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La Educación de los Adolescentes: Un Análisis Comparativo de los Sistemas Educativos, Resúmenes de Psicología Educacional

Este documento explora la evolución histórica de los centros de enseñanza para adolescentes en el mundo occidental, destacando el papel que han desempeñado en la vida de los jóvenes. Se analiza la expansión de los planes de estudio, la inclusión de nuevas materias y la influencia de movimientos educativos como la educación abierta. Además, se realiza una comparación entre los sistemas educativos de seis países (australia, brasil, alemania, japón, rusia y estados unidos), identificando similitudes y diferencias en la estructura, contenido y enfoque de la enseñanza secundaria. El documento también aborda la importancia de la participación de los padres en la educación de sus hijos y la necesidad de crear comunidades de aprendizaje que fomenten el éxito de los estudiantes.

Tipo: Resúmenes

2021/2022

Subido el 26/11/2024

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La escuela 183
LA NATURALEZA DE LA EDUCACIÓN
DE LOS ADOLESCENTES
Actualmente, la mayoría de adolescentes de menos de 16
años están escolarizados. Más de la mitad de estos jóve-
nes siguen estudiando después de obtener el Título de Ba-
chillerato, matriculándose en facultades, escuelas técnicas
superiores o escuelas universitarias. Los centros de ense-
ñanza para adolescentes son muchos y muy variados, con
muchas funciones, estructuras y formas diferentes de en-
focar la educación de los estudiantes.
Aproximaciones a la educación de
los adolescentes
A continuación analizaremos los antecedentes históricos
de la escolarización de los adolescentes, así como algu-
nas aproximaciones contemporáneas acerca de cómo de-
bería ser el aprendizaje adolescente. Asimismo, compa-
raremos la educación de los adolescentes con diferentes
culturas y la política social relacionada con la escolariza-
ción de los adolescentes.
Aspectos históricos de la escolarización
de los adolescentes
Conforme iba avanzando el siglo XX, los centros de en-
señanza en el mudo occidental fueron desempeñando un
papel cada vez más importante en la vida de los adoles-
centes. Entre 1890 y 1920, prácticamente todos los paí-
ses occidentales promulgaron leyes que excluían a los jó-
venes del sector laboral y les obligaban a matricularse en
centros de enseñanza Durante este período de tiempo en
Estados Unidos completaron el Bachillerato aproximada-
mente el 600 por 100 más de adolescentes que en el pe-
ríodo inmediatamente anterior. Al hacer obligatoria la en-
señanza secundaria, la estructura de poder de los adultos
colocó a los jóvenes en una posición de sumisión que fo-
mentaba su dependencia, relegándoles a una esfera eco-
nómica más manejable. En el siglo xix, la educación se-
cundaria estaba reservada mayoritariamente a las elites y
se hacía un gran hincapié en la formación clásica, litera-
ria y liberal. En la década de 1920, los educadores se die-
ron cuenta de que los Planes de Estudio de la enseñanza
secundaria se tenían que modificar. Se llegó a la conclu-
sión de que la educación de las masas no debería impli-
car una formación exclusivamente intelectual, sino tam-
bién una preparación para convertir a los alumnos en
ciudadanos y profesionales. Los planes de estudios de los
centros de enseñanza secundaria se ampliaron, pasando a
incluir cursos de educación general, preparación para la
universidad y formación profesional. A medida que iba
avanzando el siglo XX, los centros de enseñanza secun-
daria siguieron ampliado su oferta, añadiendo materias
como la música, las bellas artes, la salud y la educación
física, entre otras. A mediados del siglo xx, estos centros
todavía habían avanzado más en el camino de preparar a
los alumnos para el desempeño de roles diferentes en la
vida (Conant, 1959). Los centros de secundaria actuales
han mantenido su formación integral, en un intento de
formar a los adolescentes intelectualmente pero también
profesional y socialmente.
A pesar de que los índices de asistencia a estos cen-
tros han crecido considerablemente a lo largo de más de
150 años, la preocupación por la alienación y la rebeldía
de la juventud planteó la cuestión de sí los centros de se-
cundaria estaban beneficiando realmente a los adoles-
centes. En la década de 1970, tres autores independientes
coincidieron en que los centros de enseñanza contribuían
a la alienación de los adolescentes y, de hecho, dificulta-
ban la transición a la etapa adulta (Brown, 1973; Cole-
man, et ai, 1974; Martín, 1976).
El argumento utilizado era que los centros de ense-
ñanza secundaria segregan a los adolescentes en «alma-
cenes juveniles», aislándolos en un mundo autoconteni-
do en el que imperan unos valores propios, alejados de los
valores de la sociedad adulta. Otros prestigiosos autores
recalcaron que a los adolescentes se les deberían ofrecer
alternativas educativas a los típicos institutos, como por
ejemplo la realización de trabajos prácticos comunitarios,
para incrementar su participación en el mundo de los
adultos y reducir, de este modo, su aislamiento con res-
pecto al resto del mundo. Parcialmente en respuesta a es-
tos informes, algunos estados norteamericanos redujeron
la edad de la escolarización obligatoria de los 16 a los 14
años.
En los años ochenta, el movimiento de vuelta a las ba-
ses ganó popularidad. El movimiento de vuelta a las ba-
ses subraya que la función de los centros de enseñanza
debería ser la formación académica a través de materias
como la lengua, las matemáticas y las ciencias. Los de-
fensores de la vuelta a las bases consideran que los pla-
nes de estudio se han inflado con demasiadas asignaturas
optativas que no proporcionan a los estudiantes una edu-
cación básica en materias de carácter académico. Tam-
bién consideran que la función de los centros de ense-
ñanza debería consistir en impartir conocimientos a los
adolescentes, sin preocuparse por la vida social o emo-
cional de los alumnos. Algunos partidarios de la vuelta a
las bases también sostienen que la jornada escolar debe-
ría ser más larga y que el curso escolar se debería pro-
longar durante los meses de verano. Los defensores de
este enfoque afirman que los estudiantes deberían tener
más deberes, más exámenes y más disciplina. La mayoría
de ellos considera que los alumnos deberían estar senta-
dos en sus pupitres en vez de pasearse por la clase, y los
profesores deberían estar en la tarima, impartiendo cono-
cimientos que se integren en las mentes de sus alumnos.
Gran parte del énfasis actual en la vuelta a las bases
es una reacción a la tendencia hacia una educación más
flexible que surgió en la década de 1970. El enfoque de
la educación abierta, que estaba basado en el sistema
educativo británico, permitía que los adolescentes apren-
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La escuela 183

LA NATURALEZA DE LA EDUCACIÓN

DE LOS ADOLESCENTES

Actualmente, la mayoría de adolescentes de menos de 16 años están escolarizados. Más de la mitad de estos jóve- nes siguen estudiando después de obtener el Título de Ba- chillerato, matriculándose en facultades, escuelas técnicas superiores o escuelas universitarias. Los centros de ense- ñanza para adolescentes son muchos y muy variados, con muchas funciones, estructuras y formas diferentes de en- focar la educación de los estudiantes.

Aproximaciones a la educación de los adolescentes

A continuación analizaremos los antecedentes históricos de la escolarización de los adolescentes, así como algu- nas aproximaciones contemporáneas acerca de cómo de- bería ser el aprendizaje adolescente. Asimismo, compa- raremos la educación de los adolescentes con diferentes culturas y la política social relacionada con la escolariza- ción de los adolescentes.

Aspectos históricos de la escolarización de los adolescentes

Conforme iba avanzando el siglo XX, los centros de en- señanza en el mudo occidental fueron desempeñando un papel cada vez más importante en la vida de los adoles- centes. Entre 1890 y 1920, prácticamente todos los paí- ses occidentales promulgaron leyes que excluían a los jó- venes del sector laboral y les obligaban a matricularse en centros de enseñanza Durante este período de tiempo en Estados Unidos completaron el Bachillerato aproximada- mente el 600 por 100 más de adolescentes que en el pe- ríodo inmediatamente anterior. Al hacer obligatoria la en- señanza secundaria, la estructura de poder de los adultos colocó a los jóvenes en una posición de sumisión que fo- mentaba su dependencia, relegándoles a una esfera eco- nómica más manejable. En el siglo xix, la educación se- cundaria estaba reservada mayoritariamente a las elites y se hacía un gran hincapié en la formación clásica, litera- ria y liberal. En la década de 1920, los educadores se die- ron cuenta de que los Planes de Estudio de la enseñanza secundaria se tenían que modificar. Se llegó a la conclu- sión de que la educación de las masas no debería impli- car una formación exclusivamente intelectual, sino tam- bién una preparación para convertir a los alumnos en ciudadanos y profesionales. Los planes de estudios de los centros de enseñanza secundaria se ampliaron, pasando a incluir cursos de educación general, preparación para la universidad y formación profesional. A medida que iba avanzando el siglo XX, los centros de enseñanza secun- daria siguieron ampliado su oferta, añadiendo materias como la música, las bellas artes, la salud y la educación física, entre otras. A mediados del siglo xx, estos centros

todavía habían avanzado más en el camino de preparar a los alumnos para el desempeño de roles diferentes en la vida (Conant, 1959). Los centros de secundaria actuales han mantenido su formación integral, en un intento de formar a los adolescentes intelectualmente pero también profesional y socialmente. A pesar de que los índices de asistencia a estos cen- tros han crecido considerablemente a lo largo de más de 150 años, la preocupación por la alienación y la rebeldía de la juventud planteó la cuestión de sí los centros de se- cundaria estaban beneficiando realmente a los adoles- centes. En la década de 1970, tres autores independientes coincidieron en que los centros de enseñanza contribuían a la alienación de los adolescentes y, de hecho, dificulta- ban la transición a la etapa adulta (Brown, 1973; Cole- man, et ai, 1974; Martín, 1976). El argumento utilizado era que los centros de ense- ñanza secundaria segregan a los adolescentes en «alma- cenes juveniles», aislándolos en un mundo autoconteni- do en el que imperan unos valores propios, alejados de los valores de la sociedad adulta. Otros prestigiosos autores recalcaron que a los adolescentes se les deberían ofrecer alternativas educativas a los típicos institutos, como por ejemplo la realización de trabajos prácticos comunitarios, para incrementar su participación en el mundo de los adultos y reducir, de este modo, su aislamiento con res- pecto al resto del mundo. Parcialmente en respuesta a es- tos informes, algunos estados norteamericanos redujeron la edad de la escolarización obligatoria de los 16 a los 14 años. En los años ochenta, el movimiento de vuelta a las ba- ses ganó popularidad. El movimiento de vuelta a las ba- ses subraya que la función de los centros de enseñanza debería ser la formación académica a través de materias como la lengua, las matemáticas y las ciencias. Los de- fensores de la vuelta a las bases consideran que los pla- nes de estudio se han inflado con demasiadas asignaturas optativas que no proporcionan a los estudiantes una edu- cación básica en materias de carácter académico. Tam- bién consideran que la función de los centros de ense- ñanza debería consistir en impartir conocimientos a los adolescentes, sin preocuparse por la vida social o emo- cional de los alumnos. Algunos partidarios de la vuelta a las bases también sostienen que la jornada escolar debe- ría ser más larga y que el curso escolar se debería pro- longar durante los meses de verano. Los defensores de este enfoque afirman que los estudiantes deberían tener más deberes, más exámenes y más disciplina. La mayoría de ellos considera que los alumnos deberían estar senta- dos en sus pupitres en vez de pasearse por la clase, y los profesores deberían estar en la tarima, impartiendo cono- cimientos que se integren en las mentes de sus alumnos. Gran parte del énfasis actual en la vuelta a las bases es una reacción a la tendencia hacia una educación más flexible que surgió en la década de 1970. El enfoque de la educación abierta, que estaba basado en el sistema educativo británico, permitía que los adolescentes apren-

184 Psicología del desarrollo en la adolescencia

dieran y se desarrollaran a su propio ritmo en el seno de una clase altamente estructurada. Sin embargo, hubo de- masiados centros de enseñanza norteamericanos que apli- caron la educación abierta como si significara derrumbar las paredes de la clase y dejar que los estudiantes hicie- ran lo que quisieran. La aplicación incorrecta de la edu- cación abierta en los centros de enseñanza norteamerica- nos provocó una tuerte reacción en contra. Arthur Powell, Eleanor Farrar y David Cohen (1985), educadores especializados en la adolescencia, analizaron en profundidad 15 institutos de secundaria distribuidos por Estados Unidos. Entrevistaron a alumnos, profesores y miembros del personal no docente, y observaron e in- terpretaron lo que ocurría en estos centros. Cuando los autores intentaban dar algún sentido a los datos que ha- bían recogido, se les ocurrió la metáfora del «instituto como centro comercial». La variedad, la elección y la neutralidad son dimen- siones importantes de un instituto «centro comercial». La variedad se refleja en la amplia gama de materias oferta- das (en un instituto, el plan de estudios contenía nada me- nos que 480 asignaturas diferentes), con algo aparente- mente para cada alumno. La variedad suele estimular la elección. La posibilidad de elegir se menciona a menudo como un aspecto positivo de un plan de estudios, pero la elección suele recaer sobre los estudiantes, que, en de- masiados casos, eligen basándose en la ignorancia en vez de en la información. Los investigadores constataron que la combinación de una diversidad de individuos, valores y materias generaba neutralidad. Al intentar satisfacer las necesidades de distintas poblaciones de estudiantes, los centros de enseñanza se pueden acabar convirtiendo en instituciones neutras en las que se definen muy poco los productos y servicios que se ofrecen. El paralelismo con el centro comercial es una metáfora interesante de los ins- titutos de secundaria norteamericanos, que permite apre- hender algunas de las características generales que han emergido en estos centros. ¿Debería ser el desarrollo de individuos intelectual- mente maduros la principal, o tal vez la única, meta de la educación de los adolescentes? ¿O deberían los institutos de secundaria centrarse también en el desarrollo social y emocional? ¿Deberían los institutos ofrecer planes de es- tudios diversos que incluyan muchas materias optativas aparte de las materias básicas? Estas preguntas provoca- doras siguen suscitando un acalorado debate en los cír- culos sociales y educativos (Alexander, 2000; Sadker y Sadker, 2003). En un estudio reciente, la participación en equipos es- colares correlacionó con una menor sensación de aisla- miento social (Stone, Barber et al., 2001). La participación de los adolescentes en clubes o asociaciones escolares (en las que se realizaban actividades sobre lengua extranjera, matemáticas, ajedrez, ciencias o tutorías) y grupos de te- atro, o baile, correlacionó con una autoestima más alta. El debate sobre la función de la educación secunda- ria se caracteriza por presentar cambios de enfoque que

recuerdan al movimiento de un péndulo, priorizándose las habilidades básicas en un momento dado; y las opciones, y la formación global para la vida en otro, y así sucesi- vamente. De todos modos, a lo que deberíamos aspirar no es al vaivén de un péndulo, sino más bien a algo pareci- do a una escalera de caracol; es decir, deberíamos desa- rrollar formas cada vez más sofisticadas de satisfacer ple- namente las distintas y cambiantes funciones de los centros educativos (Reynolds, 2000). Hasta aquí, nuestra exposición se ha centrado priori- tariamente en la función que desempeñan los centros de secundaria en Estados Unidos. En el próximo apartado nos centraremos en los centros de secundaria en otras par- tes del mundo.

Comparación entre distintas culturas Los centros de enseñanza secundaria de distintos países comparten varias características, pero difieren en otras (Cameron et al., 1983). A continuación analizaremos las similitudes y las diferencias entre los centros de secun- daria de seis países diferentes: Australia, Brasil, Alema- nia, Japón, Rusia y Estados Unidos En la mayoría de los países, la enseñanza obligatoria se inicia a los 6 años de edad y se prolonga hasta los 16. En Brasil, la escolarización sólo es obligatoria hasta los 14 años, mientras que en Rusia, los adolescentes deben seguir estudiando hasta que cumplen 17 años. En Ale- mania, Japón, Australia y Estados Unidos la escolariza- ción obligatoria se prolonga hasta los 15 o 16 años. La mayoría de los centros de secundaria de todo el mundo se dividen en dos o más niveles, como el middle school (instituto de grado medio) y el high school (insti- tuto superior). Sin embargo, en Alemania, los centros de enseñanza se dividen en tres niveles educativos: (1) la educación elemental proporciona un nivel educativo bá- sico, (2) la educación secundaria proporciona una educa- ción superior, y (3) la educación académica prepara a los estudiantes para que entren en la universidad. El sistema educativo alemán, al igual que los demás sistemas edu- cativos europeos, ofrece una formación clásica, con ma- terias como el latín y el griego. En Japón, para poder estudiar en un instituto de se- cundaria hay que pasar un examen de ingreso, lo que no ocurre en ninguno de los otros cinco países. Sólo en Aus- tralia y en Alemania se hacen exámenes al finalizar la educación secundaria obligatoria. Estados Unidos es el único país del mundo en el que los deportes son una parte integral del sistema público de enseñanza. En los otros cinco países, sólo un número re- ducido de centros, de carácter privado, disponen de sus propios equipos deportivos, de instalaciones deportivas, y celebran acontecimientos deportivos de alta competición. Los planes de estudio de los centros de enseñanza se- cundaria de los distintos países suelen ser bastante simi- lares, aunque hay algunas diferencias en contenido y es- tructura. Por ejemplo, por lo menos hasta hace ppcos

186 Psicología del desarrollo en la adolescencia

con ellos mismos como con otros estudiantes, a construir el conocimiento. (Bearison y Dorval, 2002). Los defensores de los enfoques constructivistas, tanto cognitivos como sociales, sostienen que la instrucción directa convierte a los adolescentes en sujetos pasivos y no les reta a pensar de manera crítica y creativa (Perkins, 1999). Los defensores de la instrucción directa afirman que los enfoques constructivistas no conceden suficiente atención al contenido de las disciplinas, como por ejem- plo las ciencias naturales o la historia. También señalan que muchos enfoques constructivistas son demasiado va- gos y relativistas.

Los principios de la APA centrados en el estudiante

Los principios centrados en el estudiante alejan la ins- trucción del profesor, acercándola al alumno. El auge del interés por los principios centrados en el estudiante ha dado como fruto la publicación por parte de la APA de Learner-Centered Psychological Principles: A Frame- work for School Reform and Redesign (Learned-Centered Principles Work Group, 1997; Presidential Task Force on Psychology in Education, 1992; Work Group of the Ame- rican Psychologycal Association's Board of Educational Affairs, 1995). Estos principios fueron elaborados y son revisados periódicamente por un prestigioso grupo de científicos y educadores procedentes de una gran varie- dad de disciplinas. Estos principios tienen importantes implicaciones sobre la forma en que los profesores debe- rían instruir a sus alumnos. Los 14 principios centrados en el estudiante incluyen factores cognitivos y metacognitivos; motivacionales y afectivos; sociales y evolutivos; y factores relacionados con las diferencias individuales. Para obtener más infor- mación sobre estos principios, véase el Cuadro 7.1.

Política social

En Turning Points, el Carnegie Council on Adolescent Development (1989) estableció un conjunto de ocho prin- cipios para transformar la educación de los adolescentes, especialmente la de los más jóvenes. Estos principios se pueden tomar como punto de partida para desarrollar ini- ciativas de política social a fin de mejorar la educación de los adolescentes. Los ocho principios son los siguientes:

  • Crear comunidades de aprendizaje. Muchos centros de enseñanza secundaria son instituciones enormes e impersonales. Los profesores tienen pocas opor- tunidades de desarrollar relaciones estables con los alumnos, y este tipo de relaciones son fundamen- tales para la enseñanza eficaz. Los centros educati- vos de mayor tamaño deberían transformarse en centros que incluyeran «escuelas dentro de escue- las» o «casas» dentro del centro de enseñanza, divi- diendo a su vez estas unidades en pequeños «equi-

pos» de trabajo integrados por profesores y alum- nos. Este tipo de grupos, de tamaño reducido, puede ayudar a que cada estudiante reciba una atención mas individualizada en un contexto donde se sien- ta apoyado.

  • Enseñar un núcleo de conocimientos comunes. Una tarea importante para los educadores es identificar los principios y conceptos más importantes de cada disciplina académica y concentrar sus esfuerzos en integrar estas ideas en programas interdisciplinares. Se debería enfatizar la profundidad y la calidad de la información en vez de la cobertura de una gran cantidad de información (Bereiter, 2002). Turning Points también considera que los servicios comuni- tarios deberían ser una parte integral de los progra- mas. Los servicios comunitarios pueden estimular a los adolescentes a pensar críticamente sobre los problemas del mundo real.
  • Ofrecer a todos los estudiantes la oportunidad de tener éxito. Un aspecto problemático de los centros educativos es la falta de equidad existente en la dis- tribución de las oportunidades de aprendizaje entre los jóvenes. Los profesores pueden hacer mucho más de lo que hacen para enseñar a los estudiantes con más y con menos capacidades. Una forma de hacerlo es utilizando el aprendizaje cooperativo. Los investigadores han comprobado que el aprendi- zaje cooperativo, en grupos cuyos miembros pose- en distintos niveles de capacitación, ayuda a los alumnos con más capacidad a profundizar más en la comprensión del material, al explicárselo a los que tienen menos, quienes, a su vez, se benefician de la ayuda proporcionada por sus compañeros. El apren- dizaje cooperativo también puede ayudar a los estu- diantes a relacionarse con compañeros de clase de orígenes étnicos y culturales distintos a los suyos.
  • Conceder más poder a los profesores y a los directo- res de los centros. Los estados y los distritos escola- res deben conferir a los profesores y a los directores más autoridad para que transformen sus centros. Ellos saben mucho mejor que los administradores y los funcionarios del gobierno lo que va a funcionar en su centro. La creación de comités, compuestos por profesores, personal de dirección, personal de apoyo, padres y representantes de la comunidad pue- de aumentar la eficacia de un centro de enseñanza.
  • Preparar a los profesores para que trabajen con adolescentes. La mayoría de los profesores de se- cundaria no han recibido una formación específica para enseñar a los adolescentes. Los programas de formación para profesores de secundaria deberían incluir materias donde se trabaje sobre las necesi- dades especificas de los adolescentes.
  • Incrementar el rendimiento académico mejorando la salud y la forma física. Los centros educativos para adolescentes no suelen contar con servicios sociales o sanitarios de apoyo para tratar las nece-

La escuela 187

CUADRO 7.

Principios psicológicos centrados en el estudiante.

sidades físicas y mentales de los adolescentes. Es preciso establecer servicios sanitarios apropiados, en o cerca de los centros de enseñanza secundaria.

  • Implicar a las familias en la educación de los ado- lescentes. A pesar de los efectos positivos claramente documentados de la participación de los padres en la educación de sus hijos, la implicación paterna tiende a disminuir considerablemente durante la ado- lescencia, llegando en ocasiones a desaparecer por completo. Una importante recomendación de políti-

ca social es favorecer la implicación de los padres en la toma de decisiones, sobre todo en los barrios con rentas bajas y en los que viven las minorías étnicas (Epstein y Sanders, 2002). Los padres que participan en la planificación de la enseñanza de sus hijos se sienten útiles, adquieren confianza en sus relaciones con el personal del centro de enseñanza y tienen más probabilidades de asistir a las reuniones escolares, lo que transmite a los adolescentes el mensaje de que a sus padres les importa su educación.

  1. Naturaleza del proceso de aprendizaje El aprendizaje de una materia compleja resulta más eficaz cuando se trata de un proceso intencional de construcción de significados y ex- periencias.
  2. Metas del proceso de aprendizaje Los estudiantes eficaces, con tiempo suficiente y con el apoyo y la guía del profesor, pueden crear representaciones coherentes y significa- tivas del conocimiento.
  3. Construcción del aprendizaje Los estudiantes eficaces pueden establecer asociaciones significativas entre la información nueva y los conocimientos ya existentes.
  4. Pensamiento estratégico Los estudiantes eficaces pueden crear un repertorio de estrategias de pensamiento y razonamiento para alcanzar metas cada vez más com- plejas.
  5. Pensar sobre el pensamiento Las estrategias de orden superior para seleccionar y controlar las operaciones mentales facilitan el pensamiento crítico y creativo.
  6. Contexto del aprendizaje El aprendizaje está influido por factores ambientales, incluyendo la cultura, la tecnología y las prácticas instructivas.
  7. Influencias motivacionales y emocionales sobre el aprendizaje i Q u^ <? }' cuánto de lo que se aprende está influido por la motivación del estudiante? La motivación para aprender está influida, a su vez, por los estados emocionales del estudiante, así como por sus creencias, metas y estrategias de pensamiento.
  8. Motivación intrínseca para aprender La creatividad del estudiante, el pensamiento abstracto y la curiosidad natural, contribuyen a la motivación para aprender. La motivación intrínseca (interna, autogenerada) es estimulada por tareas de novedad y dificultad óptimas, que se ajustan a los intereses personales del estudiante, y cuando se ofrece al alumno la oportunidad de elegir y controlar personalmente el proceso.
  9. Efectos de la motivación sobre el esfuerzo Adquirir habilidades y conocimientos complejos requiere un esfuerzo considerable por parte del estudiante y una práctica guiada. Sin mo- tivación del estudiante para aprender, es poco probable que la determinación de hacer ese esfuerzo se dé en ausencia de coherción.
  10. Influencias evolutivas sobre el aprendizaje Conforme los individuos se van desarrollando, surgen diferentes oportunidades y limitaciones para el aprendizaje. El aprendizaje es más eficaz cuando se tiene en cuenta el desarrollo diferencial dentro de y entre cada uno de los siguientes dominios: físico, cognitivo y socio- emocional.
  11. Influencias sociales sobre el aprendizaje El estudiante está influido nor las interacciones sociales, las relaciones interpersonales y la comunicación con los demás.
  12. Diferencias individuales en el aprendizaje Los estudiantes tienen distintas estrategias, aproximaciones y capacidades de aprendizaje que son fruto de la herencia y la experiencia previa.
  13. Aprendizaje y diversidad El aprendizaje es más eficaz cuando se tienen en cuenta las diferencias en los antecedentes lingüísticos, culturales y sociales de los estudiantes.
  14. Niveles de exigencia y evaluación Establecer niveles de exigencia adecuados, y evaluar tanto al estudiante como el proceso de aprendizaje son aspectos integrales de la ex- periencia de aprendizaje.