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Este documento recopila una serie de leyendas y mitos populares de méxico, que abarcan desde la época prehispánica hasta la época colonial y contemporánea. Estas historias narran eventos sobrenaturales, amores trágicos, sacrificios y creencias ancestrales que forman parte del rico acervo cultural del país. Algunas de las leyendas incluidas son 'la leyenda del callejón del beso', 'la leyenda de sac-nicté y canek', 'la leyenda de la mujer enlutada', 'la leyenda de los volcanes' y 'la leyenda de la isla de las muñecas'. Cada una de estas narraciones nos transporta a un mundo mágico y misterioso, revelando aspectos fundamentales de la identidad y la cosmovisión mexicana.
Tipo: Resúmenes
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Carmen era la hija única de un padre celoso, estricto y violento que la tenía alejada y aislada de la sociedad para que el amor de otro hombre no se la arrebatara de su lado. Pero como toda mujer inteligente, Carmen de vez en cuando se daba sus “escapadas”, en una de ellas fue que conoció a Don Carlos, un humilde minero, con el que se veía en una de las tantas iglesias de Guanajuato cerca de su casa. Pero un día fue descubierta por su padre, quien sin pensarlo mucho la encerró y la amenazo con enviarla a un convento para después casarla con un rico y viejo noble español, quien de paso haría un favor al padre pues este aumentaría su fortuna. En aquellos tiempos, la mayoría de las doncellas tenían como fiel sirviente a una dama de compañía. Así que Carmen le pidió a su dama de compañía que le hiciera llegar una carta a Don Carlos en la cual le advertía sobre los planes de su padre. Don Carlos, como todo enamorado, estuvo pensando sobre lo que tenía que hacer. Fue entonces que se dio cuenta que una de las ventanas de la casa de Carmen daba a un angosto callejón. Este era tan estrecho que con tan solo asomarse y estirarse un poco bien podía tocar la pared de la casa de enfrente. Así que, si él lograba entrar a la casa de enfrente, podría hablar con su amada desde los balcones y así entre los dos poder encontrar una solución a su problema. Preguntando y preguntando averiguo quién era el dueño de la casa y se la compro a “precio de oro”. Así, aún encerrada y sin que su padre lo supiera Carmen y Don Carlos pasaban largas noches platicando en los balcones. Hasta que un día el padre escucho murmullos en la habitación y encontró a la pareja reunida. Enfurecido y violento como era, clavo una daga en el pecho de su hija. Ante los hechos Don Carlos enmudeció de espanto y solamente dejo caer en las manos de su amada un tierno beso. Pocos días después, Don Carlos al no poder soportar vivir sin el amor de Carmen se lanzó desde el tiro principal de la Mina de la Valenciana.
La leyenda de La Llorona María era una joven hermosa y humilde que vivía en un pueblo mexicano durante la época colonial. Se enamoró perdidamente de un hombre rico y apuesto, pero su amor no era correspondido. A pesar de ello, tuvieron tres hijos juntos. Sin embargo, el hombre eventualmente se casó con una mujer de su misma clase social, abandonando a María y a sus hijos. Llena de dolor, ira y desesperación, María se sintió traicionada y enloqueció. En un ataque de locura, llevó a sus hijos a un río cercano y los ahogó como un acto de venganza contra el hombre que la había despreciado. Al darse cuenta del horror de lo que había hecho, ésta entró en un profundo remordimiento y desesperación. Lloró y gritó por sus hijos, pero ya era demasiado tarde. Se dice que su lamento desgarrador se convirtió en una maldición, condenándola a vagar eternamente en busca de sus hijos perdidos. Desde entonces, se cuenta que el espíritu de La Llorona deambula por las noches cerca de ríos, lagos y arroyos, llorando y lamentándose mientras busca desesperadamente a sus vástagos. Leyenda de Sac-Nicté y Canek Cuenta la leyenda que Sac-Nicté,que significa Blanca Flor, nació de Mayapán, el poderío de tresterritorios que convivían en paz: Mayab,Uxmal y Chichen Itzá.Mientras que Canek, que significa serpiente negra, era un príncipevaleroso y tenaz de corazón. Cuanto tuvo 21 años, Canek fue levantado rey de Chichen Itzá y ese mismo día vio a la princesa Sac-Nicté, quien tenía 15. Ambos se enamoraron, sin embargo, ella estaba destinada para el joven Ulil, príncipe heredero de Uxmal. Pasó el tiempo y el joven Canek fue invitado a la fiesta de bodas de Sac-Nicté. Ahí un pequeño consejero le dijo que la joven lo estaría esperando entre flores verdes; que sería necesario luchar por ella, antes de que el destino actuara en su contra. El día de la boda, mientras todos los invitados danzaban alegres, Canek llegó con sesenta de sus guerreros principales y subió al altar donde ardía el incienso y cantaban los sacerdotes. Llegó Canek con el signo Itzá sobre el pecho: ¡Itzalán!, ¡Itzalán! gritaban como en campo de combate, y en el instante, arrebató a la princesa de los testigos. Ulil enfurecido se levantó enarmas. La guerra se había desatado: Mayapán y Uxmal contra el Itzá. Aunque el reinado de Mayapán había terminado, los itzes dejaron sus casas y templos de Chichen Itzá, abandonando la ciudad llorando.
-No, joven, pero escuche con atención. No traigo dinero para pagarle, pero le daré esta medalla de oro y este recado para mi hermano, él le pagará el servicio. Abel, algo molesto por haber trabajado toda la noche y no recibir nada a cambio, aceptó. Al recibir el papel de la mujer, sintió de nuevo el escalofrío. Al llegar al panteón, Abel bajó del taxi para abrir la portezuela a la dama y con asombro observó que ya no se encontraba ahí, pero la vio entrar al panteón. Luego pensó que todo eso era parte de su imaginación. Al día siguiente, Abel visitó al hermano de la misteriosa mujer y le contó lo sucedido. El hermano, con una cara de asombro, le dijo: Efectivamente joven, esta es la letra y firma de mi hermana, en agradecimiento de su gentil trabajo le daré un poco más de dinero de lo que costó el servicio. -Abel aceptó, pero antes de irse, el hombre le dijo: -Amigo, me veo en la necesidad de comunicarle algo. La mujer que usted llevó anoche a recorrer los siete templos es mi hermana, lo que usted no sabe es que ella hace un año murió en un accidente trágico… Antes de morir prometió que visitaría los templos, pero ya no pudo hacerlo. ¡Abel estaba aterrado! Entregó la medalla y salió corriendo de ahí, sin el dinero. A los tres días, Abel murió sospechosamente y nunca se conocieron las causas. En el mes de noviembre, los taxistas temen y evitan pasar por el panteón del Saucito por la noche… Cuenta la leyenda que una mujer vestida de negro regresa para pagar lo que prometió y no cumplió en vida La china hilaria Se dice que hace un par de siglos, en la calle de la Alegría, localizada en el Barrio del Encino, vivía una hermosa joven, llamada Hilaria. Era hija de los señores Macías, quienes por las noches vendían antojitos entre sus vecinos. Además de una gran belleza, unos fascinantes ojos negros y un hermoso cabello rizado, Hilaria tenía un gran corazón, era noble, hacendosa y caritativa; virtudes que dejaba ver al ofrecerse a visitar enfermos y ayudar a los necesitados. Más uno se quedaba pasmado al verla caminar hacia la iglesia, todos los domingos por la mañana, cuando acudía, fervorosa, a escuchar misa. Los más valiente se atrevían a cortejarla, invitándola a pasear o, de plano, para declararle su amor. No obstante, la joven a todos rechazaba, pues estaba convencida que aún era tiempo de enamorarse.
Entre todos los que la pretendía, destacaba uno al que apodaban “El Chamuco”, que por cierto no gozaba de buena fama y era poco agraciado. Su obsesión por la chamaca, lo llevó a espiarla todos los días, provocando que a Hilaria se le fueran las ganas de salir a caminar por el Jardín del Encino y visitar a los enfermos. Muy agobiada, se dirigió con el párroco de la iglesia, y le contó lo que sucedía. Para tranquilizarla, el sacerdote ofreció hablar con “El Chamuco”, para que la dejara en paz. En este propósito, el cura hablo con el joven y le hizo una propuesta: tomaría un rizo de Hilaria y lo extendería hasta lograr que fuera lacio. Cuando eso sucediera, el mismo párroco sería quien pediría la mano de Hilaria para “El Chamuco”. Sobrado de confianza, el muchacho pasó varias horas intentando alaciar el chino de su amada, sin conseguirlo, por supuesto. Frustrado y decidido a no perder, decidió hacer tratos con el diablo. El maligno también intentó extender el rizado cabello de Hilaria, pero tampoco lo logró. Lleno de ira, arrojó el rizo en el rostro de “El Chamuco”, provocándole una deformación que lo hizo aún más feo. Cuenta la gente que, después de ese día, “El Chamuco” parecía haber perdido la razón. Deambulaba por los corredores del Jardín del Encino, y de vez en cuando se sentaba en una banca, meciéndose adelante y atrás, con la vista perdida. Los curiosos y bromistas se acercaban a él para preguntarle “¿Cómo estás, Chamuco?”, a lo que él respondía “De la china Hilaria”. El pobre no sabía, ya, decir otras palabras. Con el paso de los años, “El Chamuco” desapareció, y de él sólo quedaron los recuerdos y la expresión “de la china Hilaria”… La leyenda de le flor de cempasúchil la lengua náhuatl, Cempasúchil significa flor de veinte pétalos. Es una flor que crece en otoño, muy cerca de la fecha del Día de Muertos, que se celebra el 1 de noviembre de cada año. La tradición de decorar las tumbas y ofrendas con esta flor surgió en la época prehispánica y cuenta la leyenda que sus pétalos amarillos guían a los muertos durante su visita al mundo de los vivos, ya que se dice que contienen el color y el aroma a fuego del sol. Relata la historia de amor entre una pareja de jóvenes aztecas, Xóchitl y Huitzilin. Ambos eran niños apenas cuando el romance entre ellos comenzó a surgir, mientras jugaban felices en los alrededores de su pueblo. Todas las tardes, los jóvenes enamorados subían a la cima de una montaña a regalarle flores a Tonatiuh, el dios del sol. La deidad les sonreía a la pareja por la ofrenda, asimismo, Xóchitl y Huitzilin se juraron amor eterno, sobrepasando incluso las barreras de la vida.
vecinos, requiriéndoles un tributo obligatorio. Fue entonces cuando el cacique de los Tlaxcaltecas, acérrimos enemigos de los Aztecas, cansado de esta terrible opresión, decidió luchar por la libertad de su pueblo. El cacique tenía una hija, llamada Iztaccíhuatl, era la princesa más bella y depositó su amor en el joven Popocatépetl, uno de los más apuestos guerreros de su pueblo. Ambos se profesaban un inmenso amor, por lo que antes de partir a la guerra, Popocatépetl pidió al cacique la mano de la princesa Iztaccíhuatl. El padre accedió gustoso y prometió recibirlo con una gran celebración para darle la mano de su hija si regresaba victorioso de la batalla. El valiente guerrero aceptó, se preparó para partir y guardó en su corazón la promesa de que la princesa lo esperaría para consumar su amor. Al poco tiempo, un rival de amores de Popocatépetl, celoso del amor de ambos se profesaban, le dijo a la princesa Iztaccíhuatl que su amado había muerto durante el combate. Abatida por la tristeza y sin saber que todo era mentira, la princesa murió. Tiempo después, Popocatépetl regresó victorioso a su pueblo, con la esperanza de ver a su amada. A su llegada, recibió la terrible noticia sobre el fallecimiento de la princesa Iztaccíhuatl. Entristecido con la noticia, vagó por las calles durante varios días y noches, hasta que decidió hacer algo para honrar su amor y que el recuerdo de la princesa permaneciera en la memoria de los pueblos. Mandó construir una gran tumba ante el Sol, amontonando 10 cerros para formar una enorme montaña. Tomó entre sus brazos el cuerpo de su princesa, lo llevó a la cima y lo recostó inerte sobre la gran montaña. El joven guerrero le dio un beso póstumo, tomó una antorcha humeante y se arrodilló frente a su amada, para velar así, su sueño eterno. Desde aquel entonces permanecen juntos, uno frente a otro. Con el tiempo la nieve cubrió sus cuerpos, convirtiéndose en dos enormes volcanes que seguirán así hasta el final del mundo. La leyenda añade, que cuando el guerrero Popocatépetl se acuerda de su amada, su corazón que guarda el fuego de la pasión eterna, tiembla y su antorcha echa humo. Por ello hasta hoy en día, el volcán Popocatépetl continúa arrojando fumarolas. En cuanto al cobarde tlaxcalteca que mintió a Iztaccíhuatl, presa del arrepentimiento por la tragedia que desencadenó, fue a morir muy cerca de su tierra. También se convirtió en montaña, el Pico de Orizaba, otro de los volcanes de la región, y desde muy lejos, vigila el sueño eterno de los amantes que ya nunca se podrán separar. Esta leyenda ha pasado de generación en generación desde la época del Imperio Azteca, cuyo florecimiento data del siglo XIV, y la importancia que se les daba era evidente ya que desde ese tiempo que les otorgó los nombres que actualmente poseen La leyenda de cameruaco el lago de la lagrimas
Cuenta la antigua leyenda que la hermosa princesa purépecha Huanita se enamoró perdidamente de Tangáxhuan, quien era sobrino y heredero de Tariácuri, fundador del Imperio Purépecha, que se extendió por el territorio que hoy comprende el estado de Michoacán, así como parte de Jalisco y Guanajuato. Huanita, en un descuido, fue secuestrada por Candó, un sacerdote sacrílego, quien la mantuvo oculta en una yácata (antigua construcción en forma de pirámide de las culturas prehispánicas de Michoacán) de Cutzé. La princesa lloró tanto su desgracia que formó un lago con sus lágrimas. Por ello, Camécuaro significa “lugar de la amargura oculta”.Tangáxhuan se enteró del lugar donde tenían aprisionada a Huanita. Emprendió de inmediato el rescate de su amada. Mientras el noble purépecha bajaba por el cerro vio a lo lejos a Candó. Entonces tomó una flecha, tensó su arco y disparó. Aquella saeta atravesó al secuestrador y se clavó en un sabino, el cual se partió y de allí brotó un manantial de agua verde que jamás se seca. Dicen las personas que se adentran al fondo del lago de Camécuaro, que entre sus aguas suele aparecer la figura de una hermosa mujer que les jala los pies y desea retenerlos con ella por siempre. La casa de las brujas Por ahí del año 1895 un acaudalado empresario holandés mandó a construir la propiedad para vivir con su hija Susan. Pero tiempo después, el hombre fue acusado por asesinato y encarcelado, por lo que tuvo que dejar a su hija a cargo de sus dos tías, quienes nunca quisieron a la joven y sólo veían por su interés económico. Cómo sus tías no la querían, maltrataban a Susan, incluso no le daban de comer. Un día decidieron encerrarla en el sótano de la casa sin alimento, por lo que la niña murió y su cuerpo fue encontrado años después. Debido a este suceso, los pobladores relatan que el fantasma de Susan aún habita la propiedad en busca de venganza. Las noches de luna llena puede verse a una joven y bella mujer asomarse por la ventana e invita a quienes vayan pasando a conocer el interior de la enigmática casa. Al ingresar, son recibidos por dos ancianas de aspecto tenebroso que les ofrecen una copa de vino y a pasar la noche con la bella joven de la ventana, pero aquellos hombres que sean persuadidos ya no lograrán salir de la propiedad con vida. La leyenda de la novia del mar Cuenta la leyenda que hace mucho tiempo en lo que es actualmente la ciudad de Campeche, México, vivía una hermosa joven que eran tan bella que todos los pobladores de aquel lugar querían cotejarla. Su belleza era indescriptible, su mirada tan penetrante y armoniosa, que hasta el propio mar se cautivaba al verla. Por las tardes la joven solía contemplar el atardecer sentada a orilla del mar mientras las suaves olas cubrían su piel, y la cálida brisa soplaba sobre su
belleza inigualable e inexplicable, pero lo que realmente la caracterizaba era su don para crear medicinas, así como manifestar tormentas y predecir eclipses. Era tan hermética que nadie conocía a sus padres, pero sus rasgos mulatos eran tan finos, que no parecía ser de la región. Los lugareños aseguran que la mulata era tan bella, que llevaba a la perdición a los hombres y causaba envidias entre las mujeres. Esto desencadenó la furia de la gente, quienes comenzaron a rumorar que la mulata debía su belleza a la magia negra. Entre las versiones que circulaban en la zona, era que desde las ventanas de su hogar, podía verse luces y escuchar música extraña.Dichos cuentos llegaron a oídos de los miembros del Santo Oficio, quienes no dudaron en visitarla para asegurarse de los rumores. Pero al acudir, se dieron cuenta de que se trataba de simples chismes, pues todo iba normal en casa de la mujer y cumplía con sus deberes cristianos. La Mulata de Córdoba fue vilmente acusada de ser una bruja, pero por su inigualable belleza, cuenta la leyenda que un hombre quiso enamorarla. Se trataba de Martín Ocaña, el alcalde del lugar, quien al ver lo guapa que era La Mulata de Córdoba, intentó conquistarla con regalos y atenciones, La mulata siempre lo rechazaba y procuraba no darle falsas esperanzas al hombre para que no pensara que accedería a sus encantos. El alcalde, al darse cuenta del rechazo, dejó de tratar de enamorarla y la acusó de que le había dado un brebaje para que se enamorara perdidamente de ella. Cuenta la leyenda que fue entonces cuando no dudó en denunciar a La Mulata de Córdoba para que la encarcelaran. Lamentablemente la Inquisición le creyó al alcalde, por lo que rápidamente fue sometida a un calabozo en la cárcel de San Juan de Ulúa, Veracruz. Por las acusaciones que había recibido con anterioridad, no dudaron en declararla culpable por hacer hechizos y pactos con el diablo. Pero también, fue condenada a ser quemada en leña verde frente a todo el poblado, debido a las frecuentes acusaciones sobre la magia negra. La leyenda de la Mulata de Córdoba aún continúa, pues un día antes de ser quemada viva, le pidió a un custodio un pedazo de carbón para poder dibujar un barco en la pared. El hombre, al ver que era su última noche viva, accedió a dárselo sin ningún problema. Al amanecer, el carcelero entró al calabozo y admiró la obra de arte que había creado La Mulata. Le dijo que era realmente increíble su dibujo, a lo que la mulata le preguntó si algo le faltaba a su barco, el hombre, aún sorprendido, solo contestó - ¡Que navegue! - y en ese momento, la mujer saltó al barco y desapareció en la inmensidad del dibujo. El guardia quedó tan impresionado de lo que había sucedido, que murió al instante, mientras que La Mulata de Córdoba no fue vista nunca más; fue ahí donde quedó plasmada esta leyenda, una de las más contadas en el Puerto de Veracruz. La leyenda de Popchón y Xulubchón,
En tiempos antiguos, mucho antes de la llegada de los españoles, los venerados tzotziles, conocidos como "bats iviniketik" o "hombres verdaderos", habitaban la región central y centro norte de Chiapas. En su tierra, bendecida por los dioses con innumerables ríos, lagos y cascadas, encontraban la plenitud de recursos hídricos que les permitía beber, bañarse, cultivar maíz y frijoles en abundancia, y proveer a sus animales. Sin embargo, no todo era dicha en ese paraíso. Los tzotziles de San Pedro Chenalhó cuentan de una gigantesca serpiente acuática maléfica llamada Popchón. Se dice que este reptil, con su colosal cabeza, obstruyó el curso del río Grijalva en el Cañón del Sumidero, desatando una inundación que afectó a los pueblos cercanos. Ante tal calamidad, los vayijeletik (los espíritus animales y protectores de los tzotziles) se reunieron para enfrentar a Popchón, pero sus esfuerzos fueron en vano. Fue entonces que recurrieron al X’ob, el alma del maíz de Magdalena, Chiapas, quien con su poderío logró vencer a la siniestra serpiente, permitiendo así que el río recobrara su cauce. Pero Popchón no era la única presencia formidable en esos territorios. También estaba la serpiente cornuda conocida como Xulubchón, quien, tras la creación de la tierra, se encargó de esculpir montañas y cerros para que los arroyos pudieran fluir a través de ellos. Xulubchón alteraba el curso de los ríos al llevar consigo rocas y troncos de árboles, y poseía el poder de invocar tormentas para purificar las aguas de todos los afluentes. A diferencia de Popchón, no fue derrotada, pues, aunque se le atribuía también la muerte de personas en los ríos, la leyenda afirma que además era quien traía la anhelada lluvia a la tierra. La leyenda del árbol del amor En el año de 1860, la Plazuela Miguel Auza era un lugar en donde se reunían los vendedores y aguadores de la ciudad para ofrecer sus productos. Entre los aguadores se encontraba un joven llamado Juan, quien se enamoró de la mujer más hermosa de Zacatecas, Otilia, una joven de buen linaje y con muchas riquezas. La joven vivía en la Plazuela Miguel Auza, donde a diario Juan la veía Sintiendo que no era digno del amor de Otilia, Juan se aventuró a trabajar en una mina, esperando tener un gran tesoro. Desde entonces, la rutina de Juan era trabajar por la noche en la mina, y en las mañanas ofreciendo su agua en compañía de su burro. Un día que llegaba a la Plazuela Miguel Auza vio a su amada plantar un árbol, el cual se encargó de regar. Así, poco a poco, Juan se ganó el aprecio de Otilia, quien veía en él a un joven trabajador y de buenos sentimientos. La invasión francesa Un suceso que hizo tambalear el aprecio de Juan y Otilia, fue cuando a Zacatecas llegó un capitán francés llamado Felipe Lo anterior, porque el hombre era muy apuesto y las mujeres de Zacatecas se derretían de amor por él, pero Felipe se enamoró de Otilia. El joven soldado no perdió la oportunidad y le dijo a la joven más bella de Zacatecas sus intenciones de casarse con ella. A Otilia le tomó por sorpresa la propuesta y le dijo que lo pensaría, lo cual hizo a la sombra de aquel árbol que Juan regaba todos los días.. Un árbol que llora Al estar a la sombra de su árbol, Otilia escuchó el crujir de las