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Prevención en Salud Laboral: Ventilación, Diapositivas de Ergonomía

Este documento, parte de la colección de bolsillo "salud laboral", aborda la importancia de la ventilación en el ámbito laboral. Se exponen las condiciones de temperatura, humedad y ventilación que deben considerarse para un ambiente de trabajo seguro y saludable. Se incluyen recomendaciones para la prevención de riesgos relacionados con el calor y el frío, así como la importancia de la vigilancia médica y la acción sindical en la gestión de la salud laboral.

Tipo: Diapositivas

2021/2022

Subido el 09/10/2024

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Proyecto “Salud Laboral” DGB Bildungswerk - CEFS - FeTIA/CTA FeTIA/CEFS Carlos Calvo 2717- C1230AAR Ciudad Autónoma de Buenos Aires www.cefs.org /www.fetia.org.ar Director CEFS: Eduardo Adrián Menajovsky Textos: Marisel Solana Zas Producción Editorial: Norma Díaz Diseño y Diagramación: Doblespacio Impresión: Imprimac Enero 2015

La salud laboral es un elemento básico en la defensa de los derechos de los trabajadores. Las organizaciones tenemos el derecho y la obligación de trabajar en la prevención de todos aquellos hechos evitables que puedan condicio- nar la salud de los mismos. Como trabajadores queremos ser parte del proceso de prevención de riesgos en el trabajo, sabemos que es nuestra responsabilidad y nuestro derecho. En esta pequeña publicación te acercamos algunas pautas para intervenir en el proceso de prevención en lo que a condiciones del aire refiere, con el mismo podrás evaluar el nivel de temperatura – humedad - ventilación en los espacios de trabajo, e intervenir a través de la acción sindical para que la empresa tome los introducción

recaudos necesarios y adecuados para la correcta ventilación del espacio de trabajo. Queremos de- jar en claro que este modelo de evaluación es apto para un primer acercamiento o evaluación coti- diana, de encontrarse dificultades más complejas será necesario acudir a un técnico especializado. La mayoría de los trabajos se ejecutan en locales cerrados o semicerrados. En ellos se ge- neran unas condiciones climáticas que, aunque influidas por el clima externo, difieren normal- mente de éste. Algunos trabajos tienen lugar a temperaturas extremas: hornos de fundición, cámaras frigoríficas, etc., pero la inmensa ma- yoría pueden y deben realizarse en un ambiente confortable.

La ventilación consiste en la introducción de aire fresco en un determinado espacio. Es un medio para el control del calor y de los contaminantes existentes en la atmósfera de los centros de trabajo. No sirve cualquier sistema de ventilación. Las características del sistema que se deba aplicar dependerán del régimen de emisión del calor y de los contaminantes, así como de su dispersión en la atmósfera del local. La ventilación nunca debe crear co- rrientes de aire molestas. Así, por ejemplo, si se dispone de mucha ventilación localizada, se necesitará aportar aire suficiente al local para evitar corrientes. Todos los locales deben estar bien ventilados, aunque el objetivo principal sea diferente: LA IMPORTANCIA DE LA VENTILACIÓN

En los locales industriales, la mayor nece- sidad suele ser la eliminación o dilución de los contaminantes (gases, humos, vapores...) para evitar una excesiva exposición de los trabaja- dores y reducir el calor ambiental. En las oficinas y similares, además de man- tener unas adecuadas condiciones térmicas, la ventilación es necesaria para proveer oxígeno y diluir el CO2^1 y para eliminar olores y otras impurezas. Se considera que una concen- tración de CO2 superior a 1.000 ppm indica que la ventilación es inadecuada. Las tomas de aire exterior no deben estar en sitios de contaminación elevada, como por ejemplo cerca de chimeneas, rejas de expul- sión de aire viciado, emisiones industriales y de aparcamientos, vías de tráfico intenso, torres de refrigeración. En cualquier caso, es conveniente someter el aire exterior a filtración u otro tipo de tratamiento que garantice una calidad adecuada del aire interior. No se debe utilizar el aire ex- traído de localizaciones internas de la empresa

  1. Dióxido de carbono

Los instrumentos más utiliza- dos para medir la velocidad del aire son los anemómetros. En locales no industriales, una manera de saber si la ventilación es buena o mala es midiendo la concentración de CO2 con equipos medidores de lectura directa. Si lo que queremos medir es el caudal de aire exterior suministrado en un recinto, se puede realizar de varias maneras: ¿Cómo se mide la ventilación? a) A partir del porcentaje de aire exterior que hay en el aire de impulsión. b) A partir de la velocidad de renovación del aire o del número de renovaciones del aire del local.

El trabajo típico en un ambiente frío es el de las cámaras frigoríficas. También se está expuesto al frío en el trabajo al aire libre. Existen, además, multitud de puestos de trabajo en ambientes fríos, en el interior de locales cuando éstos tienen un elevado cubicaje o cuando se precisa un elevado recambio de aire para evitar conta- minaciones. En estos casos se recomienda evaluar el riesgo de estrés térmico por frío cuando la temperatura de los lugares de trabajo sea inferior a 10 ºC. Frío

Efectos del frío

La exposición a frío intenso produce dos tipos de efectos, unos localizados en la periferia del organismo y otros de tipo general.

  • Entumecimiento de pies y manos.
    • Disminución de la sensibilidad.
    • Torpeza.
  • Congelación: mejillas, orejas, dedos de pies y manos.
  • Síndrome de inmersión (pie de trinchera) Efectos locales Efectos generales
  • Pérdida de concentración.
  • Confusión.
  • Pérdida de coordinación.
  • Coma hipotérmico.
  • La exposición continuada al frío favorece las infecciones víri- cas, enfermedades pulmonares crónicas, sinusitis y artritis.

Las medidas de control del riesgo de expo- sición a bajas temperaturas dependerán en gran medida de la situación: frío intenso en instalacio- nes especiales (cámaras frigoríficas) o situaciones de riesgo moderado. En cualquier caso, las características de la situa- ción a las que hay que prestar más atención son la actividad física del trabajador y la velocidad del aire. En general, es necesario controlar: ■ El tiempo de exposición en las situaciones de alto riesgo. ■ Que el tipo de vestido sea el adecuado al nivel de frío y a la actividad física. ■ Disponer de lugares de descanso climatizados. ■ Que los trabajadores tengan acceso a bebidas calientes. ■ Organización de las tareas y diseño de las má- quinas y herramientas de forma que faciliten el trabajo. ■ Vigilancia sanitaria para detectar síntomas precoces.

El control del frío

La temperatura interna depende de dos factores: ■ El calor que genera el propio organismo. ■ El intercambio de calor entre la superficie del cuer- po y el medio que la rodea. La temperatura interna está regida por un sistema termorregulador que la mantiene constante. Cuando esto se tiene que hacer en condiciones desfavora- bles es a costa de pérdidas de bienestar y salud. En el caso de un ambiente caluroso, la respuesta del organismo va desde la simple sensación de malestar y otras manifestaciones, como disminución del rendimiento o cambios emocionales, hasta el shock térmico.

La exposición al calor deter- mina la puesta en marcha de una serie de mecanismos para perder calor y así mantener la tempera- tura interna. Los más importantes son la producción de sudor, las modificaciones cardio-circulatorias y las modi- ficaciones de la temperatura del organismo. La evaporación del sudor es un mecanismo exclu- sivamente de eliminación de calor (a diferencia de otros mecanismos que pueden ser de elimi- nación o de captación de calor), pues el sudor, para evaporarse, toma de la piel con la que está en contacto el calor necesario para el paso del estado líquido al de vapor. No obstante, esto tiene un límite por encima del cual se producen fenómenos de deshidratación (pérdida de agua y sales) que se manifiestan como: calor Respuesta del organismo al

el sudor. Por el contrario, cuanta mayor sea la velocidad del aire, mayor será la cantidad de sudor que se evapora. Así que, si bien la sudo- ración es un mecanismo fisiológico de defensa frente al calor, su eficacia se ve mediatizada o condicionada por las condiciones ambientales. Si éstas son desfavorables, la capacidad protec- tora de la sudoración puede quedar invalidada. A través de la sudoración se puede perder hasta un 22% del calor. El mecanismo más importante de transporte de calor del interior del organismo a la piel es a través del flujo sanguíneo. En condiciones extremas de calor y gasto energético, este flujo puede pasar de 6 litros/m2/hora a más de 250 litros/m2/hora, mediante una dilatación de los vasos sanguíneos al nivel de la piel. Ello puede conducir a una salida de líquidos de los vasos (edema) o llegar hasta el fallo circulatorio por falta de riego sanguíneo en los ór- ganos vitales.

Cuando el incremento del flujo sanguíneo y la sudoración han llegado a su límite y persiste la agresión térmica, aumenta la temperatura interna hasta que se produce el golpe de calor, con pér- dida de conciencia, estado de coma y en muchos casos la muerte. El funcionamiento de estos mecanismos será mejor o peor dependiendo del grado de aclimata- ción del organismo al calor. Los trabajadores acli- matados al calor comienzan a sudar rápidamente, sus glándulas sudoríparas tardan más en fatigarse y la temperatura interna y la frecuencia cardíaca se mantienen más bajas. La aclimatación sólo es posible tras un proceso que lleva, en cualquier caso, un cierto tiempo. Después de varios días de dejar de trabajar, la aclimatación se pierde y es necesario recuperarla para volver a las condi- ciones anteriores. Hay toda una serie de factores que reducen la aclimatación: las infecciones, el alcohol, la fiebre, la edad, el sexo y el peso.