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Pedagogía - El problema de la autoridad docente, Guías, Proyectos, Investigaciones de Pedagogía

Preguntas de orientación sobre los temas a tratar → ¿Qué se entiende por autoridad docente? → ¿Qué diferencias hay entre la autoridad educativa de antes con la del siglo veintiuno? · ¿Qué diferencias hay entre la autoridad de educación media básica con la superior? → ¿Por qué ha llegado a considerarse un problema de la educación o inclusive social? → ¿Cuáles factores influyen sobre la autoridad pedagógica? · ¿La aparición de ciertos derechos humanos del estudiante tuvo influencia sobre esto?

Tipo: Guías, Proyectos, Investigaciones

2019/2020

A la venta desde 19/02/2020

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PEDAGOGIA II
Problema en
Educación Media:
La autoridad docente
Fecha de culminación y entrega: 20-10-2017.
Grupo: 2do de Profesorado.
Integrantes: 4
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PEDAGOGIA II

Problema en

Educación Media:

La autoridad docente

Fecha de culminación y entrega: 20-10-2017. Grupo: 2 do^ de Profesorado. Integrantes: 4

1. Introducción

El presente trabajo se asemeja a lo que sería un ensayo, y trata sobre un problema puntual que ha tenido y tiene la educación, pero que abarca incluso la dimensión de lo social: el problema de la autoridad docente. Por consiguiente, se eligió el mismo debido a que se trata de un tema trascendente y controversial, en especial por la “desvalorización” que según muchos ha sufrido en comparación con el pasado, donde fácilmente se le era impuesta a los alumnos y éstos a su vez podían recibir un castigo de acuerdo a su comportamiento, sin estar amparados o protegidos por ningún derecho. Las siguientes preguntas sirven de orientación a fin de conocer las temáticas que se desarrollarán en base a este problema: → ¿Qué se entiende por autoridad docente? → ¿Qué diferencias hay entre la autoridad educativa de antes con la del siglo veintiuno? · ¿Qué diferencias hay entre la autoridad de educación media básica con la superior? → ¿Por qué ha llegado a considerarse un problema de la educación o inclusive social? → ¿Cuáles factores influyen sobre la autoridad pedagógica? · ¿La aparición de ciertos derechos humanos del estudiante tuvo influencia sobre esto? → ¿Este problema se asocia a una pérdida de valor de la institución educativa? → ¿Qué consecuencias (negativas o positivas) ha traído o puede traer? → ¿Cómo se “forja” la autoridad pedagógica? → ¿Qué tan necesario es, de parte del docente, ejercer autoridad frente a sus alumnos? (¿la autoridad es imprescindible para que el docente cumpla su papel de enseñar?)

2.2 Autoridad educativa de antaño y del siglo XXI

En la época de la ilustración, el filósofo Rousseau pensaba que lo importante era que el niño fuese el autor de su propio aprendizaje, en otras palabras que tuviera autonomía, cumpliendo el educador el rol de orientador y guía. Su obra “Emilio, o De la educación”, es el ejemplo más claro donde se aprecia esto. Creía que el comportamiento del educador, al mostrarse como un buen ejemplo, era lo que le daba autoridad frente a su “discípulo”: “Maestros, dejaos de remilgos (“sentirse afectado”), sed virtuosos y buenos ; que vuestros ejemplos se graben en la memoria de vuestros alumnos, a la espera de poder entrar en sus corazones” (2001: p. 141). En el mundo actual, lo que dice esta cita es casi inconcebible, dada la diferencia del contexto y el hecho de que no basta con que el docente de un buen ejemplo a sus alumnos para conseguir ser respetado. En el surgimiento de los sistemas educativos modernos, solo por el hecho de atribuirle un cargo de docencia a un sujeto, hacía que gozara de un respeto y reconocimiento particular ; la autoridad en la institución era algo que se generaba de manera automática, tan solo porque el docente ocupara una cátedra o fuera alguien adulto, sin necesidad de algún esfuerzo personal. Los padres depositaban una total confianza sobre los maestros para que educaran a sus hijos, y éstos debían comportarse correctamente a fin de no ser castigados, física o simbólicamente. Actualmente, los castigos se han moderado puesto que el estudiantado cuenta con determinados derechos que favorecen su seguridad, dignidad, identidad, bienestar, etcétera, a la vez que el Estado ha fijado límites por medio de leyes a esa potestad del educador. En definitiva, es posible apreciar como la aparición de diversos derechos del alumno lo favorecieron, y en contraposición, por lo menos en la mayor parte de los casos, ha influido de manera negativa en el ejercicio de la autoridad del docente. Asimismo, el disponer de un cargo docente no garantiza que los alumnos, dispongan de un valor crucial como es el respeto, por lo cual, algunos autores como Fanfani consideran que la autoridad no puede ser impuesta (por ejemplo: un profesor que usa constantemente el grito en el aula como forma de poner orden), sino que consiste en una construcción permanente que se manifiesta (como se nombraba anteriormente) en la relación docente-alumno. En épocas pasadas, la autoridad del educador se acercaba a un “autoritarismo sin principios”, siendo algo incuestionable, donde sus opiniones y decisiones no eran posibles

discutirlas ; a diferencia de la realidad actual, en la cual no es frecuente ver esto. Ejemplo: si un alumno posee malas calificaciones de la asignatura que dicta el docente, es más común que los padres o tutores del alumno responsabilicen o culpen primero al profesor en lugar de a éste. La idea de autoritarismo escolar por su parte, refiere a aquella autoridad de antes que se caracterizaba por ser opresiva, coartando (anulando) la libertad e imposibilitando en gran parte el desarrollo de su personalidad y del pensamiento crítico ; es el abuso que una persona hace de la misma, provocando que un grupo de individuos se encuentren subyugados de manera absoluta, o en palabras de Freire, sean “oprimidos” por sus “opresores”. Dicho autor por otro lado, se pregunta acerca de la posibilidad de aceptación por parte del docente autoritario, de querer aprender con los demás, de tolerar aquellos que piensan distinto y de no estar tan seguro de sus verdades sino creer en la existencia de certezas inciertas, o sea, certezas provisorias o relativas que dependen del contexto ; en otras palabras, una persona que no sea sectaria, de llegar hasta el punto de defender casi con fanatismo sus ideas u opiniones. El docente del siglo veintiuno, debe ir forjando una autoridad sólida junto a sus alumnos por medio de la apertura al diálogo, la flexibilidad y las prácticas éticas, y sin olvidar, mientras sea posible, la importancia de involucrar en esa construcción a los padres y a la comunidad en general que se encuentre asociada con el sistema educativo. También es importante destacar, que la disposición al diálogo del docente o el vínculo que mantiene con el estudiante no debe provocar que este último pierda el respeto y reconocimiento por el primero, ya que jerárquicamente el docente es superior al alumnado, por lo cual, se recomienda que la relación existente entre ellos dentro de la institución se mantenga vertical, aunque sea mínimamente, y no pase a ser horizontal. Por otro lugar, ciertos estudiantes (especialmente los de educación media básica), precisan la obtención de afecto, por ese motivo, si se quiere preservar la autoridad y el respeto es crucial tratar de lograr un equilibrio entre la afectividad y la distancia, entre ser uno más del grupo y marcar la posición de líder. Aparte de las disimilitudes que posee la autoridad de hoy con la que se aplicaba antes, también se diferencia mucho la autoridad actual en educación media básica (Ciclo Básico) en comparación con la de educación media superior (Bachilleratos). Mientras que en el primer sector de educación media la autoridad del docente muchas veces no existe o no se respeta, en un bachillerato ello disminuye significativamente ; simplemente, el principal

liderar, las posibilidades de escuchar y comprender diferentes puntos de vista u opiniones, las formas de comunicarse, etcétera. Otro factor de gran relevancia, que interviene más que nada en la interacción entre el profesor y el estudiante, es la estructura del grupo, pues algunos profesores se sienten más cómodos con grupos pequeños porque pueden establecer relaciones más cercanas o personalizadas, y otros en cambio prefieren grupos más numerosos a fin de establecer vínculos mayormente distanciados e impersonales. Por otra parte, hay quienes creen que se vive en tiempos de “desinstitucionalización”, porque las instituciones sociales clásicas como el Estado, la Familia, la Iglesia, la Escuela, han perdido valor al igual que poder, pues ya no influyen tanto en la construcción de subjetividades en los sujetos, así como también no influyen en determinar sus prácticas sociales. Esto se debe entre otras cosas, a la aparición en la sociedad moderna de las TIC, junto con su continua evolución, pues han aumentado en gran medida la variedad de fuentes y opciones (por ejemplo la inmensa cantidad de sitios web) donde la persona puede hallar la información, haciendo que la escuela no sea el “Templo del Saber”, o el único existente, tal como era y se concebía en la antigüedad. Por consiguiente, hay una especie de desfase entre la información que transmiten los medios de comunicación globalizados, con la que ofrecen las instituciones escolares, caracterizada por ser descontextualizada y lejana culturalmente en relación a los jóvenes. La escuela también es incapaz de cumplir con todas las expectativas sociales que se le encomiendan actualmente dado que muchas veces no se cuenta con los recursos para llevar a cabo todo lo que se le solicita, más cuando la cantidad de estudiantes es muy numerosa, pues este factor es inversamente proporcional a la capacidad de la institución educativa de cumplir sus objetivos u obligaciones ; se puede decir entonces que los centros educativos son sobredemandados, y el no cumplimiento de dichas demandas ha llevado a que pierda cierta credibilidad, y por lo tanto, ello influya de manera directa en el éxito/fracaso de la autoridad escolar. Además, las nuevas generaciones como se decía anteriormente, tienen ahora derechos más definidos como por ejemplo a su libre expresión, a la participación en la toma de decisiones en asuntos que les competen, a proveerse de información, a su identidad, entre otros. Sin embargo para que la institución sea un lugar realmente educativo a nivel social, necesita de los valores democráticos apostando una autoridad racional que elimine el autoritarismo del docente, sin privarle de

la autoridad que se merece, basándose en la demostración racional de conocimientos y en el carácter humano del profesor en vez de la fuerza y el castigo físico o simbólico.

2.5 ¿Es requerida la autoridad pedagógica?

Algunos señalan una paradoja con respecto a la temática de la autoridad escolar, y dicha paradoja consiste en que la autoridad es algo necesario a lo cual la escuela no puede renunciar, sin embargo, el contexto cultural actual en general no es propicio como para que esa autoridad pueda darse: “ el problema de la educación consiste en el hecho de que por su propia naturaleza la educación no puede dejar de lado la autoridad ni la tradición, y que debe sin embargo ejercerse en un mundo que no está estructurado por la autoridad ni retenido por la tradición” (2009: 113). En un artículo reciente (de octubre) perteneciente al diario El País, hay una entrevista que se hizo a Enkvist, una ex-asesora del Ministerio de Educación de Suecia, en la cual manifiesta lo siguiente: “ Los niños tienen que desarrollar hábitos sistemáticos de trabajo y para eso necesitan que un adulto les guíe. Aprender requiere esfuerzo y si se deja a los alumnos elegir, simplemente no sucede”. En esta cita se expresa la necesidad de recuperar la disciplina, el mérito del estudiante y la autoridad docente en los salones de clases, sobre todo en los contextos más “críticos”, donde el estudiante no sigue pautas básicas de comportamiento o ciertos modales aceptados socialmente, como es el saber escuchar, tolerar y respetar al otro. Se habla de desarrollar “hábitos sistemáticos de trabajo”, lo cual quizás sea repetitivo para el alumno, teniendo en cuenta que éste no siempre tendrá las mismas ganas de trabajar cada vez que concurra a clase, menos aún si siempre debe operar de la misma manera ; por consiguiente, el dinamismo en la metodología de trabajo es un componente de gran relevancia vinculado a la motivación, incluso del propio educador. Más allá de esto, recalca que “ estas corrientes quieren enfatizar al máximo la libertad del alumno, cuando éste lo que necesita es una enseñanza sistemática y muy estructurada, sobre todo si tenemos en cuenta los problemas de distracción de los niños”. De este modo, parece aprobar el autoritarismo de un docente, siempre y cuando “sea requerido”, con tal de corregir los problemas en el estudiante para llevarlos a una “mejora”. En último lugar, subraya que por iniciativa propia muy pocos desean aprender, pues se trata “ de una idea romántica que viene de Rousseau ; dar por hecho que el ser humano

tiene raíces profundas y obedece a varios factores. Está relacionada con un determinado modo de entender la relación educativa que hemos heredado del imaginario educativo moderno ; con las transformaciones de la familia y del Estado ; con los cambios que han afectado al trabajo y el consumo, y además de las transformaciones del medio escolar. Todos estos procesos han desembocado en el rechazo de la autoridad y de la tradición, y en la promoción del individuo a la realidad social. La experiencia actual muestra sin embargo que, no por desaparecer la autoridad de la educación se produce una mayor liberación sino que por el contrario, sin la presencia de la autoridad, los conflictos son cada vez más frecuentes. La figura del docente no se respeta como se lo hacía en el pasado, los alumnos muchas veces no confían plenamente en el docente y por ende, no reconocen la autoridad.

3er integrante

En la actualidad la gran mayoría de las personas quienes llevan a cabo procesos de enseñanza afirman que en sus prácticas educativas existe falta de autoridad. El problema se da en que los estudiantes y la sociedad en sí requiere de otro tipo de formación y conocimiento. Además la sociedad ha cambiado, los valores se han modificado y es por ese motivo la necesidad de un cambio en la educación también. El docente ya no es visto como lo era en el pasado, antes por ser adulto o estar en el rol de educador ya se poseía autoridad y los alumnos presentaban mayor respeto frente al mismo. Los alumnos también deben confiar en el docente y a veces no se logra, lo que hace que pierdan credibilidad al educador y por tanto el último padece de falta de autoridad. Por otra parte, el docente es relevante en la formación de los alumnos, en su desarrollo, en su inteligencia, autonomía, sensibilidad, solidaridad y en lo humano y no solo en el manejo de la información ; además la autoridad no se consigue a base de poder si no con la capacidad de influencia en el prestigio moral hacia las personas, también es importante en sí la persona del profesor, sus métodos, su manera de actuar, de controlar las situaciones y también se debe fomentar el diálogo entre los estudiantes y las familias para facilitar el acceso a una educación de calidad.

Bibliografía utilizada

  1. Fanfani, Emilio T. (2004). “Viejas y nuevas formas de autoridad docente”. Revista Todavía_._ Recuperado de: https://drive.google.com/file/d/0B_A4GGeh5WhgZ2g WWN2SFI3dms/view
  2. Arendt, Hannah (2009). “Crisis de la autoridad y crisis en la educación”, pp. 108-123. Caracas, Venezuela: Universidad Pedagógica Experimental Libertador
  3. Dubet, François (2005). “Mutaciones institucionales y/o neoliberalismo”. Revista colombiana de sociología, pp. 63-
  4. Giroux, Henry (1992). “Teoría y resistencia en educación: una pedagogía para la oposición”. México: Siglo XXI
  5. Zamora Poblete, G. & Zerón Rodríguez, A. M. (2009). “Sentido de la autoridad pedagógica actual: una mirada desde las experiencias docentes”. Estudios pedagógicos (Valdivia), pp. 171-
  6. Barba Martín, J. J. (2009). “Redefiniendo la autoridad en el aula. Posibilidades para una educación democrática”. Retos. Nuevas tendencias en educación física, deporte y recreación, pp. 41-44.
  7. Espot, María (2006). “La autoridad del profesor: qué es la autoridad y cómo se adquiere”. WK Educación.
  8. Freire, P. (1994). “Cartas a quien pretende enseñar”. Ciudad de México: Siglo XXI.
  9. San Juan, M. (2008). “Significados que otorgan a la convivencia escolar en aula estudiantes y profesores de educación media de una institución educativa”. Universidad de Chile, Chile.

WEBGRAFÍA:

  1. “Hay que recuperar la disciplina y la autoridad en la escuela” (7/10/2017). Recuperado de: https://elpais.com/economia/2017/07/10/actualidad/1499687476_ 336740.html
  2. Fingermann, Hilda (8/10/2010). “La autoridad del docente”. Recuperado de: http://educacion.laguia 2000 .com/general/la-autoridad-del-docente
  3. WordReference - Autoridad (11/03/2006). Recuperado de: http://www.wordreference. com/definicion/autoridad