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Clase sociología de la comunicación
Tipo: Apuntes
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Guía de lectura de la bibliografía obligatoria: el libro de Sergio Caggiano,El sentido común visual: disputas en torno a género, raza y clase. Imágenes de circulación pública. El capítulo es "Omisiones y sesgos: un álbum de fotografías históricas de la Argentina". La imagen de fondo en la diapositiva es una colección de fotos que el diarioClarín publicó cuando cumplió 60 años, bajo el título La fotografía en la historia argentina. Son cuatro tomos organizados por periodos históricos. Sergio Caggiano analiza este repertorio de fotos, cuestionando las decisiones sobre qué imágenes se muestran y cuáles se omiten. En el prólogo, Elizabeth Jelin menciona que Caggiano examina cómo los repertorios fotográficos, a través de sus selecciones, reflejan las perspectivas de los actores sociales y políticos que disputan el poder. Esto nos da una idea del análisis crítico que hace Caggiano en su obra. Habla primero no solamente de las fotografías, sino de los repertorios y las selecciones de fotografías. Esta colección que saca Clarín es una selección de fotos para contar la historia de Argentina. Entonces, lo que va a decir es que acá hay algo que se muestra y algo que se deja de mostrar. En ese recorte, esa escena funciona como un escenario donde se disputa el poder Jelin dice que en esa escena, en ese espacio de representación visual (que hoy se puede pensar más allá de las colecciones de archivos y libros, principalmente en plataformas, redes sociales y medios de comunicación), los sectores dominantes intentan construir un sentido común visual. La idea del sentido común, aquello que damos por hecho, que tomamos como natural, algo que siempre fue así. Entonces, Jelin y Caggiano hablan de un "sentido común visual", una construcción a través de imágenes que instala una cierta manera de representar desigualdades y jerarquías sociales, haciéndolas parecer naturales.
Lo que Elizabeth Jelin y también Caggiano expresan es que las fotos no son retratos o representaciones puras de una realidad, sino que siempre implican lo político: un encuadre, un punto de vista, una pose, la elección de ciertos contenidos, luces, sombras, visibilización y ocultamientos. Alguien tomó esas imágenes, además de los fotógrafos , y las ubicó en un archivo, un texto, las ordenó, clasificó, rotuló y les añadió textos. Esto es algo que Caggiano analiza en su estudio: qué textos acompañan las fotos, cómo se enmarcan, hacen series, catálogos, colecciones y muestras. En un museo, mucho de esto se convierte en exposiciones. Los autores analizan no solo lo que sucede cuando una foto es tomada, sino también qué pasa cuando es organizada, seleccionada y puesta en escena, ya sea en un catálogo, libro, exposición o medio de comunicación. Caggiano critica, en el capítulo, la descontextualización de la imagen para un uso hegemónico, con el fin de construir un discurso hegemónico y un sentido común visual. Caggiano intenta develar todo el proceso de constitución de ese escenario de luchas por el poder, que es el escenario simbólico, el de las imágenes, donde existe una lucha por el poder de clase, de género y étnico-racial, que produce desigualdades. Caggiano señala que la fotografía aísla un momento, un instante de la historia. Esto la convierte en una herramienta para dar sentido, al aislar imágenes y ofrecer otros significados. Menciona que la fotografía puede hacer visible lo invisible y, al mismo tiempo, puede invisibilizar aquello que no se ve, ponerlo en foco, en escena, o excluir ciertas cosas. Así, construye un relato, lo que Jelin y Caggiano denominan el "sentido común visual". Esta construcción se potencia con el ejercicio de crear colecciones, archivos y muestras.
Para representar visualmente el contexto, se realizó un ejercicio similar al de Caggiano. Se observa una colección de otro medio, como Clarín, un medio gráfico audiovisual que presenta fotos y cuenta la historia argentina a través de imágenes y pequeñas reseñas, lo que se conoce como el epígrafe de la foto. Algo de esto también se puede pensar en las redes sociales, que funcionan de manera similar: una foto con un epígrafe. En un canal público, se publicó una imagen el 12 de octubre con el título: "El grito de tierra cambió la historia de Europa y América para siempre". Se menciona la llegada de las carabelas, y cómo Cristóbal Colón llegó a las tierras de América, marcando un hito histórico que sentó las bases culturales, lingüísticas y económicas de nuestra historia. Este contenido fue difundido por televisión. También se publicó un video de la Casa Rosada para el Día de la Raza, que se puede buscar. En él se menciona que en 2010 se estableció un decreto presidencial. El Museo Histórico del Norte, el Cabildo de Salta, hizo una publicación en redes sociales con fotos antiguas. Estas imágenes titulaban el evento como "Día de la Raza", sino que utilizaban "Día del Respeto a la Diversidad Cultural". Las fotos mostraban comunidades aborígenes o agrupaciones gauchas. Hombres indígenas, ausencia de mujeres, personas fenotípicamente diferentes con vestimenta identitaria. También se observó el contexto de las fotos: al aire libre, de tiempos pasados, ya que eran en blanco y negro. El análisis de Caggiano en su primer tomo se centra en la representación de lo indígena y lo afrodescendiente, que suele estar siempre en el pasado, con fotos de archivo o documentales.
Explica que en las colecciones de Clarín, en los primeros capítulos se mencionan indígenas o personas negras, pero a medida que avanza, se invisibilizan. Así se reproducen los mitos fundacionales de Argentina: "En Argentina no hay negros" o "En Argentina no hay indios". Esto, según Caggiano, perpetúa la negación de las comunidades originarias y afrodescendientes, que sí existen y se autorreconocen. Caggiano habla de dos procesos: la racialización de las relaciones de clase y el enclasamiento de las relaciones raciales. Explica que la racialización de las relaciones de clase permite ver a los trabajadores sindicalizados o a los movimientos sociales como "la negrada" o "la indiada", descalificando a estas personas por su origen. El enclasamiento de las relaciones raciales contribuye a mantener posiciones subalternas de clase. Esto se observa en los estigmas que pesan sobre la población racializada.
Silvia Rivera, al estudiar las crónicas de Juan de Ayala, un cronista de la conquista, menciona que lo indígena sobrevive y existe en ciertos aspectos, como el calendario. En un taller realizado en la comunidad de Jueya, se invitó a crear un calendario actual usando el formato gregoriano (enero, febrero, marzo, etc.). Lo primero que señalaron los participantes fue que el año no empieza en enero sino en junio. Así, surgió un calendario de la quebrada organizado a partir de rituales, ceremonias, trabajo de la tierra y cuidado de animales, reflejando la organización del tiempo según prácticas agrícolas y pastoriles. El taller, coordinado por Milagro Tejerina, consistió en producir fieltro, crear planchas, hacer dibujos, y con la serigrafía, estampar un calendario en el fieltro. Las personas del taller participaron activamente en la creación de este calendario, que ahora está bordado y expuesto en el museo. Silvia Rivera Cusicanqui llama a esto "chige", la convivencia no siempre libre de tensión entre lo indígena y lo occidental. A veces resisten y otras veces simplemente existen, adaptando elementos de la religión cristiana a sus propias creencias y tradiciones. El cronista, al mismo tiempo que informaba a la Corona Española que todo estaba bajo control, también cifraba en sus imágenes otros significados. Así, las representaciones sociales se mantenían vivas. Los visitantes pueden tocarlo y apreciar los meses, con imágenes que cuentan historias y representan las prácticas y rituales de las comunidades de la quebrada y la puna. Este calendario es un reflejo de las representaciones sociales que analiza Cagiano en su texto.
Museo Nacional Terry, ubicado en Tilcara. Es un museo de acceso gratuito Una reflexión interesante que se plantea es la relación entre las comunidades indígenas y el Estado argentino, especialmente desde la creación del Estado Nacional en el proceso de territorialización. La Campaña del Desierto de Roca, que no fue precisamente un desierto, se trató de una lucha armada contra las comunidades del sur del país. En el norte, la resistencia indígena fue más significativa, no solo en Jujuy sino también en Salta, Tucumán y Santiago del Estero. En cuanto a la autopercepción de los ciudadanos y su relación con las comunidades indígenas, se destaca la cuestión de la tierra. La idea de propiedad privada, basada en la acumulación capitalista, no tiene el mismo sentido para las comunidades indígenas. Aún hoy, en lugares como Santa Ana o en algunas regiones de la Quebrada de Humahuaca, persisten propiedades comunales. Aunque existan títulos de propiedad, hay un gran trabajo colectivo en estas comunidades, lo que muestra una perspectiva diferente en cuanto a la relación con el Estado y la tierra. Un fragmento de audiovisuales presentes en la muestra del museo, que reflejan la lengua como un espacio de resistencia indígena. En estos audiovisuales, se observa cómo el idioma cotidiano mantiene vivas muchas palabras de origen quechua y aymara, como "yista" y "Kupi". Palabras de uso extendido en todo el país, como "cancha", "yuyo", "gaucho" y "pampa", provienen del quechua, lo que demuestra la continuidad de lo indígena en el lenguaje actual. Silvia Rivera Cusicanqui argumenta que lo indígena sigue vivo también en la lengua y en los gestos. Muchas personas llegan a Tilcara o al museo y preguntan "¿Dónde están los indios?", sin darse cuenta de que quienes tienen enfrente posiblemente se autoperciben como indígenas o forman parte de pueblos originarios. Esto se debe a un sentido común visual que lleva a pensar que en Argentina no hay indígenas o afrodescendientes, o que los indígenas que conocemos son aquellos del pasado, representados con ropas y hábitos que ni siquiera eran propios de la región. En cuanto a la representación visual de lo indígena, se menciona que generalmente no se muestran mujeres, infancias, colores, sonrisas o disfrute en las imágenes. Esto contrasta con las fotografías de Guadalupe Miles presentes en la muestra, que ofrecen una perspectiva distinta.
Entonces, en la historia argentina, la fotografía deClarín imagina y representa un tiempo pasado para los negros y para los indígenas, un espacio reglado con zonas vedadas y zonas exclusivas para las mujeres. Esa es una de las conclusiones a las que llega Cajano estudiando esta historia en fotografías. Se realizó un trabajo con el museo, junto a un investigador que es R. Sánchez. Recopilacion de fotos que son contemporáneas a uno de los tomos de esta colección que estudia Caggiano, que podría ser el tomo dos. Son fotos de Tilcara o de la Quebrada de mediados del siglo pasado. La diferencia es que aquí el fotógrafo es un tilcareño, Pereira, quien sacó fotos de Tilcara y de la Quebrada. Esta recopilación fue hecha por R. Sánchez, un sociólogo boliviano que vivió muchos años en Tilcara y que editó el Museo Terry en el año 2023. Entonces las fotos que hizo Pereira de Tilcara sirven para ver cómo se puede contar de distintas maneras y proponer distintas lecturas de la historia de los lugares. Estas son las fotos que hizo Pereira.
Cómo aparecen las mujeres en el espacio público, de manera protagónica, bailando, cantando en una comparsa, o cosas que en las imágenes estudiadas por Caggiano no existen. Por ejemplo, lo indígena aparece aquí presente, en una actitud activa, celebrando festividades como la peregrinación a Punta Corral. También se observan otras formas de lo religioso, como una mujer al frente de la fotografía con su hija. Son fotos de Tilcara de hace aproximadamente 70 años, de mediados del siglo pasado. En el tomo dos de esta colección deClarín, el tomo dos y el tres serían contemporáneos. Lo indígena ya estaba totalmente invisibilizado; lo que decían esos tomos era que lo indígena quedó en el siglo XIX, y que en Argentina ya no había más indígenas, que ya se había superado. En cambio, al mismo tiempo, Leonardo Pereira, un fotógrafo tilcareño, estaba haciendo estas fotos y mostrando cómo vivía la gente: "Acá vivimos así", dice. Estas imágenes incluyen escenas de festividades como el carnaval y actividades cotidianas como el trabajo en el campo y en el hospital, con mujeres y hombres trabajando, mostrando rasgos fenotípicamente andinos, locales. Pereira fue el primer director del Museo Terry, y su trabajo es muy interesante porque era raro que un tilcareño sacara fotos de su propio pueblo, especialmente hace 70 años, cuando era caro hacer fotos. Necesitabas una cámara, rollos, revelar e imprimir, lo cual no era accesible para todos. Muchas de estas fotos hoy las hacen los turistas, pero no es común que una persona local fotografíe su propio pueblo, sus trabajadores, la cultura. Pereira pudo ver que había una gran transformación cultural en la Quebrada, y sintió la necesidad de contar no solo esa transformación sino también esas otras existencias que Caggiano llama "existencias invisibilizadas y negadas". Pereira documenta, por ejemplo, a enfermeras y trabajadoras del hospital, mostrando que lo indígena sigue presente, que son quienes atienden en el hospital. También documenta las ferias, que son otro espacio comúnmente invisibilizado por ser asociado a lo marginal, lo negro, lo indígena, lo pobre, lo que no se quiere contar. En estos días, hemos visto videos de vendedores ambulantes y feriantes siendo desalojados por la policía. Pereira muestra que en su registro el espacio público está ocupado por ferias, vendedoras, gente que come, comercia, tiene animales, cruza fronteras, hace cerámica, y se viste de cierta manera. Todo esto sigue sucediendo hoy. Por ejemplo, en la Manca Fiesta en La Quiaca, aún se pueden ver estas actividades.
Se comentan sobre los retratos, las relaciones de poder invisibilizadas en las fotografías, y cómo este tipo de imágenes anula procesos históricos, construyendo imaginarios sociales que refuerzan la idea de una sociedad blanca y europeizada. Especialmente en el contexto del centro del país, estos imaginarios suelen prevalecer, dejando de lado las realidades locales y diversas como las que se documentaron en Jujuy. Pero bueno, como también se ha pensado históricamente desde el centro del país hacia afuera, desde la capital Federal, desde Buenos Aires hacia afuera, y obviamente en esos lugares metropolitanos donde tienen una influencia de inmigraciones italianas, españolas, etcétera, más una cosmopolita, se anuló, digamos, a las sociedades indígenas de las demás provincias. Entonces, ¿cómo se ocultan esas relaciones de poder más invisibles que parecen ser procesos históricos, pero que al final terminamos anulando o naturalizando ese pasado? Así, ya no queda tanto margen para criticar estas relaciones desiguales. Caggiano habla de los repertorios visuales hegemónicos, y hoy apareció la palabra hegemonía. Saber desde dónde entiende la noción de hegemonía para hacer este análisis. Párrafos donde él define un poco la hegemonía. Caggiano dice: "Las limitaciones de las propuestas contrahegemónicas o alternativas pueden comprenderse en el complejo juego de límites y presiones del proceso hegemónico. Aunque se ha dicho mucho sobre hegemonía, vale hacer una cita de una de las reelaboraciones más productivas de este concepto, que es aquella que ha operado como telón de fondo en mi trabajo". Estamos ante una especie de definición de hegemonía desde donde parte Caggiano para esta investigación. Una hegemonía dada es siempre un proceso y, excepto desde una perspectiva analítica, no es un sistema o estructura; es un complejo efectivo de experiencias, relaciones y actividades que tienen límites y presiones cambiantes. Sus estructuras internas son sumamente complejas, como puede observarse en cualquier análisis concreto. Por otra parte, y esto es fundamental, la hegemonía no se da de modo pasivo como una forma de dominación; debe ser continuamente renovada, recreada, defendida y modificada. Asimismo, es resistida, limitada, alterada y desafiada por presiones que no le son propias. En el prólogo, dice que la contrahegemonía se hace a través del sentido común visual y de imágenes contrahegemónicas. Por tanto, debemos agregar al concepto de hegemonía los conceptos de contrahegemonía y hegemonía alternativa, que son reales y persistentes en la práctica. Caggiano enfatiza elcarácter procesual y relacional de la hegemonía, dejando claro que no puede analizarse según un sistema de localizaciones. Es decir, no se puede predefinir completamente como hegemónicos, contrahegemónicos o alternativos a agentes, instituciones y productos. Más adelante, diceque algunas dependencias o agentes del Estado apoyan repertorios hegemónicos, mientras que otros lo hacen con repertorios alternativos. Incluso las instituciones eclesiásticas o estatales no son monolíticas y pueden dar lugar a iniciativas diversas. Caggiano dice: "La relación entre lo oficial, lo público, lo privado, lo hegemónico y lo alternativo se enreda más a cada paso. Es en este mapa de caminos cruzados donde se conforma ese proceso de alteraciones y renovaciones, resistencias y recreaciones, que es la hegemonía. En un mapa como este, lo más sugerente para el analista no parece ser un plan de localizaciones, sino uno de detección de encrucijadas exitosas. Es decir, de los cruces que producen eficazmente intersecciones concretas, paisajes visuales históricamente específicos con los cuales nos imaginamos, aprendemos a percibirnos y a valorarnos".