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Las encomiendas correntinas, Apuntes de Historia

las encomiendas correntinas - capitulo 5 - taller de haya 1

Tipo: Apuntes

2024/2025

Subido el 08/06/2025

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| Colección Bicentenario | | | | | María Laura Salinas Centro de Estudios Antropológicos de la Universidad Católica (CEADUC) Biblioteca de Estudios Paraguayos - Volumen 81 CAPÍTULO V LAS ENCOMIENDAS CORRENTINAS L Trabajo y servicio indígena Quizás uno de los aspectos más ricos que encontramos en nuestras fuentes, las visitas (en mayor medida utilizadas), tiene que ver con la historia social. A partir del análisis de las mismas se pueden conocer también aspectos de la administración política y local de los pueblos de indios, el tributo y la dominación, las relaciones entre encomenderos y encomendados, la vida cotidiana, la religiosidad. Las encomiendas correntinas, como ya lo dijimos, se diferencian en algunos aspectos de otros modelos como el peruano o el antillano, por - ejemplo y guardan también algunas diferencias con otros sistemas apli- cados en regiones más cercanas geográficamente, como el Tucumán, sin embargo hay prácticas y características propias del régimen que estu- vieron presentes en toda la geografía del continente americano en don- de existieron las encomiendas. Las condiciones de vida del indígena, su explotación en el marco de este sistema de servicio legalizado para los españoles, que fue la encomienda, el mundo de castigos, crueldades e injusticias al que fueron sometidos no fue diferente en este pequeño espacio casi olvidado del virreinato del Perú. Por supuesto, el contexto correntino es diferente y hasta el período de aplicación de la encomienda se torna distinto. Mientras el sistema es- taba desapareciendo en buena parte del continente, en esta región se iniciaban las primeras concesiones de grupos indígenas a mediados del siglo XVI, proceso que se desarrolló en forma paralela a las funda- ciones y colonización del territorio. La vigencia del régimen demues- tra también las particularidades, estas encomiendas perduraron hasta 133 Dominación colonial y trabajo indígena principios del siglo XIX, situación que confirina la importancia de las mismas en el sistema económico-social de la región, o por lo menos la dependencia entre las partes y la necesidad de valerse de la fuerza del trabajo indígena.!” Es que debemos pensar en Corrientes a mediados del XVII, e imaginar- nos el funcionamiento y las características de esta ciudad: unas cuantas casas, de humilde construcción, sin demasiados lujos, sin grandes. ri- quezas materiales. Estaba unida por tres caminos al resto del país: “... el primero para la ciudad de Santa Fe tomando el rumbo derecho al sur y costeando el Río Paraná; el segundo a las misiones de guaranís (sic) y jurisdicción de la provincia del Paraguay”.'” Por el primero de ellos anduvo a caballo Félix de Azara y lo describió minuciosamente.!* El tercero lo recorrió Fray Pedro José de Parras, dejándonos una intere- sante relación.!*% Del segundo no tenemos testimonios que la describan, pero debemos suponer que fue poco transitado desde la despoblación de las Misiones Jesuíticas. La vía más frecuentada era fluvial. Corrientes tenía su puerto y el Para- ná ofrecía excelentes posibilidades de transporte. Las travesías de Bue- nos Aires hacia el norte, y los descensos río abajo desde la Asunción, llevaban el mayor número de mercaderías con mayor seguridad que por tierra. Pero no era una navegación demasiado rápida y estaba llena de peligros, según el relato de algunos viajeros.” 193) La misma vigencia tuvieron las encomiendas en Paraguay, donde hubo una perdurabilidad similar a la de la región del Nordeste argentino. 194) Bemardino-López Luján, Descripción Histórica y geográfica de la ciudad de San Juan de Vera de las Siete Corrientes, sus términos, etc...., en Biblioteca de la Revista de Buenos Aires. Buenos Aires, 1865, tomo único, p. 153, . 195) Félix de Azara. Viajes inéditos de don....desde Santa Fe a la Asunción, al interior del Para- guay y pueblos de Misiones, en Revista del Río de la Plata, 1871, T.l reimpresión por la Biblioteca Americana, Bs. As, 1944, de cuya edición sé cita, pp. 393-396. 196) Fray Pedro José de Parras, Diario y Derrotero de... ob. ct. pp. 166-167. 197) El Padre Parras refiere los temores que provocaban los tigres costaneros, los ataques de los indios ribereños, las jornadas pasadas sin obtener alimento, las tormentas y las calmas pa- ralizantes, los penosos remolques a la sirga, etc. En 1760 no había en la ciudad más que cinco embarcaciones para la navegación del río, que luego aumentaron cuando el tráfico se hizo más interesante y regular. Maeder, Emesto. “La ciudad de Corrientes descripta por viajeros y cronis- tas entre 1750 y 1828". Nordeste. 1, 1960, p. 85. 134 María Láura Salinas Los vecinos, se caracterizaban por constituir un grupo de gente sencilla, pobres e insolventes, míseros en algunos casos. El grupo de los más acomodados debían su status al hecho de descender de los fundadores de las primeras ciudades del Río de la Plata. Su condición social la ostentaban a través de prerrogativas, entre ellas, la posibilidad de tener indios a su servicio, y este aspecto quizás, era el único que los hacía funcionar como una élite que se diferenciaba del resto de los pobla- dores. Allí radicaba, entonces la fuente de riqueza para este grupo de rústicos campesinos, en la ventaja de servirse de los guaraníes. Servicio doméstico, reparaciones de sus casas y del espacio público, de caminos, puentes, compañía en viajes y la mita durante dos meses para trabajar en sus chacras o en las tareas que necesitaran. Formaban parte también de este grupo de vecinos, los que escaparon de Concepción del Bermejo, quienes habían huido con unas pocas per- tenencias y con “sus indios”. Desde 1630, fecha en que se habían mar- chado obligatoriamente de su ciudad, por el avance de los guaycurúes, habían intentado formar parte de la sociedad correntina y no les había resultado tan difícil, ya que los unían relaciones de parentesco y se ha- bían generado algunos casamientos que siguieron emparentando a las familias de ambas ciudades. Desde el Cabildo se hacía especial hinca- pié en la necesidad de ofrecer todo tipo de ayuda a los emigrados, para que pudieran superar aquellos “terribles momentos que pasaron” y se sintieran cómodos en su nuevo lugar.!% Es posible comprobar también a partir de estas fuentes, algunas dis- posiciones legales establecidas para los pueblos de indios como por ejemplo el hecho de que no podían habitarlos otros grupos que no fue- ran indígenas.” Los encomenderos, ni sus familias, podían residir en dichos asentamientos, era el tributario quien acudía permanentemente a la chacra para realizar tareas diversas. Cuando se realizaban los con- troles en los pueblos de indios los visitadores citaban a los encomen- deros en ellos para la presentación de títulos y responder sobre sus 198) ANH. Actas Ctes., T. |. pp. 274-276. 199) En el caso de las reducciones correntinas, recién en las últimas visitas del siglo XVIII se le detectar la presencia de algunos mestizos y mulatos. 135 Dominación colonial y trabajo indígena dígena era la mano de obra del estado y de los encomenderos, para todo tipo de trabajo. La cercanía de estos pueblos de indios de las grandes ciudades facilitaba estas peticiones.?” Los encomenderos por su parte, además de favorecerse con el trabajo de los indios, los utilizaban con prácticas notables de servicio perso- nal, esto era trabajo compulsivo sin que mediase concierto o fijación de jornal. El oidor Francisco de Alfaro en 1611 había sido terminante con sus ordenanzas que prohibían definitivamente este tipo de servidumbre, pero la realidad a la que nos permiten aproximarnos las fuentes, de- muestra que esta costumbre no estaba erradicada y que se mantuvo por mucho tiempo en el territorio correntino, a igual que en otros territo- rios.2% Aunque, este peso recayó en mayor medida en los denominados indios originarios que habitaban con sus encomenderos, generalmente en sus chacras o en las ciudades, algunos en situación de contrato o con- cierto realizando generalmente tareas de servicio doméstico. Los indios de las reducciones cumplían su mita por turnos de 60 días al año en dos veces realizando tareas agrícola-ganaderas fundamentalmente, aunque debemos tener en cuenta que el tiempo asignado para estas prestacio- nes no se cumplía estrictamente y los indios hemos comprobado que presentaron quejas a los visitadores precisamente por esta cuestión.2% El trabajo del indio de las reducciones se transformó en uno de los as- pectos más importantes de la evolución económica de estas comarcas. Todas las necesidades materiales de los encomenderos eran suplidas por la fuerza del trabajo indígena: labores em,sus chacras, construccio- nes, servicios personales en viajes, servicio doméstico. dejándola prácticamente desamparada y expuesta a cualquier ataque de los indígenas de “la otra banda". Labougle, Raúl de. La reducción franciscana de Itatí, ob. cit. p. 306. 207) Las reducciones jesuitas además de no haber incluido en su sistema encomiendas, estaban ubicadas a largas distancias de las ciudades, hecho que imposibilitaba solicitar a los indios de esos pueblos. Las reducciones franciscanas geográficamente siempre se situaban cerca de los centros urbanos coloniales, y sus indios quizás por este motivo no escapaban a los mandamien- tos. 208) En la visita que realizó el oidor Lujan de Vargas a las encomiendas del Tucumán la situación es similar con respecto a las prácticas de servicio personal. Roxana Boixadós y Carlos Zanolli. La visita del oidor Antonio Martinez... ob. cit. p. 30. 209) Visita a la encomienda de Francisco de Acuña, Ana de Meza. ABNB. EC. 1653.7. 138 María Laura Salinas El siglo XVII representó además el momento de mayor poder de los encomenderos en Corrientes y eran los que disfrutaban en mayor me- dida del trabajo y servicio de los indios, compartiendo en ocasiones ¿ sus encomendados con los funcionarios que solicitaban mandamientos y se beneficiaban eventualmente con el trabajo de los habitantes de las reducciones.?1% y Una de las hipótesis principales que intentamos comprobar en esta in- vestigación, tiene que ver específicamente con las particularidades que ofrecieron estas encomiendas en cuanto a su forma de aplicación, en relación con el contexto geográfico, económico y político-social en que se puso en práctica el sistema. Las encomiendas correntinas, conside- ramos que deben ser analizadas en este marco, por eso a continuación se presentará una caracterización de los aspectos más importantes a los que se hace referencia, teniendo en cuenta algunas variables como el trabajo indígena y su inserción en el sistema económico, el tributo y las relaciones feudatarios —encomendado en el universo de los pueblos de indios de Corrientes. Como se mencionó anteriormente el tipo de trabajo que realizaban los encomendados de estos pueblos de indios, se enmarcaba en prácticas agrícola-ganaderas en el tiempo de servicio a sus encomenderos, éstos últimos en generál, sin grandes recursos económicos, eran poseedores de chacras, donde cultivaban y tenían animales. Los indios de los pue- 210) Esta situación se modificó totalmente a partir del siglo XVIII, cuando la elite encomendera comenzó a perder poco a poco el beneficio y los espacios fueron ocupados paulatinamente por el "estado", ya que gran parte de las encomiendas pasaron a formar parte de la administración de la Real Hacienda. Esta transición, que se evidencia en el sistema de encomiendas en Corrientes a principios del siglo XVIII, sobre todo en lo que se refiere a sus titulares, está relacionada indu- dablemente con cierta decadencia del sistema y a la vez la pérdida de poder por parte de los be- neméritos de la conquista. En los padrones de principios del siglo XVIII (1717-1721) se observan claramente muy pocas encomiendas y numerosos depósitos. A mediados de siglo todos aquellos depósitos aparecen como vacantes y no se volvieron a realizar concesiones. Todas estas enco- miendas vacantes ya desde ésta época fueron utilizadas indudablemente por los funcionarios de la ciudad de Corrientes. Recién en un registro de 1785 aparecen a cargo de la Real Hacienda abandonando por primera vez en los papeles esa situación de vacantes. Esta evolución en cuan- to a las características del régimen, está por supuesto, enmarcada en una transformación de la institución dirigida desde la corona. El siglo XVIII está signado desde sus inicios por una serie de cambios en cuanto a las encomiendas y su aplicación en el territorio americano, hechos que se relacionan directamente con el cambio dinástico y la nueva política implantada por los Borbones con respecto sus posesiones americanas. 139 Dominación colonial y trabajo indígena blos en el período de mita trabajaban en las tierras de los encomende- ros, ubicadas en general en la ciudad de Corrientes o en sus cercanías. Estas encomiendas, por un lado, proveían de mano de obra y se conver- tían en la base de la economía de la región, también se convirtieron eñ ” uno de los elementos de poder de los vecinos encomenderos, los que a su vez conformaban la elite capitular. Pedro Gómez de Aguiar, Nicolás de Villanueva, Mateo González de Santa Cruz, se constituyen en algu- nos ejemplos de beneficiarios de las encomiendas más numerosas, al mismo tiempo accioneros de vaquerías, comerciantes y con cargos en el cabildo. O sea que estamos frente a una elite capitular con los bene- ficios que implicaba tomar decisiones en el cabildo que favorecían, en algunos casos, los negocios de los mismos cabildantes. La situación de Itatí sobre uno de-los pasos del río Paraná, determinó que los mercaderes y tratantes, para ir a Asunción o al Guayrá, cruzasen allí el Paraná, prestándole ayuda los indios de la reducción, mediante el pago de cierta suma. El cabildo de Corrientes resolvió en el año 1639 la visita de todas las tropas de mercaderes y otras cualesquiera personas que salieran de la ciudad con caballos, mulas, vacas o bueyes, ya fuese para Santa Fe o para Paraguay, por los graves daños que causaban en el distrito la venta de animales ajenos. Se comisionó para el cumplimiento de la medida, a los alcaldes de la Santa Hermandad, decidiéndose que las tropas que pasaban al Paraguay serían controladas en Itatí, y las que iban a Santa Fe, en la reducción de Santiago Sánchez.?" Con respecto al trabajo femenino, se debe tener en cuenta que las mu- jeres no tributaban de acuerdo con la legislación; no obstante eran con- sideradas como integrantes de las diversas encomiendas?!” y eventual- mente realizaban trabajos que las involucraban en el sistema. Tal es 211) ANH. Actas. Corrientes. Tomo |. pp. 434. 212) Es notorio en la visita de Garabito de León el registro detallado acerca de las mujeres casa- das y las encomiendas a las que pertenecen. En general en cada familia que se registra el varón pertenece a una encomienda y la mujer a otra. Se han encontrado casos de mujeres viudas que se vuelven a casar, dejan su encomienda y pasan a pertenecer a la encomienda de su nuevo marido, tal como lo establece la legislación. En ocasiones dejaban a los hijos de su anterior unión para que fuesen criados por los parientes de su marido fallecido. ABNB. EC. 1653.7. Visita a Itatí. 140 María Laura Salinas el caso de los hilados que tejían para los encomenderos y eventuales corregidores que en ocasiones, de acuerdo con las quejas presentadas en la visita no eran remunerados.” En el servicio doméstico también estaban incluidas y se han encontrado casos en los que las mujeres con sus hijas se encontraban sirviendo al encomendero razón por la cual se pide la restitución a sus pueblos. En ocasiones se hace referencia a que se encontraban sirviendo desde hacía años. En Santiago Sánchez en la encomienda de Gabriel López de Arriola, una mujer manifiesta: “Juana, india vieja, madre de Francisco...pidió que hacía algunos años su hijo estaba ausente fuera de su pueblo, que volviese a él”.21% Este es uno de los casos, de tantos encontrados, referidos a indios que por diversas circunstancias habían salido del pueblo, sacados por sus encomenderos o en otras circunstancias sin posibilidades de regresar. La presencia del visitador alentó a los familiares de los ausentes a soli- citar su retorno. II. Las transgresiones al sistema Una de las principales motivaciones de las visitas en el siglo XVIL en particular la del oidor Garabito de León en 1653, era erradicar el servi- cio personal, o sea el trabajo compulsivo y gratuito al que era sometido la población encomendada. El oidor debía verificar el cumplimiento de las Ordenanzas de Alfaro, corpus documental que prohibía este tipo de servicios por parte de los indígenas y comprobar el estado de la pobla- ción encomendada en relación con el trabajo, la doctrina y confirmar la existencia de irregularidades y transgresiones al sistema de encomiendas. Precisamente a través de la visita de 1653 podemos acercarnos a una serie de abusos que en ocasiones son manifestados por los encomen- dados y nos permiten aproximarnos al funcionamiento del régimen en estos territorios. 213) Se observaron casos específicos en Santa Lucía, en la cual un corregidor blanco hizo hilar a las mujeres, sin haberles pagado. ABNB. EC. 1653.11. 214) Visita a Gabriel López de Arriola en el pueblo de Santiago Sánchez. ABNB. EC. 1653.16. 141 Dominación colonial y trabajo indígena vecinos, cuya particularidad era la de ser benemérito de la conquista o descendiente de los mismos. Muy lejos de compararse con aquellos grupos de encomenderos de otras ciudades del continente donde ade- más de poder se apreciaba riqueza, los encomenderos correntinos go- zaban del beneficio de la encomienda aunque con signos evidentes de pobreza e insolvencia, características que sin lugar a dudas influyeron en la aplicación del sistema y en formas particulares de relación entre encomenderos y encomendados.?* En el caso concreto que presentamos como ejemplo, un encomendero sin tierras en situación de pobreza extrema, alquilaba a sus indios ya que no tenía actividades en qué emplearlos. De esta manera asistimos a situaciones particulares que provienen de los caracteres de esta so- ciedad de encomenderos. No estamos afirmando que estas prácticas de alquiler se hayan dado sólo en sociedades como la de Corrientes, pero indudablemente este contexto influía en algunas modalidades adoptadas. Esta es la situación en que viven la mayoría de los encomenderos y vecinos de Corrientes, en situación de pobreza, sin el poderío econó- mico de otras sociedades. De los quince éncomenderos visitados en Itatí, por ejemplo en 1653, nueve resultaron con acusaciones por parte de sus indios y uno debió responder al visitador por no haber declarado en la visita un grupo de indios forasteros a su cargo. Todos respondieron con notas de descar- go. Nueve de ellos recibieron multas por parte del funcionario y sólo uno fue absuelto de los cargos: el capitán Pedro Gómez de Aguiar. Los castigos a los vecinos acusados de cometer irregularidades fueron conocerse a la elite como son aquellos que hacen referencia a la raza, el honor, la riqueza, y la preocupación por transmitir su lugar en la sociedad a sus descendientes. Otros elementos que identifican a la elite como tal son el concepto a papel de la familia, la cuestión económica y la mentalidad. Michel Bertrand, "En busca de una identidad social: Redes familiares y elite colonial en tiempos de crisis”. En: Anuarios de Estudios Bolivarianos. Universidad Simón Bolívar. Año Vil. Número 7 y 8. 1998-1999. pp. 97-117 223) En algunos testimonios de los encomenderos se describe la situación de pobreza en la que viven. ABNB. EC. 1653.7. 144 María Laura Salinas por lo general en esta visita multas que variaban de acuerdo con la gravedad de la falta (25 pesos, 40 pesos). En algunos casos la falta cometida se resumía a un aspecto, por ejem- plo: exceso en el uso y servicio de la mita, en otros casos en una enco- mienda se encontró más de una falta, por ejemplo: exceso en el servicio de la mita, alquiler a otras personas y mal tratamiento. Cinco encomenderos fueron multados por excederse en el tiempo esta- blecido para el cumplimiento de la mita. De esos cinco encomenderos, dos de ellos fueron multados por otras faltas. Tres encomenderos fueron multados por hacer trabajar a los indígenas en días domingos, sin poder asistir a misa; uno de ellos Francisco Ramírez, había sido multado tam- bién por el tiempo de la mita. Además se multó a otra encomienda por el alquiler de los indios a otras personas. Un encomendero fue multado por no haber declarado ante el visitador un grupo de indios del Paraguay. A continuación se detallan en el cuadro los encomenderos en falta, los motivos y la multa aplicada. 224) En la documentación se aclara que los encomenderos deben pagar sus multas en metálico, situación que nos pareció bastante extraña dada la escasez de metálico en la región y la utiliza ción, casi sin excepción de monedas de la tierra. ABNB. EC. 1653.7. 145 Dominación colonial y trabajo indígena CUADRO 1 IRREGULARIDADES EN ITATÍ SEGÚN LA VISITA DEL OIDOR GA- RABITO DE LEÓN. 1653 Encomendero Multa Motivos Francisco García de Acuña| 40 Pesos -Exceso en el uso y servicio de la mita Pedro Gómez de Aguiar | Absuelto -Por hacerlos trabajar en días domingos. -Exceso en el servicio de la mita, Ana de Meza 30 Pesos -Alquiler a otras personas; -Mal tratamiento Sebastián de Acuña 30 Pesos -Exceso en el servicio de la mita Nicolás de Villanueva 30 Pesos -Maltrato en el período de mita Mateo. G. de Santa Cruz | 30 Pesos -Excesos en el uso de la mita y mal (Blas Cobos de Arce) trato a sus encomendados Andrés de Figueroa 25 Pesos -Por hacerlos trabajar en domingos y no asistir a misa. Juan Gómez de Meza 20 Pesos -Por no haber declarado la tenencia de indios forasteros. E Florián de Ortiz 30 Pesos -Por hacerlos trabajar en domingos y no asistir a misa. Francisco Ramírez 40 Pesos -Excesos en el uso de la mita -por hacerlos trabajar en domingos. FUENTE: Visita del Oidor Andrés Garabito de Leóp. ABNB. EC. 1653.7 El cuadro refleja las irregularidades cometidas en aspectos específicos de la aplicación del régimen. Es notoria la presencia de actos violentos hacia los encomendados, la sociedad colonial es una sociedad en la cual impera la violencia, además estamos frente a la aplicación de un sistema impuesto, y por supuesto no bien recepcionado por los indígenas. Por tal razón los visitadores orientaban el interrogatorio hacia estos temas interesándose por el tratamiento que recibían de sus encomenderos. A continuación se presenta como ejemplo el caso de la única encomien- da en el pueblo de Itatí cuyo titular fue absuelto de los cargos, el capi- 146 María Laura Salinas tán Pedro Gómez de Aguiar, quien fue merecedor de algunos reclamos referidos al tratamiento y cumplimiento de la mita. El visitador le dio traslado de los cargos a este feudatario. El encomendero por lo general al recibir estas acusaciones o quejas elaboraba su descargo, dando su visión de cada uno de los hechos de los que había sido acusado. A continuación se transcriben algunas de las explicaciones ofrecidas por el beneficiario de esta encomienda. “El capitán Pedro Gómez de Aguiar, vecino encomendero y alcalde ordi- nario de la ciudad... ante vuestra señoría digo que de la visita que vuestra señoría hace en esta reducción donde tengo mi encomienda, han resultado contra mí los cargos....lo primero en los que dicen generalmente sin nom- brar sus nombres quienes son los que me calumnian se reconocesu mali- cia e ingratitud....la culpa que no la tengo en ninguno de los cargos...”.25 En el caso de esta encomienda que se está analizando el cura doctrinero Fray Gabriel Bazán dio su opinión al respecto. “Certifico....del alférez Pedro Gómez de Aguiar...vecino encomendero de la reducción es uno de los que mejor con más cuidado y amor trata y ha tra- tado a los indios de su encomienda, curándolos en sus enfermedades...”.26 Para responder a los cargos de los que había sido acusado, este vecino también presentó como testigos a algunos indios. “En el dicho día, mes y año el capitán Pedro Gómez de Aguiar, prestó por testigos...a Luis procurador deste pueblo y a Juan fiscal... dijeron... que es público y notorio entre los indios deste pueblo que los indios de la encomienda del dicho capitán Pedro Gómez son los más bien tratados de su encomendero...y a los indios que vienen de mita del dicho su enco- mendero les han oído decir que los trataba bien...”.27 Una vez recibido el descargo del titular de la encomienda, el visitador examinaba la documentación y daba su veredicto final sobre el hecho en discusión. En este caso específico que se ha tomado como ejemplo el visitador liberó de los cargos a este encomendero. 225) Descargo del Capitán Pedro Gómez de Aguiar. ABNB. EC 1653.7. 226) Certificación del Fray Gabriel Bazán. ABNB. EC 1653.7. 227) Testimonios de indios de la reducción. ABNB. EC 1653.7. 147 Dominación colonial y trabajo indígena entre sus parientes que le hacían caridad...su encomendero luego"le riñó porque dijo que le había traído hurtado un caballo”.22 El control y los informes esperados por la corona en este tipo de visitas indudablemente dependían de la eficiencia y el trabajo serio por parte de los oficiales encargados de esta tarea. No debe haber sido fácil reali- zar esta labor, si se considera que el visitador se debía trasladar de pue- blo en pueblo, con su grupo de escribano, intérpretes y colaboradores. Las condiciones climáticas habrán extendido más de una vez el tiempo estipulado para las visitas así como las condiciones de salud de los vi- sitadores. En el caso de Garabito de León, el oidor se enfermó más de una vez en el trayecto teniendo que guardar reposo.** Exponer una opinión acerca del rol del visitador, en este caso específico, no resulta tarea fácil. De la lectura de las fuentes se desprenden datos importantes sobre castigos aplicados a los encomenderos que faltaban a las reglas, reflejados en multas y gravámenes para la corona, que de alguna manera transmiten los deseos del oidor de ordenar la aplicación del régimen, de todos modos no podemos dejar de pensar en el hecho de que cuando el funcionario se marchaba probablemente todo volvía a la normalidad y las irregularidades, transgresiones, etc., retomaban el rumbo que habían tenido hasta la llegada del oidor. Otra de las características a tener en cuenta se refiere a que ninguna de las quejas y reclamos fueron desatendidos por el visitador. En todos los casos se tomó nota de los mismos y.se pidieron respuestas a los acusados. El expediente refleja claramente un seguimiento a cada caso y la conclusión en cada uno. Por otra parte todos'los encomenderos que recibieron algún tipo de acusación respondieron, realizando sus descar- gos, lo que habrá provocado también una gran movilización por parte de los feudatarios en busca de alguien que supiera escribir y elaborar las respuestas apropiadas para convencer al visitador de su buen comporta- miento con los encomendados. 232) Visita al Cap. Nicolás de Villanueva. ABNB. EC.1653,7. 233) ANH. Actas Ctes. Tomo Il. pp. 342-343. Visita a Santa Lucía. ABNB. EC.1653.7. 150 María Laura Salinas Garabito de León encontró en su inspección a forasteros que estaban trabajando en el momento de la visita para Juan Gómez de Meza?* sin que éste los hubiese declarado cuando se realizó la inspección en su en- comienda. Esta situación provocó el inmediato traslado de estos cargos, por lo que el encomendero debió elaborar un documento explicando los motivos de la mencionada omisión. No obstante se le aplicó una multa de 20 pesos y la entrega de los indios provenientes del Paraguay para que fueran devueltos. Además de las descripciones, datos demográficos y características de las encomiendas de los pueblos, que encierra el documento de la visita, se encuentra un pleito entre dos encomenderos de Itatí: Mateo González de Santa Cruz y Blas Cobos de Arce. Se trata de la disputa por los indios pertenecientes a una encomienda conformada por dos parcialidades. En la visita la encomienda aparece a cargo de González de Santa Cruz, pero inmediatamente se encuentran adosados todos los detalles del liti- gio. Los indios pertenecientes a esta encomienda reconocen a Blas Co- bos de Arce”* como encomendero, incluso las quejas que presentaron eran sobre este último. El pleito iniciado algunos años antes de la visita, incluye una serie de viajes a Buenos Aires por parte de los interesados, para que se tomaran decisiones y un conjunto importante de documentos que forman parte de esta visita y que recrean el conflicto con minuciosos detalles.?% 234) Este vecino era natural del Paraguay recibió su encomienda por dos vidas del gobernador Jacinto de Láriz el 15 de Abril de 1648. Tuvo el cargo de mayordomo de la ciudad en al año 1650. Era poseedor de una encomienda en Itatí formada por dos parcialidades. 235) Blas Cobos de Arce era oriundo de la despoblada Concepción del Bermejo. No aparece registrado en/la nómina de encomenderos de Itatí realizada por Garabito de León, porque en ese momento se estaba llevando a cabo el pleito con Mateo González de Santa Cruz. Aunque es importante destacar que los indios de esta encomienda lo reconocen como encomendero y reclaman mejor tratamiento, por lo que deberá elaborar su descargo por las quejas presentadas Estaba casado con Francisca de Rojas, descendiente de beneméritos, según descripción que realiza el mismo Blas Cobos en uno de los documentos, presentados para el pleito. Era poseedor en la misma época de una encomienda en el pueblo de Santiago Sánchez. 236) De acuerdo al testimonio de Blas Cobos de Arce, esta encomienda en disputa perteneció al vecino Juan de Lencinas, que había muerto en el año 1647, y por esa causa se llamó a con- curso de vacantes a beneméritos y descendientes, del que se salió electo para poseería, Su administración duró cinco años, cuando según su testimonio Mateo González de Santa Cruz, por su amistad con el Teniente de Gobernador de Corrientes Pedro Arias Gaitán se apropió de 151 Dominación colonial y trabajo indígena El problema parece haber cobrado interés cuando ambos vecinos se enteraron en el mes de febrero de 1653 de la llegada del visitador. Se debe tener en cuenta que la última visita había sido realizada por el gobernador Pedro Dávila Enríquez en 1635, por lo que la presencia del oficial anunciado seguramente despertó preocupaciones y el deseo de tener papeles y títulos en orden. En los primeros meses del año 1653 Blas Cobos realizó un viaje a Bue- nos Aires, donde consiguió la confirmación de la encomienda por el go- bernador del Río de la Plata Pedro Baigorri Ruiz. Después de la presen- tación de numerosos documentos por ambas partes Garabito de León, reconoció el título entregado a Mateo González de Santa Cruz por el gobernador Jerónimo Luis de Cabrera, encargando a la justicia la averi- guación definitiva del proceso para dar la posesión de la encomienda.?” Con respecto a los otros pueblos, mencionamos en capítulos anteriores que Santiago Sánchez y Santa Lucía fueron dos pueblos pequeños, no llegaron a desplegar el desarrollo económico, ni poblacional que había logrado la vecina Itatí. A mediados del siglo XVII ambas reducciones estaban viviendo circunstancias especiales, por la:“peste”. que había azotado en el año 1652 a toda la zona. De este hecho se expresan testi- monios elocuentes en las actas capitulares.2$ Con respecto al tratamiento de los indios, al igual que en Itatí, los en- comendados de estos pueblos reclamaban sobre servicios obligatorios a otros vecinos,?” y prolongación en el período de la mita. Y la misma. Por su parte González de Santa Cruz alegaba poseer la encomienda otorgada por el gobernador con todos lo requisitos, de acuerdo a las cédulas reales despachadas por la corona. Además explicaba-que la demanda por esta encomienda ya había comenzado en vida de Juan de Lencinas con quien había iniciado el pleito en Buenos Aires, finalmente se le concedió a este último la tenencia de los indios. A la muerte de Juan Lencinas inició nuevamente la solicitud por creerse con derechos y según su testimonio se le adjudicó la encomienda, pero al ausentarse por un tiempo en el Paraguay, de regreso encontró sus indios en poder de Blas Cobos de Arce. 237) El pleito que'se refleja en la documentación merece un estudio individual, las diferentes instancias seguidas por ambos encomenderos presentan información muy interesante. 238) ANH. Actas capitulares. Tomo ll. pp. 309. En las Actas Capitulares se menciona la palabra peste, de acuerdo al significado de la palabra, una peste es una enfermedad contagiosa y grave que causa gran mortandad en los hombres o en los animales. En este caso no consideramos que haya sino una peste en el sentido estricto de la palabra, aunque el azote de la viruela provocaba en esta época serias consecuencias en la población indígena. 239) Visita a la encomienda de Gabriel López de Arriola. ABNB. EC.1653.16. 152 María Laura Salinas La figura del cacique era fundamental en el funcionamiento del siste- ma, en todos los pueblos sin excepción, era común que los caciques se encargaran de repartir los turnos para cumplir la mita y a la vez los que reemplazaban a los encomenderos ausentes en las visitas, asumiendo el rol de informantes de oidores y funcionarios, y responsables de los indios cuyos encomenderos no estaban presentes. Los caciques estaban exentos del tributo. Los funcionarios recordaron en más de una ocasión en el recorrido por estos pueblos, que sólo los caciques y sus primogénitos de matrimonio legítimo estaban eximidos del servicio, de acuerdo con lo que establecían las ordenanzas, el resto debería cumplirlo más allá de pertenecer a la familia del cacique. Estas aclaraciones surgieron a partir de las quejas de algunos encomenderos que expresaban que algunos indios que se decían caciques no cumplían la mita. No era común la presencia de corregidores en estos pueblos, figura que en las encomiendas del Paraguay era habitual y cumplía la misma función que los caciques en estas encomiendas.?*! Sin embargo en el pueblo de Santa Lucía los indios presentaron numerosas quejas acerca de un corregidor blanco (único caso encontrado) quien se había aprovechado en numerosas oportunidades de los-tributarios y de sus mujeres repartiendo algodón para el hilado sin pagárselo y llevándose caballos que pertenecían a la reducción. En lo que se refiere al tratamiento ofrecido a los indígenas es relativo y está relacionado con el accionar de cada encomendero. En las visitas se reclama en ocasiones acerca de azotes y castigos, falta de alimentos y cuidados.?*% En el caso de estas reducciones pobladas en general por indios guay- curúes, que eran permanentemente atacadas por los grupos no reduci- dos, el visitador insistió en la necesidad de que “acabaran de poblar y se 240) ABNB. 1651.10. 241) En la visita que realiza Garabito de León a las encomiendas del Paraguay se puede corro- borar la presencia de corregidores. ABNB. EC.1651.10. 242) Este corregidor había sido nombrado por el gobemador Jacinto de Láriz. ABNB. EC.1653.29. 243) Visita a Francisco de Acuña. ABNB. EC.1563.7. Visita a Ana de Meza .Visita a Mateo Gon- zález de Santa Cruz. Visita de Franciscó Ramirez. 153 Dominación colonial y trabajo indígena Los visitadores se refirieron en sus inspecciones también al tema de los mandamientos, para lo que eran solicitados en numerosas ocasiones los encomendados. La solicitud de indios por parte de los funcionarios era una práctica habitual y aceptada incluso por los visitadores. Los funcionarios que recorrían estos pueblos, sobre todo cuando realizaban visitas, recomen- daban a los indios que cumplieran con los mandamientos de la justicia puntualmente, aunque sólo cuando vinieren por escrito de gobernadores de la provincia y sus tenientes y en tiempos que no fueren de siembra o de recoger sus cosechas.?% Corrientes debía contribuir con un tercio de doscientos hombres en las campañas que se ofrecieran contra enemigos extranjeros y tuvo que soportar por muchos años, aún muy entrado el siglo XVIII, la carga de defender la frontera norte de Santa Fe contra los “infieles” del Chaco.?5! En 1704 concurrieron nuevamente los correnti- nos a la guerra con Portugal, combatiendo en la Colonia de Sacramento. Santa Lucía con su población principalmente guaycurú, a principios del siglo XVII se dedicaba especialmente a trabajos de herrería y car- pintería. Aparte de los escasos bienes que poseían individualmente los indios, era común y administrada por el cura doctrinero una estancia poblada por 3.400 vacunos, 400 yeguas, 24 burros, 20 caballos y 20 bueyes. Geográficamente estaba muy expuesta a las correrías de los indios no reducidos del Chaco, por su alejamiento de la ciudad, razón por la cual el pueblo tenía permanentemente una guarnición de 20 sol- dados.2” Santa Lucia, fue atacada, destruida y reconstruida numero- sas veces. Tanto el cura doctrinero de Itatí como el de Santa Lucia, no tenían otros recursos que la parte que les correspondía de los bienes comunes de sus pueblos. La vida cotidiana también aparece en estos documentos, la referencia a los domingos y fiestas de guardar, el descanso como necesario y me- recido. De allí las numerosas quejas a los visitadores cuando los enco- menderos no lo respetaban. 250) Visita a Santiago Sánchez. ABNB. E.C. 1653.16. 251) Raúl De Labougle. Los Comuneros. ob. cit. p. 83. 252) Ibídem. pp. 116-117. 156 María Laura Salinas Por datos obtenidos en cuanto a la conformación de las familias, tema que se analizará en capítulos posteriores, se puede decir que en general, cada una de ellas estaba constituida por pocos miembros. Si bien no hay datos sobre corresidencia, suponemos que los hijos casados viven con sus padres, por lo que de alguna manera se paliaba esta cortedad. Las mujeres cumplían un rol muy importante dentro de la sociedad, más allá de su proporción numérica, que es significativa en todos los registros, asumían el control de la familia ante la ausencia de los maridos, ausen- tes en cumplimiento de la mita o bien “fugitivos”. La mujer quedaba a cargo entonces de reconstruir la familia indígena desestructurada. La religiosidad juega un papel fundamental en la vida del pueblo, en el caso de Itatí, la devoción a la Virgen y las fiestas en su honor están presentes en las fuentes. La vida estaba marcada indudablemente por el ritmo del trabajo y el ocio de los días festivos, al igual que en la Europa de aquel tiempo para cualquier tipo de campesinado. Las visitas son fuentes significativas para el estudio de diversos as- pectos de la historia colonial, sobre todo de los primeros siglos de la conquista, y con más razón en territorios marginales y alejados de los grandes centros, como es el caso de Corrientes en el siglo XVII. El ha- llazgo y posterior estudio de estas fuentes contribuye de gran manera a reconstruir en parte el funcionamiento y las implicancias de la aplica- ción de una institución como la encomienda en una época temprana y de las que pocas fuentes se han conservado. 157