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Tipo: Apuntes
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Dr. Juan Antonio Moreno Murcia Universidad de Murcia
1. INTRODUCCIÓN
Resulta evidente el gran auge alcanzado por la consideración de las activida- des acuáticas como un excelente recurso en favor de conseguir un mejor desarrollo del individuo. Ya sea por razones médicas, educativas, rehabilitadoras, recreativas o por simple moda social, lo cierto es que en muy pocos años se ha pasado de consi- derar la “natación” con una finalidad casi exclusivamente de carácter deportivo, a una consideración educativa y pedagógica importante como elemento base en el proceso de formación integral de la persona. A ello, han contribuido, por una parte, una nueva concepción pedagógica en la educación infantil; por otro lado, una nueva concepción filosófica de la persona en sentido amplio; y además, la industria dedi- cada a la fabricación de elementos destinados al ocio y la recreación, que a través de los medios de comunicación ha conseguido incorporar una nueva “necesidad” en el repertorio de las ya existentes en la sociedad actual.
Pero a lo largo de la historia, los métodos de enseñanza de las actividades acuáticas no se han caracterizado por una clarividencia en sus objetivos. Tal vez, por esta multiplicidad de vertientes impulsoras de las actividades acuáticas, en cuanto a los métodos, materiales, edades de comienzo y riesgos de la práctica, en- tre los diferentes profesionales dedicados al desarrollo y enseñanza de las prácticas acuáticas en sentido amplio. Otra importante razón que puede justificar esta falta de consenso en relación con las actividades acuáticas, se encuentra en la excesiva re- cencia de su auge; y como todas las áreas de conocimiento del ser humano, la refe- rida al medio acuático necesita de un tiempo de consolidación a través de la experi- mentación y la verificación de las diferentes hipótesis y planteamientos. Si quisiéra- mos hablar de una “ciencia” de las actividades acuáticas, tendríamos que reconocer que se trata de una pseudociencia inexperta y recién alumbrada (a pesar de haber- se iniciado el interés por la misma ya a finales del siglo pasado).
Dada la importancia de las actividades acuáticas, en el siguiente capítulo se presenta la evolución de las actividades acuáticas a lo largo de la historia y se anali- za la situación actual de las mismas, apuntando, como punto de mira hacia el futuro, por una filosofía de trabajo que está inundando la gran mayoría de instalaciones acuáticas, el fitness acuático.
2. LAS ACTIVIDADES ACUÁTICAS (NATACIÓN) EN LA HISTORIA
El hombre a lo largo de su historia ha vivenciado el medio acuático de distintas formas. En consecuencia, con una perspectiva amplia y no sesgada, debe conside- rarse que muchas de las citas y datos históricos en los que se menciona la relación del ser humano con el agua, no sólo hace referencia a la utilización de determinadas técnicas deportivas, sino también a la posibilidad de realizar múltiples acciones que además de facilitar una seguridad ante imprevistos variados, les permita desenvol- verse con soltura en otros menesteres personales y sociales. La población en gene- ral aún está asimilando y conociendo muchas de estas propuestas que realmente
están en la sociedad de una manera elemental y vital desde los albores de la huma- nidad. Debemos considerar que la práctica motriz acuática ha ido ligada al desarro- llo del ser humano en muchos momentos de su historia.
El concepto de las actividades acuáticas (donde se encuentran todas aquellas modalidades que se desarrollan en el medio acuático) ha sido acuñado reciente- mente en nuestra sociedad, pues a lo largo de la historia el agua ha sido entendida bajo distintas concepciones que a continuación comenzamos a relatar.
El ser humano no ha poseído la facultad instintiva de nadar desde el comienzo de la historia, sino que ésta ha sido adquirida, esencialmente determinada por facto- res sensoriomotores y perceptivo motores muy elaborados (Da Fonseca, 1994), aunque en etapas iniciales observemos claros indicios de reflejos natatorios (Ciri- gliano, 1989). El aprendizaje de la natación, como cualquier otro aprendizaje adapta- tivo, no está inscrito en los genes de la persona, al contrario de otras especies como los peces y los anfibios, que desarrollan a lo largo de su evolución estrategias de adaptación acuática muy características. La posición bípeda de la persona ha mar- cado la diferencia con el resto de los animales, pues su actitud postural y el natural equilibrio de su cuerpo le ha permitido realizar movimientos en tierra y en agua.
Establecida la situación del ser humano frente al agua de forma filogenética se muestra, a continuación, la evolución histórica del acercamiento de la persona, hacia el medio acuático, a través de los tiempos.
En la Prehistoria, existen fundadas elucubraciones, que apuntan hacia ella co- mo medio para defenderse y adaptarse a un entorno eminentemente hostil. Poste- riormente, en torno al 3.000 a. de C., con los asentamientos de las primeras civiliza- ciones alrededor de puntos de agua: ríos, lagos, mares o charcas (Añó, 1997), se convierten en habituales, quedando restos arqueológicos y escritos que así lo atesti- guan. En ellos se puede apreciar a personas de toda clase desplazándose de mane- ra variada y original en el medio acuático. De echo, en esos momentos además se aprecia un enriquecimiento de propuestas motrices, puesto que ya no sólo se bus- caba mantenerse y desplazarse elementalmente en el agua, sino que además prac- ticaban formas “eficaces” de desplazarse a mayores distancias. En estas socieda- des fluviales las actividades acuáticas cumplían una doble misión, como indica Añó (1997): evitar los riesgos cotidianos por su proximidad al agua, de ahí que fuera par- te esencial de la educación pública y conseguir esparcimiento e incluso reconoci- miento y respeto a través del dominio de habilidades o la realización de determina- das proezas.
La natación primitiva, caracterizada por movimientos primarios no aprendidos, se encuentra tan lejana como la existencia del ser humano. Desde entonces y en todos los lugares, debido a su innegable utilidad, la acción de nadar (desplazarse en el medio acuático) ha sido tenida en la más alta estima. Sin embargo, las noticias antiguas no son claras ni demasiado abundantes. Habrá que pensar, como se seña- la en el Génesis, que Adán y Eva antes de su caída, se bañaban y nadaban en el Tigris y en el Eufrates. Se ha dicho de Seth, el tercer hijo de nuestros primeros pa- dres, que hacia el año 200 de la creación del mundo, se zambullía nadando y ta- pando con su cuerpo los refugios de los peces para evitar que se escaparan y cogerlos posteriormente con las manos (Camiña, 1992).
En Esparta, los jóvenes lacedemonios celebraban un violento espectáculo donde era preciso saber nadar. Colocados dos bandos en un muelle rodeado de canales se abalanzaban uno contra otro atacándose bravamente y luchaban a mano limpia tratando de echar uno tras otro a los contrarios al agua, competición que ter- minaba con el triunfo del bando en el que quedaban más luchadores sin haber sido precipitados al agua.
Sócrates, viéndose un día ante sus alumnos en dificultad de explicar unos pa- sajes del filósofo Heráclito, tan raros y embrollados, exclamó : “para poder orientarse entre tanto escollo haría falta ser nadador de Delos”, justificando esto que los ate- nienses de la isla de Delos fueron considerados los mejores nadadores durante mu- cho tiempo.
Durante el Imperio Romano, en el pueblo cartaginés, el estado estimulaba a la juventud a practicar los ejercicios náuticos que servían de preparación a futuros ma- rinos hábiles y audaces, hombres sanos y robustos. Los nadadores/buceadores con su destreza y valor debían suplir los trabajos de superficie y submarinos, lo mismo en los bloqueos que en los asaltos de puertos de mar. También sus enemigos, los sicilianos, dieron prueba de su buena clase como nadadores en la guerra contra Dionisio el Antiguo, tirano de Siracusa, que arrojados al mar para no caer en manos del general Himilcon (399 a. C.) fueron muchos, al parecer, los que alcanzaron a nado las costas de Italia.
Respecto a las competiciones, hay quien informa que en la antigua Roma se disputaban ya unas carreras de natación. Seguramente se refiere a que todos los años tenía lugar en el mes de mayo una fiesta natatoria en Ostia, puerto natural de Roma.
Entre las naciones barbaras que invadieron el Imperio Romano, se contaban varias que se distinguían por el arte de nadar, especialmente los germanos, cuya ex- istencia, se puede decir, pasaban en el agua. Desde la más tierna infancia, se les sumergía en un río, repitiéndolo durante todos los días. También los vikingos, los normandos, los anglosajones (de Britania), y los celtas (de Hibernia) eran formida- bles nadadores.
La Edad Media resultó un abandono y olvido en todos los aspectos físicos, apenas si se conoce la natación, casi nadie sabía nadar, siendo solo un medio utili- tario para marineros y pescadores. Con la creciente explotación de los campesinos y bajas clases urbanas, su tiempo libre fue siendo cada vez menor, lo que les hizo casi imposible poder practicar los deportes. La situación se agravaba por el hecho de que los deportes en general fueron prohibidos por influencia de los escolásticos. La natación y el baño fueron poderosamente combatidos porque se les asociaba con el desnudo del cuerpo. Solo entre los caballeros la natación estaba considerada como una parte importante de su sistema de ejercicios conocido como las siete agi- lidades.
A partir del humanismo renacentista (siglo XIV) es cuando nuevamente la Edu- cación Física y el ejercicio físico en general vuelven a tomar importancia. Es en tal contexto donde nuevamente se retoman las actividades acuáticas con una finalidad
de mejorar la salud y para incluirse en algunos programas educativos (Añó, 1997), destacando en este sentido autores como Rousseau y Pestalozzi (s. XVIII).
Al final del siglo XV, durante el renacimiento, se tomó conciencia de la impor- tancia en el hombre del optimismo y la energía, ya que éste debía afrontar las de- mandas sociales que el progreso había introducido. Esto hizo que se prestase más atención a los ejercicios físicos, volviéndose a despertar el interés por la natación. Los Humanistas en su afán por reconstruir la época clásica, recomiendan la práctica de todo tipo de deportes, entre ellos la natación, dedicando muchos libros al estudio deportivo. Así, nacen alusiones a modos distintos de nado, no queriendo decir esto que ellos los practicasen. Francoise Rabelais (1532), en su libro Gargantúa, nos di- ce : “nadaba en agua profunda, al natural, al revés, de costado, con todo el cuerpo, sólo con los pies, una mano en el aire, sosteniendo un libro atravesó toda la orilla del Sena sin que se mojara, y sosteniendo con los dientes su manto, como hizo Julio Cesar”. Sobre esta época, se escribió el primer libro referente a la natación, por el profesor alemán Wymman y con el título “Colymbetes o el arte de nadar, un diálogo festivo y divertido para leer”. Colymbetes es un derivado helenista que significa su- mergirse, nadar. La fecha de edición del libro data de 1538, y en él se habla de la vuelta a la práctica de la braza de pecho.
A pesar de todo, la natación no había causado un verdadero impacto, debido seguramente al poco interés mostrado por la clase alta, la pudiente, hacia ese de- porte, quedando relegada su práctica a obreros e hijos de obreros. Hacía falta que un hombre de categoría más o menos elevada se preocupara por la natación, y así fue como en 1810 Lord Byron (1814), poeta inglés, cruzó a nado el Helesponto, es- trecho que separa Asia de Europa. Este hecho y algunas travesías más que realizó, influyeron totalmente para que se creara en Europa la natación de competición, que se piensa comenzó en Londres en 1837, donde existían ya 6 instalaciones acuáticas cubiertas. Algo posterior a Byron, merece ser destacado el Capitán Webb (1891), primer hombre en cruzar el Canal de la Mancha, en 1875, nadando sobre el pecho. También realizó numerosas travesías, encontrando en una de ellas la muerte. A par- tir de él, muchos han sido los nadadores que han atravesado el citado canal.
Pronto el interés por las travesías se fue perdiendo y dando paso a las carreras de competición de corta distancia, que cada día ganaban más adeptos, extendién- dose rápidamente a otras naciones: Australia, Alemania, Suecia, etc. Así, en 1896, con el resurgimiento de los Juegos Olímpicos en Atenas, la natación es incluida en el programa oficial. Desde Atenas, hasta el momento en el que nos encontramos, la natación ha evolucionado hasta desarrollar toda una excelente fuente de posibilida- des de práctica acuática que englobamos en lo que denominamos “actividades acuáticas”.
Es en este contexto y embebidos por el nacimiento del “Deporte”, en el que de forma casi exclusiva la natación acapara hegemónicamente cualquier planteamiento que se acerque al medio acuático. En este último medio siglo la mayoría de intere- ses han circulado hacia las competiciones natatorias y hacia los modos más efica- ces (estilos) de conseguir las marcas. No obstante, de manera solapada, discreta y firme, en las últimas décadas se ha producido una alternativa en la que el deporte queda relegado a ciertas circunstancias y personas y en la que la participación po-
ne un carácter menos deportivo (para constituir un hecho educativo, las actividades acuáticas han de tener un carácter abierto, sin que la participación se supedite a características de género, niveles de habilidad u otros criterios de discriminación; y debe, asimismo, realizarse con fines educativos, centrados en la mejora de las ca- pacidades motrices y de otra naturaleza, que son objetivo de la educación, y no con la finalidad de obtener un resultado en la actividad competitiva) en el sentido clásico del término y apunta hacia la gran demanda social por este tipo de actividad que, sobre todo en períodos veraniegos, gusta de disfrutar la mayor parte de la pobla- ción.
Vista la importancia de las actividades acuáticas se hace necesario explicitar sobre las distintas formas por las que los sujetos practican en dicho medio. Así, los programas acuáticos pueden llevar asociados otros objetivos que estarían relacio- nados con otros campos a trabajar en el medio acuático. Entre ellos, destacamos los siguientes: utilitario, deportivo, recreativo, salud, terapéutico y educativo (Moreno y Gutiérrez, 1998 a); derivados de las siguientes corrientes acuáticas (Lloret, 1994):
“Las corrientes acuáticas utilitarias, por las cuales los seres humanos esta- blecían su relación con el medio con carácter autonómico y de superviven- cia. Tal es así que los militares, pescadores, navegantes y civilizaciones próximas al mar interactuaban con el medio con finalidades estratégicas, nutritivas, comerciales o, meramente, de supervivencia (por el sólo hecho de saber nadar y evitar accidentes por ahogamiento). El control y adapta- ción, por parte del hombre, a este modelo utilitario, le ofrecerá una auto- nomía y recursos para el mantenimiento y mejora en el medio acuático. Las corrientes acuáticas, por las cuales los seres humanos establecían re- lación con el medio acuático con fines lúdicos y de divertimento. Tal es así que diferentes culturas (polinesios y la antigua Indica, entre otros) nos han mostrado su interés por los juegos y formas jugadas en el medio acuático. Las corrientes acuáticas higiénicas, por las cuales los seres humanos es- tablecían relación con el medio acuático con fines profilácticos, preventivos o hasta terapéuticos. De esta forma, la cultura romana nos ha sabido transmitir esta filosofía acuática en beneficio del propio organismo. Las corrientes acuáticas competitivas, por las cuales los seres humanos establecían relación con el medio acuático con fines elitistas. Diversas civi- lizaciones obtienen, en el marco de la competición, una satisfacción perso- nal o social como reafirmación de poder. Las corrientes acuáticas educativas, por las cuales los seres humanos, es- tablecían relación con el medio acuático con fines culturales o tradiciona- les, ya que formaban parte de la idiosincracia de las civilizaciones estudia- das que lo practicaban. Ello se demuestra en las culturas griega, egipcia y romana que perseguían finalidades de dominio de las técnicas corporales y de conocimiento del propio cuerpo (esquema corporal), a la vez que era materia de obligado estudio en escuelas por la relación inexcusable de lo físico con lo psíquico.”
Como se desprende de la lectura de las corrientes es necesario que para po- der desarrollar cualquier tipo de programa acuático se convierte en imprescindible que los usuarios hayan pasado por un periodo de adaptación al medio para facilitar- les su progreso en las actividades acuáticas. Por ello, antes de introducirse en la
abundante gama de programas existentes en el mercado, los programas acuáticos educativos son un escalón previo que todo sujeto debe pasar en su etapa de forma- ción.
4. LAS ACTIVIDADES ACUÁTICAS EDUCATIVAS
En el ámbito educativo encontramos los programas para bebés, infantiles, pri- maria, secundaria y universitario. En cada uno de ellos se persigue un objetivo edu- cativo, aunque muchos de los programas que se encuentran aplicados a estas eda- des pueden incluirse en el resto de ámbitos. Por ejemplo, los programas infantiles pueden tener un objetivo educativo, utilitario, competitivo o terapéutico.
Las actividades acuáticas desarrolladas en este ámbito son aquellas que van especialmente encaminadas a poblaciones que se encuentran inmersas en el sis- tema educativo, aunque toda programación convenientemente planificada y desarro- llada tiene su componente educativo y, en consecuencia, un impacto en el desarrollo personal del individuo como ser humano. Una programación que tiene como objetivo educar y formar apunta la intención de abarcar al individuo como un todo indisoluble, como un ser multidimensional cuyas capacidades se quieren desarrollar (Moreno y Gutiérrez, 1998 b). Las principales características de un planteamiento educativo son las siguientes:
Dominio integral del medio. Facilita la continuidad en cualquier otro planteamiento (incluido el competi- tivo). Incide en la formación integral del alumno, a nivel cognoscitivo, motriz y socio-afectivo. Trabajo planteado a medio y largo plazo. Agrupación de los alumnos por edades homogéneas.
Se entiende, de esta manera, que un planteamiento educativo tiene que pre- tender ordenar los aprendizajes de hechos, conceptos, actitudes, valores y normas, para conseguir el máximo desarrollo de las capacidades cognoscitivas, motrices, de equilibrio personal, de relación interpersonal y de inserción y actuación social, los contenidos (hábitos higiénicos, habilidades motoras, determinadas conceptualiza- ciones, etc.), los procedimientos (las situaciones didácticas creadas, la pedagogía empleada) y los objetivos (los resultados finales que se pretenden).
Es necesario establecer un correcto orden de los contenidos de los programas respetando el proceso de maduración y desarrollo de los destinatarios del programa, adaptándonos a las individualidades. Un planteamiento de este tipo requiere una perspectiva multidisciplinar: padres, escuela y técnicos acuáticos.
A lo largo del desarrollo de la motricidad acuática es preciso tener en cuenta el desarrollo de toda una serie de factores de naturaleza cualitativa que aporten una gran riqueza de movimiento y que supongan una plataforma de acción firme para el desarrollo en etapas posteriores.
Desde el punto de vista de las características del desarrollo biológico, motor, cognitivo y socio-afectivo, destacamos la necesidad de abordar un trabajo de cono-
Figura 1. Estructuras básicas de formación motriz.
CoordinaciónCoordinaciónmotrizmotriz
Global Segmentaria
Estructuras perceptivasEstructuras perceptivas
Esquem. Corpor. (^) Espacialidad Temporalidad
Respiración Relajación Sentidos
Estructuración espacial Organización espacial Lateralidad
Estructuración temporal Orientación temporal Ritmo
Patrones Patronesyy habilidades motriceshabilidades motrices
Equilibraciones
Reptación Gateo Marcha^ Trepa Carrera Salto Deslizamiento Propulsión
Equilibrio Flotación Longitudinales Transversales Combinaciones
Lanzamiento Recepción Golpeo Pateo Bote
Desplazamient. Giros Manipulaciones
Habilidades deportivas acuáticas
Conocimiento básico del medio acuático
Dominio del medio acuático
NATACIÓN
WaterpoloNatación sincronizada SaltosSalvamento acuáticoNatación con aletas
Desde el punto de vista de la metodología, la educación en el medio acuático debería contemplar como principales variables a desarrollar las siguientes: el sujeto que aprende, el medio donde se desenvuelve y el material que manipula (figura 2). Para una educación acuática lo más agradable y, a la vez, efectiva, defendemos la utilización de métodos activos de enseñanza en los que con una participación dire- cta por parte de los aprendices y la utilización de una práctica variable y abundante, se conseguirá un óptimo desarrollo de la persona.
Figura 2. Variables a contemplar en la enseñanza acuática.
Según Colado y cols. (en prensa), en el espectro de las actividades acuáticas comienzan a nacer propuestas divergentes en la utilización del medio acuático. Pro- gramas atractivos para aquellas personas que ya dominan el medio acuático a partir de habilidades técnicas y para aquellos que aún no se desenvuelven con soltura. Son prácticas muy variadas, no exclusivas y con las que notan beneficios múltiples en su vida cotidiana. Es, en este mar revuelto que concibe el medio acuático de for- ma ecléctica y abierta, y en la que la natación no tiene que ser la única propuesta de actuación, donde surge lo que denominaremos como “Fitness acuático”.
Las actividades de “Fitness acuático”, se encuadran bajo el ámbito de progra- mas de mantenimiento-entrenamiento (Moreno y Gutiérrez, 1998 b; Moreno y cols., 1998), engloban todo tipo de acción con predominancia física realizada en el medio acuático y buscan, de forma global en los practicantes, un estado de bienestar ópti- mo.
Según Ibáñez (1996), “es un programa destinado a mantener la salud y la ima- gen, que permite llevar las tares diarias con vigor, sin excesiva fatiga, con energía para disfrutar del ocio y disponer de energías imprevistas, teniendo la seguridad de poder actuar en circunstancias extrañas”.
Debido a la diversidad de potenciales practicantes, dichas actividades deben estar abiertas a cualquier sector, puesto que una característica primordial de estas ejercitaciones es que sean flexibles y totalmente adaptables a sus practicantes, lle- vando al mayor número de personas la opción de una práctica física acuática con carácter sistemático (Colado y cols., 1998). De esta forma, también albergará a
Medio acuáticoMedio acuático
Problemas afectivosProblemas afectivos
ConocimientoConocimiento del mediodel medio
Miedo al ahogoMiedo al ahogo
ManipulaciónManipulación
Problemas técnicosProblemas técnicos
Conocimiento Conocimiento del móvildel móvil
Manejo de móvilesManejo de móviles
Individual y colectivoIndividual y colectivo
ContrariosContrarios
TiempoTiempo
CompañerosCompañeros
IncertidumbreIncertidumbre EspacioEspacio
Comprensión deComprensión de un contextoun contexto cambiantecambiante
Problemas cognitivosProblemas cognitivos
FamiliarizaciónFamiliarización VariabilidadVariabilidad
Los varones que practican actividades acuáticas valoran significativamente más alto los motivos de rendimiento, mientras que las mujeres están más interesadas en la salud y en los fines terapéuticos. Son los más jóvenes quienes justifican la práctica de actividades acuáticas por disfrutar y establecer relaciones sociales, en mayor medida que las per- sonas mayores. El rendimiento es perseguido por los más jóvenes (16-20 años) y desciende su importancia a medida que aumenta la edad. De forma general, a mayor nivel de estudios se observa que la práctica acuática se realiza bajo un motivo de disfrute, de relación social, de salud y forma física, mientras que a menor nivel de estudios la práctica acuática se entiende bajo un modelo de rendimiento. Los estudiantes, frente a los trabajadores y otros (jubilados, amas de casa y parados), son quienes valoran significativamente más alto los motivos de disfrute y relación social, y rendimiento. Los usuarios que asisten a programas acuáticos con objetivos de disfrute, relación social, salud y forma física, son los que consideran que mejor se adaptan los programas acuáticos a sus exigencias particulares. Quienes además de los programas acuáticos practican otros deportes, en- cuentran mayor motivación en la salud, forma física y terapia.
De lo expuesto, se deduce que un objetivo básico que debe perseguir este tipo de actividades, es conseguir que sus participantes, además de alcanzar beneficios a nivel orgánico, consigan también ventajas psicológicas (mejora de la autoestima, el autoconcepto, etc.), y que se creen y se consoliden unos hábitos estables hacia la practica física. En líneas generales, las actividades que siguen la corriente del “Fit- ness acuático” se presentan como una clara alternativa a las gimnasias de mante- nimiento terrestres y vienen a mejorar otros modelos de entrenamiento acuático me- nos ambiciosos y desarrollados.
Las actividades de “Fitness acuático” deben ser formas seguras y progresivas de comenzar una práctica física para aquellas personas que no están acostumbra- das a realizar un ejercicio asiduo, mientras que para aquellos que ya tienen una ma- yor experiencia o forma física, será una manera de diversificar sus actividades y/o de recuperar sobrecargas que otras prácticas les hayan podido causar. Incluso, bajo el seguimiento médico apropiado, puede ser una opción ideal para comenzar a rea- lizar ejercicio físico tras lesiones o periodos largos de inactividad.
A través de este planteamiento se emplean todas las zonas del vaso de agua, aunque esto dependerá de las características de los alumnos. También se le da im- portancia a la utilización de diversos materiales acuáticos y no acuáticos (balones, aros, gomas de látex, corchos, paletas, manoplas, cinturones, tobilleras, material deportivo, material alternativo, material reciclado, etc.), y al apoyo de la música co- mo aspecto motivante de la práctica. Como ejemplo, algunas actividades que se pueden desarrollar son:
Caminar o correr en agua poco, mediana o totalmente profunda. Realizar sesiones de estiramiento, de circuitos, de relajación, de aquaero- bic, de artes marciales y deportes de lucha, de baile, de gimnasia de man- tenimiento, de carácter lúdico-recreativo, etc.
Practicar deportes convencionales o alternativos dentro del medio acuático, e incluso sesiones de mejora técnica o táctica. Organizar grupos de rehabilitación en sus primeros o últimos estadios. Etc.
Cabe resaltar, que junto a los aspectos propios del ejercicio físico se introdu- cen contenidos relacionados con la salud, en los que con breves comentarios y alu- siones, se abordan temas alimenticios, de hábitos y de costumbres (posturales, de movimientos, culturales, etc.), de aspectos socio-afectivos, etc.
De forma resumida, podríamos indicar, que toda actividad que aproveche ade- cuadamente el medio acuático, que resalte a su practicante y que intente mejorar alguna o varias de las cualidades físicas en relación a la salud (fuerza, flexibilidad, resistencia y composición corporal) y/o de las asociadas (agilidad, coordinación, equilibrio, ritmo, etc.), puede englobarse dentro de este amplio planteamiento. Lo único que se exige es una coherencia y raciocinio de lo que se hace, y que a corto, medio y largo plazo mejore no sólo el estado de bienestar del practicante, sino tam- bién la percepción que éste tiene de dicho estado y de sí mismo.
A modo de resumen, en la figura 4 se presentan los diferentes elementos que tienen que estar contemplados en un planteamiento bajo la filosofía de “Fitness acuático” para cubrir las expectativas de logro de los usuarios.
acuático se encuentra siempre de frente con la natación utilitaria y como siguiente paso la iniciación al deporte competitivo, cuando en realidad también podría dete- nerse a pensar que puede hacer algo además del simple cursillo en el que se aprende a nadar o la iniciación a los estilos.
Por tanto, se trata de acercar el término natación al de actividad acuática edu- cativa, buscando el componente formativo, totalmente relacionado con la edad esco- lar y que no descarta en ningún momento otros campos de actuación en el medio. De forma indirecta, las actividades acuáticas educativas tendrían por objeto salir de los tradicionales cuatro estilos para llevarlas hacia una formación mucho más amplia y rica que acerque el medio a todo el mundo, formando, enriqueciendo y ampliando el campo de elección de los deportes de piscina, ofreciendo nuevas expectativas y mejor calidad física y de estilo de vida. Se trata de buscar opciones que no siempre van ligadas al saber nadar o a la natación de competición, sino al desarrollo motriz y social, además de la formación cognitiva y desarrollo afectivo, es decir, a la forma- ción integral.
Finalmente, cuando el usuario ya tiene un conocimiento básico del medio está en predisposición de participar en cualquier programa acuático, y creemos que los programas bajo la filosofía de “Fitness acuático” son parte del presente y futuro de las instalaciones acuáticas. Las grandes posibilidades laborales y comerciales que presentan este tipo de actividades acuáticas son dignas de mención, ya que cada vez existe más cantidad de centros públicos y privados, residenciales y urbanizacio- nes que cuentan en su instalación con una piscina. Instalaciones diseñadas para prestar una gran variedad de servicios, y por ello, se necesitarán técnicos que sepan gestionar tales recintos y por supuesto, personal especialista en “Fitness acuático”.
Sin más, se anima a todos aquellos técnicos, especialistas o no en el medio acuático, a que se adentren en el fabuloso mundo de las actividades acuáticas.
7. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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