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Marcas de fuego, marcas de fuego, marcas de fuego
Tipo: Apuntes
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Esta etapa de la investigación constituye una prolongación de la denominada “inspección ocular”, ya que su estudio toma un carácter íntimamente objetivo, con la diferenciación fundamental de que en él se puntualizan las alteraciones experimentadas por las cosas muebles o inmuebles, debido a la acción del fenómeno combustivo. Comprobamos entonces, que es objetivo primordial, establecer las consecuencias materiales del suceso, con señalización de aquellas particularidades que le son propias y que en definitiva orienta la investigación hacia el logro de su real propósito, cual es el conocimiento de la causa del fuego. En tal sentido se destaca la necesaria relación de afectaciones, como la resultante de un estudio comparativo entre la apreciación física de las mismas, la actitud para arder de los materiales afectados y demás factores ambientales que gravitan en la evolución del mencionado fenómeno. Es por ello que merece especial consideración el estudio del sector donde el fuego evidencia su mayor penetración; analizándose todos aquellos signos diferenciados, con miras siempre a la demarcación de la trayectoria seguida por el proceso en estudio, hecho lo cual, el investigador fundamentará su posición respecto a la normal o anormal continuidad de los efectos. Asimismo, y con tal finalidad se debe tener presente no sólo la modalidad y disposición estructural de la edificación sino la forma de acondicionamiento de las mercaderías, de las materias primas, con especificación de su calidad y cantidad, para poder de esta manera formular un juicio certero respecto al comportamiento del fuego. Así, el investigador, ante la presencia de huellas físicas de trámite inadmisible desde el punto de vista normal, más la complementación integral de los elementos de juicio, apreciará las negatividades que puedan conducir a la señalización de un hecho gestado por una voluntad dolosa. En relación directa con la modalidad evidenciada por el desarrollo del fuego, es importante precisar la ubicación en los distintos planos de edificación (Planta Baja, pisos altos, entrepisos. etc.), y su directa relación con los medios de acceso y demás comunicaciones, todo lo cual no sólo interesa al estudio de la propagación del fuego, sino que permite según el caso justificar afectaciones dispares, atribuibles, desde el punto de vista accidental a las conocidas formas de transmisión del calor. En este capítulo se harán constar los datos meteorológicos relacionados con la velocidad y dirección del viento, humedad, y temperatura, ambiente, ya que ello no sólo puede incidir en lo relacionado con el incremento de la combustión, sino en la gestación de situaciones que alteren su régimen, haciéndolo más acelerado, como en el caso de los tirajes formalizados a través de patios abiertos y huecos de aire y luz, lo que motiva una canalización de los productos generados por la combustión y por ende una renovación atmosférica con la subsiguiente aceleración y alteración del proceso ígneo en su normal manifestación. Consecuentemente, el desarrollo del fuego, tiene como principal finalidad atender a la necesidad de establecer la lógica relación de continuidad del proceso lo que se logra a través del estudio de los daños causados, como también el análisis de la profundidad de los mismos, con miras a una orientación efectiva conducente a la consideración de la causa, ya en el terreno accidental o bien intencional.
En rigor de verdad, tanto el “desarrollo del fuego”, como de “origen” del mismo, son facetas componentes de un mismo problema, esto es, el exhaustivo análisis de la actuación del fenómeno ígneo en un ámbito escenario determinado y, su separación cual si fueran dos disciplinas conexas pero distintas, está dirigida a la posibilidad de ordenar con mayor propiedad sus conceptos, por parte de quien se inicia en la especialidad investigativa que nos ocupa; obedece a razones eminentemente pedagógicas, en una palabra. Ampliando el concepto, con el primer paso se tiende a conocer las distintas características del accionar calórico que interesan investigativamente hablando, entiéndase entre otras, su dinámica, dirección evolutiva, tiempo de tendencia traslativa, etc., a cuyo término el perito se encontrará en condiciones de sindicar con toda propiedad, punto, sector, zona, conforme a la profundidad o éxito alcanzado con el estudio anterior, él “lugar de origen” del incendio ó explosión, por el cual resulta acertado concebir en un sentido amplio, que dicha segunda instancia, es la resultante de la anterior etapa y, por ende, parte integral de una misma cuestión, como se dijo en principio. Sin embargo, no se excluye la posibilidad de que al término de un eficiente análisis o examen en el orden destructivo, no se llegue a la individualización del radio de “origen”, por presentar el marco influenciado una marcada uniformidad u homogeneidad desmejorativa y/o por verificarse la presencia de vestigios o puntos referenciales del inmueble, instalaciones o mercaderías que señalan una dinámica de tipo caprichosa o anómala que, en suma, demuestran las bondades o idoneidad, si se prefiere, de quien está abocado al estudio y lejos de representar un obstáculo o fracaso del propósito de esclarecimiento perseguido, implica haber dado un paso firme y por demás positivo del proceso. Otra de las variantes clásicas, por cierto más simple en su significación, está dada por la verificación de dos o más focos de fuego, totalmente desvinculados entre sí, o bien relacionados en forma por demás relativa, es decir, bajo la influencia de una gravitación persistente o ulterior, en cuyo caso, también si es factible, se realizará un examen en función de la calidad (le las materias combustibles afectadas en cada caso y a la profundidad de las vulneraciones, no como una simple formalidad enumerativa o destructiva, sino por exigencias legales en ese sentido que implícitamente llevan a la posibilidad de reproducir el “modus operandi” de quien resulte sospechado o responsabilizado de la autoría del hecho. Para volcar con claridad el significado de los daños, en todo evento de cierta magnitud resulta indispensable desglosar y analizar por separado aquellos factores de incidencia capital en la activación o magnificación calórica, para a “posteriori” dimensionar con propiedad el juego de valores causa-efecto o dicho de otro modo, la verdadera potencialidad siniestral del eventual escenario influenciado, son ellos por lo general: a) relativos al edificio; b) naturaleza intrínseca del contenido y c) cantidad de almacenamiento del mismo. Sintetizando, cada uno de los pasos enunciados, lleva al claro propósito de iniciar el análisis, con una base de fundamentos s6lidos, que eviten caer en falsas valoraciones o conceptualizaciones erróneas; por el primero se procura llegar al amplio conocimiento de la medida en que pudo influir en la modalidad del suceso, las características conformativas del edificio erigido en marco del siniestro, la existencia de aberturas, cantidad, amplitud y disposición de las mismas en relación con el directo ámbito sometido al fenómeno, sobre todo como importantes factores de orientación para dimensionar la resistividad del inmueble y como vías de recuperación del oxígeno, consumido por el incendio, en una palabra, su aptitud siniestral.
Como es lógico suponer, esas alteraciones fundamentales determinadas bajo la influencia de altas temperaturas, se producen de manera preferencial, en las zonas de mayor perdurabilidad del fuego, o dicho en otras palabras, la de “origen”, para dejar, al ir ganando amplitud, una gama, de secuelas distinta magnitud, que a la postre, posibilita reconocer la orientación seguida por el proceso. La aplicación de la gama de conceptos teóricos anotados en el curso del presente apunte, fueron aplicados en hechos producidos y esclarecidos de distintos tipos, por lo que se busca con su enunciación brindar una idea más práctica acerca de cómo debe efectuarse el estudio analítico del comportamiento del fuego. DIFERENCIAS ENTRE FUEGO EFECTIVO Y PROPAGACIÓN. DETERMINACIÓN DE LA ZONA DE ORIGEN DEL FUEGO. Prosiguiendo con el tratamiento específico de la tarea investigativa que nos ocupa, entramos en el desarrollo de lo que hemos convenido en denominar “origen del fuego”, que significa el lugar donde se inició la combustión. La importancia de su significación resulta fácilmente comprensible, si se tiene en cuenta que, para entrar en la consideración de los causales del suceso, necesariamente debe conocerse de manera previa, el sitio donde el incendio tuvo o razonablemente debió tener su manifestación incipiente. Todos los pasos cumplidos, en relación directa con la señalización de los daños provocados por el fuego, valoración de las propiedades cuali-cuantitativas de los materiales en cuestión, disposición del escenario de los hechos y demás elementos de juicio logrados por vía testimonial, tienden al logro del referido propósito, ya que la normal continuidad de daños conducirá siempre (en el terreno puramente accidental) a una o varias zonas, donde la mayor destrucción provocada por el fuego y su consecuente relación con los sectores adyacentes, nos mostrará de manera cierta la zona de origen. En consecuencia, la determinación del origen del fuego surge del estudio exhaustivo de los materiales afectados y demás factores concurrentes en cuanto concierne a la evolución del fenómeno desde el punto de vista técnico- científico. Esa localización objetiva permite circunscribir la búsqueda del “agente causa”, en un reducido sector eliminando así gran cantidad de factores oponentes a la tarea de esclarecimiento, ya que en la medida que ello se logre, se reducirá también el número de posibles factores de gestación, facilitando la profundización del examen y con ello la identificación de la causa. Dentro del concepto clásico usado en su determinación, el sector de origen se ubicará en aquel lugar donde la profundidad denotada por los efectos de la combustión y su relación con los factores coadyuvantes para su incrementación, asumen valores tales que, efectuando un cotejo de relación y continuidad, se evidencia una clara, normal y definida localización del fenómeno, siempre claro está, en función de los datos físicos constatados. En consecuencia, por las razones invocadas, es en dicha zona de origen donde se tendrá que buscar el agente térmico iniciador del proceso, lo que de suyo prueba la Importancia del referido cometido, ya que, en un incendio de grandes proporciones, la tarea investigativa se tomará sumamente engorrosa, dado la mayor extensión del campo operativo y la mayor posibilidad de factores de gestación a considerar, todo ello en detrimento de la rapidez del trámite, que en hechos de tal naturaleza se exige.
Las marcas de fuego son los efectos físicos, visibles o medibles que permanecen después del incendio. Por ejemplo, los efectos térmicos en los materiales tales como carbonizado, oxidación, consumo de combustibles, humo, depósitos de hollín, distorsión, fundido, cambios de color, cambios en la estructura de los materiales, hundimiento de edificios y otros. Para su estudio se dividen en dos grandes grupos: de MOVIMIENTO e INTENSIDAD. . La producción de líneas y zonas de demarcación y las consiguientes marcas de fuego que definen, dependen de una combinación de variables: el propio material, la cantidad de calor liberada por el fuego, las actividades de supresión, la temperatura de la fuente de calor, la ventilación y la cantidad de tiempo que el material ha estado expuesto al calor. Por ejemplo, un material concreto puede presentar las mismas marcas de exposición al calor producido por una fuente de baja temperatura durante mucho tiempo que por una fuerte de alta temperatura durante poco tiempo. El investigador debe tener esto en cuenta cuando analice las marcas del fuego.
Por ejemplo, si la parte superior de los listones de las paredes de paneles de madera está quemada cada vez hasta más abajo, se puede aplicar el análisis de las marcas en «punta de flecha» para analizar la propagación del fuego. Heridas de las víctimas. El investigador debe anotar minuciosamente y documentar la posición y estado de todas las víctimas de un incendio y su relación con otros objetos o víctimas. Los informes de las autopsias y los historiales médicos pueden ofrecer información útil de los daños por quemaduras. Por ejemplo, las marcas de daños y las zonas protegidas se pueden utilizar de modo similar a los de daños en los muebles y otros puntos explicados anteriormente. Tipos de marcas de fuego. MARCAS DE MOVIMIENTO: EXFOLIACION: Se denomina así a la afectación que el fuego ocasiona en el hormigón o en las paredes de mampostería de ladrillos y revoques de la misma a raíz de la “pérdida de higroscopicidad” (pérdida de humedad de la mezcla adherente). Esto propicia que la mezcla cementicia se separe de su soporte y se precipite dejando su impronta a la vista. OXIDACIÓN : Se da en los metales ferrosos por acción de las llamas. También el agua utilizada para la extinción y el aire contribuyen a su generación. Es importante analizar este fenómeno ya que los metales muchas veces se dilatan y deforman, permitiendo establecer la trayectoria del fuego y la capacidad calorífica en grados centígrados. Esta marca de fuego resulta vital para el esclarecimiento de los incendios en vehículos ya que por ser su carrocería y estructura de hierro éstas están propensas a la rápida oxidación y por ende, en caso de no realizarse con celeridad la labor pericial, las marcas de importancia quedaran enmascaradas por el óxido, impidiendo la determinación de una causa certera.
CARBONIZACIÓN: Cuando el fuego penetra en la madera deja su impronta a modo de carbonización o también conocida como “escamado tipo piel de pescado”. Las vetas que deja una imagen “cuadriculada” en la madera como así también la pérdida de su material nos permite determinar la dirección y el sentido del frente de llama para seguir la trayectoria del fuego en función del resto de los materiales partícipes.
MARCAS DE INTENSIDAD (CALOR): Estas marcas están directamente asociadas a la propagación del fuego, resultando la CONDUCCION, la RADIACIÓN y la CONVECCIÓN. DERRETIMIENTO : Corresponde este tipo de marcas a polímeros y plásticos. Aquí la diferencia con las marcas anteriores de movimiento radica en que las deformaciones no necesariamente implican pérdida del material, vale decir que nos deja una marcada trayectoria desde la fuente de emanación y se da tanto por RADIACIÓN como por CONVECCIÓN. Dentro de esta categoría también se consideran los derretimientos de los cobertores de los conductores eléctricos que muchas veces pueden dar lugar al inicio de un incendio.
ENNEGRECIMIENTO O TIZNAMIENTO : A través de la CONVECCION, los humos y gases de combustión se evaden en el lugar del siniestro y las partículas de hollín (carbonosas incandescentes) se adhieren a las superficies más frías por diferencia de temperatura. Por el tipo de hollín incluso se puede conocer en forma organoléptica (al tacto) el tipo de material combustionado (de carbón o sintético).
El objeto que obstaculiza el recorrido de la energía calorífica puede ser sólido o líquido, combustible o no combustible. Cualquier objeto que absorba o refleje energía calorífica puede causar la producción de una sombra sobre el material que protege. La sombra de calor puede variar, enmascarar o impedir la producción de líneas identificables de demarcación que podrían haber aparecido en ese material. Sin embargo, la forma de la sombra de calor puede ayudar al investigador de un incendio a reconstruir su punto de origen. ZONAS PROTEGIDAS. La zona protegida es un concepto estrechamente relacionado en su aspecto con la sombra de calor. Se observa una zona protegida porque hay un objeto que evita que los productos de la combustión se depositen sobre el material que protege el objeto o evita que ese material se queme. El objeto que evita que se depositen los productos de la combustión puede ser un sólido o líquido, combustible o no combustible. Cualquier objeto que evite que se depositen productos de la combustión o que se queme el material protegido, puede evitar el desarrollo de un modelo sobre el material que protege. Pero los modelos producidos por las zonas protegidas pueden ayudar también al investigador de un incendio en el proceso de reconstrucción de los hechos y de determinación de su origen, indicando la situación de los objetos antes del incendio_._ SITUACIÓN DE LAS MARCAS. Las marcas del fuego se pueden encontrar en cualquier superficie que haya estado expuesta a los efectos del fuego o sus subproductos. Estas superficies pueden ser interiores, exteriores, miembros estructurales y otras superficies exteriores cercanas al lugar del incendio. Las superficies interiores serán normalmente las paredes, suelos, techos, puertas ventanas, muebles, aparatos, maquinaria, equipos, otros contenidos del edificio, bienes personales, espacios cerrados, áticos, armarios y la parte interior de las paredes.
Las superficies exteriores serán los muros, tejados, voladizos, puertas, ventanas, canalones y bajantes, pasillos (de circulación, de servicios, etc.), porches y galerías. Las superficies exteriores expuestas son los muros de edificios anejos, otras estructuras anejas, árboles y vegetación, elementos de servicio (postes, cables, contadores, depósitos de combustible, transformadores, etc.), vehículos y otros objetos. PAREDES, TECHOS Y SUELOS. A menudo se encuentran marcas de fuego en las paredes, techos y suelos. Cuando la zona de gases calientes y de llama del penacho llega a estos elementos, se producen unas marcas que el investigador puede estudiar para localizar el origen del incendio_._ PAREDES. Las marcas de fuego que aparecen en las paredes son las más notables. Pueden consistir en líneas de influencia del calor o de demarcación sobre la propia superficie de las paredes o en quemaduras más profundas. Si los revestimientos de las paredes han resultado totalmente destruidos por la combustión, en los apoyos pueden aparecer también diversas marcas, que son generalmente en y, en U, de combustión limpia o de exfoliación. TECHOS. El investigador no debe pasar por alto las marcas de fuego que aparecen en los techos o superficies inferiores de estructuras horizontales, como encimeras, mesetas, etc. La naturaleza flotante de los gases del incendio hacen que, la energía calorífica se concentre en las superficies horizontales situadas sobre la fuente de calor. Por tanto, las marcas que aparecen en la parte inferior de dichas superficies pueden ser indicativas de la posición de las fuentes de calor. Aunque las zonas inmediatamente sobre la fuente de calor y las llamas se calientan, por lo general, antes que otras zonas a las que se propaga el fuego, puede haber casos en los que el primer combustible se queme rápidamente pero que el fuego se propague después a una zona en la que haya más combustible, que arda durante más tiempo. Esto puede causar más daños en el techo que en la zona donde se declaró originariamente el incendio. Estas marcas horizontales son casi circulares. También se encuentran marcas parcialmente circulares en las uniones de las paredes con los techos o estantes y en los bordes de las mesetas o estanterías. El investigador debe establecer aproximadamente el centro de esos círculos e investigar debajo del mismo para localizar la fuente de calor. DAÑOS EN EL INTERIOR DE LAS PAREDES Y TECHOS. A veces se han interpretado los daños causados por un incendio en los elementos combustibles situados detrás de las paredes y techos como si el fuego hubiera comenzado en dichos interiores. Esto no siempre es así. Es posible que el calor causado por un fuego se transmita por conducción a través de una pared o techo y afecte a miembros estructurales de madera que haya en su interior, haciendo que ardan. La capacidad de la superficie para soportar el paso del calor a lo largo del tiempo, es lo que se llama su clasificación ignífuga (del acabado).
Los agujeros por quemaduras en los suelos, en los rastreles, umbrales de las puertas y entre la tarima o el parquet, se atribuyen con frecuencia a la presencia de líquidos combustibles. Sin embargo, esos fenómenos pueden no tener que ver con la presencia de líquidos. En ausencia de otra hipótesis que explique la presencia de combustibles, hay que pensar en el uso de acelerantes y tomar muestras. Los baldosines de vinilo afectados por el fuego presentan con frecuencia sus bordes curvados, que dejan a la vista el soporte inferior. Estos bordes curvados se pueden ver con frecuencia en situaciones en que no ha habido fuego y se deben al encogimiento natural de los baldosines debido a la pérdida de plastificante. El mismo fenómeno se produce en un incendio por la radiación procedente de la capa de gases calientes. Pero también se puede producir por líquidos inflamables. El análisis de la presencia de éstos puede ser difícil, pues los adhesivos utilizados para los baldosines también contienen hidrocarburos. Las zonas que no se han quemado después de un incendio permiten descubrir la posición de elementos que han protegido el suelo o sus revestimientos de los daños por el calor de radiación o manchas de humo. SUPERFICIES EXTERIORES. Las superficies exteriores de los edificios pueden mostrar también marcas del fuego. Además de las marcas normales, las superficies exteriores horizontales y verticales pueden estar totalmente quemadas. A igualdad de otras circunstancias, estas zonas quemadas pueden identificar los lugares en los que se ha producido una combustión más intensa o larga. CONTENIDO DEL EDIFICIO. Las superficies laterales y superiores de los muebles y otros elementos contenidos en el edificio, pueden tener también marcas del fuego. Las mismas marcas que se producen en las paredes, techos y suelos se pueden producir también en la superficie superior, inferior o lateral de los sillones, mesas, estanterías, muebles, aparatos, equipos, maquinaria u otros elementos del interior del edificio. Esas marcas serán de forma parecida, pero muchas veces serán sólo parciales debido al tamaño del soporte. ALTURA. Las marcas del fuego se pueden usar también para determinar la altura del edificio a la que ha empezado la combustión. PARTE INFERIOR DE LAS MARCAS. Lo corriente es que la parte inferior de las marcas del fuego esté más cerca de la fuente de calor. En general, los fuegos tienden a propagarse hacia arriba y hacia fuera. El penacho de gases calientes y productos de la combustión se expande y es menos densa que el aire que la rodea, y por tanto sube hacia arriba. El aumento de volumen y la flotabilidad de estos productos calientes, hace que se eleven y se extien dan. El investigador debe identificar la parte inferior de las marcas y reconocer su posible proximidad al punto de origen del incendio. GOTEO DE BRASAS. El investigador debe tener en cuenta que, durante el desarrollo de un incendio, pueden caer brasas ardiendo a los pisos inferiores y empezar a arder hacia arriba. Esto se conoce como «goteo de brasas» o fall-down. Este goteo
puede hacer que ardan otros materiales combustibles, lo cual deja marcas que no hay que confundir con las del origen del fuego. GEOMETRÍA DE LAS MARCAS DE FUEGO. Los efectos de la exposición al fuego y al humo de los elementos constructivos y el contenido de un edificio, producen marcas de distinta geometría o forma. Con el fin de identificarlas para su posterior discusión y análisis, en la práctica se definen mediante términos que indican su forma. Aunque estos términos en general no indican cómo se han formado las marcas, la naturaleza descriptiva de la terminología utilizada las hace fácilmente reconocibles. Las secciones siguientes explican las marcas por sus nombres corrientes y tratan de ofrecer información sobre cómo se han formado y cómo interpretarlas. Como la interpretación de todas las posibles marcas del fuego no tiene una explicación científica, se recomienda buscar posibles interpretaciones alternativas de cualquier marca. Además, puede encontrar marcas distintas de las descritas en esta guía. MARCAS EN FORMA DE V. Las marcas en forma de V causadas por un incendio son corrientes en todas las superficies verticales como paredes, puertas, laterales de los muebles y de los aparatos. La separación lateral de los lados de la marca se debe a. la energía calorífica radiada desde la parte superior y al movimiento hacia arriba y hacia fuera de las llamas y los gases calientes ante un obstáculo horizontal, como un techo, techo inclinado, mesa o estante. Las líneas de demarcación que producen la V pueden conducir, desde la parte superior a la inferior, hacia un punto de origen. El punto inferior o vértice de la V puede indicar a menudo el punto de origen del incendio. En general, cuando se trata de paredes combustibles, Cuanto más obtuso o ancho sea el ángulo de la V, más tiempo ha estado expuesto el material quemado al calor. Con una fuente de calor y un tiempo de combustión similares, el ángulo de la V en una superficie combustible vertical será más ancho que en una superficie no combustible. ERRORES SOBRE LAS MARCAS EN V. Un error corriente que se produce con la forma de las marcas en V, es que una V estrecha está producida por un fuego de combustión rápida mientras que una ancha lo está por un fuego de combustión lenta. En realidad, el ángulo de las líneas de demarcación de la V tiene que ver con el tamaño del fuego, velocidad de combustión, ventilación y combustibilidad de las paredes, y no exclusivamente con la producción de calor. El valor de estas marcas está en que indican la dirección de propagación del fuego, no sus causas. MARCAS EN CONO INVERTIDO. Las marcas en cono invertido o V invertida son marcas triangulares más anchas en su base que en su cúspide. Casi siempre se presentan como líneas de demarcación del calor y la temperatura sobre las paredes verticales, a partir del nivel del suelo. En general se asocian a combustibles volátiles, como líquidos combustibles o inflamables en recipientes o gas natural.
que se producen marcas en V. Las líneas de demarcación inferiores de las marcas en U están generalmente más altas que las de las marcas en V, que están más cercanas a la fuente de calor. El análisis de las marcas en U es similar al de las marcas en V, con el aspecto añadido de la relación entre la altura de la parte inferior de la U y el vértice de la V. Si hay dos marcas producidas por la misma fuente de calor, la que tenga el vértice más bajo estará más cerca de la fuente. Marcas en forma de cono truncado. Las marcas en cono truncado, también llamadas penachos truncados, son marcas tridimensionales del fuego que aparecen al mismo tiempo en superficies horizontales y verticales. Lo que crea esas marcas es la intersección o truncación del cono o del penacho en forma de reloj de arena, con las superficies verticales y horizontales. Muchas marcas producidas por el movimiento del fuego, como las en forma de V, de U, marcas circulares y en flecha, tienen que ver directamente con la forma de «cono» en tres dimensiones que adopta la energía calorífica producida por el fuego. La dispersión del calor en forma de cono está causada por la expansión natural del penacho a medida que se eleva y la propagación horizontal de la energía calorífica cuando el penacho encuentra un obstáculo en su desplazamiento vertical, como el techo de una habitación. Los daños producidos por el calor en el techo generalmente van más allá de la zona circular correspondiente al cono truncado. Las marcas en cono truncado combinan marcas en dos dimensiones, como en V, U o en flecha, sobre las superficies verticales, con las marcas que deja el fuego en el techo y otras superficies horizontales. Lo que da a las marcas en cono truncado su carácter tridimensional es la combinación de más de una marca bidimensional sobre superficies verticales y horizontales perpendiculares. Una demostración teórica de la marca en cono truncado es cuando cada una de las cuatro paredes de una habitación presenta marcas en Y o en U y en el techo aparece una marca circular. Marcas similares se pueden ver en los muebles de la habitación. MARCOS EN FORMA DE PUNTERO Y FLECHA. Estas marcas de fuego aparecen normalmente en vigas y listones verticales de madera de las paredes sobre los que se clavan los revestimientos cuya superficie ha sido destruida por el fuego o no existía. A menudo se puede identificar y reconocer el camino de avance y de propagación del fuego a lo largo de una pared, examinando la altura relativa y las formas de las marcas que aparecen en los listones que han quedado en la pared después del incendio. En general, cuanto más cortos sean y más carbonizados estén los listones, más cerca están del origen del incendio. La altura de los restantes listones aumenta a medida que lo hace su distancia a ese origen. En los listones se anotará la diferencia de altura y la magnitud de carbonización. La forma de la sección de los listones producirá «flechas» que señalan en dirección contraria al origen del fuego o a la fuente de calor. Esto está producido por la desaparición por combustión de las esquinas de los bordes de los listones, en dirección a la fuente de calor. El lateral del listón que esté más cerca de la fuente de calor, estará más carbonizado.
En el lugar del incendio son corrientes has marcas de forma circular. Estas marcas nunca son verdaderamente circulares, a no ser que sean zonas protegidas de la combustión por objetos circulares como papeleras o muebles con esta forma. PARTE INFERIOR DE LAS SUPERFICIES HORIZONTALES. Las marcas en la parte inferior de has superficies horizontales como techos, mesas y estantes, pueden ser de forma más o menos circular. Cuanto más centralizada esté ha fuente de calor, más circulares o casi circulares serán las marcas. En la parte inferior de las superficies que obstruyen parcialmente los gases calientes o los penachos, pueden aparecer marcas que representan segmentos de círculos. Esto sucede citando el borde de la superficie en la que aparece la marca no se prolonga lo suficiente como para que aparezca todo el círculo, o está junto a una pared. Dentro de la marca circular, el centro puede presentar síntomas de haber recibido mayor cantidad de calor, por ejemplo, estar más carbonizado. Si se localiza el centro de la marca, el investigador puede tener una clave importante de la fuente que ha producido más calor, inmediatamente debajo de la marca. MARCAS IRREGULARES. Las marcas irregulares, curvas o en forma de charco sobre el suelo o su revestimiento, no siempre corresponden a la presencia de líquidos combustibles, por lo que hay que analizarlas más allá de la observación visual. Las líneas de demarcación entre las zonas afectadas y no afectadas de las marcas irregulares van desde bordes bien pronunciados hasta pequeñas graduaciones, según las propiedades del material y la intensidad de exposición al calor. Los materiales más densos, como los suelos de roble, presentan por lo general líneas de demarcación más nítidas que, por ejemplo, las moquetas termoplásticas (de nylon). Si la moqueta no lleva hacking, las marcas pueden ser más nítidas. Estas marcas son corrientes cuando el fuego afecta a toda la habitación, cuando se tarda mucho en apagarlo o cuando se hunde el edificio y pueden ser resultado de los efectos de los gases calientes, de restos ardiendo o de brasas, de plásticos fundidos o de líquidos combustibles. Si se sospecha la presencia de líquidos combustibles, hay que buscar pruebas que ha apoyen, tales como un indicador de gases combustibles, eh análisis químico de los restos en busca de residuos o la presencia de recipientes. Hay que tener en cuenta que, cuando se queman o pirolizan, muchos plásticos desprenden gases de hidrocarburos, que pueden tener un olor semejante al de los productos petrolíferos y se pueden detectar con indicadores de gases combustibles cuando no se han utilizado líquidos combustibles como acelerantes. Una lectura «positiva» debe llevar a ulteriores investigaciones y a la recogida de muestras para hacer un análisis químico más detallado. También hay que tener en cuenta que los productos de la pirolisis, incluidos los hidrocarburos, se pueden detectar mediante cromatografía de gases de los restos del fuego, si no se han utilizado acelerantes. Cuando se analizan en el laboratorio restos de moqueta o alfombra, puede ser útil que mar una parte de la muestra que estuviera sin quemar y comparar las dos muestras mediante cromatografía de gases. Comparando los resultados de las muestras, antes y después de quemarlas, con los restos recogidos en el lugar del incendio, se puede determinar si los residuos encontrados eran o no productos de la pirolisis o procedentes de acelerantes.