Docsity
Docsity

Prepara tus exámenes
Prepara tus exámenes

Prepara tus exámenes y mejora tus resultados gracias a la gran cantidad de recursos disponibles en Docsity


Consigue puntos base para descargar
Consigue puntos base para descargar

Gana puntos ayudando a otros estudiantes o consíguelos activando un Plan Premium


Orientación Universidad
Orientación Universidad

INVESTIGACIÓN MAS CONCLUSIÓN DE LA MUJER RURAL EN MEXICO, Guías, Proyectos, Investigaciones de Trabajo Social

se puede considerar como un ensayo o tesina de relevancia social con fundamento en lo observado en el país Mexicano.

Tipo: Guías, Proyectos, Investigaciones

2018/2019

Subido el 10/10/2019

luis-nc
luis-nc 🇲🇽

1 documento

1 / 39

Toggle sidebar

Esta página no es visible en la vista previa

¡No te pierdas las partes importantes!

bg1
1
ANTECEDENTES Y FUNDAMENTO TEÓRICO
Es cierto que la mujer atreves de la historia ha sido discriminada y usada como objeto,
hoy en la actualidad en zonas más pobladas las mujeres pelean por sus derechos y pelean por no
ser señaladas como un objeto, sin embargo en zonas más aisladas o muy arraigadas a sus
costumbres, no aceptan el cambio y movimiento feminista.
Una de las incógnitas de zonas rulares es la longevidad de sus habitantes, más específicamente
la mujer siendo ella el centro de apoyo de los hogares, ya que ellas cumplen distintas tareas como
el cuidado de los niños e inculcar valores en ellos, la atención en la mayoría de los casos a el padre
de familia y muchas actividades para el buen sustento de la vivienda.
Tal y como se señala los determinantes del envejecimiento activo son económicos, sociales,
físicos personales (psicológicos y biológicos) y comportamentales (estilos de vida), al hablar de
dicho tema se toma en cuenta que estos elementos son igualmente accesibles en el ámbito rural.
Recalcando que los ayuntamientos de los pequeños municipios rulares no poseen la capacidad
económica de organizar la batería de actividades que puede proporcionar un ayuntamiento de
una gran ciudad. Por otra parte, la zona geográfica condiciona en gran manera los estilos de vida,
contrastado en las expectativas y la experiencia de una mujer mayor que viva en una zona
céntrica de una capital de provincia a otra que resida a un municipio.
MÉXICO PREHISPÁNICO Y SU VIOLENCIA VS. LAS MUJERES
Para identificar, pues, la violencia contra las mujeres en el México prehispánico, no hay otra
fuente primaria más que los escritos de Fray Bernardino de Sahagún, en su “Historia General de
las cosas de la Nueva España”, conservado en náhuatl, español y latín en el Códice Florentino,
útil para obtener algún conocimiento de lo que ocurría con las niñas y las mujeres entonces.
Sahagún escribe sobre el nacimiento de una niña, el ritual con el que es recibida: “Hija mía, y
señora mía, ya habéis venido a este mundo. Haos acá enviado nuestro señor, el cual está en todo
lugar. Habéis venido al lugar de cansancios y al lugar de trabajos y al lugar de congoxas, donde
hace frío y viento. Notad, hija mía, que el medio de vuestro cuerpo corto y tomo tu ombligo,
porque así lo mandó y ordenó tu madre y tu padre Yoaltecuhtli, que es el señor de la noche, y
Yoaltícitl, que es diosa de los baños. Habéis estar dentro de casa, como el corazón dentro del
cuerpo.”
pf3
pf4
pf5
pf8
pf9
pfa
pfd
pfe
pff
pf12
pf13
pf14
pf15
pf16
pf17
pf18
pf19
pf1a
pf1b
pf1c
pf1d
pf1e
pf1f
pf20
pf21
pf22
pf23
pf24
pf25
pf26
pf27

Vista previa parcial del texto

¡Descarga INVESTIGACIÓN MAS CONCLUSIÓN DE LA MUJER RURAL EN MEXICO y más Guías, Proyectos, Investigaciones en PDF de Trabajo Social solo en Docsity!

ANTECEDENTES Y FUNDAMENTO TEÓRICO

Es cierto que la mujer atreves de la historia ha sido discriminada y usada como objeto, hoy en la actualidad en zonas más pobladas las mujeres pelean por sus derechos y pelean por no ser señaladas como un objeto, sin embargo en zonas más aisladas o muy arraigadas a sus costumbres, no aceptan el cambio y movimiento feminista.

Una de las incógnitas de zonas rulares es la longevidad de sus habitantes, más específicamente la mujer siendo ella el centro de apoyo de los hogares, ya que ellas cumplen distintas tareas como el cuidado de los niños e inculcar valores en ellos, la atención en la mayoría de los casos a el padre de familia y muchas actividades para el buen sustento de la vivienda.

Tal y como se señala los determinantes del envejecimiento activo son económicos, sociales, físicos personales (psicológicos y biológicos) y comportamentales (estilos de vida), al hablar de dicho tema se toma en cuenta que estos elementos son igualmente accesibles en el ámbito rural. Recalcando que los ayuntamientos de los pequeños municipios rulares no poseen la capacidad económica de organizar la batería de actividades que puede proporcionar un ayuntamiento de una gran ciudad. Por otra parte, la zona geográfica condiciona en gran manera los estilos de vida, contrastado en las expectativas y la experiencia de una mujer mayor que viva en una zona céntrica de una capital de provincia a otra que resida a un municipio.

 MÉXICO PREHISPÁNICO Y SU VIOLENCIA VS. LAS MUJERES

Para identificar, pues, la violencia contra las mujeres en el México prehispánico, no hay otra fuente primaria más que los escritos de Fray Bernardino de Sahagún, en su “Historia General de las cosas de la Nueva España”, conservado en náhuatl, español y latín en el Códice Florentino, útil para obtener algún conocimiento de lo que ocurría con las niñas y las mujeres entonces. Sahagún escribe sobre el nacimiento de una niña, el ritual con el que es recibida: “Hija mía, y señora mía, ya habéis venido a este mundo. Haos acá enviado nuestro señor, el cual está en todo lugar. Habéis venido al lugar de cansancios y al lugar de trabajos y al lugar de congoxas, donde hace frío y viento. Notad, hija mía, que el medio de vuestro cuerpo corto y tomo tu ombligo, porque así lo mandó y ordenó tu madre y tu padre Yoaltecuhtli, que es el señor de la noche, y Yoaltícitl, que es diosa de los baños. Habéis estar dentro de casa, como el corazón dentro del cuerpo.”

La diferencia ya se hacía notar desde el nacimiento, pues sí nacía un niño, se recibía con gran algarabía, en tanto que sí era una niña, la comadrona, al recibirla, cortaba su cordón umbilical debajo de la hoguera mientras decía: “No habéis de andar fuera de casa. No habéis de tener costumbre de ir a ninguna parte. Habéis de ser la ceniza con que se cubre el fuego en el hogar. Habéis de ser las trébedes donde se pone la olla. En este lugar os entierra nuestro señor. Aquí habéis de trabajar. Vuestro oficio ha de ser traer agua y moler maíz en el metate. Allí habéis de sudar, cabe la ceniza y cabe el hogar.”

Las mujeres aztecas fueron sustraídas de todas aquellas actividades que implicaban riqueza, poder o prestigio, entre las que podemos mencionar el comercio, la guerra, la cacería ritual y el sacerdocio y su función principal era la reproducción y el cuidado de los padres, primero; hermanos, después y, finalmente, marido e hijos, siendo éstos su finalidad en la vida pues al perder su vida fértil, pasaba a ser “abuela” y cuyo honor recibía al regañar a sus descendientes por la mucha experiencia adquirida.

También su sexualidad estaba controlada, y a las niñas se les enseñaban valores como recato y decoro como narra Sahagún, que un padre decía a su hija: “cuando hablares, no te apresurarás en el hablar; no con desasosiego, sino poco a poco y sosegadamente. Cuando hablares, no alzarás la voz ni hablarás muy bajo, sino con mediano sonido. No adelgazarás mucho tu voz cuando hablares o cuando saludares, ni hablarás por las narices, sino que tu palabra sea honesta y de buen sonido, y la voz mediana. No seas curiosa en tus palabras”. La obediencia, la virginidad y la honradez les eran exigidos so pena de muerte: “La moza o hija que se cría en casa de su padre estas propiedades tiene: es virgen de verdad, nunca conocida varón; es obediente, recatada, entendida, hábil, gentil mujer honrada, acatada, biencriada, doctrinada, enseñada de persona avisada, avisada, guardada (…) Mira que te guardes mucho que nadie llegue a ti, que nadie tome tu cuerpo. Si perdieres tu virginidad y después desto te demandare por mujer alguno y te casaras con él, nunca se habrá bien contigo ni te tendrá verdadero amor. Siempre se acordará de que no te halló virgen, y esto te será causa de gran aflicción y trabajo. Nunca estarás en paz; siempre estará tu marido sospechoso de ti. Oh, hija mía muy amada, mi palomita! Si vivieres sobre la tierra, mira que ninguna manera te conozca más que un varón.”…

Referente a los escarmientos a las niñas, abundan los relatos en que los castigos eran implacables si la chica se reía de más, o su indumentaria no era considerada honesta o hablaba con un hombre, aunque fuera para contestar el saludo, cosa improbable en el México antiguo: el más

frente a la puerta de su casa, ya no se diga de frecuentar pulquerías, pues ya era motivo de escándalo y si alguna de ellas observaba una de estas conductas, ya no tenía defensa posible en caso de violación: “ellas se lo buscaron”, era la murmuración, pues se pensaban que “era lo que ellas querían”, baste revisar algunos casos de violación en el Archivo Judicial del Tribunal Superior de Justicia de la Nación del siglo XIX, muchas de las agresiones eran justificables debido a la “mala conducta” o “mala reputación” de las víctimas.

Conservar la virginidad era una clase de “sello de garantía” que, además, tenía un precio: el matrimonio o compensación monetaria; una mujer soltera que no fuera virgen ─o estuviera “corrupta”, como era costumbre decir entonces─ no podía acusar de violación a nadie. Por supuesto que una mujer que tuviera iniciativa sexual era foco de escándalo y murmuraciones y constituía un argumento masculino para cualquier clase de abuso y agresión, como puede revisarse en el mismo Archivo del Tribunal Superior de Justicia, en el Ramo de Penales, correspondiente a los siglos XVIII y XIX..

Desde entonces el hogar se convirtió en el sitio más inseguro para las mujeres, pues la violencia contra ellas niñas (y niños) era común que fueran golpeados por padres y esposos. También existen una gran cantidad de documentos de la época acerca de incestos y uxoricidios impunes. Había mujeres que se fugaban de sus casas debido al maltrato, pero eran perseguidas por las autoridades y forzadas a regresar al “matrimonio cristiano”. Esto puede deducirse basándose en el estudio de más de 100 expedientes del Ramo Penales No. 7 y 8 del Archivo Judicial del Tribunal Superior de Justicia y en el texto de Richard Boyer. “Las mujeres, la mala vida y la política del matrimonio” (en Asunción Lavrin coordinadora, Sexualidad y matrimonio en la América Hispánica, siglos XVI-XVIII). lograban escapar, pero para relacionarse con otros hombres a través del concubinato, o con relaciones casuales, con la consabida reprobación social al ser llamadas “adúlteras” y castigadas con encarcelamiento, del que sólo podían zafarse si el marido las perdonaba.

La Iglesia, por su parte, reforzaba que el castigo físico “ayudaba” a la purificación, y probablemente ─no está demostrado, pero es una variable de análisis─ se interiorizó como ejercicio para que ellos lo ejercieran sobre ellas, y ellas a tolerarlo. “Infortunadamente ha prevalecido la mentalidad derivada de filosofías, leyes y concepciones religiosas discriminatorias de las mujeres. Desde la capitis diminutio de Aristóteles (la virtud de la mujer era el silencio, el cual va muy parejo con la sumisión, y el hombre determinará su statu quo; al no otorgarle voz a

la mujer a esta se le niega su oportunidad de crear su propio discurso y por tanto carece de identidad, y si la mujer no tiene voz no puede considerársele como ciudadano. De igual forma la mujer no era sujeto de Derecho), pasando por la patria potestad del Derecho Romano y los imperativos de las religiones abráhmicas en las que se consideraba que la mujer debe ser controlada porque es la causa del pecado”, como expuso la historiadora de la UNAM, Patricia Galeana, ante la Comisión de Derechos Humanos del DF, en la entrega del premio “Hermila Galindo” del 2006.

De la Independencia a nuestros días

Aunque sobrevino la Independencia y con ella los discursos planteaban un nuevo orden social, en la práctica existía la ambivalencia que requería una familia “sólida y disciplinada” que se instituyera como base del nuevo orden. Las transformaciones no fueron automáticos y las presiones político-económicas dejaban de lado modificaciones profundas en el sector social, y la forma de ser colonial siguió perneando la mentalidad y el ejercicio del Derecho Español que siguió vigente un largo lapso, así que las mujeres continuaron restringidas en su participación pública en la dinámica social, en sus derechos sobre los hijos y en las transacciones económicas y legales, a pesar de que con la promulgación del Código Civil de 1870, muchos pensabas que las mexicanas ya estaban en una situación legal mejor que la de las europeas o estadunidenses, pues en tal Código los maridos no gozaban de impunidad absoluta para ejercer castigo como sucedía en Francia, Inglaterra y los Estados Unidos, donde, como escribe la investigadora Marcela Suárez(“Discurso, género y violencia intrafamiliar en la historia moderna de México ¿una memoria?“): “en la Francia decimonónica la autoridad de los maridos les permitía sancionar y dirigir la conducta de las esposas. En Inglaterra los esposos gozaron de impunidad absoluta hasta 1878 y las mujeres inglesas pudieron solicitar la separación por ‘sevicias graves’ sólo hasta 1878 (…) La autoridad de los maridos sobre las esposas se prolongó todo el siglo XIX, pero la del padre sobre los hijos se vio reducida por el interés del liberalismo por la libertad individual. Los Estados pro federalismo redujeron la edad necesaria para la mayoría de edad a los veintiun años en la primera mitad del siglo XIX. Esta medida y la de liberar a las ‘doncellas adultas’ de la patria potestad se incluyeron en el Código Civil de 1870. Las viudas mejoraron su situación al conferírseles la patria potestad sobre sus hijos menores, pero las mujeres casadas continuaron bajo la autoridad del marido ‘en pro de la cohesión de la sociedad conyugal”.

de género, porque, como apuntó el doctor Roberto Castro: “falta sensibilizar a maestros, abogados y médicos, respecto al sufrimiento de la mujer en esos tres órdenes: educacional, legal y de salud, pues ellos están en posición de privilegio para comenzar a permear a la sociedad de una conciencia equitativa con respecto a la mujer”.

Como dijo el conferencista experto en temas de género Michael Kaufman cuando la ONU lo invitó al Coloquio del Fondo para la Prevención de la Violencia de Género en 1999, en su ponencia sobre su artículo “Las 7 p’s de la violencia del hombre”: “Indiferentemente de las complejas causas sociales y psicológicas de la violencia de los hombres, ésta no prevalecería si no existiera en las costumbres sociales, los códigos legales; en la aplicación de la ley y ciertas enseñanzas religiosas, un permiso explícito o tácito para ejercerla. En muchos países, las leyes sobre la violencia contra las esposas o la violencia sexual son relajadas o inexistentes; en muchos otros, las leyes apenas son aplicadas; y en otros más hay leyes absurdas, como en los países donde una denuncia de violación sólo puede ser perseguida si existen varios testigos masculinos o donde no se toma en cuenta el testimonio de la mujer.”

Y aunque en México desde 1974, el artículo 4o. constitucional establece el derecho fundamental de igualdad jurídica con el precepto de: “El varón y la mujer son iguales ante la ley”. Esta adición constitucional publicada en el Diario Oficial de la Federación, ocurrió el 31 de diciembre de 1974, que se concibió como una declaración para compensar los desequilibrios sociales, es más de letra que de hecho. Tal iniciativa de reformas a la Constitución marcaba que se trataba de evitar: “modos sutiles de discriminación, congruentes con las condiciones de desigualdad que éstas sufren en la vida familiar colectiva”. El argumento, pues, era el siguiente: en virtud de que existen “modos sutiles” de discriminación entre mujeres y hombres, era necesario asemejar el concepto de hombre y mujer y hoy día ya hay leyes que adicionan, derogan y reforman diversas disposiciones al Código Penal vigente en materia de violencia intrafamiliar, de género y de combate a la violencia que todavía están ajustándose, aunque ya se revisaron y actualizaron los 33s Códigos Penales en materia común y para toda la República en Materia Federal, al Código de procedimientos penales para el Distrito Federal, al Código Civil para el Distrito Federal y para toda la República en materia federal y al Código de procedimientos civiles para el Distrito Federal desde 1996, pero todavía queda mucho por revisar y ajustar, como es la reclasificación de delitos desde la perspectiva de género en los que, a la fecha, y según la ENDIREH, se han tipificado 62 delitos y la lista sigue creciendo.

DESCRIPCIÓN DEL TEMA

En este tema abordaremos el estilo de vida que una mujer en el campo rural, las posibilidades de un desarrollo y crecimiento estable, el cumplimiento de metas de una, la discriminación perdurable en el género femenino que aún existe hoy en día en zonas rurales, y la poca importancia que tienen las mujeres en esas zonas.

COMUNIDAD RURAL EL ORIGEN DE LA DEFINICIÓN DE RURAL

Del vocablo latino communitas, una comunidad es un conjunto de personas que forman parte de un pueblo, región o nación, o que están vinculadas por ciertos intereses comunes.

Lo rural, por otra parte, es todo lo referente o perteneciente a la vida en el campo. El adjetivo se utiliza como opuesto a lo urbano, que es el ámbito de la ciudad.

Se conoce como comunidad rural al pueblo que se desarrolla en el campo y alejado de los cascos urbanos. El concepto puede hacer referencia tanto al pueblo en sí mismo como a la gente que habita en dicha localidad.

Las comunidades rurales viven de la agricultura o la ganadería. Por lo general, se trata de regiones donde la industria no está desarrollada y, por lo tanto, la economía es bastante precaria.

Otra característica de las comunidades rurales es la infraestructura deficiente. A diferencia de las ciudades, las comunidades rurales suelen contar con calles de tierra y sufrir la carencia de alumbrado público, servicio de conexión a Internet y otras prestaciones propias de la vida moderna. Los servicios públicos, por lo tanto, se limitan a lo mínimo indispensable.

La población de las comunidades rurales es escasa. Con el crecimiento demográfico, por lo general, estos asentamientos terminan convirtiéndose en ciudades y pasan a formar parte del mundo urbano.

Los gobiernos tienen la obligación de contribuir al desarrollo rural, lo que no supone que descuiden las tradiciones y costumbres de estos lugares, sino que favorezcan el crecimiento económico a partir de las medidas adecuadas.

Existe una tendencia general a creer que la vida en el campo es tranquila y aburrida; por el contrario, independientemente del gusto de cada persona y de los principios morales que los

LA DISCRIMINACIÓN EN LA ACTUALIDAD

Actualmente, la sociedad ha evolucionado mucho en los últimos treinta años, nos Seguimos encontrando con situaciones que recuerdan la vida de siglos pasados, aunque, con una diferencia significativa: las leyes han abierto la puerta de los derechos de las mujeres.

Tradicionalmente las mujeres han ocupado el espacio privado -las tareas domésticas, el cuidado, la atención a los miembros de la familia y la comunidad- y los hombres el espacio público - actividades políticas, económicas y sociales-. La división entre el espacio público y el espacio privado sitúa a las mujeres en conflicto con el pleno ejercicio de la ciudadanía y la participación social, así como para acceder en igualdad a los bienes y los recursos.

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) reconoció hoy que las mujeres que viven en zonas rurales del país padecen marginación, pobreza, discriminación y precariedad en sus ingresos monetarios, lo que afecta el goce y ejercicio de sus derechos humanos, sobre todo a la alimentación, a la propiedad de la tierra, a gozar de una vivienda digna, a la educación y a la protección de la salud.

Según cifras de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) 2014, de los 12.3 millones de mujeres de tres y más años que residen en localidades rurales, 2.2 millones hablan alguna lengua indígena, es decir, 17.7% de este grupo.

Las lenguas indígenas más habladas por la población femenina rural en el país son: náhuatl, 24.0%; tzeltal, 8.2%; mixteco, 8.0%; tzotzil, 7.8%; maya, 6.1%; zapoteco, 4.4%; otomí, 4.2% y chol 4.1%.

De acuerdo con el mismo reporte al segundo trimestre de este año, en las localidades rurales se concentra aproximadamente la quinta parte del total de la población económicamente activa del país (20.3%), es decir más de 10.6 millones de personas, de las cuales más de tres millones son mujeres de 14 años o más.

De ese universo de población femenina el 94.5% es económicamente activa, mientras que 3.0% busca corporarse a otra actividad económica.

DIFERENCIAS ENTRE LA IDEOLOGÍA RURAL Y URBANA DEL GENERO FEMENINO

La actual diferencia entre la ideología entre las mujeres de zonas urbanas y las de zonas rurales, se nota en demasía viendo primeramente los beneficios o posibilidades de las mujeres urbanas siendo más independientes a una figura marital, teniendo el ejemplo de muchas que lograr salir adelante a una familia por su propia cuenta, llegando a verse más mujeres emprendedoras, al igual que teniendo una oportunidad más cercana a la de los hombres de adquirir un trabajo aquí en México, también en gran contraste por tabús que y poca libre expresión en una zona rural donde se apegan a usos y costumbres que marcan el ser sometidas por una figura masculina que se “encarga de traer el pan al hogar” sin serles reconocido que son base para una familia, sufriendo abusos y discriminación más marcada por el hecho de ser del género femenino, aun apegándose a un estilo de vida que pasa de generación en generación.

- Definición propia.

sistema patriarcal (Bersani & Chen, 1988), otras lo han definido como una modalidad de poder propia de ex colonias que interactúa con los sistemas socio-legales formales e informales y da forma a una economía de la muerte en la que operan distintos actores como la iglesia, policías, jueces y otros actores encargados del control social (Shalhoub-Kervorkian & Daher-Nashif, 2013).

El término feminicidio es de uso mayoritario y está reconocido por el Diccionario de la lengua española, pero en algunos casos se utiliza el término femicidio, con un significado sinónimo. Algunas personas en cambio hacen una distinción entre femicidio y feminicidio, expresando con el primero el asesinato de una mujer por el hecho de ser mujer, y con el segundo, el «conjunto de femicidios en una situación de absoluta o patente inactividad de los Estados para la persecución y evitación de tales crímenes.

EL FEMINICIDIO EN CHIAPAS

El feminicidio fue tipificado como delito en 2011 y el Código Penal de Chiapas determinó entonces que sólo podía acreditarse si existía una relación entre víctima y victimario. Esto representó un problema para su medición, registro y acceso a la justicia, al dejar de lado la participación de otros posibles agresores. Siete años después la tipificación se amplió y ahora se considera también la relación de subordinación o superioridad, que el cuerpo presente signos de violencia sexual, lesiones o mutilaciones, o que la mujer haya sufrido acoso o violencia con anterioridad a su asesinato.

Desde el 21 de noviembre de 2016, siete municipios de Chiapas, entre ellos Tuxtla Gutiérrez, tienen activa la alerta de género por el número de casos de violencia contra las mujeres.

Los otros seis municipios son Chiapa de Corzo, Comitán de Domínguez, San Cristóbal de las Casas, Tamachula de Córdova y Ordóñez, Tonalá y Villaflores.

¿QUIÉN ES LA MUJER RURAL?

Teresa López, presidenta de FADEMUR, la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales, nos advierte que debe puntualizar a la hora de definir a la mujer rural, un primer síntoma del desconocimiento y el escaso reconocimiento social que padecen: “Durante años se ha establecido un estereotipo de mujer sumisa, con poca iniciativa, que no corresponde a la realidad del mundo rural. Cuando nos preguntan cuál es el perfil de la mujer rural insistimos en que somos 7 millones de mujeres las que vivimos y trabajamos en el medio rural, entre las que hay de todo: mujeres más o menos formadas, más o menos resignadas, absolutamente emprendedoras o sin iniciativa, mayores, jóvenes… No corresponden a un arquetipo, se definen entre toda la diversidad que puede darse entre 7 millones de mujeres”.

Los detalles son borrosos incluso entre las propias asociaciones. Para Lola Merino de AMFAR, Asociación de Mujeres y Familias del Ámbito Rural, la “mujer rural es un colectivo de casi 5 millones de mujeres con una media de edad de 50 años, casada y con hijos, la mayoría de ellas declaradas amas de casa. El trabajo exterior es considerado como ‘extensión de las tareas domésticas'”. Desde AMFAR se refieren a ellas como pertenecientes al sector agrario y estiman que más de 750.000 mujeres se dedican a sacar adelante las explotaciones agrarias “en calidad de ayuda familiar”, es decir, sin reconocimiento oficial como titulares de la explotación.

El baile de cifras se corresponde con la definición que se toma como base de la mujer rural. En opinión de Teresa López, la mujer rural es quien “vive en el medio rural, pero no necesariamente se dedica al sector primario, el cual se define en la Ley para el Desarrollo Sostenible en el Medio Rural: municipios de menos de 10 millones de habitantes dependiendo de la densidad de población”. Así coincide también Belén Verdugo, desde CERES, la Confederación de Mujeres del Mundo Rural.

Inocencia Rey, propietaria del alojamiento rural El Jiniebro (Extremadura), apunta que la única diferencia entre la mujer rural y la de ciudad está en las posibilidades: “la mujer rural no es diferente de la mujer urbana. Tiene sus sus mismos problemas y sus mismos sueños, aunque más dificultades para cumplirlos”.

Sin embargo, la representante de Iratialdea, la Asociación de Casas Rurales del Pirineo, focaliza su opinión sobre el turismo rural en particular: “No hay un perfil concreto, aunque hay dos tipos de gestoras de turismo rural: una que tiene más asumido su papel de empresaria, que apuesta

miedo a equivocarnos, que las mujeres son vitales para el mantenimiento de la vida en los pueblos y de las explotaciones agrarias. La mujer rural es el pilar sobre el que se sustenta una familia y por extensión un municipio. Es imprescindible atender a sus necesidades para frenar el envejecimiento, la emigración y fijar la población”.

En cuanto a fijar la población, para Inocencia, del Jiniebro, el turismo rural ha tenido un papel importante “y por supuesto algo ha tenido que ver en la evolución positiva de la mujer en los últimos años. La educación también ha cambiado sin duda a la mujer rural, me atrevo a decir que al hombre. El turismo rural ha sido una gran oportunidad para demostrar que la mujer sabe hacerlo y además lo hace bien”.

Así pues nos encontramos con una figura imprescindible y desatendida. El medio rural adolece de falta de oportunidades, pero ¿a qué nos referimos concretamente cuando hablamos de oportunidad? Recogemos los problemas a los que se enfrentan las mujeres del medio rural y que les obligan a marcharse.

 LOS PROBLEMAS A LOS QUE SE ENFRENTA LA MUJER RURAL

“Nos estamos enterando de que se cierran comedores escolares o de que se Eliminan rutas de transporte escolar o de que se reduce el horario de los centros sanitarios. La crisis ha complicado todavía más la vida de las mujeres“. Teresa López contempla la realidad de la crisis de la vida en el medio rural desde la preocupación, como no puede ser de otro modo. La crisis ha impactado sobre el mundo rural de manera desigual entre mujeres y hombres: “son las mujeres las que acaban ocupándose de todos esos servicios que se dejan de prestar. Son ellas quienes llevan al cole a los niños cuando eliminan las rutas de transporte escolar, las que los recogen cuando no hay servicios de comedor…”. Añaden desde FADEMUR.

Pero ya antes de comenzar el periodo de crisis la inversión en servicios y equipamientos era insuficiente. Desde CERES indican que “se necesitan infraestructuras para que las personas se puedan desarrollar en todos los ámbitos de la vida (guarderías, centros de día, ambulatorios, polideportivos) y también para las actividades lúdicas y culturales que den cobertura a las necesidades básicas”. La falta de oportunidades no sólo hace referencia al ámbito laboral. En tal escenario la amenaza de despoblación siempre está presente. Inocencia recuerda que “el abandono es un problema difícil de atajar porque requiere un gran sacrificio por parte de todos; dotar de mejores servicios a la población requiere visión de futuro y inversión”.

Tampoco favorece la situación la estructura patriarcal que suele imperar en las sociedades del mundo rural, aunque no siempre. Teresa López suaviza la opinión general al respecto: “podemos decir que la ruptura con una

Lola Merino, de AMFAR

roles muy concretos en el medio rural y las primeras en no identificar su situación como discriminatoria son ellas mismas. El sistema continúa funcionando como hace siglos”.

Vivir dos vidas en una como si fuera media

El rol que asumen las mujeres y el cambio de mentalidad obliga a las mujeres a conciliar la vida laboral y familiar con mayor dificultad, un problema que se agudiza en el entorno rural.

“En FADEMUR tratamos de concienciar a la población de que conciliar no es sólo cosa de las mujeres, sino que también afecta a los hombres. Queremos cambiar la palabra ‘conciliar’ por ‘corresponsabilidad‘, nos parece más ajustado a cómo deber ser una sociedad equilibrada”. Lola Merino indica que la crisis ha intensificado todavía más esta situación: “mujeres que hasta ese momento se encargaban de las tareas domésticas y del cuidado de todos los miembros de la familia (hijos, nietos, mayores, enfermos o personas dependientes) ahora buscan salir adelante complementando su jornada con otro trabajo remunerado”.

A la escasez de tiempo y al aumento de responsabilidades se le suma el grave desconocimiento que se tienen de la mujer rural en líneas generales. “Se desconoce la escasa participación que tenemos en los órganos de decisión o los problemas de acceso a las nuevas tecnologías de la comunicación. No se valora en su justa medida nuestro trabajo ni dentro ni fuera del hogar y tampoco se hace lo suficiente para que podamos conciliar nuestra vida laboral y familiar”, añade Lola Merino.

Desde AMFAR subrayan que hay ayudas oficiales, pero que no son suficientes. “Hace escasamente un mes ha entrado en vigor la Ley de Titularidad Compartida de Explotaciones Agrarias, un nuevo escenario legal que constituye un hito histórico. Dará lugar a la existencia de una figura jurídica que hasta ahora no existía y que permitirá reconocer el trabajo invisible de las mujeres en el sector agrario”.

Respecto a los problemas laborales de la mujer en el mundo rural, Teresa López lo resume a la perfección: son “básicamente todos los derivados de ser mujer y además de vivir en un medio pequeño. Las oportunidades laborales son más escasas: trabajar por cuenta ajena, por ejemplo,

es muy complicado. En la mayoría de los casos hay que recurrir al autoempleo, a poner en marcha las iniciativas empresariales propias, ya sea en la agricultura y ganadería u otro tipo como la artesanía o el sector servicios”.

Como veremos en el apartado siguiente, el turismo rural es uno de esos nuevos nichos en los que las mujeres han encontrado una nueva vía de diversificar sus economías. Inocencia defiende que no “existe ningún problema para la mujer en el turismo rural, aunque es deseable una mayor formación en la esfera del turismo porque no es sólo recibir turistas. Hay que tener un mínimo de conocimiento si se quiere crecer”. A este respecto, desde CERES no creen que haya problema alguno entre la mujer y el turismo rural como negocio. Las mujeres son más emprendedoras e innovadoras en este aspecto”.

 LA MUJER RURAL EN MÉXICO

En días pasados, Naciones Unidas conmemoró el Día Internacional de las Mujeres Rurales en reconocimiento a la función y contribución de este sector de la población, incluida la mujer indígena, en la promoción del desarrollo agrícola y rural, en la mejora de la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza rural.

En este tema, cifras nacionales revelan que a mediados de 2015 la población en México que vivía en comunidades rurales sumaba 27.5 millones y representaba el 23 por ciento de la población total del país y que alrededor de 13.9 millones eran mujeres y 13.6 millones hombres.

También precisa que Oaxaca es la entidad que tiene la mayor proporción de mujeres rurales (51. por ciento), seguida de Chiapas con cerca de la mitad de su población de mujeres reside en áreas rurales. Hidalgo, Tabasco y Guerrero también tienen una importante promoción de mujeres rurales que va del 47.3 al 40 por ciento.

Así las cosas, el Senado de la República, a través del Instituto Belisario Domínguez, documentó que la mayoría de las mujeres rurales de 15 años y más económicamente activas son trabajadoras asalariadas; 23.4 por ciento trabaja por cuenta propia; 7.1 trabaja sin remuneración y sólo el 2. por ciento es empleadora.