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Nacional pdf para trabajo de grado
Tipo: Ejercicios
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Maricely Corzo Morales* Erika Gisela Galeano Camacho**
Este texto es resultado de las lecturas avanzadas dentro del Semi- llero de investigación Inclusión, mujeres y universidad. Herramientas artísticas de investigación de la unidad de Bienestar Universitario de la Universidad Católica de Colombia. A pesar del innegable avance en los últimos tiempos en las oportu- nidades de acceso a la educación superior para las mujeres en Colombia, sigue existiendo una brecha en las condiciones de vinculación a determi- nado tipo de carreras y de empleos. Escenario que se confirma cuando se comparan los datos diferenciados por sexos. Esta reflexión es una primera aproximación a los diferentes aspec- tos sociales, económicos y culturales que pueden estar incidiendo en esta realidad. Recoge algunas estadísticas del DANE y la Secretaría Distrital de la Mujer sobre el acceso a la educación superior de hombres y mujeres, así como algunos datos. históricos que dan cuenta de cómo ha sido el largo
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y duro proceso de obtención de estos derechos para las mujeres, y que ejemplifica a través de algunos casos destacados de la historia en Europa, en América Latina y, particularmente, en Colombia. El acceso y participación de las mujeres en la Educación Superior en Colombia cuenta con unos antecedentes históricos, cuyo origen se remonta al siglo V en Europa con célebres mujeres que fueron pioneras en entornos similares a los universitarios; posteriormente, en el siglo XIX, con las luchas femeninas nacionales e internacionales, y por último, con la presencia de varios factores externos que, al día de hoy , hacen que ciertos entornos académicos y carreras se ‘feminicen’ o ‘masculinicen’ creando una condición desventajosa para las mujeres. Frente a este panorama, que se ve reflejado en las estadísticas nacionales, nos preguntamos, ¿cuáles son esos factores que tienen influencia en el acceso y participación de las mujeres en la Educación Superior en Colombia? Este breve repaso histórico se conecta luego con algunos datos de la situación actual de nuestro país. Se presentan algunos aspectos dife- renciales acerca de las condiciones socio-económicas y culturales que enfrentan aún las mujeres que quieren acceder a la educación superior, en comparación con la población masculina, puesto que aunque ellas se capacitan invirtiendo similares recursos en tiempo, dinero y calidad en su formación y obteniendo similares resultados académicos, a la hora de vincularse al sistema laboral, se evidencia que tienen una menor retribu- ción laboral y un menor porcentaje de enganche a las ofertas de trabajo. Este primer acercamiento al tema determinó que existen factores de influencia como los roles sociales: el número de horas que las mujeres utilizan en el cuidado del hogar o la maternidad, cuyos picos más altos coinciden exactamente con los niveles educativos en los que disminuye la participación de la mujer; o la pertenencia a grupos étnicos que actual- mente cuentan con menor participación en la educación superior. Para finalizar, los datos presentados nos dan una visión general del panorama en el que el acceso al trabajo y a la educación representan dobles y hasta triples cargas para las mujeres que buscan crecer laboral- mente por medio de la educación superior en Colombia.
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Mujeres, inclusión y educación
acceso a dichas carreras no fue tan controvertible por que estas disciplinas estaban relacionadas con las prácticas diarias de las mujeres en sus labores de madre y esposa en el hogar. Con el fin de formalizar estas prácticas ya existentes, se hacía un examen que permitía, por ejemplo, a las parteras, acceder al título de partera certificada (Palermo, 2006, p. 377). Lo anterior pone en evidencia que desde hace más de 250 años existían posibilidades de educación para las mujeres, aunque de forma muy restringida. El reclamo de las mujeres por el acceso a la educación superior empezó a verse plasmado en textos de investigación conducentes a la obtención de un título universitario —que con frecuencia se vincula- ban con temas de educación de las mujeres—. Se esgrimieron argumentos tan puntuales como el de que “la mente no tiene sexo” (Palermo, 2006, p. 372) para afirmar la idea de que tanto las mujeres como los hombres tenían las mismas capacidades para acceder al conocimiento (Palermo, 2006, p. 380). Eran textos que contradecían el imaginario de la época, cuando una gran parte de la sociedad tenía la falsa idea de que las mujeres no podían con esta responsabilidad. Esta creencia condujo a la expedición de normas o leyes específicas de prohibición que impedían a las mujeres ejercer profesiones universitarias (Palermo, 2006, p. 381). Al respecto, se destaca el caso de Enriqueta Faver Caven, una huér- fana nacida en Suiza, quien contrajo matrimonio desde muy joven por orden de su tío. En la guerra napoleónica con Alemania, su esposo y su tío mueren, así que ella debe buscar la forma de ganarse la vida con tan solo 18 años. Como mujer de su época tenía dos opciones: casarse nuevamente o ejercer la prostitución (D’ Ottavio Cattani, 2008), pero para evitarlas, Enriqueta decidió vestirse de hombre para ingresar a estudiar medicina en París con el seudónimo de Henri Faver. Una vez culminó sus estudios, trabajó para la milicia donde siguió desempeñando su carrera bajo la ima- gen de Henri; más adelante conoció a una joven huérfana, Juana de León, con quien contrajo matrimonio en 1819, y quien le serviría de compañía, después de confesarle su verdadera identidad. Aun así, los rumores no se detuvieron hasta que, en el pueblo de Caney, la desnudaron en público para comprobar su sexo, a pesar de la amenaza de muerte que ella profirió
Las mujeres ante la educación superior en Colombia: una aproximación general
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contra uno de los hombres que además de someterla a tal humillación, quiso ultrajarla. En febrero de 1823, Enriqueta fue apresada, trató de envenenarse, y fue sentenciada a diez años de prisión (D’Ottavio Cattani, 2008). No obstante, la apelación de esta sentencia vino de la mano del licenciado Manuel Vidaurre, quien declara en su informe: “ella no es una criminal. La sociedad es más culpable que ella, desde el momento en que ha negado a las mujeres los derechos civiles y políticos, convirtiéndolas en muebles para los placeres de los hombres”, logrando reducir su condena a cuatro años (D’Ottavio Cattani, 2008). Debido en parte a que la lucha de las mujeres por el acceso a estudios universitarios inició con este tipo de estrategias de “camuflaje”— como el uso de nombres masculinos y el travestismo— se dificulta hoy en día conocer con certeza los aportes que hicieron muchas mujeres a las ciencias o las artes. Cabe destacar que los reclamos de las mujeres por su derecho a la educación superior no fueron fáciles y tuvieron que enfrentar argumentos en contra, como los esgrimidos por personajes como Joseph Proudhon, quien afirmaba que la naturaleza de los hombres era racional y la de las mujeres emocional, idea que fue rechazada y argumentada por la femi- nista Jenny d’Héricourt en 1856 (Arni, 2001, p. 2). Al mismo tiempo en latinoamérica también se iban rompiendo los esquemas tradicionales. Para enero de 1887, Eloisa Díaz se convierte en la primera mujer en Chile y en América del Sur en recibir el título de Medicina y Cirugía. Enfrentándose a muchos prejuicios, Eloísa asistía a clase con su madre, para no ser juzgada en su entorno social (Guerrero, C., Ramírez, F. y Torres, I., 2019). En España, aun cuando se estimaba que para los años 1900-1905 se otorgaron 0,79% de títulos universitarios a mujeres, estas requerían de una autorización del Consejo de Ministros; y no fue si no hasta el 8 de marzo de 1910 (Palermo, 1998), cuando las mujeres fueron libres para matricularse en este país (Belenguer, 2018). Esta nueva condición trajo como consecuencia, que para el periodo entre 1961 y 1965, el 28,20% de los títulos universitarios se le otorgaron a muje- res (Palermo, 1998).
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que “la mujer no es un sujeto competente para ciertos menesteres y pro- fesiones que pertenecen y corresponden a los hombres” (p. 280). Este tipo de prejuicios sociales estuvo muy extendido y orientó la formación de la mujer hacia profesiones “femeninas” como trabajo social o enfermería. Sin embargo, como afirman estos autores, también hay que señalar que existían hombres defensores del ingreso irrestricto de mujeres a las uni- versidades, como el líder político Jorge Eliécer Gaitán (p. 281). La larga lucha por el legítimo derecho a ingresar a la educación superior tuvo su primer fruto en 1937, con Mariana Arango Trujillo, quien se convierte en la primera colombiana en obtener título profesional en Odontología, en la Universidad de Antioquia (Velásquez, 1985, p. 197). Desde entonces, las mujeres han ido conquistando derechos a nivel global, y en el contexto colombiano los avances, aunque lentos, también se han ido incorporando a lo largo del siglo XX y de las dos primeras décadas del XXI. A continuación, presentamos un breve panorama estadístico de la Educación Superior en Colombia en la actualidad. Nos enfocaremos en las diferencias existentes entre hombres y mujeres, con el fin de abrir un espacio de reflexión frente a los posibles retos que enfrentan las mujeres en este contexto.
En cuanto al predominio de sexo en diferentes carreras, el Consejo Nacional de Educación (CNED) afirma que los hombres son mayoría en programas como Ingeniería Electrónica (97%), Producción musical (84%) o Teología (75%); y las mujeres en programas como Educación Parvularia (99%), Psicopedagogía (92%), Obstétrica (93%) o Nutrición (88%) (Ramírez, 2016). En el mismo orden de ideas se indagaron las estadísticas del Minis- terio de Educación Nacional (MEN) comparando el año 2005 y el 2015, en las que se evidencia un crecimiento del 75% de matrículas desde el
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nivel universitario hasta el doctorado —crecimiento para el 2015, com- parado con las 901.045 matrículas del 2005— (MEN, 2016, p. 147). En cuanto a las mujeres se evidencia mayor porcentaje de matriculadas en el nivel universitario y, en los hombres, mayor porcentaje de matriculados en nivel de doctorado, aunque la diferencia para el año 2015 es menor (Ver tabla 1). Se observa así, una tendencia al aumento en el número de mujeres a nivel universitario y de hombres a nivel doctoral, con relación al número de graduados de cada año. Adicionalmente, es de destacar que a pesar de que aumentó el número de personas, tanto matriculadas como graduadas en cada nivel educativo entre el 2005 y el 2015, las proporciones mujer vs. hombre se mantienen en cada nivel, como se observa en la Tabla 1. Por otra parte, hemos identificado la distribución por sexo en los diferentes campos de conocimiento, en los que se ve reflejada una de las teorías que existen respecto a la segregación entre géneros: la segregación horizontal y la segregación vertical (Alcaldía Mayor de Bogotá, 2015, p. 6). En primer lugar, la segregación horizontal habla de la división sexual del trabajo. Tiene su origen en los procesos de formación de cada persona, los cuales influyen en la toma de decisiones según un determi- nado rol en el entorno social. Se crea la ilusión de un ‘reparto natural’ pero, en realidad, esconde una desigualdad en términos económicos y sociales (Alcaldía Mayor de Bogotá, 2015, p. 6). Un ejemplo claro del efecto de esta segregación es la elección de carrera de las personas matriculadas en Colombia para el año 2017: 69 de cada 100 mujeres eligieron carreras en Ciencias de la Salud y 68 de cada 100 hombres, programas en Ingeniería, Arquitectura y Urbanismo (DANE, 2018, p. 16).
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Estos datos aparecen reportados en el Índice de feminidad presen- tado por el Ministerio de Educación para el periodo de 2011 a 2013 en Bogotá. Este confirma la feminización de las carreras en áreas de la salud (Alcaldía Mayor de Bogotá, 2015, p. 19) mientras aumenta la participa- ción masculina en ciencias puras e ingeniería (Ver figura 1). Al respecto hay que señalar que las ingenierías son áreas ligadas al desarrollo industrial y económico de la sociedad por lo que los profesio- nales en estas áreas tendrán acceso a mejores retribuciones económicas (Alcaldía Mayor de Bogotá, 2015, p. 7) en comparación con núcleos feminizados que, hoy en día, representan los niveles salariales más bajos (Alcaldía Mayor de Bogotá, 2015, p. 22). En particular, el Observatorio Laboral para la Educación clasifica las áreas de conocimiento en tres gru- pos: Feminizado, tendencia media y masculinizado (Ver figura 1). En general, las estadísticas indican que las mujeres y los hombres están capacitándose en los diferentes niveles, invirtiendo recursos como el dinero y el tiempo en las mismas condiciones, pero a la hora de vincularse al sistema laboral, los efectos de la segregación y la feminización llevan a las mujeres a enfrentar retos diferentes en dos horizontes: primero, que la tasa de vinculación de los hombres está en un promedio del 90% frente al de las mujeres que se encuentra en el 75% (MEN, 2016, p. 314); y, en segundo lugar, los ingresos promedio de enganche son inferiores para las mujeres en comparación al ingreso de los hombres, es decir a las mujeres se les paga menos que a los hombres que alcanzaron el mismo nivel de formación aca- démica, siendo más notoria la diferencia en el nivel de postgrado (p. 331). En cuanto a la segregación vertical, esta hace referencia a la dis- tribución desigual en puestos de trabajo donde se ejerce mayor poder, lo que impide que las mujeres accedan a estos puestos en instituciones. Se trata de lo que los estudios de género han denominan el ‘techo de cristal’, una limitación que impide a las mujeres ascender a los más altos niveles de mando dentro de las organizaciones (Alcaldía Mayor de Bogotá, 2015, p. 6). A este fenómeno obedece que estadísticamente observemos menor cantidad de mujeres accediendo a programas doctorales y, a la vez, perci- biendo menores ingresos por su trabajo.
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(^9781084)
(^502934)
(^417497)
(^322397)
(^302304)
227224
(^202218)
166164
(^154157)
154151
(^137146)
(^127131)
120117
(^8193)
(^6370)
6060
5857
(^4554)
4141
3229
2623
(^1423)
3
0 200 400 600 800 1000
Nutrición y DietéticaTerapias
Sociología, trabajo social y afinesBacteriología
Instrumentación quirúrgicaPsicología
OdontologíaEnfermería
Optometría y otros programas de ciencias de la saludMecadeo, finanzas y relaciones internacionales
Contaduría PúblicaEducacion
Ingeniería agroindustrial, alimentos y afinesBiología, microbiología y afines
Lenguas modernas, literatura, lingüística y afinesComunicación social, periodismo y afines
Bibliotecología, otros de ciencias sociales y humanasIngenería ambiental, sanitaria y afines
Ciencias política, relaciones internacionalesIngeniería administrativa y afines
EconomíaMedicina
Ingeniería biomédica y afinesIngeniería química y afines
Química y afinesDiseño
Ingeniería agrícola, forestal y afinesPublicidad y afines
Matemáticas, estadística y afinesArquitectura
Geografía, historiaZootecnia
Ingenieria de minas, metalurgia y afinesAgronomía
Ingeniería agronómica, pecuaria y afinesMúsica
Ingeniería de sistemas, telemática y afinesIngeniería civil y afines
Deportes, educación física y recreaciónFilosofía, teología y afines
Ingeniería electrónica, telecomunicaciones y afinesFísica
Ingeniería mecánica y afinesIngeniería eléctrica y afines
Formación relacionada con el campo militar o policial
Figura 1. Índice de feminidad en núcleos básicos, Bogotá 2011-2013. El índice de feminidad corresponde al número de titulaciones otorgadas a mujeres por cada 100 títulos otorgados a varones en el periodo analizado. Fuente: Boletín informativo de la Secretario Distrital de la Mujer (2015). Tomado del Observatorio Laboral para la Educación. Ministerio de Educación Nacional. Cálculos del Observatorio de Mujeres y Equidad de Género - SDMujer, 2014.
A continuación, se describen algunos factores que influyen en el acceso de las mujeres a los diferentes niveles educativos. En primera medida la maternidad. En la Tabla 2 se observa el número de nacimientos
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Tabla 2.
Nacimientos por nivel educativo de la madre 2018
NIVEL EDUCATIVO DE LA
MADRE
NO. NACIMIENTOS
%^
NIVEL EDUCATIVO
DE LA MADRE
NO. NACIMIENTOS
%
Preescolar
385
0,26%
Media técnica
2,47%
Básica primaria
11,93%
Normalista
146
0,10%
Básica secundaria
21,87%
Técnica profesional
8,38%
Media académica
33,86%
Tecnológica
4,41%
Segmento A
100.
67,91%
Profesional
11,10%
Especialización
1,03%
Segmento B
39.
26,47%
Maestría
464
0,31%
Ninguno
0,82%
Doctorado
28
0,02%
Sin información
3,44%
Segmento C
2.
1,37%
Segmento D
6.
4,26%
Total de nacimientos en el año 2018; 147.813 equivalen al 100%Adaptado
de
Departamento
Administrativo
Nacional
de
Estadística
de
DANE,
Nacimientos
2018
.^ https://www.dane.gov.co/index.php/
estadisticas-por-tema/salud/nacimientos-y-defunciones/nacimientos/nacimientos-
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Mujeres, inclusión y educación
Adicionalmente, en la tabla 3 se evidencia que la población ROM es la que tiene un mayor porcentaje de todos los grupos étnicos en el grupo de nivel superior y posgrados, con un 31% de su población; seguido de las personas que no pertenecen a ningún grupo étnico con 16%, y los afrocolombianos con 10% de la población total en todos los grupos (DANE, 2005, p. 19); además se determinó que el 12% de mujeres afroco- lombianas se encontraba en nivel educativo superior y postgrado, frente al 9% de hombres afrocolombianos que se encontraba en el mismo nivel. En tercer y último lugar, encontramos que la distribución del uso del tiempo en las actividades diarias es otro factor para tener en cuenta. Según la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo de la Población Nacional en Colombia, en el 2018, se observan importantes diferencias entre hom- bres y mujeres, lo que evidencia brechas amplias entre los dos géneros, así: en el primer lugar encontramos que, frente a las actividades de suministros de alimentos del hogar, se estima que las mujeres participan un 74,4% y los hombres tan solo un 24,9%; en segundo lugar, está la limpieza y man- tenimiento del hogar en los que la mujer participa un 68,9% y el hombre un 34,2%; en tercer lugar, tenemos el mantenimiento de vestuario para las personas del hogar, en el que la mujer participa un 38% y el hombre un 9%; y por último, encontramos las actividades de cuidado pasivo del hogar en las que los valores son 35,4% y 16,1%, respectivamente (DANE, 2018, p. 8). (Ver Tabla 4).
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Mujeres, inclusión y educación
Tabla 4.
Actividades de trabajo 2016-2017 por sexo
Tomado de Departamento Administrativo Nacional de Estadística, DANE (2018)
. La Encuesta Nacional de Uso del Tiempo
(ENUT). https://www.dane.gov.
co/files/investigaciones/boletines/ENUT/Bol_ENUT_2016_2017.pdf
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Luego de este breve recorrido histórico en el que indagamos acerca de las oportunidades de acceso de las mujeres a la educación, y particularmente a la educación superior, queremos resaltar como primera conclusión que ha sido un camino difícil, y que tal y como lo demuestra la historia, las mujeres pioneras en muchos casos lograron acceder al sis- tema gracias a privilegios económicos y de clase social. Que el principal escollo que se atravesó en este camino, en el pasado, y que sigue siendo una realidad en el presente, son los imaginarios sociales que les atribuyen unos roles diferenciados a las mujeres, en muchos casos como seres con menos aptitudes y competencias que los hombres para el estudio o para estudiar determinadas carreras. En segundo lugar, las cifras en Colombia nos muestran cómo cada vez son más las mujeres que acceden a la educación superior, pero también nos presentan la forma en que su etnicidad, su rol frente a la maternidad o las horas de trabajo en el hogar influyen de manera nega- tiva, restringiendo dicho acceso, en comparación con los hombres. En tercer lugar, en el contexto colombiano, también se hace evi- dente hoy en día que las oportunidades de acceso a puestos de trabajo y a la igualdad en la remuneración recibida son menores para las mujeres, a pesar de tener el mismo nivel de formación y los mismos estándares de calidad que los hombres. Los aspectos presentados tras este primer acercamiento al tema son solo algunos de los que pueden estar impactando de forma negativa, no solo el acceso de las mujeres a la educación superior, sino su posterior integración a la vida laboral. El objetivo a futuro es continuar con la indagación de otras fuentes que nos permitan profundizar y ampliar los puntos de vista ante la com- plejidad de dicha situación.
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