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Tipo: Esquemas y mapas conceptuales
Subido el 20/01/2024
1 documento
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LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL
La revolución industrial marcó un antes y un
después en el desarrollo de la sociedad. La histo-
ria de la humanidad pudiera bien marcarse en-
tre antes de la revolución industrial y después de
ella. Pero, ¿por qué fue una revolución?
Para entenderlo tenemos que retroceder en el
tiempo. Desde el período neolítico la humanidad
nunca había presenciado un cambio en la men-
talidad, en la economía y tecnología. Pasar de
donde la donde la mano de obra consistía en la
artesanal, la agricultura y el comercio, a una for-
ma de economía y producción masiva hecha por
maquinarias y de carácter urbano e industrial.
La Revolución industrial se pueden dividir en
en las siguientes fases:
Con la independización de las 13 colonias en América en el siglo XVIII se inicia la edad con- temporánea, y con él la época de las revoluciones liberales a los antiguos regímenes. Los súbditos se convierten en ciudadanos que pueden tomar decisiones sobre su propio destino y por ende se elimina la brecha social entre la clase privi- legiada y el pueblo. Nacen los nuevos ricos, la burguesía y el proletariado, provenientes de las ciudades bajomedievales.
Se realiza el éxodo rural, en donde los campesi- nos recurren a las ciudades en búsqueda de una mayor estabilidad económica. Esto trajo consigo una explosión demográfica. Se reducen las epi- demias, el promedio de vida de las personas se eleva, la población del momento aumenta con- siderablemente. El capitalismo trajo consigo una elevación del salario medio al doble, los precios de los productos se reducen y se eleva la calidad de vida. A pesar de ello, los beneficios mayores pasa a ser de los burgueses, que pasan de ser una clase revolucionaria a una clase acomoda- da. La revolución industrial centró la base del capitalismo mediante una inversión privada la
producción masiva de mercancía y los bajos cos- tos de producción, lo que permitió el acopio de bienes, tanto dinero como tierras. Este sistema económico que actualmente rige las economías de casi todo el mundo sólo podrían desarrollarse en el contexto de la revolución industrial.
Uno de los primeros hechos que se consideran fundamentales para el inicio de la revolución in- dustrial se produjo a finales del siglo XVII cuan- do se comienzan a introducir en Gran Bretaña tejidos de algodón procedentes de la India. Esta idea al inicio empieza a ser prohibida por el Parlamento, ya que el sector la negro inglés no podía competir con éste y la producción que era elaborada por los productores locales bajaría sus ingresos. No es hasta más adelante cuando se consolidan las fabricas de producción de tela que la alta demanda abre las puertas a las im- portaciones. El gran desarrollo de este sector se ve potenciado por las máquinas tejedoras de hi- los, que son más adelante potenciadas por John Kay. Este invento de lanzadera volante qué con- sistía en un dispositivo que se le añadía a los telares existente mejorando su rendimiento de manera sencilla. Luego Samuel Crompton crea el telar mecánico y ya para la tercera década del siglo XIX se puede hablar con propiedad sobre el telar automático. La importancia del proceso algodonero es tan grande en Inglaterra que no podría comprenderse una revolución industrial sin atender a este sector.
El mayor avance de la época fue la máquina de vapor, diseñada por el escocés James Watt. El uso de máquina de vapor en la industria fue el paso definitivo en el éxito de la revolución in- dustrial pues significó un aumento significativo en la capacidad de producción y el tiempo de fabricación de los productos, dando paso a la fabricación en serie. Se simplifican las tareas di- vidiéndolas en operaciones simples que pueda realizar cualquier obrero sin necesidad de que sea mano de obra cualificada y de este modo bajar costos de producción y elevar la cantidad de unidades producidas.
La calidad estética de muchos productos indus- triales expuestos, que imitaban el aspecto de los objetos hecho a mano, en general él era mala. La industria exigía cantidad aún a expensas de la calidad. Críticos de la época escribieron al respecto que la carencia de todo principio de diseño ornamental era evidente y el gusto de los fabricantes revelaba falta de formación. En- tonces aquí nos encontramos ante una crisis de diseño, se había perdido el sentido de la vincu- lación entre la forma y decoración. Por ello se vio necesario analizar el tema de las relaciones en- tre el arte, la artesanía y la industria, y se llegó a plantear que la falta de la estética y de factura de los productos industriales era consecuencia de un descenso del nivel moral y ético de la so- ciedad y de la educación artística.
Como consecuencia, artistas e intelectuales for- mularon un rechazo de la máquina y plantearon la vuelta de las formas de producción artesanal típicas de la edad media. En otras palabras se cuestionaba no solamente el producto sino tam- bién el proceso. Henry Colé, un diseñador y escritor especial- ista en artes decorativa y quien fue el organi- zador de la Gran Exposición universal de 1851, consideraba que el bajo nivel de la producción industrial se debía a la separación entre arte e industria, y planteaba la imposibilidad de volv- er atrás. Impugnaba eliminar la brecha exis- tente entre estas dos actividades. Éste en 1845 inició un movimiento y para conciliar el arte con la industria. Su movimiento planteaba el lema Aprender a ver, ver comparando. Colé funda un empresa para la promoción del gusto público lla- mada Sommerly´s Art Manufactures, que sumin- istraba a los fabricantes modelos de objetos de uso recurrente, sobre todo en cerámica. A pesar de que sus modelos eran rebuscadamente artísti- cos podemos considerarlo como un antecesor del diseño industrial.
El cuestionamiento a la producción industrial tuvo dos importantes portaestandartes: John Ruskin y William Morris, inspiradores del movi- miento Arts and Crafts. Estos intentaron devolv- er el valor del trabajo artesanal a la producción objetual. Denunciaba la alineación del ser hu- mano que, falto de una relación directa con el
objeto de la fábrica, no hallaría satisfacción en su tarea diaria, por ello plantearon un retorno a la producción artesanal y al espíritu medieval como alternativa válida para recuperar el equi- librio entre las artes y los oficios, entre la forma, la función y la decoración, equilibrio roto como consecuencia del nuevo sistema de fabricación.
Pero pese a sus buenas intenciones, a este mov- imiento no podía solucionar los problemas de producción a gran escala que era requerida tras el incipiente crecimiento de las poblaciones y el consumo en masa de los productos, esto como consecuencia de los cambios revolucionarios de la estructura social, en las costumbres y en la forma de vida que había acarreado la revolución industrial. Lo único que podría ofrecer el método artesanal sostenido por el movimiento Arts and Crafts eran productos de alta calidad para un público refinado y adinerado.
Dentro de esta tendencia a recuperar la unidad de las artes y los oficios pero con una actitud de rechazo hacia el clasicismo del final del siglo XIX, nace el Art Nouveau, un movimiento esen- cialmente artístico, con enfoque a lo natural, que saltaba la artesanía sin cuestionar el empleo de la máquina y que plantea una visión integral del diseño.
Estados Unidos acompañó a Gran Bretaña en el desarrollo del proceso tecnológico. Una de las muestras de ellas se dieron en la Exposición Uni- versal, en la que se recogían los últimos resul- tados de las investigaciones industriales. Frente a otros países que estaban enfrascados en la relación artística y artesanal del producto seri- ado, Estados Unidos se hizo notar enfatizan- do la función sobre la tradición artística. Y aquí se hace una mella diferenciadora entre ambas maneras de producción: el pragmatismo nor- teamericano frente a la vinculación artística del diseño británico.
En Estados Unidos no existían grandes acumula- ciones de riquezas que favorecieran la distancia social y la consiguiente exhibición de lujo que está trae consigo, por lo tanto era inútil trabajar en ese sentido. A lo que se le daba, ante todo, énfasis era al empeño del ciudadano por procu-
rarse unas comodidades básicas, y por eso se el- igieron productos establecidos en la nueva socie- dad que se distanciasen del estilo europeo. Inicialmente, al contrario de Gran Bretaña, ex- istía una escasez de mano de obra de traba- jadores especializados, circunstancia que desen- cadenó una corriente investigadora en el área técnica. En Norteamérica, antes de la guerra de secesión, la mano de obra era escasa aunque la población creció rápidamente al merced de los inmigrantes europeos que llegaban en busca de altos salarios. Hubo que compensar eso poten- ciando la técnica y en el campo, acompañando estos avances con el sistema esclavista en los es- tados del sur.
Uno de los sectores significativos de la industria en los Estados Unidos fue el mueble, que se que se desarrolló especialmente en las colonias del norte, pues el sur estaba más centrado a la im- portación de productos de la metrópoli, que más adelante intercambiaban por materias primas. El episodio más significativo dentro del diseño norteamericano de muebles se une a los circu- itos comerciales con el nombre de comunidades Shaker, una comunidad religiosa fundada por la joven inglesa Ann lee. Estos promovían un estilo de vida austero y propulsaron la elaboración de objetos en los que el adorno no tenía cabida al- guna. Su manera de entender el diseño encontró un eco en algunas propuestas europeas en años posteriores. A estas se le consideraba una filo- sofía para entender la vida y consecuentemente también los productos de diario que la acom- pañaban. En estos productos se puede observar la gran adaptación a las propuestas del naciente funcio- nalismo, y desde luego participarían en las pro- puestas del movimiento Arts and Crafts que se desarrollaría en Inglaterra en la segunda mitad del siglo XIX.
Durante el siglo XIX se fue afianzando la pro- ducción basada en la simplificación de los pro- cesos constructivos y por tanto capaz de ofrecer precios muy competitivos. A la par su solidez y funcionalidad proporcionaban, a una sociedad poco dada a los excesos, un buen puntual para el equipamiento de sus hogares. La pieza más conocida es la llamada silla en escalera, que
también contaba con una variante en formato de mecedora.
El ejemplo de los Shaker, unido al de Samu- el Cragg, un fabricante de muebles de Boston que precedió en los experimentos del curvado de madera en la primera década del siglo XIX, al alemán Thonet, han servido para señalar la diferencia de la industria del mueble estadoun- idense respecto a la europea. La actitud europea se basaba en la tradición artesanal, mientras que la actitud estadounidense en la producción en gran escala, era para satisfacer necesidades a nivel masivo. Los europeos dedicaban su tra- bajo a valorizar el producto mientras que los es- tadounidenses a producir más.
En el continente europeo se produce una brillan- te y fructífera experiencia lograda por Michael Thonet y sus mobiliarios de madera. Estos mue- bles de madera curvada cuya producción en se- rie, se remonta a los años 1840, cuando Michael Thonet, un artesano ebanista de origen alemán, empieza a trabajar con toda clase de maderas curvándolas de manera química o mecánica. Este se dio a conocer con su famoso diseño de la silla N°14, que funcionaba para decorar ambien- tes menos recargados en la época. Algo también curioso en la producción de estos muebles fue a la hora de distribuir este gran producto. Y es que en tan solo una caja de 1 m2 se podían guardar 36 sillas desmontadas con sus correspondientes tornillos. Frente al mueble macizo, Thonet planteaba las ventajas prácticas de una finura y de ligereza y al mismo tiempo la necesidad fundamental de la comodidad y con este concepto se conciben sus productos. Como la revolución industrial estaba en su auge, Thonet pasa la artesanía a la pro- ducción industrial. Sus productos originales y de calidad transformaron el concepto de mobiliario de su época y adquirieron fama universal. El mobiliario de Thonet ha sido señalado como un anticipo del modernismo por la importancia que da a la línea y dentro de ella a la curva.
preparado para las nuevas tecnologías eléctricas que aplicaban los efectos de campos de electro- magnetismo, como la corriente alterna. Algunos inventos transcendentales de la época son:
La fabricación de material eléctrico impulsó la creación de grandes empresas como Philips en Holanda, Siemens y AEG en Alemania, General Electric y Westinghouse en Estados Unidos.
La aparición de nuevos materiales Las industrias pioneras de la primera revolución industrial mantuvieron su importancia gracias a
la utilización de nuevos metales: acero, aluminio, níquel, zinc, cromo, manganeso.
Industria química Industria química experimentó una expansión sin precedentes y que se encuentran prácticamente en todos los campos de la producción. Su apli- cación se extendió a numerosos sectores: fibras artificiales y colorantes sintéticos para los tex- tiles, explosivos (dinamita, nitroglicerina), fertili- zantes agrícolas, medicamentos, perfumes, mate- rial fotográfico, productos de base para procesos industriales (sosa, ácido sulfúrico).
Revolución de los transportes y comunica- ciones La revolución de los transportes se había inicia- do con la aplicación de la máquina de vapor al transporte marítimo, con el barco de vapor en 1807 y terrestre, con el ferrocarril en 1825. Duran- te la segunda mitad del siglo XIX recibieron un impulso fundamental que los extendió por todo el planeta.
El ferrocarril. Este permitió la integración de mercados que hasta entonces estaban muy de- sconectados, por ejemplo el trigo y el maíz, y que por ende bajaran sus costes de venta. El cambio en el ferrocarril fue espectacular y siguió sien- do uno de los medios de comunicación terrestres más utilizados. La sustitución del hierro por el acero mejoró la resistencia de los raíles y, por tanto, la velocidad, la seguridad y la capacidad de carga de los vagones. Los costes se abara- taron y el ferrocarril se convirtió en el sistema de transporte de personas y mercancías más uti- lizado. El barco a vapor. La sustitución de los cascos de madera por los de hierro y acero y de las palas por las hélices disminuyeron los costes de man- tenimiento, aumentaron el espacio disponible para pasajeros y mercancías. El automóvil y la aviación. El nacimiento del au- tomóvil fue posible gracias a la aplicación de dos inventos: el motor de explosión y el neumáti- co. En Francia, Armand Renault, fabricó en 1903 el primer automóvil que incorporó el volante de dirección y el motor en la parte frontal del vehí- culo. Pero fue el norteamericano Henry Ford qui- en, desde 1910, extendió el uso de este medio de locomoción terrestre cuando aplicó la cadena de montaje en la fabricación de coche. A la expan- sión del automóvil le siguió pronto la industria aeronáutica desde que, en 1890, los hermanos Wright consiguieron realizar el primer vuelo de un avión.
Las respectivas parcelas del arte y la industria y en consecuencia las del arte y el diseño, no habían quedado delimitadas en la época de la revolución industrial. Los objetos de diseño muchos de los cual es se iban a producir adelan- te por procedimientos industriales, no tuvieron en principio una autonomía en cuanto a la for- ma. A medida que se avanza en las primeras décadas del siglo XIX se observa un progreso en el sistema de producción industrial mientras que no se produce una visible autonomía en los planteamientos del diseño. Cuando las máquinas empezaron a producir masivamente sus artículos existía una resistencia en qué éstos abandonaste
la dimensión estética y cultural que portaba el arte consigo.
La gran Exposición Universal de 1851 constituyó a revelar la degradación estética de los objetos en el momento del paso de la artesanía a la pro- ducción industrial y despertó la toma de concien- cia en la búsqueda de soluciones. Estas consid- eraciones en cuanto a la estética de los productos no son válidas para todas las secciones de la gran exposición pues las dedicadas a la maqui- naria, instrumentos técnicos y algunos muebles de serie, mostraban un aumento muy importante en el desarrollo del diseño, entre ellos la locomo- tora, las máquinas agrícolas de Hornby y Sons, el telescopio, instrumentos quirúrgicos, muebles para escuelas, entre otros. Se reunió a unos 14,000 expositores, la mitad de los cual es eran extranjeros y representaron más de 100,000 artículos. La exposición de 1851 ofre- ció la oportunidad de conocer y hacer un balance en la producción industrial de todas las naciones. Se hizo evidente la ausencia de autonomía for- mal en los productos industriales sobre todo en los de uso cotidiano, que provocó una reacción general que la segunda mitad del siglo XIX y se canalizó en la búsqueda de solución al problema entre las relaciones arte, estética e industria.
Por otro lado lo que distinguió a los Estados Uni- dos de otros países de Europa fue el modo de producción masiva denominado American Sys- tem of Manufactures, el cual consistía en la fab- ricación a gran escala de productos estandariza- dos cuyas partes pudieran ser intercambiables. El hecho de que las piezas o componentes de distintos objetos se pudieran intercambiar re- sultó una verdadera conmoción en el campo de la industria ya que este modo de fabricación au- mentaba la eficiencia del producto reducía los costes y optimizaba cada una de las piezas. A este método de trabajo se le denominó sistema americano por ser Norteamérica el país donde más desarrollo tuvo y condicionaba no sólo la producción sino también la configuración y el es- tilo de los productos fabricados.
El sistema americano tenía antecedentes en Eu- ropa, pero allí no había logrado desarrollarse posiblemente porque el artesano - artista eu-
PERSONAJES DESTACADOS DE LA ÉPOCA
de origen aleman. Se destacó por lograr combi- nar la funcionalidad y la elegancia, combinado con el uso de materiales modernos y tecnicas con proporciones clásicas. Es considerado por muchos como el padre del diseño industrial y uno de los pioneros del diseño moderno. Sus obras mas más famosas fueron el reloj industrial y la tetera.
critor sobre diseño. Es actualmente conocido como uno de los primeros y más importantes diseñadores independientes. Contribuyó al Aes- thetic Movement y se vio ligado al Arts and Crafts. Se destació por el diseño de artículos para el hogar con un estilo anglo-japones. Dentro de sus obras más famosas se encuentra la Tetera y la Olla de sopa.