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ley y reglamento de las asambleas de Dios, Resúmenes de Derecho Documental

prologo, introduccion, indice contenido acerca de los reglamentos y ley de asambleas de Dios de venezuela

Tipo: Resúmenes

2023/2024

Subido el 30/05/2025

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CONSTITUCIÓN Y REGLAMENTOS
del Concilio General de
las Asambleas de Dios
Revisión del 5–9 de agosto de 2013
Orlando, Florida
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CONSTITUCIÓN Y REGLAMENTOS

del Concilio General de las Asambleas de Dios

Revisión del 5–9 de agosto de 2013 Orlando, Florida

CONSTITUCIÓN

DEL

CONCILIO GENERAL DE LAS

ASAMBLEAS DE DIOS

REVISIÓN DEL 5–9 DE AGOSTO DE 2013

ORLANDO, FLORIDA

Constitución y Reglamentos
del
Concilio General de las Asambleas de Dios
en los
Estados Unidos de América y sus
Territorios selectos

Constitución

Declaración constitucional

CREEMOS: Que el propósito de Dios hacia la humanidad es (1) buscar y salvar lo que se había perdido, (2) recibir adoración de todo ser humano, (3) edificar un cuerpo a la imagen de su Hijo, y (4) mostrar su amor y compasión a todo el mundo. Que estos creyentes, salvados y separados del mundo, constituyen el cuerpo o la iglesia de Jesucristo edificada y establecida sobre el fundamento de los apóstoles y los profetas, siendo la principal piedra angular Jesucristo mismo. Que los miembros del cuerpo, la iglesia ( ecclesia ) de Jesu- cristo, deben congregarse regularmente para la adoración, la comunión, el consejo y la instrucción en la palabra de Dios, la obra del ministerio y para el ejercicio de aquellos dones espirituales y oficios provistos para la iglesia según el Nuevo Testamento. Que es evidente que las primeras iglesias de la era apostólica celebraban sus reuniones como un cuerpo representativo de creyentes salvados y llenos del Espíritu Santo que ordenaban y enviaban evangelistas y misioneros, y que bajo la supervisión del Espíritu Santo nombraban pastores y maestros para la iglesia. Que la principal razón de ser de las Asambleas de Dios es servir como una agencia de Dios para evangelizar al

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mundo, constituirse en una entidad corporativa en el que el hombre pueda adorar a Dios, ser un canal para el propósito de Dios de edificar un cuerpo de santos en proceso de ser perfeccionados a la imagen de su Hijo, y ser un pueblo que muestra el amor y la compasión de Dios a todo el mundo. Que las Asambleas de Dios existe con el único propósito de dar continuo énfasis a esta razón de ser según el modelo apostólico del Nuevo Testamento, enseñando y animando a los creyentes a ser bautizados en el Espíritu Santo, lo que los capacita para evangelizar en el poder del Espíritu con señales y milagros sobrenaturales, agregando así una dimensión necesaria a una relación de adoración con Dios y ayudándolos a responder a la plena obra del Espíritu en la manifestación de frutos y dones y ministerios como en los tiempos del Nuevo Testamento para la edificación del cuerpo de Cristo. Que somos una fraternidad cooperativa de creyentes pentecostales, bautizados en el Espíritu Santo y miembros de asambleas pentecostales que comparten la misma preciosa fe por todos los Estados Unidos bajo el nombre de Concilio General de las Asambleas de Dios, cuyo propósito no es usurpar la autoridad de las asambleas locales, ni privarlas de sus derechos y privilegios locales, sino reconocer y fomentar los métodos y el orden bíblicos para la adoración, la unidad, la comunión, la obra y los negocios para Dios; y oponerse a métodos, doctrinas, y conducta no bíblicos, esforzándose por guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz,“hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Efesios 4:13).

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h. Tener el derecho de poseer, representar, usar, vender, traspasar, hipotecar, alquilar y de cualquier otra manera hacer el uso que considere necesario de tal propiedad para llevar a cabo su obra.

ARTÍCULO IV. PRINCIPIOS DE LA FRATERNIDAD

Las Asambleas de Dios representa, hasta donde sea posible, al cuerpo de Cristo como se describe en el Nuevo Testamento. Reconocerá que los principios inherentes en el cuerpo de Cristo son también inherentes en esta fraternidad, particularmente los de unidad, cooperación, e igualdad. Reconoce que dichos principios la ayudarán a satisfacer su razón prioritaria de ser como una agencia de Dios para evangelizar al mundo, como una entidad corporativa donde el hombre pueda adorar a Dios, como canal para el propósito de Dios de edificar un cuerpo de santos en el proceso de ser perfeccionados a la imagen de su Hijo, y ser un pueblo que muestra el amor y la compasión de Dios a todo el mundo.

ARTÍCULO V. DECLARACIÓN DE VERDADES

FUNDAMENTALES

La Biblia es nuestra regla suficiente de fe y conducta. Esta Declaración de verdades fundamentales tiene el solo objeto de ser base de la comunión entre nosotros (v.g., que todos hablemos una misma cosa, 1 Corintios 1:10; Hechos 2:42). La fraseología que se usa en esta declaración no es inspirada ni indisputable, pero la verdad que se presenta se considera esencial para un ministerio del evangelio completo. No se afirma que esta declaración contenga toda la verdad bíblica, sólo que abarca nuestra necesidad respecto a estas doctrinas fundamentales.

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1. La inspiración de las Escrituras Las Escrituras, tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo Testamento, son verbalmente inspiradas por Dios y son la revelación de Dios al hombre, la regla infalible e inapelable de fe y conducta (2 Timoteo 3:15-17; 1 Tesalonicenses 2:13; 2 Pedro 1:21). 2. El único Dios verdadero El único Dios verdadero se ha revelado como el eterno existente en sí mismo “YO SOY”, el Creador del cielo y de la tierra y Redentor de la humanidad. Se ha revelado también encarnando los principios de relación y asociación como el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo (Deuteronomio 6:4; Isaías 43:10,11; Mateo 28:19; Lucas 3:22).

LA DEIDAD ADORABLE

(a) Definición de términos Las palabras trinidad y personas , según se relacionen con la Deidad, aunque no se encuentran en la Biblia, están en armo- nía con ella; consecuentemente, podemos comunicar a los demás nuestro entendimiento inmediato de la doctrina de Cristo respecto al Ser de Dios, según se distingue de “muchos dioses y muchos señores”. Por tanto podemos hablar debi- damente del Señor nuestro Dios, que es un solo Señor, como una Trinidad o como un Ser de tres personas, sin apartarnos por ello de las enseñanzas bíblicas (como ejemplo, Mateo 28:19; 2 Corintios 13:14; Juan 14:16,17).

(b) Distinción y relación en la Deidad Cristo enseñó una distinción de personas en la Deidad que expresó en términos específicos de relación, como Padre, Hijo, y Espíritu Santo, pero que esta distinción y relación, en lo que a su forma se refiere, es inescrutable e incomprensible,

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(f) El Señor Jesucristo, Dios con nosotros

El Señor Jesucristo, en lo que respecta a su naturaleza divina y eterna, es el verdadero y unigénito Hijo del Padre, pero en lo que respecta a su naturaleza humana, es el verdadero Hijo del Hombre. Consecuentemente, se le reconoce como Dios y hombre; quien por ser Dios y hombre, es “Emanuel”, Dios con nosotros (Mateo 1:23; 1 Juan 4:2,10,14; Apocalipsis 1:13,17).

(g) El título Hijo de Dios

Siendo que el nombre Emanuel comprende lo divino y lo humano, en una sola persona, nuestro Señor Jesucristo, el título Hijo de Dios describe su debida deidad, y el título Hijo del Hombre su debida humanidad. De manera que el título Hijo de Dios pertenece al orden de la eternidad, y el título Hijo del Hombre al orden del tiempo (Mateo 1:21-23; 2 Juan 3; 1 Juan 3:8; Hebreos 7:3; 1:1-13).

(h) Transgresión de la doctrina de Cristo

Por tanto, es una transgresión de la doctrina de Cristo decir que el Señor Jesús derivó el título de Hijo de Dios sólo del hecho de la encarnación, o por su relación con la economía de la redención. De modo que negar que el Padre es un Padre verdadero y eterno y que el Hijo es un Hijo verdadero y eterno es negar la distinción y relación en el Ser de Dios; una negación del Padre y del Hijo; y una substitución de la verdad de que Jesucristo fue hecho carne (2 Juan 9; Juan 1:1,2,14,18,29,49; 1 Juan 2:22,23; 4:1-5; Hebreos 12:2).

(i) Exaltación de Jesucristo como Señor El Hijo de Dios, nuestro Señor Jesucristo, después de limpiarnos del pecado con su sangre, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, sujetándose a Él ángeles, principados, y potestades. Después de ser hecho Señor y Cristo, envió al Espíritu Santo para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla y confiese que Jesucristo es el

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Señor para la gloria de Dios el Padre hasta el fin, cuando el Hijo se sujete al Padre para que Dios sea todos en todo (Hebreos 1:3; 1 Pedro 3:22; Hechos 2:32-36; Romanos 14:11; 1 Corintios 15:24-28).

(j) Igual honor para el Padre y el Hijo Siendo que el Padre ha dado al Hijo todo juicio, no es solo un deber de todos en el cielo y en la tierra postrarse ante Él, sino que es un gozo inefable en el Espíritu Santo adscribir al Hijo todos los atributos de la deidad y rendirle todo el honor y la gloria contenidos en todos los nombres y títulos de la Deidad, excepto los que denotan relación (ver los párrafos b, c y d), honrando así al Hijo como se honra al Padre (Juan 5:22,23; 1 Pedro 1:8; Apocalipsis 5:6-14; Filipenses 2:8,9; Apocalipsis 7:9,10; 4:8-11).

3. La deidad del Señor Jesucristo El Señor Jesucristo es el eterno Hijo de Dios. La Biblia declara: a. Su nacimiento virginal (Mateo 1:23; Lucas 1:31,35). b. Su vida sin pecado (Hebreos 7:26; 1 Pedro 2:22). c. Sus milagros (Hechos 2:22; 10:38). d. Su obra vicaria en la Cruz (1 Corintios 15:3; 2 Corintios 5:21). e. Su resurrección corporal de entre los muertos (Mateo 28:6; Lucas 24:39; 1 Corintios 15:4). f. Su exaltación a la diestra de Dios (Hechos 1:9,11; 2:33; Filipenses 2:9-11; Hebreos 1:3). 4. La caída del hombre

El hombre fue creado bueno y justo; porque Dios dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza”. Sin embargo, el ser humano por su propia voluntad cayó en transgresión, sufriendo así no sólo la muerte física sino también la espiritual, que es la separación de Dios (Génesis 1:26,27; 2:17; 3:6; Romanos 5:12-19).

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7. El bautismo en el Espíritu Santo Todos los creyentes tienen el derecho de recibir y deben buscar fervientemente la promesa del Padre, el bautismo en el Espíritu Santo y fuego, según el mandato del Señor Jesucristo. Esta era la experiencia normal y común de toda la primera iglesia cristiana. Con el bautismo viene una investidura de poder para la vida y el servicio y la concesión de los dones espirituales y su uso en el ministerio (Lucas 24:49; Hechos 1:4,8; 1 Corintios 12:1-31). Esta experiencia es distinta a la del nuevo nacimiento y subsecuente a ella (Hechos 8:12-17; 10:44-46; 11:14-16; 15:7-9). Con el bautismo en el Espíritu Santo el creyente participa de experiencias como la de ser lleno del Espíritu (Juan 7:37-39; Hechos 4:8); una mayor reverencia hacia Dios (Hechos 2:43; Hebreos 12:28); una consagración más intensa a Dios y una mayor dedicación a su obra (Hechos 2:42); y un amor más activo a Cristo, a su Palabra, y a los perdidos (Marcos 16:20). 8. La evidencia física inicial del bautismo en el Espíritu Santo El bautismo de los creyentes en el Espíritu Santo es evidente con la señal física inicial de hablar en otras lenguas como el Espíritu los dirija (Hechos 2:4). El hablar en lenguas en este caso es esencialmente lo mismo que el don de lenguas (1 Corintios 12:4-10, 28), pero es diferente en propósito y uso. 9. La santificación La santificación es un acto de separación de todo lo malo, y de dedicación a Dios (Romanos 12:1,2; 1 Tesalonicenses 5:23; Hebreos 13:12). La Biblia prescribe una vida de “santidad sin la cual nadie verá al Señor” (Hebreos 12:14). Por el poder del Espíritu Santo podemos obedecer el mandato que dice: “Sed santos, porque yo soy santo” (1 Pedro 1:15,16). La santificación se opera en el creyente cuando éste recono- ce su identidad con Cristo en su muerte y su resurrección,

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por fe se propone vivir cada día en esta unión con Cristo, y somete todas sus facultades al dominio del Espíritu Santo (Romanos 6:1-11,13; 8:1,2,13; Gálatas 2:20; Filipenses 2:12,13; 1 Pedro 1:5).

10. La Iglesia y su misión

La Iglesia es el cuerpo de Cristo, la morada de Dios por el Espíritu Santo, con el encargo divino de llevar a cabo su gran comisión. Todo creyente, nacido del Espíritu Santo, es parte integral de la asamblea general e iglesia de los primogénitos, que están inscritos en los cielos (Efesios 1:22, 23; 2:22; Hebreos 12:23). Siendo que el propósito de Dios en relación con el hombre es buscar y salvar lo que se había perdido, ser adorado por el ser humano, edificar un cuerpo de creyentes a la imagen de su Hijo, y mostrar su amor y compasión a todo el mundo, la principal razón de ser de las Asambleas de Dios como parte de la Iglesia es: a. Ser una agencia de Dios para la evangelización del mundo (Hechos 1:8; Mateo 28:19,20; Marcos 16:15,16). b. Ser una entidad corporativa en el que el hombre pueda adorar a Dios (1 Corintios 12:13). c. Ser un canal para el propósito de Dios de edificar un cuerpo de santos en proceso de ser perfeccionados a la imagen de su Hijo (Efesios 4:11-16; 1 Corintios 12:28; 14:12). d. Ser un pueblo que muestra el amor y la compasión de Dios a todo el mundo (Salmo 112:9; Gálatas 2:10; 6:10; Santiago 1:27). Las Asambleas de Dios existe expresamente para dar continuo énfasis a esta razón de ser según el modelo apos- tólico del Nuevo Testamento, enseñando a los creyentes y alentándolos a que sean bautizados en el Espíritu Santo. Esta experiencia:

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14. El reino milenario de Cristo La segunda venida de Cristo incluye el arrebatamiento [rapto] de los santos, que es nuestra esperanza biena- venturada, seguido por el regreso visible de Cristo con sus santos para reinar sobre la tierra por mil años (Zacarías 14:5; Mateo 24:27,30; Apocalipsis 1:7; 19:11-14; 20:1-6). Este reino milenario traerá la salvación de Israel como nación (Ezequiel 37:21,22; Sofonías 3:19,20; Romanos 11:26,27) y el establecimiento de una paz universal (Isaías 11:6-9; Salmo 72:3-8; Miqueas 4:3,4). 15. El juicio final

Habrá un juicio final en que los pecadores que han muerto serán resucitados y juzgados según sus obras. Todo aquel cuyo nombre no se halle en el Libro de la Vida, será confina- do a sufrir castigo eterno en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda, junto con el diablo y sus ángeles, la bestia, y el falso profeta (Mateo 25:46; Marcos 9:43-48; Apocalipsis 19:20; 20:11-15; 21:8).

16. Los cielos nuevos y la tierra nueva

“Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia” (2 Pedro 3:13; Apocalipsis 21 y 22).

ARTÍCULO VI. RELACIONES

El Concilio General de las Asambleas de Dios llevará a cabo sus actividades a través de sus oficinas generales.

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ARTÍCULO VII. AFILIACIÓN

Sección 1. El Concilio General de las Asambleas de Dios

La afiliación del Concilio General de las Asambleas de Dios estará compuesta por todos los ministros ordenados y licenciados que tengan una tarjeta de afiliación al día y las iglesias que tengan un certificado de afiliación emitido por el Concilio General de las Asambleas de Dios.

Sección 2. Asambleas de Dios

La afiliación de las Asambleas de Dios estará compuesta por todos los ministros de las Asambleas de Dios y todas las demás personas que sean miembros de las iglesias afiliadas al Concilio General de las Asambleas de Dios y sus concilios de distrito.

Sección 3. Cuerpo Electoral

El cuerpo electoral en un Concilio General estará compuesto por todos los miembros del Concilio General de las Asambleas de Dios que posean un certificado de afiliación al día, que estén presentes e inscritos y todos aquellos delegados presentes e inscritos escogidos por las iglesias afiliadas al Concilio General de las Asambleas de Dios, con derecho a un delegado por iglesia.

ARTÍCULO VIII. REUNIONES

Sección 1. Sesiones Regulares

Las sesiones regulares del Concilio General de las Asam- bleas de Dios se llevarán a cabo bienalmente, atendiendo a un llamado del Presbiterio Ejecutivo.

Sección 2. Sesiones Especiales

Las sesiones especiales del Concilio General de las Asam- bleas de Dios serán convocadas por el Presbiterio Ejecutivo,

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