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Este documento cuenta la historia de nicolás vidal y su venganza contra el juez hidalgo en un pueblo latino. La esposa del juez, casilda, desempeña un papel clave en la trama. La historia está llena de tensión y giros inesperados.
Tipo: Esquemas y mapas conceptuales
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Nicolás Vidal nació en un prostíbulo, hijo de Juana La Triste. Desde su nacimiento, la comadrona predijo que perdería la vida por una mujer. Vidal desarrolló una personalidad violenta y solitaria debido a los intentos de su madre por abortarlo y a la falta de amor en su infancia. Se convirtió en el jefe de una banda de hombres desesperados, cometiendo fechorías en la región. Era buscado constantemente por las autoridades, pero lograba escapar. El Juez Hidalgo intentó tender una trampa a Vidal usando a su madre, Juana La Triste, como cebo. Sin embargo, Vidal no acudió a rescatarla, demostrando su indiferencia.
Casilda llegó al pueblo para casarse con el Juez Hidalgo, un hombre de carácter severo y estricto cumplidor de la ley. A pesar de los pronósticos de que no sobreviviría al matrimonio, Casilda logró adaptarse y parecía contenta. Casilda ejercía una influencia notable sobre su esposo, el Juez Hidalgo. Sus decisiones en la Corte comenzaron a cambiar, mostrando más benevolencia. Cuando el Juez Hidalgo encerró a Juana La Triste, la madre de Vidal, en una jaula para atraer a su hijo, Casilda decidió intervenir. Llevó agua y provisiones para la prisionera, enfrentándose a los guardias. La acción de Casilda hizo que el Juez Hidalgo finalmente cediera y liberara a Juana La Triste, demostrando que su esposa había logrado conmoverlo.
El Juez Hidalgo preparó una trampa para Nicolás Vidal, usando a Juana La Triste como cebo, con la esperanza de que el bandido acudiera a rescatarla. Vidal, sin embargo, permaneció impasible ante el sufrimiento de su madre, demostrando su dureza y falta de sentimientos. Cuando Casilda intervino para socorrer a Juana La Triste, el Juez Hidalgo finalmente cedió y liberó a la prisionera, reconociendo su derrota ante la determinación de su esposa. Nicolás Vidal, al enterarse de lo sucedido, se burló del Juez Hidalgo, afirmando que este tenía menos "cojones" que él.
La Tragedia de la Familia Hidalgo
Las carcajadas de Nicolás Vidal se tornaron amargas al día siguiente, cuando se enteró de que Juana La Triste, la mujer que había frecuentado en el burdel, se había ahorcado en la lámpara del establecimiento. Juana no pudo soportar la vergüenza de que su único hijo la hubiera abandonado en una jaula en la Plaza de Armas.
Vidal tenía un plan para vengarse del Juez Hidalgo. Planeaba entrar al pueblo de noche, atrapar al magistrado por sorpresa, darle una muerte espectacular y colocarlo dentro de la maldita jaula, para que al despertar al otro día todo el mundo pudiera ver sus restos humillados. Sin embargo, se enteró de que la familia Hidalgo había partido a un balneario de la costa para pasar el mal gusto de la derrota.
El Juez Hidalgo recibió el indicio de que lo perseguían para tomar venganza cuando se encontraba en una posada, descansando en el camino. Ordenó a su mujer y a sus hijos subir al coche y se lanzó a la carretera, esperando llegar a tiempo al otro pueblo y conseguir ayuda.
Extenuado por las noches de vela, la hostilidad de los vecinos, el bochorno sufrido y la tensión de esa carrera para salvar a su familia, el corazón del Juez Hidalgo no resistió y estalló sin ruido. El coche sin control salió del camino y se detuvo en la vera.
Doña Casilda, la esposa del Juez, comprendió la necesidad de actuar de inmediato para salvar a los niños. Encontró una cueva natural en una ladera y los llevó allí, uno por uno, hasta la cima. Les dijo que los guardias vendrían a buscarlos en unas horas.
Doña Casilda bajó los párpados de su marido, se acomodó y se sentó a esperar. Rezó para que la banda de Nicolás Vidal fuera numerosa, así les daría trabajo saciarse de ella, y reunió sus fuerzas, preguntándose cuánto tardaría morir si se esmeraba en hacerlo poco a poco.