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Un resumen conciso de la motivación humana, explorando conceptos clave como el ciclo de la motivación, la jerarquía de necesidades de maslow y la teoría de la expectativa de vroom. Se analizan las necesidades humanas, desde las básicas hasta las de autorrealización, y se explica cómo la motivación influye en el comportamiento y la productividad. Una introducción útil para comprender la motivación humana en diferentes contextos.
Tipo: Monografías, Ensayos
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(Resumen) Para comprender el comportamiento de la humanidad es fundamental conocer su motivación. El concepto de ésta se ha utilizado con diferentes sentidos. En general, se entiende por motivo el impulso que lleva a la persona a actuar de determinada manera, es decir, lo que da origen a una conducta específica. Este impulso a la acción puede ser provocado por un estímulo externo que proviene del ambiente o se genera internamente a través de procesos mentales. De ahí que la motivación se relacione con el sistema de cognición de la persona. La cognición (o conocimiento) representa lo que cada quien sabe respecto de sí mismo(a) y de su entorno. El sistema cognitivo de cada persona comprende sus valores individuales y está influido por su ambiente físico y social, su estructura y procesos fisiológicos, así como sus necesidades y experiencias. Los actos de la humanidad están guiados por su conocimiento (lo que piensa, sabe y prevé) y preguntarse por qué actúa de una u otra manera corresponde al campo de la motivación. La motivación representa la acción de fuerzas activas e impulsoras que se traducen en palabras como deseo (de poder, estatus, etcétera) y rechazo (hacia el aislamiento social y las amenazas a la autoestima, entre otras cosas). Los(las) humanos(as) son diferentes entre sí en lo referente a la motivación, sus necesidades varían de una persona a otra y producen diversos patrones de conducta. También los valores sociales y las habilidades de cada miembro de la humanidad para alcanzar sus objetivos son distintos, y todos ellos cambian con el tiempo en cada persona. A pesar de todas estas diferencias, el proceso que dinamiza la conducta humana es —en esencia— el mismo para todos(as). En este sentido, existen tres premisas que pretenden explicar la forma en que se comportan las personas:
conducta de las personas, la cual se origina a partir de estímulos internos o externos.
casual ni aleatoria pues siempre está orientada o dirigida hacia algún objetivo.
deseo, una necesidad o una tendencia; estas expresiones sirven para designar los motivos del comportamiento. Si estas tres premisas son correctas, entonces se asume que la conducta humana no es espontánea ni está exenta de finalidad, y que siempre habrá un objetivo implícito o visible que la explique.
Un aspecto esencial a considerar para comprender la conducta humana es la motivación y el proceso que sigue, donde las necesidades condicionan el comportamiento, llevándolo a algún estado de resolución. Las necesidades o motivaciones no son estáticas, por el contrario, son fuerzas dinámicas y persistentes que provocan determinada conducta. Cuando surge una necesidad, ésta rompe el equilibrio del organismo y causa un estado de tensión, insatisfacción, inconformidad y desequilibrio, que lleva a la persona a desarrollar un comportamiento o una acción capaz de descargar la tensión y liberarla de la inconformidad y del desequilibrio. Si dicho comportamiento es eficaz, la persona satisfará la necesidad y, en consecuencia, descargará la tensión provocada por aquella. Una vez
cubierta la necesidad, el organismo vuelve a su estado de equilibrio anterior (su forma de adaptarse a su entorno). En resumen, en el ciclo de la motivación existe un estado de equilibrio interno, alterado por un estímulo o incentivo que produce una necesidad, la cual provoca un estado de tensión, que lleva a un comportamiento o a una acción, que conduce a la satisfacción de aquella necesidad. Satisfecha esta última, el organismo de la persona retorna a su equilibrio interno inicial. Con la repetición del ciclo de la motivación (refuerzo) y el aprendizaje que de ahí se derive, las conductas se tornan gradualmente más eficaces en la satisfacción de ciertas necesidades. Una necesidad satisfecha deja de ser motivadora de comportamiento, pues ya no causa tensión, inconformidad, ni desequilibrio. Una persona que —por ejemplo— no tiene hambre, no está motivada a buscar alimento. Sin embargo, no siempre se satisface la necesidad. Esto puede ocasionar frustración o, en ocasiones, compensación (transferencia hacia otro objeto, persona o situación). Cuando se presenta la frustración de la necesidad, la tensión provocada por el surgimiento de esta última encuentra una barrera o un obstáculo para su liberación, por lo que esta tensión contenida en el organismo busca una vía indirecta de salida, a través de lo psicológico (agresividad, descontento, tensión emocional, apatía, indiferencia, etcétera) o lo fisiológico (tensión nerviosa, insomnio, repercusiones cardiacas o digestivas, etcétera). En otras ocasiones, a pesar de que la necesidad no es satisfecha, tampoco se presenta la frustración porque se transfiere o se compensa; esto sucede cuando la satisfacción de otra necesidad consigue reducir la intensidad de una necesidad no cubierta.
La teoría de la motivación desarrollada por Maslow señala que las necesidades humanas se distribuyen en una pirámide, según la relevancia e influencia que tengan en la conducta humana. En la base se encuentran las necesidades más elementales y recurrentes (necesidades primarias), mientras que en la cima están las más sofisticadas y abstractas (necesidades secundarias).
En términos generales, la teoría de Maslow sobre la motivación expone lo siguiente: El comportamiento humano puede tener más de una motivación. La conducta motivada es una especie de vía que puede ayudar a satisfacer simultáneamente muchas necesidades aisladas. Ningún comportamiento es casual, sino motivado. Es decir, está orientado hacia objetivos. Las necesidades humanas están dispuestas en una jerarquía. Una necesidad superior sólo se manifiesta cuando la necesidad inferior (más apremiante) está satisfecha. Toda necesidad se relaciona con el estado de satisfacción o insatisfacción de otras. En general, se espera que: 1) una vez cubiertas las necesidades básicas de alimentación, vestido y abrigo, la persona desee amistades y se torne social y grupal; 2) cuando satisfaga estas necesidades adquisitivas, anhelará reconocimiento y respeto de sus conocidos(as), desarrollará sus competencias y logrará su independencia; 3) cubiertas estas necesidades de estatus y autoestima, entonces buscará la realización de sí mismo(a), la libertad y modos cada vez más elevados de ajuste y adaptación. La necesidad inferior (más urgente) monopoliza el comportamiento de la persona y tiende a organizar automáticamente las diversas facultades del organismo. En consecuencia, las necesidades más elevadas (menos apremiantes) tienden a quedar relegadas en un plano secundario. Sólo cuando se satisfacen las necesidades inferiores, surgen gradualmente las más elevadas. Debido a esta preeminencia, no todas las personas consiguen llegar a los niveles más elevados de las necesidades porque deben satisfacer primero las inferiores.
Vroom reconoce las diferencias individuales y desarrolla una teoría que se refiere a la motivación para producir. Según él, en cada persona operan tres factores que determinan su motivación para producir:
Expectativas. Objetivos individuales, que suponen la fuerza de voluntad para alcanzarlos. Pueden incluir dinero, seguridad en un puesto laboral, aceptación social, reconocimiento u otras combinaciones de objetivos que cada persona intente satisfacer simultáneamente. Recompensas. Relación que la persona percibe entre su productividad y la consecución de sus objetivos. Si una persona tiene por objetivo conseguir un salario mejor y se le paga de acuerdo con su producción, puede tener una fuerte motivación para producir más. No obstante, si la aceptación social por parte de sus colegas le resulta más importante, producirá igual o por debajo del nivel de los(las) demás para evitar sufrir su rechazo. Relaciones entre expectativas y recompensas. Capacidad de la persona para influir en su nivel de productividad en la medida que cree poder hacerlo. Si una persona cree que su esfuerzo no influye en su producción, tenderá a esforzarse poco. Estos tres factores determinan la motivación de cada persona para producir en cualquier circunstancia. Con la finalidad de explicarla, Vroom ha propuesto un modelo de expectativa de la motivación (denominado path-goal) basado en objetivos intermedios graduales (medios), los cuales llevan a un objetivo final (fines). De acuerdo con este modelo, la motivación es un proceso que orienta hacia opciones de conductas diferentes, donde la persona percibe las consecuencias de cada alternativa de comportamiento como resultados que representan una cadena de relaciones entre medios y fines. Por consiguiente, cuando la persona busca un resultado intermedio (por ejemplo, elevar la productividad), se encuentra en el proceso de conseguir los medios para alcanzar los fines (dinero, beneficios sociales, apoyo del/de la jefe/a, promoción o aceptación del grupo). Si se parte de la idea de que cada persona tiene preferencias (valencias) por determinados resultados finales y que una valencia positiva representa el anhelo de conseguir cierto resultado final, mientras que una valencia negativa indica un deseo de evitar un resultado final específico, los resultados intermedios tendrán valencia dependiendo de su relación percibida con los resultados finales pretendidos. La teoría de Vroom se denomina modelo situacional de motivación porque en él se enfatizan las diferencias entre las personas y las circunstancias en las cuales la motivación guía su conducta. Esta teoría se refiere a la motivación, no al comportamiento. El nivel de motivación de