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MACI es un inventario de personalidad, Resúmenes de Psicología

Manual de personalidad, que sirve para conocer características de personalidad y rasgos ya sean adaptativos o desadaptativos

Tipo: Resúmenes

2014/2015

Subido el 25/06/2025

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ÍNDICE

Versión y Adaptación española del MACI

Introducción

Ficha Técnica

  1. Visión General 1.1. Características distintivas del MACI 1.2. Aplicaciones del MACI 1.3. Limitaciones del MACI 1.4. Cualificación requerida
  2. La orientación del sistema teórico 2.1. Prototipos de personalidad 2.2. Preocupaciones expresadas 2.3. Síndromes clínicos
  3. Desarrollo original del test 3.1. Muestras normativas 3.2. Valoración clínica 3.3. Desarrollo de las escalas 3.4. Desarrollo de las Tasas Base 3.5. Diferencias técnicas entre el MACI y MAPI
  4. Características psicométricas 4.1. Relación entre las tasas Base del MACI y las Tasas Base del MAPI 4.2. Efectos de las transformaciones en Tasas Base 4.3. Correlaciones internas de las escalas 4.4. Fiabilidad 4.5. Validez
  5. Procedimiento de aplicación del test 5.1. Elección de los sujetos 5.2. Preparación y encuadre 5.3. Instrucciones y explicaciones 5.4. Registro y codificación de la información 5.5. Opciones de corrección
  6. Corrección del MACI 6.1. Cálculo de las puntuaciones directas 6.2. Transformaciones en TB 6.3. Ajuste de las TB 6.4. Códigos personales 6.5. Reglas de invalidación
  7. Interpretación del MACI 7.1. Evaluación de los protocolos dudosos 7.2. Descripción de las escalas 7.3. Interpretación clínica del perfil

INTRODUCCIÓN

El inventario Clínico para adolescentes de Millon (MACI) constituye un importante instrumento de evaluación que puede ser útil para el estudio sistemático de la personalidad adolescente y sus trastornos. Basado en el modelo de personalidad de Millon (1969/1983) permite integrar la observación sistemática de las características de la personalidad y de sus trastornos, así como detectar la presencia de síndromes clínicos relevantes en el contexto de la evaluación clínica de los adolescentes.

La confianza en el Inventario se fundamenta en el conocimiento y utilización de otros instrumentos de evaluación psicológica del propio Millon como el Millon Behavioral Heallth Inventory, el Millon Clinical Multiaxial Inventory- II (MCMI-II) y el Millon Adolescent Personality Inventory. En esta introducción vamos a presentar algunas consideraciones relativas a la evolución del modelo teórico y al proceso de adaptación del Inventario.

Sobre los fundamentos teóricos

Todos los inventarios de Millon están basados en su modelo teórico y cada uno de ellos posee la característica diferencial de haber sido desarrollado teniendo como objetivo una población específica.

Desde que en 1969 publicara su Psicopatología moderna, Millon ha ido reflejando en numerosas publicaciones su esfuerzo por hacer de la personalidad y la psicopatología una ciencia clínica integrada y madura.

Davis (1999) recuerda que, según Millon, esa ciencia debe abarcar los siguientes elementos:

  1. Teorías o conjuntos de esquemas conceptuales, semejantes a los que se hallan en la biología evolutiva.
  2. Estas teorías posibilitan el desarrollo de una nosología formal de los “trastornos mentales” que se deriva de forma lógica de la teoría, tal como todos los trastornos de personalidad del DSM-IV
  3. Esta nosología permite el desarrollo de instrumentos coordinados o herramientas de evaluación, empíricamente construidos y suficientemente sensibles desde el punto de vista cualitativo, para permitir que las hipótesis teóricas puedan ser investigadas de forma adecuada.
  4. A partir de estos instrumentos se pueden especificar áreas diana para las intervenciones, así como estrategias y tácticas de tratamiento que comprenden lo que Millon denomina terapia sinérgica.

En cuanto a la teoría, Millon ha evolucionado desde el modelo biosocial hasta su actual concepción integradora de una ciencia de la personalidad basada de forma sinérgica en la teoría evolutiva. En los párrafos siguientes esbozaremos brevemente algunas características de esta evolución.

Modelo Biosocial

En 1969, Millon describía su modelo basándose en el aprendizaje biosocial y aproximadamente en estos términos: “los individuos, en su vida cotidiana, aprenden a utilizar estilos de personalidad cuyas características básicas dependen de: a) su constitución biofísica que facilita un determinado comportamiento instrumental y b) de las experiencias vividas en las que los otros actúan como fuente de refuerzo.”

Existen estilos vitales problemáticos que pueden hacerse patológicos y que pueden codificarse en términos de qué tipo de refuerzos busca el individuo, hasta dónde se orienta para encontrarlos y cómo se las arregla para obtenerlos; todo ello constituye lo fundamental de los estilos y trastornos de personalidad que orientan las conductas de afrontamiento de cada persona

Modelo evolutivo

En 1990, Millon introduce una modificación conceptual en el modelo de la personalidad y sus trastornos incorporando toda la amplitud de las teorías tanto en su dimensión filogenético como ontogenética. Apela al “Teorema de la incompletad” de Godel para poner de manifiesto la necesidad de recurrir a fuentes externas para demostrar los principios de la propia ciencia. Destaca que los principios y

procesos de la evolución son básicamente universales y se manifiestan de forma evidente, en una variedad de esferas diferentes, tal como puede observarse en campos tan diversos como la física, la química, la biología y la psicología.

Millon 1990) recuerda que todos los organismos buscan evitar el daño, encontrar elementos nutrientes y reproducirse para lograr la supervivencia y el mantenimiento de las poblaciones: Cada especie muestra características comunes en cuanto a su estilo de supervivencia o forma de adaptación. Sin embargo, dentro de cada especie existen diferencias en cuanto al estilo con que los individuos se adaptan a sus diversos y cambiantes entornos y en cuanto al éxito que logran mediante sus procesos de afrontamiento.

En estos términos sencillos, la personalidad puede ser considerada como la representación del estilo de adaptación, más o menos diferenciado, con que un individuo se comporta y relaciona dentro de un entorno que es característico para la especie concreta a la que pertenece. Por tanto, los trastornos de la personalidad podrían entenderse como representaciones concretas de funcionamiento individual inadaptado, que reproduce el rastro de las deficiencias, desequilibrios o conflictos que la propia especie ha mostrado en cuanto a capacidad para relacionarse con el entorno en el que se desenvuelve.

Millon evoca la noción de que en el individuo humano existen periodos sensibles de desarrollo que hacen que los estímulos produzcan efectos distintos en diferentes edades; es decir, existe periodos limitados durante la maduración del individuo, en los que un estimulo concreto tiene marcados efectos que no tendría ni antes ni después de esos periodos. De esta forma se integran las aportaciones anteriores del modelo al establecer la relación existente entre polaridades evolutivas que concretan las fases filogenéticos y el desarrollo neuropsicológico, observable en los estadios ontogenéticos.

Para dotar de un marco conceptual externo, en el modelo de los estilos y trastornos de la personalidad, adopta cuatro principios ecológicos y evolutivos solidamente asentados que concretan las fases filogenéticos y las polaridades evolutivas diferenciadas y que Millon denomina Existencia, Adaptación, replicación y abstracción.

  • Existencia

: fase filogenético que supone la transformación de estados fortuitos o poco organizados en algo que precisa estructuras diferenciadas y duraderas dotadas de una mayor capacidad de supervivencia. Predomina la polaridad “placer-dolor” y se podría establecer el paralelismo con el estadio ontogenético del “apego sensorial”. Adaptación

: fase cuya tarea se centra en el proceso homeostático empleado para mantener la supervivencia en ecosistemas abiertos. Predomina la polaridad “actividad- pasividad” y el estadio paralelo corresponde al de la “autonomía sensoriomotora”. Replicación

: la tarea de esta fase hace referencia a los estilos reproductores que maximizan la diversificación y la selección de los atributos ecológicamente eficaces. Le corresponde la polaridad evolutiva “ sí mismo-otros” y el estadio de desarrollo de “individuación-crianza” Abstracción : fase que implica la emergencia de competencias que fomentan la elaboración de proyectos anticipadores y la toma de decisiones. La polaridad evolutiva es la de “pensamiento- sentimientos” y el estadio de desarrollo correspondiente a la “iniciativa-intracortical”.

Es evidente que las cuatro fases no tienen una secuencia lineal y que permanecen activas a lo largo de la existencia del individuo, a pesar de que haya momentos de desarrollo privilegiados.

Utilizando las polaridades evolutivas como base, Millon articula su conocido esquema de clasificación que combina en una matriz las tres primeras polaridades que se articulan formando prototipos de personalidad; cuando éstos devienen rígidos se hacen disfuncionales y dan lugar a los trastornos de personalidad.

El pensamiento sinérgico

No quería acabar estas parte de la introducción sin hacer mención al término que mIllon propone al citar los elementos de una ciencia clínica madura en donde apela a la necesidad de un proceso de tratamiento sinérgico.

En el caso del MSCI, dada la complejidad que supone la adaptación de un instrumento psicométrico, se programaron dos fases. Una primera fase de investigación para determinar la idoneidad del Inventario para la evaluación clínica de los adolescentes que consultan el los diferentes dispositivos de nuestra red pública de atención a la salud mental. Si los resultados eran satisfactorios, abordaríamos una segunda fase que completara la adaptación de la prueba y que contara con población lo suficientemente amplia para considerarla representativa. Para el desarrollo del proyecto fue decisivo el hecho de poder contar con colaboradores, psicólogos clínicos experimentados que coordinaran equipos motivados para la investigación.

Fase de investigación

El comienzo de esta fase supuso la toma de decisiones previas y el desarrollo de los siguientes pasos:

  1. Versión castellana

Se comenzó con una primera versión llevada a cabo por la adaptadora con la colaboración de Alejandro Ávila y Marta Pérez-Campepadrós. La incorporación de nuevos miembros, colaboradores clínicos, supuso la primera revisión de la traducción de los ítems por tres componentes distintos de nuestro grupo. En vez de hacer una traducción inversa, se pidió al departamento de ingles de la Escuela de idiomas modernos de la Universidad de Barcelona que llevara a cabo una nueva versión y accediera a una discusión personal de las divergencias entre versiones, para mantener la fidelidad al original y la adecuación a las expresiones y modismos comunes en el lenguaje de los adolescentes.

  1. Contexto de desarrollo Tomamos en cuenta la consideración de Hambleton (1996) que en las directrices para la traducción- adaptación de tests indica que, en el proceso de adaptación, los aspectos del entorno que influyen en la aplicación del test deberían mantenerse lo más parecidos posible a los de las poblaciones a las que va dirigido el test. Por tanto, si la prueba pretende “abarcar toda la extensa gama de variabilidad de los grupos clínicos” deberíamos recoger la información acerca de su idoneidad obteniendo las muestras de estudio en los mismos contextos en que posteriormente sería aplicada y abarcar los diferentes niveles de los dispositivos asistenciales de salud mental.
  2. Objetivo de esta fase El primer objetivo fue obtener una primera muestra de aplicaciones del MACI a 100 adolescentes, consultantes en los servicios de salud mental que estuvieran en proceso de diagnóstico, lo que permitiría observar la aceptación por parte de los pacientes, recoger la impresión de los clínicos acerca de diferentes aspectos de la aplicación entre grupos determinados por el motivo de consulta.
  3. Procedimiento a) En esta fase contamos con la colaboración de los siguientes dispositivos:
  • Centro de salud mental infanto-juvenil de Girona y dispositivos dependientes del mismo (supervisados por Mª Teresa Pi Ordoñez, coordinadora del equipo).
  • Servicio de psiquiatría del Hospital infantil de S. Juan de Dios
  • Servicio de Psiquiatría infantil del Hospital de S. Pablo.

b) El MACI fue aplicado como un elemento más del proceso diagnóstico por el clínico responsable del caso. c) La hoja de respuestas junto con la hija de datos del adolescente eran eviadas por fax a la adaptadora, corregida mediante un programa realizado al efecto y los resultados eran devueltos al clínico para que hiciera una valoración de los mismos y de su coherencia con respecto a las otras informaciones (entrevistas y pruebas) obtenidas durante el proceso. d) Se abrió un banco de datos en donde se acumulaba la información de todos los casos.

  1. Resultados

Desde los primeros casos; MACI resultó fácil de utilizar y rico en aportaciones. El obtener de forma sistemática información acerca de Prototipos de personalidad, Preocupaciones expresadas y Síndromes clínicos permitía ampliar el campo de observación por parte del clínico.

Los resultados de esta primera fase se concretaron en dos comunicaciones.

a) Sistematización de los motivos de consulta en la adolescencia. Segundo Congreso Europeo de Psicopatología del niño y del adolescente b) El Inventario clínico para adolescentes de Millon, utilidad clínica. Comunicación en F. Jiménez, Evaluación, aportación de las técnicas de Millon y del MMPI-2 de Hathaway. Simposio desarrollado en la Vi Conferencia Internacional de Evaluación Psicológica, Salamanca.

A partir de la comunicación realizada en Sevilla se unió al estudio el Centro de Salud Mental infanto- juvenil de Lleida y las consultas periféricas dependientes del mismo, con lo cual quedaba cubierta una parte muy amplia de la población adolescente perteneciente a zonas muy diversas y con características sociodemográficas muy diferentes. El contar con dispositivos completos permitía además cubrir todos los niveles de demanda asistencial, desde la atención primaria especializada en salud mental a las unidades funcionales especializadas, o los diferentes niveles de hospitalización, con lo que en la muestra estaban representados todo tipo de motivos de consulta y, en consecuencia, todo tipo de trastornos.

Fase de adaptación

La excelente relación coste-rendimiento del MACI lo convierte en un instrumento necesario y útil para la evaluación clínica de los adolescentes, para la observación sistemática de las características de personalidad y los trastornos o síndromes que presentan los adolescentes que acuden en demanda de atención a los servicios especializados. Además, ofrece la posibilidad de acumular información relevante sobre un periodo evolutivo de cuyos trastornos existen pocas fuentes de datos de prevalencia.

El mejor indicador de la utilidad de un instrumento de diagnóstico es el nivel de utilización del mismo por parte de los clínicos. La utilización del MACI no ha tenido que ser algo encarecidamente solicitado para poder llevar a cabo el estudio, sino que existían el deseo y la necesidad de utilización, por lo que, sin ningún encargo previo, comenzamos una segunda fase de recogida amplia de muestra con vistas a la adaptación de la prueba cuando ésta fuera concertada.

Dado los buenos resultados obtenidos en la fase de investigación, la adaptación se propuso siguiendo los pasos que Millon describe en los capítulos tres y cuatro del Manual para intentar reproducir un proceso semejante.

Se ha querido organizar este manual de la forma más fiel al original y más cómoda para el lector, por ello los primeros capítulos corresponden a la traducción del manual original, en el capítulo 8 se detalla el procedimiento seguido en el proceso de adaptación española y en el capítulo 9 se ofrecen ejemplos de casos de la muestra de adaptación, junto a los comentarios sobre los puntos fuertes y las debilidades del MACI.

En el capítulo 7 se ofrecen los ejemplos de casos de la muestra de desarrollo original, obviamente con los nombres que el autor les atribuyó y con la corrección correspondiente al baremo de su población de referencia. Los casos del capítulo 9 se han seleccionado para que representaran características psicopatológicas de la muestra española y con la presentación del caso que ha realizado el profesional que atendió al adolescente.

Se han unificado las referencias bibliográficas del manual original con la bibliografía complementaria utilizada en la adaptación, puesto que parece más cómodo utilizar una sola lista de referencia.

Tras la bibliografía los apéndices siguen un orden práctico. Al tratarse de un manual el primer apéndice A corresponde a las tablas de conversión de puntuaciones de la adaptación española (que son las que manejará el profesional que utilice el MACI). Sigue el apéndice B que corresponde a la especificación de los procedimientos de ajuste de puntuaciones. EN el apéndice C se hallan las tablas extensas que sintetizan datos de la muestra de desarrollo norteamericana. En el apéndice D se agrupan todas las tablas extensas de la adaptación española- Por último en el apéndice E se hallan las tablas de

2. VISION GENERAL El MACI (Inventario Clínico para Adolescentes de Millon) ha sido elaborado para sustituir al MAPI (Inventario de Personalidad para Adolescentes de Millon). Se trata de un inventario de autoinforme compuesto por 160 ítems y 31 escalas, que ha sido diseñado específicamente para evaluar las características de personalidad y los síndromes clínicos de los adolescentes (la tabla 1.1 ofrece una lista de las escalas del MACI y del número de ítems de que consta cada una de ella). El MACI, igual que sus precursores, ha sido desarrollado consultando con psiquiatras y psicólogos y otros profesionales de la salud mental que trabajan con adolescentes; por consiguiente, recoge los temas que se consideran más pertinentes para entender el comportamiento y las preocupaciones de los adolescentes. EL MACI ha sido desarrollado específicamente para ser utilizado en contextos clínicos, en instituciones residenciales o en reformatorios. Es útil para la evaluación de adolescentes con problemas y puede ser utilizado para la elaboración de diagnósticos y planes de tratamiento y también para la valoración de los resultados.

El primer inventario para adolescentes de Millon (MAI) fue elaborado en 1974 y sirvió de precursor del MAPI, el cual fue originariamente publicado y distribuido por Nacional Computer Systems en 1982. EL MAI y el MAPI eran idénticos en cuanto a los propósitos para los que fueron creados. Posteriormente, el MAPI se dividió en dos formas. La primera forma, el MAPI-C (clínico) fue diseñado para ayudar a los trabajadores de la salud mental en la evaluación adolescentes que presentaban trastornos emocionales o de comportamiento y que en el momento de la aplicación des test se hallaban en proceso de diagnóstico o tratamiento. La segunda forma, el MAPI-G (guía/orientación), fue diseñado para contextos escalares, para ayudar a los orientadores a lograr una mayor comprensión de la personalidad adolescente y para identificar mejor a aquellos alumnos que podían beneficiarse de un apoyo psicológico más sostenido. Las normas de referencia del MAPI fueron obtenidas a partir de una población mixta, tanto clínica como no clínica; este procedimiento daba lugar a una pérdida de precisión cuando lo que se buscaba era un grupo de referencia significativo para individuos en los que se llevaba a cabo una evaluación clínica.

La decisión de desarrollar grupos de referencia totalmente clínicos con normas de comparación adecuadas, sirvió de incentivo para la construcción del MACI. Además de la necesidad de normas adecuadas, era evidente que el MAPI-C, aunque resultaba útil para la evaluación diagnóstica, no tenía una base lo suficientemente amplia para poder abarcar toda la extensa gama de variabilidad de los grupos clínicos. Muchos profesionales experimentados que habían utilizado el MAPI-C durante un periodo de diez años, habían recomendado procedimientos para mejorar el Inventario mediante la adición de escalas para síndromes tales como la depresión, ansiedad, el abuso de sustancias, la delincuencia, etc. A pesar de que, durante ese periodo y de forma regular se habían introducido ajustes en el MAPI, existía una necesidad evidente de revisarlo y finalmente de reemplazarlo por un instrumento que reforzara sus características psicométricas, que ampliara su ámbito clínico, que lo hiciera más acorde con los desarrollos de la teoría en la que se basa y que fortaleciera su coordinación con las características descriptivas de las revisiones más recientes de la clasificación DSM. Dentro de las restricciones en cuanto a validez establecidas por las limitaciones del procedimiento de autoinforme, los estrechos límites de la tecnología psicométrica y reducido rango de conocimiento diagnóstico consensualmente compartido, se tomaron todas las medidas posibles para mantener al máximo la concordancia del MACI con la teoría que lo había generado y con el sistema DSM de clasificación oficial. No obstante, se tomaron compromisos de tipo filosófico y pragmático según los cuales no todos los objetivos considerados podían ser conseguidos de forma simultanea (p. ej. Brevedad del instrumento frente a independencia de ítems, normas nacionales representativas de pacientes frente a la especificidad de las Tasas Base locales y consideraciones de criterio teórico frente a datos empíricos). La validación cruzada y los estudios de generalización cruzada han sido ejecutados con el objetivo de evaluar y mejorar ítems, escalas, procedimientos de corrección, algoritmos y textos para la interpretación. Este tipo de estudios deberá continuar suministrando una base empírica para el posterior perfeccionamiento de cada uno de los componentes mencionados.

De forma específica, y teniendo presentes los anteriores objetivos, los cambios y adiciones que se señalan a continuación, caracterizan las diferencias entre el MAPI-C y el MACI.

  1. En el MACI se han introducido cuatro nuevas escalas de Prototipos de personalidad además de las ocho que constituían la sección de personalidad del MAPI-C. Además, el contenido de los ítems de las ocho escalas originales de personalidad ha sido cambiado de forma substancial para reflejar los progresos teóricos, la investigación empírica y las modificaciones de criterio del DSM. También se modificaron varios nombres de escalas para que reflejaran sus características clínicas de manera más precisa. Las

Tabla 1.1 Denominación de las escalas del MACI y número de ítems por escala

ESCALA NOMBRE NÚMERO DE ÍTEMS Prototipos de personalidad 1 Introvertido 44 2 A Inhibido 37 2 B Pesimista 24 3 Sumiso 48 4 Histriónico 41 5 Egocéntrico 39 Rebelde 39 6B Rudo 22 7 Conformista^39 Oposicionista 43 8B Autopunitivo 44 9 Tendencia limite 21 Preocupaciones expresadas A Difusión de la identidad 32 B Desvalorización de sí mismo 38 C Desagrado por el propio cuerpo 17 D Incomodidad respecto al sexo 37 E Inseguridad con los iguales 19 F Insensibilidad social 39 G Discordancia familiar 28 H Abusos en la infancia 24 Síndromes clínicos AA Trastorno de la alimentación 20 BB Inclinación al abuso de sustancias

35

CC Predisposición a la delincuencia^34 DD Propensión a la impulsividad 24 EE Sentimientos de ansiedad 42 FF Afecto depresivo 33 GG Tendencia al suicidio 25 Índices modificadores X Transparencia * Y Deseabilidad 17 Z Alteración 16 W Fiabilidad 2 *Esta puntuación se calcula a partir de las puntuaciones de las escalas no de los ítems.

cuatro nuevas escalas del MACI son: Pesimista (que refleja la nueva personalidad depresiva según el DSM-IV), Rudo (que representa la personalidad sádica del DSM-III-R), Autopunitivo (similar a la personalidad autodestructiva del DSM-III-R) y Tendencia límite (que comparte la denominación del DSM-III-R e introduce una indicación de gravedad en la evaluación de la personalidad).

  1. Se ha procedido a la asignación de nuevos nombres a las escalas de Preocupaciones expresadas para que reflejen con mayor claridad los problemas que evalúan (p. ej. Autoconcepto es ahora Difusión de identidad). Se ha anulado una escala, Confianza escolar, por Abusos en la infancia, en respuesta a la creciente importancia del abuso infantil en las evaluaciones clínicas.

referencia como éste debía incrementar de forma importante la eficacia en cuanto a discriminación, a la vez que potenciaba la precisión de la evaluación. 6 Generalmente, los instrumentos psicológicos tradicionales utilizaban transformaciones estándar de las puntuaciones. Con ello se asume una distribución similar de los individuos dentro del continuo de cada rasgo o síndrome. Sin embargo, ni la teoría ni la investigación fundamentan dicha suposición. Consecuentemente, el MACI, al igual que el MAPI, emplean Tasas Base de tipo actuarial o datos de prevalencia para establecer las líneas de corte de las escalas. Esta forma de proceder asegura que la frecuencia de los diversos “puntos altos” de las escalas del MACI y las configuraciones de los perfiles se corresponderán de forma muy aproximada con la distribución real y la frecuencia del trastorno dentro de una población clínica adolescentes. 7 La selección de ítems y el desarrollo de las escalas avanzaron a través de tres estadios de validación (a) de la base teórica, (b) de la estructura interna y (c) conforme a un criterio externo. Este procedimiento dio lugar a un instrumento que satisface los criterios exigibles por aquellos que se implican en la construcción y validación de métodos. Además, en estos estadios se avanzó de forma secuencial. En consecuencia, cada ítem tuvo que pasar satisfactoriamente a través de cada uno de estos tres estadios e desarrollo para ser mantenido en el inventario. De esta forma, el MACI cumple con todos los criterios básicos de los procedimientos de construcción, no quedando limitada su validación a un solo procedimiento. 1.2 Aplicaciones del MACI

El MACI fue diseñado para ser utilizado por profesionales de la salud mental como ayuda para la identificación, predicción y comprensión de un amplio rango de dificultades psicológicas que son típicas de los adolescentes. Puede ser utilizado de forma sistemática como un instrumento de evaluación clínica del adolescente al entrar en el dispositivo de la red de salud mental. Las escalas empíricamente validadas que configuran el MACI, han sido diseñadas para identificar los problemas personales (tales como las dificultades con los iguales, la confusión acerca de sí mismo y los problemas familiares) y para ayudar a los clínicos a valorar qué clientes tienen mayor probabilidad de mostrar comportamientos actuadotes, sentimientos de ansiedad y tendencias suicidas. Al evaluar los posibles “puntos fuertes” asó como las debilidades, el MACI puede ayudar al clínico a incrementar el potencial del adolescente, puesto que podrá intervenir profesionalmente teniendo como perspectiva una visión amplia de las características de la personalidad, en vez de utilizar como foco únicamente las áreas problemáticas del sujeto. Por otra parte, la brevedad y la facilidad de aplicación, corrección e interpretación del MACI facilitan su uso en una amplia diversidad de contextos clínicos.

1.3 Limitaciones del MACI

El MACI fue desarrollado para evaluar a los adolescentes en diversos ámbitos de salud mental. Las normas de referencia fueron establecidas empleando muestras de 13 a 19 años en contextos clínicos. Su uso con cualquier otro grupo de edad puede ser inadecuado y llevar a informaciones diagnósticas erróneas.

1.4 Cualificación requerida

Las personas que son responsables de supervisar el uso del MACI y sus informes deben tener una formación suficiente en métodos psicométricos y práctica profesional pertinente para comprender este Manual. A excepción de los estudiantes graduados que llevan investigaciones supervisadas, todos los individuos que utilizan el MACI deben tener al menos una cualificación de postgrado en un ámbito relevante de la salud mental.

Los resultados del MACI pueden suministrarse en forma de perfil, que ofrece una información limitada y asume que el usuario posee un conocimiento más extenso de la literatura clínica relevante para realizar un informe interpretativo más detallado y amplio. La confidencialidad debe ser garantizada en el procedimiento utilizado para guardar los protocolos, hojas de respuesta y material de corrección. La utilización de números de identificación en lugar de nombres es un buen método para garantizar el

anonimato. Únicamente el profesional responsable de la evaluación debe tener acceso al código de identificación.

2. LA ORIENTACIÓN DEL SISTEMA TEÓRICO

Resulta enormemente útil contar con un sistema teórico consistente en el que fundamentar una clasificación coherente de la personalidad y que, a la vez, sirva como marco para desarrollar de forma paralela el conjunto de las escalas de un cuestionario. El texto en el que se basan las escalas de personalidad del MACI, Psicopatología moderna (Millon 1969), describe el sistema teórico mencionado. A pesar de su amplio rango de utilidad clínica, la teoría está basada en supuestos que se derivan de la simple combinación de unas pocas variables o constructor.

2.1 Prototipos de personalidad

Las 12 escalas que configuran los Prototipos de personalidad del MACI reflejan la manera en que los rasgos y características de personalidad se combinan para construir un prototipo. Los fundamentos teóricos de estos prototipos de personalidad han sido publicados en diversos libros a lo largo de las tres últimas décadas. La teoría propone que tanto los estilos de personalidad normales como los anormales se pueden derivar mediante la combinación de tres polaridades: dolor-placer, actividad- pasividad y sí mismo-otros. Por ejemplo, el estilo de personalidad dependiente (Sumiso) puede ser observado en una persona que sea pasiva en su forma de adaptación y que esté orientada hacia las necesidades de los otros. Por el contrario, una personalidad antisocial (Rebelde) se considera que es activa en cuanto a la adaptación y orientación hacia sí misma. A los lectores interesados en el modelo teórico, se les recomienda que lean alguno de los libros anteriormente mencionados. En las secciones que presentamos a continuación se ofrece la descripción de las bases teóricas de cada uno de los Prototipos de personalidad.

Los adolescentes introvertidos carecen de capacidad para experimentar la vida tanto de forma dolorosa como placentera. Su personalidad es semejante a la personalidad esquizoide del DSM por su tenencia a ser apáticos, indiferentes, distantes y poco sociables. Sus emociones y necesidades de afecto son escasas y el individuo funciona como un observador pasivo, indiferente a las recompensas y afectos, así como a las demandas que se derivan de las relaciones humanas. Los adolescentes introvertidos caracterizados por su escasa capacidad de experimentar tanto dolor como el placer no parecen estar interesados en las satisfacciones personales o sociales, ni tampoco manifiestan excesiva incomodidad cuando se ven enfrentados con las dificultades personales o las discordias sociales. Este tipo de déficit en ambos extremos de la polaridad placer-dolor constituye la base de lo que se ha denominado estilo pasivo-indiferente.

Escala 1: INTROVERTIDO

Determinados aspectos del contexto evolutivo y de las características clínicas de este tipo de personalidad pueden suministrar al lector el sentido de cómo conceptos abstractos d¡como dolor y placer pueden ser concebidos como atributos etiológicos importantes. Los adolescentes introvertidos no luchan por los premios ni intentan evitar los castigos. Este tipo de carencias se pueden derivar de varias fuentes. Algunos pueden carecer de los fundamentos constitucionales requeridos para buscar, percibir o discriminar los acontecimientos placenteros o dolorosos. Otros pueden haberse visto privados de los estímulos necesarios para la maduración de las capacidades de motivación y emoción. Otros aún, pueden haber estado expuestos a formas de comunicación familiar irracionales o generadoras de confusión o a pautas de aprendizaje contradictorias; ambas situaciones pueden dar lugar a la perplejidad cognitiva o a la apatía en cuanto a motivación. Cualquiera que haya sido el conjunto de causas determinantes, los adolescentes introvertidos experimentan escaso o ningún placer o dolor que pueda motivar su comportamiento.

La segunda combinación, clínicamente significativa, basada en problemas de la polaridad dolor-placer incluye a adolescentes con una capacidad disminuida para experimentar placer pero con unas inusuales

Escala 2ª: INHIBIDO

mismo pero se aseguran apoyándose en otros. Aprenden a contar con los otros, no únicamente para su subsistencia y seguridad, sino que también aprenden a esperar pasivamente a que los otros tomen la iniciativa en cuanto a suministrarles seguridad y sostén. Clínicamente, la mayoría de ellos se caracterizan por una búsqueda de las relaciones en las que los otros les garanticen afecto, protección y dirección. Aceptan, de forma pasiva, cualquier cosa que las circunstancias les aporten.

Su principal estrategia de afrontamiento consiste también en estar orientados hacia los otros, son un grupo de personalidades que adoptan una postura de dependencia activa. Logran sus metas de alcanzar el máximo de protección y cuidado ocupándose enérgicamente en una serie de maniobras caracterizadas por la manipulación, la seducción, el comportamiento gregario y la búsqueda de atención. Es este desequilibrio por dependencia activa lo que caracteriza el comportamiento de la personalidad Histriónica según el MACI, al igual que en su paralelo, el trastorno histriónico de la personalidad del DSM.

Escala 4: HISTRIÓNICO

A pesar de que se apoyan en los otros en un grado no menor que lo sujetos con prototipo Sumiso pasivo-dependiente, los adolescentes con una personalidad Histriónica, a primera vista, parecen bastante diferentes de sus homólogos pasivos. Esta diferencia en el estilo manifiesto es el resultado de la fácil y emprendedora manipulación de los acontecimientos por parte del activo-dependiente que potencia la atención y apoyo de los otros y evita la falta de aprobación o el abandono. Este adolescente, frecuentemente muestra un hambre insaciable, a veces indiscriminada, de estímulos y afecto. Su inteligente y con frecuencia astuto comportamiento social de la apariencia de confianza interna y de una independiente seguridad en sí mismo. No obstante, bajo este disfraz subyace el temor a una autonomía auténtica y la necesidad de constantes señales de aprobación y aceptación. Los elogios y el afecto deben ser repuestos constantemente y son buscados en cada fuente de refuerzo interpersonal en la mayoría de los contextos sociales.

Escala 5: EGOCÉNTRICO

Algunos adolescentes con un tipo de personalidad independiente muestran también un desequilibrio en sus estrategias de afrontamiento. Sin embargo, en este caso, existe una confianza primordial en sí mismo más que en los otros. Han aprendido que el máximo placer y el mínimo dolor se logran confiando exclusivamente en sí mismos. La tendencia a centrarse en sí mismos da lugar al desarrollo de dos líneas principales de personalidad. La primera, el prototipo Egocéntrico, incluye la adquisición de una imagen altamente valorada de sí mismo, aprendida en gran parte como respuesta a unos padres que le admiran y contemplan. Premiarse a sí mismo es altamente gratificante para el individuo que posee un sentido real o exagerado del apropia valía. Al mostrar su seguridad, su arrogancia narcisista y un egocentrismo explotador en contextos sociales, el individuo con estas características manifiesta lo que en la teoría se denomina un estilo pasivo-independiente porque tiene el sentido de que posee todo aquello que es importante, es decir, él mismo.

Estos adolescentes destacan por su sentido de un derecho otorgado sobre los otros y porque experimentan placer simplemente ocupándose de sí mismos. Las experiencias tempranas les han enseñado a supervalorarse a sí mismos. Esta seguridad y superioridad, a veces basada en falsas premisas, pueden ser insostenibles en función de logros verdaderos o maduros. No obstante, asumen alegremente que los otros deben reconocer que son especiales. Al igual que en su paralela personalidad narcisista del DSM, mantienen un aire arrogante, seguros de sí y explotan a los otros en beneficio propio sin pensárselo demasiado o incluso si intentarlo conscientemente. Aunque os elogios de los otros son bien recibidos y alentados, su aire de esnobismo y de pretenciosa superioridad requiere escasa confirmación a través de auténticos logros o del reconocimiento social. Su confianza sublime de que las cosas irán bien les dota de escasos incentivos para comprometerse en la reciprocidad del toma y daca de la vida social.

Escala 6ª: REBELDE

Los adolescentes rebeldes, aquellos a los que la teoría caracteriza como ejemplos de una orientación activa-independiente, muestran la apariencia, el temperamento y el comportamiento inaceptable del trastorno antisocial de la personalidad del DSM. Actúan para contrarrestar de forma anticipada el engaño y el desprecio proveniente de los otros. Lo hacen mediante su implicación activa en un estilo hostil y

tramposo y embarcándose en un comportamiento ilegal mediante el cual buscan el desquite o la explotación de otros. Escépticos en cuanto a los motivos de los demás, estos adolescentes desean autonomía y buscan la revancha por lo que ellos sienten como injusticias pasadas. Muchos de ellos son irresponsables e impulsivos y se sienten justificados de ser así porque juzgan que los demás no son de fiar ni leales. La insensibilidad y la crueldad con los otros son los principales medios que han aprendido a utilizar para atajar lo que ellos consideran abuso o victimización.

En contraste con la personalidad explotadora, el prototipo Rebelde de orientación sobre sí mismo, se desarrolla como una forma de protección. Estos adolescentes se vuelven hacia sí mismos, primero para evitar los estragos que anticipan y segundo para compensarlos mediante la búsqueda de recompensas instituidas por ellos mismos. Habiendo aprendido que no pueden confiar en los otros, recuperan el desequilibrio producido por esta pérdida confiando únicamente en ellos mismos y buscando activamente el desquite por lo que consideran humillaciones pasadas. Al volverse hacia sí mismos buscando activamente el alcanzar fuerza, poder y venganza, actúan de manera irresponsable, explotando a los otros y usurpándoles lo que poseen. Su seguridad no está nunca totalmente garantizada, incluso cuando se han engrandecido a sí mismos más allá de sus precarios orígenes.

Escala 6B: RUDO

Hay adolescentes en los que las propiedades habitualmente asociadas con el dolor y el placer están en conflicto o invertidas. Al igual que en el prototipo Autopunitivo, que se expondrá más adelante, estos adolescentes no solo buscan o crean acontecimientos objetivamente dolorosos, sino que experimentan algunos de ellos como placenteros. Esta variante de la inversión dolor-placer en el prototipo Rudo de personalidad (semejante al trastorno sádico del DSM) se caracteriza por considerar el dolor (estrés, temor, crueldad) más bien como un placer y como la forma preferida de relacionarse con los otros. En contraste con el prototipo Autopunitivo, este adolescente asume un rol activo controlando, dominando e intimidando a los otros. Las acciones que humillan, degradan y abusan de los otros las consideran como placenteras. Los prototipos de personalidad Autopunitivo y Rudo se agrupan bajo la etiqueta de discordantes para reflejar, por un aparte, la estructura disonante de su sistema dolor-placer y, por otra, el carácter conflictivo de sus relaciones interpersonales. El prototipo Autopunitivo, frecuentemente la víctima de las relaciones conflictivas, es descrito como pasivo-discordante, y el prototipo Rudo, más expresivo, se considera activo-discordante.

El estilo Rudo de personalidad incluye adolescentes que no necesariamente han de ser considerados rebeldes o antisociales pero cuyas acciones dan a entender que encuentran placer en conductas que humillan a otros o que violan sus derechos o sentimientos. Dependiendo de la clase social y de otros factores moderadores pueden ser semejantes a las características clínicas que en la literatura se conoce con carácter sádico. Son generalmente hostiles y permanentemente combativos, y se muestran indiferentes o incluso complacidos por las consecuencias destructivas de su comportamiento amedrantador, conflictivo y abusivo.

Escala 7: CONFORMISTA

El contradictorio prototipo de personalidad es semejante al trastorno obsesivo compulsivo de la personalidad del DSM. Estos adolescentes muestran una clara orientación hacia los otros y consistencia en la corrección social y el respeto interpersonal. Sus historias generalmente indican que han estado sujetos a obligaciones y disciplina, pero únicamente cuando habían transgredido las constricciones y expectativas parentales. Por debajo de la apariencia de sumisión y de la orientación hacia los otros existen intensos deseos de rebelarse y de imponer sus sentimientos e impulsos orientados hacia sí mismos. Se hallan atrapados en esta ambivalencia. Para evitar la intimidación y el castigo, han aprendido a negar la validez de sus propios deseos y emociones y a adoptar los valores y preceptos establecidos por los otros. Con frecuencia, la disparidad que perciben entre sus propios impulsos y el comportamiento que deben mostrar para evitar la censura, les conduce a la tensión física y a rígidos controles psicológicos.

Desde el punto de vista etiológico, los adolescentes Conformistas parecen haber sido obligados a aceptar los valores que otros les han impuesto. Como se ha señalado, sus maneras prudentes, controladas y perfeccionistas derivan de un conflicto entre la rabia reprimida hacia los otros y el temor a la vergüenza, la culpa y la desaprobación social. Resuelven esta ambivalencia no solamente suprimiendo el resentimiento sino también acentuando el conformismo y estableciendo pesadas demandas para sí

entre lo adolescentes que devienen autopunitivos, el dolor de la brutalidad física o la angustia del abuso verbal pueden haber estado seguidos de forma repetida por el carió y la intimidad, lo que lleva a la asunción aprendida de que la provocación es necesariamente un precursor de la aceptación y la ternura final. En una secuencia más complicada, la absolución de la culpa puede haber sido lograda con éxito mediante la degradación de sí mismo. Cuando estas formas de actuación se repitan a lo largo del tiempo dentro de un patrón de abnegación y servilismo pueden provocar “ruinosas” consecuencias negativas.

Escala 9: TENDENCIA LÍMITE

Tres estilos de personalidad gravemente disfuncionales del DSM, esquizotípico, límite y paranoide, están también representados en la teoría. Difieren de los prototipos precedentes por varios criterios, pero especialmente por presentar deficiencias en la competencia social y episodios psicóticos frecuentes (pero tratables). Por otra parte, de forma casi invariable coexisten con y son variantes más intensas de los Prototipos de personalidad que se han presentado previamente. Por ejemplo, las personalidades límite tienden a mostrar características que son semejantes pero más problemáticas que las que podemos hallar en los tipos Oposicionistas y Autopunitivo. Menos integrados en términos de la organización de su personalidad y menos eficaces en el afrontamiento que sus equivalentes benignos, son especialmente vulnerables a la descompensación cuando se enfrentan a las tensiones de la vida. El MACI incluye únicamente uno de estos prototipos graves, la Tendencia límite. Los otros dos son relativamente poco frecuentes en los adolescentes.

Una cuestión que cabe plantearse hace referencia al criterio empleado para considerar un prototipo de personalidad más grave que otro. No procede presentar aquí una discusión teórica completa. Puede observarse que el abordaje elegido ha consistido en agrupar las aportaciones del MACI con referencia a sus equivalencias con los trastornos de personalidad del Eje II, de acuerdo con su capacidad de adaptación. La gravedad fue valorada, en parte, estimando la probabilidad de que una orientación concreta de la personalidad encajara o no en alguno de los nichos socioculturales de la sociedad contemporánea. En otras palabras deberemos evaluar la probabilidad de que un prototipo de personalidad pueda mantener su funcionalidad y su coherencia estructural de manera socialmente aceptable y personalmente satisfactoria.

Los tres trastornos graves del Eje II son problemáticos desde el punto de vista de la adaptación, dificultad en relacionarse socialmente y frecuentemente aislados, hostiles o confusos. Por lo tanto, no es probable que promuevan el apoyo interpersonal que podría reforzar sus frágiles defensas y orientarlos hacia estilos de vida más eficaces y satisfactorios. Además en estos trastornos existe una ruptura evidente de la cohesión en la organización de la personalidad.

El prototipo de Tendencia límite corresponde, según la teoría, a una orientación emocionalmente disfuncional que dificulta la adaptación por su ambivalencia. Los conflictos existen en todos los ámbitos, entre el placer y dolor, activo y pasivo, y sí mismo y los otros. Los adolescentes con este prototipo de personalidad parecen incapaces de adoptar una posición consistente, neutral o equilibrada entre los extremos de estas polaridades, tendiendo a fluctuar de un extremo al otro. Experimentalmente estados de ánimo intensos y endógenos, con periodos recurrentes de abatimiento y apatía, frecuentemente salpicados con rachas de rabia, ansiedad o euforia. Entre las características que las diferencian de los cuadros de personalidad menos graves, están la inestabilidad y la labilidad de sus estados de ánimo. Adicionalmente, muchos de ellos expresan y pueden llegar a actuar a partir de pensamientos recurrentes autolesivos y suicidas. Algunos se muestran manifiestamente preocupados por asegurarse el afecto. Muchos de ellos pueden tener dificultad en mantener un sentimiento consistente de identidad. En la dimensión interpersonal, la mayoría muestran una ambivalencia cognitiva y afectiva que se hace evidente por la presencia simultánea de sentimientos de rabia, amor y culpa hacia los otros. Estas características representan un bajo nivel de cohesión estructural en su organización psíquica. En muchos de ellos representan una fractura entre sus orientaciones intrapsíquicas e interpersonales. Son incapaces de mantener una estructura interna coherente y mantener la consistencia en sus relaciones personales o en sus operaciones defensivas. Existe una discordia intrapsíquica fundamental, una división nuclear entre adoptar una posición independiente o dependiente, entre actuar de manera impulsiva o retrayéndose en un abandono pasivo, siguiendo los deseos de los otros o haciendo lo contrario de lo que los otros desean.

Repetidamente arruinan o contradicen las acciones que previamente han iniciado, haciendo presente de este modo su realidad de estar internamente divididos.

Resulta a la vez posible y útil emplear las dimensiones clave del modelo teórico para hacer más explícitas las características de los prototipos básicos de personalidad del MACI, desde el prototipo Inhibido, activamente sensible al dolor, hasta el prototipo Egocéntrico, pasivamente centrado en sí mismo; desde el prototipo Histriónico, activamente orientado hacia los otros, hasta el estilo Oposicionista, conflictivo y centrado en sí mismos. Los estilos adaptativos derivados de la teoría no generan las distinciones entre estructuras de personalidad que caracterizan a los trastornos graves. Sin embargo, hacen posible la identificación de los diferentes estilos a través de los que se expresan estas estructuras más patológicas. De ahí la frecuente presencia de estructuras mixtas tales como Histriónica- límite, Ruda-Límite y Oposicionista-Límite.

2.2 Preocupaciones expresadas

Las ocho escalas siguientes se centran en los sentimientos y actitudes acerca de cuestiones que tienden a preocupar a la mayoría de adolescentes con problemas. La intensidad con que se experimentan queda reflejada en la elevación de las puntuaciones de cada escala. Hay que destacar que estas escalas representan percepciones más que criterios o comportamientos objetivamente observables.

Escala A: DIFUSIÓN DE LA IDENTIDAD

La adolescencia es, principalmente, un periodo de examen de sí mismo, de los otros y de las creencias. Antes de que los adolescentes puedan abandonar de manera confortable la seguridad de la dependencia infantil, deben formularse alguna idea acerca de quiénes son, adónde van y cómo podrán llegar allí. Su tarea consiste en construir un puente que les permita cruzar el abismo desde la irreflexiva vinculación infantil a lo establecido hasta la propia independencia con una comprensión clara de quiénes son.

Esta transición, a veces caótica y perturbadora, desde la inconsciencia de la infancia a la identidad adulta constituye el foco de la escala de Difusión de la identidad. Para facilitar el desarrollo eficaz de la identidad, deben existir factores tales como relaciones satisfactorias entre padres e hijos y adecuados modelos de rol del propio sexo. A la inversa, pueden darse circunstancias que lleven a aumentar la dificultad y hacer que el adolescente no sea capaz de desarrollar una identidad madura. Al comenzar con los cambios corporales todo un amplio mundo de posibilidades de elección se ofrece al adolescente, que debe adaptarse y seleccionar sus metas. Los adolescentes que carecen de adecuados modelos de rol o que han recibido mensajes son confusos o malhumorados de sus padres o de sus iguales, pueden sentir estos cambios como abrumadores o como algo espantoso. Si las perspectivas son suficientemente aterradoras, pueden evitar el cambio, dando lugar a adolescentes que continúan inseguros de quiénes son o de adónde pueden ir y que eligen quedarse con la confusión y la incomodidad de su familia antes que enfrentarse a lo desconocido. Una posición de este tipo únicamente produce futuros problemas.

La resolución del tema de la identidad es central para que el adolescente sea capaz de establecer su independencia, de convertirse en miembros de un grupo de iguales y de desarrollar su identidad sexual. Sin un sentido claro de los valores y una identidad personal es muy poco probable que se produzca un desarrollo saludable. Sin embargo, a pesar de las dificultades, la mayoría de los adolescentes construyen las bases de su identidad en la adolescencia temprana y media. Esta base se ve fortalecida cuando adquieren pautas de afiliación social y objetivos vocacionales.

Un cierto grado de cuestionamiento y de dudas acerca de sí mismo es no solamente inevitable sino también necesario para el progreso del desarrollo. Los adolescentes que simplemente abrazan los ideales formulados por sus padres pueden haber adquirido un rol, pero quizás más tarde llegará, a tener graves dificultades en aceptar este sentimiento de sí mismos, externamente impuesto. Simplemente se ha retardado un proceso necesario. El desarrollo de la identidad no demanda simplemente el rechazo de los valores paternos, sino más bien el examen e integración de esos valores junto con los valores de un mundo más amplio al que se están incorporando los adolescentes.

Escala B: Desvalorización de sí mismo