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La intervención respecto al desarrollo y organización del componente semántico deberá abordarse desde una doble perspectiva lingüística: a) Comprensión. b) Expresión, aunque el desarrollo de la primera (comprensión) suele preceder al nivel productivo Cuando empezamos a trabajar con Erik la “comprensión de lenguaje”, tan sólo hablaba un par de palabras (“agujero” y “agua”) y emitía algunos sonidos. Tenía dos años y nueve meses.
Tipo: Apuntes
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¡No te pierdas las partes importantes!
Comprensión de lenguaje,
Aceptación de órdenes sencillas 1,
Aceptación de órdenes sencillas 2, De la comprensión a la expresión,
Primeras palabras 1,
Algunos ejemplos de una comunicación adecuada,
Primeras palabras 2,
Comprensión de lenguaje 3: Acciones,
Ejercicios de praxias: gimnasia de la boca,
Ejercicios de respiración,
Ejercicios de soplos,
Comprensión – producción de lenguaje: partes del cuerpo,
Ampliación de vocabulario 1,
Ampliación de vocabulario 2: objetos y personas,
Ampliación de vocabulario 3: acciones,
Opuestos – preparando los adjetivos, Adjetivos,
Exteriorización del "yo" - pronombres personales 1,
"Yo" y "tú" - pronombres personales 2,
Asentando "yo" y "tú" - pronombres personales 3,
Aceptación de órdenes sencillas 3,
Descripciones,
Rimas con conejo blanco,
Cuentos clásicos,
El bosque de las luces,
La casita de chocolate,
La cenicienta,
Creando historias con dados rory,
Juego del detectiva inferencias,
http://elsonidodelahierbaelcrecer.blogspot.com.es/2009/01/comprensin-de-lenguaje.html
La intervención respecto al desarrollo y organización del componente semántico deberá abordarse desde una doble perspectiva lingüística:
a) Comprensión.
b) Expresión, aunque el desarrollo de la primera (comprensión) suele preceder al nivel productivo
Cuando empezamos a trabajar con Erik la “comprensión de lenguaje”, tan sólo hablaba un par de palabras (“agujero” y “agua”) y emitía algunos sonidos. Tenía dos años y nueve meses. Este programa fue una gran ayuda para irle provocando más y más producción de lenguaje.
Lugar de trabajo:
Trabajamos sentados frente a frente en una mesa, mejor en un espacio donde no haya demasiados estímulos. Sobre la mesa se coloca el material de trabajo; también algunos objetos que le gusten mucho al niño. En nuestro caso utilizamos pompas de jabón, un molinillo giratorio, cochecitos y un tren. Estos objetos nos servían para provocar su atención y para crear una atmósfera divertida y para “premiar” cada vez que hacía un ejercicio. Se pasa a un nuevo ejercicio cuando el niño domina el ejercicio anterior.
Sistema de trabajo:
Se provoca la atención del niño y se le da una orden, por ejemplo: “(nombre del niño), dame la cuchara”. En cuanto el niño la da, se le recompensa (bien con un trocito de algo que le guste o bien dejándole jugar con algo que también le guste mucho) mientras se le dice “muy bien, (nombre del niño), me has dado la cuchara”.
Si el niño no da la cuchara, pues se le coge la manita con nuestra mano y se le ayuda a cogerla. Y enseguida la recompensa como si lo hubiera hecho bien. Es muy importante utilizar las palabras imprescindibles con órdenes muy claras. Y divertirse con el niño mientras se está trabajando, además de permitirle jugar u obervar el objeto/imagen una vez que lo haya acertado. La primera sesión de trabajo será muy cortita, pero poco a poco se puede ir aumentando el tiempo.
Material de trabajo:
Objetos de la vida cotidiana (cuchara, taza, plato, coche, muñeco, cepillo de dientes, etc.). Fotografías de objetos cotidianos / fotografías de acciones Dibujos de objetos cotidianos / dibujos de acciones. En un principio se pueden utilizar objetos que el niño conoce. Después se podrá ir ampliando su comprensión de vocabulario. Es importante que al principio los objetos y las imágenes sean muy diferenciados.
En estas links se pueden descargar muchísimas fotos e ilustraciones:
http://disfasiaenzaragoza.com/pictogramas/pictogramas.html
http://www.iocresco.it/index.php?option=com_wrapper&view=wrapper&Itemid=
Ejercicios:
trabajamos a la vez).
Algunos dirán «Bueno, ya conoce y comprende estas primeras indicaciones, así que puedo saltarme este paso… ». Sin embargo, el objetivo es que el niño haga lo que tú quieras que haga, cuando tú se lo dices. No seas impaciente ni pretendas correr, pues proporciona una base sólida para un aprendizaje posterior. El niño se relaja en cuanto entiende qué se espera de él y se crea una atmósfera de trabajo muy buena. Además, esto facilitará muchísimo el día a día al evitar rabietas o frustraciones y fomentar la comprensión.
Las tres primeras órdenes básicas que conviene dominar:
Ejercicio 1: «Siéntate»
Paso 1: Elige una silla apropiada para el tamaño del niño. Ponla justo detrás de él. Paso 2: Di «Siéntate» y ayuda al niño a sentarse. Paso 3: Refuérzalo con elogios o trocitos de comida que le gusten en cuanto esté sentado. Paso 4: Haz que se levante (levántalo tú si es necesario) y repite los pasos 2 y
Paso 5: Cada vez que le digas que se siente, dale menos ayuda. Es decir, reduce gradualmente el apoyo físico para que sea cada vez más responsable del acto de sentarse. Debes reforzarlo siempre que se siente. Aumenta también poco a poco la distancia entre él y la silla.
Conforme se vaya haciendo más experto a la hora de sentarse como respuesta a tus indicaciones, y sea capaz de seguirlas y sentarse durante aproximadamente cinco segundos, debes pedirle que se siente durante períodos cada vez más largos y hacéis alguna actividad que le guste mucho al niño: pompas de jabón, plastilina, un puzzle, etc.
(«Siéntate derecho» será una orden que se utilizará después con frecuencia cuando el niño se deslice de la silla, se tumbe sobre la mesa o se quiera levantar).
Ejercicio 2: «manos sobre la mesa»
El movimiento o el autoestímulo manual excesivo muchas veces es la causa de que el niño no preste atención. Puede estar perfectamente sentado y mirándote, pero si mueve las manos o agita los brazos, es posible que no oiga ni una palabra de lo que le dices.
Paso 1: Cuando el niño se mueva, di «manos sobre la mesa». Si no lo hace él, ayúdale suavemente a colocar las manos encima de la mesa. Paso 2: Refuérzalo siempre (con un trocito de comida que le guste mucho y grandes elogios: “bien, has colocado las manos en la mesa”). Paso 3: Conforme lo vaya haciendo cada vez mejor, reduce la recompensa en forma de comida, pero mantén los elogios verbales. Llegará un momento en que ya no se reforzará, pues el niño habrá aprendido que eso es una rutina. Todavía nosotros decimos “manos sobre la mesa” en la terapia cuando Erik empieza a despistarse o está intranquilo. A veces, es bueno sujetarle las manitas con nuestras manos, de forma muy cariñosa, para captar su atención (en el vídeo de imitación motora gruesa se ve cómo sujeto sus manitas).
Ejercicio 3. «Mírame» (dirigir y mantener la atención del niño) Utiliza la indicación «Mírame» para establecer contacto con los ojos. Paso 1: Que se siente en una silla o mesa frente a ti Paso 2: Di «Mírame» cada 5 o 10 segundos. Paso 3: Refuérzalo con cositas que le gusten mucho y elogios por mirarte a la cara. Al principio, una respuesta correcta consistirá en que te mire a los ojos durante al menos un segundo, en los dos segundos siguientes a tu indicación. Di «Estás mirando muy bien», y a la vez dale una recompensa. Paso 4: Si no te ha mirado a la cara durante este intervalo de dos segundos, mira a otro lado durante unos cinco segundos y repite después la indicación. Paso 5: Algunos niños no te miran cuando les dices «Mírame». Por lo tanto, tendrás que apoyar la respuesta. Puedes hacerlo sosteniendo una galletita o un juguete que gire (u otra cosa a la que el niño vaya a mirar) directamente en la linea de visión entre tus ojos y los del niño, a la vez que das la indicación. Por lo tanto, repite la indicación («Mírame») y a la vez presenta el apoyo (mueve el trozo de comida en su línea de visión y mantenlo al mismo nivel que el de tus ojos).
Recompensa y elogio. Cuando pueda levantar los brazos y alcance el criterio, empieza a enseñar la próxi- ma conducta.
Ejercicio 2: «Tócate la nariz» (ejemplo paso a paso) Paso 1: El estímulo. Da la indicación «Tócate la nariz». Es un buen estimulo en este momento, porque suena y es diferente de «Levanta los brazos». Durante el primer aprendizaje no elijas un estimulo demasiado parecido al que acabas de emplear, porque pretendes que el niño acierte al máximo. Por ejemplo, «Levanta los brazos hacia los lados» puede parecerse demasiado a «Levanta los brazos», y confundir al niño en las primeras fases. En el aprendizaje posterior es fundamental que las indicaciones se parezcan, con el fin de conseguir que aprenda a prestar atención a los detalles; Si alcanza el criterio al oír «Tócate la nariz», enséñale la próxima conducta.
Ejercicio 2: “Aplaude”
Ejercicio 3: “date golpecitos en la tripa”
Ejercicio 4: “extiende los brazos”
Ejercicio 5: “tócate la cabeza”
Ejercicio 6: “golpea la mesa con el nudillo”
Ejercicio 7: “Ponte de pie”
Ejercicio 8: “Siéntate” , etc.
Conforme sigas presentando nuevas peticiones, comprueba siempre que aún es capaz de responder a las que aprendió anteriormente, y a la nueva cuando la mezclas con las otras. Presenta las diferentes peticiones de modo aleatorio para poner a prueba su comprensión.
De pie:
Ejercicio 1: «Enciende (apaga) la luz” (manipulación de objetos) Paso 1: El estímulo. Di: «Enciende la luz». Si el niño lo hace, enséñale otra conducta. Si no responde correctamente, apóyalo (paso 2). Paso 2: El apoyo. Presenta la orden cuando el niño y tú estéis frente al interruptor de la luz. Después de dar la orden (evita pausas de más de un segundo), cógele la mano, llévasela al interruptor y ayúdale a encender la luz. Refuérzalo por esta respuesta apoyada. Después apaga la luz, espera varios segundos y vuelve a presentar la orden. Apóyalo sólo en la medida de lo necesario. Por ejemplo,
después de la indicación espera uno o dos segundos para ver si alarga la mano hacia el interruptor antes de recibir tu apoyo. Una vez que tenga la mano en el interruptor, sin importar que la haya llevado allí él mismo, o tú lo hayas apoyado, espera un segundo para ver si él mismo enciende la luz sin esperar un apoyo Paso 3: Reducir el apoyo. Reduce el apoyo tocando o sujetando la mano del niño cada vez mas ligeramente, y retirando tu mano de la suya antes de que oprima el interruptor. Y así sucesivamente, hasta que lo haga sin ayuda. Paso 4: Aléjalo unos pocos metros y repite la indicación. Si no consigue responder, apóyalo con un empujoncito hacia el interruptor. Si aún no logra responder, acércalo aún más. Cuando sea capaz de atravesar la habitación y apagar la luz como respuesta a tu indicación empieza a enseñarle una nueva conducta.
Ejercio 2: otras órdenes:
ENSEÑAR UNA CONDUCTA CARIÑOSA:
Puedes usar el programa “aceptación de órdenes sencillas” para enseñar conductas cariñosas, como abrazar, besar, acariciarte la cabeza, o la mejilla. Uno puede plantearse muchas interrogantes sobre este entrenamiento: «¿Es posible enseñar cariño?», «¿No será "superficial"?», «¿Es bueno enseñar cariño?», «¿No debería ser "espontáneo"?». Realmente no existe una buena respuesta a estas preguntas, excepto que el entrenamiento sirve. (De hecho, es posible que los niños normales aprendan una conducta cariñosa de la misma manera.)
Ejercicio 1: «Abrázame» Di «Abrázame», y ayuda (es decir, mueve) al niño para que su mejilla roce la tuya. Refuérzalo en el momento en que su mejilla entre en contacto con la tuya y grandes elogios. Poco a poco vete practicando un abrazo más completo. Generaliza este aprendizaje a muchos entornos y con muchas personas. Reduce gradualmente el programa de refuerzos para ir recibiendo cada vez más abrazos a
Al mismo tiempo que observa y participa, el niño aprende a asociar las
palabras con una actividad concreta. Además, al implicarlo en nuestro acción,
se estimula la interacción, se orienta al niño y se le mantiene entretenido.
Otro ejemplo podría ser al doblar la ropa limpia: ir nombrando cada una de las
prendas. O al preparar la comida, o colgar un cuadro, regar las plantas…
Sobre todo he mencionado quehaceres cotidianos porque, por esa época, era
muy difícil salir a la calle con Erik, debido a su hiperestimulación sensorial.
Describir lo que está haciendo el niño:
También con frases muy cortas y sencillas, se decribe qué hace el niño. Es
importante que esta actividad se realice en un momento en el que el niño esté
disfrutando. Con Erik, utilizábamos el momento del baño:
Otro momento que podemos usar es al vestirse o desvestirse, por ejemplo:
Dar al niño el objeto que señala:
Cuando el niño señala un objeto (o, como en el caso de Erik por entonces,
toma la mano del adulto para llevarlo hacia el objeto que desea), se dará el
objeto al niño y se nombrará de inmediato el objeto: “el coche”. Poco a poco se
puede ir ampliando la frase: “toma el coche”, “quieres el coche, toma el coche”,
etc.
De esta forma el niño tiene también una experiencia positiva y va entendiendo
que su acción (señalar) tiene de inmediato una respuesta.
Al principio, evitaremos en nuestra comunicación con el niño:
Generalización:
Para fomentar la comprensión del lenguaje, hemos trabajado en mesa con
objetos cotidianos y también con apoyo visual: fotografías o dibujos. Cuando el
niño va dominando estos ejercicios, conviene empezar a utilizar un mismo
objeto en diferentes variantes: taza grande, taza pequeña, taza blanca, taza
marrón etc. o diferentes fotografías del mimo objeto.
Por anabel en 1/27/
Uno de los momentos más felices de mi vida fue escucharle a Erik decir “mamá”. Creo que no hace falta que describa mis sentimientos… pero fue grandioso. “Mamá” no fue su primera palabra. Cuando tenía unos 14 meses, Erik emitía algunos sonidos y decía “oma =del español toma”. Con 18 meses se volvió mudo del todo y hubo que esperar un año para que volviera a balbucear algunos sonidos. En mayo de 2007 comenzamos la terapia de modificación de conducta. En esa época sus palabras eran “Loch = agujero en alemán”, “agua”, “kuki = de Gurke (pepino en alemán), “Licht = luz”, “Evi = oliva”, “Auto”, “Eimer = cubo” y muy poco más. En cuanto empezamos a trabajar comprensión de lenguaje y los primeros pasos de producción, el desarrollo del lenguaje fue espectacular.
Sobre la adquisición del lenguaje:
Incluyo aquí unas palabras de Javier Garza (¡cómo te echamos de menos!, desde aquí mi admiración y mi agradecimeinto por ayudar a tantas familias de forma
Llegará un momento en el que, si hemos desarrollado una interacción muy divertida y el niño tiene un deseo enorme de jugar con la pelota, tomaremos la pelota, diremos “(nombre del niño), die PE-LO-TA” y sólo se la lanzará si el niño repite la palabra. Ojo, nunca se debe frustrar al niño, si pasado un tiempo prudencial no ha dicho la palabra, pues se termina lanzándole la pelota y “bien, PE-LO-TA”.
Este tipo de juego se puede hacer con “coche” (se juega a rodar el coche, conducirlo por un circuito, etc.), “tren”, “pompas de jabón” o con otros juguetes favoritos.
En el libro “Daniel no habla” de Marti Leimbach, se describe muy bien una situación de aprendizaje de sonidos. Se juega con un coche con el niño y se hace rodar por una superficie hasta que cae al suelo. Cuando cae, se exagera el ruido que hace al chocar contra el suelo: “CA-TA-CLÓN”. Llega un momento en el que el niño dice “CATACLÓN” cada vez que el coche golpea el suelo. Y como la situación le divierte tanto, terminará diciendo “COCHE”.
AGUA – ZUMO – CHOCOLATE – GALLETA (u otros alimentos)
Con los alimentos, se trabaja en mesa. Supongamos que al niño le encanta el chocolate, por ejemplo (a Erik no le gustaba porque era “marrón”, así que trabajamos otros alimentos). Se disponen trocitos de chocolate de distintas clases y en varios recipientes, todo muy divertido. Un trozo de chocolate está en un platito junto con un molinillo que da vueltas; otro trozo, junto al matasuegras; otro trozo, junto a las pompas de jabón, etc. Es decir, chocolate asociado a un objeto que al niño le guste mucho.
Tomas un trozo de chocolate. Dices: CHO-CO-LA-TE, y te lo comes con muchos gestos de qué rico está. El niño querrá inmediatamente un trozo. Das la orden: “(nombre del niño), di CHO-CO-LA-TE”. El niño no lo dirá al principio, pero se le da el chocolate y se dice de inmediato: “Bien, CHO-CO-LA-TE”. Mientras el niño se lo come, se usa como recompensa el juguete que estuviera junto al trozo de chocolate (por ej., pompas de jabón). Así se va haciendo un buen rato, utilizando cada vez uno de los juguetitos con recompensa.
Después, se vuelve a dar la orden: “(nombre del niño), di CHO-CO-LA-TE”. Se espera un tiempo prudencial a que el niño repita la palabra (y antes de que se frustre o empiece una rabieta, pues se le da el trozo de chocolate y la recompensa aunque no haya dicho la palabra). Cuesta tiempo y paciencia, pero el nene dirá cho-co-la-te. O puede que empiece con “LA-TE”, pues ya está muy bien así, aunque se le corregirá al decir: “bien, CHO-CO-LA-TE”.
BAILAR – BESAR – COLUMPIAR – COSQUILLAS (y otras acciones)
La mecánica es la misma que se ha descrito antes. Se crea una situación de juego, muy interactiva. Después se trabaja la palabra objetivo. Al principio se baila, o se hacen cosquillas al niño aunque no diga la palabra. Después hay que ir provocando que diga la palabra y esperando un tiempo prudencial antes de seguir bailando o haciendo cosquillas , etc. para provocar que la diga.
Con un columpio se puede hacer muy bien: Con el niño sentado, se sujeta el columpio. Dices: “CO-LUM-PIO” y lo balanceas. Al rato, paras el columpio y vuelves a decir: “CO-LUM-PIO”, y lo balanceas. Al cabo de un rato, paras el columpio y das la orden: “(nombre del niño), di CO-LUM-PIO” y esperas a su reacción antes de seguir balanceándolo, etc.
Ejemplos de palabras que logramos con Erik:
OBJETOS Y PERSONAS
Lo primero es hacer una lista de las palabras o sonidos que emite el niño. Estad atentos, pues si emiten sonidos, generalmente hay una palabra escondida ahí (el caso de kuki = gurke). Si el niño aún no habla, pues un poquito de paciencia. Y también una lista de sus objetos u actividades favoritas: tren, coche, cosquillas, pompas de jabón, bailar, columpiarse, etc.
De todo ello hicimos fotos (grandes y muy claras, sin cosas extras que pudieran desviar la atención). Y también fotos de las personas más cercanas (papá, mamá, abuelos, terapeutas). También utilizábamos los objetos concretos.
O se sienta al niño en las rodillas y se dice lo de “al paso, al paso, al trote, al trote, al galope, al galope....”. Hay muchos de estos juegos.
http://elsonidodelahierbaelcrecer.blogspot.com.es/2009/02/algunos-ejemplos-para-lograr- una.html
El día a día con nuestro hijo nos presenta innumerables situaciones que podemos aprovechar para estimular la comprensión, la cercanía y la comunicación:
Ejemplo 1: “Queremos que el niño nos ayude”
BIEN: María y su hijo Tom están en la cocina. María prepara la cena y le gustaría que Tom le ayudara a poner la mesa. María se acerca al niño, le da una palmadita y dice su nombre: “Tom”. Una vez que hay contacto ocular, le dice: “pon los tenedores en la mesa”.
Vemos que María ha captado la atención de Tom y después le ha dado una instrucción sencilla y muy clara y apropiada a la situación.
MAL: María y su hijo Tom están en la cocina. María prepara la cena y le gustaría que Tom le ayudara a poner la mesa. Desde el otro lado de la habitación, María llama a Tom y dice: “¿está la mesa lista para la cena?”
Vemos que María no se ha asegurado que Tom le presta atención. Al llamarlo
desde lejos, no puede estar segura que él la haya atendido o incluso oído. Además, con esa instrucción, es muy difícil para el niño determinar cuál sería la respuesta correcta.
Ejemplo 2: “Utilizamos una necesidad del niño”
BIEN: María con su hijo Tom están sentados a la mesa para la merienda. Tom intenta apoderarse del zumo. María le detiene la mano y le pregunta: “¿qué quieres tomar?”. Tom contesta: “zumo”, y su mamá le da entonces el zumo.
Vemos que María hace una pregunta apropiada y clara a Tom. También se ha asegurado que Tom le está atendiendo, al interrumpir la actividad que interfiere (agarrar el zumo).
MAL: María con su hijo Tom están sentados a la mesa para la merienda. Tom intenta apoderarse del zumo. María, sin tener la atención de Tom, le dice: “Mira qué rico todo, hay leche, galletas, zumo, agua, ¿qué quieres tomar?”. Tom sigue intentando apoderarse del zumo.
María no se asegura que Tom le está prestando atención y su pregunta es larga y confusa.
BIEN: Pedro cuida en casa a su hermano Tom. Tom va hacia la puerta que da al patio y golpea el cristal, incapaz de abrir la puerta para salir. Pedro se acerca a Tom, le toma de la mano y le dice: “Escúchame”. Tom mira a Pedro. Pedro añade: “¿quieres salir?”. Tom responde: “afuera”. Pedro le dice: “muy bien”, y sale con su hermano al patio para jugar juntos.
MAL: Pedro cuida en casa a su hermano Tom. Tom va hacia la puerta que da al patio y golpea el cristal, incapaz de abrir la puerta para salir. Pedro llama a Tom desde otra habitación donde está viendo la tele: “Tom, ¿qué quieres?”. No obtiene respuesta, pero sigue: “¿quieres salir?”. Tom golpea los cristales cada vez con más intensidad.
Para estos ejemplos me he basado en el Manual “Cómo enseñar conductas pivotales a niños con autismo”, de Robert L. Koegel, Laura Schreibman, Amy Good, Laurie Cerniglia, Clodagh Murphy y Lynn Kern Koegel. Se puede descargar AQUÍ.