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Jerome Bruner y la educación de adultos, Monografías, Ensayos de Psicología Educacional

En este trabajo se exponen algunas ideas básicas del psicólogo norteamericano Jerome S. Bruner acerca de la educación, la cultura, la sociedad y el desarrollo o psicología evolutiva y luego se describen algunas implicaciones que tendrían sus ideas en la práctica educativa y en particular en la educación de adultos.

Tipo: Monografías, Ensayos

2018/2019

Subido el 22/10/2019

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Jerome Bruner y la educación de adultos / Jorge Jairo Posada
JEROME BRUNER Y LA EDUCACION DE ADULTOS
Jorge Jairo Posada*
“…el maestro es también un inmediato símbolo personal del proceso educativo, una
figura con quien los estudiantes pueden identificarse y compararse a ella. ¿Quién no es
capaz de recordar el impacto de algún maestro determinado, un entusiasta, un devoto
de un punto de vista, un disciplinario cuyo ardor proviene del amor a su materia, una
mente traviesa y al mismo tiempo seria? Hay muchas imágenes y son de gran precio.
Pero también hay imágenes destructivas: los maestros que minan la confianza, que
matan los ensueños…” (Bruner, 1972)
* Jorge Jairo Posada. Profesor de la Universidad Pedagógica
Nacional. Postgrado en Educación Comunitaria.
En este trabajo se exponen algunas ideas básicas
del psicólogo norteamericano Jerome S. Bruner
acerca de la educación, la cultura, la sociedad y el
desarrollo o psicología evolutiva y luego se des-
criben algunas implicaciones que tendrían sus
ideas en la práctica educativa y en particular en la
educación de adultos.
Educación, sociedad y cultura
Para Bruner, el hombre no es sólo un ser biológico
sino ante todo un ser cultural. Esta cultura es muy
basta y ningún hombre por sí sólo puede asimilar-
la; de ahí que sea necesaria la educación.
Eso quiere decir que los conocimientos y des-
trezas de la cultura son enseñados fuera del con-
texto en que surgen. En la escuela se da este
proceso y para ello se utiliza la abstracción y el
lenguaje hablado y escrito descontextualizado.
Este tipo de pensamiento abstracto es una exigencia
crucial, como lo demuestran los estudios de Bruner
al comprobar que la variable escolar introduce
unas diferencias cualitativas tan importantes en el
desarrollo, que los niños escolarizados de culturas
muy distintas tienen entre sí modos de funciona-
miento intelectual mucho más semejantes que los
que se dan, en una misma cultura, entre niños
escolarizados y niños no escolarizados.
La educación en las sociedades avanzadas,
complejas, también está condicionada a cambiar
rápidamente al ritmo en que se transforma la
sociedad. Cuanto más compleja se vuelva una
sociedad, tanto mayor será la importancia de la
educación no sólo para la socialización de los
niños, sino también porque les permite la adqui-
sición de conocimientos y destrezas básicas para
enfrentar con posibilidades de éxito las condiciones
de esa sociedad.
Esto lleva a pensar a Bruner que el conocimiento
es poder: “Mi trabajo sobre la educación y clase
social en los primeros años, por ejemplo, me ha
convencido de que el sistema escolar es, en efecto,
nuestra forma de mantener un sistema clasista
(…); por lo que a los niños de la parte más baja de
los niveles socioeconómicos se refiere, es un
sistema que mutila su capacidad de participar con
plenos derechos en la sociedad, mutilación que
lleva a cabo de manera efectiva y a una edad muy
temprana” (Bruner, 1988).
En las ideas de Bruner, una teoría de la educa-
ción no sólo tiene implicaciones políticas sino que
es en sí misma una teoría política: “Una teoría de
la educación es una teoría política en el sentido de
que deriva de una serie de decisiones relativas a la
distribución del poder dentro de la sociedad… Los
psicólogos o educadores que formulen teorías
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Jerome Bruner y la educación de adultos / Jorge Jairo Posada

JEROME BRUNER Y LA EDUCACION DE ADULTOS

Jorge Jairo Posada*

“…el maestro es también un inmediato símbolo personal del proceso educativo, una figura con quien los estudiantes pueden identificarse y compararse a ella. ¿Quién no es capaz de recordar el impacto de algún maestro determinado, un entusiasta, un devoto de un punto de vista, un disciplinario cuyo ardor proviene del amor a su materia, una mente traviesa y al mismo tiempo seria? Hay muchas imágenes y son de gran precio. Pero también hay imágenes destructivas: los maestros que minan la confianza, que matan los ensueños…” (Bruner, 1972)

  • Jorge Jairo Posada. Profesor de la Universidad Pedagógica Nacional. Postgrado en Educación Comunitaria.

En este trabajo se exponen algunas ideas básicas del psicólogo norteamericano Jerome S. Bruner acerca de la educación, la cultura, la sociedad y el desarrollo o psicología evolutiva y luego se des- criben algunas implicaciones que tendrían sus ideas en la práctica educativa y en particular en la educación de adultos.

Educación, sociedad y cultura

Para Bruner, el hombre no es sólo un ser biológico sino ante todo un ser cultural. Esta cultura es muy basta y ningún hombre por sí sólo puede asimilar- la; de ahí que sea necesaria la educación. Eso quiere decir que los conocimientos y des- trezas de la cultura son enseñados fuera del con- texto en que surgen. En la escuela se da este proceso y para ello se utiliza la abstracción y el lenguaje hablado y escrito descontextualizado. Este tipo de pensamiento abstracto es una exigencia crucial, como lo demuestran los estudios de Bruner al comprobar que la variable escolar introduce unas diferencias cualitativas tan importantes en el desarrollo, que los niños escolarizados de culturas muy distintas tienen entre sí modos de funciona- miento intelectual mucho más semejantes que los

que se dan, en una misma cultura, entre niños escolarizados y niños no escolarizados. La educación en las sociedades avanzadas, complejas, también está condicionada a cambiar rápidamente al ritmo en que se transforma la sociedad. Cuanto más compleja se vuelva una sociedad, tanto mayor será la importancia de la educación no sólo para la socialización de los niños, sino también porque les permite la adqui- sición de conocimientos y destrezas básicas para enfrentar con posibilidades de éxito las condiciones de esa sociedad. Esto lleva a pensar a Bruner que el conocimiento es poder: “Mi trabajo sobre la educación y clase social en los primeros años, por ejemplo, me ha convencido de que el sistema escolar es, en efecto, nuestra forma de mantener un sistema clasista (…); por lo que a los niños de la parte más baja de los niveles socioeconómicos se refiere, es un sistema que mutila su capacidad de participar con plenos derechos en la sociedad, mutilación que lleva a cabo de manera efectiva y a una edad muy temprana” (Bruner, 1988). En las ideas de Bruner, una teoría de la educa- ción no sólo tiene implicaciones políticas sino que es en sí misma una teoría política: “Una teoría de la educación es una teoría política en el sentido de que deriva de una serie de decisiones relativas a la distribución del poder dentro de la sociedad… Los psicólogos o educadores que formulen teorías

BOLETIN 32, diciembre 1993 / Proyecto Principal de Educación

pedagógicas que no tomen en consideración las bases políticas, económicas y sociales de la edu- cación caen en la trivialidad…” (Bruner, 1988). Me pregunto: ¿qué lectura de la realidad esta- mos haciendo nosotros en nuestro trabajo educativo cuando hacemos propuestas pedagógicas o si tan siquiera hemos pensado que analizar la realidad socioeconómica y política del país es importante? Por esto, para Bruner ni las teorías psicológicas ni las pedagógicas son neutrales: “Difícilmente puedo pretender que lo que digo de las posibilidades y el rango del intelecto humano está desprovisto de consecuencias sociales, políticas y morales; la teoría pedagógica no es sólo técnica, sino cultural, ideológica y política. Si quiere tener algún impacto, debe tener conciencia de ello” (Bruner, 1988). Según Bruner, la práctica educativa refleja y refuerza las desigualdades de un sistema de clase y lo hace limitando el acceso al conocimiento a los pobres y facilitándoselo a los que no lo son. Una vez que se ha realizado esta desigual distribución del conocimiento, la segregación social queda justificada apelando al mérito. Las capacidades intelectuales de los niños estarían determinadas en gran parte por las condiciones sociales. La educación tal como está sólo favorece a un grupo de niños: “…no solamente las oportunidades educativas posteriores, sino las subsiguientes oportunidades de empleo se vuelven creciente- mente fijadas por los resultados antes obtenidos en la escuela. El que despunta tardíamente, el que no se revela tempranamente, el niño que viene de un hogar educacionalmente indiferente, todos ellos, en una meritocracia a gran escala, se vuelven víctimas de una irreversibilidad de decisión fre- cuentemente sin sentido”. (Bruner, 1988) Este tipo de educación que privilegia a unos no sólo determina el futuro educativo de una persona, sino su futuro en la vida. Acaso no vemos padres y profesores diciéndoles a niños de siete años “que no sirven para el estudio, que lo único que deben hacer es trabajar de bulteros, porque son brutos…” Bruner hace toda una serie de planteamientos acerca de la educación que los deriva de sus teorías del desarrollo cognitivo; se pregunta ¿cómo educar al hombre para que utilice el patrimonio cultural? Expondremos, brevemente, a continuación, al-

gunos planteamientos de Bruner acerca de la psicología evolutiva o relativos al desarrollo hu- mano; puesto que si la educación afecta de manera crucial al desarrollo, lo que la psicología nos aporte acerca del desarrollo debe ser la base para el trabajo educativo.

El desarrollo humano

Todas las teorías del desarrollo humano tienen un carácter ascensional y teleológico y por esta razón estas teorías no son sólo descriptivas, sino también prescriptivas y canónicas. (Rey, Germán, 1990). Esta idea la plantea Bruner así: “Por su carácter, como representaciones culturales aceptadas, dan, en cambio, una realidad social a los procesos que tratan de explicar y, en cierto grado, a los hechos que citan como fundamento…” (Bruner, J. 1986). Estas teorías, dice Germán Rey (1990), “dan lugar no sólo a un conjunto de conocimientos sobre el ser humano sino también a parámetros del desarrollo, coeficientes, umbrales, sistemas de medición, expertos, indicadores para lograr socialmente, e instituciones. Pero también produ- cen discriminaciones, sistemas de intervención inocuos o represivas presiones sobre personas y comunidades”. Recordemos que Bruner es un psicólogo cognitivo, que en gran parte sigue las orientacio- nes de Piaget acerca de la importancia del cono- cimiento humano en el desarrollo y sobre el pro- ceso constructivo de este conocimiento. Ahora bien, las ideas de Bruner acerca del desarrollo también han evolucionado. Algunas de las tesis más recientes del autor están contempladas en el libro: “Realidad Mental y Mundos Posibles” (1986). Este autor evolucionó de una gran influen- cia de Piaget en los años 60 (ver “Acción, Pensa- miento y Lenguaje”, 1984) para luego criticarlo y colocarse más en la óptica de Vygotsky en la década del 80. Bruner en su estudio “Concepcio- nes de la infancia: Freud, Piaget y Vygotsky” (1986) plantea que Freud estaba más preocupado por el pasado, Piaget por el presente y Vygotsky por el futuro. “…la liberación tal y como Freud la concebía consistía en un asunto totalmente privado: un

BOLETIN 32, diciembre 1993 / Proyecto Principal de Educación

Para Bruner, la tercera etapa aparece cuando el lenguaje es más importante como instrumento del pensamiento. En este período, que Bruner llama simbólico y Piaget operacional, el niño es capaz de estructurar jerárquicamente los con- ceptos y categorías, y maneja posibilidades alter- nativas. Pero para Bruner estas etapas no surgen espon- táneamente en el niño; para él es muy importante el papel de los adultos, de los profesores, de la escuela o de la educación. Esta sería una importan- te diferencia con las ideas de Piaget, donde parece ser que el niño logrará todo casi por sí mismo. De ahí la importancia que Bruner le da a la cultura y que en Piaget no aparece muy claramente. En esto también creo que coinciden Bruner y Vygotsky. “Sospecho que gran parte del desarrollo empie- za dando vueltas a nuestras propias huellas y formulando nuevamente en clave, con ayuda de tutores adultos, lo que hemos hecho o visto, para alcanzar nuevos modos de organización…” (Bruner, 1972). El cerebro del ser humano según Bruner tiene una capacidad limitada para procesar toda la in- formación que le llega del medio. Por esto nece- sita ir desarrollando, con ayuda, una serie de estrategias que permitan manejar la información; “la complejidad y la confusión nos abruman fá- cilmente. El dominio cognitivo… depende de las estrategias que permitan reducir la complejidad y la confusión… (Bruner, 1978). Estas estrategias surgen en gran parte con la ayuda del adulto y ésta es la esencia de la educa- ción para Bruner. De ahí saca la conclusión de que lo fundamental es hacer aprender las destrezas básicas que permiten alcanzar las más complejas. La forma para lograr que una persona domine las aptitudes, los conceptos y destrezas básicas, consiste en hacerle pasar poco a poco del pensa- miento concreto a la utilización de modos de pensar cada vez más conceptuales. “…El meollo del proceso educacional estaría, en el continuo ensanchamiento y profundización del conoci- miento en términos de ideas básicas y generales” (Bruner, 1972). Para Bruner la educación debe hacer el esfuerzo de adaptarse a las características evolutivas de los

niños: “La tarea de enseñar una materia a un niño, en cualquier edad determinada, consiste en repre- sentar la estructura de esa materia de acuerdo con la manera que tiene el niño de considerar las cosas” (Bruner, 1972). Esto es, que la educación debe acompañar al desarrollo y lo debe hacer de acuerdo al momento evolutivo del niño o el estado del pensamiento del adulto. Todo esto lo lleva a pensar que “la psicología evolutiva sin una teoría de la educación es una empresa tan vacía como una teoría de la educación que ignorase la naturaleza del desarrollo” (Bruner, 1988). Hay, pues, toda una interdependencia entre la psicología y la pedagogía. Para Bruner hay una manía de la uniformación, de los niveles medios estándar, de las capacidades que se miden para determinar si un individuo se separa de lo normal. Ella ha llevado a olvidar que toda persona que desarrolle al máximo sus posi- bilidades está funcionando óptimamente a su ni- vel, sea éste el que sea. Una de las funciones de la educación es que todos los estudiantes tengan apoyo para utilizar al máximo sus facultades intelectuales: “…podemos como el objetivo tal vez más general de la educación el cultivo de la excelencia, pero debe aclararse en qué sentido se usa esa frase. En el caso que nos ocupa se refiere no solamente a formar en la escuela al mejor estudiante, sino también a ayudar a cada estudiante a que realice su desarrollo intelectual óptimo…” (Bruner, 1972).

Ideas de Bruner en la educación y en particular en la educación de adultos

Un elemento que considero muy importante es que Bruner piensa que la escuela produce cambios fuertes en las formas lógicas, en el desarrollo del pensamiento; entonces no basta con que una per- sona llegue a ser adulta para que ya por esto haya desarrollado un tipo de pensamiento abstracto, formal. Esto me hace pensar que hay unas formas de pensar propias de las personas que no pudieron estudiar en su niñez y que sin embargo tampoco son niños mentalmente, pero su pensamiento no estaría impregnado de la lógica “descontextua-

Jerome Bruner y la educación de adultos / Jorge Jairo Posada

lizada” que se desarrolla en la educación escolarizada. Su lógica estaría muy ligada a la vida inmediata, contextualizada; sus formas de apren- der están muy ligadas a la imitación en el trabajo práctico, más ligadas como dice Bruner a la acción que al lenguaje. A través de ese aprendizaje directo, cada individuo aprende a cómo vivir, cómo comportarse, cómo sobrevivir. Entonces el paso del pensamiento concreto al pensamiento abstracto en la educación de adultos hay que saberlo hacer, no puede ser algo brusco, porque el adulto estará buscando un conocimiento muy utilitario, que sirva para ya, que tenga aplicabilidad inmediata. De las ideas de Bruner también podemos sacar otra serie de consecuencias para orientar los pro- cesos pedagógicos: Con Bruner la educación es “una negociación de sentido”, ya que el estudiante no es un recipiente vacío. Bruner nos recuerda que para hacer una buena educación los maestros debemos dejar de ver a los estudiantes como minusválidos deóntica y mentalmente. Esta apreciación es muy válida para la educación de adultos, porque menospre- ciamos a los adultos simplemente porque no han estudiado formalmente, escolarmente; lo más seguro es que ellos saben muchas cosas, pero lo saben de otra forma. La educación como nego- ciación de sentido nos abre una amplia perspec- tiva metodológica y nos llama a un cambio de actitud, nos llama a una educación donde no se dé la imposición sino una interacción basada en el diálogo. Según Bruner, las sociedades deben fomentar el interés por aprender. Este problema era menor cuando el aprendizaje se llevaba a cabo en la vida y a través de la acción, pero se vuelve mayor cuando hay que aprender en la escuela y a través de la abstracción. El interés por aprender no se debe basar en motivos externos tales como títulos; los motivos para aprender son mucho más fructíferos cuando se basan en el interés de lo que se va aprender: “…una actividad debe tener una estructura signi- ficativa para estimular una capacidad algo supe- rior a la que el individuo posee y que será alcan- zada mediante el ejercicio del esfuerzo” (Bruner,

1972). Esta idea parte del concepto de Bruner de desarrollo como esfuerzo. Bruner trabaja la idea de conocimiento signifi- cativo, porque lo significativo es lo que despierta el interés. Pero lo significativo no es obligatoria- mente lo familiar, lo cotidiano, sino de lo que se trata es que los contenidos de las materias despierten los sentimientos, las fantasías y los valores del que aprende: “El problema no estriba tanto en el aprendizaje por sí mismo como en el hecho de que lo que la escuela impone frecuentemente no des- pierta las energías naturales que dan pie al aprendizaje espontáneo: la curiosidad, el deseo de competencia, el afán de emular a un modelo y una entrega completa a la reciprocidad social” (Bruner, 1972). Cuando el aprendizaje no es significativo se priva al que aprende de una de las más poderosas motivaciones para aprender: el sentir que el aprender es por sí mismo recompensador. Bruner piensa que hay una estructura funda- mental de cada materia que se enseña. Lo que ante todo debe asimilar quien se acerque al estudio de la materia de que se trate es el núcleo básico, sus ideas fundamentales. Esta idea se deriva de su forma de pensar acerca del pensamiento, el cual no puede asimilar toda la información del medio, ante lo cual tiene que ser selectivo. La compren- sión de las estructuras fundamentales hace una materia más asequible, pues proporciona un cuadro general en cuyo interior los detalles son más comprensibles y las relaciones entre ellos más claras. Es importante manejar en las clases unas representaciones simplificadas de la información básica de una materia: “Cuanto más fundamental o básica sea la idea que se aprende, casi por definición, tanto mayor será su alcance de aplicabilidad a nuevos problemas” (Bruner, 1972). La comprensión de la estructura fundamental de una materia es el requisito para la aplicabilidad del saber. Bruner cree que “el fracaso del hombre moderno para entender las matemáticas y las ciencias es, posiblemente, menos una cuestión de habilidades por parte del estudiante que nuestro fracaso para comprender cómo enseñar tales materias” (Bruner, 1984).