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Mindfulness para el desarrollo de la plena conciencia y el manejo adecuado del estrés, Apuntes de Psicología

Desarrollo a la plena consciencia

Tipo: Apuntes

2019/2020

Subido el 07/06/2020

JaimeVargas
JaimeVargas 🇲🇽

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Cultivar la silenciación y el aquietamiento a
través de la meditación
Cultivar la silenciación y el aquietamiento
El estado de silenciación y aquietamiento interno forma parte esencial de la práctica
meditativa. El silencio consciente comienza como una decisión libre y deliberada.
Esta silenciación, en verdad, no consiste en la mera ausencia de sonidos o palabras, sino que
empapa todo el estado interior de nuestra mente, propiciando un estar en contemplación.
Cuando sobreviene el silencio psicológico se revela la Verdad.
Consuelo Martín
Evidentemente, al sentarnos a meditar detenemos las palabras, sin embargo, el impulso verbal,
ese “discurso interior” tan familiar, continúa en la mente.
Sucede algo así como cuando vamos en un autobús y, de repente, éste da un frenazo que
nos impulsa hacia delante. De la misma forma, cuando frenamos el discurso verbal, observamos
que la voz mental sigue activa, e incluso es impulsada con fuerza, fruto de la inercia.
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Cultivar la silenciación y el aquietamiento a

través de la meditación

Cultivar la silenciación y el aquietamiento

El estado de silenciación y aquietamiento interno forma parte esencial de la práctica meditativa. El silencio consciente comienza como una decisión libre y deliberada. Esta silenciación, en verdad, no consiste en la mera ausencia de sonidos o palabras, sino que empapa todo el estado interior de nuestra mente, propiciando un estar en contemplación. Cuando sobreviene el silencio psicológico se revela la Verdad. Consuelo Martín Evidentemente, al sentarnos a meditar detenemos las palabras, sin embargo, el impulso verbal, ese “discurso interior” tan familiar, continúa en la mente. Sucede algo así como cuando vamos en un autobús y, de repente, éste da un frenazo que nos impulsa hacia delante. De la misma forma, cuando frenamos el discurso verbal, observamos que la voz mental sigue activa, e incluso es impulsada con fuerza, fruto de la inercia.

Nuestra actitud silenciosa y aquietada observa todo esto sin tomar partido, sin aferrarse o rechazarlo, simplemente dándose cuenta. Cuando la observación silenciosa va penetrando la actividad cerebral, ésta cambia notablemente. En este sentido, sucede que no solo se da una disminución en la actividad de las zonas periféricas del cerebro, sino que además éste se sumerge en una actividad completamente distinta, que hoy día es objeto de numerosos estudios neurológicos que confirman cambios radicales en la propia organización de la consciencia. Los ríos más profundos son los más silenciosos Quintus Curtius Rufus. Historiador Latino, S. I Uno de los principales malentendidos de la práctica meditativa ha sido el considerar que ésta consiste en detener la voz mental, o “dejar la mente en blanco”, como suele decirse. Este malentendido ha generado ciertamente mucha frustración, e incluso el abandono de la práctica de la meditación, en muchos practicantes. Nos hablan de cultivar el silencio y entonces tratamos de acallar la voz mental; de alguna manera, lo estamos forzando. Pero la silenciación no es algo que se pueda forzar: es algo que sucede, paradójicamente, cuando cesa el esfuerzo. Inicialmente, esto nos puede traer cierta confusión: por una parte, existe una intención deliberada que surge de lo profundo por desplegar este estado de silenciación en nuestra relación con el mundo, y con nosotros mismos; por otro, esto no implica un esfuerzo, no depende la voluntad egoica de “quiero silenciarme”. La práctica del aquietamiento interno propicia, gradual y pacientemente, el discernimiento de ambos aspectos, con clara simplicidad.

La silenciación interior, fruto de la observación

Mientras permanecemos en el Observador–Testigo durante la meditación, permanecemos atentos y atestiguamos con neutralidad el dentro y el fuera. Paralelamente, estamos cultivando el silencio interior, la presencia, la atención sostenida al momento Presente. Aprender a observar es aprender a silenciarse; no a dejarlo todo en silencio, sino a contemplar desde el silencio. Los pensamientos pueden fluir en la mente, pero al observar con ecuanimidad, nos asentamos en el ser profundo, en el más íntimo silencio. Desde aquí,