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La concepción científica del mundo
Tipo: Guías, Proyectos, Investigaciones
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Prefacio
A comienzos de 1929, Moritz Schlick recibió una tentativa oferta para trabajar en Bonn. Después de dudar un poco, decidió quedarse en Viena. En esta ocasión, se hizo claramente consciente para él y para nosotros que existe algo así como un “ Círculo de Viena ” de la concepción científica del mundo, que desarrolla esta manera de pensar en un trabajo colectivo. Este círculo no tiene junta directiva, sino que la conforman hombres con la misma actitud científica básica. Cada miembro trata de obtener la integración, cada uno trata de llevar la unión al primer plano, ninguno quiere perturbar la cohesión a través del individualismo. En muchos aspectos uno puede representar a otro, el trabajo de uno puede ser continuado por otro.
El Círculo de Viena está ansioso por tomar contacto con los de igual juicio y ejercer su influencia sobre los más distantes. La cooperación con la A s ociación Ernst Mach es el resultado de este esfuerzo. El presidente de esta asociación es Schlick y varios miembros de su círculo pertenecen al comité ejecutivo.
Junto con la Sociedad de Filosofía Empírica (Berlín), la Asociación Ernst Mach organiza una Conferencia sobre la epistemología de las ciencias exactas para el 15 y 16 de septiembre de 1929 en Praga, en donde tendrá lugar simultáneamente la Conferencia de la Sociedad Alemana de Física y de la Asociación Matemática Alemana. Aparte de cuestiones particulares también se habrá de abordar temas fundamentales. Se decidió —en ocasión de esta conferencia— publicar un manuscrito sobre el Círculo de Viena de la concepción científica del mundo. El escrito se presentará a Moritz Schlick en octubre de 1929 con motivo de su regreso como profesor visitante en la Universidad de Stanford (California), como señal de agradecimiento y júbilo por su permanencia en Viena. La segunda parte del folleto contiene una bibliografía que fue hecha en cooperación con los participantes. Este folleto da una mirada general a las áreas problemáticas que el Círculo de Viena tuvo como propias.
Viena, agosto de 1929 Por la asociación Ernst Mach:
Hans Hahn Otto Neurath Rudolf Carnap
† (^) Traducción al castellano de “Wissenschaftliche Weltauffassung — der Wiener Kreis” en Otto Neurath,
Wissenschaftliche Weltauffassung Sozialismus und Logischer Empirismus , editado por R. Hegselmann, Francfort del Meno, Suhrkamp, 1995, pp. 81-101.
Muchos han afirmado que el pensamiento metafísico y teologizante no sólo en la vida sino también en la ciencia aumenta hoy nuevamente. ¿Concierne esto a una apariencia general o sólo a un cambio limitado en ciertos círculos? Dicha aseveración se comprueba claramente a través de una mirada a los temas de las cátedras en las universidades y a los títulos de las publicaciones filosóficas. No obstante, un espíritu opuesto, el de la Ilustración y la investigación fáctica antimetafísica , también se consolida en el presente debido a que ha tomado conciencia de su existencia y labor. Algunos círculos que se basan en la experiencia van consolidándose a causa del nuevo y creciente antagonismo con la manera de pensar especulativa, hoy más viva que nunca.
Este espíritu de la concepción científica del mundo está presente en la investigación de todos los campos de la ciencia experimental. Sin embargo, sólo se manifiesta de manera reflexiva, fundamental y sistemática en pocos pensadores líderes, que están dispuestos a congregarse en un círculo con otros colaboradores que compartan las mismas perspectivas científicas. Encontramos esfuerzos antimetafísicos particularmente en Inglaterra , donde la tradición de los grandes empiristas continúa viva. Las investigaciones de Russell y Whitehead en lógica y el análisis de la realidad han adquirido trascendencia internacional. En los Estados Unidos estos esfuerzos toman las más diversas formas; en este sentido habría que contar también a James. La nueva Rusia busca absolutamente la concepción científica del mundo, aunque seguida de corrientes materialistas antiguas. En Europa Continental se encuentra una concentración de trabajo que apunta de manera productiva en dirección a la concepción científica del mundo, particularmente en Berlín (Reichenbach, Petzoldt, Grelling, Dubislav, entre otros) y en Viena.
Se entiende el hecho histórico de que Viena haya sido, especialmente, un terreno con las condiciones adecuadas para este desarrollo. En la segunda mitad del siglo XIX, el liberalismo fue por largo tiempo la tendencia política dominante en Viena. Su pensamiento proviene de la Ilustración, del empirismo, del utilitarismo y del movimiento liberal inglés. En el movimiento liberal vienés la conducción venía dada por intelectuales de reputación mundial. Aquí se mantuvo el espíritu antimetafísico. Recuérdese a Theodor Gomperz —quien tradujo las obras de Mill (1869-80)—, Sueß, Jodl, entre otros.
Hay que agradecer al espíritu de la Ilustración el que Viena haya conducido la educación nacional con una perspectiva científica. En ese entonces, bajo la cooperación de Victor Adler y Friedrich Jodl, se creó y continuó la Asociación Nacional de Educación. Los “cursos populares universitarios” y la “casa del pueblo” se fundaron por iniciativa de Ludo Hartmann, aquel conocido historiador cuya actitud antimetafísica y visión materialista histórica se expresaron en todos sus trabajos. Del mismo espíritu proviene también el movimiento de la “escuela libre”, que fue la precursora de la actual reforma educativa.
En esta atmósfera liberal vivió Ernst Mach (1838) en Viena como estudiante y, luego, como docente universitario (1861-1864). Retornó a Viena más tarde, cuando se le creó su propia cátedra de Filosofía de las ciencias inductivas en 1895. Se encontraba particularmente solícito a limpiar la ciencia empírica de todo pensamiento metafísico, especialmente en el campo de la física. Debe recordarse su crítica al espacio absoluto —la cual lo convierte en un predecesor de Einstein—, su lucha en contra de la metafísica de la cosa en sí y del concepto de sustancia, así como sus investigaciones sobre la construcción de los conceptos científicos basados en los últimos elementos: los datos de los sentidos. En algunos aspectos los resultados de la investigación científica muestran que no estuvo en lo correcto, por ejemplo: en su postura en contra de la atomística y en su esperanza de un fomento de la física mediante la fisiología de los sentidos. Los puntos esenciales de su obra, sin embargo, fueron utilizados
En el año 1922, Moritz Schlick , que trabajaba en Kiel, fue nombrado profesor en Viena. Su efectividad encajó bien dentro del desarrollo histórico de la atmósfera científica de Viena. Siendo físico, inspiró a la tradición hacia una nueva vida, la cual había comenzado con Mach y Bolzano, y continuó en cierto sentido con la dirección antimetafísica de Adolf Stöhr. En Viena estuvieron sucesivamente: Mach, Boltzmann, Stöhr, Schlick; y en Praga: Mach, Einstein, P. Frank.
A través de los años se concentró alrededor de Schlick un círculo que asociaba los diferentes esfuerzos tendentes a la concepción científica del mundo. Como resultado de esta concentración se produjo una propuesta mutua y productiva. Los miembros del círculo son aquellos cuyas publicaciones
se mencionan en la bibliografía∗. Ninguno de ellos es un llamado filósofo “puro”, sino que todos han trabajado en un área particular de la ciencia. A decir verdad, provienen de diferentes áreas de la ciencia y originalmente de diferentes actitudes filosóficas. Sin embargo, al correr de los años salió a la luz una uniformidad en aumento como resultado de la actitud específicamente científica: “lo que puede ser dicho, puede ser dicho claramente” (Wittgenstein). A pesar de las diversas opiniones, finalmente es posible un acuerdo, y, por consiguiente, también es algo que se exige. Resulta cada vez más evidente que no sólo la actitud libre de metafísica, sino también la antimetafísica, significa la meta común de todos.
También las actitudes hacia las preguntas concernientes a la vida muestran un consenso extraño, aunque éstas no están en el primer plano de los temas que se discuten en el círculo. Desde un criterio puramente teórico, aquellas actitudes tienen una relación mucho más cercana con la concepción científica del mundo que lo que aparenta a primera vista. Por ejemplo, los esfuerzos muestran una conexión interna con la concepción científica del mundo para la reorganización de la económica y las condiciones sociales, la unificación de la humanidad, la renovación de la escuela y la educación. Es manifiesto que los miembros del círculo afirman estos esfuerzos contemplándolos con simpatía, y algunos promoviéndolos activamente.
El Círculo de Viena no se contenta con producir trabajos colectivos como un círculo cerrado; sino que procura tomar contacto con corrientes vivas contemporáneas, en tanto que compartan de manera cordial la concepción científica del mundo y se aparten de la metafísica y la teología. La Asociación Ernst Mach es por hoy el lugar desde donde el círculo habla con otro público. Esta asociación, como se señala en su programa, “desea promover y difundir la concepción científica del mundo. Dispondrá de ponencias y publicaciones sobre las condiciones presentes de la concepción científica del mundo, de modo que se demostrará la importancia de las investigaciones exactas para las ciencias sociales y las ciencias naturales. Así, se han de moldear los instrumentos intelectuales del empirismo moderno, que también se necesitaría para la organización de la vida pública y privada.” Por medio de la elección de su nombre, la asociación quiso recalcar su dirección fundamental: la ciencia libre de metafísica. Sin embargo, con eso el círculo no quiere declararse de acuerdo únicamente con la doctrina de Mach. El Círculo de Viena en cooperación con la Asociación Ernst Mach cree satisfacer una demanda actual: se trata de formar herramientas del pensar para la vida cotidiana, tanto para los intelectuales como para todas aquellas personas que cooperan de alguna manera en la organización consciente de la vida. La intensidad de la vida, que es visible en los esfuerzos para obtener una transformación racional del orden social y económico, también contagia al movimiento de la concepción científica del mundo. Que Schlick haya sido elegido presidente al fundarse la Asociación
∗ (^) La presente traducción no contiene la bibliografía mencionada ( N del Tr. ).
Ernst Mach en 1928, corresponde a la presente situación en Viena, pues su trabajo en general se concentró intensamente en el campo de la concepción científica del mundo.
Schlick y P. Frank editaron conjuntamente la colección “ Escritos de la concepción científica del mundo ”, en donde están representados los miembros más predominantes del Círculo de Viena.
La concepción científica del mundo no se caracteriza mucho por sus tesis propias, como sí por su actitud fundamental, puntos de vista y dirección de investigación. Su meta es lograr la ciencia unificada , es decir, lograr conciliar los resultados de los investigadores individuales con los demás campos de la ciencia. De este objetivo se sigue el énfasis en el trabajo colectivo ; el énfasis en la comprensión intersubjetiva; la búsqueda hacia un sistema formal neutral, es decir, un simbolismo liberado de las cenizas del lenguaje histórico; y la búsqueda hacia un sistema total de conceptos. Se aspira a la purificación y dilucidación, y se rechazan las distancias oscuras y las profundidades insondables. En la ciencia no existen “profundidades”, por todos lados el terreno es llano: todo lo experimentado forma una red complicada no siempre abarcable en su totalidad, sino a menudo comprensible por partes. Todo es accesible al hombre y el hombre es la medida de todas las cosas. Aquí el parentesco se muestra con los sofistas, no con los platónicos; con los epicureístas, no con los pitagóricos; con todos los que representan la naturaleza terrenal, el aquí y el ahora. La concepción científica del mundo no conoce enigmas sin resolver. La dilucidación de los problemas filosóficos tradicionales conduce a que, por un lado, se los desenmascare como pseudoproblemas, y, por el otro, a que se transformen en problemas empíricos para luego subordinarlos al juicio de la ciencia experimental. La tarea del trabajo filosófico consiste en la dilucidación de problemas y enunciados, y no en la formulación de enunciados “filosóficos” propios. El método de la dilucidación es el del análisis lógico, del cual Russell dice: “fue creado lentamente en contacto con las investigaciones críticas de los matemáticos. En mi opinión, un avance similar fue alumbrado por Galileo en la física: resultados singulares demostrables toman el lugar de afirmaciones indemostrables referidas a la totalidad, afirmaciones para las que sólo se puede apelar a la imaginación”.
Este método del análisis lógico diferencia sustancialmente al nuevo empirismo y positivismo de los anteriores, que tenían una mayor orientación biológica y psicológica. Si uno afirma: “no hay dios”, “la razón primordial del mundo es lo inconsciente”, “existe la entelequia como principio guía en el organismo”, entonces no le respondemos: “lo que dices es erróneo”, sino le preguntamos: “¿qué quieres decir con tus enunciados?”. Se muestra entonces que hay un agudo límite entre dos tipos de enunciados. Unos han sido hechos por la ciencia empírica: su sentido puede ser determinado por el análisis lógico, a saber, a través de una reducción a afirmaciones más simples sobre lo dado empíricamente. Los otros enunciados —que son los que se han nombrado anteriormente— resultan ser totalmente carentes de significado si uno los toma tal como alude el metafísico. Con frecuencia, uno puede libremente reinterpretarlos en afirmaciones empíricas, de modo que pierda su contenido sentimental, que el metafísico considera fundamental. El metafísico y el teólogo creen, erróneamente, que afirman algo con sus enunciados, creen representar un estado de cosas. Sin embargo, el análisis [lógico] muestra que estos enunciados no tienen significado, sino que son sólo la expresión de una actitud hacia la vida. Expresar tales cosas puede ser seguramente una tarea significativa en la vida; sin embargo, el medio adecuado para ello es el arte, p. ej.: la lírica o la música. En lugar de esto se eligió la vestimenta lingüística de una teoría, de manera que existe un peligro: se simula un contenido teórico donde no existe ninguno. Si un metafísico o teólogo quiere mantener la vestimenta usual en el lenguaje, entonces le debe ser claro y mostrar claramente que no hay representación, sino expresión; que no hay teoría —es decir, comunicación de un conocimiento—, sino poesía y mito. Si un místico afirma tener experiencias que están sobre o más allá de cualquier concepto, entonces uno no puede negárselo. Pero,
son permitidos para quienes buscan, sin embargo, los descubrimientos deben resistir la contrastación. Se rechazará la doctrina que considere a la intuición un modo de conocer que es más valioso y que llega a mayor profundidad, que logra conducir más allá de los contenidos empíricos sensibles y que no necesita estar ligado por las estrechas ataduras del pensamiento conceptual.
Hemos caracterizado esencialmente a la concepción científica del mundo mediante dos determinaciones. En primer lugar , es empírica y positivista : sólo existe conocimiento de la experiencia que se basa en lo dado inmediato. Con esto han quedado indicados los límites para el contenido de la ciencia legítima. En segundo lugar , la concepción científica del mundo se caracteriza mediante la aplicación de un método determinado, a saber, el del análisis lógico. El esfuerzo del trabajo científico se encamina a alcanzar la meta de la ciencia unificada mediante la aplicación de este análisis en el material empírico. Debido a que el sentido de cada enunciado de la ciencia debe dejarse indicar mediante la reducción a un enunciado sobre lo dado, entonces, también el sentido de cada concepto, a cuyo campo de la ciencia siempre haya pertenecido, debe dejarse indicar mediante la reducción gradual a otros conceptos, es decir, hasta aquellos conceptos del último nivel que se refieren a lo dado. Si se llevara a cabo tal análisis para todos los conceptos, entonces serían clasificados en un sistema de reducción, “un sistema de constitución”. Las investigaciones dirigidas hacia la meta de tal sistema de constitución, la “ teoría de constitución ”, constituyen los marcos en donde se usa el análisis lógico de la concepción científica del mundo. La realización de tales investigaciones muestra muy pronto que la lógica tradicional, a saber, la aristotélica- escolástica, es completamente insuficiente para este propósito. Sólo en la lógica simbólica moderna (“ logística ”) se consigue ganar la claridad necesaria de las definiciones de los conceptos y enunciados, y formalizar el proceso de inferencia intuitiva del pensar habitual, o sea, ponerlo en forma rigurosa y, a su vez, controlada automáticamente mediante el mecanismo de signos. Las investigaciones en la teoría de la constitución muestran que los conceptos de la experiencia y las cualidades de la psique propia pertenecen al nivel más bajo. Sobre ellos están almacenados los objetos físicos; a partir de éstos se construyen las psiques ajenas, y, por último, los objetos de las ciencias sociales. La clasificación de los conceptos de los diversos campos de la ciencia en el sistema de constitución ya es perceptible hoy en día a grandes rasgos, aunque para las realizaciones más minuciosas todavía queda mucho por hacer. Con la demostración y designación de la forma del sistema total de los conceptos será perceptible al mismo tiempo la referencia de todos los enunciados a lo dado, y, con ello, la forma estructural de la ciencia unificada.
En la descripción científica sólo se puede tratar la estructura (forma ordenatoria) de los objetos, no su “esencia”. Las fórmulas estructurales representan las conexión de los hombres en el lenguaje, en ellas resulta que se encuentra el contenido del conocimiento que es común a los hombres. Las cualidades experimentadas subjetivamente —lo rojo y el deseo— son eso mismo, experiencias, mas no conocimientos. En la óptica física sólo se trata, básicamente, lo que también es comprensible para un ciego.
En las discusiones y trabajos del Círculo de Viena han sido tratados una gran cantidad de diferentes problemas que pertenecen a diversas ramas independientes de la ciencia. El esfuerzo consiste en atraer las diferentes direcciones del problema hacia una unidad sistemática, para que a través de ello se aclare la situación del problema.
Los problemas de los fundamentos de la aritmética fueron de especial importancia histórica para el desarrollo de la concepción científica del mundo, puesto que han sido el motivo para el desarrollo de una nueva lógica. Después que la matemática había tomado un extraordinario y fructífero
desarrollo en el siglo XVIII y XIX, por lo cual uno había prestado más atención a la abundancia de nuevos resultados que a la revisión sutil de los fundamentos conceptuales, esta revisión probó finalmente ser imprescindible, si la matemática no quería perder la siempre elogiada seguridad de su edificación. Esta revisión se volvió más urgente cuando aparecieron ciertas contradicciones: “las paradojas de la teoría de conjuntos”. Se tuvo que reconocer pronto que no sólo involucraba dificultades en un área de la matemática, sino contradicciones lógico-generales, “ antinomias ”, que advierten errores fundamentales en los fundamentos de la lógica tradicional. La tarea de eliminación de estas contradicciones provee un fuerte estímulo particular para el perfeccionamiento de la lógica. Por tanto, los esfuerzos para obtener un esclarecimiento del concepto de número se encuentran con aquellos a favor de una reforma interna de la lógica. Desde Leibniz y Lambert siempre ha estado vivo el pensamiento de dominar la realidad por medio de una claridad en aumento de los conceptos y procedimientos concluyentes, y alcanzar esta claridad mediante una copia del simbolismo matemático. Después de Boole, Venn y otros, fueron particularmente Frege (1884), Schröder (1890) y Peano (1895) los que trabajaron en este campo. Basados en este trabajo previo fue que Russell y Whitehead (1910[5]) pudieron formar un sistema coherente de la lógica en forma simbólica ( “logística” ) que no sólo elimina las contradicciones de la antigua lógica, sino que también la excede de lejos tanto en riqueza como en utilidad práctica. Ambos dedujeron del sistema lógico los conceptos de la aritmética y el análisis, a fin de darle a la matemática un fundamento seguro en la lógica.
Con este intento por superar la crisis de los fundamentos de la aritmética (y de la teoría de conjuntos) siguen existiendo, no obstante, algunas dificultades respecto de las cuales hasta hoy no se ha encontrado ninguna solución definitiva satisfactoria. En la actualidad, se encuentran en este campo tres direcciones frente a frente. Aparte del “logicismo” de Russell y Whitehead, se encuentra el “formalismo” de Hilbert, quien entiende a la aritmética como un juego compuesto de reglas determinadas, y el “intuicionismo” de Brouwer, según el cual los conocimientos aritméticos se basan en la intuición de la
unidad de dos∗. Las discusiones entre estas tres direcciones son seguidas de cerca con gran interés por el Círculo de Viena. A dónde vaya a conducir la decisión final, aún no se puede prever. De cualquier modo, ahí también recae, a su vez, la decisión sobre la estructura de la lógica, y, por consiguiente, la importancia de este problema para la concepción científica del mundo. Algunos son de la opinión de que estas tres direcciones no se encuentran tan distantes como aparentan. Conjeturan que los planteamientos fundamentales de las tres direcciones convergerán en un desarrollo posterior mutuo, y, probablemente, bajo el aprovechamiento del vasto pensamiento de Wittgenstein, estarán unidas en una eventual solución.
La concepción del carácter tautológico de la matemática, que se basa en las investigaciones de Russell y Wittgenstein, también es defendida por el Círculo de Viena. Ha de tenerse en cuenta que la concepción no sólo se encuentra en contraposición al apriorismo e intuicionismo, sino también al empirismo antiguo, p. ej., al de Mill, quien quiso derivar la matemática y la lógica de cierto modo inductivo-experimental.
En relación con los problemas de la aritmética se encuentran las investigaciones que se realizaron sobre la naturaleza del método axiomático en general (los conceptos de completud, independencia, categoricidad, polimorfismo, etc.); así como también sobre la formulación de sistemas de axiomas para determinadas áreas matemáticas.
Originalmente, el interés fundamental del Círculo de Viena estaba dirigido a los problemas del método en la física. Estimulados por los pensamientos de Mach, Poincaré y Duhem, los problemas del
∗ (^) Intuición de la cual más allá no se puede ir ( N. del Tr. )
Bajo las preguntas sobre los fundamentos de la física, el problema del espacio físico ha ganado una especial importancia en los últimos diez años. Las investigaciones de Gauß (1816), Bolyai (1823), Łobatschewskij (1835) entre otros, condujeron a la geometría no euclidiana , al conocimiento de que la hasta esa entonces única reina, el sistema geométrico clásico de Euclides, sólo era una entre una cantidad infinita de sistemas lógicamente equivalentes. De esta manera nació la pregunta: ¿Cuál de estas geometrías debería ser la del espacio físico de la realidad? Ya Gauß quiso decidir esta pregunta midiendo la suma de los lados de un triángulo grande. Con eso, la geometría física se había convertido en una ciencia empírica, es decir: en una rama de la física. Los problemas fueron posteriormente promovidos particularmente por: Riemann (1868), Helmholtz (1868) y Poincaré (1904). Poincaré enfatizó, particularmente, la conexión de la geometría física con todas las otras ramas de la física. La pregunta por la naturaleza del espacio de la realidad sólo se puede responder con respecto a un sistema total de la física. Luego, Einstein encontró dicho sistema total mediante el cual la pregunta se respondió, si bien es cierto, dentro de un cierto sistema no euclidiano.
A través del desarrollo mencionado, la geometría física se desligó de manera más clara de la geometría puramente matemática. Ésta se formalizó gradualmente a través del posterior desarrollo del análisis lógico. En primer lugar, se aritmetizó, esto significa que se interpretó como una teoría de un cierto sistema numérico. De aquí en adelante, se axiomatizó, esto significa que se representó mediante un sistema de axiomas, el cual interpreta los elementos geométricos (puntos, etc.) como objetos indeterminados y sólo especifica su relación mutua. Finalmente, la geometría se logizó, esto es, se representó como una teoría de ciertas estructuras de relaciones. La geometría se convirtió así en la más importante área de aplicación del método axiomático y de la teoría general de relaciones. Por ello, dio un gran impacto en el desarrollo de estos dos métodos, los cuales, luego, han sido tan significativos para el desarrollo mismo de la lógica y, por otra parte, en general, para la concepción científica del mundo.
La relación entre la geometría matemática y la geometría física condujeron, naturalmente, al problema de la aplicación de los sistemas axiomáticos a la realidad, la cual también desempeñó, como se mencionó, un papel muy importante en las investigaciones generales sobre los fundamentos de la física.
La biología siempre fue caracterizada con preferencia a un área especial del núcleo metafísico. Esto quedó de manifiesto por una particular doctrina de la vitalidad: el vitalismo. Los representantes modernos de esta doctrina se esfuerzan por brindar una versión conceptual clara a la forma oscura y borrosa del pasado. La vitalidad fue reemplazada por las “entidades dominantes” (Reinke, 1899) o “entelequias” (Driesch, 1905). Debido a que estos conceptos no satisfacen la exigencia de reducibilidad a la realidad, es que son descartados de la concepción científica del mundo por considerarse metafísicos. Lo mismo vale para el así llamado “psicovitalismo” que enseña una intervención del alma, un “rol líder de lo espiritual en lo material”. Sin embargo, si el núcleo empírico comprensible se desprende del vitalismo metafísico, entonces, sobra la tesis de que los procedimientos en la naturaleza orgánica se desarrollan según leyes que no pueden reducirse a leyes físicas. Análisis más exactos muestran que esta tesis es equivalente a la afirmación de que ciertas áreas de la realidad no están sujetas a una regularidad uniforme y abarcativa.
Es comprensible que la concepción científica del mundo pueda mostrar confirmaciones más claras en las áreas que ya ha desarrollado mayor claridad conceptual para sus visiones fundamentales que en otras: en el área de la física más que en el área de la psicología. Las formas lingüísticas, de las que incluso hablamos en el área de lo psíquico, fueron formadas en la antigüedad a razón de ciertas ideas
metafísicas del alma. La formación de la imagen conceptual en el área de la psicología es obstaculizada por estos defectos del lenguaje: carga metafísica e incongruencia lógica. Además aún hay ciertas dificultades materiales. La consecuencia es que hasta ahora los conceptos que más se utilizan en la psicología están inadecuadamente definidos; de algunos ni siquiera se sabe si tienen significado, o, si sólo simulan tenerlo por medio del uso del lenguaje. De este modo, para el análisis epistemológico queda casi todo por hacer en este campo; desde luego, este análisis es más difícil aquí que en el terreno de la física. El intento de la psicología conductista de considerar todo lo psíquico en el comportamiento de los cuerpos, es decir, en una clase accesible de la percepción, está cerca, en su actitud fundamental, a la concepción científica del mundo.
Como lo hemos manifestado particularmente con la física y la matemática, cada rama de la ciencia se conduce, en un estadio temprano o tardío de su desarrollo, hacia la necesidad de una revisión epistemológica de sus fundamentos: un análisis lógico de sus conceptos. Así también ocurre en las áreas de las ciencias sociales, en particular, la historia y la economía política. Ya desde hace cien años se lleva a cabo en estas áreas un proceso de eliminación de excedentes metafísicos. Aunque aún no se ha logrado el mismo nivel de purificación que en la física, tal vez la tarea de limpieza sea aquí menos urgente. Aquí parece que la influencia metafísica no ha sido especialmente fuerte, aun en los grandes tiempos de la metafísica y la teología; tal vez la razón esté en los conceptos de estas áreas como guerra y paz, importación y exportación, los cuales se encuentran más cerca de una percepción inmediata que los conceptos de átomo y éter. No es muy difícil abandonar conceptos tales como “espíritu del pueblo” y, en su lugar, tomar como objeto de estudio a grupos de individuos de determinada naturaleza. Quesnay, Adam Smith, Ricardo, Comte, Marx, Menger, Walras, Müller-Lyer, para nombrar a investigadores de las más diversas direcciones, han trabajado en el sentido de la actitud empírica y antimetafísica. Los hombres, las cosas y su disposición son los objetos de estudio de la historia y la economía nacional.
La moderna concepción científica del mundo ha logrado desarrollarse mediante los trabajos llevados a cabo en torno a los problemas antes mencionados. Hemos visto cómo en la física el esfuerzo inicial de obtener resultados tangibles mediante herramientas científicas deficientes o incluso insuficientes se concentró con más fuerza del lado de las investigaciones metodológicas. Tanto así que se desarrolló el método de la construcción de hipótesis, y, luego, el método axiomático y el del análisis lógico. Mediante esto, la construcción de conceptos ganó cada vez más claridad y rigor. Como hemos visto, de estos mismos problemas metodológicos se condujo al desarrollo de la investigación sobre los fundamentos de la geometría física, la geometría matemática y la aritmética. Los representantes de la concepción científica del mundo se ocupan preferentemente de estos problemas. Se entiende que en el Círculo de Viena permanezca claramente identificable la procedencia de sus miembros por medio de las diferentes áreas en las que trabajan. De esa manera se llegan a diferencias en las líneas de interés y puntos de vista que, por consiguiente, conllevan a diferencias en la concepción. No obstante, es característico que a través del esfuerzo por obtener formulaciones precisas sobre la aplicación de un lenguaje lógico exacto y un simbolismo, así como encontrar una distinción clara entre el contenido teórico de una tesis y sus nociones subalternas, haga disminuir la separación. Gradualmente crece un entramado de concepciones comunes que forman el núcleo de la concepción científica del mundo, en donde se unen las capas exteriores con una divergencia subjetiva más fuerte.
Ahora, la naturaleza de la nueva concepción científica del mundo se nos vuelve claramente retrospectiva; al contrario de la filosofía convencional. No se formularán enunciados filosóficos propios, sino se dilucidarán, y serán ciertamente enunciados de la ciencia empírica, como hemos observado en las