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Este documento analiza la importancia de la perspectiva de género en la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, con un enfoque específico en el derecho a la licencia parental. Aborda los cambios legislativos y sociales que han llevado al reconocimiento de este derecho, así como los objetivos y beneficios de su implementación, como la corresponsabilidad en el cuidado de los hijos, la transformación de los modelos socioculturales y el fortalecimiento de la igualdad de género. El documento también examina el marco legal en méxico y las iniciativas legislativas para incorporar el derecho a la licencia de paternidad, resaltando la necesidad de avanzar en esta dirección para garantizar la igualdad de oportunidades y el equilibrio entre la vida laboral y familiar.
Tipo: Esquemas y mapas conceptuales
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CON MUCHO CARIÑO:
A mi hijo Max, a mi madre Sofía, a mi hermano Sergio y mi hermana Montse.
A Josué Ponce de León.
Al valioso equipo de amigas, amigos, compañeras compañeros, colaboradoras y colaboradores de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal.
Especialmente a Patricia Colchero Aragonés, Emilio Álvarez Icaza Longoria, Alejandro Delint García Víctor Morales Noble y Román Torres Huato.
A mis compañeros y amigos de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, con especial mención a Luis Daniel Vázquez, Mario Santiago y Flérida Guzmán.
A mi Director de Tesis y amigo Juan Carlos Gutiérrez.
A todas y todos quienes compartimos este proyecto.
Capítulo 4. El caso de México 4.1. Obligaciones de México en materia de derechos humanos 4.2. Marco legal 4.3. Proyectos de reformas 4.3.1. Análisis de las iniciativas 4.4. Experiencias de instituciones públicas o privadas que conceden el derecho a la licencia de paternidad 4.4.1. Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal 4.4.2. Instituto Nacional de las Mujeres 4.4.3. Teléfonos de México, S. A. de C. V.
Introducción
Estoy convencida de que la historia de cada persona, su entorno y los procesos y momentos políticos y sociales que vive, direccionan e influyen sobre el rumbo de sus ambiciones personales y profesionales acerca de profundizar en el estudio de un tema.
Con los breves y atropellados tiempos se fue construyendo este trabajo que inició con un ambicioso objetivo que se desarrollaría en años, y hoy se convierte –así lo espero- en una aportación concreta que recupera las diferentes experiencias conceptuales, históricas y legislativas sobre la licencia de paternidad.
Mi objetivo es comprobar la siguiente hipótesis: la incorporación legislativa de la licencia de paternidad es un mecanismo para fortalecer la equidad de género.
En el primer capítulo expondré algunas cuestiones sobre el concepto de género y cómo los roles, basados en estereotipos de hombre-mujer, han ocasionado una distinción que ha incidido negativamente en el derecho a la igualdad.
En el segundo capítulo abordaré los conceptos de la licencia parental y la licencia de paternidad, las diferencias conceptuales y características que las distinguen. Intentaré explicar a qué procesos sociales obedecen; si es un derecho de las mujeres o se trata del reconocimiento de una nueva masculinidad; si estas licencias favorecen a los infantes o es una política que garantiza la conservación de la natalidad. Asimismo, explicar el impacto que tienen entre los sujetos involucrados: mujer-madre, hombre-padre e hija o hijo.
En el tercer capítulo hablaré sobre las experiencias en Europa y América Latina. Este estudio comparativo trata de reflejar la experiencia internacional a fin de mostrar en qué consiste el ejercicio del derecho a la licencia de paternidad en
pretende incorporar la licencia de paternidad y reflejo en el capítulo de conclusiones algunas observaciones generales sobre el trabajo.
1.1. Generalidades
Hombre, mujer, masculino, femenino: reducimos estos conceptos a aspectos de carácter biológico o construcciones culturales y sociales. La incursión de los estudios de género nos han permitido determinar cómo las diferencias, inicialmente biológicas, han marcado pautas para construcciones sociales desiguales que asignaron actividades o roles propios de la mujer.
El género se refiere a la construcción simbólica que alude al conjunto de atributos asignados a las personas o adquiridos por ellas a partir de la interpretación cultural valorativa de su sexo. Se trata entonces de distinciones no sólo biológicas o físicas, sino también económicas, sociales, psicológicas, afectivas, jurídicas, políticas y culturales (Cazés:1998).
La aceptación de estereotipos basados en razones de género constituye una forma de violación al derecho a la igualdad y a la no discriminación; estos estereotipos afectan igualmente a hombres y a mujeres; sin embargo, han sido las mujeres quienes más han visto vulnerado el ejercicio de sus derechos, partiendo de circunstancias de rol de género, determinado por la división sexual del trabajo, es decir, a las mujeres se les asignan actividades de carácter doméstico, en tanto a los hombre se les asignan aquellas vinculadas con la producción y administración de bienes.
1.2. Perspectiva de género
Desde un enfoque personal, la perspectiva de género es una nueva forma de resignificar los procesos históricos, sociales y culturales, considerando la participación de mujeres y hombres. Al hablar sobre el enfoque con perspectiva de
participación más activa en este proceso, desde el inicio del embarazo, al compartir muchas de las etapas, como las visitas médicas, el seguimiento y en su caso participación en el parto, hasta la convicción por el cuidado de las y los hijos.
Ello viene a propiciar una resignificación de la maternidad y la paternidad, se rompen los paradigmas de los estereotipos de género que habían sido impuestas por el medio social en el que se han desarrollado, sufriendo una modificación cualitativa en los roles de género.
Se acepta y se admite la reasignación de las tareas que históricamente estaban señaladas para los hombres y las mujeres, se cambia el modelo social y esto debe ser acompañado, necesariamente, por una cambio de carácter legislativo, pues si hasta ahora sólo a las mujeres trabajadoras jurídicamente se les tiene reconocido el derecho a una licencia de maternidad, se hace necesario que de manera armónica sea garantizado el derecho a una licencia de paternidad, con la finalidad de que se aseguren medidas y mecanismos legales para que los hombres puedan compartir con su pareja el proceso del nacimiento de la o el hijo.
Sin duda alguna este proceso no sólo debe ir acompañado de una modificación legislativa, sino de una redefinición de carácter educativo en la que se sensibilice sobre el porqué es importante la estadía en los primeros días del nacimiento estar al lado de la madre y el o la hija; no se trata de un periodo de descanso para el hombre, sino de un tiempo en el que se deba vincular, no sólo en la parte afectiva, también y de manera preponderante en el compartir responsabilidades que le permitan a la mujer tener una recuperación más acompañada y, por qué no decirlo, al fortalecimiento de los lazos entre el padre y el recién nacido.
2.1. Conceptos básicos
De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo ( OIT ), se entiende por licencia de paternidad al lapso breve que se otorga a los nuevos padres después del nacimiento de su hijo o hija.
Respecto de la licencia parental, la OIT considera que se refiere a una licencia cuyo tiempo es relativamente largo, el cual puede ser solicitado por el padre o la madre para cuidar al infante durante un periodo, que usualmente es después de la licencia de maternidad o paternidad ( OIT :2004).
2.2. Nacimiento y evolución del derecho a la licencia parental y a la licencia por paternidad
Los cambios en la legislación y la regulación respecto de la licencia por maternidad y paternidad, están interrelacionados con los cambios en la situación social de hombres y mujeres durante el siglo XX. Anteriormente, la principal idea sobre la posición de hombres y mujeres estaba basada en la división social del trabajo donde las mujeres casadas debían dedicarse exclusivamente al cuidado del hogar y de la familiar, y los hombres estaban obligados a proveer a las familias de todo lo necesario para subsistir. En ese momento no había una necesidad de las licencias por maternidad y paternidad, incluso, estaba bien visto que las mujeres estuvieran en el mercado laboral hasta que se casaban, pero en cuanto se embarazaban, debían renunciar a su trabajo (Gíslason: 2007).
Para Teresa Rendón Gan, hasta antes de la segunda guerra mundial, la división tradicional del trabajo por sexos estaba vigente aún en las economías más
ampliar las políticas de licencias, con el fin de crear alternativas reales que cuidaran al infante. Sobre todo para convertir las políticas en instrumentos más fuertes que permitieran la equidad de género (Kamerman: 2005).
Una investigación en Islandia sobre los fundamentos para impulsar el surgimiento de la licencia por maternidad y los cambios que ha tenido, desarrollaron lo siguiente:
a) La necesidad de proteger a la madre y al bebé. La situación de la madre debe ser de tal manera que ni la madre ni el bebé estén en peligro, ya sea en el hogar o en el trabajo.
b) La importancia de sostener la tasa de natalidad a un nivel que permita mantener poblada la nación, la cual es de alrededor de 2.1 hijos por mujer.
c) Permitir que las mujeres participen en el trabajo remunerado, debido a que, actualmente, las mujeres están mejor preparadas, motivo por el cual no es conveniente dejarlas fuera del mercado laboral sólo por el nacimiento del bebé.
d) La discriminación de la cual han sido objeto las mujeres para obtener un ascenso en el trabajo. Esta discriminación en ocasiones ha sido motivada por la idea de que cuando las mujeres tienen hijos son menos valiosas que los hombres. Lo anterior hizo que fuera importante establecer la licencia por maternidad, con la finalidad de evitar el aumento de discriminación contra las mujeres.
e) Una de las estrategias que ha resultado más efectiva para reducir el impacto negativo de ese tipo de ideas relacionadas a la discriminación, es aumentando la responsabilidad de los hombres respecto del cuidado de su familia. Lo anterior serviría para equilibrar las responsabilidades con el paso
del tiempo. Asimismo, es considerado que el efecto pedagógico observado en los niños cuando ambos padres participan en su cuidado y quehaceres del hogar contribuye a aumentar la equidad de género a largo plazo (Gupta:2006 citado por Gíslason:2007, p. 5).
Por cuanto hace a la licencia parental, las legislaciones que las contemplan apoyan a los nuevos padres de dos maneras: ofreciendo una protección en el trabajo, para aquellos que dejan el trabajo temporalmente para cuidar al bebé y ofreciendo apoyo económico durante la licencia (Ray, Gornick y Schmitt:2008). Cabe destacar que las diferencias que se presentan en las políticas respecto de la licencia parental o licencia por maternidad responden al motivo para el cual fueron diseñadas esas políticas:
a) Apoyar el trabajo familiar y el cuidado de los niños, para así crear un incentivo para que las mujeres dejen su trabajo cuando los niños son muy pequeños.
b) Facilitar el trabajo de las mujeres fuera de casa y ayudar a reconciliar el trabajo y la vida familiar a través del cuidado y promoción del bienestar del niño mientras sus padres están en la fuerza de trabajo.
c) Permitir a los padres y a las madres elegir la opción de su preferencia (Kamerman:2005).
Es importante destacar que el concepto de la licencia parental se empezó a manejar en Europa en la década de los 70. En 1974, Suecia fue el primer país en adoptar la licencia por paternidad. En este país la licencia por maternidad y paternidad se ha ido mejorando durante los últimos 30 años. Actualmente, el padre y la madre tienen derecho a un total de 390 días para cuidar a su niño, recibiendo 80 % del sueldo y otros 90 días más con una taza diaria fija y mucho más baja. 60 de estos días son reservados para el padre y 60 para la madre. El
las madres podrían utilizar menos tiempo fuera del trabajo, con lo cual dañarían menos sus perspectivas en el mercado laboral a largo plazo. Los padres, por su parte, dispondrán del permiso para cuidar a sus hijos junto con un apoyo financiero (Ray, et.al .: 2008).
El organismo, Centro de Investigación Política y Económica, realizó un índice de equidad de género respecto de las políticas aplicadas por los gobiernos de países industrializados para aplicar la licencia parental, tomando como parámetro dos cosas: primero, la temporalidad de la licencia, que es reservada de manera exclusiva a los padres, y el porcentaje de financiamiento que reciben durante el período de la licencia.
Este índice mide las políticas de los países en una escala de 15 puntos, con 9 puntos posibles para la distribución de la licencia entre padre y madre, 5 puntos posibles para el nivel de financiamiento que reciben durante la licencia, y un punto posible, ya sea positivo o negativo respecto de los incentivos que se le dan para que tome la licencia (Ray, et.al. :2008).
Los resultados obtenidos se muestran en la siguiente gráfica:
Fuente: (Ray, et.al .: 2008, p. 14).
En la gráfica anterior se aprecia que de los países analizados, el que tiene el mayor índice de equidad de género es Suecia con 13 puntos, mientras que el menor es Suiza con cero puntos. Asimismo, de los 21 países examinados sólo 5 de ellos (Suecia, Finlandia, Portugal, Alemania y Austria) proporcionan incentivos para que los padres tomen la licencia parental. Por ello, es preciso mejorar las políticas de licencia parental, con la finalidad de lograr una mayor equidad de género.
Con base en lo expuesto, es importante de hablar de políticas con perspectiva de género, entendidas como un conjunto de normas, procedimientos, programas y mecanismos públicos que trabajan juntos eficazmente y que originan la igualdad de mujeres y hombres tanto en la esfera pública como en la privada. En suma, dentro de las familias en todas sus expresiones (Pautassi, Faury y Gherardi:2005, p. 98), precisamente la licencia parental y la licencia por paternidad son parte de esas políticas.
2.3. Impacto de la licencia parental y de paternidad
La licencia parental es un derecho que al ser traducido en una estrategia política aborda de manera integral a los tres sujetos involucrados: mujeres, hombres y las y los hijos.
A las mujeres, quienes han encabezado una lucha por abolir las condiciones de desigualdad; por eliminar aquellas prácticas culturales que signifiquen un sentido de subordinación hacia los hombres. A los hombres por la resignificación de la paternidad, aquella donde se focalizan elementos de participación y responsabilidad compartida, no sólo en el esquema económico, sino en el del cuidado y protección de las y los hijos. En ambos casos, incide en las y los hijos. De ese modo se atiende una parte importante de su vida, el derecho al cuidado y amor de sus padres.
En virtud de la duración de esta licencia, no es posible que se fortalezca la relación de cuidado que se desarrolla entre el padre y el recién nacido. No obstante, las licencias parental y por paternidad no pueden ser vistas de manera individual, o solamente en términos cuantitativos, porque ambas forman parte de distintos estilos de paternidad (Salmi y Lammi Taskula:1999 citado por O’ Brien:2004, p. 139).
2.4. Estándares internacionales
De acuerdo con la Hoja Informativa No. WF-6 del 24 de mayo de 2004 de la OIT , algunos países otorgan a los nuevos padres un periodo corto para que se hagan cargo del recién nacido. A pesar de que no existen estándares internacionales respecto de la licencia por paternidad, esta práctica se está convirtiendo en común tanto en las legislaciones internas de cada país, como en las empresas.
Cabe mencionar que es frecuente ver esta figura en las negociaciones de los contratos colectivos de trabajo, lo cual es un indicador de la creciente importancia que se le está dando actualmente a la presencia del padre durante el período de posparto. El rango de duración de la licencia por paternidad va de dos a quince días y normalmente es con goce de sueldo.
En algunos países no hay una licencia por paternidad, sino más bien una licencia general en caso de emergencia o una licencia familiar, que puede ser usada por los nuevos padres. Entre los ejemplos de licencias para los nuevos padres encontramos las siguientes:
País Tipo de licencia Argelia Tres días de licencia por paternidad con goce de sueldo. Brasil Siete días de licencia por paternidad con goce de
sueldo. Bélgica Tres días de licencia por paternidad con goce de sueldo. Paraguay Dos días de licencia por paternidad con goce de sueldo. Filipinas Siete días de licencia por paternidad con goce de sueldo para trabajadores que está casado, y aplica sólo para los cuatro primeros hijos. Togo Hasta diez días de licencia con goce de sueldo, para eventos familiares relacionados directamente con el hogar. Reino Unido Dos semanas de licencia por paternidad con goce de sueldo. Fuente: Base de datos sobre las Condiciones de Trabajo y Empleo, 2004. ( OIT)
Es importante mencionar que, en algunos países las negociaciones colectivas son las que preceden a la incorporación de esta figura en las legislaciones nacionales. Tal es el caso de Países Bajos, donde en un estudio realizado en 1998 sobre los contratos colectivos reflejó que el 91 por ciento de ellos contenían cláusulas relativas a la licencia por paternidad. Lo anterior trajo como consecuencia que, actualmente la legislación de Países Bajos contenga la figura de la licencia parental ( OIT :2004).
Por cuanto hace a la licencia parental, esta es planeada para que sea a largo plazo, con la finalidad de cuidar a los niños, y es diferente de la licencia por maternidad, así como la licencia por paternidad. En los países donde la legislación contempla la figura de la licencia parental (normalmente son países industrializados o países en estado de transición), hay una considerable variación relativa a los criterios de elegibilidad, pago, duración y posibilidad de flexibilidad en su uso y la edad del infante.