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Evidencia Científica en Psicoterapia: Análisis Crítico de la Competencia y su Evaluación, Guías, Proyectos, Investigaciones de Psicología Cognitiva

Materia de apoyo para intervenciones y diagnostico

Tipo: Guías, Proyectos, Investigaciones

2016/2017

Subido el 02/05/2023

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Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq., 2013; 33 (118), 301- 322 doi: 10.4321/S0211-57352013000200006
Evidencias y Competencias en Psicoterapias.
Evidence and Competence in Psychotherapy.
Pedro Angona Del Río a, Isabel Ruiz Delgado b, Francisco Sánchez Castejón c.
aCoordinador USM Málaga Guadalmedina. HRU Carlos Haya-Málaga, España. bF.E.A. Psicología USM
Málaga Guadalmedina. HRU Carlos Haya-Málaga, España. cP.I.R. de la UGC del HRU Carlos Haya-
Málaga, España.
Corres pondenc ia: Pedro Angona Del Río (pedro.angona.sspa@juntadeandalucia.es)
Recibido:16/06/2012;aceptadoconmodificaciones:23/12/2012
RESUMEN: La formación en psicoterapias de los
M.I.R. es escasa y en pocos lugares de la geografía
española podemos encontrar un programa estructu-
rado. En 2008 se publicaba una Orden Ministerial
que hacía posible la subespecialidad en psicoterapia
el cuarto año de residencia. El desarrollo de esa or-
den nunca se produjo, pero la publicación en la Guía
NICE 2010 de un buen número de psicoterapias con
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Basada en la Evidencia en Psicoterapia, y del mo-
vimiento de las competencias profesionales en este
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psicoterapeutas competentes para estas terapias que
hayan mostrado evidencia. En el artículo se muestran
los puntos frágiles de esta pretendida búsqueda de la
competencia, de su enseñanza y evaluación, así como
de la tan pregonada como mal interpretada “eviden-
cia”científica.
PALABRAS CLAVE: Psicoterapia, evidencia, com-
petencia, evaluación.
ABSTRACT: The Medical training program for
residents in Psychotherapies is poor and there are
just a few places in the Spanish geography where
a structured program on training is developed. The
Ministerial Law published in 2008 allows a spe-
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before. We provide a historic view of the Practi-
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KEY WORDS: Psychotherapy, evidence, compe-
tence, assessment.
Introducción
En el B.O.E. de 26 de septiembre de 2008, se aprueba el programa de for-
mación en psicoterapia en el último año de la especialidad de Psiquiatría. Una vez
más, un posible avance ha quedado sin desarrollo.
A pesar de todo, las psicoterapias podrían volver a recuperar el prestigio que
en gran medida tenían perdido. Uno de los más esperanzadores indicios fue la
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¡Descarga Evidencia Científica en Psicoterapia: Análisis Crítico de la Competencia y su Evaluación y más Guías, Proyectos, Investigaciones en PDF de Psicología Cognitiva solo en Docsity!

Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq. , 2013; 33 (118), 301- 322 doi: 10.4321/S0211-

Evidencias y Competencias en Psicoterapias.

Evidence and Competence in Psychotherapy.

Pedro Angona Del Río a, Isabel Ruiz Delgado b, Francisco Sánchez Castejón c.

aCoordinador USM Málaga Guadalmedina. HRU Carlos Haya-Málaga, España. bF.E.A. Psicología USM Málaga Guadalmedina. HRU Carlos Haya-Málaga, España. cP.I.R. de la UGC del HRU Carlos Haya- Málaga, España.

Correspondencia: Pedro Angona Del Río (pedro.angona.sspa@juntadeandalucia.es) Recibido: 16/06/2012; aceptado con modificaciones: 23/12/

RESUMEN: La formación en psicoterapias de los M.I.R. es escasa y en pocos lugares de la geografía española podemos encontrar un programa estructu- rado. En 2008 se publicaba una Orden Ministerial que hacía posible la subespecialidad en psicoterapia el cuarto año de residencia. El desarrollo de esa or- den nunca se produjo, pero la publicación en la Guía NICE 2010 de un buen número de psicoterapias con pruebas de eficacia podría dar a las psicoterapias el prestigio que tuvieron antaño. Se hace un recorrido histórico por el controvertido tema de la Práctica Basada en la Evidencia en Psicoterapia, y del mo- vimiento de las competencias profesionales en este ámbito. Existe hoy una tendencia a localizar terapias específicas para trastornos específicos y a formar psicoterapeutas competentes para estas terapias que hayan mostrado evidencia. En el artículo se muestran los puntos frágiles de esta pretendida búsqueda de la competencia, de su enseñanza y evaluación, así como de la tan pregonada como mal interpretada “eviden- cia” científica. PALABRAS CLAVE: Psicoterapia, evidencia, com- petencia, evaluación.

ABSTRACT: The Medical training program for residents in Psychotherapies is poor and there are just a few places in the Spanish geography where a structured program on training is developed. The Ministerial Law published in 2008 allows a spe- cific training in Psychotherapies, as specific subs- pecialty, in the fourth year of the training period of the residents. The development of these Law never was done, but the reference published on the NICE Guide about a wide number of Psychothe- rapies could give them back the prestige they had before. We provide a historic view of the Practi- ce-based on evidence in Psychotherapy, and the evolution of the professional competences on this field. There is a tendency to match specific thera- pies to specific disorders and to train competent Psychotherapists for the therapies that have proved evidences. The article shows the weak side of this pretended search of competence, its teaching, and assessment, and the widely spread and misunders- tood scientific evidence. KEY WORDS: Psychotherapy, evidence, compe- tence, assessment.

Introducción

En el B.O.E. de 26 de septiembre de 2008, se aprueba el programa de for- mación en psicoterapia en el último año de la especialidad de Psiquiatría. Una vez más, un posible avance ha quedado sin desarrollo. A pesar de todo, las psicoterapias podrían volver a recuperar el prestigio que en gran medida tenían perdido. Uno de los más esperanzadores indicios fue la

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aparición en la guía NICE 2010 de un importante número de psicoterapias que se aconsejan para el tratamiento de determinados trastornos específicos. La situación previa, nada favorable para las psicoterapias, queda reflejada en el informe elaborado en 2005 entre la OMS y la Asociación Mundial de Psiquiatría (WPA), en el que se refleja la deficiente formación de los Psiquiatras en psicotera- pias (1). Este informe, junto con un interesante artículo (2), viene a confirmar que además de las deficiencias en la formación, los programas de distintos países del mundo, cuando los hay, son escasamente estructurados. Mientras que en un buen número de psiquiatras en Estados Unidos llegan a decir que el Psiquiatra pierde rigor cuando practica la Psicoterapia, en España diversos artículos y algunos estudios de la situación en el ámbito público (3) mues- tran que, por lo general, los profesionales obtienen escasa formación durante su re- sidencia en esta disciplina, y que a lo sumo hay tres o cuatro lugares en la geografía española que tienen programas específicos. No obstante, son muchos los profesionales que en nuestro país, mantienen la brecha abierta de la formación en psicoterapias y llevan a cabo una importante y meritoria labor de difusión (4-5). Probablemente, la relativa decepción producida por los resultados que se ob- tienen con los psicofármacos para el tratamiento de los llamados trastornos menta- les comunes, el alto coste económico que supone una medicalización tan elevada, junto con la consistencia de algunas investigaciones que muestran la eficacia de muchos tratamientos psicoterapéuticos, hacen posible este resurgir de la práctica y la prescripción de las psicoterapias. Nos proponemos en este artículo plantear de forma sucinta las cuestiones problemáticas de la llamada “evidencia” referida al campo de las psicoterapias, y el de las competencias profesionales necesarias para el ejercicio de las mismas.

A propósito de las evidencias.

Durante los años 20 a 40 se encuentran publicaciones sobre la eficacia de tratamientos psicoterapéuticos, con frecuencia de caso único y con el que se habían obtenido buenos resultados. Se trataba de demostrar la bondad de tal o cual técnica utilizada. Posteriormente, se cuestionó con dureza la supuesta eficacia de las psico- terapias (6), dando lugar a la aparición de multitud de meta-análisis que, salvo algunas excepciones, venían a mostrar la eficacia de la psicoterapia. El estudio de Smith, Glass y Miller, meta-análisis de 450 publicaciones, es probablemente el más

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criterios diagnósticos de este manual y, en consecuencia, se alerta del peligro de que toda la investigación empírica anterior quede invalidada. En 1993 la American Psychological Association, división 12, realiza un in- forme sobre promoción y difusión de procedimientos psicológicos. Se van a es- tablecer dos categorías sobre eficacia de tratamiento: los que se llamarán “bien establecidos” y otro grupo que reúne a los “probablemente eficaces”. En ese primer informe de 1993 aparecen 18 tratamientos eficaces y 7 proba- bles. En el de 1996 son 22 tratamientos los eficaces y 25 los probables (39). Y, en 1998, bajan a 18 los eficaces y suben a 55 los probables (40). Todos estos informes se pueden encontrar en las diferentes publicaciones re- feridas a esos años de la Task Force on Promotion and Dissemination of Psycho- logical Procedures. Estos informes pronto serán denominados en distintos ámbitos como el Eysenk 2, ya que de los 18 tratamientos eficaces de la publicación de 1998, 15 son conductuales o cognitivo-conductuales. Eysenk además de profundo defensor de la terapia conductista como la única capaz de demostrar eficacia, dedicó mucho esfuerzo para denostar a la psicoterapia psicoanalítica. Llegó a decir en el mencionado artículo de 1952, que la ausencia de tratamiento era igual o aun mejor que la psicoterapia psicoanalítica. Si tenemos en cuenta el número de técnicas que estaban buscando un puesto en la “Olimpiada de las psicoterapias” para demostrar su primacía y eficacia, y que en aquella época según algunos estudios superaban las 300, no es difícil suponer las controversias que aparecen en diversas revistas y publicaciones. El movimien- to que apoyaba que el resultado de las diferentes psicoterapias era similar, estaba ganando fuerza con las llamadas terapias integradoras o eclécticas, y son precisa- mente los representantes de estos grupos los que con más fuerza se opondrán a las conclusiones de su asociación ( APA Psychological ). Ejemplos notables son los mo- nográficos de la Clinical Psycology: Science and Practice , 1996 o de Psychothe- rapy Reseach de 1997 y Journal of Consulting and Clinical Psychology de 1998, revistas con grupos editoriales de profesionales muy influyentes de la época. Con respecto a las terapias o tratamientos psicodinámicos o de orientación psicoanalítica, en 1993 los redactores de la Task Force envían un claro aviso: “ Los tratamientos psicodinámicos son especialmente difíciles de categorizar utilizando nuestras denominaciones ” y algo más adelante se puede leer “ es básico que se obtenga mayor evidencia de la eficacia sobre resultados de las terapias psicodiná- micas para trastornos específicos si ese tratamiento verificado clínicamente quiere sobrevivir en el mercado actual ” (p. 2). Las tensiones internas dentro de la APA fuerzan el editorial de la APA Presi- dential Task Force on Evidence-Based de 2006 que, con el título Evidence-Based Practice on Psycology , va a tratar de conciliar las diversas corrientes y tendencias

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y asumir determinados aspectos de la investigación empírica previos y posteriores a la aparición del DSM (41). Algunos pasajes de este artículo son de gran interés, pues se intuye ya el pro- blema que la propia APA se ha creado con la administración por ser tan estrictos en sus recomendaciones previas: Se reconoce que cuando se apostó por los tratamientos con evidencia se co- rría el riesgo de que las agencias proveedoras de servicios no muy familiarizadas con la base científica de las psicoterapias restringieran el acceso de los pacientes a la atención (p. 271). Algo más adelante: “ Nuestro objetivo fue identificar los tratamientos de una eficacia comparable a la de los medicamentos y por tanto poner de relieve la con- tribución de los tratamientos psicológicos. La División 12 provocó con esto una década de entusiasmo y controversia ” (p. 272). Sin duda había una necesidad de dar prestigio a las psicoterapias y de subra- yar su utilidad pero se creo, no obstante, un buen número de problemas. Volvere- mos sobre ello más adelante. Mas en clave interna, puede leerse también “ Al mismo tiempo, muchos psi- cólogos expresaron su preocupación por la exclusiva atención que se prestó a los tratamientos breves, de manual y el énfasis en los efectos específicos de tratamien- to en comparación con los factores comunes que dan cuenta de gran parte de la varianza de los resultados en los tratamientos de una gran parte de trastornos ” (p. 272). Además de la División 12, la encargada de las psicoterapias que es la 29, asu- me en este documento “ la poderosa asociación entre los resultados y los aspectos de la relación terapéutica tales como la Alianza Terapéutica ” (42). La EBPP (práctica basada en la evidencia en psicología) se define aquí como “ La integración de la mejor investigación disponible con la experiencia clínica en el contexto de las características del paciente, la cultura y los valores ” (p. 273). Se da así una importancia escasamente concedida antes a las características del paciente. Finalmente, y para resaltar el intento conciliador de este editorial del 2006, reseñamos otro pasaje: “ Es importante no asumir que las intervenciones que aún no han sido estudiadas en ensayos clínicos controlados son ineficaces ”. Chambless y Hollon, que fueron encargados de la redacción del documento sobre evidencias de los tratamientos van a distinguir:

  • Tratamiento Eficaz: aquel que es mejor que la ausencia de tratamiento en, al menos, dos estudios independientes.
  • Tratamiento Probablemente Eficaz: el que no ha sido replicado todavía.
  • Tratamiento Específico: el que es mejor que un tratamiento alternativo o un placebo.

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nes que han abordado sistemáticamente la integridad de los procedimientos de los tratamientos están prácticamente ausentes en la literatura(53, p.829). Elige una combinación de 25 términos clave de psicoterapia, por ejemplo: la terapia, la inter- vención, y 75 términos descriptivos como psicosocial, cognitivo, psicodinámico. Lo interesante de los artículos es que, tras el concepto de integridad del tra- tamiento, se está refiriendo al grado de cumplimiento con que una intervención se realiza según lo previsto, es decir, cuando se publica un estudio en el que un tera- peuta ha administrado uno o varios tratamientos con una técnica concreta, la autora exige a ese artículo que determine si el profesional referido usó exclusivamente esa técnica o se auxilió con algunos aspectos no constitutivos de dicha técnica. Pide también conocer si el terapeuta tiene un nivel de entrenamiento sufi- ciente en esa modalidad de intervención, si puede garantizar que lo hará según está diseñado y si es capaz de llevarlo a cabo con todos los pacientes o sólo con algunos en particular, en definitiva cuál es la adhesión al tratamiento que tiene ese terapeuta al manual o guía clínica que está empleando. Se puede entender que la intención de la autora es poder demostrar que en el curso de un tratamiento, por más manualizado que esté o por más fidelidad que pre- tenda tener a la guía clínica que use, va a poner en juego aspectos de su particular forma de ser, se adecuará a las características del paciente y, en suma, entrarán en juego los llamados factores comunes de todas las psicoterapias. El tercer artículo de los citados hace más énfasis en diferenciar lo que llama “competencias generales”, las “competencias específicas” y las “competencias de intervención”. Esta división resulta también útil para escudriñar los artículos rela- cionados con la literatura de psicoterapias y poder ver hasta qué punto un terapeuta particular que pretenda hacer un tratamiento específico para un trastorno específico emplea exclusivamente las competencias específicas y las de intervención, y no las generales. Llama “competencias generales” al saber “cuándo y cómo”, es decir, a la aplicación juiciosa de un tratamiento: el conocimiento, habilidades técnicas, razo- namiento clínico, emociones del terapeuta (e incluso del paciente y de la relación intersubjetiva), los valores y la compresión del contexto. Las competencias gene- rales -dice- tienen que ver con el sentido de la idoneidad, la capacidad de respues- ta (la competencia ante todo contextual) y la perspicacia clínica, entre otras (55, p.494). Algunas de las conclusiones de estos y otros artículos terminan reconociendo que no se conoce con claridad cuánto intervienen las competencias generales y cuánto las específicas de cada modelo terapéutico en los resultados de la terapia, debido a que los estudios se centran en las competencias específicas generando la creencia, no demostrada, que son éstas y no las generales, las responsables del cambio. (55, p.496)

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Nos habíamos propuesto dar cuenta de las dificultades que plantean los tér- minos de “evidencia” cuando se refiere a las psicoterapias y al de “competencias profesionales”. Los artículos citados más arriba sirven de puente para abordar el segundo punto de los referidos, a saber: en relación a las competencias nos alertan que la definición de competencia no está suficientemente clara o que no está de- mostrado si adquirir competencias produce mejores resultados ya que en los estu- dios la asociación entre competencias y resultados fue más débil de lo esperado. Dicho esto, y como en el punto anterior, se hace un breve repaso histórico de lo que hoy entendemos por “Competencias”.

A propósito de las Competencias.

El movimiento de las Competencias profesionales no es nuevo, pero como muestra una búsqueda bibliográfica utilizando PsyINFO, hay un aumento cuádru- ple de las publicaciones de 1990 a 1999 y de 2000 a 2009, en el que la competencia profesional fue catalogada como una palabra clave además de la de psicología y formación (56). Se podría decir con rigor que las competencias profesionales se han conver- tido en la actualidad en uno de los retos más importantes en la formación médica general y también en el terreno más especifico de las psicoterapias.

1- Definición y límites

Por tomar un punto de partida, Mentkowski, incluye en su definición de com- petencias a grupos complejos, interactivos y dinámicos que integran los conceptos y procedimientos, habilidades y destrezas, comportamientos y estrategias, actitu- des, creencias y valores, disposiciones y características personales, práctica re- flexiva y motivación (57). Tal vez una de las definiciones más influyentes y más citadas sea la que pro- ponen Epstein y Hundert, según la cual competencia es “ El uso habitual y juicioso de la comunicación, conocimientos, habilidades técnicas, razonamiento clínico, las emociones, los valores y la reflexión en la práctica diaria para el beneficio de la persona y de la comunidad a que se sirve ” (58, p. 226). El primer gran debate sobre competencias lo podemos encontrar en un núme- ro monográfico de Academic Psychiatry de 2003 (59-65) a propósito de las normas que el Acreditation Council for Graduate Medical Education (ACGME) aprobó

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En España tenemos uno de los pocos programas estructurados para entrena- miento en habilidades en psicoterapia (72) y fuera de nuestro ámbito, el ya clásico de “Psicoterapia, programa de formación” (73). Con el programa de Alberto Fernández Liria se realizó en España un trabajo de formación de residentes de diferentes centros de la geografía y tras evaluarlo se púbico un artículo (74) en el que se pregunta si los conocimientos adquiridos se conservan en el tiempo, si las características personales del alumno tienen alguna influencia sobre la formación en sí, y si hay un período de aprendizaje adecuado para poner en práctica estos tipos de programas e, incluso, si el progreso en las ha- bilidades entrenadas realmente es beneficioso para los pacientes. Finalmente hace referencia a cuestiones sobre el coste-eficacia de estos programas. Estas y otras preguntas nos dejan ver las dificultades que aún hoy existen cuando se trata de proponer un programa de formación para adquirir competencias de intervención en psicoterapia. Todo este movimiento, al margen de los problemas, permite que se publiquen de forma sencilla y muy sistematizada algunas de las competencias esperables para diferentes psicoterapias. A modo de ejemplo en la tabla, se muestran las habilida- des de Psicoterapia de apoyo AADPRT Task Force (Tabla 1).

Tabla 1. Habilidades de Psicoterapia de apoyo (Adaptada) A. Límites: La capacidad de 1) Establecer y mantener un marco de tratamiento (por ejemplo, tiempo, espacio, los organismos externos, relaciones externas, establecer los horarios y manteniendo los tiempos). 2) Establecer y mantener una relación profesional. 3) Comprender y proteger al paciente de intrusiones innecesarias en la intimidad y confidencialidad. B. Alianza terapéutica: La capacidad de 1) Establecer una relación con un paciente. 2) Entender y desarrollar una alianza terapéutica con el paciente. 3) Reconocer una variedad de formas de alianzas terapéuticas. 4) Que el paciente pueda participar activamente en el tratamiento. 5) Reconocer y tratar de reparar las alteraciones en la alianza. 6) Establecer un enfoque de tratamiento. 7) Proporcionar un entorno de seguridad. C. Escucha: La capacidad de 1) Escuchar sin juzgar y con franqueza. 2) Facilitar al paciente hablar abierta y libre- mente. D. Emociones: La capacidad de 1) Reconocer y describir específicamente los afectos. 2) Tolerar expresiones directas de hostilidad, afectividad, la sexualidad y otras poderosas emociones. 3) Reconocer y describir (al supervisor) los sentimientos que le produce el paciente. 4) Reconocer y tolerar las incertidumbres personales como aprendiz en la psicoterapia. E. Comprensión: La capacidad de 1) Empatizar con los estados emocionales del paciente. 2) Transmitir compren- sión empática. El uso de Supervisión: La capacidad de 1) Establecer una alianza educativa con el supervisor. 2) Incorporar material discutido en supervisión en la psicoterapia. F. Resistencias / Defensas: La capacidad de 1) Identificar los problemas en colaborar con el tratamiento o el tera- peuta. 2) Reconocer defensas en los fenómenos clínicos. 3) Reconocer los obstáculos al cambio y la comprensión de las posibles maneras de abordarlos. G. Técnicas de Intervención: La capacidad de 1) Mantener el enfoque en el tratamiento cuando sea apropiado. 2) Confrontar la declaración de un paciente, afecto o comportamiento. 3) Evaluar la disposición y gestionar la termina- ción del tratamiento. 4) Evaluar la disposición del paciente para determinadas intervenciones. 5) Evaluar la respuesta del paciente a las intervenciones.

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2- Listado de Competencias (Benchmarks)

La apuesta por tratar de objetivar al máximo los métodos de enseñanza y la evaluación de competencias va tomando cada vez más consistencia. Una de las más conocida e influyente afirma que las competencias deben involucrar a toda la persona y se pueden enseñar, son observables y mensurables, transferibles a través de ajustes, y pueden ser continuamente reevaluadas y redefinidas (75, 76). La psicología profesional se está moviendo hacia la competencia basada en modelos, con especial atención a la educación, capacitación y acreditación (77-80). El optimismo de este influyente autor no se refleja en los documentos de la APA. En el de 2006 “ APA Task Force on the Assessment of Competence in Profes- sional Psychology ” se dice: Cuando los psicólogos se preguntan específicamente qué es competencia aplicada a la psicología profesional, la respuesta no es fácil (81). Aclaremos que este informe trata de responder a las competencias globales del psicólogo y no solo a las de intervención, es decir, se contemplan las competen- cias de evaluación psicológica, de diagnóstico, intervención, consulta, evaluación de programas, de supervisión y/o enseñanza, evaluación de programas, investiga- ción académica, la gestión y administración de la organización, conducta profesio- nal y ética, etc. El grupo de trabajo reconoce que la implantación de las competencias pasa por un cambio de actitud de los profesionales y de los estudiantes, y llama a esta- blecer un consenso sobre la definición de competencias básicas comunes, a que se desarrollen las específicas y a encontrar fórmulas eficaces para evaluar las compe- tencias y los métodos para enseñarlas. Estamos en 2006 y, a pesar de los debates, de los diferentes puntos de vista, las posiciones a favor y las más encontradas, la tendencia que se va imponiendo propone que los profesionales deben ser fundamentalmente competentes en tera- pias específicas, para trastornos específicos. Tras el informe de 2006, los diferentes grupos comienzan su trabajo y a partir de una propuesta de 2005 que se hace popular y muy aceptada, que adopta el nom- bre de Cubo de Competencias de Rodolfa ( Cube Model for Competency Develop- ment ) (82) (Figura 1), se publicará el resultado del grupo Competency Benchmarks y la “Caja de herramientas ( Toolkit ) de la que nos ocuparemos ahora.

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Evidencias y Competencias en Psicoterapias

Tabla 2 “Competency Benchmarks” Revisadas (Adaptada)

Profesionalidad 1-Valores y actitudes profesionales: Se evidencia en la conducta y el comportamiento que reflejan los valores y actitudes de la psicología. 2-Diversidad individual y cultural: La conciencia, la sensibilidad y habilidad para trabajar profesionalmente con diversos individuos, grupos y comunidades culturalmente diferentes. 3-Normas Éticas Legales y Política: La aplicación de los conceptos éticos y los conocimientos de las cuestio- nes jurídicas relativas a las actividades profesionales con las personas, grupos y organizaciones. 4-La práctica reflexiva / Autoevaluación / Cuidado personal: Práctica guiada por la reflexión y autoevalua- ción profesional y personal, con el adecuado cuidado de sí mismo. Capacidad Relacional: 5-Relaciones: Relacionarse de manera efectiva y significativa con los individuos, grupos y / o comunidades. Métodos Científicos: 6-Conocimientos y métodos científicos: Comprensión de la literatura de investigación, metodología de inves- tigación, técnicas de recolección y análisis de datos. Conocimiento de las bases biológicas de la conducta, las cognitivo-afectivas y del desarrollo evolutivo. El respeto por el conocimiento científico. 7-Investigación / Evaluación: Participar en la investigación que contribuya a la base de conocimientos pro- fesionales y / o que evalúa la eficacia de las diversas actividades profesionales. Aplicación: 8-Práctica Basada en la Evidencia: La integración de la investigación y la experiencia clínica en el contexto de las características del paciente. 9-Evaluación: Evaluación y diagnóstico de las capacidades y los problemas de los individuos, grupos u organizaciones. 10-Intervención: Las intervenciones diseñadas para aliviar el sufrimiento y promover la salud y el bienestar de los individuos, grupos y / u organizaciones. 11-Consulta: La capacidad de proporcionar un asesoramiento experto y asistencia profesional en respuesta a las necesidades de un cliente. Educación: 12-Enseñar: Proporcionar instrucción, difusión del conocimiento, y la evaluación de la adquisición de cono- cimientos y habilidades en la psicología profesional. 13-Supervisión: La supervisión y la formación en los conocimientos profesionales para la mejora y el control de la actuación profesional de los demás. Métodos: 14-Conocimientos interdisciplinarios: El conocimiento de temas y conceptos clave en disciplinas afines. Identificar e interactuar con profesionales de múltiples disciplinas. 15-Gestión-Administración: Administración de la prestación directa de servicios (DDS) y/o la administra- ción de organizaciones, programas o agencias (OPA). 16-Promoción: Las acciones dirigidas a influir en los factores sociales, políticos, económicos o culturales para promover el cambio a nivel individual (cliente), institucional y/o de los sistemas.

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3.-Métodos de enseñanza

En este contexto de cambio de actitud hacia las competencias profesionales y hacia la práctica basada en pruebas, una profesional muy respetada de la Uni- versidad McMaster, realizó una búsqueda de los meta-análisis publicados entre 2000 y 2009 que tratasen sobre los métodos de enseñanza de las competencias profesionales, para saber si se pueden identificar escalas empíricamente validadas de competencia del terapeuta y métodos específicos de enseñanza que estimulen dicha competencia (85). Como se puede observar, la pregunta da una vuelta de tuerca a la problemá- tica de las evidencias. No solo se trata de encontrar tratamientos específicos para trastornos específicos. Ahora Weerasekera pide métodos específicos empíricamen- te validados para evaluar las competencias del terapeuta. En cualquier caso, revisaron un total de 34 artículos sobre métodos para eva- luar competencias siendo el uso de material como audio o vídeos de las sesiones de terapia y supervisión semanal, los métodos más empleados para buscar mayor objetividad. En el citado programa de McMaster, durante los primeros años se da mayor importancia capacitar a los alumnos en las habilidades más generales, haciendo especial hincapié en la Alianza Terapéutica y en las habilidades empáticas y solo después en técnicas más específicas para los trastornos mentales más graves y pre- valentes. El uso de instrumentos estandarizados de evaluación, como las Escalas de calificación de terapeuta (86-88), también son muy recomendadas ya que han sido empíricamente validadas (89), y tienen alta fiabilidad interna (90-112). La tabla 3, muestra las escalas que se utilizan en la formación de la Universi- dad McMaster.

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P. Angona, I. Ruiz, F. Sánchez

A su vez, cada una de ellas está subdividida según el nivel que se esté realizando y mide de forma sumativa, formativa o ambas, la competencia de que se trate. Debi- do a su extensión remitimos al lector a consultar la bibliografía reseñada, en la que se despliegan los diferentes métodos. En Inglaterra, el programa de formación del Royal College (120) contiene un portafolio (121) para evaluar al residente de manera continuada a lo largo de toda su formación y en todas las rotaciones mediante el método que denominan WPBA´s ( Workplace Based Assessment ). En resumen, es un listado muy pragmático de evaluaciones en el lugar de trabajo, que están cuantificadas y dan una excelente visión de los progresos del residente y están al servicio de la evaluación de los progresos en la enseñanza. Además, el portafolio propone una guía que orienta al residente y al evalua- dor (colaboradores docentes, tutores o supervisores) en los diferentes aspectos a evaluar en una actividad psicoterapéutica de los diferentes modelos.

Resumen y conclusión:

Sobre la evidencia, habrá que decirlo cuantas veces sea necesario, hay sufi- cientes claroscuros como para que no sigamos confundiéndola con la luz que nos guía. Aspectos tales como la influencia del terapeuta individual, las modalidades más adecuadas de supervisión, la práctica reflexiva, los programas de formación, la selección de pacientes y otras cuestiones de las que se ocupan menos las revistas especializadas, deben ser cuidadas como el patrón de oro de las psicoterapias. Las psicoterapias que tratan de restar importancia a estas cuestiones en bene- ficio del manual, corren el riesgo de generar una práctica sin sujetos, algo que, en una profesión donde el valor está en la relación, resulta cuando menos inquietante. Polémicas aparte, la información que ofrecen los estudios realizados hasta la fecha es coincidente, con independencia de la orientación del investigador que rea- liza el estudio, de la modalidad de terapia o tratamiento empleado y del problema sobre el que se aplica: la alianza terapéutica influye de manera importante en los resultados terapéuticos. Así, si pretendemos comprender mejor por qué funcionan las psicoterapias y aprender a hacerlas funcionar cada vez mejor, las investigaciones futuras deben dirigirse a desentrañar cuales son los componentes principales de la Alianza Tera- péutica, qué efectos produce cada uno, bajo qué condiciones y cómo pueden maxi- mizarse los efectos beneficiosos de estas variables y minimizarse los perjudiciales. Sin duda convendrá desarrollar la investigación cualitativa.

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Evidencias y Competencias en Psicoterapias

BIBLIOGRAFÍA:

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