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Las Dimensiones Filosóficas del Ser: Un Análisis del Modelo del Rombo de Renée Bédard, Guías, Proyectos, Investigaciones de Filosofía

Este documento explora el modelo del rombo de renée bédard, que analiza las dimensiones filosóficas del ser humano. El modelo integra cuatro dimensiones: praxeología, epistemología, axiología y ontología, mostrando cómo estas interactúan para influir en nuestras acciones, conocimientos, valores y principios. El documento destaca la importancia de comprender estas dimensiones para una mejor comprensión de la persona y su comportamiento.

Tipo: Guías, Proyectos, Investigaciones

2024/2025

Subido el 06/02/2025

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LAS DIMENSIONES FILOSÓFICAS DEL “SER” SEGÚN EL
MODELO DEL “ROMBO” – RENÉE BÉDARD
El marco conceptual que se presenta corresponde a una adaptación de los resultados de
la investigación de Renée Bédard (1995).
En su trabajo, Bédard señala que las tensiones, las diferencias de puntos de vista entre
las personas, inclusive sus fracasos, a primera vista se deben a sus prácticas; pero
éstas últimas contienen dos dimensiones ocultas:
1. La idea que las personas se hacen de aquello que consideran verdadero
2. La jerarquía personal de sus valores.
Buscando profundizar sobre estas dos dimensiones, hizo el análisis desde el punto de
vista de:
¾ las prácticas y las conductas (praxeología),
¾ los conocimientos y los criterios de validez (epistemología),
¾ los valores, los preceptos y las creencias subyacentes en la mente de las personas
(axiología) y
¾ los principios que las orientan en sus relaciones (ontología).
El análisis de las cuatro dimensiones: la praxeología, la epistemología, la axiología y la
ontología dan origen a lo que denomina el “rombo” y las integra en el siguiente
esquema:
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LAS DIMENSIONES FILOSÓFICAS DEL “SER” SEGÚN EL

MODELO DEL “ROMBO” – RENÉE BÉDARD

El marco conceptual que se presenta corresponde a una adaptación de los resultados de la investigación de Renée Bédard (1995).

En su trabajo, Bédard señala que las tensiones, las diferencias de puntos de vista entre las personas, inclusive sus fracasos, a primera vista se deben a sus prácticas ; pero éstas últimas contienen dos dimensiones ocultas:

  1. La idea que las personas se hacen de aquello que consideran verdadero
  2. La jerarquía personal de sus valores.

Buscando profundizar sobre estas dos dimensiones, hizo el análisis desde el punto de vista de:

¾ las prácticas y las conductas (praxeología), ¾ los conocimientos y los criterios de validez (epistemología), ¾ los valores, los preceptos y las creencias subyacentes en la mente de las personas (axiología) y ¾ los principios que las orientan en sus relaciones (ontología).

El análisis de las cuatro dimensiones: la praxeología, la epistemología, la axiología y la ontología dan origen a lo que denomina el “rombo” y las integra en el siguiente esquema:

Praxeología Crear, actuar, conducir, producir, fabricar. La obra, las habilidades, los materiales, las herramientas y los resultados. Lo bueno, lo bello, lo útil Axiología Creer y legitimar. Los valores, el juicio de valor, la legitimidad. La conducta y el comportamiento El bien

Epistemología Validar. Proceso crítico, procedimientos de validación, metodología. Los conocimientos, las normas y el juicio de validez. Lo verdadero (^) Ontología El ser. Significación y orientación Los principios y los fundamentos. La razón de ser

Aclaremos cada una de estas dimensiones:

Las prácticas (praxeología)

La experiencia de la realidad comienza con aquello que es perceptible a los sentidos. En cualquier actividad humana, lo que puede ser observado y captado por los sentidos es, en primer lugar, la manera como una persona realiza concretamente el ejercicio de su actividad. Esto nos remite a la praxeología, es decir, relaciona la conducta y la acción, la creación, la producción y la fabricación de una obra, un bien o un servicio, así como al conjunto de los elementos que intervienen en la actividad (el sujeto creador y sus habilidades, el objeto a crear y las herramientas).

Sí analizamos nuevamente esta teoría a la luz de la Dirigencia de Coomeva, deberíamos dar respuesta a las siguientes preguntas:

¾ ¿cómo estamos dirigiendo la Cooperativa? ¾ ¿lo estamos haciendo bien? ¾ ¿responde a las necesidades reales que tiene la Cooperativa y a sus asociados? y ¾ ¿existe otro forma o método que nos permita obtener mejores resultados?

Los valores fundamentales (axiología)

Ninguna actividad está exenta de la aplicación de una jerarquía de valores, conscientes o no. Mientras que la validación de las actividades está sustentada por la epistemología, su legitimidad moral viene de la axiología.

En el enfoque de Bédard, la axiología define el campo general de los valores o de los preceptos e involucra la ética, la moral y las creencias. La axiología es definida como aquella parte de la filosofía “practica” que tiene por objeto los principios de la “lógica del corazón y de la emoción”.

En esta dimensión es necesario conocer cuáles son los valores que debe tener un Dirigente para desempeñar bien su papel.

Los principios o las razones de ser (ontología)

La ontología trata sobre los principios; las razones de ser de las personas o de las organizaciones y sus relaciones con la realidad.

Según Bédard, los principios son a la ontología como los valores lo son a la axiología; la ontología se constituye en la piedra angular sobre la cual se sustentan la axiología, la epistemología y la praxeología de las personas o de las organizaciones.

Se puede destacar lo siguiente de lo anteriormente presentado:

  1. Las cuatro dimensiones no están separadas, sino que son aspectos particulares íntimamente interrelacionados del ser, de la personalidad; la práctica esta articulada con los valores y conocimientos, siendo los principios los que los fundamentan y condicionan.
  2. Los conocimientos y los juicios de validez, conjuntamente con la jerarquía de valores ejercen, cada una a su manera, una función de vigilancia o control de las actuaciones.
  3. La interacción de las cuatro dimensiones produce una práctica armoniosa, no tiene divergencia o desacuerdo entre ellas que le desencadene dificultades en la actuación o sentir.

A continuación se presenta una ampliación de los puntos presentados anteriormente.

Documento complementario

EL ROMBO Y LAS CUATRO DIMENSIONES FILOSÓFICAS

Este documento corresponde a un resumen del artículo de la doctora Renée Bédard, Ph. D. Grupo Humanismo y Gestión. HEC Montreal: “Los Fundamentos del Pensamiento y las Prácticas Administrativas. El Rombo y las Cuatro Dimensiones Filosóficas”

El rombo que se explica es un instrumento que es construido para analizar fenómenos concretos: ha sido concebido bajo una forma que permite comprender los hechos observados a partir de un esquema integrador y relacionar las dimensiones a menudo abordadas de manera separada.

Ya sea que se trate de la actividad de dirección y administrativa o de cualquier otro tipo de actividad humana, el campo de la práctica designa el lugar de la acción en general y de la acción concreta en particular. Este campo, que constituye el medio en el cual se despliega la actividad humana, lleva aquí el nombre de praxeología y comprende todo lo que rodea las prácticas humanas individuales y colectivas. Estas prácticas toman aquí dos tipos de fundamento: de una parte, los criterios de validez que orientan los procesos y los métodos y que surgen de la epistemología y, de otra, los valores sociales individuales y culturales que circunscriben la elección y que apoyan las preferencias individuales y colectivas. Esos valores surgen de la axiología. Más profundamente,

Como objeto de reflexión y de investigación, la praxeología suministra una información de tipo fenomenológico, es decir que el conocimiento que ella procura está ligado a la sensibilidad (los cinco sentidos y los sentimientos). Lo que explica que ese tipo de información se expresa en términos de belleza, de bondad, de placer, de dolor, de facilidad, etc.

Tan precisa y exhaustiva como pueda ser la observación de las situaciones y de los fenómenos concretos, esta información es sin embargo incompleta. Para utilizar una imagen evocadora, la praxeología representa una parte visible y sensible del icerberg , que es inmediatamente accesible a la vista y a los diversos sentidos.

PRAXEOLOGÍA Creación Actuar, conducir fabricar materiales,Crear, producir, herramientas, obras, resultados, habilidades

Praxeología Actuación Lo bello ylo bueno

Axiología Legitimación yjustificación El bien

Epistemología Validación. La verdad Ontología Significación yorientación La razón de ser

Existen dos tipos de certeza que podemos aproximar a aquellas dos operaciones diferentes pero complementarias. La una es de naturaleza intelectual, la otra, de orden moral. En el lenguaje moderno, estas dos especies de certeza corresponden, la primera a la validación que trata sobre la exactitud, la confirmación o la verificación y que es del dominio de la epistemología ; la segunda a la legitimación que se interesa en la justificación según el buen derecho, la razón, el buen sentido, la cultura, la mentalidad…, y que es del dominio de la axiología. Veámoslas.

LA EPISTEMOLOGÍA

Por tradición y vocación, la epistemología es el campo donde se debate de manera particular y precisa el problema filosófico de la verdad; el lugar donde ese problema es proyectado, circunscrito, determinado, efectuado. Es el soporte donde toda teoría de conocimiento, cualquiera que sea, es obligada a tomar sus valores.

En los medios especializados, la epistemología se entiende como un dominio o un campo de estudios compartido entre dos objetos distintos: el estudio del conocimiento en general, es decir el análisis de la facultad en la acción de conocer, en los fundamentos, su naturaleza, su lógica, sus procesos, su valor y sus límites. Ese aspecto particular llega a tener el nombre de gnoseología.

El segundo objeto de la epistemología es el estudio de las ciencias como modalidad y como tipo particular de conocimiento. En este caso, la epistemología se interesa tanto en la teoría de las ciencias en general, es decir, que tiene por objeto tanto el estudio crítico de los principios, las leyes, lo postulados e hipótesis científicas, como el estudio de las ciencias consideradas como las realidades que se observan, describen y analizan. Ella toca entonces con la formación y la transformación de las teorías científicas, con las metodologías y las técnicas de investigación y con los procesos de creación del objeto científico.

En el rombo, la epistemología es visualizada no como un territorio particular, es decir una disciplina o un campo especializado aunque así lo hayamos identificado arriba, sino como

LA AXIOLOGÍA

La axiología designa el campo de los valores individuales y colectivos, es decir los valores morales y culturales, así como el enunciado de los principios que determinan las costumbres.

Ella pertenece al dominio del bien. La axiología comprende la ética y la moral. La ética se interesa en los principios generales de la conducta humana y tiene por objeto la teoría de la acción moral, individual y colectiva. Por su parte, la moral trata sobre las costumbres, los hábitos y las reglas de conducta admitidas y practicadas en una sociedad. En un sentido estricto, la moral se entiende como un conjunto de reglas que se imponen a la conducta de cada hombre en la sociedad donde vive y en su vida privada. Aplicada a la Acción moral colectiva y privada, la ética fundamenta la política (para la vida en sociedad), la deontología (para la vida en el trabajo) y la moral doméstica (para la vida en familia).

Como la epistemología, la axiología ejerce una función de vigilancia critica con respecto a la praxeología para asegurar su legitimidad por los juicios de valor que ella conlleva, pero desde un punto de vista que le es propio: aquel de la conciencia del bien y del mal, de los sentimientos morales, de la virtud, de la conciencia moral en general y de las costumbres concretas en particular. La axiología es entonces el lugar de los valores, absolutos o relativos, según sean reconocidos como los valores intrínsecos o que resulten de una elección subjetiva o social y de las normas derivadas.

Si el elemento clave de la epistemología es el criterio de validez, en la axiología, el valor juega un rol fundamental análogo, puesto que es ella la que determina aquello que es valedero, es decir, aceptable, admisible, bien fundado, digno de ser creído y ejecutado. La distinción entre válido y valedero permite visualizar bien la complementariedad de la epistemología y de la axiología como funciones de vigilancia con respecto a las prácticas.

Mientras que una cosa es considerada válida cuando ha sido revestida de todas las formalidades necesarias en el momento presente, una cosa es valedera en sí misma con respecto al futuro y al efecto que de ella se derivará, por el hecho de ser admitida. Así, una acción es válida cuando no hay nada que agregar para que tenga toda su fuerza. Es

válido de derecho, es decir que tiene todas las cualidades necesarias. Por otra parte, una acción es valedera por el hecho de que será recibido y aceptado por una autoridad. No hay nada que temer, pues él no dejará de tener su efecto. La acción es valedera de hecho hacia el futuro. Un pasaporte es válido cuando ha sido emitido por las autoridades competentes; es valedero cuando produce el efecto esperado ante aquellos que lo reciben.

Un conocimiento es válido cuando no está afectado de ninguna cláusula de nulidad. Un conocimiento es valedero cuando tiene un cierto mérito que lo hace digno de ser creído, que tiene valor o que llena todas las condiciones para ser aceptado por un autoridad y producir su efecto. La validez implica la idea de valor absoluto, esencial, reconocido sin condición por todos en todas partes; contrariamente, una cosa es valedera cuando ella tiene un valor de hecho, relativo, admisible solamente en ciertos casos, con relación a ciertas cosas o a ciertas personas.

La distinción entre criterio de validez y el valor, aparece claramente en la definición que le da Louis Lavelle: “el valor es siempre una preferencia objetiva e identificada (…), sin embargo las preferencias no se tornan en valor más que a condición de fundar lo preferido sobre lo preferible” como podemos verlo, el valor implica la preferencia, es decir, un sentimiento o un juicio por el cual ubicamos una persona o una cosa por debajo de otra. Ahora bien la preferencia supone un sentimiento o un juicio de agrado, de mérito, de estima o de afección, una elección y una acción voluntaria.

Desde el punto de vista de la filosofía, la preferencia tiene de particular que la elección que ella engendra no conlleva una justificación absoluta, sea por desconocimiento, sea porque los objetos sobre los cuales ella trata, no lo pretenden. Como las cosas que son objeto de la preferencia permanecen inciertas en su resultado final, la preferencia responde entonces a la contingencia de los objetos. Vemos que la preferencia implica una parte de la voluntad del sujeto por contraste con la normatividad científica y epistemológica, impersonal y objetiva. En una perspectiva humanística, comprendemos entonces los importante del “juicio axiológico o del juicio de valor” y las implicaciones surgidas por la tendencia actual apoyadas principalmente sobre el juicio científico, fundado sobre criterios de naturaleza epistemológica.

general de la persona tienen sus raíces; por ese hecho, son a menudo las más difíciles de penetrar.

La ontología suministra las grandes ideas directrices que permiten a cada uno orientarse, asegura la inteligibilidad de base y procura las certidumbres fundamentales; ella ofrece una cierta lectura del universo, una primera concepción de la realidad. Para resumir, ontología es la matriz y la base sobre la cual todo el edificio conceptual, ético, crítico y práctico de cada persona u organización es subsecuentemente construido.

La ontología comprende los paradigmas fundadores, considerados como los puntos de vista comunes compartidos por varias personas sobre un tema, en un momento y en un lugar dados. En el mundo de la ciencia de donde saca su definición moderna, se ha calificado como el paradigma del “mito fundador de una comunidad dada”. Más exactamente, un paradigma comprende no solamente un marco teórico reconocido sino además un conjunto de disposiciones adquiridas por los miembros de la comunidad: leyes, valores, modelos y ejemplos, procedimientos y esquemas. Sin embargo, esta manera de concebir el paradigma no es exclusivo de las ciencias y más bien se aplica a toda forma de conocimiento.

En efecto, cada disciplina implica un cuadro conceptual o una matriz disciplinaria que representa la suma de conocimientos en un campo del saber, ya se trate de un arte, de una ciencia o de otro tipo de conocimiento. Esta matriz disciplinaria conlleva generalizaciones teóricas, modelos, valores y ejemplos.

La ontología comprende entonces este vasto territorio que trata de los principios generales de la realidad y, en última instancia, que suministra la base de la doble vigilancia epistemológica y axiológica, así como la justificación última de las actividades concretas mismas. La ontología da a la persona un marco general de referencia, un telón de fondo filosófico, un marco conceptual de naturaleza general que procura los principios fundadores que permiten explicar el orden de las cosas tales como ellas existen en la realidad fenomenológica (el estar).

De alguna manera, la ontología busca aportar respuestas a los interrogantes fundamentales de la persona sobre la naturaleza de la realidad en la cual ella vive y sus

relaciones con los diferentes elementos de aquella. La ontología aporta una explicación sobre las relaciones de la persona con lo sagrado, con lo desconocido, con el universo, consigo mismo y con los demás. Según cada uno de estos objetos, la ontología toma la forma de una mitología o de una teología (la relación con lo sagrado, lo divino y lo desconocido), de una metafísica (los principios de la realidad), de una cosmología (la relación con el universo), de una psicología (la relación consigo mismo) y de una antropología (la relación con el otro).

Más allá del marco teórico de los fundamentos epistemológicos y axiológicos, que comprenden las bases conceptuales y las condiciones de validación y de legitimación, la ontología determina entonces, los principios generales fundadores y los grandes marcos de referencia que orientan el pensamiento y la acción. Ella representa una tentativa de comprensión cualitativa de la realidad. A menudo ella no está formulada y está implícita detrás de las posiciones intelectuales teóricas adoptadas por las diversas disciplinas que subyacen a nuestras actividades.

Praxeología Actuación y Creación Lo bello ylo bueno

Axiología Legitimación y justificación El bien

Epistemología Validación. La verdad

Ontología Significación y orientación

La razón de ser

Interacción de las cuatro dimensiones filosóficas

organizacionales pueden resultar de una incoherencia entre las dimensiones, sea por exceso, o por un déficit de la una o de la otra.

9 En relación a la esfera de la actividad humana concerniente, debemos siempre recordar que es la praxeología la que justifica la existencia de las funciones de dirigir y administrar ( ad minister , al servicio de) y no a la inversa. En efecto, la razón de ser de estas actividades es la de favorecer la acción recíproca de los cuatro aspectos y de hacer posible que los practicantes tengan las condiciones favorables que les permitan ejercer plenamente todas sus competencias.

9 Sobre el plan de la persona, esas cuatro dimensiones constituyen la estructura de base, los componentes íntimos e interdependientes de la competencia individual. En efecto, una persona competente en el sentido amplio del término, es aquella cuyas prácticas, procedimientos, valores y principios convergen. “Tener oficio” no se reduce a la cualidad de saber ni a la riqueza de la experiencia; es un ideal que podemos observar cuando todos los componentes de la persona forman un conjunto armonioso.

Al intervenir de manera intensa y durable sobre uno u otro de los elementos que surgen de la praxeología, es necesario profundizar en las tres categorías de fundamentos y no solamente, como es a menudo el caso, en los fundamentos epistemológicos, que suministran a la práctica su justificación fácil y racional. En efecto, olvidamos fácilmente que existe otra función de vigilancia crítica tan importante, más compleja, que se deriva de la axiología

9 Aun si las cuatro dimensiones cohabitan durante toda la existencia de una persona, la experiencia indica que cada una ocupa un lugar más menos importante según el periodo de la vida de una persona. Así, al principio de la vida adulta, la persona que ha recibido formación en un dominio específico carece de experiencia práctica, de donde resulta que la fuente principal de su incompetencia viene de la praxeología. Después de algunos años de trabajo, su debilidad surge del lado epistemológico y se traduce por necesidades de actualización de conocimientos, de formación continua y de perfeccionamiento. A medida que la persona gana en madurez, el ejemplo del modelo que ella representa a los ojos de otros deviene cada vez más cruciales, y de allí la importancia de la ética y de la dimensión axiológica.

9 Finalmente, con la madurez y la sabiduría que lo acompañan normalmente, la persona busca depurar la diversidad, dar sentido a lo que hace e ir a lo esencial. Eso se refleja por el predominio de la ontología. En la constitución de los equipos de trabajo, tendremos sin duda interés en considerar esta complementariedad inevitable y fecunda en cuanto a la edad y a la experiencia, lo que reduciría visiblemente los riesgos de errores costosos y problemas ligados a la uniformidad de las perspectivas.