero de director de escuela" o el "sombrero de ejecutivo". Una mujer de negocios podrá distinguir los dos roles que desempeña diciéndole a su audiencia cuál sombrero se ha puesto: "el sombrero de ejecutivo" o "el sombrero de ama de casa". Mrs. Thatcher, la Primer Ministro de Inglaterra, en ciertas ocasiones manifiesta que el manejo del gobierno obliga a la práctica, la prudencia y frugalidad de un ama de casa. También existe la idea de un sombrero para pensar. ...Tendré que ponerme el sombrero para pensar y considerar su nueva propuesta. No estoy seguro de querer vender el edificio. ...Póngase el sombrero para pensar y llámeme por teléfono mañana. ...Esta es una empresa arriesgada. Tendremos que ponernos los sombreros para pensar y ver cómo podremos salir de este atolladero. Siempre me imaginé el sombrero para pensar como una especie de gorro de dormir flojo y con una borla colgante. Casi como un bonete para los tontos, pero sin la firme arrogancia que es el único signo real de la tontería. La gente se ofrece para ponerse sus propios sombreros para pensar o pide a otros que lo hagan. El ponerse un sombrero de un modo deliberado es algo muy preciso. Antiguamente, el que la niñera se pusiera sombrero constituía señal cierta de que ella — y los niños— iban a salir. No había posibilidad de contradicción. La señal era definitiva. Cuando un policía se pone su sombrero, está señalando claramente-su deber y su actividad. Un soldado sin gorra nunca aparenta la misma seriedad ni inspira el mismo respeto que con la gorra puesta. Es una lástima que no exista un auténtico sombrero para pensar que se pueda adquirir en las tiendas. En Alemania y en Dinamarca existe un sombrero para estudiantes, que es una especie de gorro de sabio. Pero la erudición y el pensamiento raramente coinciden. Los eruditos suelen estar muy ocupados aprendiendo sobre el pensamiento de otros como para pensar por sí mismos. Considera la utilidad de un verdadero sombrero para pensar. ...No me moleste. ¿No ve que estoy pensando? ...Voy a interrumpir esta discusión para que todos nos podamos poner los sombreros para pensar y dedicarnos a este tema. ...Quisiera que pensara sobre esto en este preciso momento. Me agradaría que se
Yo conduje en las escuelas un programa para enseñar a pensar. Se llama TIC (Tarea de Investigación Cognitiva). Actualmente lo utilizan varios millones de escolares de diferentes países. La primera lección se llama PMI. En lugar de sólo reaccionar ante una determinada situación, el joven traza un mapa simple. Para hacerlo, contempla primero la dirección "Plus" (positivo) y anota lo que observa. El joven dirige después su atención hacia la dirección "Minus" (negativo), y finalmente hacia la dirección "Interesting" (interesante) (para todas las cosas que vale la pena anotar pero no encajan ni en "Plus" ni en "Minus"). El mapa está trazado. El pensador elige su ruta. Una jovencita lo expresó con toda claridad. Dijo: "Yo creía que hacer un PMI era tonto y artificial, ya que yo sabía lo que pensaba. Pero cuando terminé el PMI, descubrí que lo que yo misma había anotado me había hecho cambiar de opinión." Se trata de dirigir la atención y de tener un modo de hacerlo. En Sydney, Australia, una clase de treinta jovencitos votó a favor de que se les dieran cinco dólares por semana para ir a la escuela. Después de hacer el PIM, y sin que la maestra sugiriera nada distinto, veintinueve cambiaron de opinión y decidieron que la idea no era buena. Un empresario que durante meses había estado discutiendo con una importante empresa petrolera, pidió a todos que hicieran un PMI en la próxima reunión. Me contó que el problema se solucionó en veinte minutos. Una vez trazado el "mapa", se pudo elegir un camino. Una mujer que hacía dos años estaba planeando mudarse de California a Arizona, hizo un PMI con sus dos hijos. Al finalizar este breve ejercicio, se canceló la mudanza. Uno de los inventores más grandes del mundo, Paul MacCready, se vio envuelto en un problema burocrático. Su hijo le sugirió que hiciera el PMI, y de esto resultó la solución. El tipo de pensar que traza mapas requiere cierto distanciamiento. No así el tipo automático de pensamiento (caminar-hablar-respirar). En realidad, este tipo de pensamiento reactivo sólo puede funcionar cuando hay algo ante qué reaccionar. Por esto, la noción de que el pensamiento crítico es la forma más completa de pensamiento puede resultar muy peligrosa. Hay una tonta creencia, basada en una defectuosa interpretación de los grandes pensadores griegos, que sostiene que el pensamiento se basa en el diálogo y en la argumentación dialéctica. Esta creencia ha hecho mucho daño al pensamiento occidental. La costumbre occidental de la argumentación y la dialéctica es defectuosa; excluye lo creativo y lo generativo. El pensamiento crítico vale para reaccionar ante lo que se pone enfrente pero no hace nada para producir propuestas. Los escolares se preocupan mucho de reaccionar frente a lo que se le presenta: material bibliográfico, comentarios de los maestros, series de TV, etc. Pero tan pronto como el joven termina la escuela, deberá hacer mucho más que sólo reaccionar. Necesita iniciativa, planes y acción. Y no obtendrá esto a partir del pensamiento reactivo. He acuñado el término operabilidad para referirme a este "pensar actuante". Es la habilidad para hacer —y el pensamiento que implica. La palabra operabilidad debe ser paralela a "literabilidad" (la capacidad para leer y escribir) y a "numerabilidad" (la capacidad para usar números); estoy firmemente convencido de que la operabilidad debería ser un ingrediente básico de la educación, en un pie de igualdad con la capacidad para leer, escribir y usar los números. En efecto, las lecciones TIC de pensamiento se ocupan de la operabilidad: establecimiento de objetivos, evaluación de prioridades, generación de alternativas, etc.
Si no sólo buscamos reaccionar frente a lo que se nos presenta, necesitamos poseer un modo de dirigir la atención. El PMI es una de las formas de hacerlo. En este libro enfocamos otro modo. Cuando se imprime un mapa a todo color, los colores están separados. Primero se pone un color en el papel. Luego se imprime encima otro color. Luego el siguiente y el siguiente hasta que un mapa completo queda a la vista. En este libro, los seis sombreros para pensar corresponden a los diferentes colores que se usan para imprimir un mapa. Este es el método que intentaré usar para dirigir la atención. No sólo se trata, por lo tanto, de ponerse un sombrero para pensar, sino también de escoger de qué color será el sombrero que se va a utilizar. CAPITULO 3 Intención y desempeño Quiero volver a marcar la diferencia entre intención y desempeño porque mucha gente tiene una opinión errónea al respecto. Ya he dicho que si "actúas como si" fueras un pensador — por ejemplo, adoptando un modo de pensar— finalmente te convertirás en uno. Tu pensamiento seguirá a tus movimientos. Tu "actuar como si" se volverá real. Parece que sostengo que si tienes la intención de convertirte en pensador, tu desempeño será efectivamente el de pensador. Muchos se van a apresurar a señalar que esto es absurdo. Me permito, por lo tanto, señalarlo yo mismo. Si tienes la intención de convertirte en levantador de pesas, ¿basta esta intención para que levantes pesas? Si tienes la intención de convertirte en ajedrecista, ¿hará esto que muevas las piezas del tablero como un experto? La respuesta es no, porque en estos casos estamos buscando un desempeño excepcional. En cambio, si tienes la intención de convertirte en cocinero, y efectúas los movimientos propios de esa actividad, te convertirás en un cocinero tolerable. No te convertirás en un chef, a menos que tengas el talento necesario, pero con seguridad serás un cocinero mucho mejor que cualquiera que no haya tenido la intención ni efectuado los movimientos. Advierte, por favor, que la intención no es suficiente. Debes efectuar los movimientos. No basta que un tibetano tenga sólo la intención de orar: debe hacer girar el molinillo de oración. No basta, por cierto que el pensador o la pensadora se consideren pensadores. Esto es casi exactamente lo opuesto a lo que estoy diciendo. Si ya te consideras un pensador, probablemente no hagas nada más al respecto — si estás satisfecho con tu supuesta habilidad. Una vez le pedí a un grupo de americanos muy bien educados (egresados de la escuela secundaria) que se calificaran, del uno al diez, conforme a su habilidad para pensar. Me asombró el resultado: la calificación promedio fue ocho sobre diez. En otras palabras, sus expectativas respecto a lo que puede hacer el pensamiento eran tan limitadas que cada uno consideraba que su pensamiento era de lo mejor posible. Siendo benévolo, puedo suponer que gran parte de la audiencia comprendió mal la pregunta. Sabían que siempre habían estado dentro del diez por ciento de los mejores en la escuela y en la universidad, por lo que el ocho era un modesto reconocimiento de sus desempeños. Por supuesto, yo estaba
decisión que tomes será mejor que una improvisada sobre la marcha. Los jóvenes violentos a quienes se enseñó a pensar se volvieron menos violentos porque ya no debían recurrir de inmediato a un violento cliché reactivo. Los seis "sombreros para pensar" ofrecen una forma de traducir la intención en desempeño efectivo. CAPITULO 4 Representar un papel UNAS VACACIONES DEL EGO A la gente no le importa "hacer el loco" con tal de que quede claro que está desempeñando un papel. Incluso se jacta de su buena actuación y de hacer el loco hasta verdaderos extremos. Esto se convierte entonces en una medida de éxito y perfección. El papel representado es lo principal y ahora el ego es el director de escena. Uno de los problemas del budismo Zen es que cuanto más firmemente trata el ego de "no estar ahí", más presente se vuelve en su "intento". Hay un estilo de actor que pierde la identidad de su ego y asume el del papel (actuación del método). Otro estilo de actor dirige su propia actuación. Ambos son buenos actores. Ambos se están tomando vacaciones de ego. Uno se las toma en el exterior y el otro en su casa. El jugar a ser otra persona permite que el ego trascienda la imagen restrictiva que normalmente tiene de sí mismo. Los actores suelen ser muy tímidos en la vida cotidiana, pero un rol da libertad. Nos puede resultar difícil vernos como tontos, equivocados o burlados. Pero si se nos da un rol bien definido, podemos representarlo, disfrutar de nuestra capacidad de actuar y no dañarnos el ego. Da prestigio ser considerado un buen actor. El ego corre riesgo si no lo protege un rol formal. Por esta razón, la gente habitualmente negativa asume el papel de abogado del diablo cuando quiere ser negativa. Esto significa suponer que habitualmente no son negativos, pero que es útil que alguien desempeñe este papel y que se proponen representarlo bien. El rol tradicional de abogado del diablo es muy parecido al sombrero negro para pensar que describiré más adelante. Pero en lugar de sólo un rol pensante habrá seis, cada uno definido por un diferente sombrero para pensar. Representar el papel de un pensador en el sentido amplio de la palabra es un paso valioso en camino a convertirse en un pensador. Pero podemos avanzar aún más si descomponemos este amplio rol en partes más específicas. Estas se vuelven partes de personajes, tal como los de una buena pantomima, un buen melodrama de TV o una tradicional película del oeste. O puede ser que se conviertan en una forma muy pura de teatro kabuki japonés, donde los roles están sumamente estilizados. Todo el mundo puede reconocer a la bruja en una pantomima. Parlotea, es maliciosa, disfruta cuando la silban y la abuchean los espectadores. Este es su papel y lo representa al máximo. También está el noble príncipe, que representa las fuerzas del bien. La dama representa la simple humanidad. Tradicionalmente, una joven representa al príncipe y un hombre a la dama. Esto tiene mucho sentido si se considera que el propósito de los papeles de la pantomima es alejarse lo más posible de la realidad para ilustrar ideas. Los roles de la vida real sólo se ilustrarían a sí mismos. Se inventaron los papeles de la pantomima para representar grandes fuerzas que humanizan para entrenamiento nuestro. Por lo tanto, el rol
será tanto más reconocible como tal cuanto más deliberado y artificial sea. Este es el secreto del éxito de los melodramas de la TV americana; por esto, en "Dallas", JR resulta adorable. El rol amplio del sombrero para pensar se descompone en seis diferentes roles de personajes, representados por seis sombreros para pensar de distintos colores. Eliges qué sombrero para pensar adoptas en un momento determinado. Te pones ese sombrero y representas el papel que define ese sombrero. Te observas desempeñando ese rol. Lo representarás lo mejor que puedas. Tu ego queda así protegido por el rol. Tu ego se compromete a representarlo bien. Cuando te cambias de sombrero para pensar tienes que cambiar de roles. Cada uno debe ser distinto. Tanto como la bruja y el príncipe de la pantomima. Te conviertes en un montón de pensadores diferentes, — todos con la misma cabeza. Todo esto forma parte del tipo de pensamiento constructor de mapas. Como he dicho, cada sombrero de color representa un color distinto que puede utilizarse en la impresión de un mapa. Finalmente los colores se fusionan para dar el mapa completo. En las páginas que siguen se describe cada uno de los seis sombreros para pensar. Pretenden ser tan distintos uno de otro como sea posible. Es así como se los debe usar. El sombrero rojo es totalmente distinto del sombrero blanco. El amarillo contrasta claramente con el negro. El rol del sombrero azul es distinto del rol del verde. No es lo mismo representar una comedia que una tragedia. Si tienes puesto el disfraz de payaso, representa al payaso. Cuando lleves el sombrero del villano, haz de villano. Enorgullécete de actuar los diversos roles. El pensamiento comienza ahora a fluir de los papeles representados y no de tu ego. De este modo se trazan los mapas. Así, finalmente, el ego puede elegir la ruta que prefiera. CAPITULO 5 La melancolía y otros fluidos Este capítulo está destinado a los que todavía no se convencen. A los que continúan creyendo que la noción de seis "sombreros para pensar" es un juego frívolo y sin sentido que nada puede agregar a nuestra habilidad para pensar. Estas personas deberían leer este capítulo. Los otros pueden ignorarlo si así lo desean. Quizás los griegos acertaban con su creencia en que los diferentes fluidos del cuerpo afectaban sus estados de ánimo. Si estabas triste y melancólico, se debía a que una "bilis negra" te recorría todo el cuerpo. De hecho, la palabra melancolía significa justamente esto: "bilis negra". Así pues, los fluidos o "humores" que te invadían el cuerpo determinaban tu estado anímico. Esos fluidos te afectaban el ánimo y éste, a su vez, te afectaba el pensamiento. Mucha gente deprimida ha observado que lo que es capaz de pensar mientras le dura la depresión es completamente distinto de los pensamientos que piensa cuando está de buen humor. Hoy sabemos mucho más sobre el cerebro y podemos explicar mejor el tema de los fluidos griegos. Sabemos que el equilibrio de los productos químicos (neuro-transmisores) que actúan sobre el hipotálamo puede afectar intensamente el comportamiento. Sabemos sobre las endomorfinas, similares a la morfina, liberadas en el cerebro. También sabemos
computación y efectivamente funciona de acuerdo con lo pre-dicho. Quien permite que la información entrante se organice a sí misma en estructuras es la naturaleza activa del sistema nervioso. Lo que da origen a la percepción es la formación y el uso de tales estructuras. Si no fuera por la capacidad del cerebro para permitir que esta información entrante se auto-organice en dichas estructuras, aun las cosas más simples, como cruzar la calle, serían virtualmente imposibles. Nuestros cerebros están diseñados para ser brillantemente no creativos. Están diseñados para formar pautas estructuradas, fijas, y para luego utilizarlas en cuanta ocasión se presente. Pero los sistemas de auto-organización tienen una gran desventaja: están aprisionados en la secuencia de su experiencia (la historia de los sucesos). Por esto, será necesario equipar a las computadoras de quinta generación con humor, emociones o la capacidad de cometer errores. De otro modo nunca podrán pensar. Las soluciones químicas alteran mucho los umbrales y sensibilidades de las unidades nerviosas. Como consecuencia de un cambio en estos productos químicos se da la estabilización de una estructura distinta. En cierto modo, tenemos un cerebro diferente para cada trasfondo químico diferente. Esto sugiere que las emociones son parte esencial de nuestra capacidad de pensar y no sólo algo extra que nos confunde el pensamiento. La gente que tiene dificultades para tomar decisiones debería meditar el hecho de que distintos productos químicos del cerebro ya han tomado determinaciones que son acertadas para cada caso particular. Por lo tanto, las opciones son correctas — pero para diferentes cerebros. De allí la indecisión. La gente, en momentos de pánico o de furia, tiende a comportarse de un modo primitivo. Una posible causa es la siguiente: el cerebro raramente se encuentra en estas especiales condiciones químicas, y por lo tanto no ha tenido oportunidad de adquirir estructuras de reacción compleja. Esto significaría que existe una muy buena razón para entrenar gente bajo esas condiciones emocionales (como siempre han hecho los militares). La importancia de los cambios de productos químicos en el cerebro es, entonces, evidente. Esto surge, por una parte, del conocimiento cada vez mayor que vamos adquiriendo sobre el comportamiento de nuestro cerebro; por otra parte, de las reflexiones teóricas sobre el comportamiento de los sistemas de información activos con capacidad de auto-organización. ¿Qué relación existe entre esto y los seis "sombreros para pensar"? Ya dije antes que estos modos de pensar podían convertirse en hechos condicionantes que podían gatillar, probablemente, una alteración de los productos químicos del cerebro. También es muy importante desentrañar los diferentes aspectos del pensamiento. Si empezamos a pensar del modo normal, o bien tratamos de excluir las emociones (que de todos modos siguen jugando, aunque en forma solapada, un papel muy influyente en un segundo plano), o bien avanzamos en zig zag entre razón y emoción. Si efectivamente hay diferentes entornos químicos asociados con diferentes modos de pensar, entonces este abigarrado tipo de pensamiento nunca da al cerebro la posibilidad de establecer una conclusión determinada.
El propósito del pensar con seis sombreros El primer valor de los seis "sombreros para pensar" es el de la representación de un papel definido. La principal restricción del pensamiento son las defensas del ego, responsables de la mayoría de los errores prácticos del pensar. Los sombreros nos permiten pensar y decir cosas que de otro modo no podríamos pensar ni decir sin arriesgar el ego. Disfrazarnos de payasos nos autoriza a actuar como tales. El segundo valor es el de dirigir la atención. Si pretendemos que nuestro pensamiento no sólo sea reactivo, debemos hallar un modo de dirigir la atención a un aspecto después de otro. Los seis sombreros son un medio para dirigir la atención a seis aspectos diferentes de un asunto. El tercer valor es el de la conveniencia. El simbolismo de los seis distintos sombreros ofrece un modo conveniente de pedir a alguien (incluso a ti mismo) que cambie de modo. Puedes pedir a alguien que sea o que deje de ser negativo. Puedes pedir a alguien que dé una respuesta puramente emocional. El cuarto valor es la posible base en química cerebral que expuse a grandes rasgos en el capítulo anterior. Estoy dispuesto a sostener argumentos que en cierto modo van más allá del estado actual del conocimiento, ya que las exigencias teóricas de los sistemas auto- organizados justifican tal extrapolación. El quinto valor surge de establecer las reglas del juego. La gente es muy buena para aprender las reglas del juego. Uno de los medios más eficaces para enseñar a los niños es el aprendizaje de las reglas del juego. Por esta razón, a ellos les gusta tanto usar computadoras. Los seis sombreros para pensar establecen ciertas reglas para el "juego" de pensar. Y pienso en un juego de pensamiento en particular: el de trazar mapas como opuesto — o distinto— al de discutir. CAPITULO 7 Seis sombreros, seis colores Cada uno de los seis sombreros para pensar tiene un color: blanco, rojo, negro, amarillo, verde, azul. El color da nombre al sombrero. Podría haber elegido ingeniosos nombres griegos para indicar el tipo de pensamiento que requiere cada sombrero. Esto habría resultado impresionante y agradado a más de alguien. Pero sería poco práctico, ya que sería difícil recordar los nombres. Quiero que los lectores visualicen e imaginen los sombreros como verdaderos sombreros. Para esto es importante el color. ¿De qué otro modo se podrían distinguir los sombreros? Formas distintas no serían fáciles de aprender y provocarían confusiones. El color facilita imaginarlos. Además, el color de cada sombrero está relacionado con su función. Sombrero Blanco: El blanco es neutro y objetivo. El sombrero blanco se ocupa de hechos objetivos y de cifras.
El sombrero blanco HECHOS Y CIFRAS ¿Puede usted representar el papel de una computadora? Sólo exponga los hechos de modo neutral y objetivo. No interprete: sólo los hechos, por favor. ¿Cuáles son los hechos en este asunto? Las computadoras todavía no tienen emociones (aunque probablemente tendremos que hacer que las tengan si queremos que piensen con inteligencia). Esperamos que una computadora nos muestre los hechos y las cifras cuando los pedimos. Pero no esperamos que discuta con nosotros ni que utilice los hechos y las cifras sólo para sostener su posición. Los hechos y las cifras se encajan, demasiado a menudo, en una argumentación. Se los utiliza con un propósito y no para presentarlos como tales. Nunca se puede tratar a los hechos y las cifras en forma objetiva si se los presenta como parte de una argumentación. Por lo tanto, necesitamos urgentemente un "seleccionador" que diga: "Sólo los hechos, por favor — sin los argumentos." Desafortunadamente, el pensamiento occidental, con sus hábitos argumentativos, prefiere dar primero una conclusión y después presentar hechos para defenderla. En cambio, en el tipo de pensamiento que traza mapas, el que sostengo, primero debemos trazar el mapa y luego elegir la ruta. Esto significa que debemos tener antes que nada los hechos y las cifras. Así pues, el pensamiento del sombrero blanco es una manera conveniente de pedir que las cifras y los hechos se expongan objetiva y neutralmente. En cierta ocasión se entabló una gigantesca demanda anti trust contra International Business Machines (IBM) en Estados Unidos. El caso, finalmente, fue abandonado, probablemente porque los Estados Unidos advirtieron que necesitaban la fuerza de IBM para desafiarla competencia electrónica japonesa, altamente organizada. También se sugirió que hubo otra razón para abandonar el caso. IBM proporcionó tantos documentos (alrededor de siete millones, creo) que ningún tribunal pudo encarar semejante volumen. Si el juez muere mientras tramita el caso, éste debe comenzar nuevamente a fojas cero. Como no se nombra a los jueces hasta tanto tienen edad suficiente para que se les pueda suponer relativamente sabios, había muchas probabilidades de que el juez muriera antes de que terminara el caso. Por lo tanto era imposible seguir con la demanda, a menos que se nombrara un juez lo bastante joven para convertir el caso en su carrera completa. El sentido de contar esto es mostrar que se puede responder una petición de hechos y cifras con tanta información que el solicitante queda abrumado con la cantidad. .. .Si quiere los hechos y las cifras (insulto tachado) puede obtenerlos. Todos. Esta clase de propuesta es comprensible porque cualquier intento de simplificar los hechos se podría considerar una selección de los mismos para defender una posición determinada. La persona que pide el pensamiento de sombrero blanco, para evitar que se la inunde
con información, puede precisar su pedido a fin de extraer la información que necesita. ...Déme su más general pensamiento de sombrero blanco respecto al desempleo. ...Ahora déme las cifras de deserción escolar, pero respecto a quienes hace ya seis meses que dejaron la escuela. La formación de preguntas adecuadamente enfocadas es parte del proceso normal de pedido de información. Los abogados expertos en las contra-preguntas hacen esto todo el tiempo. Idealmente, el testigo debería estar usando el sombrero blanco para pensar y entonces responder las preguntas de ese modo objetivo. La expresión "sombrero blanco" podría ser muy conveniente para jueces y abogados de tribunales. ...Como decía, volvió a su apartamento a las seis y media de la mañana porque había pasado toda la noche jugando. ...Mr Jones, ¿vio usted realmente al acusado jugando la noche del 30 de junio, o fue él quien le dijo que había estado jugando? ...No, Su Señoría. Pero él sale a jugar casi todas las noches. ...Mr. Jones, ¿qué habría dicho si hubiera estado usando el sombrero blanco para pensar? .. .Vi que el acusado volvía a su apartamento a las seis de la mañana del 1 de julio. ...Gracias. Puede retirarse. Debe decirse que los abogados de un tribunal siempre están tratando de manipular la situación. Por lo tanto, formulan sus preguntas para defender su propia argumentación o para atacar la de la parte contraria. Esto es, por cierto, exactamente lo opuesto al pensamiento de sombrero blanco. El rol del juez es bastante curioso. En el sistema legal holandés no existe jurado. Los tres jueces o asesores tratan de usar sólo pensamiento de sombrero blanco para averiguar los hechos del caso. Su tarea consiste en trazar el "mapa" y luego dictar sentencia. No ocurre lo mismo en Inglaterra o en los Estados Unidos, donde el juez debe proteger las normas relativas a la presentación de prueba y luego responder a las pruebas ofrecidas por los letrados ya sea en forma directa o por medio de un jurado. Por lo tanto, cualquier persona que esté formulando preguntas para obtener información necesita asegurarse de que ella misma o él mismo está usando el pensamiento blanco. ¿Verdaderamente estás tratando de obtener los hechos o construyes un argumento en favor de una idea que se te está formando en la cabeza? ...El año pasado, en los Estados Unidos, la venta de carne de pavo aumentó un veinticinco por ciento, debido al interés en hacer dieta y a la preocupación por la salud. Se cree que esta carne es más "ligera". ...Mr. Fitzler, le he pedido que se ponga el sombrero blanco. El hecho es el aumento del veinticinco por ciento. El resto es interpretación suya. ...No, señor. El estudio de mercado muestra en forma clara que la gente compra carne de pavo porque piensa que tiene menos colesterol. ...Bueno, entonces hay dos hechos. Hecho número uno: el último año las ventas de carne de pavo aumentaron un veinticinco por ciento. Hecho número dos: un estudio de mercado muestra que la gente sostiene que compra carne de pavo porque le preocupa el colesterol. El sombrero blanco da una especie de dirección hacia la cual dirigirse para tratar la información. Podemos proponernos jugar el papel del sombrero blanco lo mejor posible. Esto