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Orientación Universidad
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presentación sobre el Juicio de Realidad, Diapositivas de Psiquiatría

estudio del concepto del juicio de realidad y sus alteraciones

Tipo: Diapositivas

2023/2024

Subido el 19/05/2025

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JUICIO DE REALIDAD
En muchas ocasiones se suele confundir el juicio y el raciocinio, tal como se emplean en
neuropsicología y otras disciplinas, con el juicio de realidad, lo que da lugar a algunos usos
equívocos. Aunque las dos acepciones comparten varios elementos, es importante
diferenciarlas y precisar sus alcances. En ciencias cognitivas, juicio y raciocinio se relacionan
con el procesamiento de símbolos mentales y su papel en la selección de respuestas
apropiadas y en la toma de decisiones. En este orden de ideas, estudiar sus características es
hablar de pensamiento e inteligencia. Para su evaluación se plantea problemas como los
siguientes: Si Pedro es más alto que Juan y más bajo que Alejandro, ¿quién es el más alto de
los tres? o ¿es cierto que entre más grande sea un automóvil más velocidad alcanza? En
cambio, juicio de realidad, en semiología psiquiátrica, alude a una actividad de síntesis en la
que a partir de las percepciones, las emociones, las experiencias previas y las creencias se
llega a formar opiniones sobre las personas, cosas y eventos del medio. La evaluación de esas
opiniones, a su vez, es la base para conocer el grado en que alguien distorsiona la apreciación
de los objetos y sucesos del mundo. Cuando un grupo de gente observa el sol, cada uno de los
integrantes puede emitir diferentes conceptos: "Se trata de un dios que creó todo lo existente".
"Es el objeto celeste ubicado en la segunda esfera que rodea la tierra”. “Es una estrella como
muchas otras”. “Es una gran masa de hidrógeno". "Significa la posibilidad de la vida en la
tierra”. En el ejemplo, cada persona, basándose en las particularidades de su psiquismo
enuncia algo del sol. Pero ahí no queda todo. Si se dudara de sus afirmaciones, seguramente,
una tras otra, defenderían el sentido no figurado de lo que dicen, considerarán que están en lo
cierto y estarán convencidas de su objetividad. No obstante, ante la disparidad de opiniones
enunciadas surgen algunas inquietudes: ¿quién posee y dice la verdad?, ¿quién juzga la
realidad como ella es?, ¿quién capta las cosas como son en sí mismas?, ¿quién aprecia de
manera distorsionada el mundo? La filosofía lleva 25 siglos lanzando interrogantes parecidos.
La ciencia, a partir de la modernidad, ha buscado afanosamente un tipo de conocimiento
objetivo e independiente de nuestros conceptos y representaciones de lo que existe y forma
parte del mundo. Si un grupo numeroso de personas, al observar un objeto, lo denominan silla
y dicen que sirve para sentarse, entre ellas hay consenso sobre esa parte de la realidad. Pero
si de ese mismo objeto, alguien afirma que es un horrible insecto que intenta atacarlo, ninguno
de los demás aceptará tal apreciación. Será rechazada y se destacará su extrañeza.
Parece que los únicos aspectos de la realidad que la inmensa mayoría juzgamos de manera
similar son aquellos relacionados con la asignación de características generales como el color y
forma, la denominación y la descripción del uso de los objetos físicos comunes y corrientes que
observamos a nuestro alrededor. Aunque aparentemente lo anterior solo sería de importancia
para la filosofía, vale la pena no perderlo de vista si se quiere evitar una conclusión apresurada
acerca del juicio de realidad de alguien. En la práctica clínica, afortunadamente disponemos de
elementos adicionales para estudiarlo. Por lo general intentamos adaptar nuestro
comportamiento al entorno sociocultural en que nos encontramos. En mayor o menor medida lo
logramos. Pero si ni siquiera se consigue una mínima adaptación, nuestro juicio puede estar
comprometido. Por ejemplo, sería al menos llamativo si a cualquier persona, aún siendo
completamente desconocida, tan pronto la vemos le enumeramos sus defectos, o si alguien
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JUICIO DE REALIDAD

En muchas ocasiones se suele confundir el juicio y el raciocinio, tal como se emplean en neuropsicología y otras disciplinas, con el juicio de realidad, lo que da lugar a algunos usos equívocos. Aunque las dos acepciones comparten varios elementos, es importante diferenciarlas y precisar sus alcances. En ciencias cognitivas, juicio y raciocinio se relacionan con el procesamiento de símbolos mentales y su papel en la selección de respuestas apropiadas y en la toma de decisiones. En este orden de ideas, estudiar sus características es hablar de pensamiento e inteligencia. Para su evaluación se plantea problemas como los siguientes: Si Pedro es más alto que Juan y más bajo que Alejandro, ¿quién es el más alto de los tres? o ¿es cierto que entre más grande sea un automóvil más velocidad alcanza? En cambio, juicio de realidad, en semiología psiquiátrica, alude a una actividad de síntesis en la que a partir de las percepciones, las emociones, las experiencias previas y las creencias se llega a formar opiniones sobre las personas, cosas y eventos del medio. La evaluación de esas opiniones, a su vez, es la base para conocer el grado en que alguien distorsiona la apreciación de los objetos y sucesos del mundo. Cuando un grupo de gente observa el sol, cada uno de los integrantes puede emitir diferentes conceptos: "Se trata de un dios que creó todo lo existente". "Es el objeto celeste ubicado en la segunda esfera que rodea la tierra”. “Es una estrella como muchas otras”. “Es una gran masa de hidrógeno". "Significa la posibilidad de la vida en la tierra”. En el ejemplo, cada persona, basándose en las particularidades de su psiquismo enuncia algo del sol. Pero ahí no queda todo. Si se dudara de sus afirmaciones, seguramente, una tras otra, defenderían el sentido no figurado de lo que dicen, considerarán que están en lo cierto y estarán convencidas de su objetividad. No obstante, ante la disparidad de opiniones enunciadas surgen algunas inquietudes: ¿quién posee y dice la verdad?, ¿quién juzga la realidad como ella es?, ¿quién capta las cosas como son en sí mismas?, ¿quién aprecia de manera distorsionada el mundo? La filosofía lleva 25 siglos lanzando interrogantes parecidos. La ciencia, a partir de la modernidad, ha buscado afanosamente un tipo de conocimiento objetivo e independiente de nuestros conceptos y representaciones de lo que existe y forma parte del mundo. Si un grupo numeroso de personas, al observar un objeto, lo denominan silla y dicen que sirve para sentarse, entre ellas hay consenso sobre esa parte de la realidad. Pero si de ese mismo objeto, alguien afirma que es un horrible insecto que intenta atacarlo, ninguno de los demás aceptará tal apreciación. Será rechazada y se destacará su extrañeza.

Parece que los únicos aspectos de la realidad que la inmensa mayoría juzgamos de manera similar son aquellos relacionados con la asignación de características generales como el color y forma, la denominación y la descripción del uso de los objetos físicos comunes y corrientes que observamos a nuestro alrededor. Aunque aparentemente lo anterior solo sería de importancia para la filosofía, vale la pena no perderlo de vista si se quiere evitar una conclusión apresurada acerca del juicio de realidad de alguien. En la práctica clínica, afortunadamente disponemos de elementos adicionales para estudiarlo. Por lo general intentamos adaptar nuestro comportamiento al entorno sociocultural en que nos encontramos. En mayor o menor medida lo logramos. Pero si ni siquiera se consigue una mínima adaptación, nuestro juicio puede estar comprometido. Por ejemplo, sería al menos llamativo si a cualquier persona, aún siendo completamente desconocida, tan pronto la vemos le enumeramos sus defectos, o si alguien

procede a orinar inmediatamente siente esa necesidad y ni siquiera intenta buscar un baño. Para estudiar el juicio de realidad es necesario tener en cuenta su carácter dinámico. Puede alterarse por periodos de tiempo que van desde segundos hasta años. Un episodio súbito de ira intensa afecta el juicio durante varios minutos; en cambio, en algunos casos de esquizofrenia hebefrénica esto sucede de manera indefinida. Un racista no estará en capacidad de evaluar apropiadamente y opinar sobre un asunto de convivencia entre grupos raciales diferentes, pues su juicio se halla comprometido selectivamente cuando el tema se relaciona con sus prejuicios. De otra parte, es posible encontrar gran variación en la intensidad del compromiso e incluso oscilaciones temporales en el mismo. Las alteraciones en el juicio de realidad se clasifican así:

JUICIO DESVIADO

Si en un salón de conferencias, las únicas palabras que escucha la totalidad del grupo son las del expositor, concluimos que hay acuerdo entre los presentes. Lo anterior trae una primera conclusión: cuando hay alteraciones de la sensopercepción, especialmente alucinaciones auditivas o visuales, así como ilusiones visuales, sin que el afectado sea capaz de captar su carácter patológico, decimos que su juicio de realidad está desviado. Si alguien está firmemente convencido de ser el enviado de algún dios, insta a todos al arrepentimiento y se torna iracundo cuando otros lo confrontan o contradicen; las características de su creencia son indicativas de la distorsión existente en la apreciación de sí mismo y de su historia vital. Surge una nueva conclusión: cuando hay ideas delirantes, el juicio de realidad se desvía como consecuencia de su presencia. Se considera que el juicio está desviado cuando la evaluación de los objetos y los hechos se distorsionan de forma evidente. Esto es debido a la presencia de síntomas psicóticos como las alucinaciones, ideas delirantes o desorganización del pensamiento, pero también se encuentra en manía y en casos severos de depresión.

JUICIO DEBILITADO

En un aparte de la obra de Shakespeare, Hamlet describe así su estado: "De poco tiempo a esta parte, el porqué es lo que ignoro, he perdido completamente la alegría, he abandonado todas mis habituales ocupaciones, y, a la verdad, todo ello me pone de un humor tan sombrío, que esta admirable fábrica, la tierra, me parece un estéril promontorio: ese dosel magnífico de los cielos, la atmósfera, ese espléndido firmamento que allí veis suspendido, esa majestuosa bóveda tachonada de ascuas de oro, todo eso no me parece más que una hedionda y pestilente aglomeración de vapores". El mundo externo sigue siendo el mismo, pero Hamlet ha cambiado. Los objetos no se han transformado en cuanto a su forma, tamaño, color o consistencia, pero lo bello, fértil, alegre y admirado se ha vuelto repulsivo, árido y maloliente por obra y gracia de la depresión.

Cuando el juicio está debilitado no hay una franca distorsión del entorno como sucede con las alucinaciones o las ideas delirantes. Más bien, se produce una sobre o infravaloración bastante marcadas de determinados aspectos del mundo o en su defecto se manifiesta como dificultad en organizar lo que se capta, en procesarlo y formar opiniones estructuradas. Además de la depresión, se encuentra en la hipomanía, en ciertos trastornos de ansiedad, en algunos